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8 de abril de 2021

GODZILLA VS. KONG (2021)



ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS. Advidero no leer lo que viene a continuación si no se ha visto la película y, si alguien decide hacerlo de todos modos, lo hará bajo su total responsabilidad.













Godzilla y King Kong se vieron por primera vez las caras en la película King Kong contra Godzilla (Ishirô Honda, 1962), un célebre título de las Kaiju Eigas. Ahora, ambos monstruos vuelven a verse las caras pero, ahora, lo hacen en una superproducción de Hollywood de la cual voy a dar mi opinión.

Pero, vayamos por partes. 

Han pasado cinco años desde que Godzilla derrotara a King Ghidorah y se convirtiera en rey de los monstruos. Desde entonces, ha mantenido las distancias con los humanos pero, inesperadamente, ataca sin motivo aparente las instalaciones de Apex Cybernetics en Florida, lo que hace creer a los humanos que el titán se ha vuelto contra la humanidad. Algo que no cree Madison Russell (Millie Bobby Brown), quién cree que hay algo detrás del ataque de Godzilla y no para de escuchar un podcats cuyo autor afirma que el ataque está relacionado con asuntos turbios de Apex, en la que afirma estar infiltrado. Madison le explica sus sospechas a su padre, el Doctor Mark Russell (Kyle Chandler), que ahora es subdirector de Monarch, pero este no la cree, por lo que, en compañía de un amigo, Josh Valentine (Julian Dennison), Madison decide ir en busca del autor del podcast, Bernie Hayes (Brian Tyree Henry), para que les ayude a infiltrarse en Apex y descubrir la verdad sobre la nueva actitud de Godzilla.

Mientras, en Skull Island, Kong vive confinado en una gran cúpula construida por Monarch bajo la supervisión de la Doctora Irene Andrews (Rebecca Hall), quién considera que esa es la única forma de que Godzilla no vaya a por él para acabar con otro titán alfa que amenace su reinado. Andrews tiene bajo su cuidado a Jia (Kaylee Hottle), una niña nativa a la que adoptó cuando la tribu a la que pertenecía fue destruida por una tormenta. Jia, que es sorda, ha establecido un vínculo con Kong, con quién se comunica a través del lenguaje de los signos. Esto será utilizado por el Doctor Nathan Lind (Alexander Skarsgård), un ex-geólogo de Monarch caído en desgracia por sus teorías sobre la Tierra Hueca. Lind ha sido contactado por Apex para realizar un viaje a la Tierra Hueca con unos nuevos vehículos especiales, pero necesitan a Kong para que les abra camino. Esto supone un riesgo ya que, al sacarlo de la cúpula, se exponen a ser atacados por Godzilla.



Antes de ponerme con la película, pongámonos en antecedentes.

Esta película forma parte del conocido como MonsterVerse, creado por Legendary Pictures con el apoyo de Warner Bros., y que forman las películas Godzilla (Gareth Edwards, 2014), Kong: Skull Island (Jordan Vogt-Roberts, 2017), Godzilla: Rey de los Monstruos (Michael Dougherty, 2019) y el film que nos ocupa donde, finalmente, Godzilla y Kong se ven las caras.

El director elegido para esta película es Adam Wingard que, al igual que Michael Dougherty, también proviene del cine de terror.

La elección de este director no fu algo casual. En 2013, dos años antes de que esta película fuese anunciada como proyecto, Wingard fue contactado por Peter Jackson para dirigir una secuela de King Kong (2005) que llevaría por título The Skull Island. No se sabe muy bien que pasó con este proyecto, pero es más que seguro que, cuando Universal Pictures quedó fuera del MonsterVerse, Warner se hiciera con él y lo reconvirtiera en la Kong: Skull Island que todos conocemos.

De hecho, su director, Jordan Vogt-Roberts, declaró no hace mucho que, al principio de la película, ambientado en la II Guerra Mundial, tenía pensado incluir la aparición de un Kong similar al de la película de Jackson que se metía en el fuego cruzado de dos ejércitos, estadounidense y japonés, que se enfrentaban en las playas de Skull Island y terminaba siendo acribillado. Luego, aparecería el Kong de la película, mucho más grande y más difícil de abatir. El director decidió eliminar esa escena al considerarla una falta de respeto hacia la película de Jackson.

Volviendo a esta película, se decidió repescar a Wingard para dirigirla y la producción avanzó sin problemas; al menos, aparentemente. Su estreno debía haber sido en mayo de 2020, pero la llegada de la pandemia hizo que se retrasara. Primero hasta noviembre de ese año y, después, a la fecha de estreno actual: el 31 de mayo en EEUU.

Esto ha hecho que la película se estrene de forma simultánea en EEUU y los países donde está operativo HBO Max debido a la decisión de Warner de estrenar todas sus películas de 2021 en cines y en streaming a la vez. Un decisión de lo más polémica que causó el cabreo de Legendary, que hasta amenazó con llevar a Warner a los tribunales.

Supongo que el cabreo de Warner se habrá apaciguado un poco en vista de los buenos resultados que está haciendo la película. En EEUU lleva recaudados 48 millones de dólares y 237 millones en el resto del mundo, haciendo un total de 285 millones de dólares.

No son cifras muy altas para una película cuyo presupuesto se estima que ronda los 200 millones de dólares, pero si lo son con la situación actual, con muchos cines todavía cerrados en el mundo a causa de la pandemia. Y es que, al igual que hizo TENET (Christopher Nolan, 2020) el año pasado, esta película nos vuelve a demostrar que, pese a la situación actual, la gente aún continúa yendo a los cines, pese a que muchos "iluminados" van diciendo por ahí que la gente ya no volverá a los cines, ni aunque se pase la pandemia, por miedo. Con estos resultados que está haciendo la película en todo el mundo, esa gente lo único que está haciendo ahora es quedar en ridículo.



Además, a parte de los resultados económicos, la película está teniendo unas críticas muy buenas y la respuesta de público es bastante positiva.

¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.

Pues bien, la película me ha gustado mucho; más de lo que esperaba, debo añadir. He disfrutado mucho viéndola y, además, me ha dejado con ganas de verla más veces.

Eso si, las cosas claras. No estamos ante ninguna maravilla, ni ninguna obra maestra. Al igual que las anteriores películas, el guión no es su mayor fuerte. Aunque, eso si, sin ser ninguna maravilla y contener algunas cosas estúpidas -como lo de derramar alcohol sobre la computadora para desconectar el satélite -, el guión es bastante eficiente y cumple su función; además de hacerme tener más confianza en Eric Pearson como guionista de Black Widow.

