Mostrando entradas con la etiqueta rincón de las malas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta rincón de las malas. Mostrar todas las entradas

16 de abril de 2017

LIFE (2017)





ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS. Quién no haya visto la película, que se abstenga de leerla. Si, por el contrario, deciden leerla, lo harán bajo su total responsabilidad.















Esta Semana Santa he aprovechado para ver dos películas a las que tenía bastantes ganas. Una es Power Rangers, de la que pronto tendréis la review, y la otra es la película que ahora nos ocupa.

Los tripulantes de la Estación Espacial internacional recogen una sonda proveniente de Marte que contiene muestras de la superficie del planeta. Al analizarlas, descubren un organismo vivo que demuestra la existencia del planeta rojo. Un gran descubrimiento que pronto se convierte en su pesadilla cuando el organismo resulte ser hostil y se convierte en una amenaza; no solo para los tripulantes de la estación, sino para toda la humanidad.

Life es una película de ciencia ficción y suspense dirigida por Daniel Espinosa, director de películas como El Invitado (2012) y El Niño 44 (2015), y escrita por Paul Wernick y Rhett Reese, responsable de los guiones de Zombieland (Ruben Fleischer, 2009), G.I.Joe: La Venganza (Jon M. Chu, 2013) o Deadpool(Tim Miller, 2016), con Jake Gyllenhaal, Rebecca Ferguson y Ryan Reynolds como cabezas más visibles del reparto.

La película se estrenó en EEUU el pasado 24 de marzo y en España lo hizo el 7 de abril. En taquilla las cosas le están bastante mal. Con un presupuesto de 58 millones de dólares, solo lleva recaudados 28 millones en EEUU y 40 millones más en EEUU, haciendo un total de 68 millones de dólares.

Por contra, la crítica se está portando bastante bien con ella, mientras que la opinión del público están muy divididas entre quienes la adoran y los que la consideran una mierda.

¿En que grupo me posiciono yo?

Pues, claramente, en el segundo. Porque la película me ha parecido UNA MIERDA.

Eso si, muchos de los detractores de este film la atacan por ser una copia de Alien (Ridley Scott, 1979). Sin embargo, esa no son, ni de lejos, mis razones. Son incontables las copias de Alien que se han hecho en las casi cuatro décadas que han transcurrido desde que se estrenó la obra maestra de Scott, así que no creo que a estas alturas haya que reprocharle a esta película que haya hecho lo que cientos de películas han hecho antes que ella.



No, mis motivos para decir que esta película es UNA MIERDA son otros. De hecho, ya desde mucho antes de verla sabía que la película copiaba a Alien y eso no me quitó las ganas de verla.

Mis motivos son otros, como ya he dicho. Para empezar, la película es un auténtico PETARDO. Me he aburrido viéndola lo que no está escrito; y eso que la duración de la película no llega ni a las dos horas.


Y no me he aburrido porque en la película no pase nada; al contrario, pasan muchas cosas. El problema es que esas cosas no están bien hechas. Daniel Espinosa no es mal director, el tipo dirige bien. Pero, en esta película, hace uno de sus peores trabajos, con una dirección de lo más plana y simplona que hace que la película, tras un potente arranque en el que nos presentan muy bien a los personajes, luego –poco después de llegar el bicho a la estación espacial –la película se desploma y va en todo momento en caída libre.

Y es que la película no tiene nada destacable. Los momentos de tensión a penas generan tensión, los momentos de terror a penas asustan, las escenas de acción no emocionan y son de lo más insustanciales, los sustos son pocos y ya te los ves venir de lejos… De hecho, la película es de lo más previsible. Sabes en que momento va a pasar lo que va a pasar y, cuando un personaje muere, sabes de antemano que va a morir.

Cuando el personaje de Ryan Reynolds se mete en la sala de contención con el bicho para salvar al negro, sabes enseguida que va a morir por gilipollas. Cuando la rusa se empeña en salir fuera de la estación, sabes ya que no va a volver dentro. Cuando el japonés se separa del grupo mientras está huyendo del bicho, sabes que ha firmado su sentencia de muerte.

Así toda la puta película. Me llegué a sentir vidente y todo.

Hasta el final te lo ves venir de lejos. Aunque, eso si, el final está bastante logrado y es de lo poco que llega a aterrar de todo el film; los gritos de Rebecca Ferguson mientras es lanzada hacia el espacio después de hacerse el descubrimiento en la Tierra voy a tardar en olvidarlos

Los efectos especiales y el diseño de producción también están muy logrados, ahí no tengo problema.

