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11 de abril de 2018

LA FORMA DEL AGUA (2017)















He tardado un poco, pero aquí traigo la review de la última película de Guillermo del Toro, ganadora en la última edición de los oscars.

La historia se ambienta en Baltimore (EEUU), a principios de los años 60, en plena Guerra Fría. Elisa Esposito (Sally Hawkins) es una joven muda que vive sola en un apartamento que hay sobre un cine y cuyas únicas amistades son Giles (Richard Jenkins), su vecino, un artista gay muy solitario, y Zelda (Octavia Spencer), su compañera de trabajo, una afroamericana que también le sirve de intérprete. Ella y Zelda trabajan como limpiadoras en un laboratorio secreto del gobierno.

Un día, a ese laboratorio es llevado un extraño ser amfibio de forma humanoide (Doug Jones), que fue capturado en un río sudafricano por el coronel Richard Strickland (Michael Shannon), quién es también su cuidador. El ser es utilizado para experimentos con fines militares, pero es también sometido a torturas y maltratos que no pasan desapercibidos para Elisa, quién pronto establece un vínculo con el ser y decide ayudarlo a escapar cuando descubre los planes que tienen con él. Consigue convencer a Giles para que la ayude, pero también obtendrá la ayuda de Zelda y la inesperada ayuda del Dr. Robert Hoffstetler (Michael Stuhlbarg), uno de los científicos del laboratorio, quién guarda un gran secreto.


Guillermo del Toro se reconcilia con Hollywood con su última película. Tras los cinco años en que estuvo ausente para trabajar en El Hobbit, el director mexicano aún no había tenido, lo que se dice, un regreso triunfal.

Ni Pacific Rim (2013) ni Crimson Peak (2015) lograron cumplir todas las expectativas y, luego, el director mexicano ha visto como varios de sus proyectos eran cancelados o se le escapaban de las manos; cómo la tercera entrega de Hellboy.

No obstante, con La Forma del Agua ha logrado colocarse de nuevo entre los grandes. La película no solo ha sido un gran éxito de taquilla. Con un presupuesto de 19 millones de dólares, solo en EEUU ha recaudado 64 millones de dólares, a los que hay que sumar 127 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 191 millones de dólares.

Pero, además, la película ha sido alabada por público y crítica y, tras ganar varios premios, fue la ganadora en la última edición de los Oscars. Algo que ha sorprendido a mucha gente; especialmente, a mí.

Cómo ya dije en varias ocasiones, yo pensaba que el oscar al mejor director lo tenía asegurado pero, debido a su condición de película fantástica, no iba a poder ganar el oscar a la mejor película debido a la reticencia de la Academia con el cine fantástico. Ya hicieron una excepción con El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey (Peter Jackson, 2003) y pensaba que tendrían que pasar unas cuantas décadas más para que se animaran a premiar otra película fantástica. Sin embargo, contra todo pronóstico, esta película se ha alzado con el oscar a mejor película por encima de otras que eran más favoritas, como Tres Anuncios a las Afueras (Martin McDonagh, 2017).

Como amante del cine fantástico que soy, debería estar dando palmas con las orejas porque una película fantástica se haya hecho con el oscar a mejor película. Sin embargo, este triunfo no me ha entusiasmado tanto. Y es que, aunque pienso que el oscar a mejor director lo tiene más que merecido, no me ha parecido una película digna de ganar como mejor película.

Para empezar, no era mi gran favorita en los oscars. Mi gran favorita era Dunkirk (Christopher Nolan, 2017). No obstante, ya sabía de antemano que esa película tenía muy pocas posibilidades, ya que –independientemente de su talento -, Nolan no es un director del gusto de los académicos. No obstante, mi otra gran favorita era la ya nombrada Tres Anuncios en las Afueras que pienso yo que se merecía más ese oscar que esta película que nos ocupa.

¿Por qué? Pues porque Tres Anuncios a las Afueras tiene lo que le falta a esta película: un guión magistral.


