ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS. Quién no haya visto la película aún, que se abstenga de leer lo que viene a continuación y, si lo hace de todos modos, lo hará bajo su total responsabilidad.
En 2011, los astronautas Jo Fowler (Halle Berry) y Brian Harper (Patrick Wilson) se encuentran en una misión a bordo de un transbordador espacial para reparar un satélite. Durante la misión, Harper es testigo de como un misterioso enjambre negro ataca la nave, matando a uno de sus compañeros y dejando a Fowler inconsciente. De regreso en la Tierra, nadie cree en la versión de Harper y este es despedido de la NASA y cae en desgracia, lo que provoca, entre otras cosas, la ruptura de su matrimonio.
Diez años después, el teóricos conspiranóico K.C. Houseman (John Bradley), quién sostiene que la Luna es en realidad una megaestructura artificial construida por alguna civilización extraterrestre, descubre que la Luna se ha salido de su órbita y amenaza la Tierra. Trata de compartir su descubrimiento con Harper, pero este no lo cree. Sin embargo, pronto se descubre la verdad cuando la Luna, que camina en colisión contra la Tierra, empieza a generar desastres naturales. Harper, al darse cuenta de que este tenía razón, va en busca de Houseman y, junto a él, pretende viajar a la Luna en un viejo transbordador y tratar de solucionar en problema que hace que la Luna se haya salido de su órbita. En esto contarán con ayuda de Fowler, ahora una alta ejecutiva de la NASA, ya que esta no pudo ayudar a Harper en su día.
No quería hacer una review de esta película, porque no quería ensañarme mucho con ella. Ya que yo siempre he tenido un respeto por Roland Emmerich, director al que he defendido en muchas ocasiones ya que, al igual que directores como Michael Bay, ha sido muy criticado por el tipo de cine que hace.
Pero el tipo ultimamente se ha vuelto muy gilipollas y ahora va de serio y profundo y, no hace mucho, hizo unas declaraciones que me tocaron las narices a mi y, seguramente, a muchos. Si, hablo de esas declaraciones en las que acusaba a Marvel, a DC y hasta a Star Wars, de estar arruinando la industria cinematográfica. Se debe de creer que así los gafapastas le van a tener respeto -que espere sentado -.
Él es libre de decir lo que quiera y dar su opinión, faltaría más. Lo que me toca las narices es la doble moral de sus declaraciones, porque no se si sabrá que, hace unos años, lo mismo que él decía de Marvel, DC y Star Wars, lo decían de él y sus películas.
Si, al menos, le hubiera dado un giro a su carrera y se dedicara a hacer más películas como Anonymous (2011) o Stonewall (2015), pues si tendría mayor autoridad moral para dárselas de listo y hacer declaraciones como esas. Pero, ponerte a criticar los blockbusters cuando tú mismo los estás haciendo, es como hacer campaña por el veganismo mientras te comes un chuletón de ternera.
Así que no pienso tener ninguna compasión por esta película que ya digo desde el primer momento que no me ha gustado nada y que, al igual que las últimas películas de este director -con excepción de Midway (2019), que me gustó bastante -, ya no entusiasman tanto como sus películas anteriores.
Esta película está considerada una de las películas independientes más caras que se han realizado. Y es que Emmerich ya no cuenta con el respaldo que antes tenía de los grandes estudios y se tiene que buscar la vida para financiar sus películas y luego buscar quién se la distribuya.
Seguro que esa es una de las razones de su enorme ego y su resentimiento con las películas de superhéroes y Star Wars. Seguro que le joderá no ser ya un niño mimado de Hollywood.
Eso y que ya no cuenta con el apoyo del público, porque la hostia que se ha metido la película en las taquillas ha sido como para pasar a los libros de historia. Con un presupuesto de 140 millones de dólares, a día de hoy lleva recaudados solo 24 millones de dólares a nivel mundial.
Además, si esperaba que con sus recientes ataques a los superhéroes y a Star Wars se iba a ganar más el respaldo de la crítica, estaba bien equivocado, ya que la crítica la ha pulverizado -puede que esa estrategia le funcionase con Independence Day: Resurgence (2016), pero aquí la crítica no ha pasado por el aro -y la reacción mayoritaria del público ha sido más bien tibia.
¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.
Como ya he dicho antes, la película no me ha gustado nada. Pero, quiero dejar claro que mi opinión de la película no se debe a mi cabreo con Emmerich. Como he mencionado antes, no tenía pensado hacer ninguna review por el respeto que le tenía a este director.
