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29 de julio de 2015

TERMINATOR GÉNESIS (2015)


















Un poco tarde, aquí os traigo mi opinión sobre la quinta entrega de la saga Terminator.

Porque es una quinta entrega en toda regla, aunque hayan reiniciado la saga empleando los viajes en el tiempo, creando una nueva línea temporal que les permite llevar la saga por otros derroteros sin tocar las películas anteriores; como ya han hecho, con muy buenos resultados, las sagas de Star Trek y X-Men.

¿Cómo les ha funcionado esto? Pues a eso vamos ahora.

Pero, vayamos por partes.

La película comienza en el año 2029. La resistencia humana, encabezada por John Connor (Jason Clarke), ha logrado derrotar a Skynet y terminado con el imperio de las máquinas. Pero, antes de que eso ocurriera, lograron enviar a un Terminator al pasado, al año 1984, para eliminar a Sarah Connor (Emilia Clarke), la madre de John Connor, evitando así su nacimiento. Kyle Reese (Jai Courtney), uno de los mejores, y más fieles, lugartenientes de John, se presta voluntario para viajar al pasado y proteger a Sarah. Pero, cuando está a punto de ser lanzado a través del tiempo, ve como uno de los soldados de la resistencia (Matt Smith) ataca a John y, acto seguido, comienzan a venirle a la cabeza unos extraños recuerdos que jamás ha tenido, ya que son de él cuando era niño en el año 2017, pero vive feliz con sus padres en un mundo donde nunca ha habido guerra con las máquinas. Además, en esos recuerdos ve a Sarah y también se ve a él mismo enviándose un extraño mensaje.

Finalmente, Kyle llega al año 1984. Todo se va desarrollando como en la primera entrega hasta que descubre que uno de los policías que lo persigue (Byung-hun Lee) es un extraño terminator de metal líquido que no había visto antes y que luego descubrirá que se llama T-1000. Después llega su segunda sorpresa. Sarah no es la débil e inocente camarera que le han dicho que era, sino toda una mujer de armas tomar que, además, viaja en compañía de un terminator T-800 (Arnold Scwarzenegger) que la protege y ha estado cuidando de ella desde que sus padres murieron porque Skynet envió un T-1000 a matarla en el año 1973, cuando solo era una niña, pero alguien –cuya identidad se desconoce –envió al T-800 para protegerla y ahora es su única familia. El problema es que, el haber crecido junto a una máquina preparándose en todo momento para la lucha, ha hecho que Sarah se haya convertido en una joven fría que no ve muy bien el tener que “aparearse” con Kyle para engendrar a John; sobre todo, sabiendo que, una vez engendrado el futuro líder de la resistencia, Kyle morirá. Sin embargo, le esperan más sorpresas.


Antes de ponerme con la película, pongámonos en antecedentes.

Terminator Salvation (McG, 2009), la cuarta entrega de la saga, estaba destinada a ser el inicio de una nueva trilogía que trataría sobre la guerra entre humanos y máquinas en el futuro. Por entonces, los derechos los tenía Halcyon Company, fundada por Victor Kubicek y Derek Anderson. Estos tenían pensado convertir Halcyon en una nueva Carolco y a ellos en unos nuevos Mario Kassar y Andrew Vajna.

Sin embargo, las cosas no salieron como esperaban. Tras el fracaso de Watchmen (Zack Snyder, 2009), Warner Bros., bajo cuyo sello se realizó la película, se metió demasiado en la post-producción, obligándoles a rebajar el contenido violento para que la película tuviera la calificación PG-13 en lugar de la habitual R y también obligó a cortar muchos minutos de metraje para que la película no resultara muy larga. Todo esto solo sirvió para estropear la película; una muy buena película que podría haber sido uno de los mejores estrenos de ese año.

Al final la cosa no terminó en un fracaso pero, al final, los resultados en taquilla no fueron los esperados; por no hablar de que fue pulverizada por la crítica y muchos fans de la saga la odian –bueno, muchos de ellos ya la odiaban cuando todavía no había comenzado la post-producción –.

Halcyon intentó arreglar las cosas con una quinta entrega, programada para 2011, donde se recuperarían los viajes en el tiempo, siendo esta vez el propio John Connor el que viajaba al pasado para hacer frente a un ejército de máquinas que también retrocedía en el tiempo y pretendía comenzar la guerra contra los humanos antes del juicio final. Se habló, incluso, del regreso de Robert Patrick como T-1000.

Sin embargo, otros problemas vinieron a sumarse a los que ya tenían. Y es que Kubicek y Anderson –dos economistas metidos a productores de cine – realizaron una serie de inversiones que terminaron por arruinar del todo a la compañía, declarándose en bancarrota. Esto les obligó a vender los derechos de Terminator para poder pagar sus deudas.

