20 de abril de 2017

POWER RANGERS (2017)























Esta review llega con algo de retraso. Perdonad, pero estos días he tenido mucho lío.

Como ya dije en la review de Life, durante las pasadas vacaciones de Semana Santa aproveché para ver esa película y el film que ahora nos ocurpa.

Jason (Dacre Montgomery), Kimberly (Naomi Scott), Trini (Becky G), Zack (Ludi Lin) y Billy (RJ Cyler), cinco jóvenes estudiantes de secundaria de la pequeña ciudad de Angel Glove que a penas se conocen pese a ir al mismo instituto, se encuentran en una sala de castigo. Poco después, los cinco encuentran en una excavación unas extrañas monedas que les otorgan una serie de habilidades sobrehumanas. Todo esto les lleva hasta una extraña nave enterrada habitada por Alpha 5 (Bill Hader), un androide que les pone en contacto con Zordon (Bryan Cranston), una entidad que en el pasado lideró un poderoso grupo de guerreros.

Este les dice que ellos son ahora la nueva generación de ese grupo de guerreros, los Power Rangers, y deben hacer frente a Rita Repulsa (Elizabeth Banks), un ser maléfico que ha vuelto a despertar y busca reconstruir a su más poderoso lugarteniente, un ser hecho completamente de oro llamado Goldar, con el que podrá hacerse con un artefacto que le permitirá dominar todo el universo. Pero, antes de enfrentarse a ella, deben controlar sus poderes, cosa que les es difícil, lo que les obligará a soportar un duro entrenamiento.


Cualquiera de mi generación o que haya crecido en los años 90 seguro que conoce los Power Rangers. Pero, hablo de los Power Rangers originales, no de las muchas variaciones que han ido saliendo a lo largo de los años hasta el día de hoy, ya que la serie aún sigue haciéndose.

La serie original, cuyo título completo es Mighty Morphin Power Rangers, fue creada en 1993 por Haim Saban, dueño y principal responsable de esta franquicia –salvo un periodo, entre 2002 y 2009, en el que esta perteneció a Disney –. La serie cogió como punto de partida las series Super Sentai japonesas. Saban se hizo con los derechos de estas series y, a partir de una de ellas, Kyoryu Sentai Zyuranger, comenzó a realizar su serie.

Las series Super Sentai se caracterizaban por ser muy baratas, realizadas de una forma muy parecida a las Kaiju Eigas. Sin embargo, Saban se las arregló para gastar menos aún, ya que solo realizó las partes en la que los protagonistas visten de paisano y utilizó las escenas de acción de la serie japonesa, ya que el público no sabría que no eran los mismos actores quienes estaban bajo los trajes; con excepción de la Yellow Ranger, que en la serie japonesa era un chico.

No obstante, dado que las series Super Sentai solo duraban una temporada y eran reemplazadas por otras, Saban se vio finalmente obligado a meter a los actores americanos en los trajes, lo que permitiría poder verles sin el casco; eso si, las escenas correspondientes a los Zords si eran las de las series japonesas, justificando el tener que cambiarlos.

Así, Saban pudo mantener la continuidad durante unas temporadas. Pero, en vista de que los actores originales iban dejando la serie, decidió seguir como antes, adaptando la serie a las nuevas Super Sentais; así es como empezaron las distintas variaciones –Power Rangers Zeo, Power Rangers Turbo, Power Rangers in the Space… –que hoy día todavía duran, convirtiendo todo esto de los Power Rangers en una franquicia millonaria de la que Saban es su principal beneficiario.

No obstante, por encima de ellas siempre ha estado la serie original, la cual ya fue llevada al cine mucho antes de la realización de este film en Power Rangers: La Película (Bryan Singer, 1995). Dos años después se hizo una segunda película, Turbo Power Rangers (David Winning y Shuki Levy, 1997); aunque, esta última era más un episodio largo que servía de puente entre Power Rangers Zeo y Power Rangers Turbo.

La película que nos ocupa es un completo reboot inspirado en la serie original, fruto de una alianza de Saban con Lionsgate, quién vio en esto la posibilidad de crear una franquicia tipo Transformers; de hecho, se llegó a decir que tenían pensado hacer una saga de hasta seis películas.

No obstante, parece que esa posibilidad se ve muy remota, ya que, pese a su buen arranque, la película no está rindiendo en taquilla lo esperado. Con un presupuesto de 100 millones de dólares, el film lleva recaudados 81 millones en EEUU y 47 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 128 millones de dólares.

