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29 de mayo de 2017

ALIEN: COVENANT (2017)







ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS de la película. Quién no la haya visto que se abstenga de leerla y, si de todas formas la leen, lo harán bajo su total responsabilidad.




















Cinco años después, Ridley Scott nos trae la secuela de Prometheus (2012). La cual, según dice ahora, será la segunda entrega de una saga de hasta seis películas que servirán como precuela a la clásica Alien, el Octavo Pasajero (1979).

Año 2104. La nave colonial Covenant se dirige hacia el planeta Origae-6 con su tripulación y 2.000 colonos en invernación, junto con 1.400 embriones congelados, bajo la vigilancia el androide Walter (Michael Fassbender). Cuando le quedan siete años de viaje, la nave sufre una avería y la tripulación es despertada, descubriendo que su capitán (James Franco) ha muerto, lo que hace que el segundo oficial, el religioso Oram (Billy Crudup), tome el mando.

Tras reparar la nave, detectan una extraña transmisión de origen humano procedente de un planeta perfectamente habitable que, curiosamente, no fue detectado cuando se examinó la galaxia en busca de planetas habitables. Oram y el resto de la tripulación deciden ir a ese planeta. La única que se opone es Daniels (Katherine Waterston), la experta en terraformación y esposa del fallecido capitán, quién no ve con buenos ojos ir a ese planeta desconocido e inexplorado.

Prometheus fue un éxito de taquilla, pero también una película muy criticada. Muchas de esas críticas se debieron a gente a la que no les gustó ver una película de la saga Alien sin los famosos xenomorfos –aunque, al final de la película se veía una criatura muy parecida a estos bichos –, lo que llevó a Ridley Scott a enfocar esta secuela de un modo diferente, apartándose un poco de la historia de los Ingenieros e introduciéndo a los famosos xenomorfos en ella; de hecho, recuperó la palabra Alien en el título.

Así nos llega esta secuela con un reparto completamente nuevo y con caras menos conocidas; aunque recupera a Michael Fassbender y –en mucha menos medida –a Noomi Rapace y Guy Pearce.

A la película le está yendo bien en taquilla. No se puede decir que esté haciendo datos astronómicos y, además, en su segunda semana, ha bajado al cuarto puesto de la taquilla estadounidense, bajando hasta un 70% con respecto a la semana anterior.


Aún así, la película, que ha costado 97 millones de dólares, lleva recaudados 57 millones de dólares en EEUU y 101 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 158 millones de dólares. Así que la tercera entrega, que llevará por título Alien: Awakening y, según Scott, se empezará a rodar el año que viene, está asegurada.

Por otro lado, la película está gustando bastante a la crítica y también al público, que ha salido de verla con más entusiasmo que en Prometheus. Aunque, yo esto lo achaco más a que hayan recuperado a los famosos xenomorfos.

¿Y que pienso yo? Pues a eso vamos.

Antes de ponerme con la película, quiero decir que aún me dura el cabreo que tengo con Ridley Scott por lo que dijo hace unos meses de las películas de superhéroes y va a tener que pasar mucho tiempo hasta que se me pase.

Aquello me dolió porque Ridley Scott ha sido siempre uno de mis directores más admirados y yo fui de las pocas personas que lo apoyaron en los años 90, cuando su carrera parecía acabada.

Seguramente, recordaréis aquel periodo que sucedió al fracaso de 1492: La Conquista del Paraiso (1992), cuando Scott malvivía con películas como Tormenta Blanca (1996) y La Teniente O´Neil (1997). Todo el mundo daba a Scott por acabado y hasta los había que ponían en duda que hubiera dirigido Alien y Blade Runner (1982). Sin embargo, yo aún creía en él y confiaba en que se recuperaría y, al final, el tiempo me dio la razón cuando volvió a recuperarse con el éxito de Gladiator (2000).

Así que imaginad la gracia que me hizo cuando salió con esas palabras propias de un egocéntrico, diciendo cosas como que no le interesaba dirigir películas de superhéroes porque no podía creerse la fina telaraña que sostiene su irrealidad, que él podría meter a Batman o a Superman en un universo como el de Blade Runner solo que él tendría una buena historia que contar en lugar de ninguna historia o que temía que esas películas perjudicaran a los que, como él, quieren seguir haciendo cine inteligente.

A mí esto me cabrea, pero también me da la risa, ya que Scott es un excelente director pero, a veces, no suele cuidar bien los guiones de algunas películas que hace.

Ese era el gran problema de Prometheus.

A mí, Prometheus es una película que me gusta. Es una película muy bien dirigida, con un excelente diseño de producción, unos notables efectos especiales y unas muy buenas interpretaciones. Sin embargo, tenía un guión bastante nefasto lleno de momentos ridículos –el experto en mapas que se pierde, el biólogo que quería acariciar a la serpiente como si de un perrito se tratase, la estúpida muerte del personaje de Charlize Theron… –. Todo el mundo culpa de esto a Damon Lindelof pero, tras ver Passengers, no me extrañaría nada que Jon Spaihts tuviera su parte de culpa.

Pero, bueno, aún así Prometheus tenía los elementos suficientes para darle el aprobado pasando por alto su lamentable guión. Además, aunque al final no nos dio las respuestas que prometía, si nos planteaba una interesante historia con los Ingenieros que, desgraciadamente, Scott no ha querido continuar, ya que se ha mamado a los Ingenieros y nos ha traído de vuelta a los xenomorfos.


Pero, desgraciadamente, no se ha preocupado de corregir el gran fallo de Prometheus haciendo que la película tenga un mejor guión y, de nuevo, tenemos un guión malo lleno de cagadas; cagadas tan grandes que ensombrecen a las de Prometheus.

Pero, de eso hablaré más adelante. Empezaré por las cosas buenas.

Pese al cabreo que tengo con él, Scott me sigue pareciendo un excelente director y, al igual que en Prometheus, hace un trabajo excelente. A nivel visual, la película es impresionante. El diseño de producción es maravilloso, los efectos especiales son logradísimos y la fotografía es estupenda. Las escenas de acción son brutales y están muy bien rodadas; además, contienen buenas dosis de sangre y gore.

