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29 de septiembre de 2024

THE CROW (2024)

 

Me gustaría que esta review sirviera de advertencia a los que aún no han visto la película, pero advierto de que esta review contiene SPOILERS por si me meto en un lío de lo contrario. Así que advertidos quedáis los que aún no la hayáis visto.










He tardado, pero ya he visto la nueva película de El Cuervo y me dispongo a dar mi opinión sobre ella.

Pero, vayamos por partes.

En un centro de rehabilitación -donde, por alguna razón, les hacen a todos vestir de rosa -, se encuentran Eric (Bill Skarsgård), un joven problemático de pasado turbulento, y Shelly (FKA Twigs), una joven música con problemas que está allí porque se dejó capturar por la policía para evitar ser capturada por una gente peligrosa que la persigue. Cuando esta gente logra encontrarla, Shelly escapa del centro con la ayuda de Eric y, mientras los dos escapan por la ciudad, se enamoran.

Ambos son finalmente encontrados por la gente que busca a Shelly y ambos son asesinados. Eric va a parar a una especie de purgatorio con forma de vía de tren abandonada donde se encuentra con Kronos (Sami Bouajila), un espíritu guía que le dice que, si quiere volver a ver a Shelly, deberá matar al responsable de su muerte, por lo que regresa a la vida con la capacidad de curarse rápidamente de sus heridas. Con estos nuevos poderes buscará al responsable de su asesinato y el de Shelly. Este es Vincent Roeg (Danny Huston), un poderoso jefe mafioso que en realidad es un hombre que lleva muchos siglos viviendo después de hacer un pacto con el diablo en el que este le proporciona almas puras a cambio de la inmortalidad.

El Cuervo, célebre cómic de 1989 creado por James O'Barr, fue llevado de forma magistral al cine en 1994, en una también célebre película dirigida por Alex Proyas cuyo rodaje le costó la vida a su protagonista, Brandon Lee. A pesar de esto, la película fue un gran éxito -con 15 millones de dólares de presupuesto, recaudó 93 millones en todo el mundo -y dio pie a tres secuelas, El Cuervo: Ciudad de Ángeles (Tim Pope, 1996), El Cuervo: Salvación (Bharat Nalluri, 2001) y El Cuervo: Juego Malvado (Lance Mungia, 2005), todas ellas muy inferiores a la original; de hecho, solo la segunda entrega llegó a los cines, las otras dos fueron directas al mercado doméstico.




Esto llevó a que se pensara en hacer un reboot para revivir la franquicia. 

En 2008, Stephen Norrington, director de Blade (1998), anunció que tenía planes para hacer una nueva versión más realista y dura que la película de 1994, casi como un documental, pero no se supo nada más al respecto.

No obstante, solo un año después, se puso en marcha un proyecto de reboot, pero la cosa iba a ir para largo, ya que, mientras el guion era continuamente reescrito por guionistas diferentes, el proyecto pasó por las manos de diferentes directores al tiempo que no pararon de tantearse actores para el papel protagonista. Entre los nombres que sonaron estaban Mark Wahlberg, Luke Evans, Channing Tatum, Bradley Cooper o Alexander Skarsgård -curiosamente, hermano de quién ha terminado protagonizando la película -.

Dos de los primeros directores que pasaron por el proyecto son españoles. El primero era Juan Carlos Fresnadillo, que duró poco en él, y el otro era F. Javier Gutiérrez, que trabajó en él varios años hasta que terminó abandonándolo para dirigir Rings (2017), por lo que fue reemplazado por Corin Hardy.

En 2016 parecía que todo iba viento en popa con Hardy como director y Jason Momoa como protagonista. Todo parecía ir bien, con planes de rodar la película en Budapest y algunas fotos circulando por las redes sociales con Momoa caracterizado como Eric Draven. Pero, la cosas volvieron a torcerse y, en 2018, tanto Hardy como Momoa abandonaron el proyecto, el cual volvió a quedar en dique seco.