No obstante, la película aún no lo tiene todo perdido. El próximo 12 de mayo se estrenará en China, un mercado cada vez más importante que ha salvado ya a varias superproducciones hollywoodienses, y todavía le queda estrenarse en Japón, a donde llegará el próximo 15 de julio, en donde sus raices en las series Super Sentai pueden jugar a su favor.

Así que es posible que la película haga dinero y que, al menos, veamos una secuela. Además, las críticas y las opiniones del público, pese a no ser de lo más entusiastas, están siendo más positivas de lo que se esperaba.

¿Y que opino yo? Pues a eso vamos.

Yo tenía muchas ganas a esta película, puesto que veía la serie en su día. Solamente llegué a ver la serie original y creo que no llegué a terminar de verla, ya que empecé a perderle interés cuando los actores originales empezaron a irse y la última temporada empezó a ser un desmadre de cuidado.


Sin embargo, los Power Rangers me traen muy buenos recuerdos, así que, cuando oí por primera vez que se hacía esta película, se me despertó mucho la nostalgia y me hice bastante expectativas que fueron aumentando con cada material de ella que iba saliendo.

Ahora que finalmente la he visto, puedo decir que me la película me ha gustado y que muchas de mis expectativas se han visto cumplidas; no todas, eso si.

Tal y como me esperaba, la película adapta muy libremente la serie original, pero manteniendo muy intacto el espiritu de esta, de tal forma que los que la veíamos la tengamos bastante presente. La escena en la que los protagonistas van con los Zords sonando la canción de la película original de fondo ha llegado a emocionarme, en serio.

La verdad es que no se le puede pedir mucho a la película, tan solo que tenga respeto por el material que adapta –cosa que han hecho –y ofrecernos un producto que solo sirve para pasar el rato. Pero un producto bien hecho, que haga disfrutar y que no de vergüenza ajena verlo; todo lo contrario a basuras apestosas como Dragonball: Evolution  (James Wong, 2009) o Cuatro Fantásticos (Josh Trank, 2015), que se pasaron por el forro de los cojones el material que decían adaptar.

De hecho, mientras veía esta película no paraba de decirme que su director, Dean Israelite, era quién debería haber dirigido Cuatro Fantásticos. Porque puede que su ópera prima, Project Almanac (2015), no sea tan redonda ni tan aclamada como Chronicle (2012), pero ha demostrado ser mucho más competente y respetuoso que el egocéntrico de Josh Trank.

Y es que el tipo hace un trabajo muy eficaz, tanto en las escenas de acción, muy espectaculares y hasta brutales, como en la dirección de actores y los momentos drámaticos.

Pero, en donde más ha mostrado su talento es en que nos encontramos con una película donde los protagonistas tardan mucho en ponerse los trajes y entrar en batalla y más de la mitad del film se centra en los personajes, en sus vidas y sus conflictos. Normalmente, en este tipo de películas esa parte suele ser un coñazo. Pero, en esta película no. Todo lo contrario, esa parte se disfruta muchísimo; de hecho, me atrevería a decir que llega a ser más interesante que la parte de la acción y los efectos especiales.

Frente a Life, que me aburrió terriblemente y me tuvo mirando el reloj casi desde el principio, esta película logra captar mi atención desde el primer momento. La forma en que refleja a los protagonistas, sus conflictos, la forma en que se van juntando –porque esto no es como la serie, donde todos eran una piña desde el principio –, como adquieren sus poderes y toda la movida que llevan hasta convertirse en los Power Rangers está muy bien tratada y eso hace que esta película se disfrute mucho.

Todo gracias a la buena mano de Israelite, quién no cae en la sensiblería ni en el dramatismo exagerado, ya que los conflictos que cada uno de los protagonistas lleva consigo están tratados de forma sutil, pero eficiente, no metiéndose de lleno en ellos, pero tampoco haciendo que pasen de largo ni le resulten indiferente al espectador.

Un buen ejemplo es el de Trini y su lesbianismo.

Unas semanas antes del estreno de la película salió la noticia de que esta película podía presumir de ser el primer film de superhéroes con un personaje homosexual entre sus protagonistas. Algo que me alegró, pero también me encendió las alarmas, ya que empecé a temer que quizá quisieran utilizar esto para envolverse en la bandera del arco iris para tratar de atraer al público LGBT.

Pero, nada más lejos de la realidad. En la película, esta parte está muy bien tratada y eso le hace ganar muchos puntos.

