22 de diciembre de 2022

AVATAR: EL SENTIDO DEL AGUA (2022)

 

ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS de la película. Quién no la haya visto aún que se abstenga de leer lo que viene a continuación y, si lo hace de todos modos, lo hará bajo su total responsabilidad.












Ya he visto la primera secuela de Avatar (2009), la cual James Cameron nos trae después de 13 años y que es el comienzo de una larga saga; aunque, podría quedarse en la tercera si esta segunda no hace los números esperados.

Pero, vayamos por partes.

La historia se sitúa más de una década después de que los Na'vi expulsaran a los humanos del planeta Pandora. Jake Sully (Sam Worthington) es ahora el jefe de los Omaticaya y él y Neytiri (Zoe Saldana) han formado una familia con tres hijos biológicos y dos hijos adoptados. Una es Kiri (Sigourney Weaver), una Na'vi adolescente que nació del avatar de la Doctora Grace Augustine sin saberse muy bien como ocurrió aquello. El otro es Spider (Jack Champion), un niño humano que no pudo ser llevado a la Tierra y que es hijo del Coronel Miles Quaritch (Stephen Lang), jefe de seguridad de la RDA que murió combatiendo contra Jake y Neytiri.

Su vida es pacífica hasta que los humanos regresan, esta vez, para quedarse, ya que la Tierra se está muriendo y quieren colonizar Pandora. Jake lidera una guerra de guerrillas contra los humanos, pero estos traen Reconvinantes, avatares que funcionan con recuerdos de soldados de la RDA muertos, siendo uno de ellos Quaritch, quién busca venganza contra Jake. Estos logran capturar a los hijos de Jake y Neytiri, quienes logran rescatarlos a todos menos a Spider, que Quaritch reconoce como su hijo y pretende atraerlo a su bando y que le enseñe todo lo que necesita saber sobre los Omaticaya. Conscientes del peligro que esto supone para ellos y sus hijos, deciden abandonar el clan y trasladarse al océano, buscando refugio en un clan del arrecife liderado por Tonowan (Cliff Curtis) y su esposa, Ronal (Kate Winslet).

Ya antes de que se estrenara la primera película, Cameron tenía pensado hacer más secuelas. Al principio, solo iban a ser tres películas, pero luego el número fue aumentando.

Cameron ha pasado todos estos años mejorando la tecnología para que este film superase visualmente a su predecesora. Aunque, tampoco ha querido cometer el error de esta, donde nos ofreció un guion muy flojo, y ha creado para todas las secuelas un equipo de guionistas formado por Josh Friedman, Amanda Silver & Rick Jaffa y Shane Salerno, siendo Silver y Jaffa con quienes Cameron ha escrito el guion final de esta primera secuela.




Después de muchos retrasos, la película se ha estrenado finalmente el pasado viernes. Aunque, unos meses antes, decidieron reestrenar la primera película con algunas mejoras y una escena post-créditos que era en una escena de esta película a modo de avance. Lo más cachondo es que mucha gente se creyó que iban a ver en realidad esta secuela en lugar de la primera y, cuando se dieron cuenta en la sala de cine, pidieron que se les devolviera el dinero. Así va el mundo con gente como esa en él.

En lo que respecta a sus resultados, la película ha hecho una muy buena taquilla, aunque por muy debajo de lo esperado, recaudando en su primer fin de semana 134 millones de dólares en EEUU y 307 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 441 millones de dólares. Cifras que han subido estos días y la película lleva ya recaudados 168 millones solo en EEUU y 387 millones en el resto del mundo, haciendo un toral de 555 millones de dólares.

Aún así no son cifras suficientes para una película tan grande como esta, con un presupuesto situado entre 350 y 460 millones de dólares. El propio Cameron afirma que la película tiene que ser la tercera o la cuarta película más taquillera de la historia para ser rentable.

Por otro lado, la película está teniendo muy buenas críticas y la mayor parte del público tiene muy buena opinión de ella.

¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.

Yo tengo una opinión de la primera película muy similar a la que tiene la mayoría. Visualmente, era impresionante, pero el guion, escrito por el propio Cameron en solitario, era flojo de narices. Yo no le perdono los guiones flojos a Guillermo del Toro, mucho menos se los voy a perdonar a James Cameron. Luego estaba la historia, que era prácticamente un remake de Pocahontas (Mike Gabriel y Eric Goldberg, 1995); curiosamente, Cameron escribió el primer borrador del guion en 1995, el mismo año que esa película.

En cuanto a esta secuela, debo decir que es mejor que la primera, pero también debo decir que me ha gustado menos que esta.

Me explico.

Esta secuela es mejor que la primera porque la supera en la mayoría de sus aspecto; sobre todo, en el aspecto técnico y visual. Se nota una gran mejoría en los efectos especiales, el diseño de producción y, sobre todo, en las 3D. Siguen siendo necesarias las gafas para verla -se rumoreaba que habían creado una tecnología donde no eran necesarias -pero, mientras la primera, cuando la veías en 3D, era como ver la película en persona desde un palco o una grada, aquí ya te meten directamente en la película. Además, el escenario oceánico también mejora las cosas, ya que Cameron es un enamorado del océano.