Y es que, tal y como me esperaba –por desgracia –, Guillermo del Toro nos ha vuelto a ofrecer lo que nos lleva ofreciendo en sus últimos trabajos como director: una película muy buena a nivel visual y a nivel interpretativo, pero con un guión que no está a la altura de su maestría.

Empecemos por lo bueno.

Como ya he dicho, Guillermo del Toro tiene muy merecido el oscar a mejor director –y hasta diría que la academia le debe unos cuantos oscars más en esa categoría –. Y es que el tipo vuelve a dirigir de forma magistral, dejando en todo momento su sello personal, con ese estilo a medio camino entre la fantasía propia de los cuentos y el terror propio de los relatos de Lovecraft que tanto caracteriza su filmografía. Además, no le tiembla el pulso a la hora de incluir violencia y hasta sexo, lo cual es muy de agradecer en estos tiempos en los que reina el PG-13.

El diseño de producción es alucinante. Sin duda –otro oscar que la película tiene muy merecido –y la estupenda fotografía le ayuda mucho. Y, en cuanto a los efectos especiales, se agradece también que no abuse del CGI y recurra a efectos más prácticos.

Los actores son otro de los puntos fuertes de la película.

Sally Hawkins está impresionante y hace un excelente trabajo, llevando muy bien el protagonismo y el reto de interpretar a un personaje mudo; que es algo más difícil de lo que parece a simple vista.

De Doug Jones es difícil hablar, ya que casi siempre le vemos cubierto de maquillaje o digitalizado. Sin embargo, pese a todo ello, en esta película se puede ver que hace un excelente trabajo; especialmente, en el tramo final.

Rchard Jenkins y Octavia Spencer hacen ambos un excelente trabajo en esta película, pero no creo que sea suficiente para ser nominados al oscar como secundarios.

Quién si se merecía ser nominado, y hasta ganar, es sin duda Michael Shannon, que es el mejor de todo el reparto dando vida al villano principal; algo que al actor se le da muy bien –no hay más que verle como Zod en Man of Steel (Zack Snyder, 2013) –. Y en esta película el tipo está que se sale dando vida a su personaje con una naturalidad que hasta asusta.

Lo que no me ha hecho mucha gracia es que Del Toro haya utilizado su personaje para hacerle un homenaje a su amigo Santiago Segura y, especialmente, al personaje de Torrente –los que hayan visto la película, ya sabrán de lo que hablo –.

Los actores, del primero al último, hacen un gran trabajo, de eso no hay ninguna duda; además de que la sobresaliente dirección de actores de Del Toro saca lo mejor de ellos. Pero, una cosa son los actores y otra los personajes. Es aquí donde entro en la parte donde la película flojea: EL GUIÓN.


Cómo ya he dicho antes, Guillermo del Toro continúa dirigiendo de forma magistral. Sin embargo, el tipo ya no cuida los guiones de sus películas como antes. Los guiones no son malos, ojo, pero no están a la altura de su portentosa dirección y eso estropea el conjunto.

Y, desgraciadamente, con esta película no ha hecho una excepción.

El guión es obra del propio Del Toro y Vanessa Taylor, basado en una historia del director mexicano que, según dicen, se le ocurrió en 2011, durante un desayuno con Daniel Kraus, con quién escribiría la novela Trollhunters y con quién ha escrito una novelización de esta película.

Seguramente, esto lo dirán para contrarrestar unas acusaciones de plagio por parte del director de un cortometraje y el autor de una novela, ambos con un argumento similar. Yo, desde luego, no creo que exista ningún plagio. Lo que ocurre es que la historia que nos cuentan aquí ya nos la han contado muchas veces; de muchas formas distintas pero, en el fondo, la misma historia. Los que acusan a Del Toro de plagio, a parte de ser unos oportunistas, son unos hipócritas, porque ellos, quieran o no quieran, también han copiado a otros.

Pero, bueno, dejemos esto a un lado, que me estoy saliendo del tema, y vamos con el guión.