Como ya he dicho, los protagonistas no se ponen los trajes ni salen a pelear hasta la parte final. Pero, tranquilos, como ya he dicho esto no es Cuatro Fantásticos y al final tenemos una buena dosis de acción y efectos especiales; efectos especiales muy buenos, por cierto.

La parte del diseño de los trajes y los Zords no hace falta que hable mucho de ella. Ya me convencía el diseño en los tráilers, posters e imágenes y, una vez vistos en acción en la película, siguen convenciéndome. Incluso el nuevo Alpha 5 está muy bien, pese a ese diseño que le asemeja más a un marciano que a un robot.

Los protagonistas, pues están muy bien.

Los actores son jóvenes y todavía les queda mucho por mejorar, pero el trabajo que hacen en la película es bastante bueno. Desde luego, fue un gran acierto escoger a actores casi desconocidos, con mucho que demostrar, que a jóvenes estrellas con la vida resuelta que lo único que habrían hecho es lastrar el film.


Luego está el tema de los personajes, que ese ha sido otro acierto. Tal y como me esperaba, pese al cambio racial, los personajes, practicamente, siguen siendo como sus homólogos de la serie. Jason sigue siendo el líder, Kimberly la chica mona pero de armas tomar, Trini la más enigmática, Zack el graciosillo del grupo y Billy el intelectual. Y esto es algo muy de agradecer.

Aunque, en lo que a interpretación se refiere, aquí el premio gordo se los llevan los dos más famosos.

El siempre excelente Bryan Cranston, que está impresionante como Zordon y me gusta que le hayan dado al personaje un poco de doble moral, no siendo tan perfecto como en la serie.

Y, desde luego, Elizabeth Banks está fantástica como Rita Repulsa. Es una Rita muy diferente a la de la serie, lo cual es bueno, ya que la Rita original nunca me convenció como villana principal; de ahí que hubiese preferido más para esta película a Lord Zedd, que siempre me pareció mejor villano –hasta que hicieron que se casara con Rita y lo convirtieron en un payaso y una mala parodia de sí mismo –.

Si embargo, esta Rita Repulsa me ha parecido fenomenal. Toda una cabrona que provoca tanto asco como fascinación. Además, me gusta el origen que tiene en la película, como un Power Ranger que se pasó al lado oscuro. Desde luego, me gustaría verla en las siguientes secuelas –si es que las hacen –, cosa que puede suceder por el final que le dan en el film, haciendo realidad la frase: De una hostia te pongo en órbita.

Pero, bueno, no todo ha sido bueno en esta película.

Para empezar, el que le hayan dado un tono más adulto, y hasta violento –la película ha sido clasificada PG-13 –la ha beneficiado, pero también la ha perjudicado. Tal y como dije, es bueno que hayan tenido en cuenta que los que veíamos la serie original somos gente de más de 30 años y no nos ofrezcan un espectáculo para niños, pero también ha sido un arma de doble filo, ya que no le ha servido para captar mucho a las nuevas generaciones de espectadores; de ahí puede que venga su poco éxito.

Aunque, personalmente, a mí me ha gustado que le hayan dado un tono tan adulto. Pero, vamos, yo no soy todo el público.

La otra cosa que también la ha perjudicado de cara al público es que, aunque la parte la acción y los efectos es muy espectacular, también se hace demasiado corta. Yo he echado de menos más peleas con los masillas y me ha parecido que los protagonistas se han subido demasiado rápido a los Zords. No hay duda de que a la película le ha faltado metraje en toda esta parte.

Bueno, vamos resumiendo ya.

La película me ha parecido buena y he disfrutado mucho viéndola. No es ninguna obra de arte, pero entretiene mucho y deja muy buen sabor de boca.

Y, como adaptación, para mí ha pasado la prueba, logrando traer muy bien lo bueno de la serie original a los nuevos tiempos.

Una película muy recomendable, tanto a los que vieron la serie original como para los que no saben ni quienes son los Power Rangers.  

Yo, desde luego, espero que hagan una secuela porque quiero ver más. De hecho, durante los créditos finales hay una escena que apunta a por donde pueden ir los tiros en una supuesta secuela.








16 de abril de 2017

LIFE (2017)





ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS. Quién no haya visto la película, que se abstenga de leerla. Si, por el contrario, deciden leerla, lo harán bajo su total responsabilidad.















Esta Semana Santa he aprovechado para ver dos películas a las que tenía bastantes ganas. Una es Power Rangers, de la que pronto tendréis la review, y la otra es la película que ahora nos ocupa.

