Después
del enorme éxito de Skyfall (2012),
nos llega la nueva entrega –la número 24 en total –de la saga de James Bond, la
cual repite director y donde Daniel Craig da vida a James Bond por cuarta vez.
No
obstante, lo más llamativo de la película es el regreso de ESPECTRA, la famosa
–y mítica –organización criminal a la que el James Bond clásico –el
interpretado por Sean Connery –se enfrentaba.
La
historia comienza en Ciudad de México, donde James Bond (Daniel Craig) se
encuentra siguiendo la pista a un misterioso tipo que pretende atentar en la
ciudad. Tras una espectacular persecución, logra matarlo; no si antes quitarle
un anillo con un misterioso símbolo. De regreso a Londres, sus actos en México
tienen consecuencias, ya que actuó por su cuenta siguiendo instrucciones que M
(Judi Dench) dejó antes de morir. Bond es suspendido indefinidamente por el
nuevo M (Ralph Fiennes), quién se encuentra en una situación delicada, ya que C
(Andrew Scott), un miembro del gobierno, pretende cerrar la unidad 00 y
fusionar el MI6 con los servicios secretos de otros países miembros de una
iniciativa de cooperación conocida como Nine Eyes.
Bond
vuelve a desobedecer a M y se traslada a Roma, donde se encuentra con la esposa
(Monica Bellucci) del tipo al que mató en México, quién le indica cómo llegar a
una reunión de la organización para la que trabajaba su esposo. Allí, James
reconoce al tipo que lidera la organización (Christoph Waltz) y este le
reconoce también. Bond logra huir y, tras hablar con Q (Ben Whishaw), sigue una
pista que le lleva hasta Mr. White (Jesper Christensen), a quién la
organización quiere asesinar. Lo encuentra moribundo tras haber sido envenenado
con Talio. Antes de suicidarse, le dice que encuentre a su hija (Léa Seydoux),
ya que esta le llevará hasta L'Américain, donde está la clave para encontrar a
esa organización.
Esta
nueva entrega venía precedida de una gran expectación. No solo porque viene
precedida del gran éxito de Skyfall,
sino porque supone, como ya he dicho, el regreso de la famosa organización
ESPECTRA; rebelando que –tal y como imaginábamos –se trata de esa misteriosa
organización que aparecía en Casino
Royale (Martin Campbell, 2006) y Quantum
of Solace (Marc Forster, 2008).
Ian
Fleming creó esta organización para la novela Operación Trueno (1961), en la
que están basadas las películas Operación
Trueno (Terence Young, 1965) –perteneciente a la saga oficial -y Nunca digas nunca Jamás (Irvin Kershner,
1983) –película independiente de la saga oficial –. No obstante, lo hizo
utilizando un guión –que no se llegó a filmar –de Kevin McClory, lo que generó
un problema de derechos que no se resolvió hasta hace dos años; de ahí que en
las películas de 2006 y 2008 la organización no pudiera ser nombrada ESPECTRA.
Con
el título de SPECTRE, un
impresionante reparto y el director Sam Mendes de nuevo a los mandos, la
película levantó unas expectativas enormes. Sin embargo, en los meses previos a
su estreno estuvo también rodeada por la polémica.
Para
empezar, el guión escrito por John Logan no gustó a los productores, lo que les
llevó a ser reescrito; primero por dos habituales de la saga, Neal Purvis y
Robert Wade, y luego por el dramaturgo Jez Butterworth. Después, a finales de
2014, Sony Pictures sufrió el famoso hackeo que sacó a la luz muchas cosas de
la producción de esta película, como problemas de presupuesto, y hasta llegó a
filtrarse un guión de la misma.
Aunque,
lo que más negativamente ha afectado –y está afectando todavía –negativamente a
la película es la actitud de Daniel Craig, el actor que da vida a Bond. Al tipo
todavía le queda una película más de contrato para seguir siendo 007, pero no
para de manifestar que ya no quiere interpretar más al personaje –llegando a
decir que hasta se cortaría las venas antes de interpretarlo –y no para de
despotricar contra él.
