30 de diciembre de 2012

ARROW (2012 - . )



















Green Arrow –Flecha Verde para los españoles –no es uno de los personaje mas populares de DC Comics; al menos, no tanto como Batman –con quién comparte mas de una similitud –, Superman o Wonder Woman. Goza de bastante fama entre los aficionados al cómic, pero fuera de las viñetas no es muy conocido.

No obstante, eso no le ha sido impedimento para servir de base a una serie de Tv realizada por The CW , responsables también de la exitosa Smallville –donde apareció en algunos capítulos –. Al igual que aquella, esta serie hace su propia reinvención del personaje y los cómics; aunque se mantiene bastante fiel al contexto de la historia y el personaje.


Oliver Queen (Stephen Amell) es un millonario playboy despreocupado cuya vida cambia por completo cuando el yate donde viajaba junto a su padre, Robert Queen (Jamey Sheridan), y otras personas naufraga y él es el único superviviente, acabando en una isla del pacífico llena de peligros donde, además de aprender a sobrevivir, descubrió la verdad de lo que se ocultaba bajo la fortuna de su familia. Cinco años después, es rescatado de la isla y regresa a su ciudad natal, Starling City, donde su madre, Moira Queen (Susanna Queen), su hermana pequeña, Thea Queen (Willa Holland), y su mejor amigo, Tommy Merlyn (Colin Donnell), le dan una cálida bienvenida. No se puede decir lo mismo de Dinah Laurel Lance (Katie Cassidy), la que era su novia cuando desapareción. Tras el accidente, ella descubrió que la engañaba con su hermana, Sarah Lance (Jacqueline MacInnes Wood), quién además iba con él en el yate y murió en el naufragio, algo que no le perdonan ella ni su padre, el detective de policía Quentin Lance (Paul Blackthorne).

Oliver trata de reconstruir su vida pero, a la vez, pretende limpiar la ciudad de criminales y corruptos empleando las habilidades y conocimientos –especialmente, en el manejo del arco y la flecha –adquiridos durante su estancia en la isla. También tratará de ayudar a Laurel, quién se ha convertido en una abogada idealista que lucha contra los poderosos de la ciudad. Para ello, se fabrica una falsa identidad con una capucha y un antifaz pintado mientras en público finge ser el multimillonario playboy que era antes. En esta cruzada contará con la ayuda de John Diggle (David Ramsey), un ex-militar veterano de la guerra de Afganistán que ahora trabaja como guardaespaldas.

Arrow estrenó su episodio piloto el pasado mes de octubre, obteniendo un gran éxito de audiencia, y, desde entonces, se ha ido emitiendo todos los miércoles a las 20:00 (hora de allí). Actualmente, la primera temporada ha hecho un parón por navidad y continuará emitiéndose cuando pasen las fiestas. En España está siendo emitida por los canales de pago y, según se supo hace unas semanas, ha sido adquirida por el Grupo Antena 3, el cual se espera que la emita a principios de 2013. Se desconoce que canal lo hará, aunque todas las papeletas las tienen Neox y La Sexta; aunque es posible que al final la emita la propia Antena 3, como ya ocurrió con Juego de Tronos el pasado verano.



Yo, en cambio, no he querido esperar, y ya he visto en V. O. el episodio piloto y todos los capítulos emitidos hasta ahora. Y, desde luego, ya tengo muchas ganas de que se emitan los capítulos siguientes, porque la serie me está encantando. Cada capítulo es una auténtica gozada y te deja con ganas de mas. Las tramas estás muy conseguidas, los guiones muy trabajados y las interpretaciones de los actores están a la altura. Además, nos obsequian con la presencia de varios personajes del universo DC, como Deathstroke, China White, Deadshot o Huntress.

Me gusta como está estructurada la historia, la cual comienza cuando Oliver Queen es rescatado de la isla y va formándose a partir de entonces a la vez que vemos a través de flashbacks las cosas que le sucedieron allí y lo convirtieron en el nuevo hombre que es ahora. Luego la serie está muy bien hecha tecnicamente. Las escenas de acción están muy bien rodadas, el diseño de producción es muy bueno, tiene efectos especiales aceptables y la fotografía es excelente; sin duda, lo mejor de la serie.