Los tripulantes de la Estación Espacial internacional recogen una sonda proveniente de Marte que contiene muestras de la superficie del planeta. Al analizarlas, descubren un organismo vivo que demuestra la existencia del planeta rojo. Un gran descubrimiento que pronto se convierte en su pesadilla cuando el organismo resulte ser hostil y se convierte en una amenaza; no solo para los tripulantes de la estación, sino para toda la humanidad.

Life es una película de ciencia ficción y suspense dirigida por Daniel Espinosa, director de películas como El Invitado (2012) y El Niño 44 (2015), y escrita por Paul Wernick y Rhett Reese, responsable de los guiones de Zombieland (Ruben Fleischer, 2009), G.I.Joe: La Venganza (Jon M. Chu, 2013) o Deadpool(Tim Miller, 2016), con Jake Gyllenhaal, Rebecca Ferguson y Ryan Reynolds como cabezas más visibles del reparto.

La película se estrenó en EEUU el pasado 24 de marzo y en España lo hizo el 7 de abril. En taquilla las cosas le están bastante mal. Con un presupuesto de 58 millones de dólares, solo lleva recaudados 28 millones en EEUU y 40 millones más en EEUU, haciendo un total de 68 millones de dólares.

Por contra, la crítica se está portando bastante bien con ella, mientras que la opinión del público están muy divididas entre quienes la adoran y los que la consideran una mierda.

¿En que grupo me posiciono yo?

Pues, claramente, en el segundo. Porque la película me ha parecido UNA MIERDA.

Eso si, muchos de los detractores de este film la atacan por ser una copia de Alien (Ridley Scott, 1979). Sin embargo, esa no son, ni de lejos, mis razones. Son incontables las copias de Alien que se han hecho en las casi cuatro décadas que han transcurrido desde que se estrenó la obra maestra de Scott, así que no creo que a estas alturas haya que reprocharle a esta película que haya hecho lo que cientos de películas han hecho antes que ella.



No, mis motivos para decir que esta película es UNA MIERDA son otros. De hecho, ya desde mucho antes de verla sabía que la película copiaba a Alien y eso no me quitó las ganas de verla.

Mis motivos son otros, como ya he dicho. Para empezar, la película es un auténtico PETARDO. Me he aburrido viéndola lo que no está escrito; y eso que la duración de la película no llega ni a las dos horas.


Y no me he aburrido porque en la película no pase nada; al contrario, pasan muchas cosas. El problema es que esas cosas no están bien hechas. Daniel Espinosa no es mal director, el tipo dirige bien. Pero, en esta película, hace uno de sus peores trabajos, con una dirección de lo más plana y simplona que hace que la película, tras un potente arranque en el que nos presentan muy bien a los personajes, luego –poco después de llegar el bicho a la estación espacial –la película se desploma y va en todo momento en caída libre.

Y es que la película no tiene nada destacable. Los momentos de tensión a penas generan tensión, los momentos de terror a penas asustan, las escenas de acción no emocionan y son de lo más insustanciales, los sustos son pocos y ya te los ves venir de lejos… De hecho, la película es de lo más previsible. Sabes en que momento va a pasar lo que va a pasar y, cuando un personaje muere, sabes de antemano que va a morir.

Cuando el personaje de Ryan Reynolds se mete en la sala de contención con el bicho para salvar al negro, sabes enseguida que va a morir por gilipollas. Cuando la rusa se empeña en salir fuera de la estación, sabes ya que no va a volver dentro. Cuando el japonés se separa del grupo mientras está huyendo del bicho, sabes que ha firmado su sentencia de muerte.

Así toda la puta película. Me llegué a sentir vidente y todo.

Hasta el final te lo ves venir de lejos. Aunque, eso si, el final está bastante logrado y es de lo poco que llega a aterrar de todo el film; los gritos de Rebecca Ferguson mientras es lanzada hacia el espacio después de hacerse el descubrimiento en la Tierra voy a tardar en olvidarlos

Los efectos especiales y el diseño de producción también están muy logrados, ahí no tengo problema.

También el bicho está muy logrado. A parte de que el diseño y los efectos están muy bien, luego vemos que, al igual que los famosos xenomorfos de Alien, es un auténtico hijo de puta y una verdadera máquina de matar que posee una fuerza impresionante –no hay más que ver como le destroza la mano al negro cuando todavía es muy pequeño –, es inmune al fuego y al frío extremo, puede permanecer mucho tiempo sin óxigeno y, encima, no para de crecer a medida que se alimenta.

