29 de diciembre de 2015

STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA (2015)





¡ATENCIÓN! Advierto que esta review contiene muchos SPOILERS y de lo más reveladores. Advierto a quienes no hayan visto la película aún que se abstengan de leerla y, si deciden leerla de todas maneras, que lo hagan bajo su total responsabilidad.



















Diez años después del estreno de La Venganza de los Sith, la saga Star Wars ha vuelto otra vez a los cines. Esta vez, bajo el sello de Disney, la cual se hizo con la franquicia tras la compra de Lucasfilm a George Lucas en 2012.

La película ha sido dirigida por J.J. Abrams, todo un gran fan de la saga, y recupera a los protagonistas originales en lo que es un claro ejercicio de nostalgia.

Han pasado 30 años desde la batalla de Endor y la caída del Imperio Galáctico. Ahora, la galaxia está dividida en dos regímenes que viven en constante estado de guerra fría. Uno es la Nueva República y otro es la Primera Orden, la cual surgió de los restos del Imperio Galáctico y está dirigida por un misterioso personaje conocido como el Líder Supremo Snoke (Andy Serkis). Contra este régimen lucha la Resistencia, heredera de la famosa Alianza Rebelde que luchó contra el Imperio Galáctico. Su líder, la ahora general Leia Organa (Carrie Fisher), está sumida en la búsqueda de su hermano, Luke Skywalker (Mark Hamill), quién desapareció después de que su intento de entrenar una nueva generación de caballeros Jedis resultara un fracaso cuando uno de los nuevos caballeros se pasó al lado oscuro.

Siguiendo las órdenes de Leia, Poe Dameron (Oscar Isaac), el mejor piloto de la Resistencia, llega hasta el planeta Jakku, donde obtiene parte del mapa que indica la localización de Luke –quién se dice que fue en busca del primer templo Jedi –de manos de Lor San Takka (Max von Sydow). Pero, en esos momentos, llegan tropas de la Primera Orden comandadas por Kylo Ren (Adam Driver), quién idolatra al mítico Darth Vader y está entrenado en las artes Sith; este también busca el mapa y, sobre todo, a Skywalker. Kylo Ren asesina a Takka y captura a Poe. Sin embargo, poco antes, Poe pudo esconder el mapa en BB-8, su androide de vuelo. Poe es llevado a un destructor, donde es interrogado. Pero, poco después, es ayudado a escapar por FN-2187 (John Boyega), un stormtrooper que ha decidido desertar horrorizado por las atrocidades de la Primera Orden; en la huída, Poe lo rebautiza como Finn. Mientras, en Jakku, BB-8 se encuentra con Rey (Daisy Ridley), una joven que malvive en el planeta como chatarrera mientras espera el regreso de su familia.


George Lucas creó Star Wars como una larga saga de nueve películas divididas en tres trilogías que comenzaría a narrarse por el medio. Sus planes eran realizar primero los episodios 4, 5 y 6, luego realizar los tres primeros episodios en forma de precuelas y, finalmente, finalizar la saga con los tres episodios finales.

La primera trilogía está compuesta por La Guerra de las Galaxias (1977) –que dirigió el propio Lucas –, El Imperio Contraataca (Irvin Kershner, 1980) y El Retorno del Jedi (Richard Marquand, 1983), tres películas que no necesitan presentación. A esta le siguió la trilogía de precuelas, pero esta tardó mucho en llegar a causa de diversos factores.

El caso es que la trilogía de precuelas no llegaría hasta finales del siglo XX, después de que Parque Jurásico (Steven Spielberg, 1993) consagrase los efectos especiales por ordenador y Lucas reestrenase en 1997 las copias remasterizadas de la primera trilogía.

Estrenada en medio de una gran expectación, La Amenaza Fantasma (1999) –donde Lucas retomó la dirección 28 años después de haber dirigido La Guerra de las Galaxias –fue un enorme éxito de taquilla, pero terminó decepcionando a la mayoría de los fans, que no perdonaron cosas como el tono infantil de la película o el odioso Jar Jar Binks –el personaje digital que más instintos asesinos despierta en la gente –.

El Ataque de los Clones (2002) y La Venganza de los Sith (2005) –también dirigidas por Lucas –mejoraron la cosa, pero no lograron estar a la altura de la trilogía original y no recuperaron la confianza de todos los fans decepcionados.

Después de esto, la saga siguió explotándose en series de animación, cómics, libros y videojuegos. En cambio, en cine estaba prácticamente muerta. Se hizo una película de animación, Star Wars: La Guerra Clon (Dave Filoni, 2008) –que no era más que un episodio alargado de la serie de Tv de mismo título –, pero de las tres entregas finales de la saga principal no se volvió a saber nada. Incluso, George Lucas llegó a decir en declaraciones que hizo cuando se estrenó El Ataque de los Clones o La Venganza de los Sith –o puede que las dos, no me acuerdo muy bien –que la saga solo eran seis películas.

En todo caso, parecía que, finalmente, la saga se iba a quedar en seis películas y que ya no se harían más entregas de la saga hasta que, en 2012, Lucas sorprendió a todo el mundo vendiendo Lucasfilm y toda la franquicia Star Wars a Disney, la cual le pagó 4.000 millones de dólares por ella; dinero que Lucas entregó completamente a la beneficencia –algo que no me extraña, ya que, con la inmensa fortuna que debe haber amasado en las últimas casi cuatro décadas, aquello debía ser calderilla para él –.