No obstante, volvió a ser revivido en 2020, con Rupert Sanders como director, Bill Skarsgård dando vida a Eric Draven y la cantante FKA Twigs en el papel de Shelly Webster, que aquí iba a adquirir más protagonismo. Tras un rodaje en Praga en 2022 no exento de problemas, la película se terminó y quedó lista para estrenarse este año, llegando a los cines de EEUU el pasado 23 de agosto y a los cines españoles el 30 de agosto.

¿Cómo le han ido las cosas? Pues como el culo.

En taquilla ha sido un fracaso tremendo, con 23 millones de dólares recaudados en todo el mundo con un presupuesto de 50 millones, siendo lanzada rápidamente a digital. A todo ello hay que unir unas críticas igual de desastrosas y una opinión del público bastante negativa.

¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.

La verdad es que no puedo decir que la película me haya decepcionado porque, la verdad, no esperaba mucho de ella. No es por el hecho de que hayan hecho un reboot de El Cuervo, por mucho que adore el cómic de O'Barr y la película de 1994. 

La experiencia ya me ha enseñado muchas veces -demasiadas, diría yo -, que estos proyectos que tardan muchos años en llegar y pasan por muchas manos, no suelen terminar bien. Hay excepciones, cómo no, Desafío Total (Paul Verhoeven, 1990) es un buen ejemplo, pero por lo general estas cosas suelen terminar en desastre.

Y aquí se ha dado el caso, porque lo que nos han ofrecido aquí es un MONTÓN DE MIERDA tan grande que se podría ver hasta desde el espacio.

Para que os hagáis un ejemplo. Tenemos una película que dura 1 hora y 50 minutos; aunque, más bien serían 1 hora y 40 minutos si quitamos los 10 minutos de los títulos de crédito finales. Pues bien, bien, de esa hora y cuarenta minutos, tenemos una hora y cuarto que...


...NO VALEN ABSOLUTAMENTE UNA MIERDA


Repito, UNA HORA Y CUARTO. Una hora y cuarto donde la película aburre hasta a las piedras. Me alegro de no haberla visto en cines, porque he llegado a dormirme y el sofá de mi sala de estar es más cómodo; además de que al terminar pude revisar las partes en las que me había dormido para poder hacer la review.



No es hasta que se pasa esa hora y cuarto cuando la película llega a arrancar y empieza a parecerse en algo a El Cuervo y la cosa se anima. No mucho, eso si, pero al menos nos dan una escena que, sin ser gran cosa, logra salvar un poco la película.

Hablo, naturalmente, de la escena de la ópera que, aunque sea un John Wick descafeinado, nos da el que es, sin duda, el mejor momento de la película, lleno de violencia, sangre y gore, con el que llegas a disfrutar de verdad. Lamentablemente, para llegar a eso, antes te tienes que tragar una hora y cuarto que es para tirarla a la basura y lo que viene después, el enfrentamiento final con el villano principal, por desgracia no está a la misma altura.

Sobre la hora y cuarto de la que me estoy quejando tanto ¿Qué hay en ese metraje para que haga hasta que me entren ganas de suicidarme?

Por un lado, aquí les ha dado por darle más bola a la relación romántica entre Eric y Shelly, llegando a mostrar como se conocen y todo. Algo con lo que no tendría problema algunos si hubieran hecho bien las cosas, pero ni de coña. Aquí se cascan una historia romántica de lo más ñoña, propia de las peores comedias románticas. Por no hablar de que la química entre los protagonistas es completamente nula.

Además, durante todo ese tiempo, los protagonistas están siendo perseguidos por partida doble. Por un lado, por los sicarios del villano principal y, por el otro, por las autoridades -recordemos que se han escapado de un centro de rehabilitación -, pero se pasean por la ciudad como Pedro por su casa y hasta van de discotecas y de picnic con amigos.