Ese bicho, Calvin –el nombre que le ponen –, no me cabe duda que fue el que extinguió la vida en Marte y, si llega a la Tierra, no hay duda de que hará lo mismo. Por eso, no me explico la cantidad de gilipolleces que hacen los protagonistas a lo largo de la película para intentar detenerlo.



Y es que llegamos a lo peor de la película con diferencia, EL GUIÓN; un guión que cuesta creer que lo hayan escrito los mismos que escribieron Zombiland y Deadpool.

Porque volvemos a tener un problema parecido al de Prometheus (Ridley Scott, 2012) –película que, por cierto, prefiero mucho más que este bodrio –. Juntan a un grupo de científicos que se supone que son los mejores en su campo y, a la hora de actuar, resulta que son los tontos del pueblo.

Es increíble la cantidad de gilipolleces que hacen y no paran de hacer a lo largo de la película; ideas para contener la amenaza que no se les ocurriría ni a los de la LOGSE. Al final, te das cuenta de que el bicho es la única vida inteligente que hay en esa estación espacial.

Eso si, por lo menos, los actores hacen un buen trabajo, pese a lo gilipollas que resultan sus personajes. Los tres más famosos, Jake Gyllenhaal, Rebecca Ferguson y Ryan Reynolds, están geniales, lo mismo que la rusa, el japonés y el negro –no es discriminación, es que sus nombres son difíciles de escribir –.

Prácticamente, estos personajes, el bicho y la rata del laboratorio son los únicos interpretes de la película. Bueno, también están los pescadores del final y los niños con los que hablan por videoconferencia en desde Times Square.

Y aquí tenemos otra cagada en la larga sucesión de cagadas que tiene este film. Porque no veo que necesidad había de mostrar Times Square abarrotado, rompiendo la sensación de aislamiento de la película. Algunos dirán que es para mostrar lo pendiente que está el mundo del gran descubrimiento que hacen; pero, para ese plan, que hubieran mostrado las capitales del mundo abarrotadas observándoles en grandes pantallas, digo yo.

Bueno, no me enrollo más.

La película es un bodrio infumable. Una máquina de producir aburrimiento y vergüenza ajena. Yo no se la recomendaría ni a mi peor enemigo. Y, vamos, el que sea una copia de Alien me la trae al fresco. La película es mala por méritos propios, no por los de Ridley Scott.







3 de abril de 2017

GHOST IN THE SHELL (2017)























En un futuro no muy lejano, la humanidad está cada vez más unida a la cibernética, hasta el punto de que muchos humanos suelen llevar implantes tenológicos para reemplazar o mejorar partes del cuerpo. En medio de todo esto, una joven (Scarlett Johansson) resulta la única superviviente de un ataque terrorista donde falleció su familia y su cuerpo quedó terriblemente dañado. Esto llevó a la poderosa corporación Hanka Robotics a incluirla en un programa liderado por la Doctora Ouelet (Juliette Binoche) en el que su mente fue implantada en un cuerpo cibernético.

Un año después, esa joven forma parte de la Sección 9, una unidad de élite de la policía liderada por el Jefe Aramaki (Takeshi Kitano), donde ostenta el rango de Mayor. Es una de sus miembros más formidables, aunque no acostumbra a ovedecer las órdenes. Tras un ataque terrorista a personalidades importantes de Hanka, ella y uno de sus compañeros, Batou (Pilou Asbæk), son puestos tras la pista de un peligroso cyberterrorista conocido como Kuze (Michael Pitt). Sin embargo, a medida que avanza la investigación, la Mayor comienza a tener extrañas alucinaciones que Ouelet achaca a problemas técnicos y trata de contrarrestar con una medicación. Sin embargo, cuando llega el primer encuentro con Kuze, ella empezará a replantearse muchas cosas. Entre ellas, si su pasado es verdadero.


Corría el año 2007 cuando se puso en marcha una adaptación con personajes reales de Ghost in the Shell, el célebre manga creado por Masamune Shirow en 1989 que fue llevado por primera vez al cine en una maravillosa película anime dirigida por Mamoru Oshii en 1995.

Fue Steven Spielberg, a través de DreamWorks, quién impulsó este proyecto, incluso llegó a perfilarse como posible director durante un tiempo. No obstante, esta película tardaría toda una década en ver la luz ya que, en los años siguientes, el proyecto comenzó a pasar por las manos de varios guionistas a la vez que circularon nombres de posibles directores sin que el proyecto diera la sensación de avanzar.