Al menos que haya un gran director detrás, como Guillermo del Toro, con estas películas no hay que ponerse muy exigentes en lo que a guión se refiere.

Esta es una película para disfrutar las casi dos horas que dura y para ver a dos monstruos icónicos dándose de hostias, que de eso estamos muy bien servidos aquí, pese a que solo hay dos enfrentamientos entre los dos titanes, el del mar y el de Hong Kong. Pero, ambos enfrentamientos son la hostia en patinete, con unas peleas que llegan hasta a hacerte botar en la butaca en varias ocasiones.

Aunque, tal y como me esperaba, y ya aventuré en varias ocasiones, al final ambos monstruos deben dejar a un lado sus diferencias para enfrentarse con el verdadero enemigo, que no es otro que MechaGodzilla. Un MechaGodzilla que me ha encantado, tanto el diseño como lo brutal que es, haciendo que a los dos titanes protagonistas les sea imposible derrotarlo por si solo.

Y que no me venga ningún listo del #TeamKong diciéndome que al final es King Kong quién lo mata porque, si Godzilla no hubiera recargado su hacha, también hubiéramos visto al simio por los suelos.

Yo en todo esto del #TeamKong y el #TeamGodzilla no he elegido ningún bando porque a mi ambos monstruos me encantan y me resulta difícil elegir a uno de ellos. Además, en esta película ambos lucen geniales, al igual que en las películas anteriores.

En cuanto al director, Adam Wingard, debo decir que me ha sorprendido para bien. Yo tenía mis dudas con este director, no lo voy a negar, ya que en su filmografía tiene películas curiosas, como Tú éres el Siguiente (2011), pero también bodrios infumables, como Blair Witch (2016) y Death Note (2017). Así que no se podía intuir por donde iba a salir.



Afortunadamente, el tipo ha cumplido con esta película; y con creces. Puede que su dirección diste de ser brillante, pero ha sido de lo más eficiente, logrando mantener el ritmo en todo momento y, sobre todo, ofreciéndonos un buen espectáculo con las peleas entre Godzilla y King Kong que, como ya he dicho antes, son espectaculares y de lo más brutales.

En cuanto al reparto, solo decir que los actores hacen un buen trabajo a la altura de sus personajes. 

Millie Bobby Brown vuelve a estar fantástica, como ya lo estuvo en Godzilla: Rey de los Monstruos; aunque, aquí tiene más papel.

Kyle Chandler está igual de soso que en la anterior película. Aunque, aquí han estado más acertados reduciendo mucho sus apariciones y así ha lastrado menos el film.

Alexander Skarsgård y Rebecca Hall también han estado muy bien en sus respectivos personajes. Aunque, eso si, espero que no haya un romance entre sus personajes, como se intuye al final, porque ambos no tienen química para eso.

Brian Tyree Henry ha estado fantástico en su papel de destapador de conspiraciones. De hecho, su interpretación ha sido de las mejores de todo el reparto.

Julian Dennison también hace un buen trabajo; aunque, su personaje de nerd pagafantas como que sobra bastante, porque lo único que aporta a la película es la furgoneta y la tontería de echar alcohol sobre la computadora que he mencionado antes. 

Demián Bichir está genial como el villano principal humano de la película, un megalómano al que no le gusta que los humanos ya no sean la especie dominante. Esto es algo que debería haber sido más desarrollado, pero tampoco les ha quedado mal del todo.

Shun Oguri está muy bien dando vida a Ren Serizawa, el hijo de Ishiro Serizawa (Ken Watanabe), que también forma parte de grupo de los villanos, ya que sus ideas sobre Godzilla son muy diferentes a la de su padre. Esto es otro arco que debían haber desarrollado más.

En cuanto a Eiza Gozález, pues otra vez que nos la desaprovechan. Esta vez, en un papel que es, prácticamente, el mismo que tenía Charlize Theron en Prometheus (Ridley Scott, 2012); al menos, ella no tiene una muerte tan estúpida.

Eiza Gozález hubiera sido perfecta para interpretar a la nativa que sirviera de enlace entre Kong y los humanos. Porque, sinceramente, que hayan utilizado a una niña en lugar de a una chica guapa como enlace con el gran simio obedece claramente a toda esta ola de lo políticamente correcto que no hace más que imponerse cada vez más.

Esta sería una de las cosas que no me han gustado de la película, porque  vamos ahora con ellas.

Ya he mencionado antes que me ha gustado mucho MechaGodzilla pero, sinceramente, aunque la pelea final contra él ha sido de lo más brutal, se me ha hecho muy corta y hubiera preferido que hubiera sido más densa. Además, tampoco explican mucho como al final se les escapa de control a los humanos.

Y otra cosa que no explican muy bien es como terminó la cabeza de King Ghidorah en manos de Apex; porque dudo mucho que un eco-terrorista como Alan Jonah (Charles Dance) haga tratos con una empresa como esa.



Son más las cosas que no me han gustado de esta película, pero tampoco me impiden que haya disfrutado de este film, cuyo éxito podría reavivar el MonsterVerse. Ya se habla de una posible nueva película de Kong; donde espero que explore más la Tierra Hueca, algo que puede dar mucho juego. En cambio, con Godzilla lo tendrían más difícil, ya que los derechos expiran con esta película y los japoneses los quieren de vuelta.

Me gustaría que continuara el MonsterVerse pero, si termina con esta película, al menos tendrá un buen final, con Godzilla y King Kong sellando una tregua y quedando el primero como rey en la superficie y el segundo como rey en la Tierra Hueca.

Vamos resumiendo ya.

Godzilla vs. Kong es una buena película, disfrutable de principio a fin y que hace las delicias de quienes hemos disfrutado desde nuestra infancia con las kaiju eiga, las películas de King Kong y toda película protagonizada por monstruos gigantes.

No es la mejor del MonsterVerse, ese título aún lo tiene Godzilla: Rey de los Monstruos, pero esta película estaría muy cerca de ella y hasta le echaría un buen pulso.









21 de junio de 2017

LA MOMIA (2017)
















Universal Pictures ha dado comienzo al conocido como Dark Universe, un universo cinematográfico compartido formado por los monstruos clásicos que ellos ayudaron a popularizar con sus películas de los años 30 y 40.

Y la película encargada de inaugurar este universo es la película que nos ocupa, una nueva versión de La Momia.

