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8 de abril de 2021

GODZILLA VS. KONG (2021)



ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS. Advidero no leer lo que viene a continuación si no se ha visto la película y, si alguien decide hacerlo de todos modos, lo hará bajo su total responsabilidad.













Godzilla y King Kong se vieron por primera vez las caras en la película King Kong contra Godzilla (Ishirô Honda, 1962), un célebre título de las Kaiju Eigas. Ahora, ambos monstruos vuelven a verse las caras pero, ahora, lo hacen en una superproducción de Hollywood de la cual voy a dar mi opinión.

Pero, vayamos por partes. 

Han pasado cinco años desde que Godzilla derrotara a King Ghidorah y se convirtiera en rey de los monstruos. Desde entonces, ha mantenido las distancias con los humanos pero, inesperadamente, ataca sin motivo aparente las instalaciones de Apex Cybernetics en Florida, lo que hace creer a los humanos que el titán se ha vuelto contra la humanidad. Algo que no cree Madison Russell (Millie Bobby Brown), quién cree que hay algo detrás del ataque de Godzilla y no para de escuchar un podcats cuyo autor afirma que el ataque está relacionado con asuntos turbios de Apex, en la que afirma estar infiltrado. Madison le explica sus sospechas a su padre, el Doctor Mark Russell (Kyle Chandler), que ahora es subdirector de Monarch, pero este no la cree, por lo que, en compañía de un amigo, Josh Valentine (Julian Dennison), Madison decide ir en busca del autor del podcast, Bernie Hayes (Brian Tyree Henry), para que les ayude a infiltrarse en Apex y descubrir la verdad sobre la nueva actitud de Godzilla.

Mientras, en Skull Island, Kong vive confinado en una gran cúpula construida por Monarch bajo la supervisión de la Doctora Irene Andrews (Rebecca Hall), quién considera que esa es la única forma de que Godzilla no vaya a por él para acabar con otro titán alfa que amenace su reinado. Andrews tiene bajo su cuidado a Jia (Kaylee Hottle), una niña nativa a la que adoptó cuando la tribu a la que pertenecía fue destruida por una tormenta. Jia, que es sorda, ha establecido un vínculo con Kong, con quién se comunica a través del lenguaje de los signos. Esto será utilizado por el Doctor Nathan Lind (Alexander Skarsgård), un ex-geólogo de Monarch caído en desgracia por sus teorías sobre la Tierra Hueca. Lind ha sido contactado por Apex para realizar un viaje a la Tierra Hueca con unos nuevos vehículos especiales, pero necesitan a Kong para que les abra camino. Esto supone un riesgo ya que, al sacarlo de la cúpula, se exponen a ser atacados por Godzilla.



Antes de ponerme con la película, pongámonos en antecedentes.

Esta película forma parte del conocido como MonsterVerse, creado por Legendary Pictures con el apoyo de Warner Bros., y que forman las películas Godzilla (Gareth Edwards, 2014), Kong: Skull Island (Jordan Vogt-Roberts, 2017), Godzilla: Rey de los Monstruos (Michael Dougherty, 2019) y el film que nos ocupa donde, finalmente, Godzilla y Kong se ven las caras.

El director elegido para esta película es Adam Wingard que, al igual que Michael Dougherty, también proviene del cine de terror.

La elección de este director no fu algo casual. En 2013, dos años antes de que esta película fuese anunciada como proyecto, Wingard fue contactado por Peter Jackson para dirigir una secuela de King Kong (2005) que llevaría por título The Skull Island. No se sabe muy bien que pasó con este proyecto, pero es más que seguro que, cuando Universal Pictures quedó fuera del MonsterVerse, Warner se hiciera con él y lo reconvirtiera en la Kong: Skull Island que todos conocemos.

De hecho, su director, Jordan Vogt-Roberts, declaró no hace mucho que, al principio de la película, ambientado en la II Guerra Mundial, tenía pensado incluir la aparición de un Kong similar al de la película de Jackson que se metía en el fuego cruzado de dos ejércitos, estadounidense y japonés, que se enfrentaban en las playas de Skull Island y terminaba siendo acribillado. Luego, aparecería el Kong de la película, mucho más grande y más difícil de abatir. El director decidió eliminar esa escena al considerarla una falta de respeto hacia la película de Jackson.

