28 de abril de 2013

IRON MAN 3 (2013)






















Bueno, ya he visto la tercera entrega de Iron Man, la película con la que queda inaugurada la Fase 2 de Marvel Studios que culminará en 2015 con el estreno de la secuela de Los Vengadores y que es uno de los estrenos mas esperados de este año.

La película se traslada después de los acontecimientos de Los Vengadores. La batalla de Nueva York, que ha trastocado el mundo, ha afectado gravemente a la personalidad de Tony Stark (Robert Downey Jr.), quién lleva tiempo sin poder dormir ante el temor por las fuerzas hostiles que existen en el universo y el peligro que conllevan; especialmente para Pepper Potts (Gwyneth Paltrow). Es por ello por lo que pasa largas jornadas en su mansión de Malibú construyendo distintos tipos de armaduras. La mas nueva de ellas es la Mark XLII, la cual puede manejar a distancia sin necesidad de estar dentro de ella y que puede hacer que otras personas se la pongan.

En estos momentos, los EEUU viven una grave crisis ante una serie de ataques terroristas perpetrados por un líder terrorista conocido como El Mandarín (Ben Kingsley) al que les es imposible seguir la pista, ya que utiliza a hombres infectados con una sustancia llamada Extremis que le proporciona Aldrich Killian (Guy Pearce), líder de la corporación I.M.A., y que hace a los que se les administra mas fuertes y ágiles, pero también los vuelve inextrables convirtiéndoles en bombas ambulantes. Para combatir esta amenaza, el presidente de los EEUU (William Sadler) ha convertido a War Machine, el alter ego del teniente coronel James Rhodes (Don Cheadle) desde que se hizo con la armadura Mark II, en una versión mas patriótica conocida como Iron Patriot. Sin embargo, El Mandarín parece tener algo personal con Tony Stark, a quién ordena lanzar un gran ataque.

La película nos llega con algunos cambios, sobre todo en el apartado de la banda sonora y los efectos especiales. Aunque, el principal de ellos es en la dirección, donde el habitual Jon Favreau –quién, no obstante, ha continuado como productor ejecutivo y dando vida, aunque de manera mucho mas reducida, a Happy Hogan -ha sido reemplazado por Shane Black, uno de los guionistas mas famosos del cine de acción de los 80 y 90 que ha estado tras los libretos de títulos tan memorables como Arma Letal (Richard Donner, 1987) o El Último Boy Scout (Tony Scott, 1991).


Esta decisión vino abalada por muchos de los que se sintieron defraudados con la segunda entrega, Iron Man 2 (2010), quienes veían con buenos ojos la entrada de sangre nueva en la saga; aunque otros pusieron en duda que alguien cuya experiencia en la dirección se limite a una sola película, Kiss Kiss Bang Bang (2005), se ponga al frente de una gran superproducción de 200 millones de dólares.

No obstante, con Shane Black ocurre lo mismo que con Joss Whedon, que puede que tengan poca experiencia dirigiendo películas, pero han estado en multitud de rodajes de grandes superproducciones y se han codeado con muchos directores buenos, aprendiendo mucho de ellos y adquiriendo grandes conocimientos que ahora han puesto en práctica con bastante acierto.

De todas maneras, la película está recibiendo muy buenas críticas y está siendo muy bien recibida por el público. No paro de escuchar elogios hacia ella, a la que ya califican como la mejor entrega de la saga y hasta como la mejor película del universo Marvel; incluso afirman que es mejor, incluso, que Los Vengadores.

Pongamos el freno y vamos a tomar esto con calma.

No hay duda de que muchas de estas críticas vienen, como ya he dicho, de gente que se sintió defraudada por la segunda entrega, la cual fue muy criticada en su día –y todavía sigue siéndolo –por centrarse demasiado en la transición hacia Los Vengadores dejando un poco de lado la historia principal. Yo, desde luego, no estoy entre esas personas. A mi la segunda entrega si me gustó y considero que, de haber durado unos 20 minutos mas –en cine 20 minutos dan para mucho, creedme –hubiera dado mas cancha a los responsables para poder abordar todo el material y se la valoraría mejor.

Sin embargo, esta tercera entrega se ha hecho teniendo muy en cuenta a los detractores de aquel film, ya que la película se centra mucho mas en la figura de Tony Stark y, aunque se menciona a Los Vengadores, no hay ningún cameo de otros personajes del universo Marvel –tan solo en la tradicional escena de los créditos finales; la cual no revelaré pero si diré que no es esa prometida escena que enlaza con los Guardianes de la Galaxia –y a penas hay huevos de pascua a lo largo del matraje.

Yo, desde luego, voy a dar mi mi opinión sobre la película, la cual es totalmente sincera y no viene condicionada por ningún otro factor.

A mi la película me ha gustado, he disfrutado mucho viéndola y hasta había momentos que me hicieron saltar de la butaca. Sin embargo, aún así, me ha dejado una cierta sensación de decepción. Desde luego, no es la gran obra maestra de la que muchos hablan y, para nada, es mejor que las dos primeras. De hecho, si me preguntarán cual es la entrega de la saga mas floja, diría que es esta.

