Después
del enorme éxito de Parque Jurásico
(1993) una secuela era algo inevitable; además de muy esperado.
Cuatro
años después de lo sucedido en el Parque Jurásico, InGen ha sufrido problemas
económicos a causa del desastre. Pero, su principal problema es Ian Malcolm
(Jeff Goldblum), quién decidió romper el acuerdo de confidencialidad que firmó
antes de ir a Isla Nublar para contar a los medios la verdad de lo que sucedió allí
en lugar de la versión oficial que dio InGen, orquestada por Peter Ludlow
(Arliss Howard), el avaricioso sobrino de John Hammond (Richard Attenborough),
quién aspira a hacerse con el control de la compañía. No obstante, nadie cree
las historias de Malcolm, lo que le ha perjudicado gravemente su vida
profesional. No ocurre lo mismo con su vida personal, ya que, tras lo ocurrido,
inició una relación sentimental con la paleontóloga Sarah Harding (Julianne
Moore), a quién conoció cuando esta investigaba lo ocurrido en la isla. Un día,
Malcolm es llamado por Hammond, quién le sorprende hablándole de la Zona B, el
verdadero lugar donde se fabricaban los dinosaurios de Parque Jurásico y que se
sitúa en la Isla Sorna, una isla mucho más grande situada en un archipiélago
conocido como “Las Cinco Muertes”.
Según
le cuenta, las instalaciones de ese lugar fueron destruidas por un huracán poco
después del incidente en Isla Nublar y los dinosaurios han conseguido
sobrevivir en esa isla en libertad bajo la protección de Hammond. Pero, no hace
mucho una familia de millonarios ingleses hizo una parada allí en su yate y su
hija fue atacada por unos Proconsognatus. Incidente que la compañía, con Ludlow
a la cabeza, trata de utilizar para apartar a Hammond de la presidencia y así
explotar la isla. Es por ello que Hammond le pide a Malcolm que vaya allí con
un equipo de documentación que muestre al mundo el habitad de los dinosaurios.
Malcolm se niega, pero cambia de opinión cuando descubre que Sarah forma parte
del equipo y se ha adelantado a todos, encontrándose ya en la isla. Malcolm y
el resto del equipo viajan hasta la isla en barco, uniéndose a Sarah. Allí se
encuentran con el primer inconveniente al descubrir que Ludlow se encuentra en
la isla con un equipo de cazadores mercenarios liderados por Roland Tembo (Pete
Postlethwaite) con intención de cazar varias especies de dinosaurios y
exhibirlas en un anfiteatro en San Diego. Otro problema será cuando Malcolm
descubre que su hija, Kelly (Vanessa Lee Chester), ha viajado a escondidas con
ellos.
Ya
mencioné en mi review de Parque Jurásico
que la novela de Michael Crichton la leí unos años después de ver la película.
Fue por el año 1996, cuando estaba en el instituto y ya se había puesto en
marcha la producción de esta secuela.
Como
ya dije, la novela me decepcionó bastante. Aún así, para
prepararme esta vez, me decidí a leer inmediatamente después su secuela, titulada El
Mundo Perdido –en claro homenaje a la célebre novela de Arthur Conan Doyle
–y que también escribió Michael Crichton.
Crichton
no estaba muy por la labor de escribir una secuela de Parque Jurásico, ya que no acostumbraba a escribir secuelas de sus
obras. Fue la presión de los fans lo que le llevó a escribirla; aunque se dice
que fue el propio Steven Spielberg quién, finalmente, logró convencerle.
El
caso es que recuerdo que esta secuela literaria me gustó bastante más que la
primera y disfruté mucho más leyéndola. No es una novela muy brillante, todo
hay que decirlo, pero aquí Crichton estuvo más acertado; sobre todo, dejando de
lado ese tono filosófico mil veces visto de la primera y se centró más en
ofrecernos una historia de aventuras pura y dura en la línea de la primera
película.
Antes
de leerla, me chocó bastante ver en la sinopsis que el protagonista era Ian
Malcolm. Por aquella época ya sabía que este personaje iba a protagonizar la
secuela cinematográfica, pero esto era lógico, ya que en la primera película el
personaje sobrevivía. No obstante, no ocurría lo mismo en la primera novela,
donde el personaje moría.
