28 de abril de 2013

IRON MAN 3 (2013)






















Bueno, ya he visto la tercera entrega de Iron Man, la película con la que queda inaugurada la Fase 2 de Marvel Studios que culminará en 2015 con el estreno de la secuela de Los Vengadores y que es uno de los estrenos mas esperados de este año.

La película se traslada después de los acontecimientos de Los Vengadores. La batalla de Nueva York, que ha trastocado el mundo, ha afectado gravemente a la personalidad de Tony Stark (Robert Downey Jr.), quién lleva tiempo sin poder dormir ante el temor por las fuerzas hostiles que existen en el universo y el peligro que conllevan; especialmente para Pepper Potts (Gwyneth Paltrow). Es por ello por lo que pasa largas jornadas en su mansión de Malibú construyendo distintos tipos de armaduras. La mas nueva de ellas es la Mark XLII, la cual puede manejar a distancia sin necesidad de estar dentro de ella y que puede hacer que otras personas se la pongan.

En estos momentos, los EEUU viven una grave crisis ante una serie de ataques terroristas perpetrados por un líder terrorista conocido como El Mandarín (Ben Kingsley) al que les es imposible seguir la pista, ya que utiliza a hombres infectados con una sustancia llamada Extremis que le proporciona Aldrich Killian (Guy Pearce), líder de la corporación I.M.A., y que hace a los que se les administra mas fuertes y ágiles, pero también los vuelve inextrables convirtiéndoles en bombas ambulantes. Para combatir esta amenaza, el presidente de los EEUU (William Sadler) ha convertido a War Machine, el alter ego del teniente coronel James Rhodes (Don Cheadle) desde que se hizo con la armadura Mark II, en una versión mas patriótica conocida como Iron Patriot. Sin embargo, El Mandarín parece tener algo personal con Tony Stark, a quién ordena lanzar un gran ataque.

La película nos llega con algunos cambios, sobre todo en el apartado de la banda sonora y los efectos especiales. Aunque, el principal de ellos es en la dirección, donde el habitual Jon Favreau –quién, no obstante, ha continuado como productor ejecutivo y dando vida, aunque de manera mucho mas reducida, a Happy Hogan -ha sido reemplazado por Shane Black, uno de los guionistas mas famosos del cine de acción de los 80 y 90 que ha estado tras los libretos de títulos tan memorables como Arma Letal (Richard Donner, 1987) o El Último Boy Scout (Tony Scott, 1991).


Esta decisión vino abalada por muchos de los que se sintieron defraudados con la segunda entrega, Iron Man 2 (2010), quienes veían con buenos ojos la entrada de sangre nueva en la saga; aunque otros pusieron en duda que alguien cuya experiencia en la dirección se limite a una sola película, Kiss Kiss Bang Bang (2005), se ponga al frente de una gran superproducción de 200 millones de dólares.

No obstante, con Shane Black ocurre lo mismo que con Joss Whedon, que puede que tengan poca experiencia dirigiendo películas, pero han estado en multitud de rodajes de grandes superproducciones y se han codeado con muchos directores buenos, aprendiendo mucho de ellos y adquiriendo grandes conocimientos que ahora han puesto en práctica con bastante acierto.

De todas maneras, la película está recibiendo muy buenas críticas y está siendo muy bien recibida por el público. No paro de escuchar elogios hacia ella, a la que ya califican como la mejor entrega de la saga y hasta como la mejor película del universo Marvel; incluso afirman que es mejor, incluso, que Los Vengadores.

Pongamos el freno y vamos a tomar esto con calma.

No hay duda de que muchas de estas críticas vienen, como ya he dicho, de gente que se sintió defraudada por la segunda entrega, la cual fue muy criticada en su día –y todavía sigue siéndolo –por centrarse demasiado en la transición hacia Los Vengadores dejando un poco de lado la historia principal. Yo, desde luego, no estoy entre esas personas. A mi la segunda entrega si me gustó y considero que, de haber durado unos 20 minutos mas –en cine 20 minutos dan para mucho, creedme –hubiera dado mas cancha a los responsables para poder abordar todo el material y se la valoraría mejor.

Sin embargo, esta tercera entrega se ha hecho teniendo muy en cuenta a los detractores de aquel film, ya que la película se centra mucho mas en la figura de Tony Stark y, aunque se menciona a Los Vengadores, no hay ningún cameo de otros personajes del universo Marvel –tan solo en la tradicional escena de los créditos finales; la cual no revelaré pero si diré que no es esa prometida escena que enlaza con los Guardianes de la Galaxia –y a penas hay huevos de pascua a lo largo del matraje.