Las escenas de acción también han mejorado, siendo más espectaculares y más brutales que las de la primera; especialmente, la parte final en el barco.

También tenemos nuevas armas y vehículos por el lado de los humanos, como unos robots cangrejo que están muy bien o un exoesqueleto que también mola mucho; aunque me ha recordado bastante a la película Elysium (Neill Blomkamp, 2013).

También hay una mejoría en lo que al guion respecta, se nota bastante la mano de Amanda Silver y Rick Jaffa ayudando a Cameron. El guion sigue sin ser una maravilla, pero está más trabajado que el de la primera película y hay un mejor desarrollo de personajes.

Y, en cuanto a las interpretaciones, tanto las digitales como las físicas, están a la altura. Los que repiten de la primera hacen un buen trabajo, al igual como los que debutan en la saga; especialmente, una estupenda Kate Winslet, que vuelve a trabajar con Cameron después de Titanic (1997).

Todo esto está muy bien ¿Cuál es el problema?

Pues que se han cumplido mis mayores temores: Cameron nos ha dado...


...MÁS DE LO MISMO PASADO POR AGUA


Así es. Cameron ha cambiado de escenario, el bosque de la primera por el océano, solo para contarnos, prácticamente, la misma historia. Puede que el guion esté más trabajado y haya un mejor desarrollo de personajes, pero de que sirve eso si vuelven a contarnos otra vez lo mismo. De hecho, este es el guion que debía haber tenido la primera; Cameron llega con 13 años de retraso.

James Cameron es el mismo que dirigió la sensacional Aliens: El Regreso (1986), la primera secuela de Alien, el Octavo Pasajero (Ridley Scott, 1979), donde pudo haber hecho un clónico del primer film pero, en lugar de eso, optó por hacer algo totalmente diferente. A ese Cameron parece que lo hemos perdido ya.

Porque aquí volvemos otra vez a lo de tener que convivir en un clan, otra vez a tener que adaptarse a sus costumbres, otra vez tener que aprender a montar sobre bichos, otra vez a tener que juntarse con gente que te quiere echar a patadas... Yo es que me aburría una barbaridad en esa parte. Ya era cansino en la primera, pero allí se soportaba más porque era la primera vez, aquí es que tenemos que pasar por ello otra vez; y lo de que ahora no sea solo Jake Sully y sea toda la familia no me vale como excusa.

Y luego, otra vez los humanos como malos, destrozándolo todo, cargándose todo lo que se tienen que cargar hasta que a los Na'vi y salen a darse de hostias con ellos en una espectacular batalla final. Todo para que Cameron vuelva a meternos su mensaje ecologista; ahora metiendo también lo de la caza de ballenas de por medio.




Que, por cierto, lo de la amistad del hijo de Sully con la ballena, mejor no hablo. Por ahí van diciendo que han cambiado Pocahontas por Liberad a Willy y me parece que tienen razón. Aunque, luego, la ballena protagoniza uno de los mejores momentos del film, que es cuando se enfrenta contra el barco ballenero, haciendo un gran homenaje a Tiburón (Steven Spielberg, 1975).

Que ya da gusto ver que Cameron también homenajea películas de otros directores, porque el tipo no para de autohomenajearse a lo largo de toda la película, porque no hay una sola película suya que no tenga homenaje en esta película.

En fin.

No sé que nos ofrecerá Cameron en Avatar 3, que llegará en diciembre de 2024, pero más vale que nos de algo nuevo, porque si no esta saga va a empezar a apestar. Porque este tipo es capaz de llevar a los protagonistas a otro lugar -un entorno nevado esta vez o un entorno montañoso o llevarlos al espacio, como pensaba hacer en la secuela original -, que se encuentren con otro clan Na'vi al que querer entrar y otra vez volver a repetir la jugada, metiéndonos al espectador en un gran bucle.

Y mira que tiene opciones para ofrecernos algo distinto. Por ejemplo, una guerra entre clanes Na'vi que obligue a los protagonistas a formar una alianza incómoda con los humanos. O que los protagonistas se adentren más en Pandora y descubran algún secreto, como una civilización perdida o algo así. O que los que invadan Pandora no sean esta vez humanos, sino otra raza alienígena. Hay muchas posibilidades.

Y, desde luego, a ver como explica como fue concebida Kiri porque, como resulte que fue concebida por las fuerzas místicas de Pandora y el avatar de Sigourney Weaver resulte ser una especia de Virgen María, me voy a cabrear.

Bueno, vamos resumiendo ya.

Avatar: El Sentido del Agua es una buena película, merece el aprobado y una puntuación extra por su impresionante despliegue visual. Y, como secuela, es superior a la primera objetiva y cinematográficamente hablando.

Sin embargo, como ya he dicho antes, aunque sea superior, no se disfruta tanto como la primera al contarnos prácticamente, la misma historia. Tan solo se disfruta en la parte del principio -especialmente, con la parte de la guerra de guerrillas, donde estaba de verdad la película -y la parte final con la batalla y las escenas de acción. Todo lo demás, pues para echar una siesta.