ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS de la película. Quién no la haya visto aún, que se abstenga de leer lo que viene a continuación y, si decide hacerlo de todos modos, lo hará bajo su total responsabilidad.
El Capitán Pete "Maverick" Mitchell (Tom Cruise) es ahora un veterano piloto de la Marina estadounidense y toda una leyenda de la aviación que ha evitado el ascenso en su carrera militar para continuar volando. También sigue siendo muy indisciplinado y trayendo de cabeza a sus oficiales superiores. Como el Almirante Chester "Hammer" Cain (Ed Harris), quién quiere cerrar el proyecto de vuelo supersónico en el que trabaja y cambiarlo por un programa de drones. Cuando un vuelo temerario de Maverick lleva a la destrucción del avión supersónico que estaban probando, Hammer está a punto de castigarlo por insubordinación pero, en esos momentos, Maverick es requerido para regresar a Top Gun, esta vez, como instructor.
Esto se ha hecho a instancias de su antiguo rival y ahora amigo, Tom "Iceman" Kazansky (Val Kilmer), que ahora es el Comandante de la Flota del Pacífico. La misión de Maverick es adiestrar en tiempo récord a un grupo de pilotos de élite, todos graduados en Top Gun, para una peligrosa y mortal misión de destruir una planta de uranio en un país hostil cuya ubicación hace que tengan emplearse aviones F-18 en lugar de aviones más modernos, como los F-35. Esta misión se convertirá en algo más personal para Maverick cuando entre los pilotos que debe adiestrar se encuentra Bradley "Rooster" Bradshaw (Miles Teller), el hijo de su fallecido amigo, Nick "Goose" Bradshaw.
Top Gun (Tony Scott, 1986), conocida en España con el subtítulo de Ídolos del Aire, fue la película que terminó de encumbrar a Tom Cruise como estrella de Hollywood. Un gran éxito de taquilla y todo un fenómeno sociológico en su día que ahora es un pequeño clásico del cine de los 80.
Ahora, nos llega su secuela 36 años después. Aunque, la película llega con dos años de retraso, ya que es una de las películas que debió haberse estrenado en 2020, pero fue retrasada por la pandemia. De hecho, Paramount Pictures estuvo sopesando la idea de estrenar la película en su plataforma de streaming, Paramount+, pero esto se evitó, principalmente, por el empeño de Cruise, alguien que aún continúa reivindicando los estrenos cinematográficos, como bien dejó claro en el festival de Cannes, donde llegó en helicóptero para promocionar esta película.
Finalmente, la película se estrenó el pasado viernes en EEUU y está siendo todo un éxito, siendo el mejor estreno de Cruise a lo largo de su carrera. A día de hoy, su recaudación en EEUU asciende a 176 millones de dólares a los que hay que sumar 145 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 321 millones de dólares.
Además, tanto la crítica como el público la están elogiando. Para muchos es, incluso, mejor que la primera.
¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.
A mi la película me HA ENCANTADO. He disfrutado una barbaridad viéndola, tengo muchas ganas de verla de nuevo y, desde luego, coincido plenamente con los que dicen que es superior a la primera, porque así es.
Personalmente, la primera es una película que me encanta y, como ya he mencionado antes, es una película mítica que causó un gran impacto en su día -se dice que aumentó el número de gente que se alistó en la Marina a causa de la película -. Sin embargo, objetivamente hablando, tampoco era nada del otro jueves. Es una buena película, pero solo eso.
Esta, en cambio, es una muy buena película, con mucha nostalgia y homenajes a su predecesora, pero que, afortunadamente, no se queda solo en eso, siendo también una película con identidad propia.
El guion es bastante más sólido. Son varios los guionistas que pasaron por este film, pero la última reescritura fue a cargo de Christopher McQuarrie, un estrecho colaborador de Cruise como guionista y director de las últimas películas de la saga Misión Imposible, y su mano se nota mucho en el resultado final, con un gran desarrollo de personajes, un notable equilibrio entre los momentos dramáticos y los momentos de acción y, sobre todo, un ritmo que nunca decae.
Todo ello ayudado muy bien por la eficiente dirección de Joseph Kosinski, que aquí reemplaza al fallecido Tony Scott y, aunque considero que este nuevo director no está a su altura, si ha conseguido que no se le eche de menos.
Las escenas de combate aéreo están mucho más logradas que en su predecesora -cuyas escenas también eran muy buenas -y no, precisamente, por las nuevas técnicas de ahora. Cruise no quiso utilizar mucho el CGI con este film y se empeñó en que los actores se subieran a los aviones.
