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18 de octubre de 2017

BLADE RUNNER 2049 (2017)





















Para empezar, pido perdón por haber tenido este blog muy abandonado últimamente. Este año he tenido un verano muy agetreado que me ha dejado poco tiempo para publicar, tanto en el blog matriz como en este.

Pero, ya lo he retomado y lo hago con esta película, secuela de uno de los mayores crásicos de la historia del cine.

Los Ángeles, 2049. En una decadente sociedad en la que los replicantes se han integrado, K (Ryan Gosling) es un replicante de nueva generación que trabaja para el departamento de policía como blade runner, dando caza y retirando a replicantes clandestinos de modelos más viejos. Su última misión lo lleva hasta una granja donde, tras cumplir su misión, descubre una misteriosa caja cuyo contenido le pone tras la pista de algo relacionado con un suceso ocurrido 30 años antes y que tiene que ver con Rick Deckard (Harrison Ford), un antiguo blade runner que desapareció.

He resumido mucho la sinopsis porque no quiero revelar mucho de esta película, de la que no quiero hacer ningún spoiler.

Bueno, empecemos ya.

Hace 35 años, Ridley Scott, que ya venía de revolucionar la ciencia ficción con Alien (1979), volvió a revolucionar el género con Blade Runner (1982), una libre adaptación de la novela ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?, de Philip K. Dick, que, aunque fue en su día una película con muchos problemas de producción, fracasó en taquilla y fue machacada por la crítica, ha pasado a la historia como una obra maestra y un gran clásico que ha influido mucho en películas posteriores.


Por ello, muchos se llevaron las manos a la cabeza cuando se anunció la puesta en marcha de una secuela en el Hollywood actual, donde las secuelas y los remakes lo inundan casi todo.

Ni siquiera la presencia de Ridley Scott como productor resultaba una garantía, debido al desafortunado regreso de este director a la saga Alien con Prometheus (2012), una buena película pero con unos fallos de guión imperdonables, y la reciente Alien: Covenant (2017), cuyo guión no solo tiene fallos, sido que ha sido un completo desastre.

Sin embargo, parece que, en esta ocasión, Scott ha sido listo. Hacer la secuela de un peso pesado como Blade Runner no es tarea para un director cualquiera, así que no dudó en cederle la dirección a otro peso pesado.

El elegido ha sido el canadiense Denis Villeneuve, un director que, al igual que Christopher Nolan y Zack Snyder, está teniendo una ascendencia meteórica dentro de la industria y, en poco tiempo, ha logrado ganarse un gran prestigio; especialmente, los dos últimos años con las películas Sicario (2015) y La Llegada (2016). Un prestigio puesto en peligro al aceptar dirigir esta película donde, si fracasaba, nadie se lo iba a perdonar e iba a vivir con la losa de haber destrozado la memoria de un gran clásico.

Después de una producción menos problemática que la que tuvo la primera, la película ya está en los cines, donde ha tenido unos resultados muy desiguales.

Por un lado, no se puede decir que esté haciendo una buena taquilla. Aunque debutó en el primer puesto en EEUU, sus resultados en territorio estadounidense no están siendo muy altos, llevando hasta ahora recaudados 62 millones de dólares; algo no muy alentador para una película que ha costado 150 millones de dólares –aunque, otros cifran su presupuesto en 185 millones –sin contar lo gastado en publicidad.

En el resto del mundo la película tampoco está haciendo cifras astronómicas. Aún así, lleva ya recaudados 95 millones de dólares, haciendo que su taquilla global sea de 157 millones de dólares. Así que es posible que la película, al final, haga algo de dinero.

La otra cara de la moneda es la crítica. Ya dije que en su día los críticos machacaron la primera película –luego, como es habitual en ellos, cambiaron de opinión cuando la historia no les dio la razón –. Con esta película, la cosa ha cambiado y la crítica, en su mayoría, se ha volcado en elogios con ella.

¿Y que opino yo? Pues a eso vamos.

Por si alguien no lo sabe, a mí Blade Runner me encanta. Es una película que adoro y que he debido haber visto cientos de veces. Así que esta secuela la esperaba con curiosidad, pero también con mucha desconfianza.

Finalmente, fui a ver la película cuando pude ir a la gran ciudad a verla –porque si tengo que esperar a que la pongan en el cine de mi pueblo me pilla el 2049 de verdad –. Mi mente estaba completamente abierta, sin hacerme muchas ilusiones pero, tampoco, desilusinándome demasiado. Disponiéndome a asimilar cualquiera que fuera el resultado.

Pues bien. La película…




ME HA ENCANTADO




Es una película MARAVILLOSA y una secuela no solo digna, sino que está completamente a la altura de la primera. Y lo digo completamente en serio.

Tenía miedo de que a Villeneuve se le hubieran subido a la cabeza los elogios que ha estado recibiendo los dos últimos años y su ego le llevase a intentar superar a la primera o a hacer algo parecido a lo que hicieron Gus Van Sant con Psicosis o Bryan Singer con Superman; se me ponen los pelos como escarpias solo de pensar en ello.