Todavía hoy muchos se preguntan qué fue lo que llevó a Lucas a deshacerse de su gran creación. Seguramente, la avalancha de malas críticas –sumándole un montón de insultos y descalificaciones –que recibió por la segunda trilogía y por las continuas remasterizaciones que está haciendo de la trilogía original tuvieran que ver en esto. Aunque, yo creo que la realidad es que él mismo haya terminado dándose cuenta que, con el paso del tiempo, ha terminado convirtiéndose en lo que más odiaba en su juventud –un alto ejecutivo cinematográfico sin escrúpulos –y viese que él es un peligro para la saga.

Dejando esto a un lado, Disney tenía que amortizar el dineral que pagó por esta franquicia y, rápidamente, puso en marcha una nueva entrega que sería el Episodio VII de la saga, continuando la historia tras El Retorno del Jedi, y que sería el inicio de una nueva trilogía que, además, estaría sazonada con unos cuantos spin-offs; de momento, hay dos, uno sobre el robo de los planos de la Estrella de la Muerte y otro sobre la juventud de Han Solo.

Volviendo a esta película, Michael Arndt (Pequeña Miss Sunshine, Toy Story 3) fue contratado para escribir el guión y, tras tantear a varios directores, el elegido fue, finalmente, J.J. Abrams, quién ya había hecho un gran trabajo resucitando para Paramount Pictures la saga Star Trek con las estupendas Star Trek (2009) y Star Trek Into Darkness (2013) y, además, es un gran fan de Star Wars.


A Abrams no le convenció el guión de Arndt y lo reescribió con ayuda de todo un veterano de la saga, Lawrence Kasdan, quien trabajó en los guiones de El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi. Luego, reunió un gran reparto donde los protagonistas de la trilogía original se juntaban con nuevos actores en una especie de relevo a una nueva generación.

Y así llegamos a la película que nos ocupa, la cual lleva el título de El Despertar de la Fuerza; aunque, originalmente, iba a llamarse Sombra del Imperio, título claramente inspirado en Sombras del Imperio, un proyecto multimedia lanzado por George Lucas en 1996 ambientado entre El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi que consistía en una novela y varios cómics y videojuegos.

La película se estrenó en gran parte del mundo el pasado 18 de diciembre y, como era de esperar, está rompiendo las taquillas de todo el mundo. La película, que ha costado 200 millones de dólares, no para de batir records y, en tan solo una semana, lleva ya recaudados 544 millones de dólares solo en EEUU y 546 millones en el resto del mundo, haciendo una recaudación global de 1.090 millones de dólares.

¡La película ha superado los 1.000 millones en tan solo una semana! Y las cifras seguirán creciendo. Ya muchos predicen que podría superar los 3.000 millones, acabando con el reinado de Avatar (James Cameron, 2009) y convirtiéndose en la película más taquillera de la historia. Veremos a ver.

Por su parte, entre la crítica, el público y los fans hay división de opiniones; para unos les ha parecido muy buena mientras que otros se han sentido decepcionados.

¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.

Antes de empezar, quiero dejar claro que soy muy, pero que muy, fan de Star Wars. He crecido viendo las películas de la saga original, he leído todo lo que hay que leer del universo expandido y he devorado todo lo relacionado con ella. Puede que no llegue al fanatismo de los que van a los estrenos o las convenciones disfrazados y portando espadas láser de pega pero, aún así, AMO STAR WARS.

Una vez dejado esto claro, pongámonos con la película.

La verdad es que me HA ENCANTADO. He disfrutado enormemente viéndola, las dos horas que dura se me han pasado volando y, cuando salía de verla, tenía unas ganas enormes de verla de nuevo.

La película es muy buena. Está muy bien dirigida por J.J. Abrams, quién ha hecho un estupendo trabajo, con un ritmo que nunca decae, unas escenas de acción espectaculares y muy bien filmadas, y una estupenda dirección de actores.

Aunque, donde mejor ha estado Abrams es en su fidelidad a la saga original. Como ya he dicho, el tipo es un gran fan de Star Wars y, como ya nos ha demostrado este mismo año Jurassic World (Colin Trevorrow, 2015), no hay nadie mejor a quién encomendarle la resurrección de una saga que a alguien que es un gran fan de esta y, además, tiene mucho talento. Y esto se puede apreciar en lo mucho que Abrams se ha tomado en serio esta película y en el empeño, las ganas y, sobre todo, el sentimiento que ha puesto en ella.

Visualmente, es impresionante como ha recreado el estilo visual de la saga original adaptándolo a los nuevos tiempos y las nuevas tecnologías. Todo gracias, especialmente, a un logradísimo diseño de producción y unos estupendos efectos especiales donde, entre otras cosas, se agradece mucho que no haya abusado del CGI tanto como hizo Lucas en la trilogía de precuelas.


Además, también nos ofrece momentos épicos y de gran poesía visual, como cuando destruyen la Nueva República, el discurso previo a esta destrucción, la muerte de Han Solo, el duelo de sables láser en la nieve o la aparición de Luke Skywalker al final.

Todo ello ayudado por un eficaz guión que pasa de las situaciones forzadas y el humor absurdo, ofreciéndonos buenos diálogos y situaciones dramáticas; además de unos golpes de humor más logrados y bien insertados en la trama. Aunque, lo mejor es un formidable tratamiento de los personajes, a lo que ayudan muy bien un elaborado reparto; lo cual, es otro gran acierto de la película.

Desde luego, los actores están muy bien en sus respectivos papeles. Comenzando por los que repiten de la trilogía original, los cuales vuelven a estar tan acertados como lo estuvieron en su día y hacen un estupendo trabajo. Aquí quién más destaca es, sin duda, Harrison Ford, que vuelve a tan formidable y carismático como el primer día dando vida a Han Solo y logra que ninguno de los nuevos actores le haga sombra; y eso que estos tenían muchas posibilidades de hacerlo.