Como ya he dicho, el guión no es malo del todo. Es una película de género fantástico, pero que, a la vez, hace mucha denuncia social. Denunciando temas como el abuso de poder, el racismo o la homofobia.

Todo eso está muy bien. El problema es que el guión lo aprovecha bien a causa de una larga sucesión de tópicos –los hay como para parar un carro –y situaciones tan previsibles que te sientes vidente viendo la película, porque sabes lo que va a pasar en todo momento. Tan solo al final te dan una sorpresa, pero no es una sorpresa para bien –al menos, por mi parte –. Luego hablo de esto, porque hay spoilers de por medio.

Los actores hacen un gran trabajo, eso ya lo he dejado claro. Pero, una cosa son los actores y otra cosa son los personajes. Y, aquí, los personajes están estereotipados a más no poder. Todo es blanco o negro, los buenos muy buenos y los malos muy malos. No hay término medio ni ambigüedad alguna. Tan solo hay algo de ambigüedad en el único personaje no-humano de la película, el ser amfibio; aunque, viendo las putadas que le hacen, entiendes que reaccione de esa manera en algunas situaciones.


Por eso, pese a lo mucho que me gusta el cine fantástico y Guillermo del Todo como director, no considero esta película digna ganadora del oscar a la mejor película, ya que su guión no está a la altura para ello. Si se merece –y mucho –el oscar a mejor director, al igual que el de mejor diseño de producción y el de mejor banda sonora, ya que la música que acompaña a la película está muy bien; incluso hubiera visto con buenos ojos que le hubieran dado el oscar a mejor actriz a Sally Hawkins. Pero, el oscar a mejor película…

Menos mal que, por lo menos, no le dieron el oscar a mejor guión original; ahí si que hubiera puesto el grito en el cielo. Claro, que viendo a la que al final se lo dieron, al final el cabreo acabé teniéndolo.

En fin.



ATENCION. Advierto que lo que viene a continuación contiene SPOILERS de la película. Aconsejo no leerlo a quién no la haya visto aún y, si alguien lo hace de todas formas, lo hará bajo su total responsabilidad.



Cómo ya he dicho antes, al final se nos da una sorpresa no muy agradable. Bueno, más bien no es una sorpresa, lo que ocurre es que nos dan gato por liebre.

En el comienzo de la película en blanco y negro, la voz en off del personaje de Jenkins parecía que nos aventuraba un final trágico. De hecho, ese comienzo me recordó mucho al comienzo de Mouline Rouge (Baz Luhrmann, 2001), cuando veíamos a un abatido Ewan McGregor un año después de lo que sucede en la película, lo que nos aventuraba que la historia no iba a tener un final feliz.

Y aquí me pasó lo mismo. Cuando escuchaba la voz de Jenkins –vi la película en voz original, por cierto –hablando de pérdida, pensé que la peícula tampoco iba a tener un final feliz. A mí me da igual que un final sea feliz o sea trágico siempre que funcione y sea beneficioso para la película. Lo que no me gusta nada es que me tomen el pelo.

Al menos, así es como me sentí en ese final en el muelle, en el que la chica moría y el ser amfibio sobrevivía –o volvía a la vida, a saber –. Pero, cuando se mete en el agua con el cuerpo de la chica en brazos ¡Sorpresa! La chica sobrevive porque resulta que no es del todo humana. Y es que es una medio-amfibia o algo por el estilo. No nos lo explican muy bien en la película, pero si nos dan pistas: como que fue encontrada de niña en un río, las cicatrices que tiene en el cuello –que resultan ser branquias –o que le gusta masturbarse dentro del agua.

Y esto es otra cosa que me toca las narices. Porque, lo que más me fascinaba de la película era ver una humana teniendo sexo con un ser amfibio –si, me va mucho el rollo de chica con monstruo, para que negarlo –. Sin embargo, que la protagonista no sea del todo humana le quita interés a la cosa; al menos, a lo que a mi respecta.

