ATENCION.
Advierto que esta review contiene SPOILERS de la película. Quién no la haya
visto aún que se abstenga de verla o, por el contrario, que lo haga bajo su
total responsabilidad.
King Kong está de
regreso. Y, esta vez, lo hace para enfrentarse nada menos que a Godzilla.
Sin embargo, ese
enfrentamiento no se producirá hasta 2020 y lo que ahora nos concierne es la
primera película protagonizada por el famoso simio dentro de este universo
cinematográfico que Legendary Pictures y Warner Bros. comenzaron con Godzilla (Gareth Edwards, 2014).
La historia tiene lugar
en 1973, poco después de que EEUU se retire de la Guerra de Vietnam. Bill Randa
(John Goodman), un alto cargo de Monarch, una ultrasecreta agencia
gubernamental, convence al gobierno estadounidense para que organice una
expedición a una misteriosa isla recién descubierta: Isla Calavera. La
expedición parte rumbo a Isla Calavera formada por miembros de Monarch
liderados por Randa, los Sky Devils, un escuadrón de élite del ejército
americano recién llegado de Vietnam liderado el Teniente Coronel Preston
Packard (Samuel L. Jackson), James Conrad (Tom Hiddleston), ex miembro de la
fuerza aérea británica que ha sido contratado como rastreador, y Mason Weaver
(Brie Larson), una reportera gráfica pacifista que no se cree la versión
oficial y cree que hay otros motivos detrás de esa misión. Una vez en la isla,
la expedición es atacada por un enorme simio que destroza los helicópteros y
los supervivientes quedan atrapados en la isla. Sin embargo, pronto se darán
cuenta de que el simio no es el mayor peligro de ese lugar.
En la Comic-Con de San
Diego de 2014, Legendary Pictures sorprendió a los presentes anunciando la
puesta en marcha de una nueva película de King Kong.
En un principio, se dijo
que iba a ser una precuela del film de 1933 que adaptaba la novela Kong: King of Skull Island, la cual
cuenta como el famoso simio llega a convertirse en rey de Isla Calavera. Esto
se debió a que, en un principio, Legendary iba a producir la película junto a
Universal Pictures –por aquella, época el estudio había roto su sociedad con
Warner Bros. y había iniciado una nueva junto a la Universal –, la cual llevaba
desde 2009 desarrollando junto a Spirit Pictures una adaptación de esa novela.
Sin embargo, la
verdadera intención de Legendary era realizar una película ubidada dentro del
universo del Godzilla de Gareth
Edwards con vistas a enfrentar a ambos monstruos en el futuro. Esto se
confirmaría en octubre de 2015, cuando se anunció oficialmente la película Godzilla vs Kong para 2020.
Legendary tenía pensado
producir este universo con la Universal como distribuidores. Sin embargo, el
estudio –que ese año vivía uno de sus mejores momentos con los éxitos de 50 Sombras de Grey, Fast & Furious 7 y Jurassic
World –no estaba muy interesado y Legendary recurrió a sus antiguos socios,
Warner Bros.; eso si, sin romper su sociedad con Universal.
Como ya ocurrió con Godzilla, varios guionistas participaron
en el guión de este film sobre King Kong de los cuales unos cuantos acabarían
acreditados. Jordan Vogt-Roberts, director cuya carrera se había desarrollado
principalmente en Tv, aunque había dirigido la película The Kings of Summer (2013), fue el elegido para dirigir la
película.
Así llegamos a la
película que nos ocupa, la cual ya está en los cines y, de momento, las cosas
le están yendo bien en taquilla; aunque, tampoco es que esté haciendo cifras
astronómicas.
Con un presupuesto de
185 millones de dólares, la película lleva 111 millones de dólares recaudados
en EEUU y 151 millones recaudados en el resto del mundo, haciendo un total de
262 millones de dólares. No creo que la película vaya a ser un fracaso, pero
tampoco me espero un taquillazo.
Yo achaco estos flojos
resultados a que le ha perjudicado al film el haberse estrenado en un mes tan
competivo emparedada entre dos pesos pesados como Logan y La Bella y la Bestia.
