Finalmente,
he podido ver la última película de Guillermo del Toro. La película se estrenó
en España en octubre de 2015, pero no pude verla en su día en el cine y he ido
post-poniendo su visionado hasta ahora.
Sin
embargo, ya la he visto y ya puedo dar a las claras mi opinión sobre ella.
Buffalo
(Nueva York), 1887. Edith Cushing, la joven hija de un importante hombre de
negocios, recibe la visita del fantasma de su madre, poco después de la muerte
de esta, quién le hace un advertencia: Cuando
llegue el momento, cuidado con la Cumbre Escarlata. 14 años después, Edith
es una bella escritora (Mia Wasikowska) que prefiere las historias de fantasmas
a las historias románticas. Ella es pretendía por el doctor Alan McMichael
(Charlie Hunnam), un amigo de la infancia. Sin embargo, Edith queda cautivada
por Thomas Sharpe (Tom Hiddleston), un joven inglés que ha llegado a la ciudad
junto a su hermana, Lucille (Jessica Chastain), en busca de inversión para sus
negocios.
El
padre de Edith desaprueba su relación con Thomas y contrata un detective que
descubre secretos oscuros en el pasado de Thomas y su hermana, utilizando esto
para obligarle a romper la relación que tiene con su hija. Sin embargo, el
hombre es asesinado y Edith termina casándose con Thomas y trasladándose a
Inglaterra, a la mansión en ruinas donde este vive junto con su hermana y que
se asienta sobre una colina de arcilla roja. Edith pronto comienza a sentir
cosas raras en el comportamiento de su esposo y Lucille a la vez que empieza a
ver raros espectros vagando por la casa. Pronto, siente que algo está pasando
allí y trata de averiguarlo.
Crimson Peak –conocida en España como La Cumbre Escarlata –es uno de esos proyectos que Guillermo del Toro ha tenido en su cartera durante años y que ha logrado sacar adelante.
Poco después del estreno de El Laberinto del Fauno (2006), Del Toro comenzó a escribir el guión de esta película junto al veterano Matthew Robbins, quién ya trabajó con él en Mimic (1997) y entre cuyos trabajos está el haber sido guionista de Loca Evasión (Steven Spielberg, 1974) o haber dirigido la película El Dragón del Lago de Fuego (1981).
Como suele ocurrir con muchos de sus proyectos, Del Toro lo dejó aparcado para dedicarse a otros trabajos, como Hellboy II: El Ejército Dorado (2008) o la adaptación de El Hobbit; de la que acabó marchándose, pero donde trabajó muchos meses. Finalmente, después de dirigir Pacific Rim (2013) y de no haber podido sacar adelante otros proyectos muy acariciados –como su añorada adaptación de En las Montañas de la Locura, de H. P. Lovecraft, y una nueva versión de El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas –, decidió recuperar este proyecto, convertido ahora en la película que nos ocupa.
Sus resultados en taquilla no han sido nada espectaculares. Con un presupuesto de 55 millones de dólares, solamente hizo 31 millones en EEUU y 43 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 74 millones de dólares. Se salva por poco del fracaso, pero nada más.
La
crítica, en cambio, la ha recibido de forma muy positiva; y bastante entusiasta
en algunos casos. En el público, en cambio, hay más división de opiniones. A
unos les ha gustado mucho, otros la detestan, pero la opinión más generalizada
es que la película es muy buena visualmente, pero muy floja a nivel del guión.
Yo,
desde luego, soy de esa última opinión.
Y
es que Crimson Peak vuelve a poner en
evidencia el gran problema que Guillermo del Toro lleva arrastrando en sus
últimas películas. El tipo sigue siendo un excelente director. Dirige sus
películas con gran maestría y mucho talento, dándoles un acabado visual que es para
quitarse el sombrero. Sin embargo, los guiones, sin ser malos del todo, dejan
mucho que desear.
Y
aquí vuelve a ocurrir lo mismo.
Tenemos
una película que, visualmente, es impresionante. El diseño de producción es
maravilloso, dándole a la película una ambientación impresionante y muy acorde
con la historia, y los efectos especiales son excelentes y están muy bien
insertados en la historia.
La
mano de Del Toro se nota en todos y cada uno de los fotogramas de la película;
especialmente, en esas paredes que parece que sangran o en la forma de
representar a los fantasmas como cuerpos descarnados, lo cual me pareció un
gran acierto. Además, mezcla muy bien el estilo gótico de la historia con un
ambiente más sucio y, sobre todo, violento; especialmente, en su muy sangriento
climax, que hasta tiene momentos gore y todo.
Otro
acierto de la película es el reparto. Especialmente, sus protagonistas
principales; con excepción de Charlie Hunnam, quién no lo hace mal del todo,
pero su trabajo no está tan a la altura como debería –especialmente, en
comparación con sus compañeros de reparto –.
Mia
Wasikowska, protagonista principal y heroína de la función, está realmente
fantástica. El trabajo que hace en la película es estupendo y, además, va
mejorando a medida que avanza el film.
Tom
Hiddleston tampoco se queda atrás. El tipo está fabuloso en su papel y, además,
le da un toque más enigmático, lo cual le beneficia mucho.
No
obstante, quién sobresale por encima de todos es, sin duda, Jessica Chastain,
quién está de lo más impresionante en un papel de mala malísima que haría
temblar hasta el mismísimo Conde Drácula.
Ahora,
vamos con lo que falla; que, como he dicho antes, es el guión.
Como
ya mencioné en su día cuando hablé de Pacific
Rim, Del Toro cuida mucho el aspecto visual de sus películas, pero cada vez
descuida más los guiones de estas. Y este film –lamentablemente –no es una
excepción.
El
guión no es malo del todo, las cosas claras. No es un guión de estos que habría
que tirar a la basura protegiéndote las manos con guantes de goma. Pero si es
un guión muy simplón, muy tópico y, sobre todo, muy previsible –incluso
[SPOILER] el tema del incesto [/SPOILER] se veía venir –.
Lo peor es que la película cuenta una historia de casas encantadas, fantasmas y gente que oculta terribles secretos bastante trillada y, cuando tienes una historia muy trillada entre manos, pues necesitas un guión sobresaliente para compensar; cosa que, lamentablemente, no ocurre en esta película.
Y eso que aquí está Matthew Robbins implicado. Porque ambos hicieron un excelente trabajo en la estupenda Mimic. Cogieron una historia que otros habrían convertido en una simple monster movie de videoclub y la convirtieron en una de las mejores películas de horror de finales del siglo XX. Desgraciadamente, eso no ha ocurrido en esta película.
Lo peor es que la película cuenta una historia de casas encantadas, fantasmas y gente que oculta terribles secretos bastante trillada y, cuando tienes una historia muy trillada entre manos, pues necesitas un guión sobresaliente para compensar; cosa que, lamentablemente, no ocurre en esta película.
Y eso que aquí está Matthew Robbins implicado. Porque ambos hicieron un excelente trabajo en la estupenda Mimic. Cogieron una historia que otros habrían convertido en una simple monster movie de videoclub y la convirtieron en una de las mejores películas de horror de finales del siglo XX. Desgraciadamente, eso no ha ocurrido en esta película.
El
resultado final es una película visualmente impresionante, dirigida con
maestría y con unos protagonistas sensacionales, pero que no mata, no deja
ganas de verla más veces y hasta llega a aburrir en algunos momentos; especialmente,
en la primera parte.
Aún
así, es una buena película y merece el aprobado. Además, prefiero mil veces
esta película a mierdas de temática similar, como La Guarida (Jan de Bont, 1999) o The Messengers (Danny Pang y Oxide Pang, 2007).
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