Advierto que esta entrada contiene SPOILERS, quién no haya visto aún la película, que se abstenga de leerla o lo haga vajo su total responsabilidad.
Ya
por fin he visto Skyfall, la última entrega –hasta ahora
–de la saga de James Bond, la número 23 de toda la serie y la
tercera de las que ha protagonizado el actor Daniel Craig después de
Casino Royale (Martin Campbell, 2006) y Quantum of Solace
(Marc Forster, 2008).
La
película comienza con la clásica escena de apertura. James Bond
(Daniel Craig) y otra agente del MI6 llamada Eve (Naomie Harris) se
encuentran en Turquía, donde persiguen a un mercenario (Ola Rapace)
que ha robado una importante lista con las identidades de los agentes
de la OTAN infiltrados en organizaciones terroristas. Bond consigue
alcanzar al mercenario en un tren y pelea contra él pero, desde la
sede del MI6, su superior M (Judi Dench), no confía en que pueda
detenerlo y ordena a Eve que dispare. Sin embargo, Eve dispara por
error a Bond, quién cae a un río mientras el mercenario escapa.
Bond es dado por muerto, pero en realidad sobrevivió y, tras un
tiempo escondido y viviendo al límite, regresa al MI6 muy cabreado
con M por no haber confiado en él y haber hecho que le disparen.
Además,
tras el disparo las habilidades de Bond han quedado muy mermadas y es
obligado a pasar otra vez a pasar las pruebas de acceso mientras M se
enfrenta a su destitución ante la grave crisis que la pérdida de la
lista ha desatado. Sin embargo, pronto se da cuenta de que quién ha
robado la lista tiene una cuenta pendiente con el MI6 y, sobre todo,
con ella. Es por eso que, a pesar de no haber pasado con éxito las
pruebas, vuelve a poner en Bond en funcionamiento. Bond sigue la
pista del mercenario hasta Shangai, pero este muere sin que le diga
para quién trabaja. No obstante, ve allí a una bella mujer
(Bérénice Marlohe) y una pista que le lleva a un casino de Macao.
Allí vuelve a encontrarse con esa mujer, quien se llama Sévérine y
vive prisionera al servicio del tipo al que busca Bond, quién se
llama Raoul Silva (Javier Bardem) y fue un agente del MI6 al servicio
de M hasta que esta le abandonó a merced de los chinos, quienes le
capturaron y lo torturaron durante años. Ahora es el desquiciado
líder de una poderosa organización, pero su único deseo es
vengarse de M.
Esta
entrega nos llega con retraso. Su estreno se esperaba para 2011 por
estas fechas, pero los problemas financieros de MGM en 2010 hicieron
que la película se paralizase durante un año junto con otros
proyectos del estudio, como la adaptación de El Hobbit. Y así
la cosa quedó en el limbo hasta que el estudio comenzó su
recuperación y volvió a poner en marcha la película para
estrenarla este 2012, cuando se cumplen 50 años de la saga.
Como bien sabréis, yo soy muy fan de James Bond, me encanta el personaje y llevo desde mi infancia viendo sus películas y leyéndome los libros de Ian Fleeming. La mayoría de sus películas me encantan, pero hay unas cuantas que han llegado a decepcionarme. Una de ellas es la entrega anterior a esta, Quantum of Solace, la cual no es una mala película, pero me decepcionó bastante y quería que la siguiente entrega mejorase la cosa; como ya ha ocurrido otras veces en la saga, cuando alguna película me ha decepcionado o no ha cumplido todas mis expectativas las película siguiente ha resultado mejor.
Antes
de ver la película, no he parado de leer y escuchar elogios hacia
ella. La crítica la está poniendo por las nubes, lo mismo que la
mayor parte del público. Casi todos los que la han visto no paran de
hablar maravillas de ella e, incluso ya van diciendo por ahí que
esta es la mejor película de James Bond de todos los tiempos, que
Daniel Craig es el mejor Bond de todos los que lo han interpretado y
que Javier Bardem es el mejor villano de la saga.
Luego
están los datos de taquilla, que también son excelentes. Con un
presupuesto de 200 millones de dólares, la película ya lleva
recaudados 164 millones de dólares en EEUU y 508 millones en el
resto del mundo, haciendo un total de 672 millones, cifras que irán
aumentando en las próximas semanas; incluso no descarto que la
película pueda llegar a superar los 1.000 millones de dólares. Un
taquillazo en toda regla.
Ahora,
a lo que vamos. ¿Es tan buena esta película como dicen?
Yo,
al haber visto ya la película, llego a una conclusión. La película
es muy buena, eso no lo pongo en duda, y se la puede colocar entre
las mejores entregas de la saga. Pero, a la vez, creo que se la está
sobrevalorando mucho, sobre todo cuando dicen que es la mejor entrega
de la saga, cosa que yo no comparto.
De
hecho, si la comparo con las otras películas que ha protagonizado
Daniel Craig, diría que es mejor que Quantum of Solace, pero
inferior a Casino Royale.