Tiene una notable influencia del Batman de Christopher Nolan, tanto a nivel técnico y visual como argumental y de guión; eso si, sin cometer el error de Marc Webb en The Amazing Spider-Man tratando de emular a Nolan en todo momento.

En lo que ha personajes se refiere, la serie aprueba con nota a pesar de las modificaciones que sufren los personajes provenientes de los cómics. Todo gracias a una muy buena dirección de actores y a unos interpretes que cumplen; especialmente, sus protagonistas.

El personaje principal, el de Oliver Queen/Arrow, está muy logrado. Stephen Amell está muy bien en su papel, su interpretación es de lo mas correcta y se desenvuelve muy bien en las escenas de acción. El traje que lleva no está mal; de un estilo mas realista, aunque con un aspecto muy parecido al de los cómics. Además, conserva la capucha y el antifaz que lleva es pintado, como lo llevaba el personaje en el cómic en sus inicios –aunque este creo que es de pintura y no de grasa –.


Tampoco está nada mal Dinah Lance, a pesar de haber sido muy modificada y de que recuerda mucho a la Rachel Dawes (Katie Holmes) de Batman Begins (2005) –ya he hablado antes de la influencia de Christopher Nolan –. Katie Cassidy está fantástica, su interpretación es muy buena y, encima, está muy bella, mas que de costubre –en la serie se rompe de guapa –. De momento no ha adquirido la identidad de su alter ego, Black Canary, pero dicen que lo adquierirá en el futuro; de momento ya ha dado muestras de saber pelear y en un capítulo hace mención a un disfraz con medias de rejilla que llevó en una fiesta de disfraces.

Resumiendo.

La serie es muy buena. A mi me está gustando mucho; al menos, de momento. Falta ver como va evolucionando en las próximas temporadas, aunque yo le veo un futuro bueno y bastante largo porque, si sus responsables se lo curran bien, saben mantener en las demás temporadas la calidad que están demostrando en esta y utilizan mucho los cómics como fuente de inspiración, sin duda tendrán serie para rato.

Los de The CW quieren hacer también una serie sobre Wonder Woman y, desde luego, si van a hacer algo tan bueno como están haciendo aquí, bienvenido sea. A ver si el éxito que está teniendo esta serie les favorece.






22 de diciembre de 2012

EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO (2012)



















Bueno, un poco tarde, pero ya he visto esta película que es la primera parte de una trilogía de películas que adaptan para el cine El Hobbit, la popular novela que precede a la trilogía de El Señor de los Anillos, y que también ha corrido a cargo de Peter Jackson, quién ha vuelto a ponerse a los mando en este regreso a la Tierra Media que ha tardado muchos años en ver la luz.

Mientras prepara su 111º cumpleaños, el hobbit Bilbo Bolson (Ian Holm) recuerda cuando dejó su tranquila vida en La Comarca y marchó a vivir una aventura que cambió por completo su vida y repercutirá mucho en el destino de la Tierra Media.

60 años antes, el joven Bilbo (Martin Freeman) recibe la visita de Gandalf el Gris (Ian McKellen), quién le cuenta que está buscando a alguien para acompañarle en un peligroso viaje. Bilbo rechaza la oferta y se mete en su casa –mejor dicho, agujero –, pero Gandalf hace una marca en su puerta y se marcha. Mas tarde, mientras se prepara para cenar, una sucesión de enanos comienzan a llegar inundando su casa. Todos han sido convocados por Gandalf, quién también se presenta allí. Los enanos –13 en total –son una compañía liderada por Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage), heredero de Erebor, un reino situado en el interior de la Montaña Solitaria que prosperó mucho durante el reinado de Thrór, abuelo de Thorin, acumulando un sin fin de riquezas. Pero esto atrajo a Smaug, un poderoso dragón que invadió el reino y se apoderó de su tesoro, expulsadon a Thorin y los demás enanos supervivientes.

