ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS de la película. Quién no la haya visto aún, que se abstenga de leer lo que viene a continuación y, si decide hacerlo de todos modos, lo hará bajo su total responsabilidad.
El pasado viernes fue el día de San Valentín, pero también el día que, finalmente, se estrenaba la cuarta película del Capitán América dentro del Marvel Cinematic Universe.
Sam Wilson (Anthony Mackie) ha asumido ya su papel como nuevo Capitán América. Thaddeus Ross (Harrison Ford), ahora convertido en Presidente de los EEUU, le envía a una misión en México para recuperar un artefacto que fue robado por la Sociedad Serpiente y pretenden venderlo a un misterioso comprador. Sam, junto a Joaquin Torres (Danny Ramirez), el nuevo Falcon, logran recuperar el artefacto, pero Sidewinder (Giancarlo Esposito), el líder de la Sociedad Serpiente, logra escapar y, además, el misterioso comprador no ha hecho su aparición.
Debido a este éxito, Ross los invita a la Casa Blanca, donde se celebra una cumbre con varios líderes mundiales para decir sobre el futuro de Isla Celestial, que es como se conoce al Celestial Tiamut cuando quedó petrificado en el océano Índico, que ahora se ha convertido en un lugar muy codiciado al descubrirse que es la fuente de un nuevo metal, el Adamantium, el cual puede competir con el Vibranium. De hecho, el material robado por la Sociedad Serpiente era una muestra de Adamantium que le fue robada a Japón, país vital para la firma de un importante acuerdo entre las naciones que reclaman Isla Celestial. Pero, las cosas se complican cuando, de forma inesperada, Isaiah Bradley (Carl Lumbly), un super soldado que estuvo 30 años encerrado y soportó todo tipo de experimentos, intenta matar a Ross. El magnicidio es evitado por Sam y por Ruth Bat-Seraph (Shira Haas), una ex-Viuda Negra que ahora es la Asesora de Seguridad de Ross, y Bradley es encarcelado, ya que se piensa que trató de matar a Ross como venganza por haber sido abandonado a su suerte en aquella prisión. Sin embargo, Sam no cree que su amigo sea culpable y tratará de demostrar su inocencia al tiempo que tratará de averiguar quién está detrás del incidente.
Capitán América: Brave New World debía haberse estrenado el pasado 2024, pero fue una de las muchas películas que tuvieron que retrasar su estreno a causa de las huelgas de guionistas y actores que sacudieron Hollywood en 2023.
Aunque, esa no fue la única razón, ya que la película ha sufrido una larga serie de reshoots. Pero, no los reshoots habituales que suelen tener las grandes producciones hollywoodienses, como las del MCU, sino de los que cambiaron una buena parte de la película, dándole otro enfoque. Hasta le cambiaron el título, ya que originalmente tenía como subtítulo New Mundial Order.
Y, si algo nos ha enseñado la historia del cine, es que estas cosas suelen ser perjudiciales para las películas, especialmente, en sus resultados en taquilla.
Sin embargo, ese no parece ser el caso con este film, ya que, en su primer fin de semana, la película ha sorprendido recaudando 88 millones de dólares en EEUU, una cifra que supera las expectativas, las cuales eran de 80 millones. A día de hoy, la película lleva recaudados 100 millones de dólares en los cines estadounidenses y 92 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 192 millones de dólares, los cuales superan su presupuesto oficial de 180 millones de dólares -aunque, a mi me parece un presupuesto muy bajo para una película que ha sufrido tantos reshoots, de ahí que diga lo de "oficial" -.
Estos resultados en taquilla están sorprendiendo mucho, más que nada, después de que la película haya recibido críticas de lo más nefastas. La opinión del público ha sido más positiva, aunque no muy entusiasta, todo hay que decirlo.
¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.
Una vez vista la película, debo decir que me he llevado una sorpresa agradable, más que nada, porque me esperaba algo mucho peor, la verdad.
La deriva que está llevando últimamente el MCU, propiciada principalmente por el wokismo, unida a los muchos reshoots que la película ha sufrido me daban bastante desconfianza. Además, a eso hay que unir que, aunque estemos ante la cuarta entrega de la saga cinematográfica del Capitán América, este film es una continuación de la serie Falcon y el Soldado de Invierno -incluso repite uno de sus guionistas y su showrunner -, la cual fue bastante decepcionante -además de que fue de las primeras portadoras del virus woke en el MCU -.
Y, para rematar, la película está dirigida por Julius Onah, director de The Cloverfield Paradox (2018), un montón de mierda tan grande que, entre otras cosas, se cargó el universo que J.J. Abrams estaba creando a raíz de la película Monstruoso (Matt Reeves, 2008).