Los xenomorfos protagonizan dos momentos hacia el final de la película y estos son, sin duda, de lo mejor del film, ya que son dos momentos de lo más impresionantes y espectaculares. Además, Scott hace varios homenajes, tanto a su magistral película de 1979, como a la también magistral Aliens: El Regreso (James Cameron, 1986) –el momento con la grúa no paraba de traerme buenos recuerdos –e, incluso, a Alien 3 (David Fincher, 1992) –esos momentos de la cámara subjetiva haciendo la visión del xenomorfo corriendo por los pasillos –.

Los nuevos bichos que salen, los Neomorfos, también están muy logrados y también protagonizan momentos de lo más brutales e impresionantes.

En cuanto a las interpretaciones, el reparto en general hace un muy buen trabajo. Como ya he dicho, hay menos caras conocidas, pero el talento interpretativo es bastante bueno. Tan solo desentona Billy Crudup que, haga lo que haga, no se quita de encima esa cara de pasmado.

Destaca, sin duda, la preciosa Katherine Waterston, a quién vimos no hace mucho en Animales Fantásticos y donde Encontrarlos (David Yates, 2016) y que aquí hace un estupendo trabajo dando vida a la heroína principal. Además, pese a que su look recuerda mucho al de Sigourney Weaver en Aliens: El Regreso, no trata de ser una nueva Ripley y eso es muy de agradecer.

Otro que me ha gustado mucho, y me ha sorprendido, además, ha sido Danny McBride, actor más habituado a papeles cómicos, como el de Caballeros, Princesas y otras Bestias (David Gordon Green, 2011) o Juerga hasta el Fin (Evan Goldberg y Seth Rogen, 2013), que aquí parecía que iba a ser el típico graciosillo del grupo a juzgar por el sombrero vaquero que lleva. Sin embargo, el tipo al final sorprende con una muy buena interpretación y un rol que, poco a poco, va adquiriendo protagonismo y termina siendo de lo mejor del film.

No obstante, quién aquí se ha llevado película de calle ha sido, sin duda, Michael Fassbender con su doble papel. El tipo hace un trabajo realmente excelente, hasta el punto de que llegas a creerte que son dos personajes, llegando a diferenciarlos solo con mirarle al rostro. No obstante, por otro lado esto ha jugado en contra de la película en la sorpresa final que nos han querido dar. Pero, de eso hablaré más adelante.

De los que repiten, tan solo puedo hablar de Guy Pearce, que vuelve a estar excelente como Peter Weyland en la escena del principio; esta vez, sin las enormes capas de maquillaje para hacerle parecer un anciano.
  

Digo que es el único porque de Noomi Rapace no puedo decir nada, ya que ese prólogo donde se la veía junto a David y que servía para unir esta película con Prometheus no ha sido incluida y lo único que vemos de ella es su cadáver abierto en canal. Lo mismo pasa con James Franco, ya que ese otro prólogo donde se le veía tampoco ha sido incluido; aunque a este, además de su cadáver, también podemos verle en un vídeo haciendo alpinismo que me trajo a la memoria la película 127 Horas (Danny Boyle, 2010).

No sé por que narices que toman la molestia de traer a estos actores para luego a penas sacarlos en el film.

Con esto, termino la parte de lo bueno y me meto de lleno con el tema de las cagadas, que esta película tiene como para parar un tren.

Como ya he dicho, Ridley Scott solo hizo caso a las críticas de Prometheus que se quejaban de la falta de xenomorfos y pasó de las que le decían que la película tenía un guión de mierda. Yo esperaba que el tipo hubiera tomado nota y se hubiera currado un guión mejor para este film; cosa que parecía con la inclusión de guionistas como Michael Green –uno de los guionistas de Logan, entre otras cosas –o John Logan –con quién ya trabajó en Gladiator y responsable de la estupenda serie Penny Dreadful –.

Pero, nada de nada. Scott contó con un guión de mierda en Prometheus y aquí cuenta con un guión más mierda aún que hasta hace quedar mejor las cagadas de Prometheus. Si es esto lo que este tipo entiende por cine inteligente, parad el mundo que me apeo.

Ya desde el principio la película es un puto sinsentido. Tenemos una expedición que va a colonizar un planeta que ha sido estudiado durante años, décadas enteras, y porque ven que hay otro planeta más cercano, que es perfectamente habitable pero no se ha estudiado nunca, deciden cambiar de rumbo y colonizar ese planeta porque…




NO LES APETECE VOLVER A METERSE EN LAS CAPSULAS DE INVERNACION




Os juro que me llevé las manos a la cabeza cuando oigo eso. Y no habíamos hecho más que empezar.

Claro, está también el tema de la transmisión de origen humano, la cual hay que investigar. Hasta ahí bien. Pero, vamos, van a un planeta que, pese a ser habitable, está completamente inexplorado y no se sabe que peligros puede albergar, y bajan totalmente a pelo, sin ningún tipo de protección salvo las armas que llevan.

Lo que más me sorprende es que tienen uno de esos vehículos no tripulados, como esos que envía la NASA a Marte. Cualquiera con dos dedos de frente hubiera enviado ese trasto al planeta para asegurarse de que no hay peligro antes de bajar. Pero, nada, esta gente parece que tiene ese aparato de adorno o de mascota.

Total, que al final dos miembros del grupo terminan infectándose con no se qué toxina que flota por el ambiente –será que David encontró el modo de convertir el “gazpacho” de las urnas en aerosol –y de ellos les salen dos de los neomorfos que vemos en el film.

Uno de ellos es en esa escena que tanto hemos visto en los tráilers en la que le sale a uno de la espalda mientras la otra no para de pedir a gritos a la histérica de fuera que la deje salir. Esa escena es de lo más brutal y espectacular. Una escena que está muy bien, hasta que nos la estropean con otra cagada.

Y es que, la histérica de la que he hablado antes, después de correr de un lado para otro como pollo sin cabeza, al final decide coger un arma y meterse en el laboratorio para salvar a la otra cuando está siendo atacada por el neomorfo y, al entrar, va y se resbala con la sagre. Si estuvieramos hablando de una comedia o una parodia, pues ese momentos hubiera hecho que nos partiéramos de risa. Pero en una película como esta lo único que produce es vergüenza ajena.