Como ya sabéis, cuando algo tiene mucho éxito muchos quieren subirse al carro. Después del enorme éxito que Marvel Studios ha tenido con Los Vengadores y sus películas del Marvel Cinematic Universe, ahora a todos los estudios quieren tener su propio universo compartido. Warner Bros. ya tiene el suyo en marcha con los personajes de DC Comics, Sony Pictures lo intentó con Spiderman y Paramount Pictures está formando el suyo con Transformers.

Universal Pictures no quiere quedarse atrás y, a falta de superhéroes o robots gigantes, ha decidido hacerlo con los monstruos clásicos (Drácula, Frankenstein, Hombre Lobo…), creando lo que ellos han llamado Dark Universe.

Juntar a los monstruos clásicos no es algo nuevo, sino algo que ya se ha hecho muchas veces. La propia Universal ya hizo películas donde se juntaban varios monstruos en los años 40. Sin embargo, no hace falta irse muy atrás en el tiempo, ya que recientemente hemos tenido la estupenda serie Penny Dreadful con unos resultados de los más sobresalientes.


El monstruo elegido para inaugurar este universo es la Momia, un ser mitológico surgido de una leyenda que habla de cuerpos momificados en el Antiguo Egipto que vuelven a la vida como una especie de muertos vivientes o seres muy poderosos.

Esta leyenda surgió a raíz del descubrimiento de la tumba de Tutankamón en 1922. La muerte en misteriosas circustancias de personas relacionadas con el descubrimiento hizo que entre los más supersticiosos empezara a hablarse de una maldición en la que la momia del propio Tutankamón volvía a la vida para vengarse de los que habían profanado su tumba.

Todo esto no pasó desapercibido para Hollywood y fue la propia Universal la que lo popularizó con la película La Momia (Karl Freund, 1932), protagonizada por Boris Karloff. Después, se siguieron haciendo muchas películas sobre momias; hasta la Hammer, con la película de 1959 dirigida por Terence Fisher con Christopher Lee y Peter Cushing de protagonistas.

No obstante, una película que volvería a poner de moda el mito de las momias en los tiempos modernos sería la exitosa The Mummy (La Momia) (1999), remake que la Universal hizo de su clásico de 1932 al que Stephen Sommers, su guionista y director, le dio un aire aventurero a lo Indiana Jones que le vino muy bien. A esta le siguió una rápida secuela, El Regreso de la Momia (2001), de nuevo escrita y dirigida por Sommers, que también fue un gran éxito de taquilla y tiene el honor de ser el debut como actor de Dwayne Johnson, quién luego protagonizó un spin-off, El Rey Escorpión (Charles Russell, 2002).

La tercera entrega se hizo más de esperar. Esta fue La Momia: La Tumba del Emperador Dragón (2008) –en la que cambiaban Egipto por China –, donde Rob Cohen reemplazó en la dirección a Sommers, quién permaneció como productor y guionista. Esta tercera entrega no tuvo tanto éxito como sus predecesoras, lo que dio al traste con una cuarta entrega prevista que se iba a ambientar en Perú y ya empezó a hablarse de la idea de reiniciar la saga.

Este reboot permanecería varios años en el limbo hasta que el estudio decidió rescatarlo y utilizarlo para inaugurar su universo de monstruos. Alex Kurtzman, principal responsable de este universo junto a Chris Morgan, es quién se encarga de dirigir mientras que el protagonismo recae en Tom Cruise; quién, curiosamente, había entrado en este universo para protagonizar y producir un reboot de Van Helsing (2004) –otra película de Stephen Sommers –, del que ya no hemos vuelto a saber más. Por su parte, la nueva momia es esta vez una mujer, interpretada por Sofia Boutella.


La película, finalmente, se estrenó el pasado 9 de junio –en EEUU, España y otros países –y, la verdad, no tuvo un arranque muy bueno. La crítica la pulverizó completamente y el público sale de verla con opiniones muy variadas.

En taquilla, se ha dado un caso bastante curioso. Mientras en EEUU tuvo un estreno muy flojo y a día de hoy solo lleva recaudados 58 millones de dólares en territorio estadounidense, en el resto del mundo hizo una taquilla mucho mejor, siendo número uno en muchos países y habiendo recaudado a día de hoy 237 millones de dólares que hacen que su taquilla global ascienda a 295 millones de dólares. Unas cifras que la libran del fracaso, pero no acercan mucho al éxito a una película que ha costado 125 millones de dólares más lo que se hayan gastado en publicidad.

Así que el Dark Universo no ha tenido un arranque muy potente. Aún así, la Universal sigue adelante con él, y ya tienen en el orizonte la siguiente película, una nueva versión de La Novia de Frankenstein (James Whale, 1935) que dirigirá Bill Condon; quién llega a la película precedido por el enorme éxito de La Bella y la Bestia (2017).

Pero, bueno, vamos a hablar de esta película que es lo que importa.

Tras haberla visto, debo decir que no es una mala película, pero tampoco una buena película del todo. Es una película bien planteada, pero que se queda a medias en casi todo.

El guión, originalmente, era de Jon Spaihts, pero ha pasado por las manos de varios guionistas –entre ellos, David Koepp y Christopher McQuarrie –y, la verdad, parece que ninguno tenía las ideas claras a la hora de escribir, porque la película porque hay momentos en los que la película parece avanzar sin rumbo.

Aunque, no es solo los guionistas. Parece que todos los responsables tampoco tenían las ideas muy claras y, al final, parece que estaban más interesados en presentarnos el universo compartido que en la película en si. Porque la película, donde funciona bien, es en presentarnos el Dark Universe, cosa que consiguen con la inclusión de esa organización dirigida por un Doctor Jekyll en plan Nick Fury dedicada a combatir las fuerzas del mal.

En cambio, falla mucho en lo que a la historia de la momia se refiere. Porque todo lo referente a la momia está muy desdibujado. Cuando hablan de sus orígenes, no lo hacen muy bien y luego nunca están del todo claras cuales son sus motivaciones o el por qué de algunas de sus acciones, como [SPOILERla elección del personaje de Cruise como su ¿pareja? [/SPOILER]. Encima, las veces que la vemos en acción son pocas y a penas resultan espectaculares; como cuando va por las calles de Londres provocando el caos, que solo dura unos segundos. Tan solo los momentos en los que [SPOILERsucciona a otros como si de un vampiro se tratase [/SPOILER] llegan a impresionar.