Ahora, Thorin se dispone a recuperar su reino con la ayuda de Gandalf, quién quiere que Bilbo les acompañe para actuar como saqueador. Bilbo no desea partir y rechaza la propuesta pero, al final termina yéndose con Gandalf y los enanos en un viaje lleno de peligros donde se toparán con unos trolls que desean devorarlos y son perseguidos por unos orcos liderados por Azog (Manu Bennett), un enorme jefe orco que mató a Thrór cuando este intentó recuperar las minas de Moria tras ser expulsado de Erebor y Thorin se vengó de él cortándole un brazo. Azog ahora busca vengarse de Thorin y ha puesto un precio muy alto por su cabeza mientras tiene a sus orcos buscándole a lomos de sus huargos. Durante el viaje, Gandalf se encuentra con el también mago Radagast el Pardo (Sylvester McCoy), quién la habla de que un extraño nigromante está habitando la fortaleza abandonada de Dol Guldur y está infectando el bosque negro de magia oscura. En Rivendel, Gandalf expone todo esto al Concilio Blanco, formado por los elfos Elrond (Hugo Weaving) y Galadriel (Cate Blanchett) y el mago Saruman el Blanco (Christopher Lee), y expone su preocupante teoría sobre la identidad del nigromante, pero el concilio –salvo Galadriel –no le cree y tampoco aprueban la misión de los enanos. Sin embargo, estos se marchan sin avisar y se encaminan hacia las montañas nubladas donde, tras un encuentro con gigantes de piedra, son capturados en una cueva por los trasgos, quienes los llevan ante su rey, quién no duda en avisar a Azog para cobrar la recompensa. Bilbo, no obstante, logra escabullirse por las cuevas, encontrándose con una extraña criatura llamada Gollum (Andy Serkis), quién le propone un juego de adivinanzas donde, si pierde, puede ser devorado. Poco antes, Bilbo recoge un extraño anillo que se le había caído a Gollum.


Publicada en 1937, El Hobbit es una novela de poco mas de 300 páginas que J. R. R. Tolkien escribió en un principio como cuento para sus hijos, pero que terminó publicándose. Muchos años después, Tolkien escribió la que iba a ser su secuela, El Señor de los Anillos, pero esta terminó convirtiéndose en una obra mucho mas grande y compleja de la que El Hobbit terminó siendo su precuela.

Peter Jackson, gran admirador de los textos de Tolkien, quería adaptar primero El Hobbit y realizar después la adaptación de El Señor de los Anillos. No obstante, decidió optar por realizar la trilogía del anillo y dejó aparcado El Hobbit. Años después, cuando El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (2001), El Señor de los Anillos: Las Dos Torres (2002) y El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey (2003) fueron tres enormes éxitos de taquilla, recaudando 2.916 millones de dólares entre las tres, decidió recuperar la adaptación de El Hobbit.

Sin embargo, este proyecto pasaría por un sin fin de calamidades hasta poder ver la luz.

En 2007, Robert Shaye, presidente y fundador de New Line Cinema –el estudio que produjo la trilogía de El Señor de los Anillos –, declaró públicamente que no quería que Jackson estuviera involucrado en El Hobbit debido a que, dos años antes, el cineasta neocelandés denunció al estudio acusándoles de no haberle pagado una cantidad de dinero que le correspondía –los beneficios del merchandising y todo eso –. El asunto se resolvió con un acuerdo, pero a Shaye esto le disgustó mucho y no quería volver a trabajar con Jackson. Sin embargo, varios fracasos del estudio –el cual se declararía en bancarrota en 2008 y se fusionaría con Warner Bros. Pictures –hicieron que Shaye se ablandase y volviera a contar con Jackson, quién contaba con el apoyo de MGM, verdaderos dueños de los derechos cinematográficos de las obras de Tolkien.

En diciembre de 2007, New Line y MGM acordaron que se realizarían dos películas de El Hobbit y Jackson sería su productor ejecutivo, aunque no las dirigiría, por lo que se buscó a otro director, tanteándose candidatos como Sam Raimi, Alfonso Cuarón o David Yates, siendo elegido Guillermo del Toro, quién se trasladó a Nueva Zelanda dispuesto a dedicar cinco años de su vida en este proyecto.