En los siguientes dos años, los derechos empezaron a pasar de unas manos a otras, poniéndose en marcha varios proyectos que no llegaban a nada a pesar de que todos contaban con el regreso de Arnold Schwarzenegger, cuya carrera política tenía ya los días contados y pretendía regresar al cine; especialmente, a sus sagas más famosas, Terminator y Conan. Un proyecto que sonó mucho durante este periodo fue Terminator 3000, una película en 3D protagonizada por Schwarzenegger que iba a ser dirigida por Justin Lin.

Finalmente, en 2011, tras ser sacados a subasta, los derechos fueron a parar a Megan Ellison, dueña de Annapurna Pictures, quién puso rápidamente en marcha la nueva película bajo el sello de Paramount Pictures.

El problema es que Megan Ellison es más experta en películas diseñadas para ganar premios –especialmente, oscars –, como La Noche más Oscura (Kathryn Bigelow, 2012), Her (Spike Jonze, 2013) o La Gran Estafa Americana (David O. Russell, 2013), en lugar de superproducciones comerciales. Así que, decidió pedirle ayuda a su hermano, David Ellison, más curtido en los blockbusters tras haber producido a través de su compañía, Skydance Productions, películas como Misión Imposible: Protocolo Fantasma (Brad Bird, 2011), Star Trek Into Darkness (J.J. Abrams, 2013) o World War Z (Marc Forster, 2013).

En un principio, ambos iban a producir la película pero, tras sus últimos triunfos en los oscars, Megan Ellison decidió no arriesgar el prestigio ganado y pasó a ocupar la producción ejecutiva, dejándole la producción a su hermano y a la socia de este, Dana Goldberg. Laeta Kalogridis y Patrick Lussier fueron contratados para escribir el guión, mientras la dirección recaía en Alan Taylor, director habitual de la serie Juego de Tronos y de la película Thor: The Dark World (2013). Con Arnold Schwarzenegger confirmado desde el principio, se empezó a elegir a los otros miembros del reparto.


La primera elección fue la actriz que daría vida a Sarah Connor. La cosa estaba entre dos actrices. Por un lado estaba Brie Larson, que era la favorita del estudio. Por el otro estaba Emilia Clarke, que era la favorita de Alan Taylor, quién ya había trabajado con ella en varios capítulos de Juego de Tronos. Finalmente, se impuso el deseo de Taylor y Clarke fue la gran elegida, despertando un sinfín de opiniones, tanto buenas como malas.

Así llegamos a la película que nos ocupa, la cual se estrenó a principios de este mes. Y, desde luego, no se puede decir que le esté yendo muy bien en taquilla. Con un presupuesto de 155 millones de dólares, a día de hoy solo lleva recaudados 86 millones en EEUU. Afortunadamente, las cosas le están yendo mejor con la taquilla internacional, con 219 millones recaudados en el resto del mundo que hacen que su recaudación global ascienda a 305 millones de dólares.

Como le está pasando a muchas superproducciones hollywoodiensen actuales, la película va a salvar los muebles con la taquilla internacional. Sin embargo, las cifras están muy por debajo de lo esperado y todo parece indicar que se va a quedar por debajo de Terminator Salvation, que hizo 371 millones en todo el mundo, continuando la línea descendiente que está llevando esta saga en lo que a recaudación se refiere.

Ni que decir tiene que ya hay rumores de que se van a cancelar las dos nuevas secuelas que había preparadas, ya que querían que esta películas fuese también el inicio de una nueva trilogía. También tiene el futuro incierto una serie de Tv que estaban preparando paralela a esta saga.

Y es que, la película ha tendido muy mala prensa. La crítica, como era de esperar, la ha pulverizado y gran parte de los fans ya le cogieron manía desde el primer momento de su concepción; igual que ocurrió anteriormente con Terminator Salvation.

Sin embargo, una de las principales razones de que la película haya pinchado se debe, sin duda, a su nefasta promoción; de la que hasta el propio Schwarzenegger se ha quejado.

Todos nos quedamos de piedra cuando, en el segundo tráiler, nos mostraron sin ningún pudor la gran sorpresa argumental de la película; algo realmente incomprensible. Yo creo que esto se debe a que unos meses antes unos tipos se habían hecho con una copia del guión y habían publicado en internet numerosos spoilers; incluido esta sorpresa argumental, lo que me lleva a pensar que, posiblemente, el estudio creyera que ya no era necesario seguir ocultando la sorpresa.

Espero equivocarme pero, de ser esto cierto, cometieron un error garrafal porque 1) esos spoilers no llegaron al gran público y 2) nunca quedó claro si lo que decían esos tipos era cierto o no, dejando la duda hasta ver la película. Sin embargo, al revelar la sorpresa, confirmaron que decían la verdad. Así que los responsables de la película hicieron una de las mayores chapuzas promocionales de los últimos tiempos.

Pero, bueno, dejemos esto a un lado y vamos a ver cual es mi opinión sobre la película.

Yo con este film tenía sentimientos encontrados. Al principio, lo de que volvieran otra vez con los viajes en el tiempo me echaba para atrás. Yo prefería más que hubieran seguido con la idea de Terminator Salvation y continuar con la guerra entre humanos y máquinas en el futuro.