Con
todo esto, la película llegó a los cines el pasado 6 de noviembre y en taquilla
no le está yendo mal. Con un enorme presupuesto de 250 millones de dólares –que
podrían haber sido 300 si MGM no hubiese pedido que se recortaran gastos –, la
película lleva recaudados 186 millones en EEUU y 607 millones en el resto del mundo, haciendo un total de 793 millones de dólares. Un gran éxito, pero no
repite el taquillazo de Skyfall y es
más que probable que ni tan siquiera llegue a superar los 1.000 millones.
Desde
luego, el boca a boca no es que le haya ayudado. La mayoría del público no ha
salido de verla muy entusiasmado y lo mismo podría decirse de la crítica, que
coincide casi unánimemente en que la película no ha cumplido las expectativas.
Ya
sabéis –porque lo he dicho ya un sinfín de veces –que yo no suelo dejarme
llevar por las opiniones de la crítica ni la mayoría del público. Sin embargo,
aquí debo decir que la mayoría de las opiniones tienen razón.
La
película no es mala, pero si ha sido muy decepcionante. Y es que es verdad, se
esperaba mucho más de ella. Skyfall
fue una película estupenda y esta película debería haber sido mucho mejor que
aquella. Pero no ha sido así. La película, aunque no es mala, tiene una gran
cantidad de defectos que la hacen bajar mucho la nota.
Comenzando por la dirección. Sam Mendes no la ha dirigido mal, el tipo ha hecho un buen trabajo. Sin embargo, su dirección en esta película la he encontrado muy fría y apagada, sin nada brillo; todo lo contrario que en Skyfall, donde dirigió con más fuerza y más garra. Aquí, en cambio, el tipo parece que ha dirigido la película sin ganas; me ha llegado a recordar a Steven Spielberg en El Mundo Perdido: Jurassic Park (1997). Antes del estreno, el tipo dejó claro en unas declaraciones que no piensa volver a dirigir más películas de James Bond, por lo que no hay duda de que ha dirigido la película sin ganas.
El único momento de verdadero talento en toda la película es en la escena pre-créditos iniciales en México, con ese plano secuencia muy logrado y la brutal pelea en el helicóptero; todo con la festividad del Día de los Muertos de fondo. Ahí parecía que la película prometía. Sin embargo, rápidamente se va desinflando a marchas forzadas.
Luego
no ayuda nada un guión de lo más simplón. Yo es que no entiendo a que vinieron
tantas reescrituras para, al final, ofrecernos un guión tan pobre; no malo del todo,
pero si muy pobre. Es que todo es muy mecánico, con James Bond yendo de un lado para
otro sin entender muy bien del todo el por qué hasta llegar a una
confrontación final que deja muchísimo que desear. La forma en que revela la
conexión de los villanos de las anteriores películas con ESPECTRA es terriblemente
forzada y rápida –como si se la quisieran quitar de encima lo antes posible –y
la parte de la conexión del pasado de Bond con el villano principal está muy
cogida con pinzas.
Las
escenas de acción son trepidantes, espectaculares y están muy bien filmadas.
Sin embargo, a diferencia de películas anteriores, no surgen de manera
espontanea. Bueno, si surgen de manera espontanea, pero no dan en ningún
momento esa sensación; todo lo contrario, dan la sensación de estar metidas con
calzador.
Además,
algunas se hacen muy raras de ver. Un buen ejemplo es la persecución de coches
en Roma, muy espectacular y trepidante, pero que solo son dos coches corriendo
por una ciudad COMPLETAMENTE DESIERTA; a veces llega a parecer más una carrera
que una persecución.
