Tercera entrega de esta saga
orquestada por Sylvester Stallone –quién ya está trabajando en Rambo V –y que su principal baza es
juntar a cuantas más estrellas del cine de acción mejor; tanto viejas glorias
del cine de acción de los 80 y 90 como estrellas del cine de acción actual.
Barney Ross (Sylvester Stallone)
y tres de los miembros de su equipo mercenario, Lee Christmas (Jason Statham),
Gunnar Jensen (Dolph Lundgren) y Toll Road (Randy Couture), ayudan a escapar a
un antiguo miembro del equipo, conocido como Doctor Muerte (Wesley Snipes), de
una prisión militar. La intención de Ross es que les ayude en una peligrosa
misión en la que deben interceptar un cargamento de armas destinado a un señor
de la guerra de Somalia. Tras reunirse con Hale Caesar (Terry Crews), el
miembro del equipo que faltaba, se disponen a realizar la misión. Es entonces
cuando Ross descubre que el tipo que vende las armas es Conrad Stonebanks (Mel
Gibson), un antiguo socio que le ayudó a fundar su equipo, pero que le
traicionó y creía muerto.
Stonebanks logra escapar, no sin
antes herir gravemente a Caesar. Más tarde, Ross tiene un encuentro con
MaxDrummer (Harrison Ford), un nuevo enlace con la CIA, quién le dice que
quieren capturar a Stonebanks vivo. Ante este nuevo reto, Ross decide dejar a
un lado a su equipo y, con la ayuda de Bonaparte (Kelsey Grammer), se busca un
nuevo equipo con miembros más jóvenes. Estos son John Smilee (Kellan Lutz), un
ex-marine, Luna (Ronda Rousey), encargada de la seguridad de un nightclub,
Thorn (Glen Powell), un experto informático, y Mars (Victor Ortiz), un experto
en armas. Ross y su nuevo equipo llegan hasta Rumania, donde Stonebanks está
haciendo otro de sus negocios. Al principio, la operación es un éxito y logran
capturar a Stonebanks; pero las cosas se tuercen y el equipo es capturado. Tan
solo Ross logra escapar a duras penas y Stonebanks le envía un vídeo mostrando
a los miembros de su equipo prisioneros retándole a ir a por él y rescatarlos.
Como ya he dicho, el principal
artífice de esta saga es Sylvester Stallone. El tipo cogió un guión de Dave
Callaham que iba dando vueltas por los estudios de Hollywood y lo reescribió a
su gusto hasta convertirlo en la primera entrega de la saga, Los Mercenarios (2010), que él mismo
dirigió y que tuvo bastante éxito. Con un presupuesto de 80 millones de dólares,
recaudó 103 millones solo en EEUU y 171 millones en el resto del mundo,
haciendo un total de 274 millones de dólares.
Con todo esto, la secuela no se
hizo de esperar y dos años después llegó su primera secuela, The Expendables 2 (2012), donde Simon West
se encargaba de la dirección mientras Stallone seguía ejerciendo de
protagonista y co-guionista. La película, que costó 100 millones de dólares, no
fue un gran éxito en EEUU, donde solo recaudó 85 millones de dólares. No
obstante, en el resto del mundo arrasó con 220 millones recaudados que la hacen
la entrega más taquillera con un total de 305 millones de dólares.
Ahora nos llega esta tercera
entrega, con un presupuesto similar al de la segunda entrega, donde Stallone ha
reunido un reparto mucho mayor que las anteriores que incluye nombres como Mel
Gibson –que da vida al villano principal –, Harrison Ford, Wesley Snipes o el
español Antonio Banderas. Aunque hubo algunos que no pudieron –y no quisieron
también unirse –, como Steven Seagal, Jackie Chan o Nicolas Cage –que debía
haber sido quién diera vida al villano principal –, o el mismísimo Clint
Eastwood.
También ha habido bajas de
actores que aparecieron en las anteriores estregas. Como ya ocurrió en la
segunda, Mickey Rourke –que afirma que participó en la primera como un favor de
amigo a Stallone –se negó a participar también en esta. Tampoco han repetido
Jean-Claude Van Damme –quién debía interpretar al gemelo de su personaje en la
segunda –, o Chuck Norris.
Aunque, la baja más sonada ha
sido la de Bruce Willis.
Willis estaba dispuesto a
participar. Sin embargo, pidió que se le pagaran cuatro millones de dólares –un
millón por cada uno de los cuatro días que iba a participar. Esto no hizo mucha
gracia a Stallone quién, aparte de buscarle un reemplazo, le acusó públicamente
de ser vago y codicioso. Declaraciones
por las que, más tarde, se disculpó.