Luego tenemos cosas como unos personajes demasiado estereotipados y momentos de comedia que hacen de todo menos gracia que no hacen más que lastrar el film. En cambio, si están bastante logrados algunos homenajes a otras películas; como uno que hacen a Un Hombre Lobo Americano en Londres (1981), de John Landis –quién no está muy contento con esta película y el Dark Universe, como declaró no hace mucho –, que si me pareció genial.

El diseño de producción y los efectos especiales están bien. Técnicamente, la película está bien hecha, pero tampoco hay nada que llegue a destacar de verdad.

Alex Kurtzman no dirige mal, pero tampoco del todo bien. El tipo algo de experiencia en la dirección, pero no la suficiente para hacer frente a una superproducción como esta. Y esto se nota, especialmente, en las escenas de acción. Algunas –especialmente, las del principio –están rodadas de forma torpe y otras están bien rodadas pero carecen de espectacularidad.


Tan solo hay unos pocos momentos destacables en toda película. Uno de ellos es, sin duda, la escena del avión; aunque, esto es más mérito de Cruise, que se empeñó en rodar esa escena en un avión de gravedad cero la NASA para hacerla más realista que con efectos especiales.

Sinceramente, Kurtzman debería de abstenerse de volver a dirigir más películas de este universo y dedicarse a supervisarlo junto a Chris Morgan.

Sobre los actores, Tom Cruise hace un buen trabajo, pero creo que es lo que más ha perjudicado a la película a causa de su condición de superestrella. Y es que ese ha sido el gran problema, introducir a una superestrella que termina eclipsando a los monstruos cuando estos deberían ser los grandes protagonistas. Pero, de todas maneras, como ya he dicho, su trabajo ha estado a la altura y el que le debamos cosas como la mencionada escena del avión le hacen ganar puntos.

Sofia Boutella está muy bien como la momia pese a los problemas que he mencionado antes.

Annabelle Wallis es una muy buena actriz y hace un buen trabajo solo perjudicado por algunos momentos en el guión donde hacen quedar a su personaje como una gilipollas. Como en la escena de la iglesia [SPOILER] cuando se queda parada mirando como una pazguata como la momia está a punto de acuchillar a Cruise [/SPOILER].

Russell Crowe hace un buen trabajo también y me ha gustado su doctor Jekyll en plan Nick Fury. En la película hay un momento en el que se convierte en Mr. Hyde –no es ningún SPOILER, ya que se veía en algunos avances –y tipo también hace muy bien está encarnación –aunque, deberían haber hecho algo más en plan La Liga de los Hombres Extraordinarios –. El problema es que esa escena resulta muy forzada.

Bueno, vamos resumiendo ya.

En el fondo, La Momia no es una mala película del todo. Es un film que se deja ver y que llega a entretener. Sin embargo, no para de quedarse a medias en casi todos sus objetivos y, al final, resulta bastante fallida.

Si la comparamos con las películas de Stephen Sommers, sale perdiendo por goleada.


Como presentación del Dark Universe está bien. Pero, más vale que se pongan las pilas con las siguientes películas, porque poco futuro le veo a este universo.



29 de mayo de 2017

ALIEN: COVENANT (2017)







ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS de la película. Quién no la haya visto que se abstenga de leerla y, si de todas formas la leen, lo harán bajo su total responsabilidad.




















Cinco años después, Ridley Scott nos trae la secuela de Prometheus (2012). La cual, según dice ahora, será la segunda entrega de una saga de hasta seis películas que servirán como precuela a la clásica Alien, el Octavo Pasajero (1979).

Año 2104. La nave colonial Covenant se dirige hacia el planeta Origae-6 con su tripulación y 2.000 colonos en invernación, junto con 1.400 embriones congelados, bajo la vigilancia el androide Walter (Michael Fassbender). Cuando le quedan siete años de viaje, la nave sufre una avería y la tripulación es despertada, descubriendo que su capitán (James Franco) ha muerto, lo que hace que el segundo oficial, el religioso Oram (Billy Crudup), tome el mando.

Tras reparar la nave, detectan una extraña transmisión de origen humano procedente de un planeta perfectamente habitable que, curiosamente, no fue detectado cuando se examinó la galaxia en busca de planetas habitables. Oram y el resto de la tripulación deciden ir a ese planeta. La única que se opone es Daniels (Katherine Waterston), la experta en terraformación y esposa del fallecido capitán, quién no ve con buenos ojos ir a ese planeta desconocido e inexplorado.

Prometheus fue un éxito de taquilla, pero también una película muy criticada. Muchas de esas críticas se debieron a gente a la que no les gustó ver una película de la saga Alien sin los famosos xenomorfos –aunque, al final de la película se veía una criatura muy parecida a estos bichos –, lo que llevó a Ridley Scott a enfocar esta secuela de un modo diferente, apartándose un poco de la historia de los Ingenieros e introduciéndo a los famosos xenomorfos en ella; de hecho, recuperó la palabra Alien en el título.

Así nos llega esta secuela con un reparto completamente nuevo y con caras menos conocidas; aunque recupera a Michael Fassbender y –en mucha menos medida –a Noomi Rapace y Guy Pearce.

A la película le está yendo bien en taquilla. No se puede decir que esté haciendo datos astronómicos y, además, en su segunda semana, ha bajado al cuarto puesto de la taquilla estadounidense, bajando hasta un 70% con respecto a la semana anterior.


Aún así, la película, que ha costado 97 millones de dólares, lleva recaudados 57 millones de dólares en EEUU y 101 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 158 millones de dólares. Así que la tercera entrega, que llevará por título Alien: Awakening y, según Scott, se empezará a rodar el año que viene, está asegurada.

Por otro lado, la película está gustando bastante a la crítica y también al público, que ha salido de verla con más entusiasmo que en Prometheus. Aunque, yo esto lo achaco más a que hayan recuperado a los famosos xenomorfos.

¿Y que pienso yo? Pues a eso vamos.

Antes de ponerme con la película, quiero decir que aún me dura el cabreo que tengo con Ridley Scott por lo que dijo hace unos meses de las películas de superhéroes y va a tener que pasar mucho tiempo hasta que se me pase.

Aquello me dolió porque Ridley Scott ha sido siempre uno de mis directores más admirados y yo fui de las pocas personas que lo apoyaron en los años 90, cuando su carrera parecía acabada.

Seguramente, recordaréis aquel periodo que sucedió al fracaso de 1492: La Conquista del Paraiso (1992), cuando Scott malvivía con películas como Tormenta Blanca (1996) y La Teniente O´Neil (1997). Todo el mundo daba a Scott por acabado y hasta los había que ponían en duda que hubiera dirigido Alien y Blade Runner (1982). Sin embargo, yo aún creía en él y confiaba en que se recuperaría y, al final, el tiempo me dio la razón cuando volvió a recuperarse con el éxito de Gladiator (2000).