No obstante, mi interés en esta película fue creciendo con el tiempo; especialmente, cuando ficharon a Emilia Clarke como Sarah Connor. Pero volvió a sufrir un serio bajón cuando revelaron en el segundo tráiler la sorpresa de la que he hablado antes.


No obstante, nunca perdí del todo mi interés en la película y, ahora que ya la he visto, me dispongo a dar mi opinión.

Pues bien, la película ME HA GUSTADO; y bastante más de lo que esperaba, debo añadir.

Obviamente, está lejos de ser una gran película, como las dos primeras entregas de la saga Terminator (1984) y Terminator 2: El Día del Juicio Final (1991), y, desde luego, no diría que está entre lo mejor del año. Sin embargo, es una película bastante disfrutable, muy bien hecha y, sobre todo, espectacular y entretenida.

Sobre como la colocaría en la saga, diría que es superior a la tercera, muy inferior a las dos primeras y estaría peleando duramente con Terminator Salvation por el tercer puesto.

Técnicamente, está muy lograda, con una dirección bastante notable. Alan Taylor la dirige bastante bien, con unas muy logradas secuencias de acción –la escena del autobús en el puente es brutal e impresionante –y un ritmo que no decae en ningún momento. También dirige bien a los actores y los momentos dramáticos y, sobre todo, se toma bastante en serio la saga; sobre todo, en los momentos en los que la trama coincide con la primera entrega.

Desgraciadamente, aunque hace un muy buen trabajo y se toma en serio la saga, no le pone la pasión que le debería haber puesto. Esta película utiliza mucho el factor nostalgia, como Jurassic World. Pero aquella contaba con un director –Colin Trevorrow –que ama de verdad Parque Jurásico y eso queda muy reflejado en la película, la cual recupera mucho del espíritu de la original, lo que explica, en parte, el enorme éxito que está teniendo. Taylor, en cambio, no sé cómo será de fan de Terminator. Puede que lo sea, pero no se le nota muy amante de la saga. Y creo que es ahí donde reside otra de las razones del pinchazo de esta película. Creo que si la hubiera dirigido un director muy amante de Terminator, que adorase las primeras películas de la misma manera que Trevorrow adora Parque Jurásico, le habría puesto mucha pasión a la película y hubiera sabido aprovechar mejor los muchos homenajes y guiños que pueblan en film y, seguramente, habría arrasado en taquilla.

Pero, bueno. Al menos hay que agradecer que Taylor haya hecho un buen trabajo y haya podido estar a la altura como, según mi opinión, también los estuvieron Jonathan Mostow y McG ante el listón tan alto que dejó James Cameron. Quién, por cierto, habló muy bien y de forma muy entusiasta de esta película antes de que se estrenara; muchos escépticos dicen que le sobornaron, pero yo me pregunto cómo se puede sobornar al hombre que ha hecho las dos películas más taquilleras de la historia.

El guión, tal y como se esperaba, no es ninguna maravilla; aunque tampoco es malo del todo. Es un guión que cumple y ya está. Eso sí, su mayor defecto es que, con lo de los viajes en el tiempo, termina liando las cosas más de lo que estaban; pero, vamos, eso era algo ya inevitable.

Los efectos especiales están muy logrados. En los tráilers se los veía bastante cutres, más propios de una película de serie B o un videojuego. Pero, tras haberlos pulido bien, terminan por dar el pego. No obstante, hay demasiado abuso del CGI. Aquí pierde claramente la batalla contra Terminator Salvation, la cual también utilizó mucho CGI, pero a la vez también empleó una buena cantidad de animatronics, logrando un muy logrado equilibrio entre ambos, digno de la mismísima Parque Jurásico, lo que le daba a la película un tono bastante realista que esta película pierde en varios momentos.


Otro punto muy acertado de la película es el diseño de producción. Donde se puede apreciar más esto es en la parte del futuro del principio y en la parte que transcurre en 1984, con una ambientación de lo más lograda; de no ser por lo mal caracterizados que están algunos personajes –como el vagabundo al que Kyle Reese le roba los pantalones o el punk al que dio vida en su día Bill Paxton –, llega a parecer que se han metido en la película original.

El reparto es otro punto a favor.

Comenzando por el recuperado Arnold Schwarzenegger, quién vuelve a encarnar de forma formidable al T-800. No obstante, en las escenas de acción, ha habido momentos en los que no ha estado tan acertado.

En la película justifican muy bien su aspecto envejecido con una idea argumental que les dio el mismísimo James Cameron y que para mí funciona muy bien. Pero, eso solo es válido para su aspecto exterior, ya que por dentro sigue siendo un T-800 a pleno rendimiento –viejo, pero no obsoleto, lo dice en varios momentos de la película –. En algunas escenas de acción si da bastante el pego, pero en otras se le notan bastante los años, y sus movimientos son más propios de un viejo que de un cyborg. Claro, que esto no es culpa suya, ya que los responsables de la película deberían haber cuidado más estos detalles disimuládolos mejor, con dobles o con CGI. Pero, de todas maneras, el tipo sigue siendo una parte fundamental de esta saga y es agradable verle de nuevo encarnando a su personaje más emblemático.