Pero mira, después de darse la hostia del siglo, la tía logra escapar y cerrar la puerta. Pero, mira por donde, eso no sirve de nada porque el bicho, pese a ser un canijo, consigue romper el cristal de la puerta y escaparse. Entonces, ella coge otra arma y trata de matar al bicho disparando a todos lados, haciendo realidad el dicho de matar moscas a cañonazos, terminando por volar el módulo por los aires, dejando a los demás atrapados en el planeta sin que los que se han quedado en la nave puedan ir a rescatarlo a causa de unas tormentas que pueden llegar a durar tanto como las estaciones en Juego de Tronos.

Estos son atacados por los neomorfos, pero son rescatados por David y ellos están tan agradecidos que confían en él totalmente. Incluso cuando les lleva a su refugio, donde ha vivido experimentando con los neomorfos. El sitio parece el lugar de trabajo ideal que tendría un híbrido fruto de mezclar los genes del doctor Frankenstein y Hannibal Lecter pero, como les mantiene a salvo de la tormenta y los neomorfos, a los protagonistas no les importa.

Claro, que les mantiene a salvo porque lo dice David, porque una que se separa del grupo termina decapitada por un neomorfo. Pero, aún así siguen confiando en David. Al menos, el personaje de Billy Crudup, que no duda en seguirle cuando le pide que le siga; la cabeza de su compañera está ahí al lado, pero como quién tiene un tío en Alcalá. Total, que lo lleva hasta donde tiene los huevos donde los atrapacaras están esperando y pasa lo que pasa.


En un momento dado, se nos muestra en un flashback como David llega a ese planeta, que es el planeta de los Ingenieros, en la nave Juggernaut en la que escapó con Elizabeth Shaw al final de Prometheus. Estos creen que es uno de los suyos y salen a recibirle tan contentos, saludando y todo, y David, entonces, suelta sobre ellos la misma lluvia de “gazpacho” con la que ellos querían bombardearnos y se los carga a todos; extinguiendo, no solo a los Ingenieros, sino a toda vida en el planeta.

La escena está muy bien. Pero resulta muy raro que esa especie tan avanzada no hiciera nada por defenderse, tan solo salen huyendo. Claro, que antes veíamos a los protagonistas encontrar esa nave estrellada, lo que significaría que los Ingenieros, en plena conmoción, consiguieron derribar la nave y dejar a David allí atrapado jugando a ser dios esperando a que unos primos lleguen allí siguiendo su señal. Pero, vamos, eso hay que mostrarlo.

Cuando la película se rodaba, una cosa que me gustó mucho en unas imágenes del set de rodaje que salieron fue ver lo que ahora se que son las ruinas de la ciudad de los Ingenieros y los cadáveres de estos carbonizados de una manera muy parecida a los muertos de Pompeya. Esto se ve en la película, pero se pasa casi de refilón. Lo que podía haber sido una escena lovecraftiana muy buena, termina siendo un momento muy cutre e insustancial; incluso los protagonistas a penas parecen dar importancia cuando pasan entre los Ingenieros muertos.

Y luego tenemos ese intento de darnos una sorpresa final revelándonos que el androide que ha escapado con los protagonistas es, en realidad, David y no Walter. Esa escena falla, primero, porque es de lo más previsible y porque, como ya he mencionado antes, el excelente trabajo de Michael Fassbender ha jugado en su contra; cada vez que enfocaban un primer plano de él durante la batalla final contra el xenomorfo veías claramente que ese era David en lugar de Walter. Así que ese intento de sorprendernos ha hecho de todo menos sorprender.

Bueno, vamos resumiendo ya.

A favor, la película tiene que, visualmente, es una pasada. Ridley Scott ha hecho un excelente trabajo en la dirección, las interpretaciones son muy buenas y los xenomorfos y neomorfos molan mucho. En contra, tiene un guión que es una puta basura que no sirve ni como papel higiénico.

Desde luego, miedo le tengo a Alien: Awakening y a las otras tres entregas que quedan como Scott siga por este camino. Encima, el tipo está paralizando la película de Alien de Neill Blomkamp, la cual pinta muy bien y seguro que está mucho mejor que este despropósito.

¿Y esto es lo que entiende él por cine inteligente? No me fastidies.







28 de noviembre de 2014

INTERSTELLAR (2014)

















Por fin he podido ver Interstellar, una película que esperaba con muchas ansias y que ha generado mucha expectación. Y todo porque quién la dirige es, nasa menos, que Christopher Nolan, un nombre propio que no deja a nadie indiferente, perteneciénte a uno de los cineastas más importantes de los últimos tiempos a quién ya podríamos colocar sin ningún problema entre los grandes cineastas de la historia del séptimo arte.

En el futuro, la Tierra se está muriendo y la humanidad ha comenzado el inicio de su extinción. Una misteriosa plaga está arrasando la vegetación, acabando con la vida de los animales y arrasando los cultivos, mientras que tormentas de polvo hacen la atmósfera irrespirable. En medio de todo esto, los ejércitos son inservibles y la ciencia y la tecnología están quedando obsoletos en una sociedad que ven en las granjas su única oportunidad de supervivencia. Cooper (Matthew McConaughey) es un expiloto de la NASA que ahora vive en una granja y trabaja la tierra mientras se ocupa de sus dos hijos: Tom (Timothée Chalamet) y Murph (Mackenzie Foy).

Cooper está muy unido a Murph, a quién transfiere sus conocimientos y su pasión por la ciencia; la cual se empeña en mantener viva a pesar de que el resto de la humanidad se empeña en lo contrario. Desde hace un tiempo, Murph afirma que hay un fantasma en su habitación. Al principio no la creen, pero Cooper pronto descubre que ese supuesto fantasma es una entidad que le está enviando mensajes cifrados. Tras descifrar uno de esos mensajes, descubre que son unas coordenadas y estas le llevan hasta unas instalaciones. Allí descubre que la NASA, a la que se creía desbaratada, sigue existiendo y, además, un viejo conocido suyo,  el profesor Brand (Michael Caine), trabaja en un ambicioso proyecto para salvar a la humanidad llevándola a otros planetas a través de un agujero de gusano. Cooper acepta formar parte de la misión, pero para ello deberá separarse de su familia, algo que afectará mucho a Murph.