Así que imaginad la gracia que me hizo cuando salió con esas palabras propias de un egocéntrico, diciendo cosas como que no le interesaba dirigir películas de superhéroes porque no podía creerse la fina telaraña que sostiene su irrealidad, que él podría meter a Batman o a Superman en un universo como el de Blade Runner solo que él tendría una buena historia que contar en lugar de ninguna historia o que temía que esas películas perjudicaran a los que, como él, quieren seguir haciendo cine inteligente.

A mí esto me cabrea, pero también me da la risa, ya que Scott es un excelente director pero, a veces, no suele cuidar bien los guiones de algunas películas que hace.

Ese era el gran problema de Prometheus.

A mí, Prometheus es una película que me gusta. Es una película muy bien dirigida, con un excelente diseño de producción, unos notables efectos especiales y unas muy buenas interpretaciones. Sin embargo, tenía un guión bastante nefasto lleno de momentos ridículos –el experto en mapas que se pierde, el biólogo que quería acariciar a la serpiente como si de un perrito se tratase, la estúpida muerte del personaje de Charlize Theron… –. Todo el mundo culpa de esto a Damon Lindelof pero, tras ver Passengers, no me extrañaría nada que Jon Spaihts tuviera su parte de culpa.

Pero, bueno, aún así Prometheus tenía los elementos suficientes para darle el aprobado pasando por alto su lamentable guión. Además, aunque al final no nos dio las respuestas que prometía, si nos planteaba una interesante historia con los Ingenieros que, desgraciadamente, Scott no ha querido continuar, ya que se ha mamado a los Ingenieros y nos ha traído de vuelta a los xenomorfos.


Pero, desgraciadamente, no se ha preocupado de corregir el gran fallo de Prometheus haciendo que la película tenga un mejor guión y, de nuevo, tenemos un guión malo lleno de cagadas; cagadas tan grandes que ensombrecen a las de Prometheus.

Pero, de eso hablaré más adelante. Empezaré por las cosas buenas.

Pese al cabreo que tengo con él, Scott me sigue pareciendo un excelente director y, al igual que en Prometheus, hace un trabajo excelente. A nivel visual, la película es impresionante. El diseño de producción es maravilloso, los efectos especiales son logradísimos y la fotografía es estupenda. Las escenas de acción son brutales y están muy bien rodadas; además, contienen buenas dosis de sangre y gore.

Los xenomorfos protagonizan dos momentos hacia el final de la película y estos son, sin duda, de lo mejor del film, ya que son dos momentos de lo más impresionantes y espectaculares. Además, Scott hace varios homenajes, tanto a su magistral película de 1979, como a la también magistral Aliens: El Regreso (James Cameron, 1986) –el momento con la grúa no paraba de traerme buenos recuerdos –e, incluso, a Alien 3 (David Fincher, 1992) –esos momentos de la cámara subjetiva haciendo la visión del xenomorfo corriendo por los pasillos –.

Los nuevos bichos que salen, los Neomorfos, también están muy logrados y también protagonizan momentos de lo más brutales e impresionantes.

En cuanto a las interpretaciones, el reparto en general hace un muy buen trabajo. Como ya he dicho, hay menos caras conocidas, pero el talento interpretativo es bastante bueno. Tan solo desentona Billy Crudup que, haga lo que haga, no se quita de encima esa cara de pasmado.

Destaca, sin duda, la preciosa Katherine Waterston, a quién vimos no hace mucho en Animales Fantásticos y donde Encontrarlos (David Yates, 2016) y que aquí hace un estupendo trabajo dando vida a la heroína principal. Además, pese a que su look recuerda mucho al de Sigourney Weaver en Aliens: El Regreso, no trata de ser una nueva Ripley y eso es muy de agradecer.

Otro que me ha gustado mucho, y me ha sorprendido, además, ha sido Danny McBride, actor más habituado a papeles cómicos, como el de Caballeros, Princesas y otras Bestias (David Gordon Green, 2011) o Juerga hasta el Fin (Evan Goldberg y Seth Rogen, 2013), que aquí parecía que iba a ser el típico graciosillo del grupo a juzgar por el sombrero vaquero que lleva. Sin embargo, el tipo al final sorprende con una muy buena interpretación y un rol que, poco a poco, va adquiriendo protagonismo y termina siendo de lo mejor del film.

No obstante, quién aquí se ha llevado película de calle ha sido, sin duda, Michael Fassbender con su doble papel. El tipo hace un trabajo realmente excelente, hasta el punto de que llegas a creerte que son dos personajes, llegando a diferenciarlos solo con mirarle al rostro. No obstante, por otro lado esto ha jugado en contra de la película en la sorpresa final que nos han querido dar. Pero, de eso hablaré más adelante.

De los que repiten, tan solo puedo hablar de Guy Pearce, que vuelve a estar excelente como Peter Weyland en la escena del principio; esta vez, sin las enormes capas de maquillaje para hacerle parecer un anciano.
  

Digo que es el único porque de Noomi Rapace no puedo decir nada, ya que ese prólogo donde se la veía junto a David y que servía para unir esta película con Prometheus no ha sido incluida y lo único que vemos de ella es su cadáver abierto en canal. Lo mismo pasa con James Franco, ya que ese otro prólogo donde se le veía tampoco ha sido incluido; aunque a este, además de su cadáver, también podemos verle en un vídeo haciendo alpinismo que me trajo a la memoria la película 127 Horas (Danny Boyle, 2010).

No sé por que narices que toman la molestia de traer a estos actores para luego a penas sacarlos en el film.

Con esto, termino la parte de lo bueno y me meto de lleno con el tema de las cagadas, que esta película tiene como para parar un tren.

Como ya he dicho, Ridley Scott solo hizo caso a las críticas de Prometheus que se quejaban de la falta de xenomorfos y pasó de las que le decían que la película tenía un guión de mierda. Yo esperaba que el tipo hubiera tomado nota y se hubiera currado un guión mejor para este film; cosa que parecía con la inclusión de guionistas como Michael Green –uno de los guionistas de Logan, entre otras cosas –o John Logan –con quién ya trabajó en Gladiator y responsable de la estupenda serie Penny Dreadful –.