Así que, al final, tenemos un final feliz cuando me había hecho a la idea desde el principio que la película iba a terminar de forma trágica y me dejan sin rollo chica con monstruo porque la protagonista es un híbrido –o a saber que puñetas es –.




Fin de los SPOILERS. Ya podéis leer con tranquilidad.



Por todo esto, y mucho más, es por lo que no veo con buenos ojos que la academia de Hollywood considere esta película como la mejor de 2017 pese a ser una película fantástica y el gran trabajo que ha hecho Del Toro en la dirección. Desde luego, esto no hace más que disminuir la poca fe que tengo en los Oscars; como en los demás premios de cine.

Para mí, Guillermo del Toro sigue siendo un excelente director y su forma de dirigir sigue siendo brillante. Pero, desde luego, el tipo tiene que currarse mejor los guiones de sus películas, porque guiones como este son impropios de alguien con su talento.

En resumen.

Una película excelente a nivel visual, con una dirección sobresaliente y unas brillantes interpretaciones, pero con un guión que no está a la altura del resto de la película y termina estropeando el conjunto.










24 de diciembre de 2017

STAR WARS: LOS ULTIMOS JEDI (2017)


















Ya tenemos entre manos el Episodio VIII de la saga Star Wars y segunda entrega de esta nueva trilogía surgida después de que Disney comprara Lucasfilm en 2012.

Afortunadamente, ya he podido verla. No ha ocurrido como hace dos años con la anterior entrega, Star Wars: El Despertar de la Fuerza (J.J. Abrams, 2015), para la que tuve que esperar más de dos semanas en las que tuve que hacer esfuerzos sobrehumanos para no tragarme ningún spoiler.

Y aquí vuelvo a advertir sobre los spoiler, porque olvidaos de todo lo que se ha visto en los tráilers y las promociones. Tampoco en las muchas teorías de los fans que van circulando por ahí porque, ni unos ni otros, no han dado ninguna. De hecho, cuando salí de verla me partí de risa –la gente me miraba y todo –pensando en la cara de gilipollas que se le habrá quedado a más de uno que habrá ido a verla con una idea pre-concebida en la cabeza y ha saldo con un buen palmo de narices.

Pero, no adelantemos acontecimientos. Vayamos por partes.

Pese a la destrucción de la Starkiller, con una República diezmada, la Primera Orden se ha hecho con el control de la galaxia. La Resistencia se ve obligada a huir de su base ante la llegada de la flota de la Primera Orden, capitaneada por el General Hux (Domhnall Gleeson). Logra escapar con ayuda de una maniobra de Poe Dameron (Oscar Isaacs); aunque, a la general Leia Organa (Carrie Fisher) no le hace mucha gracia que su mejor piloto malgastase vidas de otros miembros de la resistencia para destruir un gran destructor de la Primera Orden. Consiguen escapar y saltar al hiperespacio, pero la Primera Orden ha logrado rastrearlos y son perseguidos por el mismo crucero interestelar del Líder Supremo Snoke (Andy Serkis).

Durante un ataque, Leia es gravemente herida y toma el control la Vicealmirante Holdo (Laura Dern), pero Dameron no está de acuerdo con sus decisiones y accede a un plan que Finn (John Boyega) le propone junto a la soldado rebelde Rose Tico (Kelly Marie Tran). El plan consiste en infiltrarse en el crucero de Snoke y desactivar su dispositivo de rastreo. Pero, para ello necesitan a alguien capaz de sobrepasar las defensas de la nave, lo que hace que Finn, Rose y el droide BB-8 se trasladen hasta Canto Bight, una ciudad casino situada en el desértico planeta Cantonica en donde terminan aliándose con DJ (Benicio del Toro), un pirata que no es muy de fiar, pero accede a ayudarles a infiltrarse en el crucero de Snoke. Mientras todo esto ocurre, Rey (Daisy Ridley), tras lograr encontrar a Luke Skywalker (Mark Hamill) en Ahch-To, trata de convencerle de que se una a la resistencia y la inicie en el dominio de la Fuerza. Pero, Luke no está muy por la labor.