También el bicho está muy logrado. A parte de que el diseño y los efectos están muy bien, luego vemos que, al igual que los famosos xenomorfos de Alien, es un auténtico hijo de puta y una verdadera máquina de matar que posee una fuerza impresionante –no hay más que ver como le destroza la mano al negro cuando todavía es muy pequeño –, es inmune al fuego y al frío extremo, puede permanecer mucho tiempo sin óxigeno y, encima, no para de crecer a medida que se alimenta.

Ese bicho, Calvin –el nombre que le ponen –, no me cabe duda que fue el que extinguió la vida en Marte y, si llega a la Tierra, no hay duda de que hará lo mismo. Por eso, no me explico la cantidad de gilipolleces que hacen los protagonistas a lo largo de la película para intentar detenerlo.



Y es que llegamos a lo peor de la película con diferencia, EL GUIÓN; un guión que cuesta creer que lo hayan escrito los mismos que escribieron Zombiland y Deadpool.

Porque volvemos a tener un problema parecido al de Prometheus (Ridley Scott, 2012) –película que, por cierto, prefiero mucho más que este bodrio –. Juntan a un grupo de científicos que se supone que son los mejores en su campo y, a la hora de actuar, resulta que son los tontos del pueblo.

Es increíble la cantidad de gilipolleces que hacen y no paran de hacer a lo largo de la película; ideas para contener la amenaza que no se les ocurriría ni a los de la LOGSE. Al final, te das cuenta de que el bicho es la única vida inteligente que hay en esa estación espacial.

Eso si, por lo menos, los actores hacen un buen trabajo, pese a lo gilipollas que resultan sus personajes. Los tres más famosos, Jake Gyllenhaal, Rebecca Ferguson y Ryan Reynolds, están geniales, lo mismo que la rusa, el japonés y el negro –no es discriminación, es que sus nombres son difíciles de escribir –.

Prácticamente, estos personajes, el bicho y la rata del laboratorio son los únicos interpretes de la película. Bueno, también están los pescadores del final y los niños con los que hablan por videoconferencia en desde Times Square.

Y aquí tenemos otra cagada en la larga sucesión de cagadas que tiene este film. Porque no veo que necesidad había de mostrar Times Square abarrotado, rompiendo la sensación de aislamiento de la película. Algunos dirán que es para mostrar lo pendiente que está el mundo del gran descubrimiento que hacen; pero, para ese plan, que hubieran mostrado las capitales del mundo abarrotadas observándoles en grandes pantallas, digo yo.

Bueno, no me enrollo más.

La película es un bodrio infumable. Una máquina de producir aburrimiento y vergüenza ajena. Yo no se la recomendaría ni a mi peor enemigo. Y, vamos, el que sea una copia de Alien me la trae al fresco. La película es mala por méritos propios, no por los de Ridley Scott.







10 de enero de 2017

ASSASSIN'S CREED (2016)

















Yo, la verdad, esperaba que 2016 hubiera supuesto un antes y un después en lo que adaptaciones de videojuegos se refiere.

Las adaptaciones cinematográficas de videojuegos, en su mayoría, suelen ser malas películas o películas reguleras, mientras que las adaptaciones realmente buenas se cuentan con los dedos de una mano.

Este año teníamos dos adaptaciones que prometían mucho. La primera era Warcraft, la cual, pese a no ser mala del todo, ha sido bastante decepcionante. Así que mis esperanzas estaban puestas en la segunda, esta adaptación de la popular saga de videojuegos de Ubisoft.

¿Ha conseguido estar a la altura? Pues a eso vamos.

Tras ser ejecutado en prisión, el criminal Callun Lynh (Michael Fassbender) despierta en unas extrañas instalaciones en Madrid. Son las instalaciones de la fundación Abstergo, dirigida por el enigmático Alan Rikkin (Jeremy Irons), quienes hacen que Lynch participe en un programa dirigido por la hija de Rikkin, Sophie (Marion Cotillard), con el que rastrean recuerdos genéticos de su ADN. Así, Lynch revive los recuerdos de un antepasado suyo, Aguilar de Nerha, en la España de 1492. Aguilar perteneció a una hermandad secreta conocida como los Asesinos, quienes a lo largo de la historia han combatido contra los Templarios y sus planes de dominar el mundo.


La verdad es que no hay mucho que hablar sobre el preceso de esta película. Ubisoft, la compañía desarrolladora del videojuego, puso en marcha el proyecto en 2011. En un principio, lo intentó con Sony Pictures, pero las negociaciones con estos no llegaron a buen puerto, ya que Ubisoft quería tener el mayor control creativo sobre la película, cosa con la que Sony no estaba muy conforme.

Finalmente, las negociaciones con Sony se rompieron y la compañía lo intentó con la 20th Century Fox, con la que si logró llegar a un acuerdo. No obstante, el proyecto tardó en ponerse en marcha, ya que estuvo unos años parado mientras su guión era continuamente reescrito por distintos guionistas.