Interstellar surgió de una idea que tuvieron la productora de cine Lynda Obst y el físico teórico Kip S. Thorne. Ambos coincidieron en la película Contact (Robert Zemeckis, 1997), donde ella fue productora ejecutiva y él colaboró como asesor. Los dos escribieron un tratamiento de ocho páginas inspirado en los trabajos de Thorne y en otras teorías científicas, como la Relatividad. Este tratamiento captó la atención de Steven Spielberg, quién en 2006 se puso al frente de un proyecto para llevarlo al cine en una película co-producida por DreamWorks y Paramount Pictures.

Spielberg contrató a Jonathan Nolan para escribir el guión. Este, para documentarse todo lo posible, estudió en el Instituto de Tecnología de California mientras trabajaba en el desarrollo del libreto, cosa que le llevó varios años en un proyecto que parecía no arrancar.

En 2009, Spielberg abandonó el proyecto, pero la Paramount quiso seguir adelante y buscó un nuevo director. Fue entonces cuando Jonathan propuso a su hermano, Christopher Nolan, quién se unió al proyecto en 2012 tras una larga temporada de negociaciones y, al igual que su hermano, también estudió mucho para estar bien documentado para la película. Además, con la llegada de Nolan también se unió al proyecto Warner Bros., ya que este estudio quiere estar implicado en todos los proyectos del director que tantas alegrías les ha dado estos últimos años.

Así, llegamos a esta Interstellar que, como era de esperar, está dando mucho que hablar.

Para empezar, está rindiendo bien en taquilla. Con un presupuesto de 165 millones de dólares, lleva ya recaudados 131 millones solo en EEUU y 330 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 461 millones de dólares; cifras que aumentarán este fin de semana y en las semanas venideras; sobre todo, en la taquilla mundial, ya que aún le quedan países por estrenarse.

Por lo demás, la crítica la está recibiendo bastante bien mientras que, como viene siendo habitual en el cine de Nolan, entre el público hay diversidad de opiniones. Por un lado están los fanáticos del director británico, que no dudan en considerar a la película una obra maestra. Por otro están sus detractores, que tachan a la película de basura; incluso antes de haberla visto. Mientras que, por otro lado más, están los que se mantienen en un punto intermedio, afirmando que la película es muy buena, pero sin llegar a la categoría de obra maestra.

Como ya sabéis bien los que me conocéis, yo siento gran devoción por Christopher Nolan, un director al que admiro e idolatro porque es un director bueno de verdad, con verdadero talento; nada que ver con esos seudocineastas sobrevalorados por los críticos y los gafapastas, más pendientes de los premios que ganan que de las películas que hacen.

Sin embargo, como ya sabéis, soy una persona sincera y no dudo en decir lo que una película me ha parecido de verdad, sin dejarme llevar por ningún tipo de devoción ni fanatismo. Por eso debo decir que mi opinión se acerca más al último grupo, ya que no catalogaría a la película de obra maestra.

No me malinterpretéis, ojo. La película no es, ni mucho menos, normalita ni simplona. Es una película EXCELENTE, yo diría que hasta BRILLANTE, que me ha hecho disfrutar enormemente y hasta ha llegado a emocionarme en varios momentos.


Sin embargo, tiene unos cuantos defectos. No son unos defectos muy grandes como para estropear mucho la película. Pero, lamentablemente, si la estropean lo suficiente como para impedirla ser una obra maestra.

Pero, de eso ya hablaré más adelante. Comenzaré por las cosas buenas.

No me entretendré mucho en el aspecto técnico y visual, porque aquí la película aprueba con matrícula; como viene siendo habitual en las películas de Nolan. El diseño de producción, la fotografía –obra del suizo Hoyte Van Hoytema, nuevo director de fotografía de Nolan ahora que Wally Pfister dirige películas –o los efectos especiales están muy cuidados y son realmente brillantes, haciendo que la película sea toda una muestra de imágenes a cada cual más bella.

Por otro lado, es una excelente película de ciencia ficción pero, a la vez, también es un drama tremendamente emotivo. Una historia muy humana, cuya trama y personajes atrapan desde el principio y que nos trasmite el mensaje de que el amor siempre triunfa por encima todo; incluso de la ciencia o la religión –no se tocan mucho los temas religiosos en la película, pero la cosa está ahí –. Son muchas las películas que, a lo largo de la historia, tratan de meternos ese mensaje, pero muy pocas lo consiguen de verdad porque son más falsas que un duro de yeso.

Ese no es, ni mucho menos, el caso de esta magistral película. Un film que se adentra muy bien en las emociones humanas, las cuales logra transmitir en todo momento y con toda claridad. Y todo gracias a la brillante forma de dirigir de Nolan, quién no se limita a buscar la lágrima fácil, sino que nos abre por completo el alma y el corazón de su película y nos hace a los espectadores partícipes de la historia y de las emociones de sus personajes, todos muy reales y muy bien reflejados; algo en lo que ha tenido mucho que ver su reparto.

De nuevo, Nolan vuelve a reunir un impresionante reparto de muchas caras conocidas, pero sin ser simples elementos decorativos. Al contrario, todos son interpretes muy bien escogidos en sus respectivos papeles que hacen un trabajo excelente acrecentado por la maravillosa dirección de actores del director británico. Incluso el robot TARS –que cuenta con la voz de Bill Irwin –está fantástico y llega a resultar, incluso, tan humano como los propios humanos –incluso más humanos que algunos humanos que aparecen en el film –; y eso que se trata de un robot que ni tan siquiera tiene forma humanoide, sino que parece más un iPad gigante que ha cobrado vida.

Todo el reparto de la película, sin excepciones, hace un gran trabajo. Aunque, de todos ellos, destacan especialmente dos.

Uno es su protagonista principal, Matthew McConaughey, a quién yo siempre he considerado un estupendo actor y en esta película va un paso más allá, estando realmente formidable y llevando muy bien el protagonismo de la historia.


La otra es Jessica Chastain, quién está fantástica en todo momento, consiguiendo atrapar desde su primera aparición y cautivando en cada uno de los fotogramas de la película en los que aparece. Pero, lo mejor, es la enorme química que tiene con McConaughey a pesar de que ambos no comparten plano en ningún momento.

