¡ATENCIÓN!
Advierto que esta review contiene muchos SPOILERS y de lo más reveladores.
Advierto a quienes no hayan visto la película aún que se abstengan de leerla y,
si deciden leerla de todas maneras, que lo hagan bajo su total responsabilidad.
Diez
años después del estreno de La Venganza
de los Sith, la saga Star Wars ha
vuelto otra vez a los cines. Esta vez, bajo el sello de Disney, la cual se hizo
con la franquicia tras la compra de Lucasfilm a George Lucas en 2012.
La
película ha sido dirigida por J.J. Abrams, todo un gran fan de la saga, y
recupera a los protagonistas originales en lo que es un claro ejercicio de
nostalgia.
Han
pasado 30 años desde la batalla de Endor y la caída del Imperio Galáctico.
Ahora, la galaxia está dividida en dos regímenes que viven en constante estado
de guerra fría. Uno es la Nueva República y otro es la Primera Orden, la cual
surgió de los restos del Imperio Galáctico y está dirigida por un misterioso
personaje conocido como el Líder Supremo Snoke (Andy Serkis). Contra este
régimen lucha la Resistencia, heredera de la famosa Alianza Rebelde que luchó
contra el Imperio Galáctico. Su líder, la ahora general Leia Organa (Carrie
Fisher), está sumida en la búsqueda de su hermano, Luke Skywalker (Mark
Hamill), quién desapareció después de que su intento de entrenar una nueva
generación de caballeros Jedis resultara un fracaso cuando uno de los nuevos
caballeros se pasó al lado oscuro.
Siguiendo
las órdenes de Leia, Poe Dameron (Oscar Isaac), el mejor piloto de la
Resistencia, llega hasta el planeta Jakku, donde obtiene parte del mapa que
indica la localización de Luke –quién se dice que fue en busca del primer
templo Jedi –de manos de Lor San Takka (Max von Sydow). Pero, en esos momentos,
llegan tropas de la Primera Orden comandadas por Kylo Ren (Adam Driver), quién
idolatra al mítico Darth Vader y está entrenado en las artes Sith; este también
busca el mapa y, sobre todo, a Skywalker. Kylo Ren asesina a Takka y captura a
Poe. Sin embargo, poco antes, Poe pudo esconder el mapa en BB-8, su androide de
vuelo. Poe es llevado a un destructor, donde es interrogado. Pero, poco
después, es ayudado a escapar por FN-2187 (John Boyega), un stormtrooper que ha
decidido desertar horrorizado por las atrocidades de la Primera Orden; en la
huída, Poe lo rebautiza como Finn. Mientras, en Jakku, BB-8 se encuentra con
Rey (Daisy Ridley), una joven que malvive en el planeta como chatarrera
mientras espera el regreso de su familia.
George
Lucas creó Star Wars como una larga
saga de nueve películas divididas en tres trilogías que comenzaría a narrarse
por el medio. Sus planes eran realizar primero los episodios 4, 5 y 6, luego
realizar los tres primeros episodios en forma de precuelas y, finalmente,
finalizar la saga con los tres episodios finales.
La
primera trilogía está compuesta por La
Guerra de las Galaxias (1977) –que dirigió el propio Lucas –, El Imperio Contraataca (Irvin Kershner,
1980) y El Retorno del Jedi (Richard
Marquand, 1983), tres películas que no necesitan presentación. A esta le siguió
la trilogía de precuelas, pero esta tardó mucho en llegar a causa de diversos
factores.
El
caso es que la trilogía de precuelas no llegaría hasta finales del siglo XX,
después de que Parque Jurásico
(Steven Spielberg, 1993) consagrase los efectos especiales por ordenador y
Lucas reestrenase en 1997 las copias remasterizadas de la primera trilogía.
Estrenada
en medio de una gran expectación, La
Amenaza Fantasma (1999) –donde Lucas retomó la dirección 28 años después de
haber dirigido La Guerra de las Galaxias
–fue un enorme éxito de taquilla, pero terminó decepcionando a la mayoría de
los fans, que no perdonaron cosas como el tono infantil de la película o el
odioso Jar Jar Binks –el personaje digital que más instintos asesinos despierta
en la gente –.
El
Ataque de los Clones
(2002) y La Venganza de los Sith
(2005) –también dirigidas por Lucas –mejoraron la cosa, pero no lograron estar
a la altura de la trilogía original y no recuperaron la confianza de todos los
fans decepcionados.