La película se puso definitivamente en marcha cuando Michael Fassbender entró en ella como protagonista y productor. Fassbender venía de protagonizar Macbeth (2015) y parece que le gustó trabajar en esa película, porque se trajo a muchos de ella a este film: Justin Kurzel como director, Marion Cotillard como protagonista femenina, Jed Kurzel –hermano de Justin –para la música o Adam Arkapaw para la fotografía.

La película está siendo un desastre se mire por donde se mire. En taquilla las cosas no le están yendo muy bien. Con un presupuesto de 125 millones de dólares, solo en EEUU lleva recaudados 50 millones. En el resto del mundo las cosas le van algo mejor, con 98 millones recaudados que hacen que su recaudación total sea de 148 millones de dólares. Sin duda, lo máximo a que aspira es a recuperar la inversión –tanto de producción como de promoción –con la taquilla internacional y ya está.

En cuanto a crítica y público, ambos la están reciemdo en su mayoría con opiniones muy negativas. Lo mismo que los fans del videojuego, los más descontentos con este film.

¿Se merece esta película tan malas críticas y tanto comentario negativo? Pues la respuesta en un SI con mayúsculas. Porque la película es una santísima PUTA MIERDA.

Para empezar, es aburridísima. Es una película que dura 1 hora y 40 minutos que se hace tan larga –o más –que una película de casi 3 horas, con eso creo que lo digo todo.


La mayor parte de la película transcurre dentro de Abstergo y todo son diálogos simplones y situaciones insulsas que no causan el más mínimo interés. Lo más interesante son los momentos que transcurren en el pasado, pero estos son pocos y tampoco son para tirar muchos cohetes. El climax en Londres parecía que prometía, pero de nuevo nos la meten doblada.


Técnica y visualmente, la película no está mal. El diseño de producción y los efectos especiales están logrados, pero solo a nivel técnico, porque no hay muchas cosas que de verdad llame la atención. Encima, lo poco destacable lo echan a perder. Como ese plano del águila volando tan propio de los videojuegos del que abusan tanto que ya hasta resulta cansino.


Y es que Justin Kurzel no ha sido una buena elección para una película como esta. Su dirección es bastante plana. Maneja bien a los actores, eso se lo tengo en cuenta, pero en lo demás se pierde completamente. Especialmente, en las escenas de acción, que están bien hechas gracias a los muchos medios y el gran equipo técnico que tiene a sus espaldas, pero carecen por completo de espectacularidad y, sobre todo, de personalidad.

Sobre la adaptación. Aquí han optado por elavorar una historia completamente nueva con elementos de los distintos videojuegos. Algo que funcionaría si se hubiera hecho bien pero, como ya he dicho, esta película es un completo cúmulo de chapuzas.

Los actores.

Michael Fassbender, como productor no sé en que narices estaba pensando. Como actor, pues hace un buen trabajo. No es una de sus mejores interpretaciones pero, por lo menos, no lo hace mal del todo.

Marion Cotillard es una estupenda actriz, pero en ningún momento parece que se tome en serio su papel. Y, la verdad, no la culpo, porque su personaje en la película es de lo más insulso. Un personaje que podía haberse aprovechado mejor, pero que desperdician completamente.

Jeremy Irons es un gran actor y los papeles de villano se le dan bien. Aunque, aquí no se puede decir que haga su mejor trabajo.

Todo lo contrario que Charlotte Rampling, una grandísima actriz que aquí está fantástica en todo momento frente a lo desaprovechado de su personaje; un personaje que podría haber dado mucho juego si se hubiera aprovechado bien.

Lo mismo que Brendan Gleeson, otro estupendo actor terriblemente desaprovechado en este film.

Ariane Labed también está muy bien en su papel y se le da bien ser una action woman.

Mención especial merece el español Javier Gutiérrez, que aquí da vida a Torquemada. El tipo es un estupendo actor. Aunque está más asociado a papeles cómicos, ya ha demostrado en películas como La Isla Mínima (Alberto Rodríguez, 2014) que también es un excelente actor dramático. Y aquí hace un trabajo muy bueno.


Sin embargo, la mención especial no es por eso. Ya he dicho antes que el trabajo aquí a nivel visual está, mayormente, a la altura. Es por eso no me explico la MIERDA de caracterización que le han hecho. Yo me llevaba las manos a la cabeza cada vez que salía un primer plano de él y lo veía con esa nariz falsa que no engaña ni a Rompetechos; es que das una escoba y unos globos y lo puedes mandar a la feria para que trabaje en el tren de la bruja.