Pero, nada más lejos de la realidad. El tipo, por un lado, ha sido completamente respetuoso con la película original y, por el otro, ha aportado su propia personalidad al proyecto. Todo ello sin perder en ningún momento el equilibrio entre lo uno y lo otro, algo muy difícil de hacer y que solo hacen directores con verdadero talento.


Yo, desde luego, aunque no le tenía entre mis favoritos, ya había visto que Villeneuve es un director bueno de verdad, con verdadero talento, nada que ver con esos directores sobrevalorados solo por el hecho de hacer cine independiente o de autor –ojo, no quiero decir que los que hagan ese tipo de cine sean directores sobrevalorados, solo digo que a algunos se los sobrevalora solo por hacer ese tipo de cine –. Y, desde luego, con esta película, el tipo se pone a la altura de Nolan y Snyder.

Visualmente, la película es impresionante. El estilo visual de la primera pelícual está muy bien recreado, sin dar en ningún momento la sensación de ser una copia, y bien insertado en el cine del siglo XXI, donde la introducción del CGI y las nuevas tecnologías está hecho de forma brillante y muy acertada, sin que en ningún momento cante nada. También la introducción de nuevos escenarios más propios del estilo de su director está muy lograda.

Desde luego, ha sido un gran acierto contar de nuevo con Hampton Fancher para el guión de la película. Para mí, Fancher era la verdadera alma del guión de la primera película, mientras que David Webb Peoples se limitó a seguir las instrucciones del estudio después de que Fancher fuese despedido.

Aquí, Fancher ha elaborado la historia de la película junto a Ridley Scott –aunque, este no aparece acreditado –y ha escrito el guión junto a Michael Green, que vuelve a estar tan acertado como en Logan. Un guión que no es perfecto –todo hay que decirlo –, pero si muy bueno, muy trabajado y que, sobre todo, continúa muy bien al de la primera, profundizando más en su historia y su gran carga filosófica, humanista y metafísica.

Además, el tratamiento que se le da a los personajes es realmente brillante, recibiendo todos los personajes una gran profundidad, independientemente del tiempo que duren en pantalla.

A esto ha ayudado mucho un buen casting de actores que han hecho un estupendo trabajo muy bien ayudado por la brillante dirección de actores de Villeneuve.

Comenzando por Harrison Ford, que ya estuvo sobresaliente en su regreso como Han Solo hace dos años y aquí vuelve a estar que se sale en su regreso como Rick Deckard, pese a tener una presencia reducida –ya dijeron desde el principio que no iba a aparecer hasta el tercer acto –y cederle el protagonismo a otro.


Ese otro es Ryan Gosling, que no es uno de mis actores favoritos, pero aquí me ha encantado. Su trabajo ha sido excelente y ha sabido llevar muy bien el peso del protagonismo de la película en sus hombros y coger muy bien el testigo de Ford.

Recuerdo como se quejaba Jared Leto de que su Joker no gustó en Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016) porque no le dejaron mucho tiempo en pantalla; argumento que echa por tierra este film. Como ya he dicho antes, el tiempo en pantalla no ha sido problema para desarrollar bien a los personajes y su personaje no ha sido una excepción. Porque solo ha tenido un par de escenas y eso no ha sido impedimento para comerse la pantalla en todo momento.

Mención especial merece la bellísima Ana de Armas, actriz que me gusta mucho y que aquí está realmente fantástica en un papel del que no diré mucho para no hacer spoiler, pero que muchos lo comparan con la película Her (Spike Jonze, 2013).

También merece especial mención Robin Wright, que después de House of Cars y Wonder Woman se encuentra cada vez más cómoda interpretando a personajes duros.

Y otra mención especial merece el ex-luchador Dave Bautista, que cada vez mejora más como actor.

Vamos resumiendo ya.

La película es maravillosa, un auténtico PELICULÓN. De lo mejor del año; y hasta me atrevería a decir de la década y hasta de lo que llevamos de siglo. Y, desde luego, como secuela está completamente a la altura de su predecesora, algo muy difícil de conseguir, pero no imposible.

Y, desde luego, la definitiva confirmación de que Denis Villeneuve es uno de los nuevos talentos del cine actual, como Nolan y Snyder. Desde luego, tengo muchas ganas de ver esa anunciada nueva versión de Dune que va a dirigir y donde, seguro, se apuntará otro tanto.

Una pena que no esté teniendo mucho éxito en taquilla. Aunque, esto era de esperar. Mientras veía la película comprendía que, por mucho que a mi me estuviera impresionando, no es una película de las que les gusta al gran público. Menos mal que yo siempre suelo ir a las sesiones donde va menos gente –la sala estaba casi vacía donde la vi –, porque he oído decir a otros que la vieron en el estreno que la gente se sacaba los móviles a la mitad y otros hasta se salían a fumar y todo.

Claro, que también tuvieron algo de culpa los distribuidores, que en los tráilers dieron una imagen muy diferente de lo que la película en realidad es.