Sin embargo, la maquinaria volvió a paralizarse debido a un conflicto legal con los herederos de Tolkien que se resolvería en septiembre de 2009. A esto se unió los problemas económicos que sufría MGM y que paralizaron tanto esta producción como otras franquicias del estudio, como la saga de James Bond.

Fue entonces cuando comenzó un periodo donde este proyecto tenía un futuro cada vez mas negro. Los problemas económicos de MGM, al borde de la bancarrota, hicieron que la producción no recibiera luz verde. A todo esto se sumó varios conflictos sindicales en Nueva Zelanda que, entre otras cosas, provocaron varias manifestaciones y el incendio de algunos decorados. Se llegó a sopesar la idea de trasladar la producción a otro país.

A pesar de lo mucho que había trabajado en el guión y la pre-producción de las películas, realizando varios diseños y supervisando la construcción de los decorados, Del Toro terminó abandonando el proyecto a principios de 2010 cansado de esperar y en vista de que no se vislumbraba ninguna luz en el horizonte. Huérfano de director y con los problemas de MGM lejos de resolverse, el proyecto parecía tener los días contados y, de no ser por el empeño de Jackson, se hubiera ido al traste hace tiempo.


No obstante, en octubre de 2010, New Line Cinema, MGM y Warner Bros. Pictures sorprendieron a todo el mundo anunciando que la producción tenía oficialmente luz verde y que se rodaría en Nueva Zelanda; fue el fruto de meses de negociaciones que llegaron a buen puerto. Jackson también sorprendió anunciando que sería él mismo quién dirigiría las películas, las cuales serían rodadas en 3D y con un sistema novedoso, el de rodar las películas con 48 fotogramas por segundo, en lugar de 24 fotogramas por segundo, que es lo habitual en el cine. Un sistema aplaudido por James Cameron, quién ya intentó utilizarlo en Avatar (2009) y ahora piensa hacerlo en las secuelas de esta.

Y así llegamos a esta película, la primera parte de esta adaptación, que ahora constará de tres películas, en lugar de dos. La segunda será El Hobbit: La Desolación de Smaug, que llegará a los cines el 13 de diciembre de 2013, y El Hobbit: Partida y Regreso, que desembarcará en julio de 2014.

Pero vamos a hablar de este film que es lo que ahora incumbe.

De momento, está arrasando en taquilla. Desde su estreno el pasado 14 de diciembre, lleva recaudados 113 millones de dólares solo en EEUU y 138 millones mas en el resto del mundo, haciendo un total de 251 millones de dólares. Además, la película está siendo muy bien recibida por el público.

La crítica, en cambio, es otro cantar. Desde el primer momento, los críticos están atacando duramente a este film, cebándose especialmente con los 48 fotogramas por segundo y acusando a la película de ser un como un chicle estirado, puesto que solo adapta una parte de la novela con una duración de 160 minutos, lo que, según ellos, supone que Jackson ha metido mucha paja de por medio y esto la hace ser aburrida.

Yo, desde luego, a los críticos de cine nunca he solido hacerles mucho caso. Pero, ahora, tras haber visto la película, les voy a hacer mucho menos caso aún. Porque está claro que si están atacando a la película es porque ahora toca ponerla a parir porque ellos habrán decidido que así sea, ya que esta gente se creen dioses y piensan que una película debe ser mala o buena porque ellos lo dicen. Y lo peor es esa legión de gafapastas y lameculos dispuestos a adorarles y a asentir todo lo que dicen como los perros dóciles que son.

Pero, bueno, dejemos a un lado estas mamarrachadas y vamos a lo que importa: la película.

A mi me HE ENCANTADO. He disfrutado mucho con este regreso a la Tierra Media, de nuevo de la mano de un Peter Jackson que no defrauda. Puede que el tipo aceptara dirigirla un poco a regañadientes, pero su pasión por la obra de Tolkien y sus deseos de sacar adelante este proyecto han hecho que vuelva a hacer un gran trabajo y nos ofrezca de nuevo una gran película que, además, será el preámbulo para otras dos grandes películas; como ya ocurrió con La Comunidad del Anillo.