Así se tiran, por lo menos, una hora, hasta que finalmente los malos los cazan -mucho tardan en hacerlo -. Ahí es cuando parece que la película va a arrancar de una vez, pero no, todavía queda un cuarto de hora de aburrimiento en el que el protagonista, tras volver de la muerte, va de un lado para otro como pollo sin cabeza en lugar de hacer lo que tiene que hacer: VENGARSE.

Que esa es otra, ahora a El Cuervo no le mueve la venganza, lo que le mueve es EL AMOR; no olvidemos que estamos en los tiempos de lo políticamente correcto y lo de los protagonistas que buscan venganza no está bien visto.

En fin, como ya he dicho, una hora y cuarto que lo único que hace es aburrir y que no es hasta los últimos 25 minutos cuando la película se anima un poco y empieza a parecerse, aunque sea un poco, a lo que es El Cuervo, dándonos el momento de la ópera que compensa un poco la castaña que te has tenido que tragar hasta llegar ahí, pero no logra salvar del todo el conjunto.

Desde luego, Rupert Sanders se ha lucido. Aunque, no creo que haya sido culpa de él, ni de los guionistas, ya que me da la impresión de que la producción de esta película ha sido como la de Parque Jurásico III (Joe Johnston, 2001), un caos que se ha ido escribiendo sobre la marcha y donde el director se ha limitado a hacer lo que le mandan.

De hecho, la película, visualmente, está bien dirigida; aunque tiene algunos fallos de montaje. Y es que Sanders es un buen director, pero también es un tipo sin personalidad que se limita a hacer películas por encargo y a hacer lo que le mandan. Es la diferencia con Alex Proyas; bueno, el Alex Proyas de los años 90, porque el tipo parece que ha perdido su talento por el camino y lo último que nos ha dado son mierdas como catedrales.

En cuanto al reparto.

Bill Skarsgård es un buen actor y aquí hace lo que puede para evitar que el conjunto termine de caerse por su propio peso; me ha recordado a Tom Hardy en las películas de Venom. Por suerte, a finales de año le veremos como Conde Orlok en la nueva versión de Nosferatu de Robert Eggers, que ahí seguro que hacen más justicia con él.

La otra cara de la moneda es la protagonista femenina. FKA Twigs será buena cantante, pero como actriz es un petardo y, como ya he mencionado antes, la química que tiene con Skarsgård es completamente nula. Isabella Wei, la actriz que interpreta a Zadie, la amiga asiática de Shelly, hace un mejor trabajo pese a lo corto que es su papel.

Como ya he mencionando antes, aquí han querido darle más protagonismo a Shelly Webster, cosa que no me parece mal. El problema es que la han cagado eligiendo a la actriz, porque esta Shelly Webster da la sensación de que está más muerta antes de que la asesinen que después. Este papel era más idóneo para alguien como Zoë Kravitz, con ella la película hubiera ganado muchos puntos.




En cuanto a Danny Huston, otro buen actor que, además, se le dan bien los papeles de villano, pues lo mismo que con Skarsgård, otro que hace lo que puede para que el conjunto no termine de caerse. 

En fin, vamos resumiendo ya.

Una película muy, pero que muy, mala, tanto como adaptación de cómic como película en si. Hace quedar bien, incluso, a la peor de las secuelas de la película de 1994.

Los últimos 25 minutos son lo único que vale la pena de este engendro, aunque no son gran cosa -salvo la escena de la ópera -y, para verlos, antes hay que tragarse una hora y cuarto que dan hasta ganas de vomitar.

Lamentable lo que han hecho aquí. Para eso, mejor que no hubieran hecho nada.