Donde si supera esta película a sus predecesoras es en lo que acción y espectacularidad se refiere. Las dos primeras entregas son muy buenas, pero tienen el defecto de que se echa en falta mas escenas de acción, ya que las que tienen, aunque están muy bien rodadas, saben a poco; como ya dije cuando analicé la segunda, Jon Favreau es muy bueno dirigiendo, pero le falta ambición en las escenas de acción.



En cambio, a esta entrega le ha venido muy bien el cambio de director. Shane Black le da a la película unas dosis de espectacularidad y adrenalina realmente impresionantes y nos deleita con una serie de secuencias de acción impactantes, como el ataque a la mansión Stark, la brutal pelea en el pueblo de Tennesse, el asalto y la posterior huida de la mansión de Miami, la parte del Air Force One y, sobre todo, la muy espectacular batalla final en el barco entre el ejército de armaduras de Tony Stark y los soldados extremis; un momento realmente impresionante donde vemos al protagonista cambiando de armadura varias veces en plena batalla. Todo ello sazonado con un estilo que recuerda un poco al cine de acción de los 90, algo en lo que Black es muy experto.

Luego, la película está muy bien rodada, con un ritmo que a penas decae y una muy lograda dirección de actores que maneja muy bien un estupendo reparto donde vuelve a sobresalir un excelente Robert Downey Jr., quién vuelve a hacer suyo el personaje desde el primer momento; esta vez en su versión mas atormentada.

Desde luego, Black aprueba con nota como director en esta película.

Del diseño de producción no hace falta que hable, ya que ambos son muy buenos y no tengo ninguna pega en torno a ellos. Los cambios en el apartado de efectos especiales a penas se notan; especialmente, en calidad.

De lo que si quiero hablar es del guión, que es donde la película tiene mas fallos.

El guión, escrito por Drew Pearce y el propio Black no es malo, al contrario, es bueno; le da a la película un tono mas serio, aunque siempre encuentra cabida para los habituales chistes de Tony Stark. Sin embargo, tiene algunos defectos; especialmente, como adaptación de cómic.

La película, supuestamente, adapta The Invincible Iron Man: Extremis, una miniserie de cómic escrita por Warren Ellis en 2005. Sin embargo, salvo el virus Extremis y algunos personajes, poco de ese cómic se ve en este film y da mas la sensación de que Black ha hecho mas su propia película sin a penas tener en cuenta estos ni ningunos otros cómics del hombre de hierro.

Aunque, eso se le puede perdonar, ya que continúa fiel al universo Marvel y, sobre todo, fiel a Los Vengadores. Pero, lo que si es imperdonable es el asunto de los villanos; especialmente, el villano principal.





OJO, que vienen SPOILERS.






Una de las cosas mas esperadas por los fans era la aparición de El Mandarín, el famoso archienemigo de Iron Man. Después de no ser visto en la primera entrega y tampoco en la segunda –aunque, en un principio estaba prevista su aparición –, finalmente el personaje hace su gran aparición en este film interpretado por el gran actor Ben Kingsley; una decisión bastante discutida, ya que este actor no es oriental como el personaje. Pero, bueno, esta decisión se puede perdonar, ya que Kingsley es un excelente actor y, si algo se le da bien, es hacer de personajes exóticos.

El gran problema es que Black ha hecho con el personaje en este film, practicamente, lo mismo que hizo Christopher Nolan con Ra's al Ghul en Batman Begins (2005). Algo que, aunque fuera una gran licencia que se tomó en torno a los cómics, funcionó bastante bien en aquella película. Sin embargo, en esta película, a parte del chasco que habrá supuesto para muchos fans, no funciona tan bien por dos principales razones.

La primera es que estamos hablando del principal archienemigo del superheroe protagonista, alguien que es para Iron Man lo mismo que el Joker para Batman o Red Skull para el Capitán América, y ahora nos encontramos con que ha quedado reducido a la nada en el universo cinematográfico.

Y la segunda –aunque principal razón –es que, mientras en Batman Begins el villano principal terminaba siendo el personaje de Liam Neeson, un personaje realmente impresionante que valía mucho como villano principal, aquí, en cambio, el villano principal termina siendo Guy Pearce, que es un estupendo actor y hace un estupendo trabajo en este film, pero su personaje, Aldrich Killian, no termina de convencer. Es un personaje que funciona muy bien como villano secundario, pero le queda muy grande el ser el villano principal. Además, vale que quisieran darnos una sorpresa, pero convertir en villano principal a alguien que en los cómics pasa sin pena ni gloria no me ha parecido de lo mas acertado.

Lo mas positivo de todo esto es que nos ha ofrecido otra nueva oportunidad de ver lo gran actor que es Ben Kingsley, quién ha sabido reflejar muy bien las dos caras del personaje: la de cara al público –que es la que hemos visto en los trailers –y la verdadera, la que nos da esa sorpresa desagradable.






Fin de los SPOILERS.







Otro defecto es que, al centrarse mucho en Tony Stark, desaprovecha mucho a los demás personajes; aunque, a algunos mas que a otros.

Pepper Potts, de nuevo estupendamente interpretada por Gwyneth Paltrow, aquí llega a ponerse la armadura y llega a tener escenas de acción, sobre todo al final del film; pero, sin embargo, está bastante ausente durante gran parte de la película, teniendo solo pequeña apariciones cuando su personaje, después de las dos primeras películas –sin contar su aparición en Los Vengadores –, ya debería tener mucha mas presencia.