Es cierto que esta película es inferior a las tres entregas de El Señor de los Anillos, tres obras maestras muy difíciles de superar, ahí coincido un poco con los críticos. Sin embargo, tampoco se les aleja mucho.



Puede que, como adaptación, se toma esta vez muchas mas libertades con el texto original que las que se tomaron sus hermanas mayores, pero la historia continúa guardando mucha fidelidad con la novela y continúa guardando mucho respeto por la obra de Tolkien. Puede que esto disguste mucho a los puristas que, sin duda, protestarán por los cambios que se han hecho, como ya hicieron con las anteriores películas. Pero, como digo siempre, para hacer una buena adaptación no es indispensable calcar al milímetro el texto original, sino respetar y mantener intacta la esencia de la obra.


No obstante, lo que mas me preocupaba era como iba a apañárselas Jackson para meter solo una parte de la novela en una película de 160 minutos.

Con El Señor de los Anillos se hicieron tres películas de tres horas cada una y, aún así, se quedaron cosas en el tintero. Sin embargo, El Señor de los Anillos es una obra mastodóntica dividida en tres novelas y de una complejidad enorme. El Hobbit, en cambio, es una novela de 300 páginas, con una historia mucho mas sencilla. Ya con una sola película hubiera sido suficiente para adaptarla.

Sin embargo, aquí no se ha hecho solo una película, sino tres, algo que ha hecho saltar muchas alarmas. Para tranquilizar los ánimos, Jackson afirma que no solo adaptará El Hobbit, sino que tirará también de los Apéndices –esos textos incluidos al final de El Retorno del Rey –. Sin embargo, como pude deducir por los trailers y las imágenes, esta película adapta solo la primera parte del libro, desde el principio hasta la escena de las águilas, una parte muy corta para adaptarla en una película con una duración cercana a las tres horas. Por ello, aunque no suelo hacerle caso a los críticos, lo del chicle estirado y la paja metida para alargar la historia me hacía tener mis dudas con respecto al film.

Sin embargo, una vez vista la película, os puedo asegurar que no me ha aburrido nada y ni tan siquiera se me ha hecho larga. Es cierto que la historia está alargada, pero la forma en que se ha hecho ha sido fenomenal. Jackson ha metido cambios donde había que meterlos, añadido cosas nuevas donde había que meterlas, cambiado escenas de ubicación cuando había que cambiarlas... Y así la cosa le ha quedado genial. Desde luego, no entiendo a los que dicen que se han aburrido viéndola, porque yo he disfrutado desde el principio hasta el fin y ya tengo muchas ganas de volver a verla otra vez y, sobre todo, de ver las otras dos entregas; sobre todo, sabiendo gracias a la novela que lo que viene después es mucho mas interesante y espectacular. Especialmente, con la gran aparición del dragón Smaug, cuyo aspecto es uno de los secretos mejor guardados; como lo fue en su día el de Gollum.


Técnicamente, la película es prodigiosa. De nuevo los efectos especiales son geniales y el diseño de producción es fascinante, recreando de forma fenomenal los distintos mundos de la Tierra Media conservando la magia de los textos de Tolkien y añadiéndolas buenas dosis de realismo. Una de los elementos que mas me han gustado han sido los huargos, que me han parecido mucho mejores que esa especie de hienas que aparecían en Los Dos Torres y que nunca llegaron a convencerme. Me alegra que Jackson sepa aprender de sus errores; aunque estos no sean muchos.

Sobre los tan cacareados 48 fotogramas por segundo, la verdad que yo no he notado como si estuviera viendo un capítulo de Benny Hill, como dicen los críticos, ni me he mareado, como dicen algunos que la han visto. Si es cierto que la película pierde esa textura cinematográfica tan propia de las películas tradicionales. Aunque, el principal inconveniente que le he visto es que, al haber una mayor calidad de imagen, había momentos en los que se notaba mucho la diferencia entre los efectos tradicionales y los realizados por CGI, algo que no ocurría en la anterior trilogía. Donde mejor se veía era en la escena de la cueva de los trasgos o cuando Azog, creado digitalmente, interactúa con los otros orcos.