3 de abril de 2017

GHOST IN THE SHELL (2017)























En un futuro no muy lejano, la humanidad está cada vez más unida a la cibernética, hasta el punto de que muchos humanos suelen llevar implantes tenológicos para reemplazar o mejorar partes del cuerpo. En medio de todo esto, una joven (Scarlett Johansson) resulta la única superviviente de un ataque terrorista donde falleció su familia y su cuerpo quedó terriblemente dañado. Esto llevó a la poderosa corporación Hanka Robotics a incluirla en un programa liderado por la Doctora Ouelet (Juliette Binoche) en el que su mente fue implantada en un cuerpo cibernético.

Un año después, esa joven forma parte de la Sección 9, una unidad de élite de la policía liderada por el Jefe Aramaki (Takeshi Kitano), donde ostenta el rango de Mayor. Es una de sus miembros más formidables, aunque no acostumbra a ovedecer las órdenes. Tras un ataque terrorista a personalidades importantes de Hanka, ella y uno de sus compañeros, Batou (Pilou Asbæk), son puestos tras la pista de un peligroso cyberterrorista conocido como Kuze (Michael Pitt). Sin embargo, a medida que avanza la investigación, la Mayor comienza a tener extrañas alucinaciones que Ouelet achaca a problemas técnicos y trata de contrarrestar con una medicación. Sin embargo, cuando llega el primer encuentro con Kuze, ella empezará a replantearse muchas cosas. Entre ellas, si su pasado es verdadero.


Corría el año 2007 cuando se puso en marcha una adaptación con personajes reales de Ghost in the Shell, el célebre manga creado por Masamune Shirow en 1989 que fue llevado por primera vez al cine en una maravillosa película anime dirigida por Mamoru Oshii en 1995.

Fue Steven Spielberg, a través de DreamWorks, quién impulsó este proyecto, incluso llegó a perfilarse como posible director durante un tiempo. No obstante, esta película tardaría toda una década en ver la luz ya que, en los años siguientes, el proyecto comenzó a pasar por las manos de varios guionistas a la vez que circularon nombres de posibles directores sin que el proyecto diera la sensación de avanzar.

Finalmente, el proyecto comenzó a tomar forma en enero de 2014, con la elección del británico Rupert Sanders como director. No obstante, sería con la elección de su protagonista principal con quién este proyecto dio finalmente el pistoletazo de salida.

La primera actriz elegida fue la emergente Margot Robbie, pero esta terminó rechazando el papel en plenas negociaciones cuando se le presentó la oportunidad de dar vida a Harley Quinn en Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016).

Fue entonces cuando el estudio fijó su mirada en Scarlett Johansson, quién por aquella época había triunfado con Lucy de Luc Besson, película con mucha influencia del manga. En octubre de 2014 le hicieron una oferta de 10 millones de dólares para que protagonizara la película. Oferta que, finalmente, aceptó y, el 5 de enero de 2015 se anunció oficialmente su fichaje.

Fue entonces cuando comenzó una terrible –y absurda –campaña en internet en contra de esta elección, ya que muchos no aceptaban que se hubiera elegido a una actriz blanca y occidental para dar vida a un personaje asiático; sin importar que este personaje sea un cyborg y que en el manga los personajes japoneses son representados con rasgos occidentales. La cosa no solo se quedó en comentarios críticos en las redes sociales, se llegaron a las acusaciones de racismo y a los insultos, se hicieron campañas de recogida de firmas para obligar al estudio a cambiar de actriz y hasta llegaron a trollear una campaña viral de la película.

Lo más curioso es que la mayoría de los que están detrás de todo esto son gente blanca y occidental. Los principales implicados en este tema, los japoneses, a penas se han sentido ofendidos con la elección de Scarlett. Ha habido japoneses cabreados, no lo voy a negar, pero, en su mayoría, los japoneses han reaccionado con indiferencia ante este tema. De hecho, para ellos hubiera sido más ofensivo que se hubiera elegido a una actriz china para este papel; como ya ocurrió en la película Memorias de una Geisha (Rob Marshall, 2005), donde actrices chinas dieron vida a japonesas.