Jason Clarke está muy bien como John Connor; especialmente, en el doble papel que le toca hacer.

Jai Courtney resulta bastante creíble como Kyle Reese. Su trabajo no entusiasma mucho, pero tampoco decepciona. Está, simplemente correcto y ya está.

Por su parte, J.K. Simmons está espléndido y le da a la película unas muy buenas dosis de humor. Desgraciadamente, está un tanto desaprovechado. Espero que, si al final hacen las dos secuelas que tienen pensadas, lo recuperen porque este personaje puede dar bastante juego.

Pero, quién de verdad ha sobresalido en esta película es, sin duda, Emilia Clarke como Sarah Connor. Ya he dicho que su elección fue uno de los motivos que hicieron que me interesara por la película y, desde luego, no me equivocaba. La chica es una excelente actriz a la que ningún papel le viene grande y, desde luego, esta película no es una excepción. Su Sarah Connor es estupenda y en ningún momento se resiente ante el muy alto listón que dejó Linda Hamilton, a la que no logra hacer olvidar, pero tampoco hace que se la eche de menos. Además, se desenvuelve muy bien en las escenas de acción y aporta al personaje una sensualidad necesaria en la tensión sexual que tiene con el personaje de Reese; algo que, desgraciadamente, los responsables de la película no han sabido aprovechar bien.


Y es que es una pena que, pese a que se nos prometió que la película recuperaría la calificación R, al final hayan terminado sucumbiendo también a la PG-13. Otra cagada por parte de los responsables de la película, porque han querido explotar el factor nostalgia olvidándose de que la mayoría de los fans de esta saga somos gente adulta que habríamos agradecido algo más de violencia, sangre y sexo.

Este es, sin duda, uno de los puntos más negativos del film, junto con el abuso del CGI y algún que otro defecto argumental de los que no hablaré para no hacer spoilers; aunque, los que ya hayáis visto la película, sabréis de lo que hablo.

Pero, de todas maneras, pese a los fallos, la película está muy bien. Yo, desde luego, he disfrutado bastante viéndola y, una vez vista, me deja con ganas de verla otra vez.

Y, desde luego, no comparto para nada lo que van diciendo los fanáticos de que se carga la saga. Al contrario, para mí se la toma muy en serio y le hace bastante justicia.

Una película muy recomendable. Sobre todo a los fans de Terminator con la mente abierta.










22 de julio de 2014

EL AMANECER DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (2014)


















El Origen del Planeta de los Simios (Rupert Wyatt, 2011) fue una gran sorpresa. Una película que reiniciaba la franquicia de El Planeta de los Simios de una manera muy inteligente inspirándose en la película La Rebelión de los Simios (J. Lee Thompson, 1972) y adaptándola muy bien a nuestros tiempos para contarnos el origen de la rebelión encabezada por el simio Caesar que desembocará en el mundo dominado por los simios.

Ahora, tres años después, nos llega su secuela, con cambio en la dirección, pero manteniendo intacto el espíritu de la original.

Han pasado diez años después de que el virus ALZ-113 causara estragos sobre la población humana y destruyera su civilización.  En los bosques de Muir, el simio Caesar (Andy Serkis) lidera una gran comunidad de simios que, hasta el momento, ha vivido sin incidentes. Sin embargo, un día Ojos Azules (Nick Thurston), hijo de Caesar y la compañera de este. Cornelia (Judy Greer), y Ash (Doc Shaw), hijo de Rocket (Terry Notary), amigo de Caesar, se topan con un grupo de humanos. Uno de los humanos, nervioso y asustado, dispara contra ellos, hiriendo a Ash. Los humanos formaban parte de un grupo de supervivientes inmune al virus que habita en San Francisco liderado por Dreyfus (Gary Oldman).

Malcolm (Jason Clarke), el humano que lideraba el grupo que se adentró en el bosque, busca poner en marcha una presa hidroeléctrica que puede abastecer a la ciudad. Pero, antes de que puedan regresar para intentar ponerla en marcha, Caesar irrumpe en la ciudad al frente de un gran ejército de simios amenazando con que, aunque no quiere una guerra, él y los simios están dispuestos a luchar si los humanos entran en su territorio. Ante esta amenaza, Dreyfus está dispuesto a llegar a la guerra con los simios, pero Malcolm le convence de que le deje intentar convencerles. Junto con su esposa, Ellie (Keri Russell), su hijo, Alexander (Kodi Smit-McPhee), y otros humanos, Malcolm se vuelve a adentrar en el bosque y consigue convencer a Caesar de que le deje acceder a la presa a cambio de que él y los otros humanos entreguen todas las armas que llevan encima. A pesar de algunos enfrentamientos, finalmente logran poner en marcha la presa y los humanos de San Francisco reciben electricidad. Todo marcha bien, pero Koba (Toby Kebbell), el lugarteniente de Caesar, no ve con buenos ojos esta colaboración a causa de su odio hacia los humanos y empieza a tramar un plan. Al mismo tiempo, Dreyfus no se fía del plan de Malcolm y empieza a preparar a su gente para una posible guerra.