Vamos terminando ya, porque…

En resumen, la película es una puñetera basura. Cuesta creer que la misma empresa que desarrolla los videojuegos esté detrás de semenjante despropósito. Y dicen que quieren crear una saga de películas con esto. Los videojuegos de Assassin´s Creed pueden dar para una y mil buenas películas, pero si van a seguir haciendo mierdas como esta, mejor que no hagan nada.

Como ya he dicho al principio, esperaba que este 2016 se creara un antes y un después, dando comienzo a una edad dorada de las adaptaciones de videojuegos como la que está viviendo ahora el cine de superhéroes. Pero, entre esta y Warcraft, las cosas de momento siguen igual.

Aunque, al menos Warcraft era entretenida y tenía mucha espectacularidad. Este engendro, en cambio, es un engendro que lo único que hace es aburrir y abochornar.




Una película que NADA recomendable; ni a los que son fans del videojuego, ni a los que no han jugado a él en su vida. 






5 de octubre de 2014

HÉRCULES: EL ORIGEN DE LA LEYENDA (2014)


















Antes de traeros la review del Hércules dirigido por Brett Ratner con Dwayne Johnson de protagonista, me quiero quitar un peso de encima hablando de la “otra” película de Hércules que ha habido este año. Ya que, como bien sabéis, este año hemos tenido al famoso semidios por partida doble.

Grecia, 1200 a.C., la reina Alcmena (Roxanne McKee) suplica a los dioses una solución para acabar con la tiranía de su esposo, el rey Anfitrión (Scott Adkins). Como respuesta a sus plegarias, el dios Zeus la posee y engendra con ella un hijo que sea el futuro salvador; el cual, reciba el nombre que reciba, tendrá siempre el nombre de Hércules. El niño recibe el nombre de Alcides y se cría como hijo de Anfitrión. Pero el rey sabe que su esposa le fue infiel con alguien y lo menosprecia, favoreciendo más a su hijo mayor, Ificles (Liam Carrigan). Años después, el niño crece convertido en un fuerte joven (Kellan Lutz) y mantiene una relación con la bella Hebe (Gaia Weiss), hija de uno de los aliados de Anfitrión, quién organiza el matrimonio entre ella y Ificles.

Es por ello por lo que intentan escapar, pero ambos son capturados. Como castigo, Anfitrión decide enviarle a Egipto junto a un batallón comandado por Sotiris (Liam McIntyre). Antes de partir, Alcmena le dice que su verdadero nombre es Hércules y que está destinado a algo muy importante, pero él solo piensa en Hebe y no le hace mucho caso. Una vez en Egipto, todo resulta una trampa. Antes de partir, el rey redujo la tropa a la mitad y les hizo ir por un paso peligroso. Así, todo el batallón cae en una trampa y son atacados por unos mercenarios enviados por el rey. Solo sobreviven Sotiris y él, que adopta el nombre de Hércules para que crean que murió en la emboscada. Los dos son vendidos como esclavos y obligados a luchar en la arena para sobrevivir e intentar escapar para regresar y evitar el matrimonio entre Hebe e Ificles.


No es la primera vez que dos películas de una misma temática coinciden un mismo año. Por ejemplo, en 1991 se estrenaron dos películas de Robin Hood, en 1992 dos películas sobre el descubrimiento de América, en 1997 dos películas sobre volcanes o en 1998 dos películas sobre un asteroide que se va a estrellar contra la Tierra; y, siempre, de estas dos películas hay una que es mejor que la otra. Este año le ha tocado el turno a Hércules, que nos llega por partida doble con dos películas: la que protagoniza Dwayne Johnson y esta de la que me dispongo a hablar ahora.

Esta fue la primera en llegar –se estrenó el pasado mes de enero –, pero eso no significa que sea la primera, ya que la otra empezó a gestarse antes que esta. Lo que ocurre es que los responsables de este film metieron el turbo, ya que se nota que el acabado es muy apresurado, y por eso ha llegado antes.

Los de Millenium Films se enteraron de que Paramount Pictures y MGM estaban preparando una gran superproducción sobre Hércules y decidieron subirse al carro realizando en tiempo record su propia película. Para ello, invirtieron 70 millones de dólares y pusieron al frente del proyecto a Renny Harlin, un buen director venido a menos. Para dar vida al hijo de Zeus escogieron a Kellan Lutz, actor que se hizo popular por su participación en la saga Crepúsculo y en series como la nueva versión de Sensación de Vivir; un currículum que espantaría a cualquiera con dos dedos de frente, pero se ve que a esta gente le pareció una buena idea.

La película ha sido uno de los mayores desastres del año. Con sus 70 millones de presupuesto, tan solo ha hecho 19 millones en EEUU y 42 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 61 millones de dólares; ni siquiera ha logrado recuperar su inversión con la taquilla internacional. Todo esto sin mencionar que la crítica la ha pulverizado sin ninguna piedad y que la mayoría de la gente que la vio salió echando pestes de ella.