Después
de esto, la saga siguió explotándose en series de animación, cómics, libros y
videojuegos. En cambio, en cine estaba prácticamente muerta. Se hizo una
película de animación, Star Wars: La
Guerra Clon (Dave Filoni, 2008) –que no era más que un episodio alargado de
la serie de Tv de mismo título –, pero de las tres entregas finales de la saga
principal no se volvió a saber nada. Incluso, George Lucas llegó a decir en
declaraciones que hizo cuando se estrenó El
Ataque de los Clones o La Venganza de
los Sith –o puede que las dos, no me acuerdo muy bien –que la saga solo
eran seis películas.
En
todo caso, parecía que, finalmente, la saga se iba a quedar en seis películas y
que ya no se harían más entregas de la saga hasta que, en 2012, Lucas
sorprendió a todo el mundo vendiendo Lucasfilm y toda la franquicia Star Wars a Disney, la cual le pagó
4.000 millones de dólares por ella; dinero que Lucas entregó completamente a la
beneficencia –algo que no me extraña, ya que, con la inmensa fortuna que debe
haber amasado en las últimas casi cuatro décadas, aquello debía ser calderilla
para él –.
Todavía
hoy muchos se preguntan qué fue lo que llevó a Lucas a deshacerse de su gran
creación. Seguramente, la avalancha de malas críticas –sumándole un montón de
insultos y descalificaciones –que recibió por la segunda trilogía y por las
continuas remasterizaciones que está haciendo de la trilogía original tuvieran
que ver en esto. Aunque, yo creo que la realidad es que él mismo haya terminado
dándose cuenta que, con el paso del tiempo, ha terminado convirtiéndose en lo
que más odiaba en su juventud –un alto ejecutivo cinematográfico sin escrúpulos
–y viese que él es un peligro para la saga.
Dejando
esto a un lado, Disney tenía que amortizar el dineral que pagó por esta
franquicia y, rápidamente, puso en marcha una nueva entrega que sería el
Episodio VII de la saga, continuando la historia tras El Retorno del Jedi, y que sería el inicio de una nueva trilogía
que, además, estaría sazonada con unos cuantos spin-offs; de momento, hay dos,
uno sobre el robo de los planos de la Estrella de la Muerte y otro sobre la
juventud de Han Solo.
Volviendo
a esta película, Michael Arndt (Pequeña
Miss Sunshine, Toy Story 3) fue
contratado para escribir el guión y, tras tantear a varios directores, el
elegido fue, finalmente, J.J. Abrams, quién ya había hecho un gran trabajo
resucitando para Paramount Pictures la saga Star
Trek con las estupendas Star Trek
(2009) y Star Trek Into Darkness
(2013) y, además, es un gran fan de Star
Wars.
A Abrams no le convenció el guión de Arndt y lo reescribió con ayuda de todo un veterano de la saga, Lawrence Kasdan, quien trabajó en los guiones de El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi. Luego, reunió un gran reparto donde los protagonistas de la trilogía original se juntaban con nuevos actores en una especie de relevo a una nueva generación.
Y así llegamos a la película que nos ocupa, la cual lleva el título de El Despertar de la Fuerza; aunque, originalmente, iba a llamarse Sombra del Imperio, título claramente inspirado en Sombras del Imperio, un proyecto multimedia lanzado por George Lucas en 1996 ambientado entre El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi que consistía en una novela y varios cómics y videojuegos.
La
película se estrenó en gran parte del mundo el pasado 18 de diciembre y, como
era de esperar, está rompiendo las taquillas de todo el mundo. La película, que
ha costado 200 millones de dólares, no para de batir records y, en tan solo una
semana, lleva ya recaudados 544 millones de dólares solo en EEUU y 546 millones
en el resto del mundo, haciendo una recaudación global de 1.090 millones de
dólares.
¡La
película ha superado los 1.000 millones en tan solo una semana! Y las cifras
seguirán creciendo. Ya muchos predicen que podría superar los 3.000 millones,
acabando con el reinado de Avatar
(James Cameron, 2009) y convirtiéndose en la película más taquillera de la
historia. Veremos a ver.
Por
su parte, entre la crítica, el público y los fans hay división de opiniones;
para unos les ha parecido muy buena mientras que otros se han sentido
decepcionados.
¿Y
qué opino yo? Pues a eso vamos.