Pero, claro, esto se debe a lo novedoso de este sistema y todo será cuestión de que las empresas de efectos especiales se habitúen. Los de WETA ya han tenido que trabajar mas, metiendo mas efectos especiales ante el aumento del número de fotogramas, pero aún les queda pulir mas los efectos para evitar que estos se noten. No hay duda que en el futuro esto se resolverá; incluso puede que se resuelva en las siguientes entregas si Jackson ha sabido ver el problema.

En cuanto al reparto, las interpretaciones están muy bien. Ian McKellen vuelve a hacer un gran trabajo dando vida a Gandalf, lo mismo que Cate Blanchett, Hugo Weaving y Christopher Lee en sus respectivos papeles de Galadriel, Elrond y Saruman, respectivamente. También, a pesar de su corta participación, Ian Holm y Elijah Wood vuelven a estar a la altura como Bilbo viejo y Frodo, respectivamente.

Estos los que repiten. Sobre los nuevos, Martin Freeman está genial como joven Bilbo y Richard Armitage lo hace muy bien como Thorin, lo mismo que los demás enanos, todos de los mas carismáticos y logrados. Es una pena que John Rhys-Davies no haya regresado, ya que me hubiera gustado verle dando vida a Gloin, el padre de Gimli, pero Peter Hambleton hace un buen trabajo.


Y no me olvido de Andy Serkis, de nuevo encarnando magistralmente a Gollum. Un Gollum, de nuevo creado mediante motion capture –empleando aquí la tecnología con la que se hicieron los Na´vi de Avatar –, tan impresionante y maravilloso como el visto en la trilogía de El Señor de los Anillos. Desde luego, este personaje es de lo mas realista y llegas a creerte que es un personaje verdadero. En la escena en la que Bilbo no se atreve a matarlo llega a conmover y hasta dan ganas de llorar, palabra. Los que digan que es un personaje irreal y vacío está claro que mienten o no ven mas allá de sus narices.

Bueno, vamos resumiendo ya.

El Hobbit: Un Viaje Alucinante me ha parecido una película estupenda, un film maravilloso que me ha dejado una gran satisfacción. Puede que no me haya impresionado tanto como cuando vi en su día La Comunidad del Anillo, pero si ha llegado a impresionarme, y mucho. Peter Jackson vuelve a hacer un gran trabajo trasladando una vez mas el texto de Tolkien a la gran pantalla de una forma de lo mas acertada.


Y esto es solo el principio, porque lo que vendrá después, sin duda, será mucho mejor.









10 de diciembre de 2012

SILENT HILL : REVELATION 3D (2012)




















Mayoritariamente, las adaptaciones de videojuego suelen ser películas nefastas y desastrosas; sobre todo, si las dirige un tal Uwe Boll. Sin embargo, eso no impide que de vez en cuando se hagan buenas películas inspiradas en videojuegos. Una de ellas es Silent Hill (Christophe Gans, 2006), basada en la famosa franquicia de mismo nombre creada por Team Silent en 1998 para la empresa Komani. 

No obstante, no es de ella de la que voy a hablar –ya lo haré en otra ocasión –, sino de su secuela, la cual se ha estrenado este año en EEUU en fechas cercanas a Halloween, pero que aún no ha llegado a España, donde todavía no tiene fecha de estreno; lo que me ha obligado a verla en V.O. por los métodos poco ortodoxos.

El caso es que ya la he visto y puedo hablar de ella.

Rose Da Silva (Radha Mitchell) quedó atrapada en Silent Hill junto a su hija, Sharon (Erin Pitt). Sin embargo, con ayuda de un amuleto, logró sacar a Sharon de ese mundo y se puso en contacto con su marido, Christopher (Sean Bean), para que la proteja de los miembros del culto, los cuales quieren llevarla de vuelta a ese mundo. Así, cambiando de identidad, padre e hija han ido huyendo a lo largo del país escapando de miembros del culto que han sido sacados de Silent Hill para encontrar a Sharon, quién al regresar al mundo real perdió la memoria y no recuerda nada de Silent Hill; aunque tiene varias pesadillas relacionadas con ese mundo.