Creo que si la película se hubiera estrenado en un mes con pocos estrenos
importantes le hubiera ido mucho mejor.
Por lo demás, la opinión
del público y la crítica es bastante positiva.
¿Y que opino yo? Pues a
eso vamos.
Antes de comenzar quiero
dejar claro que yo siempre he sido muy fan de King Kong.
La película de 1933,
dirigida por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, para mi es una obra
maestra y un clásico imprescindible. No sé que decir más de ella que no se haya
dicho ya.
La versión de 1976,
dirigida por John Guillermin, está lejos de ser una obra maestra como su
predecesora, pero me parece un buen film, muy disfrutable y, encima, el tono
erótico que le da Jessica Lange le hace ganar muchos puntos. Otro cantar es su
secuela, King Kong 2 (1986), también
dirigida por Guillermin, que me parece una soberana puta mierda pese a tener a
Linda Hamilton en su reparto.
Luego tenemos la versión
de 2005 dirigida por Peter Jackson que a mi, particularmente, me encanta. Es
cierto que le sobra metraje en la parte inicial y que deberían haber explorado
más Isla Calavera pero, por lo general, me pareció un film estupendo y un
remake mucho más digno que la película de 1976.
Y en cuanto a esta Kong: Skull Island, pues la verdad que
me ha gustado mucho.
No estamos ante una gran
obra maestra ni ante nada del otro mundo, todo hay que decirlo. Pero he salido
de verla con una gran satisfacción; como que he visto la película que he ido a
ver, la película que me esperaba.
Es una película que da
lo que promete, ni más ni menos. Y es en eso en lo que radica su virtud. Porque
es una película sin pretensiones cuyo principal objetivo es entretener y hacer
pasar un rato de lo más agradable.
No hay duda que se ha
hecho teniendo en cuenta Godzilla, de
Gareth Edwards, tomando nota de los errores de aquel film.
A mí Godzilla me gustó mucho, aunque
reconozco que tiene muchos errores. El principal de ellos es centrarse mucho en
la parte de los humanos y dejar mucho de lado a los monstruos, que son el eje
central de este tipo de películas.
Aquí eso no ocurre. Aquí
los monstruos están completamente a la orden del día y, encima, tenemos
monstruos para dar y tomar.
Para empezar, la
película va directamente al grano. Toda la parte inicial de la presentación de
personajes y como el personaje de John Goodman va juntando al equipo nos la
resumen muy bien para introducirnos lo antes posible en Isla Calavera y nos
sumergen en una auténtica orgía de monstruos y acción que deja muy buen sabor
de boca.
Luego tenemos que este
no es un nuevo remake, así que no volvemos a tener otra vez la misma historia de
llevarse al simio a la ciudad ni nada de eso. Aquí casi toda la película tiene
lugar en Isla Calavera y eso les permite explorar más este lugar y, sobre todo,
les permite abordar más la parte de la mitología de Kong como rey y dios de ese
lugar.
Tampoco tenemos la
clásica historia romántica de bella y bestia, aunque no se olvidan del todo de
ella y nos muestran cierto acercamiento entre el gorila y la chica. Una muestra
de que no se olvidan del todo de los elementos clásicos de las películas de
Kong; ahí tenemos también los indígenas adoradores del gorila, el muro y hasta hay una referencia a Kong encadenado.
La película está muy
bien dirigida. Jordan Vogt-Roberts no hace un trabajo del todo brillante, pero
dirige muy bien y sabe muy bien lo que hacer con el material que tiene entre
manos. Las escenas de acción son de lo más espectaculares y están muy bien
filmadas; el tipo sabe mover bien la cámara y manejar a los actores. Aunque, lo
mejor, es lo bien que ha sabido reflejar la época setentera en la que se
desarrolla la película con una ambientación muy lograda, ayudada por una
estupenda fotografía y, sobre todo, una acertada banda sonora llena de temas
musicales de la época.
Otra cosa que cabe
destacar de este director son lo muchos guiños y homenajes que hace a lo largo
de la película. El más sonado es el de Apocalypse
Now (Francis Ford Coppola, 1979), del que hasta llegaron a hacer un póster
y todo. Pero, la cosa no se queda ahí, ni mucho menos.