Porque uno de los principales puntos de la película es la relación que el protagonista tiene con su hija Murph, viéndole en la película compartir muchas escenas con ella de niña –donde es interpretada por la joven actriz Mackenzie Foy, quién también hace un trabajo estupendo –y luego, al final, le vemos compartir una escena con ella de anciana –donde le da vida la siempre estupenda Ellen Burstyn –. Sin embargo, no llega a haber un encuentro entre él y ella siendo adulta; quiero decir, una escena en la que ambos interactúen entre ellos –los que hayan visto la película sabrán de lo que estoy hablando –.

Pero, sin embargo –y esto lo digo totalmente en serio –se siente la enorme química que hay entre ambos actores a pesar de que sus personajes estén a años luz de distancia y en mundos diferentes. Otro de los grandes logros de Nolan, sin ninguna duda.

Ahora vamos con lo malo.

Porque, como ya he dicho, no todo en esta película es perfecto y, por desgracia, tiene algunos fallos que la impiden ser una obra maestra.

Para empezar, la forma en como refleja los cataclismos que están arrasando la Tierra la he encontrado algo fría. Vemos que la Tierra se está muriendo por una misteriosa plaga que está acabando con la vegetación y los cultivos y tormentas de polvo que hacen la atmósfera irrespirable pero, sin embargo, no logra transmitir ese sentimiento de catastrofismo que algo así debería transmitir en una película. Encuentro todo eso como muy pasado por encima, sin profundizar ni siquiera un poco en ello.

Luego está la parte en el instituto donde el protagonista descubre que están reeducando a los niños, cambiando hechos históricos –como la llegada del hombre a la luna –, para convencerles de hacerse granjeros. Esa parte podía haberle dado a la película un toque muy Orwelliano, pero lo despachan demasiado deprisa y en seguida queda olvidado.

Otro defecto es lo rápido que transcurre la parte en la que el protagonista llega a las instalaciones de la NASA y es reclutado para la misión. No estoy pidiendo que se enrollaran mucho con esa parte, pero es que es vista y no vista y hasta le hace perder credibilidad.

Y, por último, llegando a la parte del viaje espacial, nos encontramos con dos mundos –el mundo de agua con olas como montañas y el mundo helado –que están de lo más logrados. Sin embargo, creo que deberían haber incluido algún que otro mundo más, ya que dos mundo solo –sin contar un tercero que se ve brevemente al final –saben a poco.

No obstante, estos defectos se deben más a falta de metraje. Muchos se quejan de que la película es demasiado larga; su duración es de 162 minutos -169 si sumamos los títulos de crédito finales –. Sin embargo, yo pienso que la película necesitaba más metraje; una duración superior a las tres horas que ayudara a profundizar más en los aspectos antes nombrados le hubieran hecho ganar muchos puntos a la película.

Nolan está en una posición que le permite poder arriesgarse con una película de más de tres horas y un presupuesto que sobrepase los 200 millones de dólares. Sin embargo, es un tipo con los píes en el suelo cuya cabeza no se nubla por sus taquillazos y sabe perfectamente que en Hollywood puedes pasar de estar en lo más alto a acabar en lo más bajo en poco tiempo; así que no quiere arriesgarse a convertirse en un nuevo Michael Cimino. Lo cual está bien pero, aún así, no hubiera estado de más que se hubiera arriesgado un poco.


Aunque, los defectos no se deben solo a la duración o el presupuesto. Porque otra cosa que caracteriza mucho al cine de Nolan es un total equilibrio entre la espectacularidad y el dramatismo. Sin embargo, aquí rompe ese equilibrio en favor del drama. Lo cual no es malo, pero le obliga a abandonar –salvo en la parte final –ese estilo frenético y esos montajes rápidos que tanto le caracterizan y que hacen sus películas más amenas.

Son fallos bastante pequeños en comparación con la maestría del film pero, como ya he dicho, impiden que esta película sea una obra maestra, quedándose a un paso de ser una nueva 2001: Una Odisea del Espacio (Stanley Kubrick, 1968).

Pero, aún así, la película es excelente. Un film maravilloso e influyente que transmite sentimiento en todo momento y que no deja nada indiferente. De nuevo, Christopher Nolan, aunque no haya estado tan acertado como en trabajos anteriores, nos vuelve a deleitar con otra magistral muestra de talento y, sobre todo, buen cine.


Una película altamente recomendable para todo el mundo; sobre todo, para los amantes de la ciencia ficción.









18 de octubre de 2013

RIDDICK (2013)
















Vin Diesel vuelve a ponerse en la piel del que es para mi, y para muchos, su mejor personaje, en esta tercera entrega de la saga que nos llega gracias a los muchos esfuerzos que el actor –y productor también –ha hecho para que el film haya podido ver la luz.

Richard B. Riddick (Vin Diesel) lleva cinco años siendo el líder de los Necromongers, pero su negativa a aceptar sus normas y sus creencias religiosas hace que entre estos haya división en torno a él y, para evitar una guerra civil, Riddick pacta con Vaako (Karl Urban) cederle el mando a él a cambio de que le ayude a llegar hasta Furya, su planeta natal. Vaako acepta pero, una vez le llevan allí, Riddick se da cuenta de que el planeta donde están no es Furya y, demasiado tarde, advierte que le han traicionado. Tras ser dado por muerto, Riddick logra sobrevivir en ese desolado planeta lleno de peligrosas criaturas en compañía de una criatura asemejada a un chacal a la que salvó cuando era solo una cría.

El mayor peligro que existe en ese planeta son unos seres asemejados a escorpiones conocidos como demonios del barro, pero estos solo pueden sobrevivir en zonas húmedas y aquel es un planeta casi desértico. Sin embargo, Riddick detecta que hacia él se aproxima una gran tormenta que hace que los demonios del barro salgan a la superficie y puedan moverse a sus anchas. Esto hace que, tras encontrar una estación para mercenarios casi abandonada, active una baliza de emergencia que revela su identidad y ubicación. Esto hace que dos grupos de mercenarios muy diferentes acudan a ese planeta a darle caza pero, tras varios enfrentamientos con ellos, al final tendrán que hacer frente juntos a la gran amenaza que viene con la lluvia.