Pero, bueno, recordemos que la primera también fue un fracaso en su día y el tiempo hizo justicia con ella. Esta, por lo menos, cuenta con el respaldo de la crítica y los cinéfilos. Apuesto que, cuando salga a la venta en formato doméstico tendrá un resultado económico mucho mejor que el de los cines, como ha ocurrido con Ghost in the Shell.







3 de abril de 2017

GHOST IN THE SHELL (2017)























En un futuro no muy lejano, la humanidad está cada vez más unida a la cibernética, hasta el punto de que muchos humanos suelen llevar implantes tenológicos para reemplazar o mejorar partes del cuerpo. En medio de todo esto, una joven (Scarlett Johansson) resulta la única superviviente de un ataque terrorista donde falleció su familia y su cuerpo quedó terriblemente dañado. Esto llevó a la poderosa corporación Hanka Robotics a incluirla en un programa liderado por la Doctora Ouelet (Juliette Binoche) en el que su mente fue implantada en un cuerpo cibernético.

Un año después, esa joven forma parte de la Sección 9, una unidad de élite de la policía liderada por el Jefe Aramaki (Takeshi Kitano), donde ostenta el rango de Mayor. Es una de sus miembros más formidables, aunque no acostumbra a ovedecer las órdenes. Tras un ataque terrorista a personalidades importantes de Hanka, ella y uno de sus compañeros, Batou (Pilou Asbæk), son puestos tras la pista de un peligroso cyberterrorista conocido como Kuze (Michael Pitt). Sin embargo, a medida que avanza la investigación, la Mayor comienza a tener extrañas alucinaciones que Ouelet achaca a problemas técnicos y trata de contrarrestar con una medicación. Sin embargo, cuando llega el primer encuentro con Kuze, ella empezará a replantearse muchas cosas. Entre ellas, si su pasado es verdadero.


Corría el año 2007 cuando se puso en marcha una adaptación con personajes reales de Ghost in the Shell, el célebre manga creado por Masamune Shirow en 1989 que fue llevado por primera vez al cine en una maravillosa película anime dirigida por Mamoru Oshii en 1995.

Fue Steven Spielberg, a través de DreamWorks, quién impulsó este proyecto, incluso llegó a perfilarse como posible director durante un tiempo. No obstante, esta película tardaría toda una década en ver la luz ya que, en los años siguientes, el proyecto comenzó a pasar por las manos de varios guionistas a la vez que circularon nombres de posibles directores sin que el proyecto diera la sensación de avanzar.

Finalmente, el proyecto comenzó a tomar forma en enero de 2014, con la elección del británico Rupert Sanders como director. No obstante, sería con la elección de su protagonista principal con quién este proyecto dio finalmente el pistoletazo de salida.

La primera actriz elegida fue la emergente Margot Robbie, pero esta terminó rechazando el papel en plenas negociaciones cuando se le presentó la oportunidad de dar vida a Harley Quinn en Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016).

Fue entonces cuando el estudio fijó su mirada en Scarlett Johansson, quién por aquella época había triunfado con Lucy de Luc Besson, película con mucha influencia del manga. En octubre de 2014 le hicieron una oferta de 10 millones de dólares para que protagonizara la película. Oferta que, finalmente, aceptó y, el 5 de enero de 2015 se anunció oficialmente su fichaje.

Fue entonces cuando comenzó una terrible –y absurda –campaña en internet en contra de esta elección, ya que muchos no aceptaban que se hubiera elegido a una actriz blanca y occidental para dar vida a un personaje asiático; sin importar que este personaje sea un cyborg y que en el manga los personajes japoneses son representados con rasgos occidentales. La cosa no solo se quedó en comentarios críticos en las redes sociales, se llegaron a las acusaciones de racismo y a los insultos, se hicieron campañas de recogida de firmas para obligar al estudio a cambiar de actriz y hasta llegaron a trollear una campaña viral de la película.

Lo más curioso es que la mayoría de los que están detrás de todo esto son gente blanca y occidental. Los principales implicados en este tema, los japoneses, a penas se han sentido ofendidos con la elección de Scarlett. Ha habido japoneses cabreados, no lo voy a negar, pero, en su mayoría, los japoneses han reaccionado con indiferencia ante este tema. De hecho, para ellos hubiera sido más ofensivo que se hubiera elegido a una actriz china para este papel; como ya ocurrió en la película Memorias de una Geisha (Rob Marshall, 2005), donde actrices chinas dieron vida a japonesas.

Afortunadamente, toda esta estúpida polémica no impidió que la película saliera adelante y ahora la tenemos en los cines de EEUU y varios países; incluido España.

Desgraciadamente, las cosas en taquilla no le están yendo muy bien. Con un presupuesto de 110 millones de dólares, la película solo ha recaudado 19 millones en su primer fin de semana en EEUU. Aunque, en el resto del mundo le están yendo mejos las cosas, habiendo recaudado 40 millones dólares –lo que hace que sus beneficios globales sean de 59 millones de dólares –y todavía le quedan dos mercados importantes en los que desembarcar, como el de China –salvadora de muchos blockbusters estadounidenses en los últimos años –y, sobre todo, en Japón, donde tiene bastantes posibilidades.