Afortunadamente, toda esta estúpida polémica no impidió que la película saliera adelante y ahora la tenemos en los cines de EEUU y varios países; incluido España.

Desgraciadamente, las cosas en taquilla no le están yendo muy bien. Con un presupuesto de 110 millones de dólares, la película solo ha recaudado 19 millones en su primer fin de semana en EEUU. Aunque, en el resto del mundo le están yendo mejos las cosas, habiendo recaudado 40 millones dólares –lo que hace que sus beneficios globales sean de 59 millones de dólares –y todavía le quedan dos mercados importantes en los que desembarcar, como el de China –salvadora de muchos blockbusters estadounidenses en los últimos años –y, sobre todo, en Japón, donde tiene bastantes posibilidades.

Así que es muy probable que la película salve los muebles con la taquilla internacional. No obstante, no se puede decir que haya sido el gran éxito que se esperaba.

Es cierto que Ghost in the Shell no es un material con madera para blockbusters pero, después del sorpresivo éxito que Scarlett tuvo en 2014 con Lucy, película que arrasó en taquilla pese a que olía a fracaso y el boca a boca no le hizo ningún favor, quizá se esperaban que se repitiera el efecto; cosa que no ha ocurrido.

Por otro lado, el público ha salido de verla con opiniones muy variadas y la crítica no se está ensañando con ella, pero tampoco le está siendo muy favorable.


La verdad es que, como ya he notado otras muchas veces, los críticos profesionales parecen estar siguiendo el mismo guión, porque casi todos coinciden en que es una película brillante visualmente, pero vacía en contenido; en España se bromea con el subtítulo que le han puesto, El Alma de la Máquina, afirmando que es una película sin alma.

¿Y que opino yo? Pues a eso vamos.

Como ya dije en la review de Lucy, mi opinión sobre la película no está nada influenciada por lo mucho que me guste Scarlett. No quiero que nadie piense que, porque Scarlett Johansson me gusta mucho tengo que poner la película por las nubes; de ser así, tendría a Solo en Casa 3 como un clásico.

Otra caso que quiero dejar clara es que me gusta el manga y el anime y, aunque no llegue al nivel de los otakus, entiendo mucho del tema. Que no me venga nadie que discrepe con mi opinión con que no tengo ni puta idea de manga porque no es así.

Y, desde luego, Ghost in the Shell está entre mis favorites. Me encantan tanto el manga de Shirow, adoro la película de 1995 y me gusta mucho también la serie Stand Alone Complex. Precisamente, antes de ver la película, me volví a leer el manga y me vi de nuevo la película y la serie para hacer comparaciones. Porque las comparaciones son odiosas, pero inevitables.

Tenía muchas ganas de ver esta película por Scarlett y por lo mucho que me gusta el material que adapta y le tenía bastantes expectativas. Pero también ciertas dudas, ya que, cuando Hollywood suele adaptar un maga, un anime o cualquier cosa que venga de Japón, las cosas no suelen salir muy bien; aunque, siempre hay excepciones, como Al Filo del Mañana (Doug Liman, 2014), que resultó una película que estuvo muy bien. Así que había motivos para tener fe en el film.

Pues bien, una vez vista la película, os digo a las claras que me HA ENCANTADO. De hecho, me ha llegado a gustar más de lo que esperaba.

Para empezar, una cosa en la que coincido con los críticos es que, visualmente, la película es IMPECABLE.

El mundo opresivo y distópico y el estilo cyberpunk del manga y del anime están perfectamente reflejados gracias a un diseño de producción impresionante y unos lográdisimos efectos especiales. Yo vi la película en 2D, pero apuesto a que debe valer mucho la pena verla en 3D y en IMAX, porque el trabajo que han hecho aquí es para quitarse el sombrero.

A nivel visual la película funciona en todos los sentidos, ahí no tengo nada que objetar. Si hubiera que calificar esta película solo por sus logros visuales, estaríamos hablando de una auténtica obra maestra, de eso si que no hay duda.