Y es que no me extraña, porque la película es una PUTA MIERDA.

A mí me costó horrores tragármela entera, porque es tan mala que hasta se hace insoportable de ver. Ni siquiera he querido hacer un segundo visionado antes de hacer la review porque, entre volver a ver este engendro y clavarme clavos al rojo vivo en los ojos, optaría sin duda por lo segundo.


Su director, Renny Harlin, lleva varios años en caída libre y parece que aún no ha tocado fondo. Este finlandés comenzó su carrera en el cine de terror de serie B en los años 80 y tuvo su momento de gloria como director de cine de acción en la primera mitad de los 90 gracias, especialmente, a dos películas: La Jungla 2: Alerta Roja (1990), primera de las secuelas de la maravillosa La Jungla de Cristal (John McTiernan, 1988), y Máximo Riesgo (1993), la cual ha llegado a convertirse en un pequeño clásico del género. Sin embargo, su carrera cayó en picado en la segunda mitad de los 90 con los fracasos de La Isla de las Cabezas Cortadas (1995) y Memoria Letal (1996) y, aunque parecía que volvía a recuperarse con la película de tiburones Deep Blue Sea (1999), en la década siguiente y lo que llevamos de esta no ha hecho más que encadenar fracaso tras fracaso al mismo tiempo que la calidad de sus trabajos ha ido decreciendo.

Y, con esta película, el tipo no ha hecho más que poner otro clavo en el ataúd de su carrera firmando uno de sus trabajos más bochornosos, con una dirección que da pena, un guión –donde él mismo participó –que da pena, unas escenas de acción que dan pena, unos efectos especiales que dan pena, unas interpretaciones que dan pena…

Aunque, lo que más pena da es ver como el tipo intenta emular, de la forma más patética, a Zack Snyder; sobre todo, en esos planos a cámara lenta que tanto caracterizan el estilo del director de 300. Lo que pasa es que Snyder sabe filmar muy bien esos planos y sabe como y cuando meterlos en determinados momentos de sus películas. Pero aquí, esos planos resultan de lo más patéticos, ya que están penosamente filmados y suelen llegar sin venir a cuento.

La película es como una mezcla entre la mencionada película 300 y la serie Spartacus: Sangre y Arena; y aquí reside otro de sus muchos defectos. No el hecho de que trate de copiar descaradamente elementos de esta, sino que tanto 300 como Spartacus están repletas de sexo y violencia y eso aquí escasea por todas partes, ya que apenas hay sangre y las –pocas –escenas de sexo que hay más mojigatas no pueden ser. No sé a qué mente pensante se le ocurrió que el público potencial de 300 y Spartacus –entre el que me encuentro –iba a ir a ver en masa la versión light de estas, porque se lució, pero bien.

Luego está el aspecto visual y técnico, que aquí también hay miga.


Vale que las superproducciones hoy en día suelen costar de 100 millones  para arriba. Pero 70 millones de dólares no es un presupuesto de película de serie B, así que no es excusa para que nos ofrezcan un espectáculo visual digno de una película de la Asylum o cualquier mierdaproducción hecha directamente para acumular polvo en la estantería de un videoclub.

Esos paisajes y esos decorados recreados digitalmente dañan la vista de lo mal hechos que están; lo mismo que las batallas y algunos otros momentos que llegan a dar vergüenza ajena. Un buen ejemplo es ese el león creado mediante CGI tan penoso que hasta dan ganas de arrancarse los ojos nada más verlo; ni punto de comparación con el que aparece en la película de Brett Ratner. Hasta el león digital que aparecía en Jumanji, de Joe Johnston, era mil veces mejor que el que se ve aquí; y estoy hablando de una película de 1995 que costó 65 millones de dólares.

En cuanto al reparto, pues nada. No me meto con los actores porque ellos no tienen del todo la culpa. Porque se nota a mil leguas que el casting fue elegido a dedo y, encima, la dirección de actores es bochornosa.

El protagonista, Kellan Lutz, debo decir en su favor que, al menos, se esfuerza en intentar hacerlo bien y eso es de agradecer. El problema es que es imposible tomárselo en serio con esas pintas que le ponen, pareciendo más un modelo de pasarela o, incluso, un actor porno que el famoso semidios griego; y, encima, esos pelos rubios peinados hacia delante que lleva empeoran aún más las cosas.  Además, el tipo es musculoso, pero tenía que haberlo sido mucho más para dar vida a alguien como Hércules; Dwayne Johnson es un tipo muy musculoso y, aún así, se puso más fuerte aún para ser Hércules en su respectiva película. Lutz debería de haber recibido más entrenamiento; sobre todo, debería de haber trabajado los brazos tanto como los pectorales porque, si os fijáis bien, los brazos no están a la misma proporción que el torso, dándole un aspecto más ridículo del que ya tiene.