Finalmente, el proyecto comenzó a tomar forma en enero de 2014, con la elección del británico Rupert Sanders como director. No obstante, sería con la elección de su protagonista principal con quién este proyecto dio finalmente el pistoletazo de salida.

La primera actriz elegida fue la emergente Margot Robbie, pero esta terminó rechazando el papel en plenas negociaciones cuando se le presentó la oportunidad de dar vida a Harley Quinn en Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016).

Fue entonces cuando el estudio fijó su mirada en Scarlett Johansson, quién por aquella época había triunfado con Lucy de Luc Besson, película con mucha influencia del manga. En octubre de 2014 le hicieron una oferta de 10 millones de dólares para que protagonizara la película. Oferta que, finalmente, aceptó y, el 5 de enero de 2015 se anunció oficialmente su fichaje.

Fue entonces cuando comenzó una terrible –y absurda –campaña en internet en contra de esta elección, ya que muchos no aceptaban que se hubiera elegido a una actriz blanca y occidental para dar vida a un personaje asiático; sin importar que este personaje sea un cyborg y que en el manga los personajes japoneses son representados con rasgos occidentales. La cosa no solo se quedó en comentarios críticos en las redes sociales, se llegaron a las acusaciones de racismo y a los insultos, se hicieron campañas de recogida de firmas para obligar al estudio a cambiar de actriz y hasta llegaron a trollear una campaña viral de la película.

Lo más curioso es que la mayoría de los que están detrás de todo esto son gente blanca y occidental. Los principales implicados en este tema, los japoneses, a penas se han sentido ofendidos con la elección de Scarlett. Ha habido japoneses cabreados, no lo voy a negar, pero, en su mayoría, los japoneses han reaccionado con indiferencia ante este tema. De hecho, para ellos hubiera sido más ofensivo que se hubiera elegido a una actriz china para este papel; como ya ocurrió en la película Memorias de una Geisha (Rob Marshall, 2005), donde actrices chinas dieron vida a japonesas.

Afortunadamente, toda esta estúpida polémica no impidió que la película saliera adelante y ahora la tenemos en los cines de EEUU y varios países; incluido España.

Desgraciadamente, las cosas en taquilla no le están yendo muy bien. Con un presupuesto de 110 millones de dólares, la película solo ha recaudado 19 millones en su primer fin de semana en EEUU. Aunque, en el resto del mundo le están yendo mejos las cosas, habiendo recaudado 40 millones dólares –lo que hace que sus beneficios globales sean de 59 millones de dólares –y todavía le quedan dos mercados importantes en los que desembarcar, como el de China –salvadora de muchos blockbusters estadounidenses en los últimos años –y, sobre todo, en Japón, donde tiene bastantes posibilidades.

Así que es muy probable que la película salve los muebles con la taquilla internacional. No obstante, no se puede decir que haya sido el gran éxito que se esperaba.

Es cierto que Ghost in the Shell no es un material con madera para blockbusters pero, después del sorpresivo éxito que Scarlett tuvo en 2014 con Lucy, película que arrasó en taquilla pese a que olía a fracaso y el boca a boca no le hizo ningún favor, quizá se esperaban que se repitiera el efecto; cosa que no ha ocurrido.

Por otro lado, el público ha salido de verla con opiniones muy variadas y la crítica no se está ensañando con ella, pero tampoco le está siendo muy favorable.


La verdad es que, como ya he notado otras muchas veces, los críticos profesionales parecen estar siguiendo el mismo guión, porque casi todos coinciden en que es una película brillante visualmente, pero vacía en contenido; en España se bromea con el subtítulo que le han puesto, El Alma de la Máquina, afirmando que es una película sin alma.

¿Y que opino yo? Pues a eso vamos.

Como ya dije en la review de Lucy, mi opinión sobre la película no está nada influenciada por lo mucho que me guste Scarlett. No quiero que nadie piense que, porque Scarlett Johansson me gusta mucho tengo que poner la película por las nubes; de ser así, tendría a Solo en Casa 3 como un clásico.

Otra caso que quiero dejar clara es que me gusta el manga y el anime y, aunque no llegue al nivel de los otakus, entiendo mucho del tema. Que no me venga nadie que discrepe con mi opinión con que no tengo ni puta idea de manga porque no es así.

Y, desde luego, Ghost in the Shell está entre mis favorites. Me encantan tanto el manga de Shirow, adoro la película de 1995 y me gusta mucho también la serie Stand Alone Complex. Precisamente, antes de ver la película, me volví a leer el manga y me vi de nuevo la película y la serie para hacer comparaciones. Porque las comparaciones son odiosas, pero inevitables.