Con todo eso, y con que esta era la primera película del Capitán América sin Steve Rogers, fui a ver este film con muchas desconfianza y, como ya he dicho, no me llevé el disgusto que me esperaba llevar. Sin embargo, tampoco salí de ella con el mismo entusiasmo que me produjeron en su día sus predecesoras, Capitán América: El Primer Vengador (Joe Johsnton, 2011), Capitán América: El Soldado de Invierno (2014) y Capitán América: Civil War (2016), estas dos dirigidas por los hermanos Russo.
Esta película está muy, pero que muy, por debajo de esas tres películas, siendo sin duda la más floja de la saga. Pero, en su favor, diré que no llega a ser tan aburrida ni tan pedante como lo fueron Thor: Love and Thunder (Taika Waititi, 2022), Black Panther: Wakanda Forever (Ryan Coogler, 2022), Ant-Man y la Avispa: Quantumanía (Peyton Reed, 2023) y, sobre todo, The Marvels (Nia DaCosta, 2023).
Esto, unido a las muy buenas expectativas que están despertando Thunderbolts* y Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos, junto con el nuevo giro que está tomando el MCU con el Doctor Doom de Robert Downey Jr. como nuevo gran villano, hace que se empiecen a ver signos de mejora en el MCU.
Pero, bueno, todo eso ya se verá. Vamos a analizar esta película, que es lo que toca ahora.
La película no es mala del todo. Si tuviera que puntuarla, le pondría una nota que estaría entre un 5 y un 5´5. Porque, aunque sea una película muy mejorable, se deja ver, es entretenidad y hasta llega a disfrutarse a ratos. Además, conecta bien con dos películas que habían quedado ya algo olvidadas, dándoles continuidad y atando algunos cabos que quedaron sueltos.
Estas películas son, claramente, Eternals (Chloé Zhao, 2021) y la ya muy lejana El Increíble Hulk (Louis Leterrier, 2008); la cual ya tuvo continuidad en Capitán América: Civil War con el regreso del Thaddeus Ross interpretado por el fallecido William Hurt. De Eternals, ya he contado en el resumen de la trama que da una respuesta sobre el Celestial petrificado que emerge del Índico, mientras que de El Increíble Hulk, entre otras cosas, se nos revela que ocurrió con Samuel Sterns (Tim Blake Nelson), al que vimos convertirse en el villano Líder al final de la película de 2008, pero ya no se supo nada más de él.
Hasta ahí, lo bueno. Ahora vamos con las cosas malas, que la película tiene, y muchas.
Para empezar, los reshoots se notan mucho, hasta en lookcapilar de algunos personajes, si os fijáis bien. Un buen ejemplo son las escenas de acción, ya que algunas son bastante buenas y otras son bastante deficientes.
Por poner un ejemplo, la primera escena de acción que vemos, la que sucede en México contra la Sociedad Serpiente, la noté muy deficiente, sin la brutalidad ni la espectacularidad de las de las películas anteriores. Sin embargo, la siguiente, el tiroteo en la Casa Blanca, esa si estuvo a la altura. Y así toda la película.
Lamentablemente, los efectos de los reshoots no se limitan solo a las escenas de acción. La trama sufrió modificaciones, se eliminaron escenas y se suprimieron personajes mientras que otros sufrieron modificaciones.
La mencionada Sociedad Serpiente iba a tener mucho más peso en la historia, pero tan solo se la ve en la escena de México, ya que en el resto de la película solo la representa su líder, Sidewinder, que tiene tan solo un par de apariciones más en el resto de la película. Además, se la reduce a un simple grupo de hombres armados sin miembros con superpoderes o habilidades especiales, suprimiéndose personajes como la Diamondback que interpreta Rosa Salazar. Además, la escena de México iba a ser mucho más espectacular e, incluso, el personaje de Isaiah Bradley iba a participar en ella formando equipo son Wilson y Torres, vistiendo un traje y todo.
Otro cambio que se hizo fue con el aspecto del Líder, el cual originalmente iba a ser más fiel a los cómics y no una especie de lagarto de V sin careta, que es lo que al final vemos en la película.
Otro cambio -y este me toca las narices porque es una bajada de pantalones en toda regla -es el que tiene que ver con Ruth Bat-Seraph, que me ha parecido un buen personaje y me ha gustado bastante, pero en la película han cambiado por completo sus orígenes con respecto a los cómics, donde el personaje es el alter ego de Sabra, que es israelí y miembro Mossad. Aquí nos la convierten en una ex-Viuda Negra y en la Asesora de Seguridad del Presidente. Además, también ignoran que es una mutante.
Y, para terminar con los cambios que se hicieron en los seshoots, tenemos que al final vemos a Ross convirtiéndose en Red Hulk, es cual está bastante bien hecho -aunque, me hubiera gustado que tuviera un roja un poco más oscuro -y la pelea final que tiene con Wilson es bastante espectacular. El problema aquí es como se resuelve esa escena tras los reshoots, las cuales hicieron para que encaje mejor más con el wokimos a costa de provocar vergüenza ajena al personal.