La producción de esta película se llevó a cabo en medio de un secretismo casi total. A penas se filtraron imágenes del rodaje –tan solo unas cuantas que ahora sabemos que pertenecían a escenas que se desarrollan en Canto Bight –y lo único que podíamos ver eran imágenes en blanco y negro que el director de la película iba publicando en las redes sociales de vez en cuando.

El director es Rian Johnson, quién también ha escrito el guión de la película –aunque, contó con la ayuda no acreditada de Carrie Fisher, cosa que él mismo reconoce –. Anteriormente, se rumoreó que Johnson iba a dirigir también el Episodio IX –que al final dirigirá J.J. Abrams tras la marcha de Colin Trevorrow –o, al menos, escribir el guión de esta; cosa que al final no sucederá. Sin embargo, su paso por la saga galáctica no ha terminado aquí, ya que no hace mucho se anunció que él iba a estar al frente de una nueva trilogía que tendrá lugar dentro del universo de Star Wars, pero no tendrá que ver con la saga principal.

La película ha costado 200 millones de dólares, como la anterior, y es la más larga de toda la saga, con una duración de 152 minutos. En cuanto al reparto, repiten la mayoría de los actores de El Despertar de la Fuerza y se unen tres actores nuevos: Laura Dern, Benicio del Toro y Kelly Marie Tran.

La película se estrenó el pasado viernes, 15 de diciembre, y su éxito ha sido brutal. En su primer fin de semana hizo 220 millones de dólares solo en EEUU y, a día de hoy, lleva recaudados 262 millones, a los que hay que unir los 295 millones recaudados en el resto del mundo, haciendo un total de 557 millones de dólares. Son cifras inferiores a lo que hizo El Despertar de la Fuerza hace dos años, pero son cifras muy buenas y, salvo que la película sufra un enorme bajón el próximo fin de semana, la película superará sin duda los 1.000 millones de dólares y su recaudación final se acercará a los 2.000 que hizo El Despertar de la Fuerza.

Sobre como ha sido recibida. Por un lado, la crítica la está alabando. Hay críticos que hasta dicen que nos encontramos ante la mejor entrega de toda la saga; incluso dicen que es mejor que La Guerra de las Galaxias (George Lucas, 1977) y El Imperio Contraataca (Irvin Kershner, 1980). No obstante, entre el público las opiniones están muy divididas.

Especialmente, entre los fans de la saga galáctica, que están completamente divididos. En un lado están los que les ha gustado la película y no dudan en defenderla, aún a riesgo de recibir insultos y descalificaciones del otro bando. Y este otro bando es el que más ruido está haciendo. Una avalancha de fans cabreados que se están llevando las manos a la cabeza, están bramando constantemente contra la película y contra Rian Johnson –a quién hasta llegan a insultar y amenazar –y están llegando a extremos insospechados; como poner en marcha una campaña de recogida de firmas para que la película pierda su canon como episodio de la saga galáctica.

¿En que bando estoy yo? Podría acogerme a la neutralidad, como en otros conflictos cinematográficos donde no tengo muy claras mis opiniones. Pero, en este asunto, si tengo claro a que bando pertenecer.

Me quedo con quienes les ha gustado, porque la película ME HA ENCANTADO.

Me ha parecido una película muy buena –eso si, no creo que sea mejor que La Guerra de las Galaxias y El Imperio Contraataca, como dicen muchas críticos –, he disfrutado enormemente viéndola, las 2 horas y media que dura se me han pasado volando y, sobre todo, tengo muchas ganas de verla más veces.

Eso si, aunque no comparto su opinión, entiendo que haya fans cabreados con ella, porque esta película se ha atrevido a dar un paso más allá y ha trastocado por completo el universo de Star Wars. Algo que, desde luego, habrá cabreado mucho a los puristas. Sin embargo, como ya sabéis, yo soy alguien de mente más abierta y los cambios no me molestan nada; siempre que estén bien hechos, eso si.