Pero hay muchas más cosas que calificar de la película.

Como ya he dicho, los críticos afirman que, pese a sus logros visuales, la película está vacía en lo que a historia y guión se refiere; en resumidas cuentas, afirman que esta película es un envoltorio bonito de algo que está completamente vacío.

Ahí si que no estoy nada de acuerdo.

Yo ya me hice hace tiempo a la idea de que no iban hacer algo tan profundo y complejo como el manga o la película de 1995, eso es algo impensable en una superproducción hollywoodiense. Estaba claro que iban a simplificar la historia, la gran pregunta era cuanto iban a hacerlo.

Y mira mi sorpresa cuando veo que han simplificado mucho el material original, pero no hasta el punto de ofrecernos un producto simplón e insustancial. Nada más lejos de la realidad.


La película nos ofrece una trama muy bien elavorada y bien ensamblada en un guión eficaz que va directamente al grano, haciendo que la historia vaya progresando a medida que avanza y cuyo ritmo no decae en ningún momento. Y, en cuanto a la adaptación, vemos que, pese a las muchas libertades que se toman, se han tomado muy en serio el material original, respetándolo en todo momento; algo muy de agradecer.

Una cosa que a muchos no les entra en la cabeza es que esta película no es un remake del anime de 1995. Aunque, eso si, la toma mucho como referencia; incluso Mamoru Oshii participó en ella como consultor, llegando a alavar el trabajo que han hecho en el apartado visual y, sobre todo, el trabajo de Scarlett, defendiendo su elección.

Como ya he dicho, la película toma como referencia el film de 1995 pero, tal y como me imaginaba, coge también elementos del manga y de la serie Stand Alone Complex, mezclándolo todo de una forma magistral para crear así su propio universo inspirado en el manga de Shirow, como ya hiciera la película de 1995 y la serie antes nombrada.

Desde luego, para mí fue un acierto escoger a Rupert Sanders como director. Muchos dudaban de él porque venía de dirigir la película Blancanieves y la Leyenda del Cazador (2012) –y tirarse a Kristen Stewart, de paso –y no les parecía alguien indicado para dirigir un film como este. Sin embargo, yo vi que, dejando a un lado el guión, aquella película estaba muy bien dirigida y hasta el tipo se daba el lujo de introducir algunos momentos visuales fascinantes –como la escena del ciervo –. Así que yo le tenía bastante fe a este director.

Y, desde luego, no me ha defraudado nada. El tipo hace un estupendo trabajo; especialmente en las escenas de acción, las cuales son brutales y están muy bien filmadas. Pero no es solo en las escenas de acción donde ha despuntado, su dirección de actores es escelente y los momentos dramáticos los ha rodado con una sensibilidad especial, haciendo que haya momentos en los que la película llega a emocionar; eso si, sin caer en ningún momento en la sensiblería ni la lágrima fácil.

También se le ha notado a Sanders un gran respeto por la obra que adapta, a la que no duda en homenajear. Hay homenajes tanto al manga como a Stand Alone Complex, pero los más destacados son los homenajes que le hace a la película de 1995, recreando varias de sus escenas más emblemáticas, como la escena del principio, la pelea sobre el agua e, incluso, la escena del tanque; una escena de lo más brutal que a mí me hizo agarrar con fuerza los brazos de la butaca.

Eso si, todos esos homenajes están muy bien ensartados en la película, sin dar en ningún momento la sensación de estar forzados.

Vamos con el reparto. Comenzando, claro está, por Scarlett Johansson, protagonista absoluta de la película.

Scarlett tenía aquí un reto de lo más complicado que, desde luego, ha superado con maestría haciendo un excelente trabajo, donde ha aportado su gran talento y, sobre todo, su mirada; una mirada que expresa mucho más que cualquier palabra, algo que le ha venido de perlas para este personaje. Por no hablar de que cada vez se supera más en las escenas de acción.