Es una pena que el actor se despida de la saga en vista de cómo termina su personaje en la película. El tipo ya pidió varias veces que mataran a Han Solo y, al final, le han terminado complaciendo; aunque, como ya he dicho antes, la escena de su muerte es uno de los momentos más épicos, impresionantes y bellos –visualmente hablando, claro –de la película.

Sobre los actores nuevos, todos hacen un buen trabajo; algunos mejores que otros, pero, en el fondo, todos están muy bien.

John Boyega está genial en su papel en su papel de stormtrooper redimido; el cual da bastante juego en la película y puede dar bastante más juego en los episodios siguientes.

Oscar Isaac también está muy bien en su papel del piloto Poe Dameron, un personaje de lo más carismático que, desgraciadamente, desaprovechan mucho en la película. Sin embargo, algo me dice que tendrá más protagonismo en las próximas entregas.


El villano principal, Adam Driver, también me ha gustado mucho. Recuerdo que, cuando vi las primeras imágenes de él sin la máscara, lo encontré algo ridículo; pero, una vez viéndolo en la película, el tipo convence bastante. Además, su personaje, Kylo Ren, aunque muy lejos de estar a la altura del gran Darth Vader, es un estupendo villano.

Pero, quién ha sobresalido por encima de todo el mundo y ha terminado robándose toda la película es, sin duda, Daisy Ridley. Está fantástica en todo momento en su papel de Rey, haciendo un trabajo excelente y robándose todas las escenas en las que sale. Ella es, sin duda, la gran protagonista de la película, prácticamente, lo que fue Mark Hamill a la trilogía original; de hecho, en la película la presenta, prácticamente, como la heredera de Luke Skywalker –y no me extrañaría que, finalmente, resultase ser su hija –.

Además de su gran interpretación, la chica es también toda una action girl, desenvolviéndose estupendamente en las escenas de acción. Precisamente, es ella la que protagoniza el duelo de sables láser del final en la nieve contra Kylo Ren –ya que lo de John Boyega fue solo para despistar; aunque, Harrison Ford terminó yéndose de la lengua –, una escena maravillosa, épica e impresionante.

Aunque, esa escena está creando controversia, ya que muchos no entienden que alguien que no ha sido entrenada en las artes Jedis sepa manejar tan bien la espada láser o utilizar la Fuerza. Sin embargo, esa gente olvida que los Jedis suelen ser entrenados desde muy pequeños, así qué ¿quién nos dice que no fue entrenada antes de que la dejaran tirada en Jakku? Además, el personaje todavía guarda muchos misterios que, seguramente, se irán rebelando en los episodios siguientes. Así que es todavía pronto para ir sacando conjeturas.

 Dejando todo esto a un lado, para mi Daisy Ridley ha estado fantástica, es una estupenda actriz y la gran estrella de esta película y de esta nueva trilogía. Además, su Rey ya se encuentra entre mis heroínas cinematográficas favoritas.

Como ya he dicho, la película me ha encantado, he disfrutado enormemente con ella y, como entrega de la saga Star Wars, está entre las mejores. Sin embargo, a pesar de todo ello, la película tiene varios defectos que evitan que sea una obra maestra como La Guerra de las Galaxias y El Imperio Contraataca y la colocan más a la altura de El Retorno del Jedi, una película estupenda, pero con varios defectos que la hacen ser la películas más floja de la trilogía original.

Su principal defecto está en la historia. Los detractores no paran de decir que la película es un remake encubierto de La Guerra de las Galaxias y, la verdad, no van mal encaminados. La película no es un remake, ni mucho menos, pero no puedes evitar muchas veces tener sensación de deja vu varias veces. De nuevo tenemos un androide que guarda planos en su interior al que persiguen los malos, de nuevo tenemos una escena en una cantina, de nuevo tenemos una gran arma muy destructiva en poder de los malos a la que hay que destruir… Puede que esto les rechine a muchos, pero para mí la película tiene suficientes virtudes como para pasar esto por alto.

Otro defecto es que desaprovechan a varios personajes, como el ya mencionado Poe Dameron, la Capitana Phasma, a la que da vida Gwendoline Christie –quién da vida a Brienne de Tarth en Juego de Tronos -, quién no tiene un solo momento relevante a pesar de lo interesante del personaje o el gran Max von Sydow, a quién matan al principio.


Aunque, si hay algo desaprovechado en la película es, sin duda, la Nueva República, la cual solo se la ve casi de refilón en la escena en la que la destruyen. Pienso que debía haber tenido algo más de presencia y así mostrarnos más el estado de guerra fría que se vive en la galaxia. O, al menos, haber metido una escena que nos deje ver esto, como la aquella escena de Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2014) en la que el personaje de Glenn Close, la Nova Prime, conversaba con el embajador del Imperio Kree; aquí debían haber metido una escena de ese tipo, una conversación entre el General Hux (Domhnall Gleeson) con un representante de la Nueva República amenazándoles por ayudar a la Resistencia.

No obstante, el mayor defecto que he encontrado en la película es, sin duda, el Líder Supremo Snoke. El personaje no es que sea malo y, técnicamente, está hecho con captura de movimientos por el mejor actor en este tipo de papeles, Andy Serkis. El problema es su diseño, el cual no me ha gustado nada. Esperaba algo más terrorífico que lo que se ve al final de la película; además, no creo que su tamaña sea tan grande, creo que es por la representación holográfica.