Eso
si, es una película que termina de rizar el rizo de este reinicio
que se está haciendo de la saga Bond con Craig, terminando de formar
al personaje y volviendo a recuperar los elementos tan
característicos de la saga que, por mucho que hayan pasado los años,
nunca pasarán de moda y que ya se echaban de menos en las dos
anteriores entregas.
De hecho, la película parece que nos quiere dar a entender que, por mucho que cambien los tiempos, las cosas que han funcionado durante 50 años no pueden ser reemplazas.
Aquí
tenemos a un Bond en pleno siglo XXI enfrentándose a un villano que
domina por completo la tecnología y los elementos de la época, lo
que le hace ser implacable e ir siempre por delante de él, por lo
que Bond decide volver al pasado para enfrentarse a él. Incluso
recuperan el viejo Aston Martin cargado de armas y gatches que
conducía Sean Connery; algo que a mi me despertó mucha nostalgia.
Al
final vemos que la saga vuelve a su cauce. Nos encontramos de nuevo
con la vieja oficina del MI6, el famoso despacho de madera de M, a
los personajes de Q y Moneypeny y a un Bond como el de siempre. Eso
si, todo mezclado con el estilo de la época y adaptado a los nuevos
tiempos, situándose muy bien para las nuevas entregas de la saga.
Yo
creo que es por esto por lo que se está poniendo a esta película
tanto por las nubes al recuperar la saga Bond de siempre, pero de
forma muy creíble y demostrando que lo moderno y lo clásico pueden
ir de la mano.
Pasando
a otras cosas, la película tiene un buen guión. Se nota mucho la
inclusión de John Logan en la saga sobre la pareja Neal Purvis y
Robert Wade, quienes, a pesar del buen trabaja que han hecho en las
anteriores películas, ya empezaban a estar algo gastados y no es de
extrañar que, tras esta película, abandonen esta saga en la que han
estado desde que debutaron con El Mundo nunca es Suficiente
(Michael Apted, 1999).
La
dirección de Sam Mendes también es muy buena, aunque no tanto como
debería. Me explico.
La
elección de un director como este, curtido en el teatro y autor de
películas como American Beauty (1999), Camino a la
Perdición (2002), Jarhead (2005) o Revolutionary Road
(2008), ha sido muy acertada para un film como este, donde los
personajes principales viven un auténtico drama en su interior. Ahí
es donde Mendes trabaja muy bien, con los actores y los momentos
dramáticos, los cuales domina a la perfección y no deja que la
película decaiga en estos aspectos en ningún momento.
Otro
asunto es la acción. A nivel de acción la película cumple, aunque
no tanto como esperaba. Las escenas de acción son muy buenas y
bastante espectaculares, especialmente la escena del tren y la
excavadora del principio, la escena de los subterráneos o la parte
final en la mansión de los padres de Bond –la Skyfall del título
–. Sin embargo, a pesar de estar bien rodadas y dotadas de
espectacularidad, a mi no llegaron a hacerme saltar en la butaca y
encontré que les falta adrenalina y mas ritmo trepidante. Por poner
un ejemplo, la escena del principio en la que Bond persigue al tren
sobre una moto tiene demasiados planos con la cámara anclada y muy
poca cámara en movimiento. Lo mismo ocurre en la pelea sobre el tren
y en muchos mas momentos a lo largo de la película. Ni siquiera la
escena del ascensor me hizo sentir vértigo.
A nivel de acción la película decepciona, aunque no mucho. No es como en El Mundo nunca es Suficiente, donde las escenas de acción eran una mierda, pero no se puede decir que la película haga vibrar tanto como las dos anteriores películas de Craig u otras películas de la saga mas espectaculares, como Alta Tensión (John Glen, 1987), Goldeneye (Martin Campbell, 1995) o Muere otro Día (Lee Tamahori, 2002). Aún así, la película tiene muy buenos momentos, como la escena de los Dragones de Komodo, la caída del tren en los subterráneos o la explosión de la mansión Bond, cuyo posterior incendio hace que el estupendo final tenga una fotografía impresionante.
En
cuanto a los actores, Daniel Craig vuelve a hacer un gran trabajo
dando vida a Bond. Este actor, cuando se supo su elección para dar
vida al personaje en Casino Royale, no paró de recibir palos
por todos sitios hasta que, tras el estreno de la película, muchos
se tuvieron que comer sus palabras y ahora no para de recibir
elogios. Y con esta película ya hasta se le está considerando el
mejor Bond de la historia; hasta por encima de Sean Connery.
Yo,
reconozco que tuve mis dudas con él al principio pero, a diferencia
de los que no paraban de criticarle sin haber visto la película de
Martin Campbell, le di una oportunidad y, desde luego, no me
arrepentí. El tipo interpretó a Bond de forma magistral en sus dos
primeras películas, haciendo suyo el personaje desde el primer
momento y dándole personalidad. Y en esta película se supera en
todos los sentidos, dando vida a un James Bond roto, destrozado, que
ya no es el superhombre que era en las dos anteriores películas y
que se siente traicionado por su jefa, su organización y hasta su
país, a quienes juró lealtad. Un James Bond que tiene que
redescubrirse a si mismo y convertirse de una vez en el Bond que
todos conocemos.