Así que es muy probable que la película salve los muebles con la taquilla internacional. No obstante, no se puede decir que haya sido el gran éxito que se esperaba.

Es cierto que Ghost in the Shell no es un material con madera para blockbusters pero, después del sorpresivo éxito que Scarlett tuvo en 2014 con Lucy, película que arrasó en taquilla pese a que olía a fracaso y el boca a boca no le hizo ningún favor, quizá se esperaban que se repitiera el efecto; cosa que no ha ocurrido.

Por otro lado, el público ha salido de verla con opiniones muy variadas y la crítica no se está ensañando con ella, pero tampoco le está siendo muy favorable.


La verdad es que, como ya he notado otras muchas veces, los críticos profesionales parecen estar siguiendo el mismo guión, porque casi todos coinciden en que es una película brillante visualmente, pero vacía en contenido; en España se bromea con el subtítulo que le han puesto, El Alma de la Máquina, afirmando que es una película sin alma.

¿Y que opino yo? Pues a eso vamos.

Como ya dije en la review de Lucy, mi opinión sobre la película no está nada influenciada por lo mucho que me guste Scarlett. No quiero que nadie piense que, porque Scarlett Johansson me gusta mucho tengo que poner la película por las nubes; de ser así, tendría a Solo en Casa 3 como un clásico.

Otra caso que quiero dejar clara es que me gusta el manga y el anime y, aunque no llegue al nivel de los otakus, entiendo mucho del tema. Que no me venga nadie que discrepe con mi opinión con que no tengo ni puta idea de manga porque no es así.

Y, desde luego, Ghost in the Shell está entre mis favorites. Me encantan tanto el manga de Shirow, adoro la película de 1995 y me gusta mucho también la serie Stand Alone Complex. Precisamente, antes de ver la película, me volví a leer el manga y me vi de nuevo la película y la serie para hacer comparaciones. Porque las comparaciones son odiosas, pero inevitables.

Tenía muchas ganas de ver esta película por Scarlett y por lo mucho que me gusta el material que adapta y le tenía bastantes expectativas. Pero también ciertas dudas, ya que, cuando Hollywood suele adaptar un maga, un anime o cualquier cosa que venga de Japón, las cosas no suelen salir muy bien; aunque, siempre hay excepciones, como Al Filo del Mañana (Doug Liman, 2014), que resultó una película que estuvo muy bien. Así que había motivos para tener fe en el film.

Pues bien, una vez vista la película, os digo a las claras que me HA ENCANTADO. De hecho, me ha llegado a gustar más de lo que esperaba.

Para empezar, una cosa en la que coincido con los críticos es que, visualmente, la película es IMPECABLE.

El mundo opresivo y distópico y el estilo cyberpunk del manga y del anime están perfectamente reflejados gracias a un diseño de producción impresionante y unos lográdisimos efectos especiales. Yo vi la película en 2D, pero apuesto a que debe valer mucho la pena verla en 3D y en IMAX, porque el trabajo que han hecho aquí es para quitarse el sombrero.

A nivel visual la película funciona en todos los sentidos, ahí no tengo nada que objetar. Si hubiera que calificar esta película solo por sus logros visuales, estaríamos hablando de una auténtica obra maestra, de eso si que no hay duda.

Pero hay muchas más cosas que calificar de la película.

Como ya he dicho, los críticos afirman que, pese a sus logros visuales, la película está vacía en lo que a historia y guión se refiere; en resumidas cuentas, afirman que esta película es un envoltorio bonito de algo que está completamente vacío.

Ahí si que no estoy nada de acuerdo.

Yo ya me hice hace tiempo a la idea de que no iban hacer algo tan profundo y complejo como el manga o la película de 1995, eso es algo impensable en una superproducción hollywoodiense. Estaba claro que iban a simplificar la historia, la gran pregunta era cuanto iban a hacerlo.

Y mira mi sorpresa cuando veo que han simplificado mucho el material original, pero no hasta el punto de ofrecernos un producto simplón e insustancial. Nada más lejos de la realidad.


La película nos ofrece una trama muy bien elavorada y bien ensamblada en un guión eficaz que va directamente al grano, haciendo que la historia vaya progresando a medida que avanza y cuyo ritmo no decae en ningún momento. Y, en cuanto a la adaptación, vemos que, pese a las muchas libertades que se toman, se han tomado muy en serio el material original, respetándolo en todo momento; algo muy de agradecer.

Una cosa que a muchos no les entra en la cabeza es que esta película no es un remake del anime de 1995. Aunque, eso si, la toma mucho como referencia; incluso Mamoru Oshii participó en ella como consultor, llegando a alavar el trabajo que han hecho en el apartado visual y, sobre todo, el trabajo de Scarlett, defendiendo su elección.