Riddick se dio a conocer en Pitch Black (2000), una película de serie B deudora de Alien que, sin embargo, fue un gran éxito y uno de los mejores estrenos de ese año. Y esto se lo debía en gran parte a su protagonista, un carismático antihéroe al mas puro estilo de Snake Plissken o Max Rockatansky que se ganó al público desde el primer momento y convirtió a Diesel en una estrella de acción.

Después del éxito del film se puso en marcha una secuela, pero los responsables vieron que había potencial para crear una saga épica tipo Star Wars, así que decidieron hacerla a lo grande. Así surgió Las Crónicas de Riddick (2004), un ambicioso film con un presupuesto que superaba los 100 millones de dólares y una gran campaña de marketing y merchandising detrás; además de que ya tenían ideada una tercera entrega mas ambiciosa aún.

Sin embargo, la película fracasó en taquilla y esto paró en seco la franquicia y dejó la tercera entrega en un punto muerto durante varios años hasta que, finalmente, el propio Vin Diesel, junto al guionista y director de la saga, David Twohy, decidió resucitarla. Pero no como la gran superproducción que se esperaba que fuera, sino como una pequeña producción independiente mas cercana a la primera película que Diesel ha sacado adelante poniendo dinero de su propio bolsillo y haciendo campaña por ella en las redes sociales.

Finalmente, la película llegó a los cines a principios del pasado mes de septiembre y, desde luego, no le ha ido mal en la taquilla, ya que con un presupuesto de 38 millones de dólares ha recaudado 42 millones solo en EEUU y 50 millones mas en el resto del mundo, por lo que su recaudación total es de 92 millones de dólares. Por el contrario, la crítica la ha recibido bastante mal y el público con opiniones muy variadas.

¿Y que opino yo?

Pues bien, tras haberla visto, debo decir que la película me ha gustado pero a la vez también me ha decepcionado; algo que, lamentablemente, me ha ocurrido bastante este año con películas muy esperadas, como esta.


Se podría decir que la película se divide en tres partes.

En la primera parte vemos a Riddick traicionado y abandonado en ese planeta, trantando de sobrevivir y adaptarse a ese lugar. Pues bien, toda esta parte es BRILLANTE. Un momento realmente excelente, que atrapa desde el principio, mantiene el interés en todo momento y no aburre lo mas mínimo a pesar de ser una escena casi sin diálogos; de hecho, ese es el fuerte de esa escena. Lo único que sobra aquí es la voz en off, que yo la he encontrado bastante innecesaria, pero todo lo demás es absolutamente genial.

Luego tenemos la segunda parte, que es cuando llegan los mercenarios al planeta para cazar a Riddick. Aquí es donde la película pega un bajón tremendo, pasando de lo mas alto a lo mas bajo. Todo por una larga sucesión de situaciones ridículas y rebuscadas, diálogos insufribles –salvo algunas excepciones, claro –y unos personajes de todo menos carismáticos; aunque el trabajo de los actores es bueno –incluso el luchador Dave Bautista logra estar a la altura –. Lo peor de todo es que dejan a Riddick en un segundo plano, cargando el protagonismo tan nefastos personajes con los que no simpatizas en ningún momento; ni tan siquiera la bella Katee Sackhoff se salva.

Y terminamos en la tercera parte, donde la película se convierte, prácticamente, en un remake de Pitch Black –algo que ya se intuía en los trailers –. Aquí la cosa mejora con respecto a la segunda parte, pero no tanto como debería, porque todo pasa demasiado deprisa y las batallas entre los humanos y los monstruos son muy pocas; da como la sensación de que han resumido toda esa parte, y lo peor es que parece que así es. Eso si, todo ese ambiente nocturno y lluvioso está muylogrado y hay algunos momentos impresionantes, como ese fabuloso plano final de Riddick combatiendo en solitario a los monstruos mientras escala una especie de colina.

Así que tenemos una primera parte excelente, una segunda parte nefasta, aburrida y bochornosa y una tercera parte lograda, pero también bastante flojilla.

Sin duda, David Twohy aprueba como director, pero como guionista no está tan acertado como en las anteriores películas. Yo pienso que debería haber buscado a alguien competente para que le ayudara a escribir el libreto, o dejarle la escritura completa a esa otra persona, porque, desde luego, su trabajo en esta película deja bastante que desear.


Por el contrario, Vin Diesel está genial en todo momento, algo muy de agradecer, ya que Riddick lleva el peso de la película la mayor parte del tiempo. Riddick está muy bien y de él no tengo ninguna pega. El problema es que la película con la que ha regresado al cine nueve años después de la última vez no ha sido del todo afortunada.

Resumiendo.

La película no está mal del todo, es aceptable y se deja ver, pero también tiene muchas cosas mejorables y se queda muy por detrás de sus dos predecesoras. Sin duda merece el aprobado, pero un aprobado bastante bajo.


Es una pena que el resto de la película no hubiera seguido el mismo nivel que la primera parte porque, entonces, hubiéramos tenido una obra maestra que, incluso, hubiera superado a sus estupendas predecesoras.






2 de diciembre de 2012

SUPERMAN (1978)


















El año que viene se estrena Man of Steel, la esperada película que reiniciará a Superman en el cine y que ha corrido a cargo de Zack Snyder como director, Christopher Nolan como productor y David S. Goyer como guionista. Tres genios que han unido sus talentos y que, si han sabido trabajar juntos y complementarse bien, es muy probable que hayan hecho una gran película.

Yo le tengo mucha fe a esta nueva película de Superman y tengo muchas ganas de verla. Pero, mientras tanto, como ya con Batman antes del estreno de The Dark Knight Rises, voy a ir analizando las películas del hombre de acero que se han estrenado hasta ahora.

Y comienzo con este film ya mítico que no solo llevó al famoso superheroe a la gran pantalla, sino que creó precedentes en lo que a adaptaciones de cómic se refiere.

