3 de junio de 2014

X-MEN: LA DECISIÓN FINAL (2006)



















Después del éxito de X-Men (2000) y del éxito, aún mayor, de X2 (2003), una tercera entrega de esta saga era algo de lo más esperado. Sin embargo, la cosa al final no saldría como se esperaba.

Tras la muerte de Jean Grey (Famke Janssen), el profesor Charles Xavier (Patrick Stewart) y los demás integrantes de la Patrulla X tratan de continuar con sus vidas. No obstante, los dos hombres que amaban a Jean (Lobezno) y Cíclope (James Marsden), no han superado su muerte; aunque Lobezno parece llevarlo mejor y ayuda en la escuela mutante mientras Cíclope pasa las horas deprimido. Por otro lado, Magneto (Ian McKellen), junto con sus principales lugartenientes, Mística (Rebecca Romijn) y Pyro (Aaron Stanford), ha reunido un gran ejército de mutantes para continuar su guerra contra los humanos y lograr la supremacía mutante.

Las cosas se alteran dentro de los X-Men cuando Jean regresa misteriosamente de entre los muertos. Pero lo más misterioso es que Cíclope ha desaparecido y ella manifiesta un comportamiento extraño. Será entonces cuando Xavier diga que dentro de ella se oculta un gran poder, pero también una fuerza maligna. Pero ya es tarde, puesto que Jean escapa. Mientras tanto, un empresario ha logrado crear una cura del gen mutante capaz de volver a los mutantes a su estado humano. Esto no es bien visto por Magneto, pero tampoco por miembros de la Patrulla X como Tormenta; aunque otros, como Pícara (Anna Paquin), lo ven como una salvación y una nueva oportunidad.



Después de dirigir las dos primeras entregas, Bryan Singer se preparaba para repetir funciones en una tercera entrega que culminara de forma épica esta trilogía. Sin embargo, en 2004 le surgió la oportunidad de dirigir la nueva película de Superman y no la dejó escapar. Así que se fue a la Warner, llevándose consigo a los guionistas Michael Dougherty y Dan Harris y al actor James Marsden, quién da vida a Cíclope; aunque este aparecería brevemente en la tercera para morir.

Molestos con la marcha de Singer, la Fox buscó un nuevo director. Directores como Darren Aronofsky –propuesto por Hugh Jackman; quién años después lo quiso también para la segunda película de Lobezno –, Joss Whedon, Rob Bowman, Alex Proyas y hasta Zack Snyder fueron tanteados hasta que Matthew Vaughn resultó el primer elegido. Por entonces, Vaughn solo había dirigido la película Crimen Organizado (2004) y era más conocido por sus trabajos como productor; especialmente, los que hizo para las películas de Guy Ritchie, Lock & Stock (1998) y Snatch: Cerdos y Diamantes (2000), los cuales le dieron cierto prestigio.

Bajo la batuta de Vaughn, entre otras cosas, se eligió a Kelsey Grammer, el popular Frasie Crane de la serie Cheers y su spin-off homónimo, para dar vida a Bestia. Sin embargo, el tipo terminaría abandonando el proyecto alegando que los plazos que le impuso la Fox le impedían hacer la película que tenía en mente; habría que esperar unos cinco años para que nos deleitara con X-Men: First Class (2011).

Finalmente, el elegido fue Brett Ratner quién, curiosamente, estuvo vinculado a la nueva película de Superman antes que Singer llegara a ella. El guión corrió a cargo de Simon Kinberg y Zak Penn, los cuales se inspiraron principalmente en la saga de Fenix Oscura –algo de esperar en vista de cómo terminó el personaje de Jean Grey en la segunda entrega –y el volumen Gifted, de la serie Astonishing X-Men, de Joss Whedon y John Cassaday, donde principalmente sacaron todo el asunto de la cura mutante.

Con un espectacular presupuesto de 210 millones de dólares, recaudó 234 millones solo en EEUU y 225 millones en el resto del mundo, haciendo un total de 459 millones de dólares que la convertían en la película de la saga más taquillera hasta que, recientemente, X-Men: Días del Futuro Pasado le ha arrebatado el puesto superando los 500 millones de dólares.

Taquilla aparta, la película no gustó mucho a público y crítica y, desde luego, la mayoría de los fans de los cómics y de las primeras películas no guardan muy buen recuerdo de ella.

¿Y qué opino yo de esta película? Pues a eso es a lo que voy.