Digan lo que digan los talibanes que aún hoy siguen pidiendo una actriz asiática, Scarlett ha sido una excelente elección para dar vida a Motoko Kusanagi, un personaje para el que parece que ha nacido. La forma en la que se ha metido en el papel es impresionante llegando, incluso, a imitar a la perfección muchos de sus gestos y sus movimientos.

Pilou Asbæk ha estado genial como Batou. Su interpretación es excelente y, además, la química que tiene con Scarlett es increíble.


Takeshi Kitano ha estado impresionante como el Jefe Aramaki. Además, me ha gustado que el personaje solo hablara en japonés, dando así una imagen más cosmopolita.

Juliette Binoche está fantástica y me ha sorprendido la presencia que ha tenido en la película; mayor de lo que me esperaba. Además, también tiene mucha química con Scarlett y la relación, casi maternofilial, que su personaje mantiene con la Mayor me ha gustado mucho.

Michael Pitt también ha estado impresionante y esa caracterización que le han puesto no ha interferido en nada en su interpretación; de hecho, incluso la ha mejorado. El tipo da vida a Kuze, el supuesto villano principal, personaje que coge el nombre de un famoso personaje de la segunda temporada de Stand Alone Complex pero, tal y como me imaginaba, está creado mezclando elementos de otros personajes, como el Maestro de Marionetas de la película de 1995, el Hombre que Ríe de la primera temporada de la serie o el ya nombrado Kuze. De hecho, el tipo llega a decir en la película que ha tenido varios nombres.

Quién me ha parecido algo decepcionante ha sido el verdadero villano principal, Cutter. El actor Peter Ferdinando hace un buen trabajo y el personaje funciona, pero no le he visto mucha madera de villano principal. Todavía no entiendo como este personaje no lo ha interpretado Michael Wincott, que seguro que lo habría bordado.

Este es uno de los fallos de la película, porque la película también tiene sus fallos.

Otro fallo tiene que ver con la Sección 9. No con la Sección 9 en si, la cual está muy bien y sus miembros están de lo más logrados. El problema es que está algo desaprovechada.

La razón sería otro de los defectos, la duración del film, 107 minutos. A la película, sin duda, le falta metraje porque, entre la corta duración y su ritmo ameno, se pasa demasiado rápido.

La película me ha gustado mucho tal y como está, pero no hay duda que le hubiera sentado mejor haber tenido la clasificación R en lugar de la dichosa PG-13 que el estudio le ha puesto creyendo que así tendría más público en EEUU –gran error en vista de los resultados en taquilla –. Se habla de una posible versión R para cuando la película salga en Blu-Ray, pero no se cuanto hay de cierto en esto.

Una de las cosas que han sido cortadas para, seguramente, la PG-13 ha sido el beso lésbico que se veía en el tráiler. Sin embargo, por difícil que sea de creer, esto a penas me ha importado. Porque, con beso o si, esa escena ha sido de lo más sensual y erotica pese a lo poco que muestra. Y es que, a veces se consigue mucho más con lo que se insinúa que con lo que se muestra.


Bueno, vamos resumiendo ya.

Ghost in the Shell me ha parecido una película estupenda que, desde luego, está entre lo mejor del año junto con Logan.

Una adaptación muy libre, pero de lo más respetuosa con el material que adapta. Se podría decir que es la mejor adaptación americana en acción real que se ha hecho de un manga; claro que, teniendo en cuenta como han sido las otras que se han hecho anteriormente, tampoco es decir que tenga mucho mérito.


Es una pena que la taquilla no esté respondiendo tan bien, porque me gustaría que tuviera secuelas, ya que me ha dejado con ganas de querer ver más de este nuevo universo de Ghost in the Shell y, sobre todo, de ver más a Scarlett en la piel sintética de Motoko Kusanagi.