25 de junio de 2015

JURASSIC WORLD (2015)




















22 años después de que se estrenara la maravillosa Parque Jurásico y 14 años después del estreno de la última secuela, nos llega Jurassic World, la tan esperada cuarta entrega de esta saga.

Steven Spielberg, que ejerce de nuevo como productor ejecutivo, esta vez le cedió la dirección a un joven director sin ninguna experiencia en superproducciones, pero con un gran amor por Parque Jurásico.

La historia se sitúa 22 años después del incidente en Jurassic Park. InGen, ahora controlada por Simon Masrani (Irrfan Khan), un excéntrico multimillonario, ha construido en Isla Nublar un segundo parque, más grande y moderno, llamado Jurassic World. Dicho parque ha funcionado muy bien durante años, atrayendo a miles de visitantes. Sin embargo, después de tantos años, la gente ya se ha acostumbrado a los dinosaurios, que ven como animales normales, y esto ha hecho que desciendan los ingresos del parque, lo cual obliga a buscar atracciones novedosas. La última de ellas es el Indominus Rex, dinosaurio híbrido creado directamente a base de juntar el ADN del T-Rex con el de otros dinosaurios y otros animales. Claire Dearing (Bryce Dallas Howard), la directora del parque, cree que el nuevo dinosaurio está ya listo para ser presentado al público, pero Masrani pide que antes Owen Grady (Chris Pratt) lo evalúe. Grady es un ex-marine que trabaja con los Velociraptors, con los que ha llegado a establecer un vínculo. Claire no está muy conforme, ya que ella y Owen tuvieron una relación que no salió bien, pero va a verle y lo lleva al recinto del Indominus Rex. Pero, en esos momentos, el nuevo dinosaurio logra escapar y, poco a poco, va provocando el caos en el parque. La cosa empeora cuando los sobrinos de Claire, que se encuentran en esos momentos en la isla visitando el parque, se pierden por la zona donde se encuentra el dinosaurio fugado.

Esta cuarta entrega ha tardado mucho en ver la luz. Originalmente, estaba prevista para estrenarse en 2005 –cumpliendo así la tradición de estrenar una película cada cuatro años –, pero la cosa no llegó a salir adelante.

Y es que Spielberg, bastante descontento con los resultados de Parque Jurásico III, esta vez se metió más en el proyecto y no quiso que la película saliera adelante hasta no haber un guión en condiciones. Así, durante años, el proyecto estuvo parado mientras varios guionistas, como el cineasta Peter Sayles o William Monahan, trabajaron continuamente en él. Se escribieron muchos borradores y se barajaron varias historias –entre ellas, la creación de híbridos entre humano y dinosaurio o la utilización de dinosaurios como armas de guerra –. Mientras, no paraban de salir todo tipo de rumores con respecto al reparto; desde los regresos de Sam Neill, Laura Dern o Jeff Goldblum hasta nuevas incorporaciones, como la de la actriz Keira Knightley.


En cuanto a la dirección, siempre sonó el nombre de Joe Johnston a pesar de que este dijo que no dirigiría más películas de la saga poco después del estreno de Parque Jurásico III.

El caso es que la película no conseguía salir adelante y, en 2008, tras haber quedado completamente paralizada a causa de la huelga de guionistas que comenzó a finales de 2007 y la muerte ese año de Michael Crichton, los productores Kathleen Kennedy y Frank Marshall lo dieron completamente por finiquitado. Sin embargo, es bien sabido que en Hollywood ningún proyecto está muerto del todo y esta película no iba a ser una excepción.

Así, en 2011 volvió a ponerse en marcha, esta vez con más fuerza, de nuevo con Spielberg, desde su cargo como productor ejecutivo, como su principal impulsor. Se dijo que esta entrega contaría con un reparto completamente distinto e iba a ir por un camino muy diferente a las anteriores entregas; además de que iba a renovar la saga, siendo el inicio de una nueva trilogía. Todo esto hizo pensar que, en lugar de una cuarta entrega, la película iba a ser un reboot, lo que despertó muchas críticas; tantas que hasta el propio Spielberg tuvo que salir a desmentirlo en más de una ocasión.

En junio de 2012, Amanda Silver y Rick Jaffa, que venían precedidos del éxito de El Origen del Planeta de los Simios (Rupert Wyatt, 2011), fueron contratados para escribir el guión y, por primera vez, la película comenzó a ir tomando forma.

Sobre quién la iba a dirigir, Spielberg dejó claro desde el principio que no iba a repetir como director y volvió a rumorearse el regreso de Joe Johnston. Finalmente, en marzo de 2013 se hizo público que el elegido para dirigir la película era Colin Trevorrow. Una decisión muy arriesgada, ya que este director tenía una total inexperiencia en superproducciones y su filmografía como director se limitaba a un cortometraje, un documental, un telefilm y la película Seguridad no Garantizada (2012), una comedia de ciencia ficción independiente. Sin embargo, ya es bastante habitual ver superproducciones dirigidas por directores con poca –incluso nula –experiencia en este tipo de películas; el año pasado tuvimos buenos ejemplos con los hermanos Russo (Capitán América: El Soldado de Invierno), Gareth Edwards (Godzilla) y James Gunn (Guardianes de la Galaxia). Además, Trevorrow tenía a favor dos importantes elementos: un gran talento como director y, sobre todo, una gran pasión por Parque Jurásico.

Nada más llegar, Trevorrow se hizo rápidamente con el proyecto y, contando con la total aprobación de Spielberg, lo moldeó a su gustó. No contento con el guión de Silver y Jaffa, reescribió el guión a su gusto ayudado por Derek Connolly, un colaborador habitual. Esto hizo que el estreno de la película se retrasara del verano de 2014 al verano de 2015.

Esta reescritura, más recientemente, le ha causado a Trevorrow problemas con el sindicato de guionistas, lo que le ha obligado a hacer que Silver y Jaffa aparezcan en los créditos como guionistas y no solo como inspiradores argumentales.