Además, estoy flipando mucho. A El Despertar de la Fuerza la pusieron a caer de un burro acusándola de ser más de lo mismo y de que era un remake encubierto o un refrito de La Guerra de las Galaxias –cosa que, desde luego, no es; aunque, si es cierto que Abrams se pasó homenajeándola –, y ahora están atacando esta película por hacer, precisamente, lo que tanto pedían de la película anterior.

Rian Johnson, un excelente director –ya lo dejó bien claro en su anterior película, la estupenda Looper (2012) –, ha hecho aquí un gran trabajo y ha demostrado un gran valor, ya que el tipo sabía que iba a cabrear a mucha gente con lo que estaba haciendo. Pero el tipo ha seguido adelante sin preocuparle las malas críticas que sabía que iba a recibir y, sobre todo, pasando como de comer mierda de los muchos rumores y especulaciones que los fans han ido lanzando durante los últimos dos años. De hecho, incluso se ha tomado el gusto de reirse de ellos en su puta cara. Cosa que a mí me ha encantado y me ha divertido; ya he comentado antes mis carcajadas a la salida.

Porque la película es un zasca tras otro durante todo el metraje. Y no solo con las teorías de los fans. También por los giros que les dan a muchos de los personajes; especialmente, al interpretado por Laura Dern –a la que seguro que muchos habrán tomado por gilipollas antes de saberse cual era su verdadero plan –. Y, también, por el desenlace de varias escenas; especialmente, la escena que implica a Rey, Kylo Ren y el Líder Supremo Snoke que, prácticamente, es un remake de El Renorno del Jedi (Richard Marquand, 1983), pero su desenlace no es, precisamente, el esperado.

A mí me han gustado mucho estos giros, ya que algo que se hecha mucho de menos en el cine de hoy en día: sorprender. Además de que se burlan de muchos tópicos y clichés que estamos cansados de ver en montones de películas.

Y aquí vuelvo con lo que ha hecho Johnson con la saga. No la ha destrozado, como dicen los detractores de la película, sino que ha pasado página y ha metido a la saga por otros derroteros. Unos en los que las tradiciones y enseñanzas Jedi ya no son necesarias para el manejo de la Fuerza; lo mismo que tampoco hace falta pertenecer a ningún linaje ni ser algo especial.

Muchos se quejaban de que una simple chatarrera fuera capaz de dominar la Fuerza sin entrenamiento. Johnson podría haberles seguido el juego y haber escogido una de las muchas teorías fan que circulaban sobre sus orígenes para justificarlo. Pero no, le ha dado unos orígenes que nadie se esperaba y ha cambiado las reglas del juego para que resulten creíbles.

Muchos ven en esto una herejía. Pero, como bien decía el propio Luke Skywalker al final del primer tráiler: Es hora de que los Jedi se acaben.  Y en la película no solo él piensa así, también otro famoso personaje de la saga que vuelve inesperadamente, viene a decir prácticamente lo mismo. Hay que terminar con estas leyes y tradiciones obsoletas que en su día no impidieron la caída de la República y el alzamiento del Imperio y dar paso a una nueva era donde no solo unos elegidos pueden controlar la Fuerza.

Y otra cosa que me ha gustado mucho es que la película continúa con lo que vimos en Rogue One (Gareth Edwards, 2016), dándole a la saga un toque más realista y cercano al cine bélico, en donde el bien y el mal no están tan separados como pueda parecer. Toda esa parte de la ciudad casino de Canto Bight es una buena muestra de ello; al igual que el personaje de Benicio del Toro y el baño de realidad que les da a los personajes de Finn y Rose.

Y otra cosa también. Tal y como ha dejado Johnson la saga ahora mismo, en el Episodio IX puede pasar cualquier cosa. Ya no tenemos una idea de por donde irán los tiros en el desenlace de la historia, como si ocurría en las anteriores trilogías. Ni siquiera podemos esperarnos homenajes y guiños a El Retorno del Jedi, porque Johnson ya los ha metido todos aquí junto con los de El Imperio Contraataca.