Años después, Sharon es ya una adolescente (Adelaide Clemens) a punto de cumplir los 18 años y vive en una nueva ciudad bajo la identidad de Heather Mason. En su primer día en el instituto se encuentra con el rechazo de sus compañeros, tan solo un chico, Vincent (Kit Harington), también nuevo, parece tener interés en ella. No obstante, a Heather lo que le preocupa es un misterioso hombre (Martin Donovan) que parece estar siguiéndola. En un segundo encuentro con ese hombre en un centro comercial que empieza a llenarse de los monstruos que pueblan sus pesadillas, la chica vuelve a encontrarse con ese hombre, quién se descubre como un detective privado contratado por el culto para encontrarla, pero es asesinado poco después. Con ayuda de Vincent, Heather regresa a su casa, pero su padre ha desaparecido y en una de las paredes hay pintado un mensaje diciéndole que vaya a Silent Hill. Heather encuentra poco después entre las cosas de su padre una carta donde él le revela su pasado y donde le advierte que, ocurra lo que ocurra, no vaya nunca a Silent Hill. Sin embargo, ella está dispuesta a salvarle y decide ir a ese lugar.



La primera entrega no fue un gran éxito de taquilla, pero si recaudó lo suficiente para que se pusiera en marcha una secuela. Sin embargo, el proyecto se retrasó varios años. Al abandono de Christophe Gans como director se unió el encarcelamiento del guionista Roger Avary en 2009, dejando el proyecto completamente paralizado. No obstante, la cosa cambió en noviembre de 2010, cuando Michael J. Bassett fue contratado para hacerse cargo de la dirección y del guión, matando así dos pájaros de un tiro al poder reemplazar tanto a Gans como a Avary.

Así surgió esta Silent Hill: Revelation 3D, la cual se inspira en el videojuego Silent Hill 3 –uno de los mejores de la franquicia, debo decir –y que ha sido rodada directamente en tres dimensiones, como su título indica.

No obstante, a la película no le está yendo muy bien. En EEUU solo ha hecho 17 millones de dólares y fuera de territorio americano, en los países donde ha llegado a estrenarse, lleva recaudados 27 millones, haciendo un total de 44 millones de dólares. Afortunadamente, su presupuesto ha sido de 20 millones de dólares, por lo que no puede hablarse de fracaso. Sin embargo, los problemas de la película no son económicos. La crítica la está pulverizando y el público la ha recibido con opiniones muy dispares.

Sin embargo, yo estoy aquí para dar mi opinión, la cual, como digo siempre, es totalmente sincera y no está nada influenciada por las opiniones de otros; especialmente, de los críticos. Esto es algo que quiero dejar siempre claro y por eso lo repito tantas veces; sobre todo en películas como esta, donde se que muy poca gente va a estar de acuerdo con lo que voy a decir.

Empecemos.

Yo esperaba esta película con muchas ganas, aunque no con muchas expectativas. Yo esperaba esta secuela con bastantes ganas, ya que la primera me gustó mucho, pero también con pocas expectativas. Esperaba que le hiciera justicia a su estupenda predecesora, pero sin esperarme nada memorable. Además, los trailers e imágenes que iban saliendo, aunque tenían buena pinta, tampoco me entusiasmaban tanto como deberían. Ni tan siquiera el que estuviera detrás de ella el potente Michael J. Bassett, autor de las curiosas Deathwatch (2002) y Wilderness (2006) y de la estupenda Solomon Kane (2009), terminaba de convencerme del todo.


Sin embargo, me he llevado una gran sorpresa cuando la he visto. Y es que esta película no solo ha llegado a gustarme, sino que me HA ENCANTADO y hasta la he encontrado MEJOR que la primera; algo que creía imposible.

Bassett la ha dirigido estupendamente y se nota que se ha tomado muy en serio los videojuegos que adapta. Como ya he dicho, su principal fuente de inspiración es el videojuego Silent Hill 3, aunque también hay reminiscencias a otros videojuegos de la saga. Incluso al final hay un claro guiño –que no voy a desvelar –a un reciente videojuego de la saga que podría indicar también por donde podrían ir los tiros en una futura tercera entrega; si es que la hacen.