Los guiños y homenajes
son muchos y fácilmente reconocibles. El prólogo de la película, ambientado en
la II Guerra Mundial, es un claro homenaje a Infierno en el Pacífico (John Boorman, 1968). La lancha construida
con restos de aviones hace clara referencia a El Último Vuelo del Arca de Noé (Charles Jarrott, 1980). Cuando el
personaje de Shea Whigham decide no huir y enfrentarse al monstruo cara a cara
no me digáis que no se os vino a la cabeza Depredador
(John McTiernan, 1987). Y no digamos ya lo del personaje de Samuel L. Jackson y
su enfermiza obsesión por matar a Kong, como si del Capitán Ahab de Moby Dick
(John Huston, 1956) se tratase. Es que ni Old
Boy (Park Chan-wook, 2003) se libra –si, hablo de cuando Kong se come el
pulpo –.
Y estos son solo unos
cuantos de muchos ejemplos.
Sobre este nuevo King
Kong. Pues es IMPRESIONANTE. Para empezar, está muy bien hecho técnicamente.
Luego vemos que no mentían cuando nos dijeron que sería el Kong más grande visto
hasta ahora, porque el bicho es enorme; encima, dicen que aún está creciendo,
puede que para estar lo suficientemente grande para su enfrentamiento con
Godzilla.
Además de grande,
también es una mala bestia de cuidado. Las peleas que tiene con los otros
monstruos son brutales e impresionantes y la escena del enfrentamiento contra
los helicópteros, que tanto hemos visto en los tráilers, es sin duda uno de sus
mejores momentos del film.
He oído decir por ahí a
algunos que este Kong sale muy poco en la película, pero yo creo que sale lo
que tiene que salir. Tiene su primera aparición en el prólogo de la película,
luego tiene su gran aparición en la brutal escena de los helicópteros, después
va saliendo de vez en cuando, teniendo también otras escenas de lucha muy
bestiales, hasta llegar a la gran batalla final.
Los demás monstruos
también están muy logrados. La gigantesca araña, cuyas patas se camuflan con el
bambú y hasta empalan a personas, está también muy lograda y la escena que
protagoniza es de lo más brutal. El pulpo gigante también es otro gran acierto.
Los bufalos de agua gigantes, aunque no se lucen mucho, también están muy
conseguidos. Lo mismo que el bicho palo gigante que, aunque solo sale una vez y
a penas hace nada, está muy bien hecho.
Los que si que me han
decepcionado un poco son esa especie de pterosaurios que se ven mucho a lo
largo del film. Esos bichos están muy bien hechos, pero solo realizan un ataque
durante toda la película; encima, esa escena la encontré muy ridícula y
forzada, como si fuera una excusa para quitarse ese personaje de en medio.
Y, en cuanto a los Skullcrawler,
los villanos principales del film –con permiso de Samuel L. Jackson –, pues
estos están muy logrados también. Su diseño es bastante curioso. Son como una
especie de lagartos de solo dos patas que, seguramente, estén inspirados en
aquel bicho que aparecía brevemente en la película de 1933; ese que trataba de
salir del precipicio y que Jack Driscoll hacía caer cortando la liana donde se
sujetaba. Estos, en cambio, son más grandes y más letales que aquel. La escena
que protagonizan en esa especie de cementerio donde están los esqueletos de los
familiares de Kong es tan espectacular como aterradora y las peleas que tienen
con Kong son de los más brutales.
Y que decir del más
grande de todos, con el que Kong y los protagonistas humanos se las tienen que
ver en la espectacular batalla final; un momento que llega a resultar épico.
En cuanto a los actores.
El reparto está bastante
bien. Muchas caras conocidas, pero ninguna superestrella y si buenos
interpretes. Otra cosa son los personajes.
Tom Hiddleston hace un estupendo trabajo, no lo niego. Sin embargo, su presencia a lo largo de toda la película la he encontrado un tanto anodina. Se supone que es el gran protagonista de la historia pero, salvo algunos momentos, a penas se luce en todo el film.