Los fans “visionarios” ya están especulando otra vez y yo ya me estoy riendo por adelantado con la cara de estreñidos que se les va a quedar dentro de dos años.

Algunos dicen que, con el regreso de J.J. Abrams, a lo mejor vuelven a poner la saga en el camino en el Episodio IX. Yo no lo creo pero, de todas maneras, si Abrams vuelve a hacer otro gran trabajo como en el Episodio VII, no me importará mucho. De todas maneras, yo creo que han tomado una buena decisión entregándole a Johnson su propia trilogía alejada de la saga oficial donde podrá hacer lo que quiera.

Que, por cierto, esa es otra. Se nota que Johnson ha tenido una gran libertad a la hora de hacer esta película. Cosa que sorprende en vista de los problemas que Lucasfilm ha tenido con los directores últimamente.

La película está muy bien dirigida. El diseño de producción es alucinante, sus efectos especiales están muy bien hechos, el ritmo nunca decae y las escenas de acción son de lo más espectaculares. A todo esto hay que unir una excelente dirección de actores y una gran cantidad de momentos épicos que engrandecen más a la película.

De nuevo Daisy Ridley vuelve a estar fantástica como Rey, la gran protagonista de esta nueva trilogía. Aunque, en esta película no es tan ama y señora como lo fue en El Despertar de la Fuerza; pero no porque haya perdido protagonismo, ni mucho menos, sino porque aquí decide echar un poco a un lado para dejar más desarrollo a los otros protagonistas –cosa que, desde luego, está muy bien –.

Estos otros protagonistas son Finn, que vuelve a estar genialmente interpretado por John Boyega y aquí, además, vemos como el personaje madura mucho, y Poe Dameron, de nuevo estupendamente interpretado por Oscar Isaac, con quién por fin han hecho justicia tras lo desaprovechado que estuvo tan carismático personaje en el episodio anterior.

Otro personaje que también ha crecido en esta película es, sin duda, Kylo Ren, de nuevo interpretado por Adam Driver. En El Despertar de Fuerza era un villano a medio cocer, pero en esta película, tras darnos también gato por liebre con él, el personaje consigue por fin evolucionar hasta convertirse en el gran villano que esta nueva trilogía necesita.

Y, aunque aquí no hay ningún actor implicado, no me puedo olvidar de BB-8, que también crece en este film. Este personajillo me encantó en El Despertar de la Fuerza, pero aquí ya se ha convertido en uno de mis ídolos y se ha ganado el derecho de ser mi androide favorito de la saga junto a R2-D2.  


Sobre los nuevos. Laura Dern ha estado impresionante en su papel de Vicealmirante Holdo; un personaje que, sin duda, debe estar ya entre los personajes de la saga que son grandiosos pese a tener poco tiempo en las películas; una lista que encabeza Boba Fett.

Benicio del Toro hace un estupendo trabajo como DJ, un personaje que, pese al desenlace que le dan, resulta de lo más carismático.

En cuanto a Kelly Marie Tran, tengo sentimientos encontrados. Por un lado, la actriz es buena y hace un muy buen trabajo, además de que su personaje está muy bien. Sin embargo, a penas he visto química entre ella y John Boyega. La relación que se establece entre estos personajes está bien y me alegra que no hayan convertido a esta chica en un reemplazo temporal para Finn hasta que Rey regrese; sin embargo, la química entreambos la he encontrado completamente nula. Desde luego, la enorme química que había entre Ridley y Boyega en el episodio anterior aquí brilla por su ausencia.

En cuanto a los veteranos. La trístemente fallecida Carrie Fisher vuelve a estar impecable como Leia y me alegro del giro que le dan al personaje y que no hayan cogido el camino que todo el mundo esperaba en vista de lo que sucedió con la actriz.

En cuanto a Mark Hamill, su trabajo como Luke Skywalker vuelve a ser sobresaliente. De eso no hay duda. Otra cosa es el tratamiento del personaje, que esa es otra cosa que han criticado los detractores de la película; incluso el propio Hamill ha declarado que este no es el mismo personaje que interpretó en la trilogía original –eso si, el actor tampoco es que haya despotricado contra la película, como nos quieren hacer creer los del bando contrario –.

