300: El
Origen de un Imperiono no es exactamente una secuela de la maravillosa 300 (Zack Snyder, 2007). Bueno, sí lo es
en parte, porque también es una precuela y una especie de spin-off.
Más adelante hablaré de ello. Ahora, vayamos
por partes.
Mientras sucedía la batalla de las
Termópilas, en el estrecho de Artemisio un contingente de barcos griegos trata
de detener a la todopoderosa armada persa comandada por la despiadada Artemisia
(Eva Green). La armada griega está liderada por Themistocles (Sullivan
Stapleton), un general y hombre fuerte del gobierno de Atenas que sueña con
unificar toda Grecia contra la amenaza de los persas. Themistocles era un
completo desconocido hasta que, diez años atrás, se convirtió en todo un héroe
al liderar a los atenienses en la victoria contra los persas en la batalla de
Maratón y herir de muerte al rey Darío (Igar Naor).
Por su parte, Artemisia era una princesa
griega que, siendo solo una niña vio como su familia era masacrada por unos
hoplitas que arrasaron su tierra. Después estuvo años prisionera en un barco de
esclavos griego donde fue violada continuamente hasta que se cansaron de ella y
la dejaron tirada en un puerto para que muriera. Sin embargo, fue recogida por
un emisario persa que la entrenó en las armas y la convirtió en una fiera
guerrera y líder militar que se ganó el favor del rey Darío. Tras la muerte de
este, manipuló al nuevo rey, Jerjes (Rodrigo Santoro), hasta hacerle creer que
se había convertido en un dios y lanzarlo a la conquista de toda Grecia. El
choque entre Artemisia y Themistocles será brutal.
300 fue un éxito enorme. Con un presupuesto de 65
millones de dólares, solo en EEUU recaudó 210 millones a los que hay que sumar
246 millones más recaudados en el resto del mundo, por lo que la película hizo
un total de 456 millones de dólares.
Después de un éxito así, no es de extrañar
que la Warner quisiera seguir explotando la fórmula en una secuela. El problema
es que el cómic de Frank Miller en el que se basaba la película no tenía
continuaciones. Fue por ello por lo que el propio Frank Miller comenzó a
realizar una precuela de su historia que, bajo el título de Xerxes, contaría los acontecimientos de
la batalla de Maratón y el ascenso de Jerjes I como dios rey del Imperio Persa.
Este cómic debía haberse estrenado al mismo tiempo que la película pero, a pesar
de que Miller entregó en 2011 a Dark Horse los dos primeros números que
componen la miniserie, el pasado mes de diciembre se supo que no iba a poder
tener el cómic listo para entonces. Y es que, más centrado más en otros
trabajos, tanto comiqueros como cinematográfico –como la secuela de Sin City –, Miller tiene menos tiempo
para trabajar en su novela gráfica, para la que vamos a tener que esperar para
ver sus resultados.
Pero eso ha importado poco a los responsables
de este film, ya que, con cómic o sin él, la película debía hacerse. De hecho,
empezaron a hacerla casi al mismo tiempo que el cómic. Aunque también tuvieron
que pasar unos años para que viera la luz, ya que Zack Snyder, que tenía
previsto volver a dirigirla, antes quiso ocuparse de otros trabajos, como Watchmen (2009) –donde adaptó a otro
grande del cómic; en este caso Alan Moore -, la película de animación Ga'Hoole, la Leyenda de los Guardianes
(2010) o la personal e infravalorada Sucker
Punch (2011).
El estudio esperó pacientemente. Pero, cuando
a Snyder le surgió dirigir una gran superproducción como Man of Steel (2013), cuya producción iba a durar siete meses, ya no
quisieron esperar más y a Snyder no le quedó más remedio que limitarse a la
producción y relegar la dirección a otra persona. El elegido fue el israelí
Noam Murro, quién no dudó en abandonar la quinta entrega de La Jungla de Cristal, que cayó en manos
de John Moore, para dirigir este film.
La película debía haberse estrenado en agosto
de 2013, pero un retraso en los efectos especiales hizo que su estreno se
retrasara varios meses hasta marzo de 2014. Pero, a pesar de este
inconveniente, la película ha llegado sin ningún problema a los cines y ya la
tenemos en nuestras carteleras.