En resumen.

El Despertar de la Fuerza ha sido un regreso de la saga galáctica por la puerta grande y la prueba definitiva de que hay vida para Star Wars más allá de George Lucas.








10 de diciembre de 2015

SPECTRE (2015)















Después del enorme éxito de Skyfall (2012), nos llega la nueva entrega –la número 24 en total –de la saga de James Bond, la cual repite director y donde Daniel Craig da vida a James Bond por cuarta vez.

No obstante, lo más llamativo de la película es el regreso de ESPECTRA, la famosa –y mítica –organización criminal a la que el James Bond clásico –el interpretado por Sean Connery –se enfrentaba.

La historia comienza en Ciudad de México, donde James Bond (Daniel Craig) se encuentra siguiendo la pista a un misterioso tipo que pretende atentar en la ciudad. Tras una espectacular persecución, logra matarlo; no si antes quitarle un anillo con un misterioso símbolo. De regreso a Londres, sus actos en México tienen consecuencias, ya que actuó por su cuenta siguiendo instrucciones que M (Judi Dench) dejó antes de morir. Bond es suspendido indefinidamente por el nuevo M (Ralph Fiennes), quién se encuentra en una situación delicada, ya que C (Andrew Scott), un miembro del gobierno, pretende cerrar la unidad 00 y fusionar el MI6 con los servicios secretos de otros países miembros de una iniciativa de cooperación conocida como Nine Eyes.

Bond vuelve a desobedecer a M y se traslada a Roma, donde se encuentra con la esposa (Monica Bellucci) del tipo al que mató en México, quién le indica cómo llegar a una reunión de la organización para la que trabajaba su esposo. Allí, James reconoce al tipo que lidera la organización (Christoph Waltz) y este le reconoce también. Bond logra huir y, tras hablar con Q (Ben Whishaw), sigue una pista que le lleva hasta Mr. White (Jesper Christensen), a quién la organización quiere asesinar. Lo encuentra moribundo tras haber sido envenenado con Talio. Antes de suicidarse, le dice que encuentre a su hija (Léa Seydoux), ya que esta le llevará hasta L'Américain, donde está la clave para encontrar a esa organización.


Esta nueva entrega venía precedida de una gran expectación. No solo porque viene precedida del gran éxito de Skyfall, sino porque supone, como ya he dicho, el regreso de la famosa organización ESPECTRA; rebelando que –tal y como imaginábamos –se trata de esa misteriosa organización que aparecía en Casino Royale (Martin Campbell, 2006) y Quantum of Solace (Marc Forster, 2008).

Ian Fleming creó esta organización para la novela Operación Trueno (1961), en la que están basadas las películas Operación Trueno (Terence Young, 1965) –perteneciente a la saga oficial -y Nunca digas nunca Jamás (Irvin Kershner, 1983) –película independiente de la saga oficial –. No obstante, lo hizo utilizando un guión –que no se llegó a filmar –de Kevin McClory, lo que generó un problema de derechos que no se resolvió hasta hace dos años; de ahí que en las películas de 2006 y 2008 la organización no pudiera ser nombrada ESPECTRA.

Con el título de SPECTRE, un impresionante reparto y el director Sam Mendes de nuevo a los mandos, la película levantó unas expectativas enormes. Sin embargo, en los meses previos a su estreno estuvo también rodeada por la polémica.

Para empezar, el guión escrito por John Logan no gustó a los productores, lo que les llevó a ser reescrito; primero por dos habituales de la saga, Neal Purvis y Robert Wade, y luego por el dramaturgo Jez Butterworth. Después, a finales de 2014, Sony Pictures sufrió el famoso hackeo que sacó a la luz muchas cosas de la producción de esta película, como problemas de presupuesto, y hasta llegó a filtrarse un guión de la misma.

Aunque, lo que más negativamente ha afectado –y está afectando todavía –negativamente a la película es la actitud de Daniel Craig, el actor que da vida a Bond. Al tipo todavía le queda una película más de contrato para seguir siendo 007, pero no para de manifestar que ya no quiere interpretar más al personaje –llegando a decir que hasta se cortaría las venas antes de interpretarlo –y no para de despotricar contra él.

Con todo esto, la película llegó a los cines el pasado 6 de noviembre y en taquilla no le está yendo mal. Con un enorme presupuesto de 250 millones de dólares –que podrían haber sido 300 si MGM no hubiese pedido que se recortaran gastos –, la película lleva recaudados 186 millones en EEUU y 607 millones en el resto del mundo, haciendo un total de 793 millones de dólares. Un gran éxito, pero no repite el taquillazo de Skyfall y es más que probable que ni tan siquiera llegue a superar los 1.000 millones.

Desde luego, el boca a boca no es que le haya ayudado. La mayoría del público no ha salido de verla muy entusiasmado y lo mismo podría decirse de la crítica, que coincide casi unánimemente en que la película no ha cumplido las expectativas.

Ya sabéis –porque lo he dicho ya un sinfín de veces –que yo no suelo dejarme llevar por las opiniones de la crítica ni la mayoría del público. Sin embargo, aquí debo decir que la mayoría de las opiniones tienen razón.

La película no es mala, pero si ha sido muy decepcionante. Y es que es verdad, se esperaba mucho más de ella. Skyfall fue una película estupenda y esta película debería haber sido mucho mejor que aquella. Pero no ha sido así. La película, aunque no es mala, tiene una gran cantidad de defectos que la hacen bajar mucho la nota.