La película se estrenó en EEUU el
pasado viernes, 15 de agosto –un día antes en España –y sus resultados han sido
de los más decepcionantes, recaudando solo 15 millones de dólares en la
taquilla estadounidense y colocándose directamente en el cuarto puesto del top ten.
Un fiasco del que se está culpando a muchos factores.
Para muchos, la razón ha sido el
hecho de que, hace unas semanas, la película se filtró en la red en buena
calidad y mucha gente pudo verla. Otros culpan al hecho de que, mientras las
dos primeras tenían calificación R y estaban repletas de violencia y sangre,
esta ha sido hecha PG-13 y la violencia y la sangre se han reducido. Para
otros, no obstante, la fórmula ya ha empezado a agotarse.
Para mi cualquiera de estas
opciones es válida y diría que todas a la vez han influido en el resultado
final. Aunque, en mi opinión, donde más ha fracasado esta tercera entrega es en
calidad.
Antes de ponerme con esta
película, voy dejar clara mi opinión sobre esta saga.
La primera me decepcionó bastante.
Se nos prometió una historia más épica, con el equipo de mercenarios liderado
por Barney Ross combatiendo al dictador de una república bananera y yo me
esperaba un montón de espectaculares batallas entre los mercenarios y el
ejército del dictador en un film de lo más épico. Pero, al final, no era más
que una película de acción del montón con una historia simplona –y bastante
machista –donde, al final, todo giraba en torno al rescate de la hija del
dictador, que no era más que una marioneta en manos de un grupo de
narcotraficantes liderados por un agente de la CIA corrupto. Aunque, de todas
maneras, la película no era mala y resultaba entretenida y con buenas
secuencias de acción.
La segunda entrega, que esperé
con las expectativas más bajas, me sorprendió muchísimo, ya que la encontré muy
superior a la primera. La historia, aunque seguía sin ser nada del otro mundo,
estaba mucho mejor, los villanos a batir eran mucho más amenazantes que los
narcotraficantes del tres al cuarto de la primera, las escenas de acción eran
mucho mejores y la película era mucho más espectacular, adrenalítica y
entretenida que la primera. Además, Stallone compensó el machismo de la
anterior entrega introduciendo una action girl: la actriz china Nan Yu.
Pero, bueno, de la que hay que
hablar es de esta tercera entrega que se ha estrenado hace poco. Yo ya la he
visto y puedo decir a las claras lo que me ha parecido. Y lo que me ha parecido
es que ha sido…
…UNA SOBERANA PUTA
MIERDA.
Una película mala, pero de
narices, que consigue hasta aburrir.
Para empezar, la elección del
director ha sido un error tremendo. Ahora está bastante de moda buscar
directores con poca experiencia en superproducciones y películas de acción para
dirigir este tipo de películas. La mayoría de las veces aciertan, ahí tenemos
como buen ejemplo los hermanos Russo en Capitán
América: El Soldado de Invierno o Gareth Edwards en Godzilla. Sin embargo, otras veces resulta un error tremendo; y
esta película es buen ejemplo de ello
Para esta película, Stallone
tenía varios candidatos para dirigirla. Uno era el propio Simon West, dispuesto
a repetir el buen trabajo que hizo en la segunda entrega, otro era el veterano
John Woo y otro era el mismísimo Mel Gibson, que se ofreció a dirigirla. Pero,
al final, se decantó por el autraliano Patrick Hughes, que en su país de origen
es un reputado director de publicidad y debutó como director de cine con unos
cuantos cortos y con Red Hill (2010),
una modesta película independiente.
Yo no digo que este tipo sea
malo, ya que no he visto su otra película ni ninguno de sus otros trabajos.
Pero el trabajo que hace en esta película es de lo más nefasto. Sobre todo, en
las escenas de acción, todas muy mal filmadas y resueltas de la forma más
torpe, con unos montajes que dan pena y unos efectos especiales para echarse a
llorar –las explosiones llegan a parecer sacadas de cualquier producción de la
Asylum, y no exagero –.
Ver esta película me ha recordado
mucho a El Mundo nunca es Suficiente
(Michael Apted, 1999), la cual tenía unas escenas de acción diseñadas para ser
de lo más espectaculares, pero rodadas de una forma torpe e insulsa, lo que
hizo que la película no fuese tan espectacular como se esperaba.
Aquí ocurre, prácticamente lo
mismo. Las escenas de acción están diseñadas para ser espectaculares a más no
poder. Pero, como ya he dicho, están tan mal filmadas que en ningún momento
transmiten el sentimiento de espectacularidad que deben transmitir. Ni tan
siquiera la batalla final, la cual se desarrolla en un decorado que es la
hostia –el diseño de producción es de lo poco que funciona bien en este film –,
con tanques y helicópteros artillados de por medio. Pero, ni por esas.