Y, de momento, no le está yendo mal. Su
arranque ha sido espectacular, aunque inferior al de su predecesora –pero esto
era algo de esperar –y en su segunda semana ha bajado un poco. Aún así, la
película, que ha costado 110 millones de dólares, ya lleva recaudados 85
millones solo en territorio estadounidense y 158 millones más en el resto del
mundo, llevando recaudados a día de hoy 243 millones de dólares. Y esa cifra aumentará este fin de semana.
El público, especialmente todos los que
disfrutaron con la primera película, la está recibiendo generalmente bien. Otra
cosa es la crítica, que la ha recibido con opiniones diversas. A algunos les ha
gustado y a otros no; aunque son más las críticas negativas y las positivas no
son muy entusiastas.
Pero, bueno, yo a la crítica profesional es a la que menos caso suelo hacer y me limito a dar mi más sincera opinión sobre esta película, la cual es completamente personal y no está influenciada por nadie; tan solo por mi criterio.
Pues bien, la película me ha ENCANTADO.
Me ha parecido una película estupenda y una secuela –la voy a llamar así mejor –notable que me ha hecho disfrutar de principio a fin y me ha dejado un sabor de boca de lo más agradable.
En la inevitable comparación con su
predecesora, debo decir que esta película
es inferior a la primera; aunque no se le queda muy atrás. Porque si la
primera era una película de 10, esta se quedaría en un 8'5 o un 9 directamente.
La película está completamente en la línea de
la primera, pero todo hecho más a lo grande, con más espectacularidad, más mala
hostia, muchas más batallas, mas historia y más de todo. Sin embargo, hay
varios detalles en los que la película no está tan acertada y la hacen perder
puntos frente a la primera. Pero de eso hablaré mas adelante.
Empiezo por las cosas buenas, que es lo que
más abunda en este film.
De lo mejor, sin duda, es el guión, escrito
por Zack Snyder y Kurt Johnstad –uno de los guionistas de la primera película –,
el cual es estupendo, muy trabajado y con unos diálogos brillantes. Aunque lo
mejor es lo bien que estructura la historia que nos cuenta y como entrelaza con
los acontecimientos de la primera.
Primero comienza como una precuela,
mostrándonos la batalla de Maratón, a Themistocles convirtiéndose en héroe de
Grecia y las manipulaciones de Artemisia para convertir a Jerjes en un dios rey
tras la muerte del rey Darío. Luego la historia es paralela a los
acontecimientos de la primera entrega, ya que se centra principalmente en la
batalla de Artemisio, la cual sucedió al mismo tiempo que la batalla de las
Termópilas. Y, finalmente, la película se convierte en una secuela, contando cómo,
tras la muerte de Leónidas y los 300 espartanos en las Termópilas y la
destrucción de Atenas por un vengativo Jerjes, la armada griega comandada por
Themistocles en Salamina se convierte en la única esperanza de Grecia.
Vale que, como ya ocurrió con la primera, la
película se aleja mucho de cómo ocurrieron los hechos en la historia. Pero
recuerdo que, tanto esta película como su predecesora –sin mencionar el cómic
en el que se basan –, no son películas históricas. Para que quede más claro,
ambas películas se centran más en lo que es la leyenda que en lo que es la
historia.
Visualmente, la película tiene el mismo
estilo que la primera, tanto en la forma de realización, en el diseño de
producción, la fotografía, los efectos especiales, las escenas acción y el uso
de la violencia y el sexo. Porque la película no se corta en lo que a violencia
y sexo se refiere; algo muy de agradecer en esta época en la que el PG-13 se
está imponiendo cada vez mas.
Por ahí había algunos agoreros que decían
que, aunque tenga clasificación R, este film había rebajado el tono violento y
sexual de la primera. Pero nada más lejos de la realidad. La película tiene violencia
por un tubo, decapitaciones y desmembramientos cada dos por tres y litros y
litros de sangre por todas partes sin dar tregua al espectador en ningún
momento durante las brutales escenas de acción.
Y lo mismo ocurre con la carga sexual. Sobre
todo la que desprende Eva Green en todos y cada uno de los fotogramas en los
que aparece y en el duelo que mantiene con Themistocles a lo largo de todo el
film, llegando a tener los dos una escena erótica tan brutal –o mas –que cualquiera
de las batallas.