Comenzando por la dirección. Sam Mendes no la ha dirigido mal, el tipo ha hecho un buen trabajo. Sin embargo, su dirección en esta película la he encontrado muy fría y apagada, sin nada brillo; todo lo contrario que en Skyfall, donde dirigió con más fuerza y más garra. Aquí, en cambio, el tipo parece que ha dirigido la película sin ganas; me ha llegado a recordar a Steven Spielberg en El Mundo Perdido: Jurassic Park (1997). Antes del estreno, el tipo dejó claro en unas declaraciones que no piensa volver a dirigir más películas de James Bond, por lo que no hay duda de que ha dirigido la película sin ganas.

El único momento de verdadero talento en toda la película es en la escena pre-créditos iniciales en México, con ese plano secuencia muy logrado y la brutal pelea en el helicóptero; todo con la festividad del Día de los Muertos de fondo. Ahí parecía que la película prometía. Sin embargo, rápidamente se va desinflando a marchas forzadas.

Luego no ayuda nada un guión de lo más simplón. Yo es que no entiendo a que vinieron tantas reescrituras para, al final, ofrecernos un guión tan pobre; no malo del todo, pero si muy pobre. Es que todo es muy mecánico, con James Bond yendo de un lado para otro sin entender muy bien del todo el por qué hasta llegar a una confrontación final que deja muchísimo que desear. La forma en que revela la conexión de los villanos de las anteriores películas con ESPECTRA es terriblemente forzada y rápida –como si se la quisieran quitar de encima lo antes posible –y la parte de la conexión del pasado de Bond con el villano principal está muy cogida con pinzas.

Las escenas de acción son trepidantes, espectaculares y están muy bien filmadas. Sin embargo, a diferencia de películas anteriores, no surgen de manera espontanea. Bueno, si surgen de manera espontanea, pero no dan en ningún momento esa sensación; todo lo contrario, dan la sensación de estar metidas con calzador.

Además, algunas se hacen muy raras de ver. Un buen ejemplo es la persecución de coches en Roma, muy espectacular y trepidante, pero que solo son dos coches corriendo por una ciudad COMPLETAMENTE DESIERTA; a veces llega a parecer más una carrera que una persecución.

Lo mismo ocurre en la pelea en el tren. Se supone que están en un tren de pasajeros y todo comienza en el vagón comedor. Pero, cuando comienza la pelea, el resto de los pasajeros desaparece y, a pesar de que lo van destrozando todo, nadie del personal del tren acude allí; es que me dio la sensación de que estaban en un TREN FANTASMA, en serio.

En cuanto a al propio James Bond…

A mi Daniel Craig me gusta mucho como 007. Tuve mis dudas cuando lo eligieron para Casino Royale, no lo voy a negar –aunque yo le di un voto de confianza y no puse el grito en el cielo, como hicieron muchos –, pero me terminó resultando un estupendo James Bond. Sin embargo, aquí no le he encontrado tan acertado. En las anteriores películas el tipo estaba genial, despedía carisma en todos y cada uno de los fotogramas. Pero en esta película el tipo está muy seco y hasta inexpresivo en muchos momentos. Como ya he dicho antes, el tipo está harto de ser James Bond y en esta película se empeña en demostrarlo.


Su química con la Chica Bond principal es totalmente inexistente. Cosa que, claramente, es culpa suya, porque la actriz, la estupenda Léa Seydoux, hace un trabajo estupendo y se esfuerza en sacar su personaje adelante en todo momento a pesar de que el guión no lo termina de desarrollar del todo.

La otra Chica Bond es la siempre estupenda Monica Bellucci, gran actriz y poseedora de una gran belleza a sus más de 50 años. Podría haber dado mucho juego a la película, pero la desaprovechan terriblemente.

En cuanto al villano. Christoph Waltz es un excelente actor y los papeles de villano se le dan genial. Además, siempre he pensado que sería un sensacional villano para la saga y, además, el personaje que resulta ser en la película le viene como anillo al dedo. ¿El problema? Pues que el personaje está tratado en el guión como el culo, llegando a parecer una mala parodia de su personaje en Malditos Bastardos (Quentin Tarantino, 2009) –el papel que le dio la fama –.

Y ahora vamos con la guinda del pastel. Lo que más me ha rechinado de la película; incluso, desde antes de que se estrenara. Hablo, naturalmente, del tema central de la película.

Toda película de James Bond tiene un tema central en su banda sonora que suena durante los créditos iniciales y que llega a ser la seña de identidad de cada película. En Skyfall escogieron a Adele, quién hizo un impresionante tema con el que dejó el listón muy alto.

Para esta película escogieron a Sam Smith. Yo no le conozco muy bien ni conozco su obra, así que no diré si es un buen o mal músico. Lo que si diré es que el tema que ha hecho para la película es una PUÑETERA MIERDA. La primera vez que salió fui muy indulgente, creyendo que la película no me iba a decepcionar y podría tolerarlo. Pero ahora digo a las claras que, cuando el tipo presentó ese engendro a los responsables de la película, estos debían haberle despedido al instante y haber llamado rápidamente a Adele; que seguro que se habría currado otro tema genial.

La secuencia de los créditos está muy lograda, eso sí. Pero, ni por esas se hace soportable la maldita canción. Aunque, lo peor de todo son esos momentos en los que el tipo canta con si alguien les estuviera estrujando las pelotas y que a mí me entran instintos homicidas cada vez que lo oigo.


En fin… Vamos resumiendo ya.