El resto del reparto, tan solo destacar a Roxanne McKee, Scott Adkins y Liam McIntyre como Alcmena, Anfitrión y Sotiris, los únicos que tienen una interpretación algo superior a los demás; aunque, tampoco mucho.



En definitiva, la película es espantosa. Un bodrio infumable que no deseo volver a ver más el resto de mi vida; con una vez ya ha sido suficiente –aunque yo diría que demasiado –.

Sobre la otra película de Hércules ya hablaré pronto, puesto que estoy preparando ya la review. Pero, sobre cual de las dos es mejor, está claro cual es la respuesta, porque muy mal tendría que hacerlo Brett Ratner para que le salga algo peor que esto.


Desde luego, esta PUTA MIERDA no se la recomendaría ni a mi peor enemigo. Si alguien no la ha visto aún, por favor, que huya de ella como si de la peste bubónica se tratase.







23 de agosto de 2014

LOS MERCENARIOS 3 (2014)






















Tercera entrega de esta saga orquestada por Sylvester Stallone –quién ya está trabajando en Rambo V –y que su principal baza es juntar a cuantas más estrellas del cine de acción mejor; tanto viejas glorias del cine de acción de los 80 y 90 como estrellas del cine de acción actual.

Barney Ross (Sylvester Stallone) y tres de los miembros de su equipo mercenario, Lee Christmas (Jason Statham), Gunnar Jensen (Dolph Lundgren) y Toll Road (Randy Couture), ayudan a escapar a un antiguo miembro del equipo, conocido como Doctor Muerte (Wesley Snipes), de una prisión militar. La intención de Ross es que les ayude en una peligrosa misión en la que deben interceptar un cargamento de armas destinado a un señor de la guerra de Somalia. Tras reunirse con Hale Caesar (Terry Crews), el miembro del equipo que faltaba, se disponen a realizar la misión. Es entonces cuando Ross descubre que el tipo que vende las armas es Conrad Stonebanks (Mel Gibson), un antiguo socio que le ayudó a fundar su equipo, pero que le traicionó y creía muerto.

Stonebanks logra escapar, no sin antes herir gravemente a Caesar. Más tarde, Ross tiene un encuentro con MaxDrummer (Harrison Ford), un nuevo enlace con la CIA, quién le dice que quieren capturar a Stonebanks vivo. Ante este nuevo reto, Ross decide dejar a un lado a su equipo y, con la ayuda de Bonaparte (Kelsey Grammer), se busca un nuevo equipo con miembros más jóvenes. Estos son John Smilee (Kellan Lutz), un ex-marine, Luna (Ronda Rousey), encargada de la seguridad de un nightclub, Thorn (Glen Powell), un experto informático, y Mars (Victor Ortiz), un experto en armas. Ross y su nuevo equipo llegan hasta Rumania, donde Stonebanks está haciendo otro de sus negocios. Al principio, la operación es un éxito y logran capturar a Stonebanks; pero las cosas se tuercen y el equipo es capturado. Tan solo Ross logra escapar a duras penas y Stonebanks le envía un vídeo mostrando a los miembros de su equipo prisioneros retándole a ir a por él y rescatarlos.

Como ya he dicho, el principal artífice de esta saga es Sylvester Stallone. El tipo cogió un guión de Dave Callaham que iba dando vueltas por los estudios de Hollywood y lo reescribió a su gusto hasta convertirlo en la primera entrega de la saga, Los Mercenarios (2010), que él mismo dirigió y que tuvo bastante éxito. Con un presupuesto de 80 millones de dólares, recaudó 103 millones solo en EEUU y 171 millones en el resto del mundo, haciendo un total de 274 millones de dólares.

Con todo esto, la secuela no se hizo de esperar y dos años después llegó su primera secuela, The Expendables 2 (2012), donde Simon West se encargaba de la dirección mientras Stallone seguía ejerciendo de protagonista y co-guionista. La película, que costó 100 millones de dólares, no fue un gran éxito en EEUU, donde solo recaudó 85 millones de dólares. No obstante, en el resto del mundo arrasó con 220 millones recaudados que la hacen la entrega más taquillera con un total de 305 millones de dólares.


Ahora nos llega esta tercera entrega, con un presupuesto similar al de la segunda entrega, donde Stallone ha reunido un reparto mucho mayor que las anteriores que incluye nombres como Mel Gibson –que da vida al villano principal –, Harrison Ford, Wesley Snipes o el español Antonio Banderas. Aunque hubo algunos que no pudieron –y no quisieron también unirse –, como Steven Seagal, Jackie Chan o Nicolas Cage –que debía haber sido quién diera vida al villano principal –, o el mismísimo Clint Eastwood.