Antes
de empezar, quiero dejar claro que soy muy, pero que muy, fan de Star Wars. He crecido viendo las
películas de la saga original, he leído todo lo que hay que leer del universo
expandido y he devorado todo lo relacionado con ella. Puede que no llegue al
fanatismo de los que van a los estrenos o las convenciones disfrazados y
portando espadas láser de pega pero, aún así, AMO STAR WARS.
Una
vez dejado esto claro, pongámonos con la película.
La
verdad es que me HA ENCANTADO. He disfrutado enormemente viéndola, las dos
horas que dura se me han pasado volando y, cuando salía de verla, tenía unas
ganas enormes de verla de nuevo.
La
película es muy buena. Está muy bien dirigida por J.J. Abrams, quién ha hecho
un estupendo trabajo, con un ritmo que nunca decae, unas escenas de acción
espectaculares y muy bien filmadas, y una estupenda dirección de actores.
Aunque,
donde mejor ha estado Abrams es en su fidelidad a la saga original. Como ya he dicho,
el tipo es un gran fan de Star Wars
y, como ya nos ha demostrado este mismo año Jurassic
World (Colin Trevorrow, 2015), no hay nadie mejor a quién encomendarle la
resurrección de una saga que a alguien que es un gran fan de esta y, además,
tiene mucho talento. Y esto se puede apreciar en lo mucho que Abrams se ha
tomado en serio esta película y en el empeño, las ganas y, sobre todo, el sentimiento
que ha puesto en ella.
Visualmente,
es impresionante como ha recreado el estilo visual de la saga original
adaptándolo a los nuevos tiempos y las nuevas tecnologías. Todo gracias,
especialmente, a un logradísimo diseño de producción y unos estupendos efectos
especiales donde, entre otras cosas, se agradece mucho que no haya abusado del
CGI tanto como hizo Lucas en la trilogía de precuelas.
Además,
también nos ofrece momentos épicos y de gran poesía visual, como cuando destruyen
la Nueva República, el discurso previo a esta destrucción, la muerte de Han
Solo, el duelo de sables láser en la nieve o la aparición de Luke Skywalker al
final.
Todo
ello ayudado por un eficaz guión que pasa de las situaciones forzadas y el
humor absurdo, ofreciéndonos buenos diálogos y situaciones dramáticas; además
de unos golpes de humor más logrados y bien insertados en la trama. Aunque, lo
mejor es un formidable tratamiento de los personajes, a lo que ayudan muy bien
un elaborado reparto; lo cual, es otro gran acierto de la película.
Desde
luego, los actores están muy bien en sus respectivos papeles. Comenzando por
los que repiten de la trilogía original, los cuales vuelven a estar tan
acertados como lo estuvieron en su día y hacen un estupendo trabajo. Aquí quién
más destaca es, sin duda, Harrison Ford, que vuelve a tan formidable y
carismático como el primer día dando vida a Han Solo y logra que ninguno de los
nuevos actores le haga sombra; y eso que estos tenían muchas posibilidades de
hacerlo.
Es
una pena que el actor se despida de la saga en vista de cómo termina su
personaje en la película. El tipo ya pidió varias veces que mataran a Han Solo
y, al final, le han terminado complaciendo; aunque, como ya he dicho antes, la
escena de su muerte es uno de los momentos más épicos, impresionantes y bellos
–visualmente hablando, claro –de la película.
Sobre
los actores nuevos, todos hacen un buen trabajo; algunos mejores que otros,
pero, en el fondo, todos están muy bien.
John
Boyega está genial en su papel en su papel de stormtrooper redimido; el cual da
bastante juego en la película y puede dar bastante más juego en los episodios
siguientes.
Oscar
Isaac también está muy bien en su papel del piloto Poe Dameron, un personaje de
lo más carismático que, desgraciadamente, desaprovechan mucho en la película.
Sin embargo, algo me dice que tendrá más protagonismo en las próximas entregas.
El
villano principal, Adam Driver, también me ha gustado mucho. Recuerdo que, cuando
vi las primeras imágenes de él sin la máscara, lo encontré algo ridículo; pero,
una vez viéndolo en la película, el tipo convence bastante. Además, su
personaje, Kylo Ren, aunque muy lejos de estar a la altura del gran Darth
Vader, es un estupendo villano.