El diseño de producción es excelente, lo mismo que los efectos especiales, además de que la película no se corta en lo que a violencia y sangre se refiere. Los monstruos están de lo mas logrados, como el famoso Piramid Head, las enfermeras no-muertas –que llegan a resultar hasta sexys –, los payasos caníbales o ese estupendo monstruo-araña hecho con maniquís; sin olvidar los conejos de peluche, que también acojonan lo suyo.

Sobre el 3D, si que no puedo opinar por razones obvias. Aunque, cabe decir que la mayoría de la gente que la ha visto así, incluso quienes no les ha gustado la película, afirman que la calidad del 3D es muy buena. Sin embargo, mientras yo no lo vea con mis propios ojos, no pienso opinar sobre este asunto.

A nivel visual, la película aprueba con sobresaliente. Pero hace falta mucho mas para crear una buena película y este film, afortunadamente, lo tiene.


Puede que el guión de Bassett sea algo mas simplón y no sea tan profundo ni ambicioso como el de la primera, pero es un guión eficaz y está bastante trabajado. El ritmo no decae en ningún momento y la historia va progresando a medida que avanza la trama, manteniendo el interés en todo momento y sin que en ningún momento se haga aburrida, frente a la anterior entrega, que había momentos en los que se hacía algo pesada.

Aunque, lo que mas me ha llamado la atención es su narrativa, la cual recuerda mucho a la de un videojuego. La película, al principio, es una película normal y corriente pero, cuando la protagonista se adentra en Silent Hill, coge un estilo muy diferente, mas cercano al de videojuego, centrando casi toda la acción en su heroína, quién recorre ese mundo superando obstáculos y peligros como si fuera superando cada vez un nivel mas difícil hasta llegar al espectacular climax final.

Eso si, la película sigue teniendo estética de película. Que nadie me malinterprete y crea que me estoy refiriendo a que aquí hacen algo parecido a lo que hicieron en Doom (Andrzej Bartkowiak, 2005), con aquel plano secuencia subjetivo que recreaba completamente un videojuego en primera persona. La película sigue siendo película todo el tiempo, pero basta con fijarse bien para darse cuenta que la película tiene un parecido con los videojuegos que va mas allá de lo estético y lo argumental.

Claro, que para que esto diera un buen resultado hacía falta una actriz muy buena para el dar vida a la carismática protagonista y, desde luego, han estado de lo mas acertado. Porque Adelaide Clemens es una estupenda actriz y aquí hace un trabajo excelente, llevando de una forma impecable la mayor parte del peso interpretativo durante toda la película. Desde luego, esta chica ha sido todo un descubrimiento; al menos, por mi parte, porque a penas la conocía y ahora la voy a seguir mucho.

Los demás actores están, practicamente, de comparsa y todos quedan ensombrecidos por el trabajo de Clemens. Aunque eso no quita que también hagan un buen trabajo.

Radha Mitchell, la protagonista de la primera, hace un estupendo trabajo a pesar de su corta aparición. Lo mismo digo de los otros dos que repiten, Sean Bean y Deborah Kara Unger, que interpreta de nuevo a Dahlia, la madre de Alessa. Sobre los que debutan en la saga, destacan Kit Harington –Jon Snow en Juego de Tronos –, una irreconocible Carrie-Anne Moss como Claudia Wolf, la líder del culto, y el gran Malcolm McDowell, que da vida a Leonard Wolf –padre de Claudia –, quién demuestra que aún sigue dando tanto miedo como cuando protagonizó La Naranja Mecánica (Stanley Kubrick, 1968).



Resumiendo.

Una película estupenda, una excelente adaptación de videojuego y, sobre todo, un muy buen modelo a seguir a la hora de hacer secuelas. Michael J. Bassett termina de demostrar que es un excelente director y un muy buen guionista, a pesar de que la taquilla y las críticas no suelan acompañarle, y Adelaide Clemens que es una actriz con mucho talento a pesar de su juventud.

Yo, desde luego, he disfrutado mucho viéndola y tengo muchas ganas verla otra vez. Si algún día la estrenan en España no dudaré en ir corriendo a verla, incluso en 3D, porque vale mucho la pena pagar por ella.


Yo es que hasta la considero una de las mejores películas del año.