Para empeorar las cosas, a
diferencia de las dos primeras, aquí han cedido a las exigencias del estudio y
han hecho la película PG-13, por lo que podemos ir olvidándonos de ver sangre.
Toda la película vemos como acribillan a gente sin que apenas se vean los
impactos de bala y como degüellan a gente de tal forma que no se vea la sangre
saliendo a borbotones. Y ese es otro fallo de la película, porque los muchos
artificios que se hacen tratando de ocultar la sangre se notan a las mil leguas,
llegando a parecer que apenas se molestan en disimularlo. Para poneos un
ejemplo, en una escena que se desarrolla en un almacen, se ve que hay pilas de
cajas estratégicamente colocadas a modo de censura.
Luego tenemos que el carismático
equipo que lidera Barney Ross, con el que hemos simpatizado en las dos
primeras, aquí es dejado de lado, limitando su aparición al principio, al final
y un poco por el medio. Todo esto para meter un nuevo equipo de miembros más
jóvenes que, la verdad, podrían habérselo ahorrado, porque resulta de lo más
insustancial y del que tan solo destacan el personaje de Kellan Lutz y la
chica, la luchadora Ronda Rousey, que debuta en el cine con esta película y,
aunque todavía le queda mejorar en lo que a interpretación se refiere, no está
nada mal en su papel y no llega a resultar una triste imitación de Gina Carano.
En cuanto a las nuevas
incorporaciones en el lado de los veteranos, tenemos primero a dos que podrían
ser las dos caras de una moneda.
Por un lado, tenemos a Wesley
Snipes que, desde luego, está muy bien en su papel y su presentación en plan
Hannibal Lecter es, sin duda, de lo mejor de la película. Además, es un muy
bien aliciente para el equipo liderado por Ross pero, desgraciadamente, lo
desaprovechan , como al resto del equipo.
La otra cara de la moneda es, sin
duda, Antonio Banderas, que está insoportable a causa de lo insoportable de su
personaje, el cual intenta aliñar la película con humor. El problema es que lo
hace a costa de chistes a cada cual más malo y situaciones a cada cual más
ridícula, todo a costa de ridiculizar los tópicos españoles. Ni que decir tiene
que él protagoniza uno de los momentos más bochornosos del film cuando se ponen
a cantar el Soy el Novio de la Muerte de La Legión. Algunos lo encontraron
gracioso; yo me llevé las manos a la cara de la vergüenza ajena.
Por lo demás, Kelsey Grammer está
magnífica. De él sí que no tengo ninguna
pega, porque el tipo es un excelente actor y hace un gran trabajo, siendo de lo
mejo del film.
Harriosn Ford está muy bien y
también hace un estupendo trabajo. Sin embargo, no logra hacer olvidar en
ningún momento a Bruce Willis.
Y termino con el villano
principal, Mel Gibson. El tipo es un excelente actor y el papel de malo le va
bien. El problema es que, de vez en
cuando, pone algunos gestos que le hacen parecer de lo más ridículo; asociándolo más a un payaso que a
un gran líder criminal.
Por lo demás, volvemos a tener a
Arnold Schwarzenegger en la película, repitiendo por tercera vez. Pero, aunque
su participación sea más larga que en la primera, resulta de lo más
insustancial y se nota mucho que está metida con calzador.
Vemos resumiendo ya.
La película es un bodrio y un
puto desastre se mire por donde se mire.
Desde luego, no le hace ningún favor a sus predecesoras.
Desde luego, Patrick Hughes no
fue una elección muy acertada para llevar la dirección de un film como este.
Aunque, tampoco hay que echarle todas las culpas a él, ya que aquí el principal
responsable es Stallone, que aquí la ha cagado bien y ha echado a perder todos
los logros de la segunda entrega. La cual, entre la decepción de la primera y
el desastre que ha sido esta tercera, ahora me gusta mucho más; incluso la
llamo The Expendables 2 para
diferenciarla.
En definitiva. Yo esta mierda no se la recomiendo ni a mi peor enemigo.
3 comentarios:
si,si desde que se estrenó la decepción va en aumento...stallone es listo,y sobretodo va con ganas a hacer proyectos,espero que se de cuenta.
Yo no la he visto,lo haré,pero ya voy con un bluffff
hay mmierda el de arriba tb soy yo T-1000
En la segunda arregló muchos de los defectos de la primera. Aunque, arreglar los defectos de esta en una cuarta entrega -si es que llegan a hacerla -va a ser más difícil
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