También ha habido bajas de actores que aparecieron en las anteriores estregas. Como ya ocurrió en la segunda, Mickey Rourke –que afirma que participó en la primera como un favor de amigo a Stallone –se negó a participar también en esta. Tampoco han repetido Jean-Claude Van Damme –quién debía interpretar al gemelo de su personaje en la segunda –, o Chuck Norris.

Aunque, la baja más sonada ha sido la de Bruce Willis.

Willis estaba dispuesto a participar. Sin embargo, pidió que se le pagaran cuatro millones de dólares –un millón por cada uno de los cuatro días que iba a participar. Esto no hizo mucha gracia a Stallone quién, aparte de buscarle un reemplazo, le acusó públicamente de ser vago y codicioso.  Declaraciones por las que, más tarde, se disculpó.

La película se estrenó en EEUU el pasado viernes, 15 de agosto –un día antes en España –y sus resultados han sido de los más decepcionantes, recaudando solo 15 millones de dólares en la taquilla estadounidense y colocándose directamente en el cuarto puesto del top ten. Un fiasco del que se está culpando a muchos factores.

Para muchos, la razón ha sido el hecho de que, hace unas semanas, la película se filtró en la red en buena calidad y mucha gente pudo verla. Otros culpan al hecho de que, mientras las dos primeras tenían calificación R y estaban repletas de violencia y sangre, esta ha sido hecha PG-13 y la violencia y la sangre se han reducido. Para otros, no obstante, la fórmula ya ha empezado a agotarse.

Para mi cualquiera de estas opciones es válida y diría que todas a la vez han influido en el resultado final. Aunque, en mi opinión, donde más ha fracasado esta tercera entrega es en calidad.

Antes de ponerme con esta película, voy dejar clara mi opinión sobre esta saga.

La primera me decepcionó bastante. Se nos prometió una historia más épica, con el equipo de mercenarios liderado por Barney Ross combatiendo al dictador de una república bananera y yo me esperaba un montón de espectaculares batallas entre los mercenarios y el ejército del dictador en un film de lo más épico. Pero, al final, no era más que una película de acción del montón con una historia simplona –y bastante machista –donde, al final, todo giraba en torno al rescate de la hija del dictador, que no era más que una marioneta en manos de un grupo de narcotraficantes liderados por un agente de la CIA corrupto. Aunque, de todas maneras, la película no era mala y resultaba entretenida y con buenas secuencias de acción.

La segunda entrega, que esperé con las expectativas más bajas, me sorprendió muchísimo, ya que la encontré muy superior a la primera. La historia, aunque seguía sin ser nada del otro mundo, estaba mucho mejor, los villanos a batir eran mucho más amenazantes que los narcotraficantes del tres al cuarto de la primera, las escenas de acción eran mucho mejores y la película era mucho más espectacular, adrenalítica y entretenida que la primera. Además, Stallone compensó el machismo de la anterior entrega introduciendo una action girl: la actriz china Nan Yu.

Pero, bueno, de la que hay que hablar es de esta tercera entrega que se ha estrenado hace poco. Yo ya la he visto y puedo decir a las claras lo que me ha parecido. Y lo que me ha parecido es que ha sido…



…UNA SOBERANA PUTA MIERDA.



Una película mala, pero de narices, que consigue hasta aburrir.

Para empezar, la elección del director ha sido un error tremendo. Ahora está bastante de moda buscar directores con poca experiencia en superproducciones y películas de acción para dirigir este tipo de películas. La mayoría de las veces aciertan, ahí tenemos como buen ejemplo los hermanos Russo en Capitán América: El Soldado de Invierno o Gareth Edwards en Godzilla. Sin embargo, otras veces resulta un error tremendo; y esta película es buen ejemplo de ello


Para esta película, Stallone tenía varios candidatos para dirigirla. Uno era el propio Simon West, dispuesto a repetir el buen trabajo que hizo en la segunda entrega, otro era el veterano John Woo y otro era el mismísimo Mel Gibson, que se ofreció a dirigirla. Pero, al final, se decantó por el autraliano Patrick Hughes, que en su país de origen es un reputado director de publicidad y debutó como director de cine con unos cuantos cortos y con Red Hill (2010), una modesta película independiente.

Yo no digo que este tipo sea malo, ya que no he visto su otra película ni ninguno de sus otros trabajos. Pero el trabajo que hace en esta película es de lo más nefasto. Sobre todo, en las escenas de acción, todas muy mal filmadas y resueltas de la forma más torpe, con unos montajes que dan pena y unos efectos especiales para echarse a llorar –las explosiones llegan a parecer sacadas de cualquier producción de la Asylum, y no exagero –.