Yo, desde luego, voy a dar mi mi opinión sobre la película, la cual es totalmente sincera y no viene condicionada por ningún otro factor.

A mi la película me ha gustado, he disfrutado mucho viéndola y hasta había momentos que me hicieron saltar de la butaca. Sin embargo, aún así, me ha dejado una cierta sensación de decepción. Desde luego, no es la gran obra maestra de la que muchos hablan y, para nada, es mejor que las dos primeras. De hecho, si me preguntarán cual es la entrega de la saga mas floja, diría que es esta.

Donde si supera esta película a sus predecesoras es en lo que acción y espectacularidad se refiere. Las dos primeras entregas son muy buenas, pero tienen el defecto de que se echa en falta mas escenas de acción, ya que las que tienen, aunque están muy bien rodadas, saben a poco; como ya dije cuando analicé la segunda, Jon Favreau es muy bueno dirigiendo, pero le falta ambición en las escenas de acción.



En cambio, a esta entrega le ha venido muy bien el cambio de director. Shane Black le da a la película unas dosis de espectacularidad y adrenalina realmente impresionantes y nos deleita con una serie de secuencias de acción impactantes, como el ataque a la mansión Stark, la brutal pelea en el pueblo de Tennesse, el asalto y la posterior huida de la mansión de Miami, la parte del Air Force One y, sobre todo, la muy espectacular batalla final en el barco entre el ejército de armaduras de Tony Stark y los soldados extremis; un momento realmente impresionante donde vemos al protagonista cambiando de armadura varias veces en plena batalla. Todo ello sazonado con un estilo que recuerda un poco al cine de acción de los 90, algo en lo que Black es muy experto.

Luego, la película está muy bien rodada, con un ritmo que a penas decae y una muy lograda dirección de actores que maneja muy bien un estupendo reparto donde vuelve a sobresalir un excelente Robert Downey Jr., quién vuelve a hacer suyo el personaje desde el primer momento; esta vez en su versión mas atormentada.

Desde luego, Black aprueba con nota como director en esta película.

Del diseño de producción no hace falta que hable, ya que ambos son muy buenos y no tengo ninguna pega en torno a ellos. Los cambios en el apartado de efectos especiales a penas se notan; especialmente, en calidad.

De lo que si quiero hablar es del guión, que es donde la película tiene mas fallos.

El guión, escrito por Drew Pearce y el propio Black no es malo, al contrario, es bueno; le da a la película un tono mas serio, aunque siempre encuentra cabida para los habituales chistes de Tony Stark. Sin embargo, tiene algunos defectos; especialmente, como adaptación de cómic.

La película, supuestamente, adapta The Invincible Iron Man: Extremis, una miniserie de cómic escrita por Warren Ellis en 2005. Sin embargo, salvo el virus Extremis y algunos personajes, poco de ese cómic se ve en este film y da mas la sensación de que Black ha hecho mas su propia película sin a penas tener en cuenta estos ni ningunos otros cómics del hombre de hierro.

Aunque, eso se le puede perdonar, ya que continúa fiel al universo Marvel y, sobre todo, fiel a Los Vengadores. Pero, lo que si es imperdonable es el asunto de los villanos; especialmente, el villano principal.





OJO, que vienen SPOILERS.






Una de las cosas mas esperadas por los fans era la aparición de El Mandarín, el famoso archienemigo de Iron Man. Después de no ser visto en la primera entrega y tampoco en la segunda –aunque, en un principio estaba prevista su aparición –, finalmente el personaje hace su gran aparición en este film interpretado por el gran actor Ben Kingsley; una decisión bastante discutida, ya que este actor no es oriental como el personaje. Pero, bueno, esta decisión se puede perdonar, ya que Kingsley es un excelente actor y, si algo se le da bien, es hacer de personajes exóticos.

El gran problema es que Black ha hecho con el personaje en este film, practicamente, lo mismo que hizo Christopher Nolan con Ra's al Ghul en Batman Begins (2005). Algo que, aunque fuera una gran licencia que se tomó en torno a los cómics, funcionó bastante bien en aquella película. Sin embargo, en esta película, a parte del chasco que habrá supuesto para muchos fans, no funciona tan bien por dos principales razones.