Como ya he dicho, la película toma como referencia el film de 1995 pero, tal y como me imaginaba, coge también elementos del manga y de la serie Stand Alone Complex, mezclándolo todo de una forma magistral para crear así su propio universo inspirado en el manga de Shirow, como ya hiciera la película de 1995 y la serie antes nombrada.

Desde luego, para mí fue un acierto escoger a Rupert Sanders como director. Muchos dudaban de él porque venía de dirigir la película Blancanieves y la Leyenda del Cazador (2012) –y tirarse a Kristen Stewart, de paso –y no les parecía alguien indicado para dirigir un film como este. Sin embargo, yo vi que, dejando a un lado el guión, aquella película estaba muy bien dirigida y hasta el tipo se daba el lujo de introducir algunos momentos visuales fascinantes –como la escena del ciervo –. Así que yo le tenía bastante fe a este director.

Y, desde luego, no me ha defraudado nada. El tipo hace un estupendo trabajo; especialmente en las escenas de acción, las cuales son brutales y están muy bien filmadas. Pero no es solo en las escenas de acción donde ha despuntado, su dirección de actores es escelente y los momentos dramáticos los ha rodado con una sensibilidad especial, haciendo que haya momentos en los que la película llega a emocionar; eso si, sin caer en ningún momento en la sensiblería ni la lágrima fácil.

También se le ha notado a Sanders un gran respeto por la obra que adapta, a la que no duda en homenajear. Hay homenajes tanto al manga como a Stand Alone Complex, pero los más destacados son los homenajes que le hace a la película de 1995, recreando varias de sus escenas más emblemáticas, como la escena del principio, la pelea sobre el agua e, incluso, la escena del tanque; una escena de lo más brutal que a mí me hizo agarrar con fuerza los brazos de la butaca.

Eso si, todos esos homenajes están muy bien ensartados en la película, sin dar en ningún momento la sensación de estar forzados.

Vamos con el reparto. Comenzando, claro está, por Scarlett Johansson, protagonista absoluta de la película.

Scarlett tenía aquí un reto de lo más complicado que, desde luego, ha superado con maestría haciendo un excelente trabajo, donde ha aportado su gran talento y, sobre todo, su mirada; una mirada que expresa mucho más que cualquier palabra, algo que le ha venido de perlas para este personaje. Por no hablar de que cada vez se supera más en las escenas de acción.

Digan lo que digan los talibanes que aún hoy siguen pidiendo una actriz asiática, Scarlett ha sido una excelente elección para dar vida a Motoko Kusanagi, un personaje para el que parece que ha nacido. La forma en la que se ha metido en el papel es impresionante llegando, incluso, a imitar a la perfección muchos de sus gestos y sus movimientos.

Pilou Asbæk ha estado genial como Batou. Su interpretación es excelente y, además, la química que tiene con Scarlett es increíble.


Takeshi Kitano ha estado impresionante como el Jefe Aramaki. Además, me ha gustado que el personaje solo hablara en japonés, dando así una imagen más cosmopolita.

Juliette Binoche está fantástica y me ha sorprendido la presencia que ha tenido en la película; mayor de lo que me esperaba. Además, también tiene mucha química con Scarlett y la relación, casi maternofilial, que su personaje mantiene con la Mayor me ha gustado mucho.

Michael Pitt también ha estado impresionante y esa caracterización que le han puesto no ha interferido en nada en su interpretación; de hecho, incluso la ha mejorado. El tipo da vida a Kuze, el supuesto villano principal, personaje que coge el nombre de un famoso personaje de la segunda temporada de Stand Alone Complex pero, tal y como me imaginaba, está creado mezclando elementos de otros personajes, como el Maestro de Marionetas de la película de 1995, el Hombre que Ríe de la primera temporada de la serie o el ya nombrado Kuze. De hecho, el tipo llega a decir en la película que ha tenido varios nombres.

Quién me ha parecido algo decepcionante ha sido el verdadero villano principal, Cutter. El actor Peter Ferdinando hace un buen trabajo y el personaje funciona, pero no le he visto mucha madera de villano principal. Todavía no entiendo como este personaje no lo ha interpretado Michael Wincott, que seguro que lo habría bordado.

Este es uno de los fallos de la película, porque la película también tiene sus fallos.

Otro fallo tiene que ver con la Sección 9. No con la Sección 9 en si, la cual está muy bien y sus miembros están de lo más logrados. El problema es que está algo desaprovechada.

La razón sería otro de los defectos, la duración del film, 107 minutos. A la película, sin duda, le falta metraje porque, entre la corta duración y su ritmo ameno, se pasa demasiado rápido.

La película me ha gustado mucho tal y como está, pero no hay duda que le hubiera sentado mejor haber tenido la clasificación R en lugar de la dichosa PG-13 que el estudio le ha puesto creyendo que así tendría más público en EEUU –gran error en vista de los resultados en taquilla –. Se habla de una posible versión R para cuando la película salga en Blu-Ray, pero no se cuanto hay de cierto en esto.