Pero, nada de nada. Scott contó con un guión de mierda en Prometheus y aquí cuenta con un guión más mierda aún que hasta hace quedar mejor las cagadas de Prometheus. Si es esto lo que este tipo entiende por cine inteligente, parad el mundo que me apeo.

Ya desde el principio la película es un puto sinsentido. Tenemos una expedición que va a colonizar un planeta que ha sido estudiado durante años, décadas enteras, y porque ven que hay otro planeta más cercano, que es perfectamente habitable pero no se ha estudiado nunca, deciden cambiar de rumbo y colonizar ese planeta porque…




NO LES APETECE VOLVER A METERSE EN LAS CAPSULAS DE INVERNACION




Os juro que me llevé las manos a la cabeza cuando oigo eso. Y no habíamos hecho más que empezar.

Claro, está también el tema de la transmisión de origen humano, la cual hay que investigar. Hasta ahí bien. Pero, vamos, van a un planeta que, pese a ser habitable, está completamente inexplorado y no se sabe que peligros puede albergar, y bajan totalmente a pelo, sin ningún tipo de protección salvo las armas que llevan.

Lo que más me sorprende es que tienen uno de esos vehículos no tripulados, como esos que envía la NASA a Marte. Cualquiera con dos dedos de frente hubiera enviado ese trasto al planeta para asegurarse de que no hay peligro antes de bajar. Pero, nada, esta gente parece que tiene ese aparato de adorno o de mascota.

Total, que al final dos miembros del grupo terminan infectándose con no se qué toxina que flota por el ambiente –será que David encontró el modo de convertir el “gazpacho” de las urnas en aerosol –y de ellos les salen dos de los neomorfos que vemos en el film.

Uno de ellos es en esa escena que tanto hemos visto en los tráilers en la que le sale a uno de la espalda mientras la otra no para de pedir a gritos a la histérica de fuera que la deje salir. Esa escena es de lo más brutal y espectacular. Una escena que está muy bien, hasta que nos la estropean con otra cagada.

Y es que, la histérica de la que he hablado antes, después de correr de un lado para otro como pollo sin cabeza, al final decide coger un arma y meterse en el laboratorio para salvar a la otra cuando está siendo atacada por el neomorfo y, al entrar, va y se resbala con la sagre. Si estuvieramos hablando de una comedia o una parodia, pues ese momentos hubiera hecho que nos partiéramos de risa. Pero en una película como esta lo único que produce es vergüenza ajena.

Pero mira, después de darse la hostia del siglo, la tía logra escapar y cerrar la puerta. Pero, mira por donde, eso no sirve de nada porque el bicho, pese a ser un canijo, consigue romper el cristal de la puerta y escaparse. Entonces, ella coge otra arma y trata de matar al bicho disparando a todos lados, haciendo realidad el dicho de matar moscas a cañonazos, terminando por volar el módulo por los aires, dejando a los demás atrapados en el planeta sin que los que se han quedado en la nave puedan ir a rescatarlo a causa de unas tormentas que pueden llegar a durar tanto como las estaciones en Juego de Tronos.

Estos son atacados por los neomorfos, pero son rescatados por David y ellos están tan agradecidos que confían en él totalmente. Incluso cuando les lleva a su refugio, donde ha vivido experimentando con los neomorfos. El sitio parece el lugar de trabajo ideal que tendría un híbrido fruto de mezclar los genes del doctor Frankenstein y Hannibal Lecter pero, como les mantiene a salvo de la tormenta y los neomorfos, a los protagonistas no les importa.

Claro, que les mantiene a salvo porque lo dice David, porque una que se separa del grupo termina decapitada por un neomorfo. Pero, aún así siguen confiando en David. Al menos, el personaje de Billy Crudup, que no duda en seguirle cuando le pide que le siga; la cabeza de su compañera está ahí al lado, pero como quién tiene un tío en Alcalá. Total, que lo lleva hasta donde tiene los huevos donde los atrapacaras están esperando y pasa lo que pasa.


En un momento dado, se nos muestra en un flashback como David llega a ese planeta, que es el planeta de los Ingenieros, en la nave Juggernaut en la que escapó con Elizabeth Shaw al final de Prometheus. Estos creen que es uno de los suyos y salen a recibirle tan contentos, saludando y todo, y David, entonces, suelta sobre ellos la misma lluvia de “gazpacho” con la que ellos querían bombardearnos y se los carga a todos; extinguiendo, no solo a los Ingenieros, sino a toda vida en el planeta.

La escena está muy bien. Pero resulta muy raro que esa especie tan avanzada no hiciera nada por defenderse, tan solo salen huyendo. Claro, que antes veíamos a los protagonistas encontrar esa nave estrellada, lo que significaría que los Ingenieros, en plena conmoción, consiguieron derribar la nave y dejar a David allí atrapado jugando a ser dios esperando a que unos primos lleguen allí siguiendo su señal. Pero, vamos, eso hay que mostrarlo.

Cuando la película se rodaba, una cosa que me gustó mucho en unas imágenes del set de rodaje que salieron fue ver lo que ahora se que son las ruinas de la ciudad de los Ingenieros y los cadáveres de estos carbonizados de una manera muy parecida a los muertos de Pompeya. Esto se ve en la película, pero se pasa casi de refilón. Lo que podía haber sido una escena lovecraftiana muy buena, termina siendo un momento muy cutre e insustancial; incluso los protagonistas a penas parecen dar importancia cuando pasan entre los Ingenieros muertos.

Y luego tenemos ese intento de darnos una sorpresa final revelándonos que el androide que ha escapado con los protagonistas es, en realidad, David y no Walter. Esa escena falla, primero, porque es de lo más previsible y porque, como ya he mencionado antes, el excelente trabajo de Michael Fassbender ha jugado en su contra; cada vez que enfocaban un primer plano de él durante la batalla final contra el xenomorfo veías claramente que ese era David en lugar de Walter. Así que ese intento de sorprendernos ha hecho de todo menos sorprender.

Bueno, vamos resumiendo ya.

A favor, la película tiene que, visualmente, es una pasada. Ridley Scott ha hecho un excelente trabajo en la dirección, las interpretaciones son muy buenas y los xenomorfos y neomorfos molan mucho. En contra, tiene un guión que es una puta basura que no sirve ni como papel higiénico.

Desde luego, miedo le tengo a Alien: Awakening y a las otras tres entregas que quedan como Scott siga por este camino. Encima, el tipo está paralizando la película de Alien de Neill Blomkamp, la cual pinta muy bien y seguro que está mucho mejor que este despropósito.

¿Y esto es lo que entiende él por cine inteligente? No me fastidies.