Tenía muchas ganas de ver esta película por Scarlett y por lo mucho que me gusta el material que adapta y le tenía bastantes expectativas. Pero también ciertas dudas, ya que, cuando Hollywood suele adaptar un maga, un anime o cualquier cosa que venga de Japón, las cosas no suelen salir muy bien; aunque, siempre hay excepciones, como Al Filo del Mañana (Doug Liman, 2014), que resultó una película que estuvo muy bien. Así que había motivos para tener fe en el film.

Pues bien, una vez vista la película, os digo a las claras que me HA ENCANTADO. De hecho, me ha llegado a gustar más de lo que esperaba.

Para empezar, una cosa en la que coincido con los críticos es que, visualmente, la película es IMPECABLE.

El mundo opresivo y distópico y el estilo cyberpunk del manga y del anime están perfectamente reflejados gracias a un diseño de producción impresionante y unos lográdisimos efectos especiales. Yo vi la película en 2D, pero apuesto a que debe valer mucho la pena verla en 3D y en IMAX, porque el trabajo que han hecho aquí es para quitarse el sombrero.

A nivel visual la película funciona en todos los sentidos, ahí no tengo nada que objetar. Si hubiera que calificar esta película solo por sus logros visuales, estaríamos hablando de una auténtica obra maestra, de eso si que no hay duda.

Pero hay muchas más cosas que calificar de la película.

Como ya he dicho, los críticos afirman que, pese a sus logros visuales, la película está vacía en lo que a historia y guión se refiere; en resumidas cuentas, afirman que esta película es un envoltorio bonito de algo que está completamente vacío.

Ahí si que no estoy nada de acuerdo.

Yo ya me hice hace tiempo a la idea de que no iban hacer algo tan profundo y complejo como el manga o la película de 1995, eso es algo impensable en una superproducción hollywoodiense. Estaba claro que iban a simplificar la historia, la gran pregunta era cuanto iban a hacerlo.

Y mira mi sorpresa cuando veo que han simplificado mucho el material original, pero no hasta el punto de ofrecernos un producto simplón e insustancial. Nada más lejos de la realidad.


La película nos ofrece una trama muy bien elavorada y bien ensamblada en un guión eficaz que va directamente al grano, haciendo que la historia vaya progresando a medida que avanza y cuyo ritmo no decae en ningún momento. Y, en cuanto a la adaptación, vemos que, pese a las muchas libertades que se toman, se han tomado muy en serio el material original, respetándolo en todo momento; algo muy de agradecer.

Una cosa que a muchos no les entra en la cabeza es que esta película no es un remake del anime de 1995. Aunque, eso si, la toma mucho como referencia; incluso Mamoru Oshii participó en ella como consultor, llegando a alavar el trabajo que han hecho en el apartado visual y, sobre todo, el trabajo de Scarlett, defendiendo su elección.

Como ya he dicho, la película toma como referencia el film de 1995 pero, tal y como me imaginaba, coge también elementos del manga y de la serie Stand Alone Complex, mezclándolo todo de una forma magistral para crear así su propio universo inspirado en el manga de Shirow, como ya hiciera la película de 1995 y la serie antes nombrada.

Desde luego, para mí fue un acierto escoger a Rupert Sanders como director. Muchos dudaban de él porque venía de dirigir la película Blancanieves y la Leyenda del Cazador (2012) –y tirarse a Kristen Stewart, de paso –y no les parecía alguien indicado para dirigir un film como este. Sin embargo, yo vi que, dejando a un lado el guión, aquella película estaba muy bien dirigida y hasta el tipo se daba el lujo de introducir algunos momentos visuales fascinantes –como la escena del ciervo –. Así que yo le tenía bastante fe a este director.

Y, desde luego, no me ha defraudado nada. El tipo hace un estupendo trabajo; especialmente en las escenas de acción, las cuales son brutales y están muy bien filmadas. Pero no es solo en las escenas de acción donde ha despuntado, su dirección de actores es escelente y los momentos dramáticos los ha rodado con una sensibilidad especial, haciendo que haya momentos en los que la película llega a emocionar; eso si, sin caer en ningún momento en la sensiblería ni la lágrima fácil.

También se le ha notado a Sanders un gran respeto por la obra que adapta, a la que no duda en homenajear. Hay homenajes tanto al manga como a Stand Alone Complex, pero los más destacados son los homenajes que le hace a la película de 1995, recreando varias de sus escenas más emblemáticas, como la escena del principio, la pelea sobre el agua e, incluso, la escena del tanque; una escena de lo más brutal que a mí me hizo agarrar con fuerza los brazos de la butaca.