Esta secuela nos llega con algunos cambios. Matt Reeves reemplaza a Rupert Wyatt como director, mientras que Mark Bomback se ha encargado de reescribir el guión que Amanda Silver y Rick Jaffa, guionistas de la primera entrega, habían escrito para este film. También el reparto está renovado casi en su totalidad, aunque seguimos contando con Andy Serkis como Caesar y otros actores que hicieron de simios en la primera; como Toby Kebbell, que vuelve a interpretar a Koba.

Al igual que la primera, está haciendo una excelente taquilla, llevando recaudados a día de hoy 143 millones de dólares solo en EEUU y 108 millones de dólares en el resto del mundo, con lo que su recaudación global es ya de 251 millones de dólares. Además, tanto el público como la crítica la están recibiendo muy bien; siendo una de las pocas veces en las que ambos están muy de acuerdo.

¿Y qué opino yo de este film?

Como dejé bien claro en estemismo blog, la primera me encantó y, de hecho, me pareció la mejor película de la franquicia de El Planeta de los Simios que se ha hecho después del clásico de 1968 protagonizado por Charlton Heston. Es por ello por lo que tenía muchas ganas de verla. Pero de verla en el cine, por lo que no he dudado en esperar la semana que ha tardado en verse en España e ir corriendo a la ciudad –porque ya sabéis que en mi pueblo tardan mucho en llegar las películas –para verla.

Pues bien, una vez vista puedo decir claramente que la película me HA ENCANTADO.

Desde luego, es una muy digna secuela y está muy a la altura  de su predecesora. Eso sí, debo decir que no llega a igualarla del todo y se queda un poco por detrás de ella. No sé si es porque le falta ese toque que Rupert Wyatt le dio a la primera o que en esta prime un poco más la acción y el espectáculo, pero lo cierto es que se queda a las puertas de alcanzar la brillantez de la original.

Pero, que nadie me malinterprete. La película es MUY BUENA.

Matt Reeves ha hecho un estupendo trabajo y demuestra ser un digno sucesor de Wyatt, dotando a la película de mucha energía y, además, un estilo propio; aunque, sin alejarse mucho del de la primera. Los primeros minutos son realmente maravillosos, viendo a los simios cazando y pelando contra osos y como es su convivencia en su comunidad hasta que tienen el primer encuentro con los humanos.


A partir de ahí la película se va desarrollando sin problemas, con un ritmo lento, pero nada tedioso, que no decae en ningún momento hasta llegar a la gran batalla final, tan brutal y espectacular como podía esperarse.

El diseño de producción es sensacional y los efectos especiales están a la altura. Los simios digitales, realizados mediante motion capture, siguen siendo una maravilla. Comenzando por Caesar, quién vuelve a verse muy beneficiado por el estupendo trabajo de Andy Serkis, quién en la anterior hizo una interpretación tan magistral que hasta se hizo campaña para que se le nominara al oscar; algo que también se debería hacer con su interpretación en esta porque el tipo vuelve a estar impresionante en todo momento, haciéndonos olvidar que su personaje es digital.

El trabajo de los demás actores es bastante correcto. Los que más destacan son los dos villanos de la función, Gary Oldman como Dreyfus y Toby Kebbell como Koba, ambos representantes del fanatismo por parte de ambas razas, causa principal del estallido de la guerra entre ambos.

Desde luego, la película es estupenda, se disfruta de principio a fin y deja muy buen sabor de boca y, sobre todo, ganas de querer ver más. A mí, desde luego, me ha gustado mucho y he disfrutado viéndola tanto como disfruté hace tres años con la primera. Y, desde luego, tengo ganas de que se sigan haciendo más entregas; siempre que se mantenga este nivel, claro.

Antes de terminar, me gustaría hacer una reflexión.

Una cosa que siempre he echado de menos en las películas de El Planeta de los Simios es ver reflejado un planeta de simios como el que describió Pierre Boulle en su novela, la novela que inspiró todo esto. Hablo de que los simios habiten en grandes ciudades y tengan una sociedad muy avanzada, como la de los humanos. En la película de 1968 no pudieron hacerlo por falta de medios y en la versión de 2001 dirigida por Tim Burton no quisieron hacerlo; lo que si tiene delito. Aquí, en cambio, sí podrían hacerlo.