Originalmente, la escena iba a ser más brutal, con Red Hulk destrozando por completo el traje de Vibranium de Sam y estando a punto de matarlo, pero Ruth lograba hacerle llegar la muestra de Adamantium de los japoneses y Sam la arrojaba a las heridas de Red Hulk, absorviéndole la radiación gamma y volviendo a Ross de nuevo normal, pero provocando también su muerte.
Lo bueno de esto es que deja al personaje vivo y encerrado en la misma prisión que él mismo construyó, lo cual podría servir para que Marvel Studios pueda aprovechar más al personaje en el futuro, cosa que espero porque, de lo contrarío, Red Hulk pasaría a estar en la lista de buenos villanos desaprovechados por Marvel Studios.
En fin.
Vamos ahora con el reparto.
Anthony Mackie hace un buen trabajo como Sam Wilson, eso no lo voy a negar, porque lleva haciéndolo desde que debutó como el personaje en 2014. El problema es el mismo del que ya he hablado varias veces, y es que yo no trago a Sam Wilson como sucesor de Steve Rogers como Capitán América. No lo tragaba en los cómics ni lo trago ahora en el cine. En la película, cada vez que se refieren a él como el Capitán América hace hasta que se me revuelvan las tripas.
Pero, bueno, esto es una opinión personal mía, ya que yo, como amante de los cómics de Ed Brubaker que soy, prefiero más como nuevo Capitán América a Bucky Barnes (Sebastian Stan). Quién, por cierto, hace un cameo en la película, el cual no está mal, pero tampoco aporta nada. Si, nos revelan que el personaje se ha metido en política y aspira a ser congresista, pero eso es algo que ya hubiéramos descubierto en Thunderbolts*, la cual está al caer; incluso se intuye algo ya en el último tráiler de esta.
Lo mismo digo del regreso de Liv Tyler como Betty Ross, la cual aparece al final solo para decir Hola y ya está. Otra cosa que le debemos a los reshoots pero, para que al final haga los mismo que Linda Blair en El Exorcista: Creyente (David Gordon Green, 2023), mejor que la hubieran suprimido del todo.
El fallecido William Hurt hizo un trabajo excelente como Thaddeus Ross, no quiero quitarle mérito para nada. Pero Harrison Ford se hace con el personaje desde el principio y consigue que no se le eche de menos. Desde luego, fue una excelente elección de casting.
Como ya he mencionado antes, pese a los cambios que le han hecho para adaptarla más al wokismo, me ha gustado mucho Ruth Bat-Seraph algo que se debe, especialmente, al buen trabajo que hace la actriz Shira Haas; que también es israelí, como su personaje sin los cambios wokistas.
Carl Lumbly estuvo muy bien como Isaiah Bradley en la serie Falcon y el Soldado de Invierno y también lo está en la película. La otra cara de la moneda es Danny Ramirez como Joaquin Torres, que ni me gustó en la serie ni me ha gustado en la película.
Y, en cuanto al villano principal, el recuperado Samuel Sterns, pese a los cambios del aspecto del personaje, el trabajo de Tim Blake Nelson es muy bueno y ha sido una muy buena elección como villano principal. Otra cosa es su plan, el cual no hay ni por donde cogerlo y parece que va cambiando sobre la marcha, pero eso es otra cosa y es algo que también le debemos a los reshoots.
Nelson protagoniza, junto a Mackie, la escena post-créditos de la película, donde el villano advierte al protagonista del peligro que se avecina, enlazando así la película con Avengers: Doomsday y Avengers: Secret Wars. Una escena que recuerda al encuentro final entre Batman y Lex Luthor al final de Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia (Zack Snyder, 2016), todo hay que decirlo.
Y no me olvido de Giancarlo Esposito, que hace un estupendo trabajo como Sidewinder, el líder de la Sociedad Serpiente pero, al igual que dicha sociedad, también está muy desaprovechado en el film.
Bueno, vamos resumiendo ya.
Capitán América: Brave New World es una película que no es mala y se deja ver, pero con muchos defectos y a la que ha perjudicado mucho los muchos reshoots que ha sufrido.
Aunque, debo decir también que tengo la impresión de que, sin los reshoots, el resultado hubiera sido mucho mejor, pero tampoco nos hubieran dado algo muy grandioso. La película hubiera sido mucho mejor, si, pero tampoco para tirar muchos cohetes.
Por su tono de thriller político se nota que quiere emular a Capitán América: El Soldado de Invierno, pero está a años luz de esta -con reshoots y sin ellos -, como también lo está de Capitán América: Civil War y de Capitán América: El Primer Vengador, la cual, gracias a este film, deja ya de ser oficialmente la más floja de las películas del Capitán América del MCU.
Podría haber sido mejor, pero se agradece que no sea como lo que Marvel Studios nos ha estado ofreciendo los últimos años; con excepción, claro está, de Deadpool & Wolverine (Shawn Levy, 2024), aunque este, pese a pertenecer al MCU, recordemos que juega en otra liga.
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