Afortunadamente, este parece haber sido el único gran problema del director durante la producción de esta película, la cual se desenvolvió sin apenas problemas hasta dar forma a la película que ahora nos ocupa; la cual se estrenó el pasado fin de semana y su éxito ha sido brutal. Solo en EEUU recaudó en su primer fin de semana 209 millones de dólares, superando a Los Vengadores (Joss Whedon, 2012) como mejor estreno. Y no solo eso, ya que también hizo 511 millones a nivel global, siendo la película que logra recaudar más de 500 millones en su primer fin de semana. A día de hoy, lleva recaudados 437 millones en EEUU y 584 millones, por lo que su recaudación global asciende a 1.021 millones de dólares. Todo esto en su segunda semana, y las cifras aumentarán mucho más este fin de semana. La película va a superar pronto lo 1.029 millones de dólares de Parque Jurásico, convirtiéndose en la entrega más taquillera de la saga y a este paso hasta podría superar a Los Vengadores e, incluso, a Titanic y Avatar.

Normalmente, las cifras de taquilla las suelo poner como simple dato informativo. Sin embargo, aquí hay que tener en cuenta los impresionantes datos de taquilla que la película está haciendo. Porque, aunque Parque Jurásico batiera records en su día, sus secuelas han ido en descenso. El Mundo Perdido: Jurassic Park no llegó a superar los 300 millones en EEUU y su recaudación global fue de 618 millones de dólares, muy lejos de los 983 millones que hizo en su día Parque Jurásico –los 1.029 millones son a causa de su reestreno en 2013 –. Y el panorama es aún peor con Parque Jurásico III, la cual no llegó ni a alcanzar los 200 millones en EEUU y su recaudación global se quedó en 368 millones de dólares.

La saga iba en claro descenso. Pero, ahora –más de una década después de la tercera y más de dos décadas después de la primera –, la saga ha vuelto a ascender y lo está haciendo a velocidad de vértigo.


Además, por primera vez una gran parte de la crítica se muestra por primera vez favorable; la otra parte, cómo no, sigue en sus trece. En el público también hay división. Muchos afirman haberse sentido defraudados y que la película no vale para nada, mientras otros hablan maravillas de ella.

¿Y que pienso yo? Pues a eso es a lo que voy ahora.

Para entender el éxito de esta película, hay que hacer algo de memoria. Aunque muchos se empeñen en decir que Parque Jurásico no es más que una película infantil y simplona, fue una película que revolucionó el cine –para bien y para mal, todo hay que decirlo –y, además, influyó en muchas personas, a las que dejó muy marcadas. Yo lo sé bien porque yo fui una de esas personas a las que marcó, haciéndome despertar la pasión por el cine que, entre otras cosas, hizo posible la creación de mis blogs. Y, sin duda, otra de las personas a las que marcó fue Colin Trevorrow.

La película me... 




HA ENCANTADO



Yo aún recuerdo cuando vi Parque Jurásico por primera vez en 1993. Tenía 13 años, pero aún recuerdo ese momento como si fuera ayer, porque fue toda una experiencia ver esa película por primera vez; una experiencia irrepetible que se tiene con pocas películas.

Pues bien, ahora, 22 años después, he vuelto a sentir una sensación parecida. Mientras veía la película, por un momento, sentí como si tuviera 13 años otra vez, disfrutando enormemente todos y cada uno de los grandes momentos de la película y quedándome con una ganas tremendas de repetir nada más terminar.

Y esto me lleva a pensar que, al igual que yo, muchos que también adoran Parque Jurásico tanto como yo, seguramente, han vuelto a sentir lo mismo que cuando la vieron por primera vez. Y no solo eso, también gran parte del público joven que no pudo verla en su día en el cine –el reestreno en 3D que hicieron en 2013 no cuenta –ha debido de experimentar algo parecido a lo que experimentamos nosotros 22 años atrás.

Para mí que es ahí donde radica el enorme éxito de esta película. Mientras las otras secuelas solamente servían para explotar más la fórmula, esta película recupera, en gran parte, la esencia de lo que en realidad fue Parque Jurásico, una película realmente mágica que cautivó a toda una generación y a generaciones posteriores. Y esta Jurassic World recupera, no todo, pero si mucho de todo aquello, logrando un perfecto equilibrio entre lo nostálgico y lo novedoso.

Para mí, esa era sin duda la intención de Trevorrow, quién ha hecho una secuela a nuestra medida, guardando un gran respecto a la primera película, a la que dedica multitud de guiños, homenajes y, sobre todo, un montón de huevos de pascua, todos muy bien introducidos entre los nuevos elementos, más carácterísticos con esta época.

El Mundo Perdido y Parque Jurásico III también introducían homenajes, pero eran homenajes muy descafeinados y bastante insustanciales. Nada comparable con esta película, que hasta me ha hecho emocionarme varias veces.

Desde luego, he disfrutado enormemente viéndola y la sensación de satisfacción que me ha dejado ha sido enorme. No creía que llegaría a decir esto, pero he disfrutado más, incluso, que con Los Vengadores: La Era de Ultron; ahora me arrepiento de haber elegido la película de Joss Whedon –quién, por cierto, tuvo una puya con Trevorrow de la que prefiero no hablar ahora –para ir a la ciudad a verla en su estreno y no esta porque, desde luego, ahora veo que merecía más la pena.

Técnicamente, la película está hecha de forma muy brillante. Trevorrow la dirige muy bien y en ningún momento se nota que es un novato en las superproducciones. Los efectos especiales son fabulosos y el diseño de producción es brillante. 