Me he dado cuenta de que en esta saga las grandes ciudades, aunque en ruinas y muy deshabitadas, siguen en píe, ya que aquí no son las guerras nucleares lo que ha mermado a la raza humanos, sino un virus que mata a las personas, pero deja los edificios en píe. Por eso nos es muy descabellado pensar que, tras ganar la guerra con los humanos, los simios, a los que no les cuesta aprender a montar a caballo, a manejar armas y, ahora, a crear energía, se trasladen a las ciudades y allí comiencen una civilización que, unos siglos después, sea tan avanzada como la de los humanos; o más.

Sería muy bueno que en una de las futuras secuelas esos astronautas que desaparecieron en la primera entrega viajaran al futuro y se encontraran con la Tierra dominada por unos simios muy avanzados que habitan en las grandes ciudades y visten como lo hacían antes los humanos. No sería del todo fiel a la novela de Boulle, ya que en ella el planeta de los simios no era la Tierra, pero si se acercaría mucho a su idea.

A ver si los responsables de esta saga han sabido ver esto. Aunque, de momento, que continúen con la historia de Caesar, que aún puede seguir dando para más.

En resumen. El Amanecer del Planeta de los Simios es una película estupenda. Totalmente recomendable a los que les gustó la primera; aunque también pueden disfrutarla los que ni tan siquiera la hayan visto. Claro, que yo aconsejaría ver la primera antes que esta.






5 de junio de 2014

X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO (2014)
























ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS muy reveladores de la película. Quién no la haya visto aún, que se abstenga de leerla o lo haga bajo su total responsabilidad.








Diez años después de que decidiera abandonar la saga mutante para jugar a ser Richard Donner con Superman, Bryan Singer vuelve a ponerse tras las cámaras en una película de X-Men con este film que es a la vez una secuela de X-Men: First Class y una precuela de las tres primeras películas de la saga que, como principal novedad, nos presenta a los respectivos actores y personajes de estas por primera vez juntos.

La película comienza en un futuro distópico y apocalíptico en el que los mutantes son perseguidos y exterminados por unos robots llamados Centinelas que tienen la capacidad de adquirir sus poderes y usarlos contra ellos. Solo resiste un pequeño grupo de mutantes encabezado por Charles Xavier (Patrick Stewart) y Magneto (Ian McKellen), quienes en el pasado fueron enemigos. Estos idean un plan para cambiar la realidad que los rodea. Kitty Pryde (Ellen Page), también conocida como Shadowcat, ha desarrollado la capacidad de enviar la mente de las personas al pasado, lo cual puede servirles para enviar a alguien a la época en la que todo se torció. Sin embargo, un viaje tan largo puede terminar dañando la mente y el cuerpo de dicha persona, por lo que Lobezno (Hugh Jackman), quién tiene la capacidad de regenerarse, se presta voluntario.

La cosa sale bien, y Lobezno despierta en su mismo cuerpo, pero del año 1973. Ese año, en pleno tratado de paz de París, Mística (Jennifer Lawrence), va a asesinar a Bolivar Trask (Peter Dinklage), empresario y científico que experimenta con mutantes y que es el principal responsable del programa Centinela, el cual no ha logrado salir adelante por la oposición del Congreso; cosa que cambia tras el asesinato de Trask. Además, Mística es capturada y su ADN es utilizado para crear una nueva generación de robots que favorecerá que los Centinelas se hagan con el poder en el futuro. Lobezno avisa de todo esto al Charles Xavier de esa época (James McAvoy), quién vive de forma uraña junto con Bestia (Nicholas Hoult) en su mansión después de verse obligado a cerrar su escuela cuando sus alumnos fueron reclutados para la guerra de Viet Nam; además, no ha superado del todo que Mística lo abandonara para irse con Magneto (Michael Fassbender). Lobezno logra convencer a Xavier, pero ahora Mística va por libre y les será difícil convencerla, por lo que también necesitarán la ayuda de Magneto, quién se encuentra encerrado en el Pentágono acusado de asesinar a John F. Kennedy. Para liberarlo, necesitarán la ayuda de un joven que se hace llamar Mercurio (Evan Peters) y que posee una gran velocidad.


Bryan Singer creó un antes y un después en lo que a cine de superheroes se refiere con la estupenda X-Men (2000), primera adaptación cinematográfica de los famosos mutantes de Marvel creados por Stan Lee y Jack Kirby en 1963. A esta luego le siguió su secuela, X2 (2003), que resultó mucho mejor que su predecesora. Singer también fue el director de esta y, viendo su capacidad de superarse, la tercera entrega con la que pensaba culminar de forma épica esta historia se preveía un peliculón.

Sin embargo, antes de que pudiera hacerla, en 2004 la Warner le salió con una oferta de lo mas suculenta: dirigir la nueva película de Superman. Oferta que no dudó en aceptar.

Yo no le culpo, la verdad, ya que dirigir una película sobre un superheroe tan icónico debe ser el sueño de cualquier cineasta. Incluso yo aceptaría con entusiasmo si me lo propusieran a mí; y eso que Superman no está entre mis favoritos. Sin embargo, viendo los resultados de su aventura con el hombre de acero, mas le hubiera valido a Singer haberse quedado con los mutantes –o en su casa haciendo punto de cruz –, porque semejante desastre no tiene nombre.