Lo
mismo ocurre en la pelea en el tren. Se supone que están en un tren de
pasajeros y todo comienza en el vagón comedor. Pero, cuando comienza la pelea,
el resto de los pasajeros desaparece y, a pesar de que lo van destrozando todo,
nadie del personal del tren acude allí; es que me dio la sensación de que
estaban en un TREN FANTASMA, en serio.
En
cuanto a al propio James Bond…
A
mi Daniel Craig me gusta mucho como 007. Tuve mis dudas cuando lo eligieron
para Casino Royale, no lo voy a negar
–aunque yo le di un voto de confianza y no puse el grito en el cielo, como
hicieron muchos –, pero me terminó resultando un estupendo James Bond. Sin
embargo, aquí no le he encontrado tan acertado. En las anteriores películas el
tipo estaba genial, despedía carisma en todos y cada uno de los fotogramas.
Pero en esta película el tipo está muy seco y hasta inexpresivo en muchos
momentos. Como ya he dicho antes, el tipo está harto de ser James Bond y en
esta película se empeña en demostrarlo.
Su
química con la Chica Bond principal es totalmente inexistente. Cosa que, claramente,
es culpa suya, porque la actriz, la estupenda Léa Seydoux, hace un trabajo
estupendo y se esfuerza en sacar su personaje adelante en todo momento a pesar
de que el guión no lo termina de desarrollar del todo.
La
otra Chica Bond es la siempre estupenda Monica Bellucci, gran actriz y poseedora
de una gran belleza a sus más de 50 años. Podría haber dado mucho juego a la
película, pero la desaprovechan terriblemente.
En
cuanto al villano. Christoph Waltz es un excelente actor y los papeles de
villano se le dan genial. Además, siempre he pensado que sería un sensacional
villano para la saga y, además, el personaje que resulta ser en la película le
viene como anillo al dedo. ¿El problema? Pues que el personaje está tratado en
el guión como el culo, llegando a parecer una mala parodia de su personaje en Malditos Bastardos (Quentin Tarantino,
2009) –el papel que le dio la fama –.
Y
ahora vamos con la guinda del pastel. Lo que más me ha rechinado de la
película; incluso, desde antes de que se estrenara. Hablo, naturalmente, del
tema central de la película.
Toda
película de James Bond tiene un tema central en su banda sonora que suena durante
los créditos iniciales y que llega a ser la seña de identidad de cada película.
En Skyfall escogieron a Adele, quién
hizo un impresionante tema con el que dejó el listón muy alto.
Para
esta película escogieron a Sam Smith. Yo no le conozco muy bien ni conozco su
obra, así que no diré si es un buen o mal músico. Lo que si diré es que el tema
que ha hecho para la película es una PUÑETERA MIERDA. La primera vez que salió
fui muy indulgente, creyendo que la película no me iba a decepcionar y podría
tolerarlo. Pero ahora digo a las claras que, cuando el tipo presentó ese engendro
a los responsables de la película, estos debían haberle despedido al instante y
haber llamado rápidamente a Adele; que seguro que se habría currado otro tema
genial.
La
secuencia de los créditos está muy lograda, eso sí. Pero, ni por esas se hace
soportable la maldita canción. Aunque, lo peor de todo son esos momentos en los
que el tipo canta con si alguien les estuviera estrujando las pelotas y que a
mí me entran instintos homicidas cada vez que lo oigo.
En
fin… Vamos resumiendo ya.
La
película, como ya he dicho, no es mala. Es una película que se deja ver, que entretiene
y que, desde luego, no está mal para verla cuando la pasen por la Tv. Pero,
como ya he dicho también, es terriblemente decepcionante. Es una película que
podría haber sido grandiosa, pero se queda a medias en todo. Merece el aprobado pero, si tuviera que puntuarla, la nota estaría entre un 5 y un 6.
Como
película de James Bond es, sin duda,
una de las entregas más flojas de la saga y, como una de las películas de la
saga protagonizadas de por Daniel Craig, tiene suerte de que exista Quantum of Solace, porque de lo
contrario sería la peor de las cuatro.
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