Volviendo a esta película, se decidió repescar a Wingard para dirigirla y la producción avanzó sin problemas; al menos, aparentemente. Su estreno debía haber sido en mayo de 2020, pero la llegada de la pandemia hizo que se retrasara. Primero hasta noviembre de ese año y, después, a la fecha de estreno actual: el 31 de mayo en EEUU.

Esto ha hecho que la película se estrene de forma simultánea en EEUU y los países donde está operativo HBO Max debido a la decisión de Warner de estrenar todas sus películas de 2021 en cines y en streaming a la vez. Un decisión de lo más polémica que causó el cabreo de Legendary, que hasta amenazó con llevar a Warner a los tribunales.

Supongo que el cabreo de Warner se habrá apaciguado un poco en vista de los buenos resultados que está haciendo la película. En EEUU lleva recaudados 48 millones de dólares y 237 millones en el resto del mundo, haciendo un total de 285 millones de dólares.

No son cifras muy altas para una película cuyo presupuesto se estima que ronda los 200 millones de dólares, pero si lo son con la situación actual, con muchos cines todavía cerrados en el mundo a causa de la pandemia. Y es que, al igual que hizo TENET (Christopher Nolan, 2020) el año pasado, esta película nos vuelve a demostrar que, pese a la situación actual, la gente aún continúa yendo a los cines, pese a que muchos "iluminados" van diciendo por ahí que la gente ya no volverá a los cines, ni aunque se pase la pandemia, por miedo. Con estos resultados que está haciendo la película en todo el mundo, esa gente lo único que está haciendo ahora es quedar en ridículo.



Además, a parte de los resultados económicos, la película está teniendo unas críticas muy buenas y la respuesta de público es bastante positiva.

¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.

Pues bien, la película me ha gustado mucho; más de lo que esperaba, debo añadir. He disfrutado mucho viéndola y, además, me ha dejado con ganas de verla más veces.

Eso si, las cosas claras. No estamos ante ninguna maravilla, ni ninguna obra maestra. Al igual que las anteriores películas, el guión no es su mayor fuerte. Aunque, eso si, sin ser ninguna maravilla y contener algunas cosas estúpidas -como lo de derramar alcohol sobre la computadora para desconectar el satélite -, el guión es bastante eficiente y cumple su función; además de hacerme tener más confianza en Eric Pearson como guionista de Black Widow.

Al menos que haya un gran director detrás, como Guillermo del Toro, con estas películas no hay que ponerse muy exigentes en lo que a guión se refiere.

Esta es una película para disfrutar las casi dos horas que dura y para ver a dos monstruos icónicos dándose de hostias, que de eso estamos muy bien servidos aquí, pese a que solo hay dos enfrentamientos entre los dos titanes, el del mar y el de Hong Kong. Pero, ambos enfrentamientos son la hostia en patinete, con unas peleas que llegan hasta a hacerte botar en la butaca en varias ocasiones.

Aunque, tal y como me esperaba, y ya aventuré en varias ocasiones, al final ambos monstruos deben dejar a un lado sus diferencias para enfrentarse con el verdadero enemigo, que no es otro que MechaGodzilla. Un MechaGodzilla que me ha encantado, tanto el diseño como lo brutal que es, haciendo que a los dos titanes protagonistas les sea imposible derrotarlo por si solo.

Y que no me venga ningún listo del #TeamKong diciéndome que al final es King Kong quién lo mata porque, si Godzilla no hubiera recargado su hacha, también hubiéramos visto al simio por los suelos.

Yo en todo esto del #TeamKong y el #TeamGodzilla no he elegido ningún bando porque a mi ambos monstruos me encantan y me resulta difícil elegir a uno de ellos. Además, en esta película ambos lucen geniales, al igual que en las películas anteriores.

En cuanto al director, Adam Wingard, debo decir que me ha sorprendido para bien. Yo tenía mis dudas con este director, no lo voy a negar, ya que en su filmografía tiene películas curiosas, como Tú éres el Siguiente (2011), pero también bodrios infumables, como Blair Witch (2016) y Death Note (2017). Así que no se podía intuir por donde iba a salir.



Afortunadamente, el tipo ha cumplido con esta película; y con creces. Puede que su dirección diste de ser brillante, pero ha sido de lo más eficiente, logrando mantener el ritmo en todo momento y, sobre todo, ofreciéndonos un buen espectáculo con las peleas entre Godzilla y King Kong que, como ya he dicho antes, son espectaculares y de lo más brutales.

En cuanto al reparto, solo decir que los actores hacen un buen trabajo a la altura de sus personajes. 