En fin, después de aquello, Singer dirigió las películas Valkiria (2008) y Jack, el Caza Gigantes (2013), ambas dos peliculas de producciones problemáticas llenas de problemas y retrasos cuyos resultados en taquilla fueron bastante irregulares. Afortunadamente, Singer lleva una carrera paralela como productor de series de Tv, como House o Sexy Money, bastante exitosa; quiero dejar esto claro para que no parezca que su regreso a los X-Men fue por necesidad.

Su primer regreso a la saga mutante fue como productor en X-Men: First Class (2011) -aunque ya estuvo como productor no acreditado en X-Men Origins: Wolverine (Gavin Hood, 2009) -, la cual en un principio iba a dirigir él, pero al final se quedó como productor e inspirador argumental, dejándole la dirección a Matthew Vaughn quién, afortunadamente, hizo un estupendo trabajo, como ya dejé bien claro en este blog.

Habría que esperar hasta la película que nos ocupa –donde es ahora Vaughn quién se limita a la producción y el argumento –para que Singer volviera a ocupar la silla de director en esta franquicia y comprobar si el tipo continúa en forma para seguir dirigiendo a los mutantes.

Al igual que ocurrió con X-Men: First Class, esta nueva película se inspira también en una popular miniserie de los comics. La elegida es la historia realizada por Chris Claremont y John Byrne en 1981 y que es una de las más populares de la franquicia. En ella nos encontrábamos con un futuro distópico en el que los EEUU están bajo control de los robots Centinelas y los mutantes son perseguidos y exterminados. En ese futuro, Kitty Pryde lograba trasladar su mente al pasado a su otro yo más joven para advertir a los X-Men del peligro que se les avecina cuando Mistica asesine al senador Robert Kelly, desencadenando una histeria anti-mutante que desembocará en la aprobación del programa Centinela, lo cual llevará a ese futuro terrible.

Esa historia ha servido de base para la película que mañana se estrena en España a pesar de que debía haberse estrenado el mismo día que en EEUU, el 23 de mayo; una decisión de última hora sin explicación alguna y que, desde luego, yo no entiendo. Por ello he decidido no esperar y, tras hacerme con una copia en V.O. bastante decente, me la he visto.

Ya la vi hace unos días, pero no he podido publicar la review hasta ahora, ya que antes tenía que terminar la de X-Men: La Decisión Final (Brett Ratner, 2006), esa tercera entrega que Singer no llegó a dirigir.

Antes de ponerme con ella, voy a hablar de cómo le están yendo las cosas.


En taquilla está arrasando. Con un presupuesto de 200 millones de dólares, solo en EEUU lleva recaudados 172 millones a los que hay que añadir 344 millones más en el resto del mundo. Con lo que su recaudación total asciende a 516 millones de dólares que la convierten en la película de los X-Men más taquillera, desbancando a X-Men: La Decisión Final, que hasta ahora ostentaba este título con 459 millones de dólares.

Además, público y crítica la están recibiendo de forma muy entusiasta. Muchos la consideran ya la mejor película de toda la saga y, desde luego, no van mal encaminados.

Tras haber visto la película por métodos poco ortodoxos, estoy deseando que llegue ya a los cines españoles y poder ir a verla en una sala de cine porque, desde luego, vale mucho la pena.

La película me ha ENCANTADO. He disfrutado enormemente con ella. Y a mi también me ha parecido la mejor entrega de la saga hasta ahora. En resumen, todo un…




PELICULÓN




Desde luego, el regreso de Bryan Singer ha sido por la puerta grande y de nuevo se ha vuelto a superar, ya que para mi esta película me ha llegado a parecer superior a X2, que hasta ahora era para mí la mejor entrega de la saga junto con X-Men: First Class, la cual también se ha visto superada por esta.

Esta es sin duda la película que debíamos habernos encontrado en 2006 en lugar de X-Men: La Decisión Final, la cual no era mala del todo, pero resultó bastante decepcionante. Ahora más que nunca tengo claro que Singer debió haber rechazado a Superman y haber continuado con los mutantes, a los que les tiene bien cogido el punto.

La película está muy bien hecha, con un acabado impecable y un ritmo que nunca decae. Las escenas de acción están de lo más logradas, el diseño de producción es excelente y recrea muy bien las dos épocas en las que se desarrolla la historia y los efectos especiales son muy buenos y están a la altura en todo momento.

La película está llena de grandes momentos. Los más destacables son el espectacular comienzo en el futuro con los mutantes luchando contra los Centinelas, el rescate de Magneto en el Pentágono, la secuencia del jet –donde vemos que no es buena idea cabrear a Magneto en un avión en pleno vuelo –, cuando Magneto convierte la Casa Blanca en su fortaleza utilizando un estadio de beisbol y a los Centinelas –a los que somete bajo su control introduciéndoles metal fundido –o la espectacular batalla final en el futuro al mismo tiempo que se desarrolla el enfrentamiento final en 1973. Aunque, sin duda, la secuencia más impresionante es cuando el Charles Xavier del pasado y el del futuro se encuentran cara a cara; un momento de lo más memorable.