James Rhodes, al que vuelve a dar vida Don Cheadle, tiene una participación aceptable en el film; aunque prefiero mucho mas verle como War Machine que como Iron Patriot –de hecho, en la película lo comentan unas cuantas veces –.


Ya he dicho que Happy Hogan (Jon Favreau) está ausente durante la mayor parte del film; aunque, esto era de esperar.

No obstante, quién mas desaprovechada está es Maya Hansen, interpretada por una bella y estupenda Rebecca Hall, cuya presencia en el film es vista y no vista a pesar de la importancia de su personaje en la trama y el juego que podría haber dado.

Sin duda, como ya ocurrió con la segunda entrega, la duración solo de dos horas ha afectado negativamente al film –oficialmente, la duración es de 130 minutos, pero esos 10 minutos de mas deben ser de los títulos de crédito finales, seguro –; desconozco si esa otra versión que han hecho para los chinos será mas densa, aunque no creo que sea mucho. Sin embargo, la película pierde bastante tiempo dando cancha a un personaje que, la verdad, para mi no se merecía tanto protagonismo.

Hablo de ese niño con el que Tony Stark se encuentra en el pueblo de Tennesse y que, aunque resulta una gran ayuda para él, resulta un personaje de lo mas insoportable. Al menos, yo lo encontré así. Puede que se deba a lo poco que me gustan los niños, pero yo a ese crío no lo trago.

Otro defecto que he encontrado es esa forma tan precipitada de cerrarlo todo al final, algo que he encontrado de lo mas forzado; aunque esto debe estar motivado por la posibilidad de que Robert Downey Jr. deje de ser Tony Stark tras esta película.

En fin, vamos resumiendo ya.

Como ya he dicho, la película es buena. A mi me ha gustado mucho y tengo ganas de verla mas veces; las escenas de acción hacen vibrar y el desarrollo a penas aburre. No obstante, aunque ha cumplido muchas de mis expectativas, no las ha cumplido todas, especialmente, como adaptación de cómic; y no me refiero solo a lo poco que el personaje se pone la armadura a lo largo del metraje, como dicen muchos por ahí.


Como película de acción, le da cien patadas a sus dos predecesoras, ya que contiene mucha mas acción y adrenalina que las dos primeras películas juntas. Sin embargo, como adaptación de cómic y como película en otros aspectos se queda por debajo de las dos primeras y hace que esta sea la entrega menos lograda de la saga. No hay duda de que se la está sobrevalorando mucho; especialmente, por los que, como ya he dicho, se sintieron defraudados con la segunda entrega. Para mi, en cambio, está por debajo sus predecesoras y, desde luego, ni de coña es mejor que Los Vengadores.

Pero, vamos, que nadie me malinterprete. Es una buena película que hace disfrutar desde que empieza hasta que termina y encaja muy bien en este universo cinematográfico de Marvel. No hay duda de que va a arrasar en taquilla. De hecho, ya lo está haciendo. Todavía no está confirmado del todo, pero se dice que la película lleva ya recaudados 195 millones de dólares en los países en los que se ha estrenado. Y todavía falta por ver lo que recauda cuando se estrene en EEUU el próximo 3 de mayo que, sin duda, también será mucho.

Yo, desde luego, la recomiendo.




P. D: No se si alguien mas se habrá fijado, pero la primera aparición de Aldrich Killian al principio de la película me ha recordado mucho a la de Enigma (Jim Carrey) en Batman Forever (Joel Schumacher, 1995). Aunque, tranquilos; ya le gustaría a aquella tercera entrega parecerse, aunque sea un poco, a esta.










11 de abril de 2013

WATERWORLD (1995)
















Ha habido rodajes de películas que han pasado a la historia al convertirse en un infierno para los responsables de sus respectivas películas; los de Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963) o Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979) son dos buenos ejemplos de ello.

Sin embargo, nunca un rodaje había llegado a resultar, incluso, mas interesante que su respectiva película como lo fue el de esta epopeya futurista que no deja de ser un Mad Max pasado por agua al servicio de un Kevin Costner que había comenzado su declive como estrella de Hollywood.

Empecemos.

En un futuro indeterminado –aunque podría ser hacia el año 2500 –, los casquetes polares se han derretido y la Tierra vive completamente sepultada por el agua. Los supervivientes se han visto obligados a convivir entre ellos viviendo en grandes atolones artificiales o a vagabundear por ese inmenso e interminable océano en el que se ha convertido el mundo dedicándose al pillaje o al trueque. A esto último se dedica Mariner (Kevin Costner), un solitario que viaja a bordo de un trimarán sin rumbo fijo y dedicándose al trueque con cada atolón que se encuentra. En uno de ellos descubren que es un mutante que posee branquias que le permiten respirar bajo el agua y esto provoca un incidente que hace que sea capturado y condenado a muerte. No obstante, el atolón es atacado por los Smokers, unos bandidos salvajes que representan un terrible peligro en ese mundo y que son liderados por Deacon (Dennis Hopper). Durante el ataque, Mariner es liberado por Helen (Jeanne Tripplehorn), una bella mujer local, con la condición de que ayude a escapar a ella y a una niña, Enora (Tina Majorino), a la que los Smokers persiguen especialmente, ya que en su espalda lleva tatuado un mapa que indica como llegar hasta Tierra Seca, el único lugar del mundo que, según la leyenda, aún no ha sido cubierto por el agua.