Sin
embargo, hay que recordar que en ningún momento lo veíamos muerto, tan solo a
un soldado que meneaba la cabeza cabizbajo cuando le preguntaban por él y que
el gobierno de Costa Rica no había autorizado su entierro junto con el de
Hammond. Así que, hábilmente, Crichton utilizó esto para decirnos que, en
realidad, Malcolm no murió, tan solo fue dado por muerto en el caos que se
produjo tras el incidente en el parque. Así que pudo traer a este personaje de
vuelta como protagonista, algo que, sin duda, agradecieron los fans, a quienes
le parecía un personaje muy carismáticos. No ocurría lo mismo con Hammond,
quién si moría claramente en la primera novela devorado por los Procomsognatus;
aunque, esto importaba poco, ya que el John Hammond de la novela era muy
diferente al de la película y no despertaba tanta simpatía.
A
mí, el tener a Malcolm de vuelta me produjo cierto temor, ya que en la primera
novela acabé hasta las mismísimas narices de sus inacabables monólogos
científicos y filosóficos; recuerdo una escena, estando ya herido, que parecía
quedarse dormido tras uno de los monólogos, pero rápidamente se despertó y
siguió dando la tabarra. Afortunadamente, en esta segunda novela, el tipo ya no
estaba tan pesado.
Bueno,
como ya he dicho, la novela me gustó bastante y esto hizo que tuviera más ganas
de ver la película de las que ya de por sí tenía por lo mucho que me encantó la
primera y mi gran pasión por los dinosaurios. Pero no solo yo la esperaba con
ansias, ya que era una de las películas más esperadas aquel verano, el verano
de 1997; que, cinematográficamente hablando, fue uno de los peores veranos que
se recuerdan –fue el verano de Batman y
Robin y Speen 2, no digo más –y
eso se dejó ver en los resultados de taquilla, a lo que la llegada de esta
película ayudó.
Como
era de esperar, la película fue un gran éxito; eso sí, bastante inferior al de
la primera. En EEUU recaudó 229 millones de dólares –muy lejos de los 357 de la
primera –y en el resto del mundo hizo 389 millones –más lejos aún de los 626 de
la primera –, haciendo un total de 618 millones de dólares –a años luz de los
983 millones de la primera -. Claro, que era de esperar esta tendencia a la
baja, ya que se había perdido mucho del impacto que supuso en su día la primera
y las películas de efectos especiales por ordenador ya no eran algo tan raro.
De todas maneras, recaudar 618 millones de dólares en plenos años 90 y con un
presupuesto de 78 millones era más que suficiente para ser considerada un gran
éxito.
En
lo demás, la crítica, como era de esperar, la pulverizó aún más que a la
primera y las opiniones del público está muy dividida entre los que afirman que
es mejor que la primera, los que no les gustó nada y los que les gustó pero la
encontraron inferior a la primera. En este último grupo me encuentro yo; pero
vayamos por partes.
Pero,
vayamos por partes.
Debo
decir que, cuando vi esta película, me puse un poco en los zapatos de los fans
de la primera novela que se sintieron defraudados con la primera película. Y es
que se habían pasado la novela por el forro de los cojones.
Seguro que muchos dirán ahora: “Si, claro, como hicieron en la primera película”. Sin embargo, en Parque Jurásico, a pesar de las enormes libertades que se tomaron, se mantuvieron bastante fieles en lo que a historia se refiere y, además, hubo escenas y detalles de la novela que se respetaron.
En
cambio, en esta película no hay casi nada de la novela en la película; incluso
la historia está cambiada. Ian Malcolm viaja a Isla Sorna con un equipo, si,
pero las razones por las que van a la isla son muy diferentes –en la novela
viajan acudiendo a una llamada de rescate –. Personajes importantes son
completamente ignorados –¿dónde está Richard Levine? –, a otros los cambian la
edad –como Eddie, que pasa de ser un chico joven a un adulto calvo –y a otros
son fruto de la fusión de varios personajes –como Kelly Curtis, la hija
de Malcolm, que es el resultado de la fusión de los dos niños que salen en la
novela, un chico negro y una chica blanca, que no tienen ningún parentesco con
el matemático –. Es que ni los villanos son los mismos, ya que en la novela el
antagonista es Lewis Dodgson –el que sobornaba a Dennis Nedry en la primera –,
quién pretende robar ejemplares de dinosaurios para experimentos con animales,
ya que los dinosaurios, al ser clonados, no tienen derechos y los ecologistas
se la tienen que envainar. Ni tan siquiera aparecen los Carnotauros –a los que les
dan facultades similares a las del camaleón –, que los que eché bastante de
menos.