Los dinosaurios están logradísimos. El mejor, sin duda, sigue siendo el T-Rex, que es el mismo que aparecía en Parque Jurásico –incluso, luce las cicatrices que le dejó el Velociraptor –; me hubiera gustado que saliera más, pero no me importa mucho porque, como predije, aquí le devuelven a este animal la dignidad de la que le despojaron en Parque Jurásico III. Los Velociraptors también son formidables y me alegro de que hayan prescindido de las plumas pese a la insistencia de los científicos. En cuanto a los nuevos, el Mosasaurus es impresionante; solo sale tres veces, pero esas tres veces son formidables. Y la gran estrella de la película, el Indominus Rex, está muy bien hecho y luce un aspecto horrible, más asemejado a un monstruo que a un dinosaurio; aunque, esa es la intención del film, ya que, como dice el personaje de Chris Pratt, no es un dinosaurio. 


El guión no es ninguna maravilla ni digno de un oscar, pero es un buen guión. Sencillo, pero efectivo, que va directamente al grano con la historia principal, la cual va progresando desde que empieza hasta que termina, sin desperdiciar mucho tiempo en las otras subtramas; como la referente al divorcio de los padres de los niños, la cual está tratada de una forma brillantemente sutil.

Otro punto a favor son los actores.

Comenzando por Chris Pratt, quién hace un estupendo trabajo en su papel protagonista; no consigue hacer olvidar a Sam Neill, pero si logra que no se le eche de menos. Debo decir que en los tráilers parecía que su personaje recordaba demasiado al Star-Lord de Guardianes de la Galaxia y que el tipo estaba empezando a encasillarse. Pero nada más lejos de la realidad, ya que, una vez vista la película, te das cuenta de que el personaje, aunque guarda similitudes con Star-Lord, no es, ni mucho menos, una copia de ese personaje.

La otra gran protagonista de la historia, Bryce Dallas Howard, además de muy bella, también está estupenda en su papel. Además, me gusta cómo va evolucionando su personaje a lo largo de la película. Por no hablar que la química entre ella y Pratt es tan grande que, incluso, se pasa por alto que la relación romántica entre ella  Pratt es bastante tópica; afortunadamente, no le dan mucha coba.

Los dos niños, Nick Robinson y Ty Simpkins también están muy bien y, al igual que los niños de la primera película, no resultan ninguna carga para el film –que es lo que suele ocurrir cuando meten niños de por medio –; y eso que uno de ellos es el niñato repelente de Iron Man 3 (Shane Black, 2013), que aquí logra redimirse.

Vincent D´Onofrio este año ha vuelto a demostrar que los papeles de villano son lo suyo. Primero como un excelente Kingpin en la estupenda serie Daredevil y, ahora, con un estupendo trabajo como el villano principal de este film. Irrfan Khan está genial como millonario excéntrico y el único que repite de la primera, BD Wong como el doctor Henry Wu, hace un trabajo equivalente al que hizo en 1993; aunque, aquí he perdido bastante de la simpatía que tenía por este personaje.

En general, los actores hacen un buen trabajo; todo ello, acrecentado por una muy lograda dirección de actores de Trevorrow, que es el alma de la película.

Pero, en lo que Jurassic World ha conseguido triunfar es, sin duda, en devolvernos el espíritu de Parque Jurásico adaptado a los nuevos tiempos. Y lo ha hecho porque Trevorrow, contando en todo momento con el beneplácito de Spielberg, ha hecho la película que él quería hacer y que todos los amantes de Parque Jurásico queríamos y esperámonos. Y que, además, la ha hecho con sentimiento y, sobre todo, amor, notándose en cada uno de los fotogramas la pasión que ha puesto en esta película; que no deja de ser un blockbuster veraniego que la Universal ha producido para llenar sus arcas, pero eso no impide que su responsable pueda hacerla desde las tripas, como dicen los seguidores del cine de autor.

Y es que, por encima de los dinosaurios, el guión, los efectos especiales y el reparto, lo que más ha hecho que esta película esté triunfando cuando lo tenía todo en contra –puesto que estamos en una época en la que los efectos especiales están a la orden del día y el público es cada vez más difícil de impresionar –ha sido el empeño, las ganas y, sobre todo, la pasión que Trevorrow ha puesto en este film.


Y es que Trevorrow es alguien que siente verdadero amor por Parque Jurásico, el cual se siente en todos y cada uno de los fotogramas de esta película. Contando en todo momento con el beneplácito de Spielberg, el tipo ha hecho la película que todos los amantes de Parque Jurásico estábamos esperando; una película hecha desde el corazón y las tripas -como ya he dicho antes -de alguien que hace 22 años quedó muy impresionado y ha querido que él y todos los que sentimos esa sensación volvamos a repetir la experiencia.

Donde más se aprecia todo esto es, sin duda, en el momento cumbre de la película: EL CLIMAX. Un momento brillante, épico, impresionante y, sobre todo, cargado completamente de nostalgia. Es cierto que es un momento predecible, cosa que resaltan los detractores de la película, pero lo es porque es el climax que estábamos esperando; la película tenía que terminar de esa manera.

Una película que para mí ha sido maravillosa. Me ha hecho disfrutar enormemente  y hasta ha llegado a teletransportarme a aquel momento de 1993 en el que mi vida cambió. Una película que, sin duda, hay que ser un verdadero amante de Parque Jurásico para poder apreciar en su totalidad todas sus virtudes y no dejarse cegar por tonterías como que la protagonista corra con tacones –cosa que se ve mil veces en las películas de aventuras clásicas y nadie dice nada –.

No llega a la categoría de obra maestra, como Parque Jurásico, a la que no llega a igualar, pero si logra acercársele mucho; muchísimo más que las otras dos entregas, El Mundo Perdido y Parque Jurásico III, a las que deja a la altura del betún.

Para mí es, sin duda, una de las mejores películas del año; con muchas opciones a ser la mejor.









11 de junio de 2015

PARQUE JURÁSICO III (2001)




















Una tercera entrega de Parque Jurásico era algo inevitable.

Al igual que ocurrió con la segunda, hubo que esperar también otros cuatro años para ver esta entrega, donde teníamos cambio de director y, esta vez, no había novela de Michael Crichton en la que basarse; no obstante, recuperaban a Sam Neill como protagonista.