Todo comenzó en 1991, cuando Kevin Costner tuvo constancia de un proyecto que la Universal tenía guardado y del que se interesó tanto que no paró hasta que llegar a un acuerdo con el estudio para protagonizarlo y, además, producirlo, llegando a tener un control total sobre la película.

El propio Costner fue quién eligió al que sería su director, pasando de las sugerencias del estudio, que le proponía a Robert Zemeckis, y contratando a Kevin Reynolds, con quién ya había trabajado en las películas ¿Donde dices que Vas? (1985), Robin Hood, príncipe de los ladrones (1991) y Rapa Nui (1994) –de la que Costner solo fue productor –. El rodaje se llevó a cabo en Hawaii; concretamente, junto a las costas de Isla Grande. Inicialmente, estaba previsto que el presupuesto fuera de 60 millones y que la duración del rodaje fuera de 96 días; previsiones que no se cumplieron ni de coña.

Para empezar, rodar en el mar es mucho mas complejo que rodar en tierra o dentro de un tanque de agua y esto siempre acarrea muchos problemas y, sobre todo, retrasos; bien lo sabe Steven Spielberg cuando hizo Tiburón (1975). Y esta película no fue una excepción.

El rodaje comenzó en junio de 1994, tres meses después de lo previsto, y desde el primer momento fue una larga sucesión de problemas, tanto a nivel técnico como artístico.

El guión, obra de los cineastas Peter Rader (La Casa de la Abuela) y David Twohy (trilogía Riddick), era continuamente reescrito en plena producción a pesar de no estar del todo terminado. Joss Whedon (Los Vengadores) fue llevado allí para solucionar los problemas con el guión –aunque luego no aparecería acreditado –y, aunque estaba previsto que solo estuviera una semana –puesto que su sueldo era de 100.000 dólares por semana –, su estancia se prolongó hasta siete semanas de las que Whedon no guarda muy buen recuerdo, afirmando que aquello fueron para él 7 semanas en el infierno.

Y razón no le falta, ya que aquel rodaje fue una auténtica pesadilla. No había día en que miembros del equipo no cayesen enfermos. También hubo un sin fin de accidentes y muchos actores y especialistas salieron heridos; incluso el propio Costner estuvo muy cerca de perder la vida. Los médicos se veían obligados a atender a mas de 50 personas cada día.

Luego todo eran retrasos, ya que, como he dicho antes, rodar en el mar complicaba mucho las cosas. Secuencias que en tierra solo hubieran llevado unas horas, en el agua tardaban en rodarse varios días; incluso semanas. Los retrasos se debieron, en su mayoría, a problemas técnicos; los cuales eran constantes.


El mas famoso de todos tiene que ver con la ciudad flotante construida para recrear el atolón. Aquel megalómano decorado costó 4 millones de dólares y para construirlo hubo que traer acero de EEUU porque en el que traían de Isla Grande se agotó. El problema es que fueron sorprendidos por un huracán y aquella construcción no pudo aguantar sus 1.000 toneladas de peso y terminó hundiéndose en el agua, lo que obligó a reconstruirla con un gasto similar.

El presupuesto previsto de 60 millones de dólares rápidamente se vio superado y en solo unas semanas se llegó a superar los 100 millones. Es impresionante la cantidad de dinero que se gastó en esta película. Y no solo en gastos de producción.

Por ejemplo, para el trimarán que utiliza el personaje de Costner se construyeron en EEUU dos versiones de este de 60 píes de largo y con un valor de 465.000 dólares cada uno que fueron llevadas hasta la isla en un Boeing 747. El problema era que el aeropuerto de allí no tenía pista suficiente para un avión de esas magnitudes, lo que obligó a realizar unas obras de ampliación del aeropuerto financiada por el estudio.


También hubo que construir una enorme plataforma flotante y llenarla de retretes portátiles para que los miembros del equipo, que sufrían constantes vómitos y diarreas, pudieran defecar sin tener que ser enviados a la isla en lancha, retrasando aún mas la producción.

Otro gasto adicional fueron 30 dólares que el estudio debía pagar a cada miembro del equipo que tuviera que incumplir los horarios fijados por los sindicatos a causa de los retrasos de la filmación, lo cual ocurría cada día y no había miembro del equipo que se librara. Se dice que al estudio le costó mas de 2 millones y medio de dólares la broma.

Luego, encima, hasta tuvieron problemas con la ley cuando el preparador físico de Costner fue detenido con 2.000 kilos de esteroides encima.

A pesar de la amistad entre ambos, la relación entre Costner y Reynolds se deterioró enormemente y las peleas entre ambos fue constantes. Aún así, el actor le defendió cuando, en septiembre de 1994, los productores cargaron sobre el director toda la responsabilidad de aquel rodaje que se les había ido de las manos y quisieron despedirle. Aunque, otras fuentes apuntan a que el director fue apartado y fue el propio Costner quién se sentó en la silla de director y terminó de rodar la película.