20 de abril de 2017

POWER RANGERS (2017)























Esta review llega con algo de retraso. Perdonad, pero estos días he tenido mucho lío.

Como ya dije en la review de Life, durante las pasadas vacaciones de Semana Santa aproveché para ver esa película y el film que ahora nos ocurpa.

Jason (Dacre Montgomery), Kimberly (Naomi Scott), Trini (Becky G), Zack (Ludi Lin) y Billy (RJ Cyler), cinco jóvenes estudiantes de secundaria de la pequeña ciudad de Angel Glove que a penas se conocen pese a ir al mismo instituto, se encuentran en una sala de castigo. Poco después, los cinco encuentran en una excavación unas extrañas monedas que les otorgan una serie de habilidades sobrehumanas. Todo esto les lleva hasta una extraña nave enterrada habitada por Alpha 5 (Bill Hader), un androide que les pone en contacto con Zordon (Bryan Cranston), una entidad que en el pasado lideró un poderoso grupo de guerreros.

Este les dice que ellos son ahora la nueva generación de ese grupo de guerreros, los Power Rangers, y deben hacer frente a Rita Repulsa (Elizabeth Banks), un ser maléfico que ha vuelto a despertar y busca reconstruir a su más poderoso lugarteniente, un ser hecho completamente de oro llamado Goldar, con el que podrá hacerse con un artefacto que le permitirá dominar todo el universo. Pero, antes de enfrentarse a ella, deben controlar sus poderes, cosa que les es difícil, lo que les obligará a soportar un duro entrenamiento.


Cualquiera de mi generación o que haya crecido en los años 90 seguro que conoce los Power Rangers. Pero, hablo de los Power Rangers originales, no de las muchas variaciones que han ido saliendo a lo largo de los años hasta el día de hoy, ya que la serie aún sigue haciéndose.

La serie original, cuyo título completo es Mighty Morphin Power Rangers, fue creada en 1993 por Haim Saban, dueño y principal responsable de esta franquicia –salvo un periodo, entre 2002 y 2009, en el que esta perteneció a Disney –. La serie cogió como punto de partida las series Super Sentai japonesas. Saban se hizo con los derechos de estas series y, a partir de una de ellas, Kyoryu Sentai Zyuranger, comenzó a realizar su serie.

Las series Super Sentai se caracterizaban por ser muy baratas, realizadas de una forma muy parecida a las Kaiju Eigas. Sin embargo, Saban se las arregló para gastar menos aún, ya que solo realizó las partes en la que los protagonistas visten de paisano y utilizó las escenas de acción de la serie japonesa, ya que el público no sabría que no eran los mismos actores quienes estaban bajo los trajes; con excepción de la Yellow Ranger, que en la serie japonesa era un chico.

No obstante, dado que las series Super Sentai solo duraban una temporada y eran reemplazadas por otras, Saban se vio finalmente obligado a meter a los actores americanos en los trajes, lo que permitiría poder verles sin el casco; eso si, las escenas correspondientes a los Zords si eran las de las series japonesas, justificando el tener que cambiarlos.

Así, Saban pudo mantener la continuidad durante unas temporadas. Pero, en vista de que los actores originales iban dejando la serie, decidió seguir como antes, adaptando la serie a las nuevas Super Sentais; así es como empezaron las distintas variaciones –Power Rangers Zeo, Power Rangers Turbo, Power Rangers in the Space… –que hoy día todavía duran, convirtiendo todo esto de los Power Rangers en una franquicia millonaria de la que Saban es su principal beneficiario.

No obstante, por encima de ellas siempre ha estado la serie original, la cual ya fue llevada al cine mucho antes de la realización de este film en Power Rangers: La Película (Bryan Singer, 1995). Dos años después se hizo una segunda película, Turbo Power Rangers (David Winning y Shuki Levy, 1997); aunque, esta última era más un episodio largo que servía de puente entre Power Rangers Zeo y Power Rangers Turbo.

La película que nos ocupa es un completo reboot inspirado en la serie original, fruto de una alianza de Saban con Lionsgate, quién vio en esto la posibilidad de crear una franquicia tipo Transformers; de hecho, se llegó a decir que tenían pensado hacer una saga de hasta seis películas.

No obstante, parece que esa posibilidad se ve muy remota, ya que, pese a su buen arranque, la película no está rindiendo en taquilla lo esperado. Con un presupuesto de 100 millones de dólares, el film lleva recaudados 81 millones en EEUU y 47 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 128 millones de dólares.

No obstante, la película aún no lo tiene todo perdido. El próximo 12 de mayo se estrenará en China, un mercado cada vez más importante que ha salvado ya a varias superproducciones hollywoodienses, y todavía le queda estrenarse en Japón, a donde llegará el próximo 15 de julio, en donde sus raices en las series Super Sentai pueden jugar a su favor.

Así que es posible que la película haga dinero y que, al menos, veamos una secuela. Además, las críticas y las opiniones del público, pese a no ser de lo más entusiastas, están siendo más positivas de lo que se esperaba.

¿Y que opino yo? Pues a eso vamos.

Yo tenía muchas ganas a esta película, puesto que veía la serie en su día. Solamente llegué a ver la serie original y creo que no llegué a terminar de verla, ya que empecé a perderle interés cuando los actores originales empezaron a irse y la última temporada empezó a ser un desmadre de cuidado.


Sin embargo, los Power Rangers me traen muy buenos recuerdos, así que, cuando oí por primera vez que se hacía esta película, se me despertó mucho la nostalgia y me hice bastante expectativas que fueron aumentando con cada material de ella que iba saliendo.

Ahora que finalmente la he visto, puedo decir que me la película me ha gustado y que muchas de mis expectativas se han visto cumplidas; no todas, eso si.

Tal y como me esperaba, la película adapta muy libremente la serie original, pero manteniendo muy intacto el espiritu de esta, de tal forma que los que la veíamos la tengamos bastante presente. La escena en la que los protagonistas van con los Zords sonando la canción de la película original de fondo ha llegado a emocionarme, en serio.

La verdad es que no se le puede pedir mucho a la película, tan solo que tenga respeto por el material que adapta –cosa que han hecho –y ofrecernos un producto que solo sirve para pasar el rato. Pero un producto bien hecho, que haga disfrutar y que no de vergüenza ajena verlo; todo lo contrario a basuras apestosas como Dragonball: Evolution  (James Wong, 2009) o Cuatro Fantásticos (Josh Trank, 2015), que se pasaron por el forro de los cojones el material que decían adaptar.