Ver esta película me ha recordado mucho a El Mundo nunca es Suficiente (Michael Apted, 1999), la cual tenía unas escenas de acción diseñadas para ser de lo más espectaculares, pero rodadas de una forma torpe e insulsa, lo que hizo que la película no fuese tan espectacular como se esperaba.

Aquí ocurre, prácticamente lo mismo. Las escenas de acción están diseñadas para ser espectaculares a más no poder. Pero, como ya he dicho, están tan mal filmadas que en ningún momento transmiten el sentimiento de espectacularidad que deben transmitir. Ni tan siquiera la batalla final, la cual se desarrolla en un decorado que es la hostia –el diseño de producción es de lo poco que funciona bien en este film –, con tanques y helicópteros artillados de por medio. Pero, ni por esas.

Para empeorar las cosas, a diferencia de las dos primeras, aquí han cedido a las exigencias del estudio y han hecho la película PG-13, por lo que podemos ir olvidándonos de ver sangre. Toda la película vemos como acribillan a gente sin que apenas se vean los impactos de bala y como degüellan a gente de tal forma que no se vea la sangre saliendo a borbotones. Y ese es otro fallo de la película, porque los muchos artificios que se hacen tratando de ocultar la sangre se notan a las mil leguas, llegando a parecer que apenas se molestan en disimularlo. Para poneos un ejemplo, en una escena que se desarrolla en un almacen, se ve que hay pilas de cajas estratégicamente colocadas a modo de censura.

Luego tenemos que el carismático equipo que lidera Barney Ross, con el que hemos simpatizado en las dos primeras, aquí es dejado de lado, limitando su aparición al principio, al final y un poco por el medio. Todo esto para meter un nuevo equipo de miembros más jóvenes que, la verdad, podrían habérselo ahorrado, porque resulta de lo más insustancial y del que tan solo destacan el personaje de Kellan Lutz y la chica, la luchadora Ronda Rousey, que debuta en el cine con esta película y, aunque todavía le queda mejorar en lo que a interpretación se refiere, no está nada mal en su papel y no llega a resultar una triste imitación de Gina Carano.

En cuanto a las nuevas incorporaciones en el lado de los veteranos, tenemos primero a dos que podrían ser las dos caras de una moneda.

Por un lado, tenemos a Wesley Snipes que, desde luego, está muy bien en su papel y su presentación en plan Hannibal Lecter es, sin duda, de lo mejor de la película. Además, es un muy bien aliciente para el equipo liderado por Ross pero, desgraciadamente, lo desaprovechan , como al resto del equipo.

La otra cara de la moneda es, sin duda, Antonio Banderas, que está insoportable a causa de lo insoportable de su personaje, el cual intenta aliñar la película con humor. El problema es que lo hace a costa de chistes a cada cual más malo y situaciones a cada cual más ridícula, todo a costa de ridiculizar los tópicos españoles. Ni que decir tiene que él protagoniza uno de los momentos más bochornosos del film cuando se ponen a cantar el Soy el Novio de la Muerte de La Legión. Algunos lo encontraron gracioso; yo me llevé las manos a la cara de la vergüenza ajena.

Por lo demás, Kelsey Grammer está magnífica.  De él sí que no tengo ninguna pega, porque el tipo es un excelente actor y hace un gran trabajo, siendo de lo mejo del film.

Harriosn Ford está muy bien y también hace un estupendo trabajo. Sin embargo, no logra hacer olvidar en ningún momento a Bruce Willis.


Y termino con el villano principal, Mel Gibson. El tipo es un excelente actor y el papel de malo le va bien.  El problema es que, de vez en cuando, pone algunos gestos que le hacen parecer de lo más  ridículo; asociándolo más a un payaso que a un gran líder criminal. 

Por lo demás, volvemos a tener a Arnold Schwarzenegger en la película, repitiendo por tercera vez. Pero, aunque su participación sea más larga que en la primera, resulta de lo más insustancial y se nota mucho que está metida con calzador.

Vemos resumiendo ya.

La película es un bodrio y un puto desastre se mire por donde se mire.  Desde luego, no le hace ningún favor a sus predecesoras.

Desde luego, Patrick Hughes no fue una elección muy acertada para llevar la dirección de un film como este. Aunque, tampoco hay que echarle todas las culpas a él, ya que aquí el principal responsable es Stallone, que aquí la ha cagado bien y ha echado a perder todos los logros de la segunda entrega. La cual, entre la decepción de la primera y el desastre que ha sido esta tercera, ahora me gusta mucho más; incluso la llamo The Expendables 2 para diferenciarla.



 En definitiva. Yo esta mierda no se la recomiendo ni a mi peor enemigo.