Brie Larson, por el contrario, si tiene más momentos para lucirse, sobre todo al final. Además, tiene bastante química con Kong. Como ya he dicho antes, aquí no hay relación romántica, pero se ve que ella y el simio llegan a conectar y eso está muy bien reflejado en el film; especialmente, en la escena en que rescatan al búfalo atrapado por el helicóptero, uno de los mejores momentos de la película, sin duda.
La única pega que le pondría a ella es que, de vez en cuando, pone algunas caras bastante forzadas a lo largo de la película. Aunque eso no es culpa de ella, es una estupenda actriz, que es una estupenda actriz. Es más cosa del director, que si bien hace un buen trabajo, como ya he mencionado antes, en la dirección de actores es en donde más suele fallar.
Samuel L. Jackson también hace un gran trabajo y está muy bien en su papel. No obstante, su personaje no deja de ser el típio oficial al mando completamente zumbado, muy habitual en las películas de serie B.
John Goodman, pues lo mismo. El tipo hace un gran trabajo, pero su personaje es también otro cliché de las películas de serie B. Además, al comienzo de la película el personaje tiene mucha importancia pero, rápidamente, se va diluyendo a medida que avanza el film hasta el punto de que la escena de su muerte, pese a ser un momento impresionante, pasa sin pena ni gloria.
Por otro lado, quién si
realmente me ha sorprendido ha sido el personaje de John C. Reilly. El actor
hace un estupendo trabajo, algo que se esperaba. Sin embargo, en los tráilers,
el personaje daba la sensación de que iba a ser cargante y una molestia a lo
largo del film en la que se pasaría todo el tiempo buscando la risa fácil solo
consiguiendo hacer que tengamos ganas de que algún monstruo se lo coma.
Sin embargo, tras verlo en
la película debo decir que me ha sorprendido, resultando un personaje de lo más
interesante que, encima, podría servir como nexo de unión entre las películas
de este MonsterVerse; algo sí como Claire Temple (Rosario Dawson) en las series
de Marvel y Netflix.
Y aquí vamos al asunto
de las conexiones con Godzilla y el MonsterVerse, que aquí están bien
introducidas.
La principal conexión,
sin duda, es la corporación Monarch, de la que aquí sabemos más cosas –como que
fue fundada por el presidente Harry S. Truman –. También se hace mención al
primer encuentro con Godzilla en 1954. Además, al igual que la película de
Gareth Edwards, los títulos de crédito iniciales se van sucediendo junto con
imágenes de archivo de Monarch, que parece que será como una marca de
presentación.
Aunque, la mejor
conexión es, sin duda, la escena post-créditos. Porque la película tiene una
escena justo al final de los créditos finales. Es algo de lo que avisaron, cosa
de la que me alegro –todavía me acuerdo del año pasado cuando me quedé hasta el
final de los créditos finales de Batman v
Superman: El Amanecer de la Justicia solo para salir del cine con cara de
gilipollas –.
Aquí, la escena en cuestión es fascinante y, desde luego, hace las delicias de todo amante de Godzilla y las películas de monstruos. Tiene lugar en una especie de sala de interrogatorio de Monarch donde están retenidos los personajes de Hiddleston y Larson, a quienes le muestran una serie de imágenes de pinturas rupestres que muestran a Godzilla, a Rodhan, a Mortha y a King Ghidorah, dejándonos claro que estos monstruos existen en este universo. La escena termina con una pintura que muestra a Godzilla y a King Ghidorah frente a frente y se funde a negro con el rugido de Godzilla de fondo, lo que podría ser una pista de lo que podríamos ver en Godzilla: King of the Monsters, la secuela del film de Gareth Edwards que llegará en 2019.
Bueno, vamos acabando ya.
En resumen, la película
ha estado muy bien. No nos encontramos ante una maravilla del séptimo arte,
pero no lo necesita. Es una película muy bien hecha que da lo que promete y no
defrauda nada; salvo si vas a verla esperando ver otra cosa.
Una película que hace
las delicias de todo amante de las películas de monstruos y el cine de
aventuras y que te hace pasar un rato de lo más agradable; además de que te
deja con ganas de querer verla más veces.
Desde luego, una
película de lo más recomendable.