La película, como ya he dicho, no es mala. Es una película que se deja ver, que entretiene y que, desde luego, no está mal para verla cuando la pasen por la Tv. Pero, como ya he dicho también, es terriblemente decepcionante. Es una película que podría haber sido grandiosa, pero se queda a medias en todo. Merece el aprobado pero, si tuviera que puntuarla, la nota estaría entre un 5 y un 6.

Como película de James Bond es, sin duda, una de las entregas más flojas de la saga y, como una de las películas de la saga protagonizadas de por Daniel Craig, tiene suerte de que exista Quantum of Solace, porque de lo contrario sería la peor de las cuatro.









2 de diciembre de 2015

ANT-MAN (2015)






Puede que a estas alturas muchos hayan visto ya la película. Pero sé que hay gente que no la ha visto aún y es a esos a quienes advierto que esta review contiene SPOILERS. Así que no la leáis quienes no hayáis visto ya la película o hacedlo bajo vuestra total responsabilidad.


















Retomo este blog tras una larga ausencia en la que a penas he podido dedicarle tiempo. Y lo hago con una película de la que debía haber hablado hace tiempo, ya que se estrenó este pasado verano. Pero, en fin, más vale tarde que nunca.

Cuando se anunció el reparto oficial de Los Vengadores (Joss Whedon, 2012), muchos fans se llevaron las manos a la cabeza al ver que Ant-Man no estaba en ella al igual que su esposa, la Avispa. Y es que, en los cómics, ambos personajes son dos miembros fundadores de este famoso grupo.

Luego, algo parecido pasó en Los Vengadores: La Era de Ultron (Joss Whedon, 2015). Y es que el personaje de Ultron, en los cómics, era creado por Hank Pym, el alter ego de Ant-Man. Sin embargo, en la película de Whedon, Ultron era creado por Tony Stark.

La razón de todo esto se debe a que Ant-Man tenía su propia película en marcha y esta tardó muchos años en ver la luz por razones de las que hablaré más adelante.

Pero, como siempre, vayamos por partes.

La historia comienza en 1989. Hank Pym (Michael Douglas) descubre que SHIELD, con Howard Stark (John Slattery) a la cabeza, está tratando de reproducir su trabajo, una importante fórmula que le permite reducir su tamaña y, a la vez, multiplicar su fuerza estando reducido. Por ello, no duda en dimitir y llevarse el secreto de la fórmula con él. Años después, en la época actual, Scott Lang (Paul Rudd) sale de la cárcel con intención de llevar una vida legal y poder ver a su hija. Sin embargo, el ser un ex-presidiario le impide encontrar trabajo decente con el que poder pagar la manutención, lo que le obliga a aceptar un robo que le propone su amigo Luis (Michael Peña).

El trabajo consiste en colarse en la casa de un viejo millonario y abrir su caja fuerte. Pero, una vez logrado el robo, lo único que encuentra dentro de la caja es un extraño traje que, al ponérselo, reduce su tamaño al de un insecto. Será, entonces cuando descubra que el robo fue una prueba del viejo millonario, que resulta ser Pym. Este le recluta para ayudarle a entrar en la empresa que él creó y que ahora está en manos de su antiguo pupilo, Darren Cross (Corey Stoll), quién pretende reproducir su trabajo y venderlo como arma. Junto con Hope Van Dyne (Evangeline Lilly), la hija de Pym, traman un plan para robar a Cross su trabajo antes de que pueda usarlo. Pero, para ello Lang deberá antes saber cómo utilizar el traje y, además, aprender a controlar mentalmente a las hormigas con un sistema inventado por Pym.


Marvel llevaba planeando una película de Ant-Man desde finales de los años 80. De hecho, tuvieron un proyecto en marcha por aquella época, pero se echaron atrás cuando Disney estrenó la exitosa Cariño, he encogido a los niños (Joe Johnston, 1989). No sería hasta entrado el siglo XXI cuando habría un proyecto en marcha. Aunque, esta iba a tardar mucho en llegar.

La película que nos ocupa comenzó a tomar forma en 2006, un año después de que Marvel Studios cerrase el histórico acuerdo con Paramount Pictures que hizo posible el universo compartido de Los Vengadores y dos años antes de que llegase la primera película de este universo, Iron Man (Jon Favreau, 2008).

Edgar Wright, que llevaba vinculado a este proyecto como guionista desde 2003, fue elegido como director. Sin embargo, el proyecto no conseguía salir adelante al no conseguir un guión adecuado. Wright, junto con Joe Cornish, escribió un sinfín de borradores durante años sin que ninguno convenciera al estudio ni tampoco al propio cineasta. Además, también había diferencias entre Wright y el estudio sobre cómo enfocar la película, ya que las ideas del director se alejaban mucho del universo compartido.

Todo esto, entre otras cosas, provocó que el personaje no pudiera aparecer en Los Vengadores (Joss Whedon, 2012), algo que no gustó a muchos fans, que no entendían como el más famoso equipo de superhéroes de Marvel no contara con uno de sus miembros fundadores.

Finalmente, en 2013 se anunció la puesta en marcha de la película, cuando Wright y Cornish escribieron un guión del agrado del estudio –aunque este todavía se guardaba sus reservas –y todo parecía ir viento en popa; especialmente, con la elección del reparto. Además, Wright había conseguido levantar una mayor expectación cuando rodó un pequeño footage para la Comic-Con de San Diego que recibió multitud de elogios de los fans.

Como ya he dicho, todo parecía ir viento en popa. Sin embargo, a mediados de 2014, con la película en plena producción, Wright abandonó sorpresivamente la dirección alegando discrepancias con el estudio. Y se fue haciendo mucho ruido al publicar en las redes sociales una imagen de Buster Keaton con un Cornetto junto la palabra “Selfie”.