Dejando esto a un lado y hablando de la
interpretación, Eva Green está magnífica en toda la película. Ella es una actriz
estupenda, sobre todo cuando hace de mala, como ocurre aquí. Desde luego, no
pudieron haber hecho mejor elección para dar vida a Artemisia, la verdadera villana
de toda la función. La escena en la que decapita a un prisionero griego y luego
besa en los labios la cabeza cortada es una auténtica maravilla.
Sullivan Stapleton no lo hace mal del todo.
El tipo actúa bien y hace un buen trabajo en todo el film. Sin embargo, su
Themistocles no resulta tan carismático como debería ser; sobre todo si lo
comparamos con el Leónidas interpretado por Gerard Buttler de la anterior
película o la propia Eva Green en esta –para mí la verdadera protagonista del
film, aunque haga de mala –. Repito que el tipo no lo hace mal, actúa bien,
pero no consigue dotar a su personaje del carisma necesario para que su
personaje sea ese gran salvador y unificador de Grecia que nos quieren mostrar.
Esta es una de las razones de que este film sea inferior al anterior.
Lena Headey está tan maravillosa como ya lo
estuvo en la primera entrega dando vida a la reina Gorgo –un personaje en las
antípodas de la Cersei Lannister que interpreta en Juego de Tronos que, desde luego, cuesta creer que esté
interpretada por la misma actriz –. Aunque su aparición sea mucho más corta,
ella está magnífica en cada momento con una interpretación de lo mas sobresaliente. Lo único que lamento es que haya tenido
tan poco tiempo de lucirse en las escenas de acción, donde se desenvuelve muy
bien. A ver si en la tercera –que todo apunta a que habrá una – aprovechan
esto.
En cuanto a Jack O'Connell y los demás
acompañantes de Themistocles en la película, todos hacen un buen trabajo; en la
misma línea de los compañeros de Leónidas en la primera.
Y, en cuanto a los que repiten, Rodrigo
Santoro vuelve a estar muy bien dando vida a Jerjes; aquí mas ridiculizado que
en la primera. David Wenham, que vuelve a encarnar a Dilios, también hace un
muy buen trabajo en sus cortas apariciones. Y lo mismo digo de Andrew Tiernan,
que da vida de nuevo al deforme y traidor Ephialtes.
Sobre las cosas malas, una de ellas es lo que
ya he mencionado sobre la falta de carisma de Themistocles.
Luego está el hecho de que, al mantener el
estilo visual de la primera se pierde un poco el impacto de cuando se vio la primera por
primera vez, ya que en este campo, salvo una fotografía más fría y oscura en
las batallas navales, no nos ofrece nada nuevo.
Después está la completa ausencia de Noam
Murro.
Vale que, aunque no la dirija, esta es una
película de Zack Snyder, quién la produce y la co-dirige, y es normal que el
director haya tenido que hacerla siguiendo sus pasos y mantenerse fiel a su
estilo. Pero, aún así, podría también haber metido cosas suyas en la película y
que se notara su mano en el film porque, la verdad, parece que Murro ha jugado
un papel en esta película parecido al que Tobe Hooper jugó en Poltergeist (1982). En Man of Steel se notaba la mano de Zack
Snyder y Christopher Nolan por igual, algo que también debería haber ocurrido
en este film.
Aunque, el mayor fallo de todos es el título.
Porque, la verdad, 300: El Origen de un
Imperio nunca ha llegado a convencerme del todo; más que nada, porque
imperio se asocia más a los persas. Creo que lo más adecuado debería haber sido
300: El Origen de una Nación, lo cual
haría más referencia a la unificación de Grecia que persigue Themistocles.
Pero, bueno, esto es solo un opinión mía.
Estas cosas hacen que la película no llegue a
la altura de la original.
Pero, como ya he dicho, a pesar de ello la película
es una dignísima continuación de 300
que, desde luego, no defrauda nada a los que, como yo, disfrutamos en su día
con esa película y hoy la seguimos adorando. Además, aunque se quede por
detrás, tampoco se le aleja mucho y, en ocasiones, hasta podría echar un pulso
con ella.
En resumen. 300: El Origen de un Imperio es una película excelente que hace
disfrutar desde que empieza hasta que termina satisfaciendo, y mucho, las ganas
de querer ver más que nos quedó tras ver la primera.
Películas como esta son un claro ejemplo a
seguir a la hora de hacer secuelas.
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