A mí la película no me parece mala. Está bien dirigida, tiene unas buenas escenas de acción, un notable diseño de producción y unos muy logrados efectos especiales –con excepción de la escena del principio, donde vemos a un Charles Xavier y un Magneto rejuvenecidos de la forma más chapucera posible –. Es una película que se deja ver sin problemas y entretiene bastante.



Sin embargo, supone un bajón tremendamente enorme en comparación con sus dos predecesoras, a las que no les llega ni a la suela del zapato.

Brett Ratner no es mal director, al contrario, el tipo dirige bien, maneja notablemente a los actores y nos ofrece muy buenos momentos, como la impresionante escena en la que Magneto hace volar el Golden Gate o la espectacular batalla final. Sin embargo, no logra llegar a la brillantez de Bryan Singer, cuya ausencia no para de notarse a lo largo de todo el film.

Yo pienso que este proyecto le venía grande desde el principio, ya que las dos primeras películas dejaron el listón muy alto.

Sin embargo, el gran problema de la película no es Ratner, si no su guión, el cual no es malo del todo, pero no consigue dotar a la película de la épica necesaria; sobre todo, en la parte correspondiente a Fenix Oscura, la cual está tratada aquí de una forma un tanto superficial e insustancial, sin dotarla de toda la oscuridad y la carga dramática que esta posee en los comics. Lo mismo ocurre con la parte de la cura mutante, la cual no llega a resultar tan interesante como debería. Y mejor no hablo de la parte correspondiente a los Centinelas y la Sala de Peligro porque, a pesar de lo muy cacareado que fue la inclusión de estos elementos en su día, al final la cosa quedó en una simple aparición al principio del film; hablo de la sala, porque de los Centinelas lo máximo que llegamos a ver es la cabeza de uno rodando por el suelo. Ni tan siquiera la –supuesta –muerte de Charles Xavier llega a resultar tan impactante como debería.

Sin embargo, si la película tiene un fallo principal es el siguiente: la gran cantidad de mutantes incluidos en el film.

Bueno, ese no es el problema en sí, porque está bien que a cada película que vaya haciendo se introduzcan cada vez más mutantes nuevos. El problema es que aquí nos meten de golpe una gran cantidad de mutantes en una película que solo dura ¡104 minutos!, ni tan siquiera llega a las dos horas de duración. Por lo que no es de extrañar que algunos personajes nuevos den la sensación de estar metidos con calzador, como Ángel; y eso que este tiene bastante importancia en la trama por la implicación de su padre en todo el asunto de la cura mutante.

Pero también hace que algunos personajes veteranos tengan una presencia reducida para dejar sitio a los nuevos. Dos buenos ejemplos son Pícara y Mística, que gozaron de gran protagonismo en las primeras películas –sobre todo en la segunda –y aquí se las pasan por el forro. Aunque peor ocurre con otros personajes que, tras reducirse mucho su presencia, al final fueron eliminados del todo; como Rondador Nocturno que, pese al interés del actor Alan Cumming de regresar –a pesar de la poca gracia que le hacían las largas sesiones de maquillaje a la que debía someterse –, fue eliminado por orden del estudio, que veía innecesarias tantas horas de maquillaje para un personaje que iba a salir poco.


Sobre el reparto, pues no hay mucho que decir. Sobre los actores que repiten, todos hacen un buen trabajo; especialmente Hugh Jackman y Famke Janssen, quienes hacen aquí uno de sus mejores trabajos en toda la saga. En cuanto a los nuevos, también están muy acertados en sus respectivos papeles. De estos últimos destaco a la siempre fantástica Ellen Page, que está impecable como Shadowcat –personaje que ya ha aparecido en las anteriores entregas, aunque interpretada por otras actrices –y a un impresionante Kelsey Grammer como Bestia.

Pues eso. Como ya he dicho antes, la película no es mala del todo. Es entretenida, se deja ver sin problemas y el acabado final hace que se merezca el aprobado –aunque sea por los pelos –.

Sin embargo, está muy alejada de la calidad y brillantez de sus predecesoras y, desde luego, no es el digno y épico final que se merecía esta trilogía después de una primera entrega muy buena y una segunda entrega aún mejor.

Yo es que no me cansaré de decir que Bryan Singer se equivocó al irse con Superman  y dejar plantados a los mutantes privándoles del gran final que se merecían. Y, ahora que he visto hace poco X-Men: Días del Futuro Pasado –de la que pronto tendréis mi review en este blog –, me reafirmo en mis afirmaciones.














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