Con esta simbólica imagen el tipo se comparaba con Buster Keaton, famoso actor y director cómico del cine mudo, cuando este firmó un contrato con MGM del que terminaría arrepintiéndose cuando el estudio controlaba completamente su trabajo y le obligaba a hacer cosas que no quería, dando como resultado películas que tuvieron éxito, pero que no gustaron nada a Keaton, quién terminó con depresión y hasta dándose a la bebida.

No creo que la relación de Wright con Marvel llegase a tales extremos, pero esto generó un movimiento de apoyo al director y carga contra Marvel, llegándose hasta a llamar al boicot a la película. Y no solo gente anónima participó. Joss Whedon, director de Los Vengadores y gran amigo de Wright, también le apoyó públicamente y esto hizo que su relación con Marvel Studios se enfriase y diese como resultado, además de su marcha de Marvel, problemas durante la producción de Los Vengadores: La Era de Ultron (2015) que afectaron negativamente al resultado de la película.

Volviendo a Ant-Man, Marvel Studios logró solventar con acierto la marcha de Wright contratando a Peyton Reed; director que, curiosamente, fue candidato en su día para dirigir Los 4 Fantástico (Tim Story, 2005). Reed logró coger con acierto los mandos de una producción que iba completamente a la deriva y logró sacarla adelante y tenerla lista para su estreno en agosto de 2015, tal y como estaba previsto.


Y, bueno, a la película le ha ido bastante bien. A pesar del cabreo que suscitó la marcha de Wright, la mayoría del público habla bien de ella, muchos fans de los cómics le dan su bendición y la crítica se ha portado, no de forma entusiasta, pero sí de forma vehemente. En cuanto a taquilla, aunque esta película de 130 millones de presupuesto no ha logrado un gran taquillazo –algo previsible, al no ser un personaje muy conocido por el gran público –, si se la puede considerar un éxito, y bastante considerable, con 518 millones de dólares recaudados en todo el mundo. Éxito que, por cierto, ha hecho que se modifique la Fase 3 para incluir su secuela, la cual se llamará Ant-Man and the Wasp y llegará en el verano de 2018.

Y a todo esto, ¿Qué me ha parecido a mí la película?

Antes de comenzar, diré que la película la vi en su día en el cine y, posteriormente, la he visto unas cuantas veces más; recordad que, a veces, con varios visionados se suele tener mejor idea que con uno solo.

La película me HA GUSTADO; y más de lo que esperaba, debo añadir.

Normalmente, cuando una película tiene tantos problemas de producción que hacen que su director termine yéndose en plena producción, al final los resultados se resienten y esto, incluso, afecta a su carrera comercial; ahí tenemos ejemplos como El Guerrero Nº13 (1999), donde John McTiernan –director –y Michael Crichton –productor y autor de la novela en la que se basaba la película –no se liaron a hostias de milagro, o Supernova (2000), dirigida por un tal Thomas Lee que, en realidad, era Walter Hill escondiendo su vergüenza bajo un seudónimo.

Sin embargo, como ya he dicho, Peyton Reed supo coger las riendas de esta película y logró sacarla adelante con un resultado bastante notable, tanto en el apartado técnico momo en la dirección de actores.

La película, desde luego, es muy buena. Sin duda, está lejos ser una obra maestra y de la calidad de otras películas de Marvel Studios, como Los Vengadores, las películas de Capitán América o Guardianes de la GalaxiaSin embargo, aunque no sea la mejor película de este universo cinematográfico de Marvel, si es la película que mejor refleja su esencia. Además de haber sido realizada con un estilo muy de cómic, se puede decir que es la primera película donde se menciona directamente a los Vengadores. Hasta aparece su sede e, incluso, nos deleitan con la aparición de uno de ellos; y no hablo de un cameo de unos segundos, sino de una escena larga con secuencia de acción incluida.


Y, lo mejor de todo, es que parece que esto va a ser cada vez más tendencia en este universo, donde veremos más presencia física de personajes y no simples menciones o apariciones fugaces; ahí tenemos Capitán América: Civil War como buen ejemplo.

Volviendo a Ant-Man, la película está muy lograda. Es espectacular, muy entretenida y sus toques de humor están a la altura. Aunque, hay algunas cosas que sobran, como los amigos del protagonista y algunas payasadas protagonizadas por estos; sin embargo, no llegan a resultar muy cargantes, así que apenas estropean el resultado final.

En el apartado visual, la película aprueba con nota, gracias, especialmente, a unos estupendos efectos especiales y un diseño de producción excelente.

Las escenas de acción también están de lo más logradas. Lo mejor, sin duda, es como recrean las situaciones cuando el protagonista está reducido, lo que nos aporta una buena ración de escenas impresionantes. Una de las mejores es cuando se mete dentro de una maqueta mientras unos tipos le disparan con pistolas; estando el personaje reducido parece como si estuviera en un campo de batalla bajo fuego de artillería.

Otra escena que me encantó fue la pelea dentro del maletín o la del tanque-llavero. Aunque, esta última, la encontré un poco desaprovechada, ya que me hubiera gustado que hubieran utilizado más ese tanque; en una persecución como la de la famosa escena de San Petersburgo de Goldeneye (Martin Campbell, 1995), por ejemplo.

Pero, sin duda, el mejor momento es el climax en el dormitorio de la hija del protagonista. La pelea en el tren de juguete es sensacional y luego todo se convierte en una auténtica batalla campal que hasta te deja con la boca abierta. Es un momento de lo más espectacular, emocionante y, sobre todo, imaginativo. Y todo eso ocurre EN EL DORMITORIO DE UNA NIÑA.