La primera es que estamos hablando del principal archienemigo del superheroe protagonista, alguien que es para Iron Man lo mismo que el Joker para Batman o Red Skull para el Capitán América, y ahora nos encontramos con que ha quedado reducido a la nada en el universo cinematográfico.

Y la segunda –aunque principal razón –es que, mientras en Batman Begins el villano principal terminaba siendo el personaje de Liam Neeson, un personaje realmente impresionante que valía mucho como villano principal, aquí, en cambio, el villano principal termina siendo Guy Pearce, que es un estupendo actor y hace un estupendo trabajo en este film, pero su personaje, Aldrich Killian, no termina de convencer. Es un personaje que funciona muy bien como villano secundario, pero le queda muy grande el ser el villano principal. Además, vale que quisieran darnos una sorpresa, pero convertir en villano principal a alguien que en los cómics pasa sin pena ni gloria no me ha parecido de lo mas acertado.

Lo mas positivo de todo esto es que nos ha ofrecido otra nueva oportunidad de ver lo gran actor que es Ben Kingsley, quién ha sabido reflejar muy bien las dos caras del personaje: la de cara al público –que es la que hemos visto en los trailers –y la verdadera, la que nos da esa sorpresa desagradable.






Fin de los SPOILERS.







Otro defecto es que, al centrarse mucho en Tony Stark, desaprovecha mucho a los demás personajes; aunque, a algunos mas que a otros.

Pepper Potts, de nuevo estupendamente interpretada por Gwyneth Paltrow, aquí llega a ponerse la armadura y llega a tener escenas de acción, sobre todo al final del film; pero, sin embargo, está bastante ausente durante gran parte de la película, teniendo solo pequeña apariciones cuando su personaje, después de las dos primeras películas –sin contar su aparición en Los Vengadores –, ya debería tener mucha mas presencia.

James Rhodes, al que vuelve a dar vida Don Cheadle, tiene una participación aceptable en el film; aunque prefiero mucho mas verle como War Machine que como Iron Patriot –de hecho, en la película lo comentan unas cuantas veces –.


Ya he dicho que Happy Hogan (Jon Favreau) está ausente durante la mayor parte del film; aunque, esto era de esperar.

No obstante, quién mas desaprovechada está es Maya Hansen, interpretada por una bella y estupenda Rebecca Hall, cuya presencia en el film es vista y no vista a pesar de la importancia de su personaje en la trama y el juego que podría haber dado.

Sin duda, como ya ocurrió con la segunda entrega, la duración solo de dos horas ha afectado negativamente al film –oficialmente, la duración es de 130 minutos, pero esos 10 minutos de mas deben ser de los títulos de crédito finales, seguro –; desconozco si esa otra versión que han hecho para los chinos será mas densa, aunque no creo que sea mucho. Sin embargo, la película pierde bastante tiempo dando cancha a un personaje que, la verdad, para mi no se merecía tanto protagonismo.

Hablo de ese niño con el que Tony Stark se encuentra en el pueblo de Tennesse y que, aunque resulta una gran ayuda para él, resulta un personaje de lo mas insoportable. Al menos, yo lo encontré así. Puede que se deba a lo poco que me gustan los niños, pero yo a ese crío no lo trago.

Otro defecto que he encontrado es esa forma tan precipitada de cerrarlo todo al final, algo que he encontrado de lo mas forzado; aunque esto debe estar motivado por la posibilidad de que Robert Downey Jr. deje de ser Tony Stark tras esta película.

En fin, vamos resumiendo ya.

Como ya he dicho, la película es buena. A mi me ha gustado mucho y tengo ganas de verla mas veces; las escenas de acción hacen vibrar y el desarrollo a penas aburre. No obstante, aunque ha cumplido muchas de mis expectativas, no las ha cumplido todas, especialmente, como adaptación de cómic; y no me refiero solo a lo poco que el personaje se pone la armadura a lo largo del metraje, como dicen muchos por ahí.


Como película de acción, le da cien patadas a sus dos predecesoras, ya que contiene mucha mas acción y adrenalina que las dos primeras películas juntas. Sin embargo, como adaptación de cómic y como película en otros aspectos se queda por debajo de las dos primeras y hace que esta sea la entrega menos lograda de la saga. No hay duda de que se la está sobrevalorando mucho; especialmente, por los que, como ya he dicho, se sintieron defraudados con la segunda entrega. Para mi, en cambio, está por debajo sus predecesoras y, desde luego, ni de coña es mejor que Los Vengadores.