Una de las cosas que han sido cortadas para, seguramente, la PG-13 ha sido el beso lésbico que se veía en el tráiler. Sin embargo, por difícil que sea de creer, esto a penas me ha importado. Porque, con beso o si, esa escena ha sido de lo más sensual y erotica pese a lo poco que muestra. Y es que, a veces se consigue mucho más con lo que se insinúa que con lo que se muestra.


Bueno, vamos resumiendo ya.

Ghost in the Shell me ha parecido una película estupenda que, desde luego, está entre lo mejor del año junto con Logan.

Una adaptación muy libre, pero de lo más respetuosa con el material que adapta. Se podría decir que es la mejor adaptación americana en acción real que se ha hecho de un manga; claro que, teniendo en cuenta como han sido las otras que se han hecho anteriormente, tampoco es decir que tenga mucho mérito.


Es una pena que la taquilla no esté respondiendo tan bien, porque me gustaría que tuviera secuelas, ya que me ha dejado con ganas de querer ver más de este nuevo universo de Ghost in the Shell y, sobre todo, de ver más a Scarlett en la piel sintética de Motoko Kusanagi.







14 de marzo de 2017

LOGAN (2017)







ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS de la película. Quién no la haya visto aún que se abstenga de verla o, por el contrario, que lo haga bajo su total responsabilidad.















Bueno, he tardado un poco en ver esta película, ya que no he podido verla antes –y mira que le tenía ganas –, pero ya por fin he podido verla y os puedo dar mi más clara opinión. 

Esta película no solo supone la tercera película de Lobezno en solitario, también es la despedida de Hugh Jackman del personaje tras 17 años interpretándolo.

Jackman le debe la fama a Lobezno, ya que era un completo desconocido cuando lo fue elegido para el papel; papel al que llegó por pura suerte, ya que Dougray Scott, el actor que fue elegido, renunció a él para ser el villano de Misión Imposible 2 (John Woo, 2000), dejándole el camino a Jackman y, bueno, todo lo demás es historia.

Jackman nunca ha renegado del personaje. Todo lo contrario, se siente feliz de interpretarlo y siempre ha reconocido lo mucho que le debe. No obstante, ahora ha llegado el momento de pasarle el testigo a otro.

Y lo ha hecho con esta película que es una despedida en toda regla.

Es el año 2029. La situación no puede estar peor para los mutantes. La mayoría se han extinguido, ya que no nace ningún mutante desde hace 25 años, y los pocos que quedan viven escondidos. Uno de ellos es Logan (Hugh Jackman), el mutante antes conocido como Lobezno que formó parte de los ahora extintos X-Men, quién malvive trabajando como chófer de limusina en Texas a la vez que, junto a otro mutante, Caliban (Stephen Merchant), cuida del profesor Charles Xavier (Patrick Stewart), que ahora es un anciano de 90 años aquejado de Alzheimer, en una planta de fundición abandonada.

Pero Logan también está enfermo. El adamantium de sus huesos le está envenenando lentamente, lo que ha hecho que envejezca más deprisa y su poder de curación cada vez funcione menos y su cuerpo esté lleno de cicatrices. Esto le hace refugiarse en el alchool mientras su único sueño es comprar un barco con el que ir a alta mar y allí esperar su fatal destino. No obstante, sus planes cambian cuando se ve obligado a llevar hasta Canadá a una misteriosa niña llamada Laura (Dafne Keen), quién está siendo perseguida por los Reavers, un grupo de hombres mejorados cibernéticamente liderados por Donald Pierce (Boyd Holbrook), quienes trabajan para Transigen, una compañía que experimenta con mutantes.


Antes de ponerme con la película, voy ha hablar de cómo le están yendo las cosas. Para empezar, en taquilla le están yendo muy bien. Puede que este fin de semana haya perdido el primer puesto frente a Kong: Skull Island, pero lleva ya recaudados 153 millones de dólares en EEUU y 284 millones en el resto del mundo, haciendo un total de 437 millones de dólares. Todo ello con un presupuesto de 97 millones de dólares y con clasificación R.

Además, las críticas no pueden ser mejores y el público está saliendo encantado de verla, así que la película está siendo un éxito en todos los frentes.

¿Y que opino yo? Pues a eso voy.

Como ya sabéis quienes me conocéis, Lobezno es un personaje que me encanta. Siempre ha sido mi favorito de los X-Men y me encanta la forma en la que Hugh Jackman lo ha interpretado en el cine.

Y eso que, cuando lo eligieron hace 17 años, yo tenía mis dudas. Para empezar, no era un actor al que viera para ese papel. En el poco material que pude ver de la película antes de su estreno, no me convencía nada ese actor desconocido y de rasgos suaves que habían elegido para el papel. Llegué a temer que se hubieran cargado la película con esa elección.

Sin embargo, fue ver la película, y cambié de opinión completamente. El tipo interpretó a Lobezno como si hubiera nacido para él y a penas me quedaron dudas de que hubieran hecho una buena elección de casting. Tan solo me quedarían unas muy pequeñas dudas que desaparecieron cuando se estrenó la secuela de la película 3 años después. Ahí si que Jackman terminó de demostrar que él es Lobezno.