Porque, viendo esa escena, me viene a la cabeza el climax de Cuatro Fantásticos. Este transcurre en un gigantesco mundo paralelo muy bien recreado por los de efectos especiales, pero desperdiciado con un enfrentamiento final de lo más soso, insípido y aburrido –y estoy hablando del momento más espectacular de la película, ojo –. En esa película desperdiciaron ese impresionante mundo para una escena de lo más aburrida e insustancial mientras, en esta película, en el dormitorio de una cría nos ofrecen una escena que triplica o cuadriplica en espectacularidad a la de aquella. PARA MORIRSE.

Por eso, por mucho que Josh Trank y la Fox traten de achacar a su mala relación y los problemas de producción el desastre del reboot de Los 4 Fantásticos, para mí no es excusa suficiente. Porque esta película también viene precedida de multitud de problemas y del abandono del director inicial y los resultados son mucho mejores.

En fin. Vamos ahora con el reparto.

Sin duda, Paul Rudd fue una muy buena elección para dar vida a Scott Lang, el protagonista principal y segundo hombre en adoptar la personalidad de Ant-Man. Este actor, que siempre será recordado por su papel de Mike Hannigan en Friends, hace un estupendo trabajo y se mete muy bien en el papel, haciéndolo suyo desde el primer momento. Además, al igual que Edward Norton en El Increíble Hulk (Louis Leterrier, 2008), también ha participado en el guión de la película.

Decir que Michael Douglas está excelente como Hank Pym es decir poco. Es una pena que los oscars tengan marginado al cine de superhéroes, porque se merecería, al menos, estar nominado por este papel. Además, lo de presentarnos a un Hank Pym veterano y retirado como Ant-Man me ha parecido una gran idea, porque puede dar bastante juego, tanto a la saga como a este universo, contándonos sus aventuras como Ant-Man en plena Guerra Fría en alguna precuela. Precuela en la que también se podría incluir a la Avispa, quién hace su aparición en la película; aunque, sin actriz seleccionada aún, ya que no se le ve la cara.

Y, hablando de Hank Pym, olvidaba mencionar la escena de inicio. Una estupenda escena muy de cómic donde tenemos la oportunidad de ver de nuevo a Haley Atwell como Peggy Carter –aunque salga poco, siempre es un gusto verla –y a John Slattery repitiendo como Howard Stark, a quién interpretó en Iron Man 2 (Jon Favreau, 2010). Los dos están muy bien en esa escena. No puedo decir lo mismo de Martin Donovan, a quién encuentro un poco forzado en su papel de villano; tanto en esa escena como en el resto de la película.

Por cierto, la forma en cómo rejuvenecen a Douglas en esa escena con efectos especiales es formidable; es tan realista que llegas a creerte que estás viendo al verdadero Michael Douglas de finales de los 80 y principios de los 90. Desde luego, es increíble lo bien que Marvel Studios hace este tipo de cosas; todavía recuerdo Capitán América: El Primer Vengador (Joe Johnston, 2011) y lo bien que recrearon al Steve Rogers pre-suero del supersoldado colocando digitalmente el rostro de Chris Evans sobre el cuerpo de otro actor.


Evangeline Lilly esta fantástica como Hope Van Dyne. Esta chica cada vez me gusta más. Es una buena actriz y cada vez mejora más sus interpretaciones; y en esta película no es una excepción. Además, aunque en esta película tenga pocos momentos para lucirse, como chica de acción es fantástica. Ya ardo en deseos de verla convertida en la nueva Avispa, que es lo que nos anuncian en una de las escenas post-créditos.

Y finalizo con el villano principal, Darren Cross, quién en la película adopta la personalidad de Yellowjacket –una de las personalidades de Hank Pym en los cómics; una libertad que se toman que no me parece mal –, y es interpretado por Corey Stoll, quién hace un estupendo trabajo en todo momento.

Este villano es, sin duda, una de las cosas que más me ha sorprendido de la película, ya que me hice una idea bastante equivocada de él. Viéndole en los tráilers y los avances, llegué a creer que se trataba de una triste imitación del Obadiah Stane (Jeff Bridges) del primer Iron Man. Pero, nada más lejos de la realidad. Salvo por la calva, este personaje a penas se parece a aquel. De hecho, Darren Cross es mucho más peligroso, ya que es un auténtico psicópata; alguien que no tiene problemas en mirarse al espejo después de asesinar a alguien. El tipo puede que se lucre con su plan –es loco, pero no es tonto –, pero su principal motivación es la venganza contra Pym, ya que se siente traicionado por el que fuera su mentor y solamente desea destruirle –aunque eso le lleve a destruir el orden mundial –y quitarle todo lo suyo; tanto su trabajo como su hija. Desde luego, es un personaje que da bastante miedo.

Resumiendo ya. Ant-Man es una película muy buena y una estupenda adaptación de cómic. Se disfruta de principio a fin y deja un muy buen sabor de boca y ganas de ver más; por lo que espero con muchas ganas esa secuela con la nueva Avispa.

Siempre nos quedará la duda de que habría hecho Edgar Wright con esta película. Aunque, hay que decir que se aprecian varios aspectos propios de él en la película –especialmente, en los momentos humorísticos –y, finalmente, tanto él como Joe Cornish aparecen acreditados como guionistas.


Bueno, me despido disculpándome por el largo abandono al que he sometido a este blog. Prometo más reviews en adelante. La siguiente será la de SPECTRE, la nueva película de James Bond, de la que tengo ganas de hablar.