Pero, como ya le he perdido el respeto a este señor, no pienso tener piedad alguna.
La película es una MIERDA y de las grandes. Y lo es, principalmente, porque intenta aparentar ser algo mejor de lo que es.
Yo he disfrutado mucho con películas como Soldado Universal (1992), Stargate (1994), Independence Day (1996) y hasta su versión de Godzilla (1998), porque eran películas honestas que no ocultaban lo que eran, puro espectáculo dedicado a entretener y a divertir, nada más. Pero, al menos, era un espectáculo bien hecho.
Sin embargo, desde que separó de Dean Devlin y se asoció con Harald Kloser, Emmerich ha tratado de ser más serio con películas como El Día de Mañana (2004) o 2012 (2009), películas que son puro espectáculo, pero trató de vendernos la moto de que eran serias y comprometidas y ahí la cagó. Incluso con la secuela de Independence Day intentó hacer lo misma jugada y ya vimos los resultados.
Y, con esta película, tres cuartos de lo mismo. Nos la quiere vender como algo grandioso y no solo como lo que es, puro espectáculo. Solo que, esta vez, el espectáculo no está tan bien hecho como en sus películas de los 90.
Antes, Emmerich rodaba escenas de destrucción realmente espectaculares e impresionantes. Sin embargo, aquí las escenas de destrucción son de lo más patéticas y, encima, duran muy poco. Encima, el ritmo es lento y la película se hace a ratos muy aburrida. Tarda mucho en arrancar y, cuando lo hace, va en todo momento a medio gas. Encima, todo es muy previsible y el climax, que debería ser lo más emocionante, se cae por su propio peso.
Encima, desaprovecha las pocas cosas buenas que nos ofrece. Como una persecución de coches que está bastante bien. Lo digo porque, cuando llegan al interior de la Luna artificial, llevan en la nave un vehículo rover que podrían haber utilizado para hacer una espectacular persecución en ese escenario. Pero, nada de nada.
Luego está el tema del guión. Vale que este nunca ha sido el fuerte de Emmerich pero, si ahora va de listo, que al menos se curre guiones mejores. Y, si quiere más originalidad, como decía en sus declaraciones contra Marvel, DC y Star Wars, que se aplique el cuento.
Porque esta película tiene de original mis narices. Para empezar, la idea de la Luna artificial está sacada de la novela ¿Quién Construyó la Luna?, de Christopher Knight y Alan Butler, y, desde luego, el desenlace de por que la Luna es lo que es me recordó horrores al de la película Misión a Marte (Brian de Palma, 2000).
Encima, los personajes está estereotipados a más no poder y no hay un solo tópico o cliché que se deje fuera del tintero. Como esa manía del cine catastrofista -y que ya se ha visto en varias películas de Emmerich -de volver a juntar a matrimonios divorciados.
¿Por qué creéis que al final muere el personaje de Michael Peña -de forma tan chapucera y predecible, por cierto -? ¿Y por que es al final Sam Tarly el que hace el sacrificio? Pues para que el personaje de Patrick Wilson pueda volver con su mujercita y su hijo y volver a ser una familia feliz. Algo que no se ve en la película, pero seguro que Emmerich se lo guardaba para las dos secuelas que tenía preparadas y que dudo que pueda hacer ya después de los nefastos resultados de este film.
En cuanto al reparto.
Mira que me gusta poco Halle Berry, pero es que en esta película está por estar. Porque su personaje es de lo más anodino y, si lo hubieran borrado, ni nos habríamos dado cuenta.
Patrick Wilson es un buen actor que hace lo que puede ante un personaje que, a parte de muy estereotipado, resulta de lo más soso y, en ocasiones, hasta cansino.
Lo mismo digo que John Bradley, que aquí interpreta al típico intelectual que se da cuenta del peligro antes que nadie pero no le creen hasta que es demasiado tarde; algo muy común en la filmografía de Emmerich.
El único digno de mención es Donald Sutherland, que hace un estupendo trabajo pese a que solo le vemos en una escena interpretando al típico tío raro que tiene todas las respuestas.
En fin, vamos resumiendo ya.
Moonfall es una mala película que no vale ni para pasar el rato porque llega hasta a aburrir y que, aunque quiera hacernos creer lo contrario, no aporta nada nuevo, ni a la ciencia ficción ni al género de catástrofes.
Todo ello servido por un director capaz de mejores cosas que, lamentablemente, se ha dejado llevar por su ego y eso ha afectado mal a su filmografía.