Ocho años después del incidente en el Parque Jurásico, Alan Grant (Neill) intenta continuar con la paleontología tradicional. Pero esto le es ya imposible, ya que todo el mundo quiere examinar a los dinosaurios de Isla Sorna, convertida en una zona restringida tras el incidente en San Diego. Grant, en cambio, no desea ni oír hablar de visitar una isla con dinosaurios. Pero, cuando su ayudante, Billy Brennan (Alessandro Nivola) le comunica que están a punto de perder los fondos para su excavación, decide aceptar la propuesta de Paul (William H. Macy) y Amanda Kirby (Téa Leoni), un matrimonio de millonarios amantes de la aventura que quieren tenerle de guía mientras sobrevuelan Isla Sorna.

Pero, una vez en la isla, Grant y Billy descubren que los planes del matrimonio y unos mercenarios que los acompañan son otro y, contra su voluntad, aterrizan en la isla. Pero, una vez allí, son atacados por un gigantesco dinosaurio carnívoro –más grande que el T-Rez –que destroza el avión, dejándolos atrapados en la isla; Grant identifica a ese dinosaurio como el Spinosaurus, el cual no aparecía en la lista de InGen. Paul y Amanda, entonces, confiesan que, en realidad, están allí para encontrar a su hijo, Eric (Trevor Morgan), el cual se perdió en la isla mientras trataba de observarla en un paracaídas junto al novio de Amanda; ya que, en realidad, ella y Paul están divorciados. Ahora, el grupo deberá encontrar al niño e intentar escapar de la isla con vida.

Como ya he dicho, esta tercera entrega llegó con varios cambios; el más significativo en la silla de dirección.

Joe Johnston, uno de los muchos cineastas surgidos de la cantera de La Guerra de las Galaxias –fue director artístico de efectos especiales de la primera trilogía –, autor de films tan intersantes como Rocketeer (1991), Jumanji (1995), Cielo de Octubre (1999) o la maravillosa Capitán América: El Primer Vengador (2011), es un gran fan de Parque Jurásico (1993) y, de hecho, se interesó en su día por dirigir la primera secuela, El Mundo Perdido: Jurassic Park (1997). Pero la cosa no pudo ser, ya que Spielberg terminó dirigiéndola; sin embargo, Spielberg le dijo que se acordaría de él si hacían una tercera entrega.

Y así fue. En cuanto la tercera entrega se puso en marcha en junio de 1998, Spielberg, que esta vez actuaría solo como productor ejecutivo, le llamó inmediatamente para dirigirla.

Esta vez no había novela de Michael Crichton para basarse –claro, que en El Mundo Perdido fue como si no la hubiera habido –, así que hubo que recurrir a historias inventadas. En un principio, la historia iba a ir sobre unos adolescentes que naufragan en la isla y deben tratar de escapar de allí con vida mientras sobreviven a los dinosaurios. Pero, ante el temor de que pudiera parecerse a un película de terror teen, se cambió la historia por una de rescate.


La producción de esta película no fue un camino de rosas. La producción no paraba de sufrir retrasos –su estreno estaba previsto para el verano de 2000, pero tuvo que retrasarse un año –. El guión no paraba de reescribirse y varios fueron los guionistas que pasaron por él; entre ellos, el cineasta Alexander Payne (Election, Entre Copas) y su colaborador habitual, Jim Taylor. Al final, hubo un momento en que, para evitar que el rodaje siguiera paralizándose, se llegó a escribir el guión sobre la marcha.

Afortunadamente, Johnston es un director habituado a las producciones problemáticas, y pudo sacar la película adelante y tenerla lista para su estreno en el verano de 2001.

El film fue un éxito. Con un presupuesto de 93 millones de dólares, solo en EEUU hizo 181 millones más los 187 millones que hizo en el resto del mundo, haciendo un total de 368 millones de dólares. Un éxito, si, pero muy inferior al de la segunda entrega y a años luz del de la primera. Así que aquí si empezó a verse ya más claramente una preocupante tendencia a la baja.

Sobre cómo fue recibida. La crítica la puso a parir; pero esto es algo que ya se esperaba. Aquí lo importante era la reacción del público; especialmente, los fans de la saga. Y aquí, aunque hubo gente que la defendió –y todavía la defiende –, la opinión generalizada es que este es el episodio más flojo de la saga.

Y yo, desde luego, soy de esa creencia.

Para mí, la película supuso un tremendo bajón en la saga, mucho mayor que el que supuso El Mundo Perdido.

Se culpó mucho a Joe Johnston de este desastre y, no voy a mentir, yo también me ensañé mucho con él. No obstante, con el tiempo, y más visionados de la película, me he dado cuenta de que, la verdad, este desastre no fue culpa suya y que, de hecho, su trabajo como director es de lo mejor de la película. Especialmente, en las escenas de acción, todas muy logradas y muy bien filmadas. Una de las mejores es, sin duda, la escena de los Pteranodos –otra escena de la novela de Parque Jurásico que no fue utilizada en ninguna de las películas anteriores –, el momento estrella de la película.

Para mí, Johnston hizo un buen trabajo e hizo lo que pudo en una producción que era el caos en persona. Para mí, Spielberg estuvo demasiado metido en la realización de A.I. Inteligencia Artificial (2001) y no supervisó la película tal y como debería. Así que la descoordinación fue total y tan solo la buena mano de Johnston pudo hacer que la cosa saliera adelante.

Donde mejor se ve esta coordinación es en los efectos especiales. Y esto sí que me da rabia.

En Parque Jurásico, uno de los empeños de Spielberg era que los dinosaurios animatrónicos a penas desentonaran con los realizados mediante CGI, cosa que consiguió. Sin embargo, aquí es otro cantar. Los dinosaruios animatrónicos, de nuevo obra del gran Stan Winston, son maravillosos y muy realistas. En cambio, los realizados por ordenador, no están mal hechos del todo, pero parecen más de dibujos animados y, sobre todo, desentonan una barbaridad con los animatrónics; en algunos casos, cuando saltaban de los animatronics al CGI, parecía que se veían dos dinosaurios diferentes.