Aunque, Costner no solo tuvo problemas con Reynolds, ya que no caía nada bien a los miembros del equipo; a los que no les hizo ninguna gracia tener que hospedarse en hoteles de mala muerte mientras él se hospedaba en un lujoso bungalow de 1.800 dólares la noche.


Al final, ese rodaje que debía haber durado 96 días, se prolongó hasta 157 días y su presupuesto de 60 millones de dólares se incrementó hasta 175 millones –una burrada para la época –, lo que convirtió a aquella producción en la película mas cara de la historia en su tiempo.

El montaje tampoco fue un camino de rosas. Los productores rechazaron un primer montaje de 4 horas de duración que hizo Reynolds y dejaron el montaje en manos de Costner. Este hizo un nuevo montaje de 165 minutos, pero también fue rechazado hasta que, finalmente, se aprobó un montaje final de 135 minutos.

La película se estrenó en EEUU el 28 de julio de 1995 -a España llegaría el 8 de septiembre -. Se esperaba que la taquilla ayudara a compensar la gran cantidad de dinero invertida; pero nada mas lejos de la realidad. La película solo recaudó 88 millones de dólares en EEUU y, aunque salvó los muebles con la taquilla mundial, con 175 millones mas recaudados en el resto del mundo que hacían un total de 264 millones de dólares, el film no pudo librarse de ser etiquetado como fracaso.

La peor parte se la llevó Kevin Costner, quién ya venía precedido por otros dos grandes fracasos, Wyatt Earp (Lawrence Kasdan, 1994) y La Guerra (Jon Avnet, 1994), y no pareció escarmentar tras este desastre cuando solo dos años después se metió de lleno como protagonista, productor y director en otra gran superproducción futurista y post-apocalíptica, Mensajero del Futuro (1997), que también se estrenó en taquilla. Waterworld fue el inicio de su declive como estrella de Hollywood y, aunque ha tenido algún que otro éxito menor estos últimos años, su carrera aún no se ha recuperado del todo; aunque, este año tiene una buena oportunidad de hacerlo con Man of Steel, donde interpreta al padre adoptivo de Superman.

Al principio he afirmado que la producción de esta película resulta mas interesante que la película en sí y eso es cierto, porque la película, la verdad, no es nada del otro mundo. No es mala, me parece una buena película pero, desde luego, no es, para nada, un film brillante y, mucho menos, justifica que se invirtiera tal cantidad de dinero y medios en ella, porque es mas bien una película mas cercana al serie B.

El principal problema de la película es que, en ocasiones, el ritmo falla y se hace muy larga y pesada y hay momentos en los aburre terriblemente. Además, hay un montón de lagunas argumentales, debidas a los muchos cortes que sufrió en la sala de montaje, que empeoran las cosas. Hay una versión extendida que dura 176 minutos cuyo metraje extra ayuda mucho a la historia y arroja luz sobre muchas incógnitas que deja la versión anterior –como la escena final donde los protagonistas descubren que Tierra Seca es, en realidad, la cima del Everest –. Sin embargo, debido a un mal montaje, esta versión es también un arma de doble filo, ya que hace que la película resulte mas lenta y aburrida. Ocurre exactamente lo contrario que, por ejemplo, con Apocalypse Now Redux, donde el metraje extra hacía que el ritmo de la película resulte mas fluido y, a pesar de tener una mayor duración, la película se hace menos larga. Con la versión extendida de Waterworld ocurre exactamente lo contrario.

Su argumento y su guión son de lo mas simplones; y varios diálogos insufribles empeoran mas las cosas. Como ya he visto, la película bebe mucho de la saga Mad Max, sobre todo de la segunda entrega, la estupenda Mad Max 2: El Guerrero de la Carrera (George Miller, 1981); sin embargo, carece mucho de la fuerza y la garra de aquellas películas. Además, el personaje de Mariner carece por completo del carisma y la potencia de Max Rockatansky a pesar de la buena interpretación de Kevin Costner, quién hace un buen trabajo en este film, aunque muy por debajo del nivel de anteriores trabajos.


El resto de los actores tampoco lo hacen mal, pero no dan todo lo que tienen que dar –especialmente, Dennis Hopper y la bella Jeanne Tripplehorn, capaces de interpretaciones mucho mejores –y la dirección de actores no saca lo mejor de ellos.

No obstante, a su favor, la película tiene que es todo un espectáculo. Las escenas de acción son terriblemente espectaculares, adrenalíticas y están muy bien rodadas y coreografiadas. Secuencias como la del ataque al atolón por parte de los Smockers, el hidroavión dando vueltas mientras está enganchado al trimarán de Mariner o el espectacular tramo final son momentos realmente impresionantes.

Además, también hay momentos muy logrados, como cuando Mariner caza a un monstruo marino poniéndose como cebo, la visita submarina a la ciudad sumergida o ese comienzo tan ingenioso en el que vemos como la Tierra del logotipo de la Universal se va inundando.

Mi veredicto final es que Waterworld no es una mala película. Es un film aceptable que se deja ver y que, sin duda, es una buena elección cuando la pasan por Tv y no hay otra cosa para ver. No obstante, es una película bastante simplona y falta de épica cuyo conjunto no justifica su enorme presupuesto y despliegue de medios.