Una de las dudas que más me despertaba Singer en este film era como se las iba a apañar para meter tantos personajes en un film de dos horas de metraje; ya que, ante tal cantidad de mutantes, tenía el temor de que ocurriera otra sobresaturación que perjudicara a otros personajes, como ocurrió en X-Men: La Decisión Final. Y, desde luego, noticias como que el personaje de Pícara fue eliminado del metraje –aunque, no del todo, como podemos apreciar al final del film –, no ayudaban mucho.

Pero, nada más lejos de la realidad. Aquí no ocurre como en la película de Brett Ratner, donde daba en todo momento la impresión de que habían metido tantos personajes solo para presumir de que tenían más mutantes que nadie. Aquí ocurre todo lo contrario, ya que aquí todos y cada uno de los personajes está estratégicamente colocado y todos reciben la dosis de presencia en la película que les corresponde, ni más ni menos. Todo esto gracias al buen hacer de Singer, ayudado por un cuidado y trabajado guión de un Simon Kinberg mucho más acertado que en la película de 2006.

Uno de los personajes que más me ha sorprendido ha sido Mercurio; personaje al que también veremos en la secuela de Los Vengadores interpretado por Aaron Taylor-Johnson.

Aquí en esta película le da vida Evan Peters, quién hace un muy buen trabajo y, además, el personaje es de lo más genial; haciendo que hasta importe poco las ridículas pintas que le ponen. Además, puede que tenga una corta aparición, pero protagoniza UNA DE LAS MEJORES ESCENAS DE LA PELICULA.

Sobre si han respetado la paternidad de Magneto sobre él –ya que, al igual que las anteriores entregas, esta se toma muchas libertades con los cómics –, solo digo que no se dice claramente, pero se llega a insinuar en un par de ocasiones. Una de ellas cuando el chico le dice a Magneto que su madre conoció a un tipo con sus mismos poderes. La otra es cuando al final Magneto, tras sellar la Casa Blanca con el estadio de beisbol, amenaza a la humanidad por la Tv. Mercurio lo está viendo desde su casa con su hermana –que no es Bruja Escarlata, ya lo dejaron claro –y su madre está detrás con cara de querer hacerle una gran confesión sobre el tipo de la pantalla.

Otro gran acierto de Singer ha sido reiniciar por completo este universo cinematográfico de una forma muy inteligente utilizando los viajes en el tiempo y las realidades alternativas de una forma muy parecida a como lo hizo J. J. Abrams en la estupenda Star Trek (2009). Esto le da una gran libertad para arreglar las incoherencias que X-Men: First Class tenía con las tres primeras películas –las cuales en su día me hicieron ver la película más como un reboot que como una precuela –o resucitar a personajes muertos en anteriores films, como Jean Grey o Cíclope, a quienes vemos al final de la película encarnados por sus respectivos actores; porque, recordemos, la realidad ha sido alterada y ya nada es como antes.

Esto también le permite enfocar la historia de una forma distinta en futuras películas, algo que queda patente con ese final abierto que nos indica que en la siguiente entrega veremos una historia entre un Lobezno que conserva sus recuerdos del futuro y una Mística que ahora va por libre, fuera del yugo de Magneto. Desde luego, resulta muy interesante y las posibilidades son muchas.


Sobre el reparto, en general todos los actores hacen un buen trabajo. Hugh Jackman está tan magnífico como siempre dando vida a Lobezno. Jennifer Lawrence está de nuevo fantástica como Mística, superando aquí su trabajo de la anterior película. Ellen Page está tan maravillosa como siempre como Litty Pryde. James McAvoy y Michael Fassbender demostraron tener una gran química en X-Men: First Class, y aquí vuelven a demostrarlo; su química es, incluso, mayor que la de Ian McKellen y Patrick Stewart, aunque estos también hacen un estupendo trabajo. Y Peter Dinklage como Bolivar Trask, sencillamente magistral.

Desde luego, la película es buenísima. A mí me ha encantado y he disfrutado enormemente viéndola. Bryan Singer no podía haber vuelto mejor a esta saga y ya tengo muchas ganas de ver lo que nos tiene deparado en la siguiente entrega, donde tendremos como villano a Apocalipsis.

De esta ya tenemos un pequeño adelanto al final de los títulos de crédito finales en una impresionante escenas post-créditos donde podemos ver al susodicho Apocalipsis en el antiguo Egipto –recordemos que fue el primer mutante y nació hace 3000 años en la tierra de los faraones –construyendo las pirámides con sus poderes mientras es adorado como un dios por una gran multitud de gente; incluso a lo lejos se puede apreciar la silueta de “cuatro jinetes”.



Una suculenta guinda para ponerle a un pastel de lo más delicioso.