Pero, vamos, que nadie me malinterprete. Es una buena película que hace disfrutar desde que empieza hasta que termina y encaja muy bien en este universo cinematográfico de Marvel. No hay duda de que va a arrasar en taquilla. De hecho, ya lo está haciendo. Todavía no está confirmado del todo, pero se dice que la película lleva ya recaudados 195 millones de dólares en los países en los que se ha estrenado. Y todavía falta por ver lo que recauda cuando se estrene en EEUU el próximo 3 de mayo que, sin duda, también será mucho.

Yo, desde luego, la recomiendo.




P. D: No se si alguien mas se habrá fijado, pero la primera aparición de Aldrich Killian al principio de la película me ha recordado mucho a la de Enigma (Jim Carrey) en Batman Forever (Joel Schumacher, 1995). Aunque, tranquilos; ya le gustaría a aquella tercera entrega parecerse, aunque sea un poco, a esta.










11 de abril de 2013

WATERWORLD (1995)
















Ha habido rodajes de películas que han pasado a la historia al convertirse en un infierno para los responsables de sus respectivas películas; los de Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963) o Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979) son dos buenos ejemplos de ello.

Sin embargo, nunca un rodaje había llegado a resultar, incluso, mas interesante que su respectiva película como lo fue el de esta epopeya futurista que no deja de ser un Mad Max pasado por agua al servicio de un Kevin Costner que había comenzado su declive como estrella de Hollywood.

Empecemos.

En un futuro indeterminado –aunque podría ser hacia el año 2500 –, los casquetes polares se han derretido y la Tierra vive completamente sepultada por el agua. Los supervivientes se han visto obligados a convivir entre ellos viviendo en grandes atolones artificiales o a vagabundear por ese inmenso e interminable océano en el que se ha convertido el mundo dedicándose al pillaje o al trueque. A esto último se dedica Mariner (Kevin Costner), un solitario que viaja a bordo de un trimarán sin rumbo fijo y dedicándose al trueque con cada atolón que se encuentra. En uno de ellos descubren que es un mutante que posee branquias que le permiten respirar bajo el agua y esto provoca un incidente que hace que sea capturado y condenado a muerte. No obstante, el atolón es atacado por los Smokers, unos bandidos salvajes que representan un terrible peligro en ese mundo y que son liderados por Deacon (Dennis Hopper). Durante el ataque, Mariner es liberado por Helen (Jeanne Tripplehorn), una bella mujer local, con la condición de que ayude a escapar a ella y a una niña, Enora (Tina Majorino), a la que los Smokers persiguen especialmente, ya que en su espalda lleva tatuado un mapa que indica como llegar hasta Tierra Seca, el único lugar del mundo que, según la leyenda, aún no ha sido cubierto por el agua.


Todo comenzó en 1991, cuando Kevin Costner tuvo constancia de un proyecto que la Universal tenía guardado y del que se interesó tanto que no paró hasta que llegar a un acuerdo con el estudio para protagonizarlo y, además, producirlo, llegando a tener un control total sobre la película.

El propio Costner fue quién eligió al que sería su director, pasando de las sugerencias del estudio, que le proponía a Robert Zemeckis, y contratando a Kevin Reynolds, con quién ya había trabajado en las películas ¿Donde dices que Vas? (1985), Robin Hood, príncipe de los ladrones (1991) y Rapa Nui (1994) –de la que Costner solo fue productor –. El rodaje se llevó a cabo en Hawaii; concretamente, junto a las costas de Isla Grande. Inicialmente, estaba previsto que el presupuesto fuera de 60 millones y que la duración del rodaje fuera de 96 días; previsiones que no se cumplieron ni de coña.

Para empezar, rodar en el mar es mucho mas complejo que rodar en tierra o dentro de un tanque de agua y esto siempre acarrea muchos problemas y, sobre todo, retrasos; bien lo sabe Steven Spielberg cuando hizo Tiburón (1975). Y esta película no fue una excepción.

El rodaje comenzó en junio de 1994, tres meses después de lo previsto, y desde el primer momento fue una larga sucesión de problemas, tanto a nivel técnico como artístico.