Lo
único de la novela que se ve en la película son la escena en la que le curan la
pierna a una cría de T-Rex, la muerte de Dogson –que es bastante parecida a la
de Ludlow en la película –y la de las caravanas siendo despeñadas por un
barranco; aunque en la novela es Sarah quién salva a Malcolm y no al revés.
Así
están las cosas. Parque Jurásico no
sé portó muy bien con la novela que adaptaba, yo soy la primera persona que lo
admite; pero, aún así, se mantuvo fiel a ella en bastantes cosas como para
llamarla adaptación. Esta película, en cambio, pasa olímpicamente de la novela
que adapta; da la sensación de que ninguno de los implicados se la leyó y tan
solo se basaron en resúmenes de gente que si lo hicieron.
De
hecho, parece que tuvieron más en cuenta la primera novela, ya que introdujeron
varias escenas de ella que no aparecieron en Parque Jurásico. Como la escena inicial de la niña con los
Proconsognatus o cuando uno de los T-Rex trata de atrapar con la lengua a
varios personajes escondidos tras una cascada; incluso la muerte de Dieter
Stark a manos de los Proconsognatus recuerda bastante a la de John Hammond.
Cada
vez tengo más claro que le pidieron a Crichton que escribiera la novela para
poder decir que esta película es una adaptación; aunque de adaptación tenga
poco. Normal que el escritor ya no picara en la tercera entrega.
Bueno,
ya hemos visto que esta película, como adaptación, es una auténtica mierda.
Pero, como ya sabéis los que me conocéis, cuando hablo de adaptaciones siempre
las suelo juzgar de dos formas: como adaptación y como película es sí. Ya la he
juzgado como adaptación, así que ahora vamos a ver como es como película en sí.
Ahora
toca juzgarla como película.
Pues
bien, como ya he dicho antes, yo estoy entre los que dicen que es una película
muy inferior a Parque Jurásico, pero
que no es una mala película.
Solo
supera a su predecesora en que hay más acción y tiene más dinosaurios. Sin
embargo, está muy lejos de la brillantez y la épica de la primera película.
Donde más se nota esto es en el trabajo de Steven Spielberg, quién repite como
director. Sin embargo, no se nota tanto su mano a la hora de dirigir ni su
toque personal y su dirección se nota algo forzada.
Tengo
entendido que Spielberg no estaba muy por la labor de repetir como director y prefería
limitarse más a la producción; pero, por algunas movidas con el estudio,
terminó dirigiendo la película. De ahí que no le ponga tantas ganas como le
puso a la primera. Hay rumores –poco fiables –que afirman que dirigió la
película –o, al menos, gran parte de ella –desde su casa a través de
videoconferencia.
Aún
así, el tipo se esfuerza en sacar la película adelante y evitar que esta
decaiga. Además de que también sigue introduciendo ideas; como la escena final
del T-Rex en la ciudad –otra cosa que no aparece en la novela –, que fue
totalmente idea suya. También mete guiños y homenajes a clásicos como King Kong
–el barco en el que el Rex viaja a la ciudad se llama SS Venture –o Godzilla
–los japoneses que huyen del Rex; uno de ellos llega a decir en su idioma “me
fui de Japón para no encontrarme con estas cosas” –.
Los
efectos especiales también están muy logrados, tanto el CGI como los
animatronics de Stan Winston, con las mejorías que hubo en ellos en los cuatro
años que transcurrieron desde la primera película claramente visibles. No
obstante, no me gustó que colorearan más a los dinosaurios. En algunos no
quedaba mal –aquí los Velociraptors tienen piel asemejada a la de los tigres,
como en las novelas –, pero en otros les daban un aspecto un tanto ridículo;
había momentos en los que los T-Rex parecía que tenían los ojos pintados.
El
diseño de producción tampoco está mal. Aunque, a la llegada a las instalaciones
abandonadas de InGen, encontré los escenarios un tanto acartonados. Por otro
lado, los vehículos, tanto los de los protagonistas como los de los cazadores
de Tembo, están de lo más logrados.
Las
escenas de acción si están muy bien. Entre las mejores están cuando los
cazadores de Tembo persiguen a los dinosaurios –un claro homenaje a Hatari (Howard Hawks, 1962) –, la fuga
de los dinosaurios del campamento de InGen, el segundo ataque de los T-Rex, los
Velociraptors cazando a los miembros del equipo de Tembo entre la maleza o la
parte final del T-Rex en la ciudad; aunque, esta también deja un poco de mal
sabor de boca, ya que debería haber sido algo más densa y el Rex debería haber
provocado un caos mayor.