Luego está el diseño de producción, el cual no está mal hecho, pero difiere mucho con el de El Mundo Perdido, no dando en ningún momento la sensación de que están en la misma isla. Lo justifican alegando que Isla Sorna es muy grande y que los acontecimientos de la segunda entrega se desarrollaban en la parte sur de la isla mientras los de esta se desarrollan en la parte norte. Pero, vamos, no creo que por muy grande que sea la isla InGen hiciera instalaciones diferentes.

En cuanto al diseño de los dinosaurios, este no está generalmente mal. Aunque hay algunas excepciones.

Como los Velociraptors. Porque yo esos Velociraptors con plumas en la cabeza no los tragué en su día y todavía hoy sigo sin tragarlos. Vale que recientes descubrimientos paleontológicos demuestran que los Velociraptors tenían plumas, pero, vamos, en esta saga el rigor científico no se ha aplicado precisamente a estos animales como para ponerse tiquismiquis con la ciencia. Lo que necesitamos son Velociraptors agresivos, que acojones solo con verlos –como los de la primera –, pero estos Velociraptors con sus plumas dan más risa que miedo.


Pero, bueno, esto no es nada comparado con la cagada más monumental de la película. Algo que cada vez que lo veo es como si me echaran sal en las heridas, a la vez que me dan ganas de vomitar; y también de darle una somanta de hostias al responsable.

Hablo de Ceratosaurus, el cual aparece en una escena; concretamente, esa en la que los protagonistas buscan el teléfono vía satélite entre la mierda del Spinosaurus; en esos momentos aparece un Ceratosaurus que parece que los va a atacar pero, cuando huele la mierda y comprueba que es la del Spinosaurus, se larga.

El que diseñó ese Ceratosaurus se cubrió de gloria. Porque, si os fijáis bien, no es, exactamente, un Ceratosaurus. Porque el diseño es el de un Tyranosaurus. El que diseñó ese bicho cogió el diseño de un T-Rex, le pintó la cabeza de rojo cual pavo, le añadió un cuerno y unas cuantas púas y, ale, si cuela, cuela. Para mí, que el que hizo esa mierda de diseño era un puñetero vago que nos tomó a los espectadores como gilipollas.

No obstante, aquí el mayor problema es el guión. Un guión que, como ya he dicho, sufrió muchas reescrituras y hasta llegó a ser escrito durante la marcha en pleno rodaje.

Para empezar, la historia es poco atrayente. Luego los personajes, con excepción de los recuperados de la primera –que aquí solo son Alan Grant y Ellie Sattler; este última, solo en una pequeña aparición –, que aquí en su mayoría son bastante planos y demasiado estereotipados, sin llegar a despertar ningún interés.

Luego hay algunas paridas de campeonato. La que se lleva la palma es lo del niño. Porque el que dicho niño lograra sobrevivir en la isla solo, vale. Pero es que no solo sobrevive, sino que se convierte en Rambo; espantando a los Velociraptors con botes de humo y robándole la orina al T-Rex. Joder, se queda un mes más en la isla y lo encuentran en plan Frank de la Jungla con dinosaurios.

Lo de que los Velociraptors dejan ir a los protagonistas por devolverles los huevos, mejor no hablo.

Sin embargo, de lo que si voy a hablar es del mayor error que, para mí, se pudo cometer en esta película. Hablo, claramente, de la muerte del T-Rex a manos del Spinosaurus.

Vale. El Spinosaurus es la gran novedad de la película y el animal mola bastante, no lo voy a negar. Pero el T-Rex es la gran estrella de la saga; es a esta saga, prácticamente, lo que Darth Vader a Star Wars. Spielberg supo verlo en la primera entrega, de ahí que ideara ese maravilloso final y así poder hacer su última gran aparición. Aquí, en cambio no pasa nada de eso. Aquí el T-Rex solo tiene una pequeña aparición –si no contamos lo del Ceratosaurus –solo para morir a manos del Spinosaurus, un animal más grande, pero que, cientificamene hablando, no poseía unas mandíbulas lo suficientemente fuertes como para romper el cuello de un T-Rex, ya que eran, principalmente, piscívoros y sus mandíbulas le servían más para pescar.

Pero, vamos, no me voy a poner ahora yo tiquismiquis con lo del rigor científico. Solo decir que, una cosa es quitarle protagonismo al T-Rex y otra es despojarlo completamente la dignidad. Esperemos que Colin Trevorrow arregle esto en la nueva entrega.


En la escena del principio, cuando el niño y el novio de la madre van en el paracaídas, la lancha a la que van enganchados pasa por una niebla y, al salir de ella, algo misterioso la ha atacado, ya que han desaparecido los ocupantes y la lancha está destrozada. Nunca en la película llegamos a descubrir que misterioso animal está detrás de este ataque.

Sin embargo, a mi esto me lleva a especular con algo de El Mundo Perdido. Como ya dije cuando analicé esa película, la parte en la que el T-Rex llega a San Diego es bastante rara. Es muy difícil de creer que el Rex se escapara, matara a todo el mundo y después volviera a la bodega, donde alguien moribundo lo volvió a encerrar. Pero, ¿fue realmente el T-Rex quién mató a la tripulación en la sala de mando? Porque apenas hay destrozos como los que haría un animal de ese tamaño.

Desde hace tiempo me viene asaltando la duda de que si  lo que en realidad mató a la tripulación del barco en la segunda es la misma cosa, o las mismas cosas, que atacaron la lancha en la tercera. De ser así, esto significaría que hay algo extraño en las aguas que rodean la isla; algo que puede vivir en el agua, pero también puede salir de ella.

Sin embargo, creo que este misterio no se aclarará nunca, ya que no parece que vayan a seguir con él en Jurassic World y puede que tampoco en ninguna de las demás entregas. Así que la cosa se queda en un misterio sin resolver que nos dará que pensar.