Cuando vemos a los intérpretes en pleno vuelo dentro de la cabina del avión, es completamente real, no hay ninguna pantalla verde detrás ni nada de eso. Con esto, a parte de lograr un mayor realismo en las escenas de vuelo, también se logró una mejor interpretación, ya que los intérpretes experimentaban lo mismo que experimentan los pilotos en pleno vuelo.
Es absolutamente genial ver esas escenas de vuelo, tanto en los entrenamientos, como en la batalla final, donde se hace un claro homenaje a Star Wars, ya que la misión recuerda claramente a la destrucción de la Estrella de la Muerte en el tramo final de La Guerra de las Galaxias (George Lucas, 1977).
Aquí, la batalla final es más espectacular y densa que en la primera, donde hasta introducen un momento de derribo tras las líneas enemigas que está bastante bien y que da paso a volver a ver a Maverick montado en un F-14, al avión clásico de la primera entrega, justificándolo muy bien.
En cuanto al reparto.
Tom Cruise vuelve a estar excelente como Maverick, aquí convertido en un piloto veterano y dándole al personaje un tono crepuscular como una vieja gloria que se resiste a desaparecer pese a que su fin es algo inevitable. Esto queda muy bien cuando se despide del personaje de Ed Harris -que también hace un excelente trabajo pese a su corta aparición al principio -, cuando este le dice que el fin es inevitable y que él y los demás pilotos van directos a la extinción, a lo que Maverick le responde: "Puede que así sea. Pero hoy no".
Miles Teller no es santo de mi devoción, pero aquí hace un trabajo excelente como el hijo de Goose, del que es, prácticamente, un vivo retrato, no tratándose solo de una mera imitación. Y no solo porque se deje bigote y lleve camisas hawaianas, también su personalidad, su forma de andar o de hablar son todo un calco de Goose. Hasta en la escena homenaje en la que canta Great Balls of Fire de Jerry Lee Lewis frente al piano el tipo lo clava.
Además, ha sido un gran acierto que el motivo de la tensión entre Rooster y Maverick no sea porque el primero culpa al segundo de la muerte de su padre; de hecho, el que se culpa, y mucho, es el propio Maverick.
Jennifer Connelly, a parte de bellísima, también es una excelente actriz y en la película hace un excelente trabajo. Además, la relación amorosa que su personaje tiene con Maverick me ha gustado mucho más que la relación con KellyMcGillis en la primera. Porque, sinceramente, y sin desmerecer a McGillis -que estuvo fantástica en el primer film -, yo siempre he visto esa relación amorosa muy fuera de lugar en la película de 1986, como si la hubieran metido con calzador para ocultar el verdadero propósito de la película -si alguien no sabe de lo que estoy hablando, que busque el vídeo de Quentin Tarantino y que él se lo explique -. Encima, el éxito del tema de la banda sonora Take My Breath Away, de Belin, hizo que se le dieran más escenas a este romance, lastrando un poco la película.
Aquí, en cambio, la relación entre Maverick y el personaje de Jennifer Connelly dura lo que tiene que durar, le dan la importancia que le tienen que dar y no lastra para nada la película.
Jon Hamm hace también un excelente trabajo, aunque se echan de menos algunas escenas más de él en la película.
No me olvido de Monica Barbaro, que está fantástica dando vida a la Teniente Natasha "Phoenix" Trace y no es solo una mera excusa para introducir mujeres piloto en la película.
Y, bueno, aquí tenemos el regreso de Val Kilmer como Iceman. Su aparición se limita solo a una escena, pero es sin duda una de las mejores escenas del film y de lo más emotiva. Además, el actor perdió la capacidad de hablar a causa del un cáncer de garganta y su personaje en la película sufre ese mismo mal, comunicándose al principio a través de un ordenador. Sin embargo, al final llegamos a escucharle hablar.
Esto se debe a que, en 2021, Kilmer se asoció con Sonantic para crear una inteligencia artificial que hablara por él. El actor le proporcionó a la empresa muchas horas de material de archivo con su voz y, utilizando algoritmos, crearon una IA que lograba hablar con la voz del actor y esta IA fue utilizada en la película, logrando un resultado magistral.
Bueno, vamos resumiendo más.
Top Gun: Maverick es una muy buena película y una secuela que supera a su predecesora, pero que también la homenajea y le hace mucha justicia. Una película hecha tanto para los que adoramos la primera película como para los que nunca vieron la primera -aunque, yo a estos últimos les aconsejaría que la vieran -.
Desde luego, para mi es ya una de las mejores películas del año.
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