Eso si, todos esos homenajes están muy bien ensartados en la película, sin dar en ningún momento la sensación de estar forzados.

Vamos con el reparto. Comenzando, claro está, por Scarlett Johansson, protagonista absoluta de la película.

Scarlett tenía aquí un reto de lo más complicado que, desde luego, ha superado con maestría haciendo un excelente trabajo, donde ha aportado su gran talento y, sobre todo, su mirada; una mirada que expresa mucho más que cualquier palabra, algo que le ha venido de perlas para este personaje. Por no hablar de que cada vez se supera más en las escenas de acción.

Digan lo que digan los talibanes que aún hoy siguen pidiendo una actriz asiática, Scarlett ha sido una excelente elección para dar vida a Motoko Kusanagi, un personaje para el que parece que ha nacido. La forma en la que se ha metido en el papel es impresionante llegando, incluso, a imitar a la perfección muchos de sus gestos y sus movimientos.

Pilou Asbæk ha estado genial como Batou. Su interpretación es excelente y, además, la química que tiene con Scarlett es increíble.


Takeshi Kitano ha estado impresionante como el Jefe Aramaki. Además, me ha gustado que el personaje solo hablara en japonés, dando así una imagen más cosmopolita.

Juliette Binoche está fantástica y me ha sorprendido la presencia que ha tenido en la película; mayor de lo que me esperaba. Además, también tiene mucha química con Scarlett y la relación, casi maternofilial, que su personaje mantiene con la Mayor me ha gustado mucho.

Michael Pitt también ha estado impresionante y esa caracterización que le han puesto no ha interferido en nada en su interpretación; de hecho, incluso la ha mejorado. El tipo da vida a Kuze, el supuesto villano principal, personaje que coge el nombre de un famoso personaje de la segunda temporada de Stand Alone Complex pero, tal y como me imaginaba, está creado mezclando elementos de otros personajes, como el Maestro de Marionetas de la película de 1995, el Hombre que Ríe de la primera temporada de la serie o el ya nombrado Kuze. De hecho, el tipo llega a decir en la película que ha tenido varios nombres.

Quién me ha parecido algo decepcionante ha sido el verdadero villano principal, Cutter. El actor Peter Ferdinando hace un buen trabajo y el personaje funciona, pero no le he visto mucha madera de villano principal. Todavía no entiendo como este personaje no lo ha interpretado Michael Wincott, que seguro que lo habría bordado.

Este es uno de los fallos de la película, porque la película también tiene sus fallos.

Otro fallo tiene que ver con la Sección 9. No con la Sección 9 en si, la cual está muy bien y sus miembros están de lo más logrados. El problema es que está algo desaprovechada.

La razón sería otro de los defectos, la duración del film, 107 minutos. A la película, sin duda, le falta metraje porque, entre la corta duración y su ritmo ameno, se pasa demasiado rápido.

La película me ha gustado mucho tal y como está, pero no hay duda que le hubiera sentado mejor haber tenido la clasificación R en lugar de la dichosa PG-13 que el estudio le ha puesto creyendo que así tendría más público en EEUU –gran error en vista de los resultados en taquilla –. Se habla de una posible versión R para cuando la película salga en Blu-Ray, pero no se cuanto hay de cierto en esto.

Una de las cosas que han sido cortadas para, seguramente, la PG-13 ha sido el beso lésbico que se veía en el tráiler. Sin embargo, por difícil que sea de creer, esto a penas me ha importado. Porque, con beso o si, esa escena ha sido de lo más sensual y erotica pese a lo poco que muestra. Y es que, a veces se consigue mucho más con lo que se insinúa que con lo que se muestra.


Bueno, vamos resumiendo ya.

Ghost in the Shell me ha parecido una película estupenda que, desde luego, está entre lo mejor del año junto con Logan.

Una adaptación muy libre, pero de lo más respetuosa con el material que adapta. Se podría decir que es la mejor adaptación americana en acción real que se ha hecho de un manga; claro que, teniendo en cuenta como han sido las otras que se han hecho anteriormente, tampoco es decir que tenga mucho mérito.


Es una pena que la taquilla no esté respondiendo tan bien, porque me gustaría que tuviera secuelas, ya que me ha dejado con ganas de querer ver más de este nuevo universo de Ghost in the Shell y, sobre todo, de ver más a Scarlett en la piel sintética de Motoko Kusanagi.