Yo creo que esto, el buen trabajo de Joe Johnston y la recuperación de Alan Grant de protagonista, hacen que la película reciba el aprobado. Eso sí, un aprobado con un cinco raspado.

Porque, desde luego, esta película es muy floja y supone un tremendo bajón en la saga. Menos mal que mañana se estrena la cuarta entrega y así la saga no se cierra con este film.

















4 de junio de 2015

EL MUNDO PERDIDO: JURASSIC PARK (1997)


















Después del enorme éxito de Parque Jurásico (1993) una secuela era algo inevitable; además de muy esperado.

Cuatro años después de lo sucedido en el Parque Jurásico, InGen ha sufrido problemas económicos a causa del desastre. Pero, su principal problema es Ian Malcolm (Jeff Goldblum), quién decidió romper el acuerdo de confidencialidad que firmó antes de ir a Isla Nublar para contar a los medios la verdad de lo que sucedió allí en lugar de la versión oficial que dio InGen, orquestada por Peter Ludlow (Arliss Howard), el avaricioso sobrino de John Hammond (Richard Attenborough), quién aspira a hacerse con el control de la compañía. No obstante, nadie cree las historias de Malcolm, lo que le ha perjudicado gravemente su vida profesional. No ocurre lo mismo con su vida personal, ya que, tras lo ocurrido, inició una relación sentimental con la paleontóloga Sarah Harding (Julianne Moore), a quién conoció cuando esta investigaba lo ocurrido en la isla. Un día, Malcolm es llamado por Hammond, quién le sorprende hablándole de la Zona B, el verdadero lugar donde se fabricaban los dinosaurios de Parque Jurásico y que se sitúa en la Isla Sorna, una isla mucho más grande situada en un archipiélago conocido como “Las Cinco Muertes”.

Según le cuenta, las instalaciones de ese lugar fueron destruidas por un huracán poco después del incidente en Isla Nublar y los dinosaurios han conseguido sobrevivir en esa isla en libertad bajo la protección de Hammond. Pero, no hace mucho una familia de millonarios ingleses hizo una parada allí en su yate y su hija fue atacada por unos Proconsognatus. Incidente que la compañía, con Ludlow a la cabeza, trata de utilizar para apartar a Hammond de la presidencia y así explotar la isla. Es por ello que Hammond le pide a Malcolm que vaya allí con un equipo de documentación que muestre al mundo el habitad de los dinosaurios. Malcolm se niega, pero cambia de opinión cuando descubre que Sarah forma parte del equipo y se ha adelantado a todos, encontrándose ya en la isla. Malcolm y el resto del equipo viajan hasta la isla en barco, uniéndose a Sarah. Allí se encuentran con el primer inconveniente al descubrir que Ludlow se encuentra en la isla con un equipo de cazadores mercenarios liderados por Roland Tembo (Pete Postlethwaite) con intención de cazar varias especies de dinosaurios y exhibirlas en un anfiteatro en San Diego. Otro problema será cuando Malcolm descubre que su hija, Kelly (Vanessa Lee Chester), ha viajado a escondidas con ellos.

Ya mencioné en mi review de Parque Jurásico que la novela de Michael Crichton la leí unos años después de ver la película. Fue por el año 1996, cuando estaba en el instituto y ya se había puesto en marcha la producción de esta secuela. 

Como ya dije, la novela me decepcionó bastante. Aún así, para prepararme esta vez, me decidí a leer inmediatamente después su secuela, titulada El Mundo Perdido –en claro homenaje a la célebre novela de Arthur Conan Doyle –y que también escribió Michael Crichton.


Crichton no estaba muy por la labor de escribir una secuela de Parque Jurásico, ya que no acostumbraba a escribir secuelas de sus obras. Fue la presión de los fans lo que le llevó a escribirla; aunque se dice que fue el propio Steven Spielberg quién, finalmente, logró convencerle.

El caso es que recuerdo que esta secuela literaria me gustó bastante más que la primera y disfruté mucho más leyéndola. No es una novela muy brillante, todo hay que decirlo, pero aquí Crichton estuvo más acertado; sobre todo, dejando de lado ese tono filosófico mil veces visto de la primera y se centró más en ofrecernos una historia de aventuras pura y dura en la línea de la primera película.

Antes de leerla, me chocó bastante ver en la sinopsis que el protagonista era Ian Malcolm. Por aquella época ya sabía que este personaje iba a protagonizar la secuela cinematográfica, pero esto era lógico, ya que en la primera película el personaje sobrevivía. No obstante, no ocurría lo mismo en la primera novela, donde el personaje moría.

Sin embargo, hay que recordar que en ningún momento lo veíamos muerto, tan solo a un soldado que meneaba la cabeza cabizbajo cuando le preguntaban por él y que el gobierno de Costa Rica no había autorizado su entierro junto con el de Hammond. Así que, hábilmente, Crichton utilizó esto para decirnos que, en realidad, Malcolm no murió, tan solo fue dado por muerto en el caos que se produjo tras el incidente en el parque. Así que pudo traer a este personaje de vuelta como protagonista, algo que, sin duda, agradecieron los fans, a quienes le parecía un personaje muy carismáticos. No ocurría lo mismo con Hammond, quién si moría claramente en la primera novela devorado por los Procomsognatus; aunque, esto importaba poco, ya que el John Hammond de la novela era muy diferente al de la película y no despertaba tanta simpatía.

A mí, el tener a Malcolm de vuelta me produjo cierto temor, ya que en la primera novela acabé hasta las mismísimas narices de sus inacabables monólogos científicos y filosóficos; recuerdo una escena, estando ya herido, que parecía quedarse dormido tras uno de los monólogos, pero rápidamente se despertó y siguió dando la tabarra. Afortunadamente, en esta segunda novela, el tipo ya no estaba tan pesado.