Y es que, en el fondo, no es mas que una cinta de serie B en la que, incomprensiblemente, se gastaron una millonada.









30 de marzo de 2013

SUPERMAN III (1983)















Continúo con el tour por las películas de Superman que estoy haciendo antes del estreno de la esperadísima Man of Steel. Ahora toca el turno de la tercera entrega de la saga; la cual supuso el comienzo del declive de esta.

Clark Kent (Christopher Reeve) regresa a Smallville para una reunión con sus antiguos compañeros de instituto; en el camino, no se librará de tener que adoptar la personalidad de Superman para evitar un incendio en una planta química. Una vez allí, se reencuentra con Lana Lang (Annette O´Toole), su amiga de la infancia y amor de juventud, quién ahora es una divorciada con un hijo pequeño, Ricky (Paul Kaethler). Clark pasa el tiempo con Lana y el niño ajeno a lo que ocurre en Metrópolis, donde un multimillonario llamado Ross Webster (Robert Vaughn) pretende dominar el mundo financiero.

Para ello utiliza a Gus Gorman (Richard Pryor), un desempleado que ha intentado robar dinero a la empresa utilizando unos conocimientos informáticos que desconocía poseer. Una de sus primeras acciones es hacer que Gorman tome el control de un satélite llamado Vulcan que provoca efectos meteorológicos y así provocar un gran tornado que arrase las cosechas de café en Colombia para castigar al país sudamericano por negarse a hacer negocios con él. Pero la intervención de Superman evita la catástrofe y las cosechas se salvan. Furioso, Webster ordena a Gorman que construya kryptonita a raíz de unos restos del planeta Krypton localizados por Vulcan. A cambio, Gorman le pide a Webster que construya un superordenador que el mismo ha diseñado, a lo que Webster accede. Gorman construye la kryptonita y se la entrega a Superman. Pero esta, en lugar de matarlo, lo van convirtiendo en una persona oscura y malvada, lo cual Webster pretende utilizar en su beneficio empleando a Lorelei (Pamela Stephenson), su atractiva ayudante, para seducirle y manipularle.


Tras los éxitos de Superman (1978) y Superman II (1980) una tercera entrega era inevitable. Con Richard Donner ya completamente fuera de la saga, Richard Lester se hizo cargo enteramente de la dirección. Encima, contrataron como guionistas a David Newman y Leslie Newman, cuyo guión para la primera y la segunda entregas fue rechazado en su día por Donner.

La película debía haber sido muy diferente al resultado final. La productora Ilya Salkind escribió un tratamiento para el futuro guión donde Superman se enfrentaba a Brainiac y a Mr. Mxyzptlk –se pensó en Dudley Moore para interpretarlo –y contaba con la aparición de Supergirl. Era algo lógico, ya que, después de enfrentarse a Lex Luthor en la primera y al General Zod en la segunda, Superman debía de enfrentarse a otros enemigos poderosos que supusieran un desafío para él.

Sin embargo, a la Warner no le gustaron esas ideas y desecharon ese tratamiento. Fue cuando Alexander Salkind, padre de Ilya, salió con la idea de dar a la película un enfoque mas humorístico y contratar a Richard Pryor, un actor cómico que gozó de una gran popularidad durante los 70 y los 80 antes de caer en desgracia y fallecer en 2005. La idea de meter a Pryor en la película vino de una aparición del actor en el programa The Tonight Show, presentado entonces por Johnny Carson, donde el actor habló de lo mucho que le gustaron las películas de Superman e, incluso, parodió algunas escenas del primer film.

No obstante, este nuevo enfoque no gustó mucho a público y crítica. La película fue muy vapuleada y, en resultados de taquilla, no fue un fracaso, pero los 59 millones de dólares que recaudó quedaron muy por detrás de los resultados de sus antecesoras; además, tuvo suerte de que su presupuesto fuera de 39 millones.

Según mi opinión, la película es muy inferior a las dos primeras y el toque cómico la estropea aún mas. Cosas como esos títulos de crédito iniciales llenos de secuencias cómicas encadenadas al estilo de Aterriza como Puedas o gags como el de los monigotes del semáforo peleándose, lo de la Torre de Pisa o lo de la antorcha olímpica tienen gracia, pero hacen que la película parezca mas una parodia que un film de superheroes.


Sobre Richard Pryor, el tipo me parece un buen actor y un estupendo cómico. He visto varias de sus películas, sobre todo las que hizo formando pareja con el gran Gene Wilder, como El Expreso de Chicago (Arthur Hiller, 1976), Locos de Remate (Sidney Poitier, 1980) o No me Chilles, que no te Veo (Arthur Hiller, 1989), y me gustan. Sin embargo, su presencia en este film está completamente fuera de lugar.

El villano, Ross Webster, aunque genialmente interpretado por Robert Vaughn –el inolvidable Walter Chalmers de Bullit (Peter Yates, 1968) –, no es mas que una pobre imitación del Lex Luthor de las dos primeras. De hecho, el personaje fue pensado originalmente que fuera Luthor, pero lo convirtieron en otro tras la negativa de Gene Hackman a regresar; recordemos que Jackman fue uno de los actores que se marchó cabreado de la segunda entrega tras la sustitución de Richard Donner.