El guión, obra de los cineastas Peter Rader (La Casa de la Abuela) y David Twohy (trilogía Riddick), era continuamente reescrito en plena producción a pesar de no estar del todo terminado. Joss Whedon (Los Vengadores) fue llevado allí para solucionar los problemas con el guión –aunque luego no aparecería acreditado –y, aunque estaba previsto que solo estuviera una semana –puesto que su sueldo era de 100.000 dólares por semana –, su estancia se prolongó hasta siete semanas de las que Whedon no guarda muy buen recuerdo, afirmando que aquello fueron para él 7 semanas en el infierno.

Y razón no le falta, ya que aquel rodaje fue una auténtica pesadilla. No había día en que miembros del equipo no cayesen enfermos. También hubo un sin fin de accidentes y muchos actores y especialistas salieron heridos; incluso el propio Costner estuvo muy cerca de perder la vida. Los médicos se veían obligados a atender a mas de 50 personas cada día.

Luego todo eran retrasos, ya que, como he dicho antes, rodar en el mar complicaba mucho las cosas. Secuencias que en tierra solo hubieran llevado unas horas, en el agua tardaban en rodarse varios días; incluso semanas. Los retrasos se debieron, en su mayoría, a problemas técnicos; los cuales eran constantes.


El mas famoso de todos tiene que ver con la ciudad flotante construida para recrear el atolón. Aquel megalómano decorado costó 4 millones de dólares y para construirlo hubo que traer acero de EEUU porque en el que traían de Isla Grande se agotó. El problema es que fueron sorprendidos por un huracán y aquella construcción no pudo aguantar sus 1.000 toneladas de peso y terminó hundiéndose en el agua, lo que obligó a reconstruirla con un gasto similar.

El presupuesto previsto de 60 millones de dólares rápidamente se vio superado y en solo unas semanas se llegó a superar los 100 millones. Es impresionante la cantidad de dinero que se gastó en esta película. Y no solo en gastos de producción.

Por ejemplo, para el trimarán que utiliza el personaje de Costner se construyeron en EEUU dos versiones de este de 60 píes de largo y con un valor de 465.000 dólares cada uno que fueron llevadas hasta la isla en un Boeing 747. El problema era que el aeropuerto de allí no tenía pista suficiente para un avión de esas magnitudes, lo que obligó a realizar unas obras de ampliación del aeropuerto financiada por el estudio.


También hubo que construir una enorme plataforma flotante y llenarla de retretes portátiles para que los miembros del equipo, que sufrían constantes vómitos y diarreas, pudieran defecar sin tener que ser enviados a la isla en lancha, retrasando aún mas la producción.

Otro gasto adicional fueron 30 dólares que el estudio debía pagar a cada miembro del equipo que tuviera que incumplir los horarios fijados por los sindicatos a causa de los retrasos de la filmación, lo cual ocurría cada día y no había miembro del equipo que se librara. Se dice que al estudio le costó mas de 2 millones y medio de dólares la broma.

Luego, encima, hasta tuvieron problemas con la ley cuando el preparador físico de Costner fue detenido con 2.000 kilos de esteroides encima.

A pesar de la amistad entre ambos, la relación entre Costner y Reynolds se deterioró enormemente y las peleas entre ambos fue constantes. Aún así, el actor le defendió cuando, en septiembre de 1994, los productores cargaron sobre el director toda la responsabilidad de aquel rodaje que se les había ido de las manos y quisieron despedirle. Aunque, otras fuentes apuntan a que el director fue apartado y fue el propio Costner quién se sentó en la silla de director y terminó de rodar la película.

Aunque, Costner no solo tuvo problemas con Reynolds, ya que no caía nada bien a los miembros del equipo; a los que no les hizo ninguna gracia tener que hospedarse en hoteles de mala muerte mientras él se hospedaba en un lujoso bungalow de 1.800 dólares la noche.


Al final, ese rodaje que debía haber durado 96 días, se prolongó hasta 157 días y su presupuesto de 60 millones de dólares se incrementó hasta 175 millones –una burrada para la época –, lo que convirtió a aquella producción en la película mas cara de la historia en su tiempo.

El montaje tampoco fue un camino de rosas. Los productores rechazaron un primer montaje de 4 horas de duración que hizo Reynolds y dejaron el montaje en manos de Costner. Este hizo un nuevo montaje de 165 minutos, pero también fue rechazado hasta que, finalmente, se aprobó un montaje final de 135 minutos.