Bueno, como ya he dicho, la novela me gustó bastante y esto hizo que tuviera más ganas de ver la película de las que ya de por sí tenía por lo mucho que me encantó la primera y mi gran pasión por los dinosaurios. Pero no solo yo la esperaba con ansias, ya que era una de las películas más esperadas aquel verano, el verano de 1997; que, cinematográficamente hablando, fue uno de los peores veranos que se recuerdan –fue el verano de Batman y Robin y Speen 2, no digo más –y eso se dejó ver en los resultados de taquilla, a lo que la llegada de esta película ayudó.

Como era de esperar, la película fue un gran éxito; eso sí, bastante inferior al de la primera. En EEUU recaudó 229 millones de dólares –muy lejos de los 357 de la primera –y en el resto del mundo hizo 389 millones –más lejos aún de los 626 de la primera –, haciendo un total de 618 millones de dólares –a años luz de los 983 millones de la primera -. Claro, que era de esperar esta tendencia a la baja, ya que se había perdido mucho del impacto que supuso en su día la primera y las películas de efectos especiales por ordenador ya no eran algo tan raro. De todas maneras, recaudar 618 millones de dólares en plenos años 90 y con un presupuesto de 78 millones era más que suficiente para ser considerada un gran éxito.

En lo demás, la crítica, como era de esperar, la pulverizó aún más que a la primera y las opiniones del público está muy dividida entre los que afirman que es mejor que la primera, los que no les gustó nada y los que les gustó pero la encontraron inferior a la primera. En este último grupo me encuentro yo; pero vayamos por partes.

Pero, vayamos por partes.

Debo decir que, cuando vi esta película, me puse un poco en los zapatos de los fans de la primera novela que se sintieron defraudados con la primera película. Y es que se habían pasado la novela por el forro de los cojones.

Seguro que muchos dirán ahora: “Si, claro, como hicieron en la primera película”. Sin embargo, en Parque Jurásico, a pesar de las enormes libertades que se tomaron, se mantuvieron bastante fieles en lo que a historia se refiere y, además, hubo escenas y detalles de la novela que se respetaron.


En cambio, en esta película no hay casi nada de la novela en la película; incluso la historia está cambiada. Ian Malcolm viaja a Isla Sorna con un equipo, si, pero las razones por las que van a la isla son muy diferentes –en la novela viajan acudiendo a una llamada de rescate –. Personajes importantes son completamente ignorados –¿dónde está Richard Levine? –, a otros los cambian la edad –como Eddie, que pasa de ser un chico joven a un adulto calvo –y a otros son fruto de la fusión de varios personajes –como Kelly Curtis, la hija de Malcolm, que es el resultado de la fusión de los dos niños que salen en la novela, un chico negro y una chica blanca, que no tienen ningún parentesco con el matemático –. Es que ni los villanos son los mismos, ya que en la novela el antagonista es Lewis Dodgson –el que sobornaba a Dennis Nedry en la primera –, quién pretende robar ejemplares de dinosaurios para experimentos con animales, ya que los dinosaurios, al ser clonados, no tienen derechos y los ecologistas se la tienen que envainar. Ni tan siquiera aparecen los Carnotauros –a los que les dan facultades similares a las del camaleón –, que los que eché bastante de menos.

Lo único de la novela que se ve en la película son la escena en la que le curan la pierna a una cría de T-Rex, la muerte de Dogson –que es bastante parecida a la de Ludlow en la película –y la de las caravanas siendo despeñadas por un barranco; aunque en la novela es Sarah quién salva a Malcolm y no al revés.

Así están las cosas. Parque Jurásico no sé portó muy bien con la novela que adaptaba, yo soy la primera persona que lo admite; pero, aún así, se mantuvo fiel a ella en bastantes cosas como para llamarla adaptación. Esta película, en cambio, pasa olímpicamente de la novela que adapta; da la sensación de que ninguno de los implicados se la leyó y tan solo se basaron en resúmenes de gente que si lo hicieron.

De hecho, parece que tuvieron más en cuenta la primera novela, ya que introdujeron varias escenas de ella que no aparecieron en Parque Jurásico. Como la escena inicial de la niña con los Proconsognatus o cuando uno de los T-Rex trata de atrapar con la lengua a varios personajes escondidos tras una cascada; incluso la muerte de Dieter Stark a manos de los Proconsognatus recuerda bastante a la de John Hammond.

Cada vez tengo más claro que le pidieron a Crichton que escribiera la novela para poder decir que esta película es una adaptación; aunque de adaptación tenga poco. Normal que el escritor ya no picara en la tercera entrega.

Bueno, ya hemos visto que esta película, como adaptación, es una auténtica mierda. Pero, como ya sabéis los que me conocéis, cuando hablo de adaptaciones siempre las suelo juzgar de dos formas: como adaptación y como película es sí. Ya la he juzgado como adaptación, así que ahora vamos a ver como es como película en sí.

Ahora toca juzgarla como película.

Pues bien, como ya he dicho antes, yo estoy entre los que dicen que es una película muy inferior a Parque Jurásico, pero que no es una mala película.

Solo supera a su predecesora en que hay más acción y tiene más dinosaurios. Sin embargo, está muy lejos de la brillantez y la épica de la primera película. Donde más se nota esto es en el trabajo de Steven Spielberg, quién repite como director. Sin embargo, no se nota tanto su mano a la hora de dirigir ni su toque personal y su dirección se nota algo forzada.


Tengo entendido que Spielberg no estaba muy por la labor de repetir como director y prefería limitarse más a la producción; pero, por algunas movidas con el estudio, terminó dirigiendo la película. De ahí que no le ponga tantas ganas como le puso a la primera. Hay rumores –poco fiables –que afirman que dirigió la película –o, al menos, gran parte de ella –desde su casa a través de videoconferencia.

Aún así, el tipo se esfuerza en sacar la película adelante y evitar que esta decaiga. Además de que también sigue introduciendo ideas; como la escena final del T-Rex en la ciudad –otra cosa que no aparece en la novela –, que fue totalmente idea suya. También mete guiños y homenajes a clásicos como King Kong –el barco en el que el Rex viaja a la ciudad se llama SS Venture –o Godzilla –los japoneses que huyen del Rex; uno de ellos llega a decir en su idioma “me fui de Japón para no encontrarme con estas cosas” –.