Después de ayudar a contener una sublevación encabezada por el General Zod (Terence Stamp), quién es encarcelado en la Zona Fantasma junto a sus cómplices, el científico Jor-El (Marlon Brando) descubre que su planeta, Krypton, está a punto de explotar, pero el Consejo que gobierna el planeta no le cree y le prohíbe abandonar el planeta para no crear una falsa alarma. Es por ello que, junto a su esposa, Lara Lor-Van (Susannah York), decide enviar a su único hijo, Kal-El, a la Tierra, un planeta mucho mas primitivo que Krypton en el que su estructura molecular le hará tener poderes sobrehumanos, como una gran fuerza y resistencia, un oído mucho mas desarrollado, una vista capaz de traspasar objetos o la capacidad de desafiar la gravedad del planeta y poder volvar. Poco antes de que el planeta explote, Kal-El es lanzado en una nave en dirección a la Tierra.

Tras un viaje de tres años, en el que ha aprendido muchas cosas gracias a unos cristales de memoria que dejó su padre en la nave, Kal-El llega a la Tierra, donde es recogido por el matrimonio formado por Jonathan y Martha Kent (Glenn Ford y Phyllis Thaxter), quienes deciden adoptarlo y criarlo en su granja como si fuera su hijo bajo la identidad de Clark Kent, ocultando al mundo sus extraordinarios poderes. Tras la muerte de Jonathan y al cumplir los 18 años, el joven Clark (Jeff East) encuentra un cristal verde que vino con él en la nave y escucha una llamada que lo lleva hasta el polo norte, donde construye con el cristal un gran edificio de la misma arquitectura que los de Krypton –la Fortaleza de la Soledad –. Allí, gracias a la memoria de su padres, descubrirá sus orígenes y terminará de formarse. Después de 12 años, regresa a la civilización con una doble vida. Por un lado, como Clark Kent, trabajará como periodista en el Daily Planet junto a la reportera Lois Lane (Margot Kidder). Por el otro, bajo el nombre de Superman, y con un cantoso traje rojo y azul con el escudo de su familia kryptoniana en el pecho, combatirá contra el crimen empleando sus superpoderes. Esto le enfrentará con Lex Luthor (Gene Hackman), un poderoso genio del mal que está preparando un diabólico plan para destruir la costa oeste de EEUU.


Superman es un personaje que no necesita presentación. Creado por Jerry Siegel y Joe Shuster en 1938 en el mítico primer número de Action Comics, es uno de los superheroes mas famosos que existen y ha llegado a formar parte de la cultura popular americana.

Este personaje ya había sido adaptado en series de Tv, seriales de radio e, incluso, en musicales de teatro. En el cine, no obstante, a parte de algunos cortos animados o aquellos seriales cinematográficos que se hacían en los años 40 para levantar la moral de los americanos durante la II Guerra Mundial, no había conocido adaptación alguna.

La idea de llevar al cine a este superheroe surgió en 1973 por parte de la productora Ilya Salkind, quién se hizo con los derechos del personaje un año después junto a su padre, Alexander Salkind. Desde el primer momento se pensó en hacer una saga y decidieron rodar conjuntamente la primera y la segunda entregas. El escritor y guionista Mario Puzo (El Padrino) fue contratado para escribir el guión, entregando un libreto de hasta 500 páginas que luego sería reescrito por Robert Benton, David Newman y Leslie Newman y un no-acreditado Tom Mankiewicz.

Para dirigir las películas, fueron muchos los directores de la época tanteados; William Friedkin, Francis Ford Coppola, Peter Yates, John Guillermin, Sam Peckinpah y hasta George Lucas están en la larga lista. De entre los directores que mas cerca estuvieron destaca el mismísimo Steven Spielberg. Fue la propia Ilya Salkind quién propuso a Spielberg cuando este se encontraba en pleno rodaje de Tiburón (1975), pero su padre prefirió esperar a ver que resultados daba esa película. Cuando esta fue el enorme éxito que todos conocemos, Spielberg fue aceptado con los brazos abiertos, pero este rechazó la oferta para escribir y dirigir un proyecto mas personal: la película Encuentros en la Tercera Fase (1977).

A Spielberg le siguieron Guy Hamilton y Mark Robson hasta que Richard Donner resultó ser el gran elegido gracias a su trabajo en la película de terror La Profecía (1976), el cual convenció a los Salkind para su elección.

Para dar vida a Superman también fueron muchos los nombres que sonaron. Paul Newman, Sylvester Stallone, Burt Reynolds, Al Pacino, James Caan y Kurt Russell, entre muchos otros, forman parte de la larga lista de actores tanteados. El gran reto era encontrar un buen actor que, además, poseyera un físico parecido al del personaje y, tras una larga búsqueda, encontraron en Christopher Reeve el interprete ideal, ya que era un buen actor y, aunque luego tuvo que pulirse algo mas en el gimnasio –donde tuvo como supervisor a David Prowse, el hombre que dio vida a Darth Vader –, su físico encajaba mucho con el personaje.

El rodaje comenzó en marzo de 1977 y se prolongó hasta octubre de 1978, dos meses antes del estreno de la película en EEUU, el 15 de diciembre de 1978. Como ya he dicho antes, se decidió rodar conjuntamente la primera y la segunda película pero, debido a los continuos problemas de producción, retrasos y, sobre todo, las interminables peleas entre Donner y los productores, se decidió paralizar la segunda entrega –aunque ya se había rodado un 75% de esta –y se centraron en la primera película.

No obstante, la cosa salió muy bien. La película, que había costado 55 millones de dólares –un cifra mastodóntica en aquellos tiempos –, fue todo un éxito, recaudando 134 millones solo en EEUU y 166 millones mas en el resto del mundo, haciendo un total de 300 millones de dólares, un éxito enorme.


Además del éxito, la película puso a los superheroes en el punto de mira de Hollywood e, incluso, influyó mucho en los cómics del hombre de acero posteriores al film. Además, la película fue todo un fenómeno sociológico. Circula la leyenda de que varios niños murieron al arrojarse por las ventanas creyéndo que eran Superman o que podían volar como él; aunque yo no doy mucho crédito a estas historias y, de ser ciertas, culparía mas a los padres o al estado mental de los niños antes de a la película.

En fin, empecemos ya.