Yo, como siempre, hablo por mí y, desde luego, yo creo que el tratamiento que le han dado al personaje ha sido el más apropiado con respecto a lo que han querido hacer en esta película. Es cierto que no es el mismo Luke Skywalker que vimos en los episodios IV, V y VI, pero hay que tener en cuenta que han pasado ya 30 años y Luke ya no es ese joven idealista de entonces. Como supimos en el Episodio VII, intentó reconstruir a los Jedi y fracasó, de ahí su actitud en este film.

El personaje de Luke es clave para lo que Johnson ha hecho con la mitología de esta saga en la película y el relevo generacional que empezó en el episodio anterior y aquí termina de completarse. Bien nos lo demuestra en esa maravillosa y épica aparición del personaje en el espectacular climax de la película. Para mí, no se le podía haber dado mejor final al personaje. Que tampoco es tan final, ojo, porque tengo seguro que el personaje aparecerá en el Episodio IX.

Por cierto, Hamill tiene un doble papel en la película. Por lo visto es quién está detrás de ese bicho que toma a BB-8 por una tragaperras en el casino.


¿Cosas malas que tiene la película? Las hay, no muchas, pero la película no es perfecta, como todo en este mundo.

Ha habido cosas que no me han gustado, aunque me resulta difícil hablar de ellas sin hacer spoiler. Está la falta de química entre Boyega y Tran que ya he mencionado antes. También –y aquí coincido un poco con los detractores de la película –está el asunto de lo desaprovechado del Líder Supremo Snoke. Es cierto que era necesario para que Kylo Ren madurara como villano, pero creo que este personaje daría más de si. Y, desde luego, espero que en el Episodio IX, con el regreso de Abrams, se aclaren del todo sus orígenes o, al menos, se nos de una buena pista de cómo la Primera Orden llegó al poder.

Otros que también han estado bastante desaprovechados han sido la Guardia Pretoriana de Snoke. Aunque, al menos, han tenido una gran escena de lucha; algo de lo que se nos privó en El Retorno del Jedi con la Guardia Imperial.

Y, desde luego, los Porgs han cumplido las expectativas y son los herederos de los Ewoks como personajes que, aunque van a vender muchos muñecos, son de lo más cargantes –yo, desde luego, a la hora de comer, no hubiera tenido tantos remordimientos como Chewbacca –; afortunadamente, no llegan al nivel de Jar Jar Binks –a ese nivel es muy difícil llegar y recemos porque ningún personaje nuevo de la saga llegue a él en el futuro –.

Bueno, vamos resumiendo ya.

Star Wars: Los Últimos Jedi es una película muy buena, totalmente disfrutable de principio a fin y que deja con ganas de verla más veces. Pero, también es una apuesta arriesgada que, como ya hemos visto, ha cabreado a los puristas, pero introduce a la saga por nuevos caminos de lo más interesantes.


Que me digan lo que quieran los puristas y los fans cabreados porque no les hacen las películas a medida, como los trajes, pero yo se muy bien lo que pienso. Y pienso que estamos ante una gran película y ante un buen giro de timón que la saga llevaba tiempo necesitando.

No es la mejor entrega de la saga, como dicen muchos críticos, pero si es una de las mejores, sin ninguna duda. Sobre si es mejor o peor que El Despertar de la Fuerza, yo creo que aquí va a pasar como me ocurre con La Guerra de las Galaxias y El Imperio Contraataca; las dos me gustan tanto y, además, son tan similares pero tan diferentes a la vez que, personalmente, se me hará difícil elegir entre las dos. Eso si, a nivel cinematográfico, esta película es bastante superior.

Desde luego, Rian Johnson ha hecho un gran trabajo y para mí es el verdadero heredero de George Lucas –quién, por cierto, ha alabado este film –. Estoy deseando ver la trilogía que está preparando.