Sobre sus películas en solitario, la primera, X-Men Origins: Wolverine (Gavin Hood, 2009), es una película muy odiada, aunque yo le tengo bastante aprecio. Es cierto que como adaptación de cómic no vale nada, ya que se pasa los cómics por el forro de los cojones; además, el trato que le daban a los personajes, como Deadpool, era bochornoso. Sin embargo, como película de acción está muy bien. Sin duda, es una película que se disfruta más si te olvidas del material que –supuestamente –adapta.

La segunda película, The Wolverine (James Mangold, 2013), funciona mejor como adaptación de cómic. Es una película que está bastante bien y se disfruta bastante. Sin embargo, no me termina de matar. La historia se desploma mucho en su segunda parte y, al final, el gran villano que se esperaba resulta ser una decepción.

Así son las cosas. Las dos primeras películas protagonizadas por Lobezno son dos buenas películas, pero con bastante fallos que no le hacen ningún favor a un gran personaje como Lobezno.


En esta tercera entrega, que vuelve a dirigir James Mangold, la Fox, teniendo en cuenta que se trata de la despedida de Jackman, ha decidido enrollarse la manta a la cabeza y permitir a sus responsables hacer una película crepuscular de clasificación R inspirada, muy libremente, en el cómic Old Man Logan, de Mark Millar y Steve McNiven.

El resultado ha sido una película MARAVILLOSA y una despedida mucho más que digna.

La película me HA ENCANTADO. Ya desde la primera escena la película te engancha completamente y no te suelta hasta ese épico final que hizo que me dieran ganas de aplaudir.

La película es muy buena. Desde luego, el James Mangold que la dirige no es el mismo que el de The Wolverine. En aquella película no hizo un mal trabajo, pero daba en todo momento la sensación de que solo hacía lo que le mandaban, al igual que en sus películas más recientes. Aquí, en cambio, nos encontramos con un James Mangold como el de sus comienzos, el que hizo joyas como Copland (1997) o Inocencia Interrumpida (1999).

El tipo no solo se limita a dirigir bien, sino que cuida al detalle cada plano con un estilo muy personal, una muy buena forma de manejar a los actores y, sobre todo, dándole a todo un acabado que es para quitarse el sombrero. Todo ello ayudado con una fotografía de lo más fascinante, un logradísimo diseño de producción y unos efectos especiales que no cantan en ningún momento. Amén de un guión muy trabajado y una banda sonora eficaz.

Y ya no digamos en lo que a escenas de acción se refiere. Tan brutales como espectaculares que llegan hasta ser impresionantes. Una de las mejores es esa huida con la limusina de la planta de fundición, la cual llega a ser apoteósica; lo mismo que la carnicería en la planta que precede a esa escena.

Y es que la película no se corta un pelo en lo que violencia y sangre se refiere. La tan bienvenida clasificación R nos permite por fín ver en el cine a un Lobezno bañado en sangre, como en los cómics; porque no era fácil de digerir que, después de cargarse a un montón de gente, Lobezno acabase con las garras completamente limpias.

Pero no solo Lobezno se luce en este film. Lo que hemos visto de X-23 en los tráilers se queda corto, pero muy corto. Esta niña angelical degüella a la gente como si hubiera nacido para ello, pelea como si de una loca poseída se tratase y hasta es capaz de decapitar a un tio y llevar su cabeza en las manos como si un balón de fútbol se tratase. Y no solo eso, en la película la golpean, disparan y hasta la atraviesan con una especie de arpón –paracido a esos que utilizaban en la película La Isla (Michael Bay, 2005), pero más grande –y no se cortan un pelo en mostrárnoslo; vale que ella es más bestia que el propio Lobezno pero, aún así, ver como le hacen todo eso a una niña es bastante duro.

Desde luego, es una película muy bestia; claramente, no es una película apta para todos los públicos. Pero es que es tan bestia que llega a ser hasta cruel.

Ya es bastante duro ver a Charles Xavier víctima de esa enfermedad degenerativa; pero verle huir de Logan en la silla de ruedas y como este le pone inyecciones por la fuerza, hace que te entren ganas de mirar para otro lado.

Aunque, el mayor ejemplo de crueldad lo encontramos en la parte de la granja. Ahí si que no deján al espectador de una pieza. Primero porque te introducen en un entorno tan idílico que desentona mucho con el tono del film, pero luego devuelven, tanto a los protagonistas como al espectador, a la realidad cuando la familia de granjeros entera es masacrada sin piedad alguna. Incluso vemos morir a Xavier; era evidente que el personaje iba a morir en la película pero, aún así, la muerte que tiene es realmente impresionante.


El responsable de esta matanza es la gran némesis de Logan en esta película. Un clon suyo que responde al nombre de X-24 y que, prácticamente, es una versión más joven de él sin alma, lo que lo convierte en un enemigo impracable y muy difícil de vencer; espeialmente, para el Lobezno de esta película.