Como ya he dicho muchas veces, Superman no es uno de mis superheroes favoritos. Reconozco la importancia que tiene dentro del mundo de los cómics y los superheroes y en la cultura popular pero, personalmente, yo siempre he preferido mucho mas a otros personajes, como Batman, Spiderman o el Capitán América.

No obstante, esto no quiere decir que no me guste o no lo conozca a él o su historia. Ni tampoco que no haya leído cómics suyos. Ni, mucho menos, que no pueda apreciar las adaptaciones que han hecho de él, como esta película que nos ocupa.

Para mi es una película muy buena y una estupenda adaptación de cómic.

Como adaptación, a pesar de ciertas libertades que se toman –como ocurre siempre –, es muy fiel a los cómics; especialmente, en la parte que respecta a los orígenes del personaje.

A pesar de sus broncas con los productores, el trabajo de Richard Donner es fenomenal. El tipo dirige muy bien cada momento, tanto las estupendas escenas de acción como los momentos dramáticos y cómicos y sabe manejar muy bien a los actores. Además, le sabe dar a la película excelentes toques épicos, como ese comienzo de la película mostrando el planeta Krypton después de los excelentes créditos iniciales con la ya mítica banda sonora de John Williams, la muerte de Jonathan Kent o –por mucho que digan los científicos que es una escena muy inverosímil –cuando hace girar la Tierra al revés para retroceder en el tiempo y salvar a Lois.

La fotografía de Geoffrey Usdworth, quién había trabajado en películas como 2001: Una Odisea en el Espacio (Stanley Kubrick, 1968), Cabaret (Bob Fosse, 1972) o Zardoz (John Boorman, 1974), es sensacional y el diseño de producción es de lo mas logrado, especialmente, en el diseño del planeta Krypton, la Fortaleza de la Soledad o el traje del protagonista, el cual es muy fiel al de los cómics; aunque debería haber sido mucho mas ceñido y marcar mucho mas los músculos en lugar de ser tan tipo pijama. Aunque, si se hubieran olvidado de los famosos calzoncillos rojos, no me hubiera importado nada. 


Los efectos especiales son otro gran logro de la película; especialmente, en lo que se refiere a hacer volar a Superman. Fueron muchas la cosas que se emplearon para hacer mas creíbles las escenas de vuelo, desde una marioneta colgada de un helicóptero hasta disparar un maniquí con un cañón. Finalmente, se optó por colgar al protagonista de unos cables sobre una pantalla azul, lo que dio muy buen resultado. La película ganó un muy bien merecido oscar por sus efectos especiales, además de recibir nominaciones por su montaje, sonido y, sobre todo, banda sonora.

Sobre los actores, cabe decir que el reparto en general hace un buen trabajo; algunos mejor que otros, pero en general todos están bien. Cabe especial mención a su protagonista, Christopher Reeve, que hace un estupendo trabajo y demuestra que fue una muy buena elección para el papel, a Gene Hackman, que está genial como Lex Luthor y resulta un notable villano, y un siempre magistral Marlon Brando que hace un gran trabajo en los pocos, pero muy bien pagados, minutos que aparece en el film como Jor-El.

Una mención a parte merece Margot Kidder, quién da vida a Lois Lane. El trabajo de la actriz es muy bueno, no lo voy a negar, y no está mal que le de al personaje ese toque tan dicharachero que le da en el film. Pero tengo que decir en su contra que su Lois Lane no resulta sexy. No estoy diciendo que Kidder sea poco atractiva, al contrario, pero en los cómics Lois Lane es una mujer muy sexy que rezuma sensualidad por todos lados y de eso no veo nada en la película. Ese sería uno de los fallos de la película, cual también tiene sus fallos.

Otro fallo que le veo es que le falta metraje. Las situaciones se van sucediendo de forma bastante rápida y hay veces que cuesta un poco seguir el hilo de la historia. Es bien sabido que la película duraba originalmente mas de tres horas que se fueron recortando y muchas escenas interesantes se quedaron en la sala de montaje; aunque algunas fueron recuperadas posteriormente en ediciones domésticas.

Entre las escenas cortadas destacan una en la que, cuando Superman llega a la guarida de Luthor, debe superar varios obstáculos para poder acceder a ella. También hay otra escena que explica que sucede con Eve Teschmacher (Valerie Perrine), la lugarteniente de Luthor junto al torpe Otis (Ned Beatty), después de que esta salvara a Superman para que evitara que uno de los misiles desviados por Luthor destruyera la ciudad donde vive su madre. Al parecer, Luthor la castiga colgándola de una cuerda sobre un foso lleno de leones y, cuando hace que Otis la suelte para que caiga dentro, aparece Superman y la salva mientras le dice que su madre le envía recuerdos.


Otro fallo que le veo es que nos encontramos ante una película muy ambiciosa, con un gran presupuesto, un despliegue de medios muy amplio, unos efectos especiales cojonudos y repleto de escenas de los mas espectaculares. Sin embargo, aunque el guión es bueno, la historia no la encuentro lo suficiente ambiciosa para una película de esta magnitud. Y es que el film se pasa la mayor parte del tiempo presentando al personaje y, al final, el enfrentamiento con Lex Luthor queda bastante insípido.

Claro, que la película tiene varias disculpas. La primera se la podemos achacar a que su montaje original debía haber sido mucho mas largo –de tres horas, como he dicho antes –. La segunda a la época en que se hizo, en la que las películas de superheroes no estaban tan de moda como ahora y muchas de las cosas que se hacen hoy en día eran imposible entonces por mucho dinero y medios que se tuviera. Y la tercera a que la película ya se hizo siendo pensada para ser la primera de una saga de películas donde el personaje debía ser presentado.

De todas maneras, estos fallos no estropean mucho el conjunto final.

Resumiendo.

Para mi Superman –o Superman: La Película, como también se la conoce –es una película muy buena y, como adaptación de cómic, es estupenda. No es la mejor adaptación de cómic de la historia, como dicen algunos por ahí, pero si es la mejor película de Superman que se ha hecho hasta la fecha; a la espera, claro está, de como resulta Man of Steel.

Puede que Superman no sea un personaje de cómic que me entusiasme mucho, pero eso no me impide que pueda disfrutar una buena película como esta.