La película se estrenó en EEUU el 28 de julio de 1995 -a España llegaría el 8 de septiembre -. Se esperaba que la taquilla ayudara a compensar la gran cantidad de dinero invertida; pero nada mas lejos de la realidad. La película solo recaudó 88 millones de dólares en EEUU y, aunque salvó los muebles con la taquilla mundial, con 175 millones mas recaudados en el resto del mundo que hacían un total de 264 millones de dólares, el film no pudo librarse de ser etiquetado como fracaso.

La peor parte se la llevó Kevin Costner, quién ya venía precedido por otros dos grandes fracasos, Wyatt Earp (Lawrence Kasdan, 1994) y La Guerra (Jon Avnet, 1994), y no pareció escarmentar tras este desastre cuando solo dos años después se metió de lleno como protagonista, productor y director en otra gran superproducción futurista y post-apocalíptica, Mensajero del Futuro (1997), que también se estrenó en taquilla. Waterworld fue el inicio de su declive como estrella de Hollywood y, aunque ha tenido algún que otro éxito menor estos últimos años, su carrera aún no se ha recuperado del todo; aunque, este año tiene una buena oportunidad de hacerlo con Man of Steel, donde interpreta al padre adoptivo de Superman.

Al principio he afirmado que la producción de esta película resulta mas interesante que la película en sí y eso es cierto, porque la película, la verdad, no es nada del otro mundo. No es mala, me parece una buena película pero, desde luego, no es, para nada, un film brillante y, mucho menos, justifica que se invirtiera tal cantidad de dinero y medios en ella, porque es mas bien una película mas cercana al serie B.

El principal problema de la película es que, en ocasiones, el ritmo falla y se hace muy larga y pesada y hay momentos en los aburre terriblemente. Además, hay un montón de lagunas argumentales, debidas a los muchos cortes que sufrió en la sala de montaje, que empeoran las cosas. Hay una versión extendida que dura 176 minutos cuyo metraje extra ayuda mucho a la historia y arroja luz sobre muchas incógnitas que deja la versión anterior –como la escena final donde los protagonistas descubren que Tierra Seca es, en realidad, la cima del Everest –. Sin embargo, debido a un mal montaje, esta versión es también un arma de doble filo, ya que hace que la película resulte mas lenta y aburrida. Ocurre exactamente lo contrario que, por ejemplo, con Apocalypse Now Redux, donde el metraje extra hacía que el ritmo de la película resulte mas fluido y, a pesar de tener una mayor duración, la película se hace menos larga. Con la versión extendida de Waterworld ocurre exactamente lo contrario.

Su argumento y su guión son de lo mas simplones; y varios diálogos insufribles empeoran mas las cosas. Como ya he visto, la película bebe mucho de la saga Mad Max, sobre todo de la segunda entrega, la estupenda Mad Max 2: El Guerrero de la Carrera (George Miller, 1981); sin embargo, carece mucho de la fuerza y la garra de aquellas películas. Además, el personaje de Mariner carece por completo del carisma y la potencia de Max Rockatansky a pesar de la buena interpretación de Kevin Costner, quién hace un buen trabajo en este film, aunque muy por debajo del nivel de anteriores trabajos.


El resto de los actores tampoco lo hacen mal, pero no dan todo lo que tienen que dar –especialmente, Dennis Hopper y la bella Jeanne Tripplehorn, capaces de interpretaciones mucho mejores –y la dirección de actores no saca lo mejor de ellos.

No obstante, a su favor, la película tiene que es todo un espectáculo. Las escenas de acción son terriblemente espectaculares, adrenalíticas y están muy bien rodadas y coreografiadas. Secuencias como la del ataque al atolón por parte de los Smockers, el hidroavión dando vueltas mientras está enganchado al trimarán de Mariner o el espectacular tramo final son momentos realmente impresionantes.

Además, también hay momentos muy logrados, como cuando Mariner caza a un monstruo marino poniéndose como cebo, la visita submarina a la ciudad sumergida o ese comienzo tan ingenioso en el que vemos como la Tierra del logotipo de la Universal se va inundando.

Mi veredicto final es que Waterworld no es una mala película. Es un film aceptable que se deja ver y que, sin duda, es una buena elección cuando la pasan por Tv y no hay otra cosa para ver. No obstante, es una película bastante simplona y falta de épica cuyo conjunto no justifica su enorme presupuesto y despliegue de medios.


Y es que, en el fondo, no es mas que una cinta de serie B en la que, incomprensiblemente, se gastaron una millonada.