Debo admitir que este villano me ha decepcionado algo, ya que me esperaba otra cosa; algo así como una versión mejorada de Dientes de Sable o, incluso, el mismísimo Mr. Siniestro –quién se dijo que iba a estar en la película y, al final, naranjas de la China –. Pero, aún así, el personaje ha estado bien.

Sobre la adaptación, pues era evidente que el cómic Old Man Logan solo iba a ser utilizado como referencia para introducirnos a Logan envejecido y desentendido de todo en un futuro desolador. Y es que adaptar fielmente ese cómic era misión imposible para la Fox, puesto que carece de los derechos de muchos personajes que salían allí. Así que lo máximo que hay son referencias al cómic.

La más clara es cuando, antes de morir, Xavier confiesa que él mató a los X-Men. En el cómic era Lobezno quién los mataba pero, aún así, era una referencia a esa parte del cómic.

En cuanto a los actores.

Que decir de Hugh Jackman. El tipo ha interpretado siempre a Lobezno como si hubiera nacido para él y aquí no ha hecho ninguna excepción. Y, en esta que es su despedida del personaje, nos ha ofrecido un Lobezno viejo y roto, al que su poder de curación le falla y hasta le cuesta sacar las. También vemos a un Lobezno acabado, que se desentiende todo y que solo busca morir como él desea.

Y al final le vemos morir. Pero, lo bueno es que le dan una muerte épica –la cual ya fue predecida en The Wolverine –, una muerte digna de un héroe roto como él; alguien que, como he dicho antes, decide como y cuando morir.

Patrick Stewart –quién también ha anunciado que dejará de interpretar al personaje en esta película –, también hace un gran trabajo como Charles Xavier. Un Charles Xavier que da pena, quién ya no es el poderoso líder mutante que fue en el pasado y que ha quedado reducido a un vejestorio incapaz de valerse por si mismo. Un claro mensaje de que la edad siempre pasa factura, seas quién seas.

Además, el tipo llega a ser un peligro, ya que su poderosa mente, víctima de esa enfermedad degenerativa, es un arma de destrucción masiva –tal y como dicen en la película –y hay dos momentos en los que podemos apreciarlo.

Luego tenemos a la niña, X-23; o Laura, como prefiráis llamarla. Desde luego, Dafne Keen ha sido todo un descubrimiento. La chica hace un trabajo magnífico en todo el film. A parte de desenvolverse en las escenas de acción de una forma tan natural que asusta, su interpretación es maravillosa; especialmente, en un papel en el que está la mayor parte de la película sin hablar. Y luego, encima, el duelo interpretativo que tiene con Jackman –su padre en la ficción; ya que, prácticamente, Lobezno y ella son padre e hija –es sorprendente.

Desde luego, yo quiero ver más a esta niña haciendo de X-23; si es en películas propias mejor.

Un personaje que me ha sorprendido bastante ha sido el personaje de Caliban; un Caliban muy diferente al visto en X-Men: Apocalypse (Bryan Singer, 2016). El actor que le da vida, Stephen Mechant, hace un estupendo trabajo y el personaje tiene bastante relevancia en la película; más de la que me esperaba. Además, la muerte que tiene –si, otro que también muere –, sacrificándose, es maravillosa.


Boyd Holbrook, quién da vida a Donald Pierce, uno de los villanos y líder de los Reavers, está bastante bien en su papel. No diría que hace un trabajo sobresaliente, pero el tipo lo hace muy bien.

El otro villano es Zander Rice, hijo de uno de los que formaron parte del proyecto Arma X que creó a Lobezno –y que murió a manos de este –. El actor que le da vida, Richard E. Grant –a quién yo siempre recuerdo como el doctor Jack Seward de la maravillosa Drácula (Francis Ford Coppola, 1992) –, hace un trabajo estupendo, eso no lo puedo negar. Sin embargo, pese a la importancia que tiene en la película como creador de X-23 y X-24, he encontrado su presencia en la película un tanto anodina. Sin duda, ha sido uno de los pocos fallos de la película.

Bueno, vamos resumiendo ya.

En definitiva, Logan es una película excelente. Sin duda, la mejor de las tres películas protagonizadas por Lobezno y uno de los mejores films de la saga X-Men y del cine de superhéroes en general. Muchos la ponen a la misma altura que las películas de Batman de Christopher Nolan; yo no llego a tanto, pero si os digo que este film se les acerca mucho.

No obstante, aunque se ubique dentro de subgénero de superhéroes, yo no la consideraría una película de superhéroes, ya que es más bien una road movie con toques de western. Muchos la consideran un cruce entre Sin Perdón (1992) y Ruta Suicida (1977) y, desde luego, no van mal encaminados.

Los logros de esta película radican en que todos sus implicados, con James Mangold (director) y Hugh Jackman (protagonista y productor) a la cabeza, se han esforzado mucho en ofrecernos una gran película y darle al Lobezno interpretado por Hugh Jackman una despedida por todo lo alto.


Y así ha sido. Porque Hugh Jackman no se ha podido despedir mejor del personaje que le dio la fama.