De hecho, mientras veía esta película no paraba de decirme que su director, Dean Israelite, era quién debería haber dirigido Cuatro Fantásticos. Porque puede que su ópera prima, Project Almanac (2015), no sea tan redonda ni tan aclamada como Chronicle (2012), pero ha demostrado ser mucho más competente y respetuoso que el egocéntrico de Josh Trank.

Y es que el tipo hace un trabajo muy eficaz, tanto en las escenas de acción, muy espectaculares y hasta brutales, como en la dirección de actores y los momentos drámaticos.

Pero, en donde más ha mostrado su talento es en que nos encontramos con una película donde los protagonistas tardan mucho en ponerse los trajes y entrar en batalla y más de la mitad del film se centra en los personajes, en sus vidas y sus conflictos. Normalmente, en este tipo de películas esa parte suele ser un coñazo. Pero, en esta película no. Todo lo contrario, esa parte se disfruta muchísimo; de hecho, me atrevería a decir que llega a ser más interesante que la parte de la acción y los efectos especiales.

Frente a Life, que me aburrió terriblemente y me tuvo mirando el reloj casi desde el principio, esta película logra captar mi atención desde el primer momento. La forma en que refleja a los protagonistas, sus conflictos, la forma en que se van juntando –porque esto no es como la serie, donde todos eran una piña desde el principio –, como adquieren sus poderes y toda la movida que llevan hasta convertirse en los Power Rangers está muy bien tratada y eso hace que esta película se disfrute mucho.

Todo gracias a la buena mano de Israelite, quién no cae en la sensiblería ni en el dramatismo exagerado, ya que los conflictos que cada uno de los protagonistas lleva consigo están tratados de forma sutil, pero eficiente, no metiéndose de lleno en ellos, pero tampoco haciendo que pasen de largo ni le resulten indiferente al espectador.

Un buen ejemplo es el de Trini y su lesbianismo.

Unas semanas antes del estreno de la película salió la noticia de que esta película podía presumir de ser el primer film de superhéroes con un personaje homosexual entre sus protagonistas. Algo que me alegró, pero también me encendió las alarmas, ya que empecé a temer que quizá quisieran utilizar esto para envolverse en la bandera del arco iris para tratar de atraer al público LGBT.

Pero, nada más lejos de la realidad. En la película, esta parte está muy bien tratada y eso le hace ganar muchos puntos.

Como ya he dicho, los protagonistas no se ponen los trajes ni salen a pelear hasta la parte final. Pero, tranquilos, como ya he dicho esto no es Cuatro Fantásticos y al final tenemos una buena dosis de acción y efectos especiales; efectos especiales muy buenos, por cierto.

La parte del diseño de los trajes y los Zords no hace falta que hable mucho de ella. Ya me convencía el diseño en los tráilers, posters e imágenes y, una vez vistos en acción en la película, siguen convenciéndome. Incluso el nuevo Alpha 5 está muy bien, pese a ese diseño que le asemeja más a un marciano que a un robot.

Los protagonistas, pues están muy bien.

Los actores son jóvenes y todavía les queda mucho por mejorar, pero el trabajo que hacen en la película es bastante bueno. Desde luego, fue un gran acierto escoger a actores casi desconocidos, con mucho que demostrar, que a jóvenes estrellas con la vida resuelta que lo único que habrían hecho es lastrar el film.


Luego está el tema de los personajes, que ese ha sido otro acierto. Tal y como me esperaba, pese al cambio racial, los personajes, practicamente, siguen siendo como sus homólogos de la serie. Jason sigue siendo el líder, Kimberly la chica mona pero de armas tomar, Trini la más enigmática, Zack el graciosillo del grupo y Billy el intelectual. Y esto es algo muy de agradecer.

Aunque, en lo que a interpretación se refiere, aquí el premio gordo se los llevan los dos más famosos.

El siempre excelente Bryan Cranston, que está impresionante como Zordon y me gusta que le hayan dado al personaje un poco de doble moral, no siendo tan perfecto como en la serie.

Y, desde luego, Elizabeth Banks está fantástica como Rita Repulsa. Es una Rita muy diferente a la de la serie, lo cual es bueno, ya que la Rita original nunca me convenció como villana principal; de ahí que hubiese preferido más para esta película a Lord Zedd, que siempre me pareció mejor villano –hasta que hicieron que se casara con Rita y lo convirtieron en un payaso y una mala parodia de sí mismo –.

Si embargo, esta Rita Repulsa me ha parecido fenomenal. Toda una cabrona que provoca tanto asco como fascinación. Además, me gusta el origen que tiene en la película, como un Power Ranger que se pasó al lado oscuro. Desde luego, me gustaría verla en las siguientes secuelas –si es que las hacen –, cosa que puede suceder por el final que le dan en el film, haciendo realidad la frase: De una hostia te pongo en órbita.

Pero, bueno, no todo ha sido bueno en esta película.

Para empezar, el que le hayan dado un tono más adulto, y hasta violento –la película ha sido clasificada PG-13 –la ha beneficiado, pero también la ha perjudicado. Tal y como dije, es bueno que hayan tenido en cuenta que los que veíamos la serie original somos gente de más de 30 años y no nos ofrezcan un espectáculo para niños, pero también ha sido un arma de doble filo, ya que no le ha servido para captar mucho a las nuevas generaciones de espectadores; de ahí puede que venga su poco éxito.

Aunque, personalmente, a mí me ha gustado que le hayan dado un tono tan adulto. Pero, vamos, yo no soy todo el público.

La otra cosa que también la ha perjudicado de cara al público es que, aunque la parte la acción y los efectos es muy espectacular, también se hace demasiado corta. Yo he echado de menos más peleas con los masillas y me ha parecido que los protagonistas se han subido demasiado rápido a los Zords. No hay duda de que a la película le ha faltado metraje en toda esta parte.

Bueno, vamos resumiendo ya.

La película me ha parecido buena y he disfrutado mucho viéndola. No es ninguna obra de arte, pero entretiene mucho y deja muy buen sabor de boca.

Y, como adaptación, para mí ha pasado la prueba, logrando traer muy bien lo bueno de la serie original a los nuevos tiempos.

Una película muy recomendable, tanto a los que vieron la serie original como para los que no saben ni quienes son los Power Rangers.  

Yo, desde luego, espero que hagan una secuela porque quiero ver más. De hecho, durante los créditos finales hay una escena que apunta a por donde pueden ir los tiros en una supuesta secuela.