Millie Bobby Brown vuelve a estar fantástica, como ya lo estuvo en Godzilla: Rey de los Monstruos; aunque, aquí tiene más papel.

Kyle Chandler está igual de soso que en la anterior película. Aunque, aquí han estado más acertados reduciendo mucho sus apariciones y así ha lastrado menos el film.

Alexander Skarsgård y Rebecca Hall también han estado muy bien en sus respectivos personajes. Aunque, eso si, espero que no haya un romance entre sus personajes, como se intuye al final, porque ambos no tienen química para eso.

Brian Tyree Henry ha estado fantástico en su papel de destapador de conspiraciones. De hecho, su interpretación ha sido de las mejores de todo el reparto.

Julian Dennison también hace un buen trabajo; aunque, su personaje de nerd pagafantas como que sobra bastante, porque lo único que aporta a la película es la furgoneta y la tontería de echar alcohol sobre la computadora que he mencionado antes. 

Demián Bichir está genial como el villano principal humano de la película, un megalómano al que no le gusta que los humanos ya no sean la especie dominante. Esto es algo que debería haber sido más desarrollado, pero tampoco les ha quedado mal del todo.

Shun Oguri está muy bien dando vida a Ren Serizawa, el hijo de Ishiro Serizawa (Ken Watanabe), que también forma parte de grupo de los villanos, ya que sus ideas sobre Godzilla son muy diferentes a la de su padre. Esto es otro arco que debían haber desarrollado más.

En cuanto a Eiza Gozález, pues otra vez que nos la desaprovechan. Esta vez, en un papel que es, prácticamente, el mismo que tenía Charlize Theron en Prometheus (Ridley Scott, 2012); al menos, ella no tiene una muerte tan estúpida.

Eiza Gozález hubiera sido perfecta para interpretar a la nativa que sirviera de enlace entre Kong y los humanos. Porque, sinceramente, que hayan utilizado a una niña en lugar de a una chica guapa como enlace con el gran simio obedece claramente a toda esta ola de lo políticamente correcto que no hace más que imponerse cada vez más.

Esta sería una de las cosas que no me han gustado de la película, porque  vamos ahora con ellas.

Ya he mencionado antes que me ha gustado mucho MechaGodzilla pero, sinceramente, aunque la pelea final contra él ha sido de lo más brutal, se me ha hecho muy corta y hubiera preferido que hubiera sido más densa. Además, tampoco explican mucho como al final se les escapa de control a los humanos.

Y otra cosa que no explican muy bien es como terminó la cabeza de King Ghidorah en manos de Apex; porque dudo mucho que un eco-terrorista como Alan Jonah (Charles Dance) haga tratos con una empresa como esa.



Son más las cosas que no me han gustado de esta película, pero tampoco me impiden que haya disfrutado de este film, cuyo éxito podría reavivar el MonsterVerse. Ya se habla de una posible nueva película de Kong; donde espero que explore más la Tierra Hueca, algo que puede dar mucho juego. En cambio, con Godzilla lo tendrían más difícil, ya que los derechos expiran con esta película y los japoneses los quieren de vuelta.

Me gustaría que continuara el MonsterVerse pero, si termina con esta película, al menos tendrá un buen final, con Godzilla y King Kong sellando una tregua y quedando el primero como rey en la superficie y el segundo como rey en la Tierra Hueca.

Vamos resumiendo ya.

Godzilla vs. Kong es una buena película, disfrutable de principio a fin y que hace las delicias de quienes hemos disfrutado desde nuestra infancia con las kaiju eiga, las películas de King Kong y toda película protagonizada por monstruos gigantes.

No es la mejor del MonsterVerse, ese título aún lo tiene Godzilla: Rey de los Monstruos, pero esta película estaría muy cerca de ella y hasta le echaría un buen pulso.









27 de mayo de 2014

GODZILLA (2014)

















ATENCION. Advierto que esta entrada contiene SPOILERS muy reveladores de la película. Quién aún no la haya visto que no la lea o lo haga bajo su total responsabilidad.





Por fin he podido ver Godzilla, nueva versión americana del famosísimo monstruo japonés y completo reboot de la franquicia que nos llega de la mano de un director joven y con poca experiencia, pero que ha demostrado tener mucho talento.