Margot Kidder es otra a la que tampoco le hizo mucha gracia la marcha de Donner en la segunda y, aunque los responsables del film se esfuercen mucho en decir lo contrario, esta es la razón de que su participación en el film se reduzca a una pequeña aparición al principio y al final de la película. Afortunadamente, aquí estuvieron mas acertados recuperando al personaje de Lana Lang, quién tenía una pequeña aparición en la primera entrega interpretada por Diane Sherry.

Aquí le da vida la estupenda Annette O´Toole –quién, años después, dio vida a Martha Kent en la serie de Tv Smallville –haciendo un excelente trabajo que está entre lo mejor de la película.

Claro, que el que sigue sobresaliendo es, sin duda, Christopher Reeve. Aquí, incluso, interpreta un doble papel al dar vida a la parte oscura de Superman.

La película supone un gran bajón en la saga. Aún así, tiene cosas buenas. Es entretenida, los efectos especiales están a la altura y tiene escenas bastante espectaculares, como cuando Superman congela la superficie de un lago para apagar el incendio en la planta química o el enfrentamiento final contra el superordenador, el cual tiene buenos momentos, como la secuencia en la que atacan a Superman con varios misiles y es monitorizada con un videojuego desarrollado por Atari o cuando Vera (Annie Ross), la hermana y lugarteniente de Webster, se convierte en una especie de androide –esa escena me aterrorizó cuando vi la película en mi infancia y llegó a provocarme pesadillas –.


Aunque, sin duda, el mejor momento de la película es cuando se enfrentan las dos personalidades de Superman; algo a lo que favorece la estupenda interpretación de Reeve, como ya he dicho antes. El problema es que todo este asunto del lado oscuro de Superman podría haber sido aprovechado mejor, pero no lo hicieron.

En resumen. La película no está mal del todo, aunque podría haber sido mucho mejor. Esta tercera entrega debía haber sido mas oscura, aprovechando el desdoblamiento de personalidad de Superman, y mucho mas espectacular, con villanos mas poderosos como que supusieran un desafío mayor para el superhéroe, como ya he dicho antes en referencia al tratamiento que escribió Ilya Salkind. En cambio, optaron por darle un enfoque mas cómico que, prácticamente, la convirtió en una parodia de si misma y contaron con un villano que no estaba a la altura.

Mi veredicto es que la película no es mala, merece el aprobado, pero un aprobado muy bajo –si tuviera que ponerle nota, estaría entre un 5 y un 6 –. No obstante, está muy alejada en calidad a sus dos predecesoras –sobre todo, a la primera –y, como ya he dicho, supone un gran bajón en la saga y marcó el declive de esta.


Aún así, esta tercera entrega es mucho mas preferible que la cuarta entrega o que Superman Returns, de las que ya hablaré mas adelante y no pienso tener piedad alguna.






22 de marzo de 2013

OZ, UN MUNDO DE FANTASÍA (2013)

















Sam Raimi regresa después de cuatro años con una película de lo mas atípica en su filmografía, una precuela de El Mago de Oz producida por Disney que nos relata como, muchos años antes de la llegada de Dorothy, el famoso mago llegó al mundo fantástico creado por L. Frank Baum y se estableció en la Ciudad Esmeralda.

Se trata de Oz, the Great and Powerful; que en español sería Oz, el Grande y Poderoso, pero los lumbreras que ponen los títulos en España han decidido llamarla Oz, un Mundo de Fantasía.

Oscar Diggs (James Franco), un mago de poca monta que trabaja en un circo ambulante de Kansas, se ve obligado a escapar en globo de un lío de faldas y, a causa de un tornado, se ve arrastrado hasta la mágica Tierra de Oz. Allí se encuentra con Theodora (Mila Kunis), una bruja buena que lo toma como el mago que se profetizó que llegaría para derrotar a la Bruja Malvada, quién asola esas tierras con su ejército de babuinos volvadores. Ella le lleva hasta Ciudad Esmeralda para que reclame el trono, bacante desde que la Bruja Malvada asesinó al anterior rey. Pero Evanora (Rachel Weisz), la hermana de Theodora, no ve con buenos ojos la llegada del mago. Por ello le dice que, antes de ocupar el trono, debe dirigirse hacia las tierras del oeste, donde habita la bruja malvada, y matarla.

Oscar se encamina hacia allí en compañía de Finley (Zach Braff), un mono volador al que salvó de un león, y China Girl (Joey King), una niña hecha de porcelana china a la que el mago recompuso sus piernas, rotas cuando su pueblo fue arrasado por los babuinos. Pero, una vez que encuentra a la Bruja Malvada, esta resulta ser Glinda (Michelle Williams), una bruja buena, hija del rey asesinado. Glinda les cuenta que la verdadera bruja malvada es, en realidad, Evanora, quién asesinó a su padre y luego engañó a todo el mundo, incluyendo a Theodora, para hacerla pasar por la Bruja Malvada. Glinda les lleva hasta sus dominios, donde está preparando un ejército con el que acabar con Evanora. Pero esta descubre sus planes y decide poner a sus hermana de su parte. Theodora está enemorada de Oscar, pero este ve en Glinda el reflejo de una mujer de Kansas a la que amó, por lo que Theodora se pone celosa, lo cual es utilizado por Evanora para hacerla comer una manzana envenenada con la que la convierte en una bruja mucho mas malvada y poderosa que pronto se le va de las manos.