Pero,
quién ha sobresalido por encima de todo el mundo y ha terminado robándose toda
la película es, sin duda, Daisy Ridley. Está fantástica en todo momento en su
papel de Rey, haciendo un trabajo excelente y robándose todas las escenas en
las que sale. Ella es, sin duda, la gran protagonista de la película, prácticamente,
lo que fue Mark Hamill a la trilogía original; de hecho, en la película la
presenta, prácticamente, como la heredera de Luke Skywalker –y no me extrañaría
que, finalmente, resultase ser su hija –.
Además
de su gran interpretación, la chica es también toda una action girl,
desenvolviéndose estupendamente en las escenas de acción. Precisamente, es ella
la que protagoniza el duelo de sables láser del final en la nieve contra Kylo
Ren –ya que lo de John Boyega fue solo para despistar; aunque, Harrison Ford
terminó yéndose de la lengua –, una escena maravillosa, épica e impresionante.
Aunque,
esa escena está creando controversia, ya que muchos no entienden que alguien
que no ha sido entrenada en las artes Jedis sepa manejar tan bien la espada
láser o utilizar la Fuerza. Sin embargo, esa gente olvida que los Jedis suelen ser
entrenados desde muy pequeños, así qué ¿quién nos dice que no fue entrenada
antes de que la dejaran tirada en Jakku? Además, el personaje todavía guarda
muchos misterios que, seguramente, se irán rebelando en los episodios
siguientes. Así que es todavía pronto para ir sacando conjeturas.
Dejando todo esto a un lado, para mi Daisy
Ridley ha estado fantástica, es una estupenda actriz y la gran estrella de esta
película y de esta nueva trilogía. Además, su Rey ya se encuentra entre mis
heroínas cinematográficas favoritas.
Como
ya he dicho, la película me ha encantado, he disfrutado enormemente con ella y,
como entrega de la saga Star Wars,
está entre las mejores. Sin embargo, a pesar de todo ello, la película tiene
varios defectos que evitan que sea una obra maestra como La Guerra de las Galaxias y El
Imperio Contraataca y la colocan más a la altura de El Retorno del Jedi, una película estupenda, pero con varios
defectos que la hacen ser la películas más floja de la trilogía original.
Su
principal defecto está en la historia. Los detractores no paran de decir que la
película es un remake encubierto de La
Guerra de las Galaxias y, la verdad, no van mal encaminados. La película no
es un remake, ni mucho menos, pero no puedes evitar muchas veces tener
sensación de deja vu varias veces. De
nuevo tenemos un androide que guarda planos en su interior al que persiguen los
malos, de nuevo tenemos una escena en una cantina, de nuevo tenemos una gran
arma muy destructiva en poder de los malos a la que hay que destruir… Puede que
esto les rechine a muchos, pero para mí la película tiene suficientes virtudes
como para pasar esto por alto.
Otro
defecto es que desaprovechan a varios personajes, como el ya mencionado Poe
Dameron, la Capitana Phasma, a la que da vida Gwendoline Christie –quién da
vida a Brienne de Tarth en Juego de
Tronos -, quién no tiene un solo momento relevante a pesar de lo
interesante del personaje o el gran Max von Sydow, a quién matan al principio.
Aunque,
si hay algo desaprovechado en la película es, sin duda, la Nueva República, la
cual solo se la ve casi de refilón en la escena en la que la destruyen. Pienso
que debía haber tenido algo más de presencia y así mostrarnos más el estado de
guerra fría que se vive en la galaxia. O, al menos, haber metido una escena que
nos deje ver esto, como la aquella escena de Guardianes de la Galaxia (James
Gunn, 2014) en la que el personaje de Glenn Close, la Nova Prime, conversaba
con el embajador del Imperio Kree; aquí debían haber metido una escena de ese tipo,
una conversación entre el General Hux (Domhnall Gleeson) con un representante
de la Nueva República amenazándoles por ayudar a la Resistencia.
No
obstante, el mayor defecto que he encontrado en la película es, sin duda, el
Líder Supremo Snoke. El personaje no es que sea malo y, técnicamente, está
hecho con captura de movimientos por el mejor actor en este tipo de papeles,
Andy Serkis. El problema es su diseño, el cual no me ha gustado nada. Esperaba
algo más terrorífico que lo que se ve al final de la película; además, no creo
que su tamaña sea tan grande, creo que es por la representación holográfica.
En
resumen.
El
Despertar de la Fuerza
ha sido un regreso de la saga galáctica por la puerta grande y la prueba
definitiva de que hay vida para Star Wars
más allá de George Lucas.