En 1999, mientras los científicos Ishiro Serizawa (Ken Watanabe) y Vivienne Graham (Sally Hawkins) investigan una mina en Filipinas donde han encontrado un enorme esqueleto y unas extrañas vainas en forma de huevo, la Planta Nuclear de Janjira, cerca de Tokio, experimenta una actividad sísmica inusual que el ingeniero supervisor, Joe Brody (Bryan Cranston), lleva días investigando. Es entonces cuando la planta sufre una gran explosión en la que Sandra (Juliette Binoche), la esposa de Joe, quién la había enviado con un equipo a investigar estas anomalías, muere.

15 años después, Ford Brody (Aaron Taylor-Johnson), el hijo de Joe y Sandra, vive en San Francisco junto a su esposa, Elle (Elizabeth Olsen), y su hijo, Sam (Carson Bolde), y es un oficial del ejército americano formando parte de un equipo antibombas. Por su parte, Joe está obsesionado con el suceso que causó la muerte de su esposa y está convencido de que lo que sucedió en la planta no fue un simple terremoto. Cuando intenta entrar en la zona de la planta nuclear, la cual está en cuarentena, es arrestado y Ford viaja hasta Japón para liberarlo. Sin embargo, Joe logra convencerle para que entre allí con él. Al hacerlo, descubren que la zona no es radiactiva y que allí el ejército americano está ocultando algo.


Godzilla es un personaje que creo que no necesita presentación. Un gigantesco monstruo con forma de saurio cuyo nombre hace referencia a un gigantesco monstruo marino de la mitología japonesa y que se creó, en parte, para criticar la bomba atómica de Hiroshima y el peligro de las armas nucleares.

Hizo su debut hace 60 años en la ya mítica película Japón bajo el terror del Monstruo (Ishirô Honda, 1954), a la que siguió una rápida secuela, Godzilla Contraataca (Motoyoshi Oda, 1955), y varios años después regresó en una tercera entrega, King Kong vs Godzilla (Ishirô Honda, 1962), donde se veía las caras con el famoso simio amante de las rubias. A partir de ahí comenzó una larga saga que, a través de tres etapas (Showa, Haisei y Millenium), ha perdurado las últimas seis décadas.

Sin embargo, el legado de Godzilla no se limita a una saga de películas, también ha influido mucho en la cultura popular nipona y ha llegado a crear un subgénero, el Kaiju Eiga, consistente en películas de monstruos gigantes e invasiones extraterrestres realizadas siempre con maquetas y tipos disfrazados.

Con todo esto, no es de extrañar que los americanos quisieran hacer sus propias versiones.

La primera versión americana llegó en 1998 en un ambicioso film dirigida por Roland Emmerich, que venía precedido del enorme éxito de Independence Day (1996), bajo el sello de Sony Pictures, que produjo la película a través de TriStar Pictures –subsidiaria de Columbia Pictures, también propiedad de Sony –. La película fue un éxito, pero no el enorme taquillazo que esperaban sus responsables y recibió muy duras críticas. Por no hablar de que los japoneses quedaron muy descontentos y renegaron de ella reactivando su saga con el inicio de la etapa Millenium.

Años después se supo que Legendary Pictures iba detrás de realizar una nueva versión, pero no se llegó a nada hasta que en 2010 se anunció la llegada a un acuerdo con Toho –compañía japonesa productora de las películas de Godzilla –para obtener los derechos y rápidamente, se puso en marcha un proyecto cinematográfico junto con sus socios de entonces, Warner Bros. Pictures.

Al frente de este proyecto se puso a Gareth Edwards, joven director británico que por aquellas fechas había sorprendido con su primera película, Monsters (2010), un film muy modesto, pero realizado con mucho talento.

Sin embargo, a pesar de contar ya con director, el proyecto no lograba salir adelante y todo parecía indicar que no llegaría a estrenarse en 2012, año en que se fijó su estreno. Sin embargo, en la Comic-Con de ese año, Edwards proyectó un breve footage que, entre otras cosas, mostraba un breve vistazo al monstruo, y la reacción de los asistentes fue de lo más entusiasta, haciendo que el proyecto resucitase y, rápidamente, se puso en marcha su producción fijando el estreno en 2014, año en que Godzilla cumple 60 años.


Así llegamos a la película que ahora nos ocupa, a la cual no le están yendo mal las cosas, puesto que a día de hoy lleva recaudados 156 millones de dólares solo en EEUU y 166 millones más a nivel mundial, haciendo un total de 322 millones de dólares. Por otro lado, la crítica no la está recibiendo muy bien; aunque no la están despellejando, como a la versión de 1998. La otra cara de la moneda es el público, que en su mayoría la está recibiendo de una forma muy entusiasta.

¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.

No sé si hace falta decir que soy muy, muy, muy, muy, muy, pero que muy fan de Godzilla.

En mi infancia tuve la suerte de que en mi pueblo había un videoclub que era el paraíso de cualquier friki, ya que solo tenían películas de serie B o serie Z y muchas de esas películas eran kaiju eigas y, sobre todo, películas de Godzilla. Y, vamos, me las veía todas y me encantaban. Por entonces no me fijaba en la cutrez de sus efectos especiales y su diseño de producción. Hoy en día, en edad adulta, es imposible no fijarse en esas cosas. Pero, aún así, me importa poco y continúo viendo y disfrutando esas películas como el primer día.

En su momento esperé como agua de mayo la versión de 1998 y, cuando la vi, recuerdo que no me desagradó mucho ni me pareció el gran bodrio que decían que era. En lo que más fallaba era en el casting y en la historia de amor entre los protagonistas humanos, la cual llegaba a parecer a ratos salida de una comedia romántica. Pero como monster-movie no estaba mal. Además, el monstruo estaba muy bien hecho y su diseño molaba bastante. El problema es que se parecía a Godzilla lo que un huevo a una castaña; era más bien como un monstruo independiente que los americanos tomaban por el Godzilla japonés -como los japoneses nos quisieron hacer creer en una película posterior-.

Para mí, Emmerich hizo una monster-movie apreciable. Pero Godzilla no tuvo la versión americana que se merecía.

Ahora, los americanos han tenido una segunda oportunidad con este reboot que ha dirigido un director no curtido en las grandes superproducciones de efectos especiales, pero con mucho talento, y que guarda más fidelidad con el original japonés.

Pues bien, tras haber visto la película, puedo decir a las claras que esta me ha gustado mucho y me parece que por fin los americanos han hecho justicia con Godzilla. No obstante, también debo decir que ha habido algunos detalles que me han decepcionado y que, desgraciadamente, hacen que esta película no sea del todo redonda. Pero, tranquilos, que no me he llevado una decepción como la que me llevé el año pasado con Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013).

Comenzaré por las cosas buenas.

Y empiezo por su director, Gareth Edwards. El tipo ya demostró en Monsters que es un director con mucho talento al conseguir hacer una película muy buena con un presupuesto pequeño, pocos actores y un equipo técnico muy reducido. No obstante, aquí existía la duda de si iba a estar a la altura de una gran superproducción de 160 millones de dólares financiada por dos grandes estudios.

Para mí, el tipo ha hecho un excelente trabajo. La película está muy bien dirigida, con un ritmo que nunca decae y un impresionante acabado visual. También me ha gustado mucho su forma de enfocar la película desde el punto de vista de los humanos con un estilo que me ha recordado bastante a Monstruoso (Matt Reeves, 2008) –película que me gustó mucho –y con una muy lograda forma de ir creando tensión hasta el gran enfrentamiento final de una forma muy parecida a Encuentros en la Tercera Fase (Steven Spielberg, 1977); película que Edwards tuvo muy en mente a la hora de hacer esta película.

Esto es lo que no ha gustado a muchos críticos que dicen sentirse decepcionados con esta película, afirmando que Godzilla sale poco y que solo vale la pena los últimos 20 minutos y el resto es pura basura.


Yo, desde luego, no puedo estar más en desacuerdo con esta gente. Cierto que me hubiera gustado ver a Godzilla mas en pantalla, no lo voy a negar, pero creo que ha salido lo suficiente para satisfacer. Además, la película no se me ha hecho ni larga ni, mucho menos, aburrida. Aquí no ocurre como en Pacific Rim, donde la mayor parte de la película se sumergía en un pozo de aburrimiento, diálogos sosos y situaciones de todo menos interesantes.

Al contrario, esta película juega muy bien con los personajes, los diálogos y las situaciones, logrando un buen equilibrio entre drama y espectáculo. A todo esto ayuda un guión estupendo y muy trabajado que está en las antípodas del nefasto guión de Pacific Rim. Guión en el que, aunque solo aparezcan acreditados Dave Callaham y Max Borenstein –como autor del argumento y autor del guión, respectivamente –, han trabajado personalidades como David S. Goyer, Drew Pearce o el mismísimo Frank Darabont.

En cuanto a este nuevo Godzilla, me ha encantado. Durante mucho tiempo llegué a creer que hacer con CGI un Godzilla similar al original japonés era imposible. Sin embargo, esta película me ha dado un buen ¡Zas! En toda la boca.