Además
del nivel de acción y del número de dinosaurios, otra de las poquísimas cosas
en las que esta película supera a la primera es en la fotografía. Obra de
Janusz Kaminski, director de fotografía habitual de Spielberg desde La Lista de Schindler (1993), la
fotografía de esta película es ligeramente mejor a la que hizo Dean Cundey en Parque Jurásico; la cual también era muy
buena.
La
otra cara de la moneda es la banda sonora. John Williams compuso un tema
brillante y épico para Parque Jurásico.
No obstante, el tema que compuso para esta película, aunque no es malo, nunca
ha llegado a convencerme del todo.
Sobre
el trabajo de los actores, pues está bastante bien.
De
los pocos que repiten, Jeff Goldblum vuelve a estar genial como Ian Malcolm;
esta vez, un Ian Malcolm más serio y quejica que en la primera. En su corta
aparición, Richard Attenborough vuelve a estar brillante como John Hammond. En
cuanto a Ariana Richards y Joseph Mazello, que hacen un cameo repitiendo como los
niños –un poco más crecidos –Lex y Tim, su trabajo está en la misma línea de la
primera a pesar de lo poco que les dejan lucirse.
Sobre
los intérpretes nuevos. La recientemente oscarizada Julianne Moore está
realmente fantástica como Sarah Harding; una Sarah Harding diferente a la de la
novela –de haber sido más fieles, hubiera sido un papel ideal para Lucy Lawless
–, pero que conserva mucho del valor, coraje y determinación de esta. Pete
Postlethwaite está impresionante como Roland Tembo, personaje que no es un
villano a pesar de estar en el lado de los malos. El siempre estupendo Vince
Vaughn no decepciona como el fotógrafo ecologista Nick Van Owen. Arliss Howard,
que siempre será recordado como el recluta Cowboy de La Chaqueta Metálica (Stanley Kubrick, 1987), está muy bien como
Peter Ludlow, el villano principal de la función; bueno, está bien su
interpretación, porque el personaje es una mierda como villano principal. Lo
mismo ocurre con Vanessa Lee Chester, que hace un buen trabajo, pero su
personaje, Kelly Curtis –que, recordemos, es la fusión de dos personajes de la
novela –, es un personaje de lo más repelente; una niñata odiosa y cargante que
lo único que hace es lastrar la película.
Además, ella protagoniza uno de los momentos más estúpidos cuando se carga a Velociraptor con un numerito de ginmasia que rechina por todas partes de lo forzado y mal preparado que está.
Con esto comienzo mi ronda de cosas malas; porque la película tiene bastantes momentos absurdos y hasta ridículos que estropean un tanto el resultado final.
Para empezar, podrían haber mostrado de otra forma la caída en desgracia de Malcolm causada porque la gente no cree que estuvo en una isla a punto de ser devorado por dinosaurios; quiero decir, que había mejores formas argumentales que el encuentro con un gilipollas en el metro.
Vale
que sirve para justificar la muerte Dieter Stark, pero no puedo evitar que lo
del cazador mexicano escuchando rancheras con unos cascos me produzca vergüenza
ajena.
Aunque,
lo que más me rechina es un momento que ocurre cuando el T-Rex está por la
ciudad. Al destrozar un autobús en marcha, este se estrella contra un videoclub
Blocbuster en el que se ve los carteles de películas que no existen y que
fueron inventadas para la película, como una versión del El Rey Lear de Shakespeare, protagonizada por Arnold Schwarzenegger
o una versión de Jack y las Habichuelas Mágicas protagonizada por Robin
Williams.
Yo
esta escena la encuentro absurda porque, la verdad, no entiendo bien que pinta
ahí; ¿es un momento cómico, una parodia, un homenaje a El Último Gran Héroe…? Sea lo que sea, a mí me rechina, más que
producirme gracia. Un momento cómico de la película bastante logrado es cuando
Malcolm habla por radio con una mujer centroamericana con muy mala leche. Esa
escena si me hace gracia, todo lo contrario que esta.
También
podría hablar de la extraña forma en la que el T-Rex llega a la ciudad, pero de
eso hablaré mejor cuando analice la tercera entrega –que será pronto –, ya que
llevo tiempo dándole vueltas a una teoría que implica también a la tercera
película.
Resumiendo
ya.
La
película está bien, pero no es para tirar muchos cohetes. Como adaptación de
novela no vale absolutamente nada. Como secuela, es infinitamente inferior a la
original. Y, como película es sí, está muy bien para pasar el rato.
Sin
duda, recomendable para todos los que, como yo, disfrutaron mucho de la primera
película y queríamos ver más.
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