Los efectos especiales también están muy logrados, tanto el CGI como los animatronics de Stan Winston, con las mejorías que hubo en ellos en los cuatro años que transcurrieron desde la primera película claramente visibles. No obstante, no me gustó que colorearan más a los dinosaurios. En algunos no quedaba mal –aquí los Velociraptors tienen piel asemejada a la de los tigres, como en las novelas –, pero en otros les daban un aspecto un tanto ridículo; había momentos en los que los T-Rex parecía que tenían los ojos pintados.

El diseño de producción tampoco está mal. Aunque, a la llegada a las instalaciones abandonadas de InGen, encontré los escenarios un tanto acartonados. Por otro lado, los vehículos, tanto los de los protagonistas como los de los cazadores de Tembo, están de lo más logrados.

Las escenas de acción si están muy bien. Entre las mejores están cuando los cazadores de Tembo persiguen a los dinosaurios –un claro homenaje a Hatari (Howard Hawks, 1962) –, la fuga de los dinosaurios del campamento de InGen, el segundo ataque de los T-Rex, los Velociraptors cazando a los miembros del equipo de Tembo entre la maleza o la parte final del T-Rex en la ciudad; aunque, esta también deja un poco de mal sabor de boca, ya que debería haber sido algo más densa y el Rex debería haber provocado un caos mayor.

Además del nivel de acción y del número de dinosaurios, otra de las poquísimas cosas en las que esta película supera a la primera es en la fotografía. Obra de Janusz Kaminski, director de fotografía habitual de Spielberg desde La Lista de Schindler (1993), la fotografía de esta película es ligeramente mejor a la que hizo Dean Cundey en Parque Jurásico; la cual también era muy buena.

La otra cara de la moneda es la banda sonora. John Williams compuso un tema brillante y épico para Parque Jurásico. No obstante, el tema que compuso para esta película, aunque no es malo, nunca ha llegado a convencerme del todo.

Sobre el trabajo de los actores, pues está bastante bien.

De los pocos que repiten, Jeff Goldblum vuelve a estar genial como Ian Malcolm; esta vez, un Ian Malcolm más serio y quejica que en la primera. En su corta aparición, Richard Attenborough vuelve a estar brillante como John Hammond. En cuanto a Ariana Richards y Joseph Mazello, que hacen un cameo repitiendo como los niños –un poco más crecidos –Lex y Tim, su trabajo está en la misma línea de la primera a pesar de lo poco que les dejan lucirse.

Sobre los intérpretes nuevos. La recientemente oscarizada Julianne Moore está realmente fantástica como Sarah Harding; una Sarah Harding diferente a la de la novela –de haber sido más fieles, hubiera sido un papel ideal para Lucy Lawless –, pero que conserva mucho del valor, coraje y determinación de esta. Pete Postlethwaite está impresionante como Roland Tembo, personaje que no es un villano a pesar de estar en el lado de los malos. El siempre estupendo Vince Vaughn no decepciona como el fotógrafo ecologista Nick Van Owen. Arliss Howard, que siempre será recordado como el recluta Cowboy de La Chaqueta Metálica (Stanley Kubrick, 1987), está muy bien como Peter Ludlow, el villano principal de la función; bueno, está bien su interpretación, porque el personaje es una mierda como villano principal. Lo mismo ocurre con Vanessa Lee Chester, que hace un buen trabajo, pero su personaje, Kelly Curtis –que, recordemos, es la fusión de dos personajes de la novela –, es un personaje de lo más repelente; una niñata odiosa y cargante que lo único que hace es lastrar la película.

Además, ella protagoniza uno de los momentos más estúpidos cuando se carga a Velociraptor con un numerito de ginmasia que rechina por todas partes de lo forzado y mal preparado que está.

Con esto comienzo mi ronda de cosas malas; porque la película tiene bastantes momentos absurdos y hasta ridículos que estropean un tanto el resultado final.

Para empezar, podrían haber mostrado de otra forma la caída en desgracia de Malcolm causada porque la gente no cree que estuvo en una isla a punto de ser devorado por dinosaurios; quiero decir, que había mejores formas argumentales que el encuentro con un gilipollas en el metro.


Vale que sirve para justificar la muerte Dieter Stark, pero no puedo evitar que lo del cazador mexicano escuchando rancheras con unos cascos me produzca vergüenza ajena.

Aunque, lo que más me rechina es un momento que ocurre cuando el T-Rex está por la ciudad. Al destrozar un autobús en marcha, este se estrella contra un videoclub Blocbuster en el que se ve los carteles de películas que no existen y que fueron inventadas para la película, como una versión del El Rey Lear de Shakespeare, protagonizada por Arnold Schwarzenegger o una versión de Jack y las Habichuelas Mágicas protagonizada por Robin Williams.

Yo esta escena la encuentro absurda porque, la verdad, no entiendo bien que pinta ahí; ¿es un momento cómico, una parodia, un homenaje a El Último Gran Héroe…? Sea lo que sea, a mí me rechina, más que producirme gracia. Un momento cómico de la película bastante logrado es cuando Malcolm habla por radio con una mujer centroamericana con muy mala leche. Esa escena si me hace gracia, todo lo contrario que esta.

También podría hablar de la extraña forma en la que el T-Rex llega a la ciudad, pero de eso hablaré mejor cuando analice la tercera entrega –que será pronto –, ya que llevo tiempo dándole vueltas a una teoría que implica también a la tercera película.

Resumiendo ya.

La película está bien, pero no es para tirar muchos cohetes. Como adaptación de novela no vale absolutamente nada. Como secuela, es infinitamente inferior a la original. Y, como película es sí, está muy bien para pasar el rato.   


Sin duda, recomendable para todos los que, como yo, disfrutaron mucho de la primera película y queríamos ver más.