Este nuevo Godzilla es impresionante y está muy bien hecho. Su diseño es excelente y, a pesar de que su cabeza sea algo mas cuadrada, es muy fiel al original japonés.

En la película han escogido al Godzilla defensor de la humanidad, siendo al final la única esperanza contra los MUTOS frente a un ejército americano que se ve impotente frente a esta nueva amenaza; de ahí que no entienda tantas críticas tachándola de patriota por tener tanta presencia militar –en la de 1998 vale porque ahí si los reflejaban como héroes; pero en esta… –. Me ha encantado el final, en el que tras derrotar a los MUTOS regresa al mar mientras la gente lo aplaude; todo lo contrario que en la película de 1998.

También me ha gustado mucho el nuevo origen que se le ha dado. Ya que aquí no es un ser radiactivo surgido como consecuencia de la bomba de Hiroshima. Si es radiactivo, pero se trata en realidad de un último superviviente de una especie prehistórica que habitaba la Tierra en una época anterior, incluso, a los dinosaurios en la que la Tierra estaba cubierta de radiación y que, cuando la radiación se acabó, se metieron en el fondo de los océanos, cerca de núcleo central de la Tierra. También está muy bien lo de que el que el ejército americano supiera de su existencia desde que lo despertaron en 1954 e intentaran matarlo con explosiones nucleares que ocultaron como pruebas nucleares,

Por su parte, los MUTOS no están mal. Son seres nuevos creados mezclando elementos de otros enemigos de Godzilla, como Rodan, Mothra o Gigan.

Ahora vamos con las cosas malas.

Empiezo por la muerte del personaje de Bryan Cranston, quién, como era de esperar, hace una excelente interpretación; siendo sin duda lo mejor de un reparto que, en general, hace un buen trabajo. Además, pienso que hubiera llevado mucho mejor el protagonismo de la película en lugar de su hijo en la ficción, Aaron Taylor-Johnson, quién no lo hace mal, pero no le he encontrado muy a la altura de lo que su papel requiere.

Otro defecto relacionado con el reparto es Elizabeth Olsen. No es que lo haga mal, al contrario, está fantástica y, desde luego, le podría dar unas cuantas lecciones a sus hermanas mayores. El defecto es que la desaprovechan mucho.

No obstante, el mayor defecto que tiene la película son dos escenas en concreto.

Una es cuando se produce el primer enfrentamiento entre Godzilla y el MUTO macho en Hawaii. Cuando los vemos a los dos frente a frente dispuestos a darse de hostias, cortan y lo único que vemos de ese enfrentamiento son escenas salteadas en la Tv.

La otra escena es el segundo enfrentamiento entre Godzilla y el MUTO macho en San Francisco; un enfrentamiento que, encima, iba a ser a plena luz del día. Sin embargo, vuelven a hacer lo mismo, cuando los dos se disponen  a pelear cierran las puertas y nos vuelven a dejar con la miel en los labios.


Menos mal que al final tenemos una espectacular pelea entre Godzilla y los dos MUTOS que es una auténtica pasada, ya que hasta vemos a Godzilla utilizando su famoso aliento radiactivo y todo. Esta pelea compensa bastante esos dos momentos anteriores pero, aún así, me dejaron un muy mal sabor de boca.

Espero sinceramente que esa maniobra no sea por lo de enfocar la película desde el punto de vista de los humanos –lo cual sería una terrible gilipollez –y obedezca más problemas técnicos con los efectos especiales que les obligó a cambiar esas escenas.

Como ya he dicho, esos defectos impiden que la película sea totalmente redonda. Pero no impiden que este reboot de Godzilla sea una película muy buena, disfrutable de principio a fin y que hace las delicias de cualquier fan de las kaiju eigas y del monstruo japonés.

Desde luego, Gareth Edwards demuestra por segunda vez que es un director excelente y un tipo con mucho talento que tiene ante sí una muy prometedora carrera por delante. Que ganas tengo de ver ese spin-off de Star Wars que él va a dirigir y que llegará en 2016. Y también espero con muchas ansias la secuela de esta película; donde espero que se corrijan los defectos de estos.


Desde luego, me HA ENCANTADO esta película, que a ratos ha llegado a emocionarme y todo. Sin duda, la recomiendo abiertamente, tanto a los que son fans de Godzilla, como yo, como a cualquiera que ni haya visto nunca una de sus películas.