La película es, como ya he dicho, una precuela de El Mago de Oz (Victor Fleming, 1939), la mas famosa de las adaptaciones que se han hecho –que son muchas y de distinto tipo –de la famosa novela de L. Frank Baum, El Maravilloso Mago de Oz, publicada en 1900, la cual gozó de un gran éxito en su momento y generó una saga con hasta 13 libros mas.

Esta precuela se mantiene fiel a la película original en varias cosas, especialmente, al contrastar el mundo real de Kansas con el mundo mágico de Oz haciendo que el primero sea en blanco y negro y el segundo en color. No obstante, omite el detalle de que en la película original, al final, todo era un sueño de la protagonista. Cosa de la que yo me alegro, ya que si hay algo que siempre me ha rechinado de la película de Fleming es el haber convertido la historia en un sueño y todo lo sucedido en el mundo de Oz se produjera en la mente de Dorothy; algo que para mi destroza mucho la magia de la obra original.

De hecho, la primera vez que vi la película me decepcionó por esta razón; ahora la considero un clásico, pero ese final no lo trago.

Dejando esto a un lado, voy a hablar de lo que me ha parecido la película. Pero antes, como siempre, voy a comentar como le están yendo las cosas en taquilla. Y, la verdad, es que le están yendo bastante bien. Con un presupuesto de 215 millones de dólares, la película lleva recaudados ya 150 millones en EEUU y 137 millones mas en el resto del mundo, haciendo un total de 287 millones de dólares. El film sigue ocupando el primer puesto del top ten en EEUU y varios países y es ya el mejor estreno de lo que va de año.

La crítica, en cambio, no la está recibiendo bien. La mayoría la considera muy infantil y aburrida; aunque lo que mas hacen es compararla con la película original.

¿Y que opino yo?

Pues yo, desde luego, no me esperaba mucho de esta película y fui a verla con las expectativas muy bajas. Sam Raimi es un director excelente y, aunque muchos quieran encasillarlo en el cine de terror, es alguien capaz de hacer frente a cualquier género que se le ponga por delante. Pero, aún así, resultaba bastante chocante verle al frente en una producción de Disney de estas características. Eso sin mencionar lo mucho que ha estado decepcionando con sus últimas películas: Spiderman 3 (2007), que, aunque no sea tan mala como dicen, fue muy decepcionante, y Arrástrame al Infierno (2009), la cual no me gustó nada y me parece un bodrio de proporciones mayúsculas que, encima, sobrevaloraron en exceso.


Sin embargo, tras haber visto la película, debo decir que me ha sorprendido mucho y muy gratamente.

Puede que la película no sea ninguna maravilla y esté muy lejos de ser un clásico, pero la he encontrado muy entretenida y agradable capaz de hacerte pasar un buen rato el tiempo que dura. Además, no es tan infantil como dicen; es una película para todos los públicos, no solo para niño.

Como ya he dicho, es muy entretenida, el ritmo nunca decae y pasas un muy buen rato viéndola; incluso ha llegado a recordarme a muchas películas que veía en mi infancia. El guión no es ninguna maravilla, pero está bien redactado y estructurado, haciendo que te metas en la historia y desarrollando muy bien a los personajes. Además, se mantiene bastante fiel al mundo creado por Baum.

Visualmente, es fascinante. El diseño de producción es fantástico, los efectos especiales son fabulosos y, al igual que la película original, hace un muy buen uso de los colores. Todo muy bien servido por un Sam Raimi en plena forma que se mueve como pez en el agua en un género completamente nuevo para él. El tipo no solo dirige muy bien, también es fiel a su estilo en muchas ocasiones e, incluso, se atreve a meter momentos paródicos, como el número de los enanos.

El trabajo del reparto, acompañado de una estupenda dirección de actores, es otro punto a favor del film.

James Franco está formidable en su papel; el tipo es un estupendo actor y aquí lo demuestra en todo momento. Rachel Weisz está fantástica en su papel de mala, lo mismo que Michelle Williams en su papel de buena. Aunque, quién mas destaca de todos es una excelente Mila Kunis que cada vez me sorprende mas como actriz y aquí está realmente impresionante; sobre todo, haciendo totalmente creíble la evolución de su personaje a lo largo del film.


Incluso los personajes digitales también hacen una estupenda interpretación. El mono volador con la voz de Zach Braff desprende simpatía y carisma en todo momento, y la niña de porcelana interpretada por Joey King llegas a encariñarte con ella; la escena en la que le recomponen las piernas la encontré de lo mas emotiva y hasta da ganas de llorar.

Como ya he dicho, la película no es una maravilla y también tiene sus defectos. Hay momentos en los que resulta simplona y, en ocasiones, los colores y los efectos especiales llegan a resultar bastante cargantes. Pero, afortunadamente, el conjunto es lo bastante bueno como para pasar todo esto por alto.

Sin duda, esta película no será considerada un clásico como El Mago de Oz, pero si es una película buena y de lo mas recomendable. Además, Sam Raimi logra aprobar en este cambio de registro y nos demuestra que está completamente en forma y lo de Spiderman 3 y Arrástrame al Infierno solo eran baches y no ha comenzado su decadencia.