Sobre
si Craig es el mejor James Bond o no, yo no creo que sea el mejor de
todos, pero si le colocaría entre los mejores, junto a Sean Connery
y Pierce Brosnan.
Luego
está Judi Dench en la que es su última interpretación de M. Aquí
nos encontramos a una M atormentada porque cometió un sin fin de
barbaridades mientras estaba al frente del MI6, mintiendo,
manipulando y sacrificando a sus agentes como si fueran peones de
ajedrez que ahora ve como su pasado regresa para pedirle cuentas. Y
ese pasado lo representa el villano principal, Raoul Silva, a quién
da vida el español Javier Bardem.
Personalmente, Bardem no es alguien que me caiga muy bien. Mas bien, me cae fatal. Sin embargo, en lo profesional tengo que reconocer que es un estupendo actor –no como su mujercita, que ni es actriz ni es nada –y en esta película hace un excelente trabajo dando vida a un villano excelente del que hablaré mas adelante.
Luego tenemos a Naomie Harris, quien interpreta muy bien a su personaje, un personaje que al final se descubre como la famosa Moneypenney, mostrando como serían los orígenes de esta; además, en las escenas de acción se desenvuelve bastante bien. Ben Whishaw tampoco lo hace nada mal dando vida a un nuevo Q mas joven y adaptado a los nuevos tiempos. Ralph Fiennes es un excelente actor que está genial en cada papel que interpreta; y aquí, nada menos, le ha tocado dar vida al que será el nuevo M tras la marcha de Judi Dench. Y Albert Finney, otro gran actor, también hace un gran trabajo como el vigilante de Skyfall y cuidador de Bond cuando era niño.
Y
ahora voy con la gran olvidada de esta película a pesar de que es un
elemento muy importante de esta saga: la Chica Bond.
Aquí
la elegida es la actriz francesa Bérénice Marlohe, quién es muy
poco conocida tanto dentro como fuera de Francia, ya que la mayor
parte de su carrera son pequeños papeles en Tv –en España se la
conocía por un anuncio de coches –. Y, desde luego, la elección
de esta actriz fue todo un acierto, porque es una Chica Bond
estupenda. Bella, enigmática y muy buena actriz. Ella y su personaje
hubieran dado mucho juego en la película.
El
problema es que la desaprovechan terriblemente. Su personaje, a pesar
de su estupenda presentación –esa escena en la que se queda
mirando a Bond desde la ventana del otro edificio me encanta –y su
imponente presencia, llenando la pantalla en todo momento, al final
terminan matándola pocos minutos después, dejando a la película
sin Chica Bond. Porque la otra es Harris, pero ella termina siendo
Moneypenny, a quién nunca he considerado una Chica Bond al ser un
personaje fijo de la saga.
Esto
es, sin duda, lo que menos me ha gustado de la película, el que
hayan dejado a una película de la saga sin Chica Bond cuando tenían
a una Chica Bond estupenda entre manos. No se bien que pasó en la
producción, si fue cosa de Mendes o los productores, pero no me creo
que esto estuviera en el guión desde el principio y me parece una
enorme cagada.
En
fin. Para terminar voy a hablar de la que ha sido la gran influencia
a la hora de hacer esta película. Mientras en las dos primeras
entregas la influencia era la saga de Jason Bourne –la productora
Barbara Broccoli se declara fan de esa saga –, algo que se dejaba
ver en Casino Royale y quedó mas que evidente en Quantum
of Solace, en esta ocasión cambian las tornas y el nuevo modelo
a seguir es el Batman de Christopher Nolan.
Luego
tenemos que Bond se quedó huérfano de niño. Vale que esto no es
algo nuevo y que ya era mencionado en películas como Goldeneye.
Pero es que aquí vemos que tiene una mansión casi abandonada que,
incluso, tiene ¡un pasadizo secreto que lleva a una cueva! Por no
hablar del personaje de Albert Finney, que bien podría ser el Alfred
interpretado por Michael Caine.
Y,
para acabar, la escena en la que el personaje de Noamie Harris se
descubre como Moneypenny recuerda bastante a la escena de The Dark
Knight Rises en la que el personaje de Joseph Gordon-Levitt se
descubre como Robin; y quién diga lo contrario miente o no ha visto
la película de Nolan.
Como
ya dije cuando analicé The Amazing Spider-Man, el Batman de
Christopher Nolan está creando escuela y esta película es un buen
ejemplo. Si en la próxima entrega contratan como director a
Christopher Nolan –lo cual estaría muy bien, por cierto –no me
iba a extrañar nada.
1 comentario:
En 'Skyfall' nos encontramos a un Bond crepuscular, después de 50 años, que regresa al origen mientras se enfrenta a un malo ceniciento, Bardem, que se abraza a la muerte. Casi es una de Bergman. Jajaja. Un saludo!!!
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