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20 de marzo de 2016

CRIMSON PEAK (2015)
















Finalmente, he podido ver la última película de Guillermo del Toro. La película se estrenó en España en octubre de 2015, pero no pude verla en su día en el cine y he ido post-poniendo su visionado hasta ahora.

Sin embargo, ya la he visto y ya puedo dar a las claras mi opinión sobre ella.

Buffalo (Nueva York), 1887. Edith Cushing, la joven hija de un importante hombre de negocios, recibe la visita del fantasma de su madre, poco después de la muerte de esta, quién le hace un advertencia: Cuando llegue el momento, cuidado con la Cumbre Escarlata. 14 años después, Edith es una bella escritora (Mia Wasikowska) que prefiere las historias de fantasmas a las historias románticas. Ella es pretendía por el doctor Alan McMichael (Charlie Hunnam), un amigo de la infancia. Sin embargo, Edith queda cautivada por Thomas Sharpe (Tom Hiddleston), un joven inglés que ha llegado a la ciudad junto a su hermana, Lucille (Jessica Chastain), en busca de inversión para sus negocios.

El padre de Edith desaprueba su relación con Thomas y contrata un detective que descubre secretos oscuros en el pasado de Thomas y su hermana, utilizando esto para obligarle a romper la relación que tiene con su hija. Sin embargo, el hombre es asesinado y Edith termina casándose con Thomas y trasladándose a Inglaterra, a la mansión en ruinas donde este vive junto con su hermana y que se asienta sobre una colina de arcilla roja. Edith pronto comienza a sentir cosas raras en el comportamiento de su esposo y Lucille a la vez que empieza a ver raros espectros vagando por la casa. Pronto, siente que algo está pasando allí y trata de averiguarlo.



Crimson Peak –conocida en España como La Cumbre Escarlata –es uno de esos proyectos que Guillermo del Toro ha tenido en su cartera durante años y que ha logrado sacar adelante.

Poco después del estreno de El Laberinto del Fauno (2006), Del Toro comenzó a escribir el guión de esta película junto al veterano Matthew Robbins, quién ya trabajó con él en Mimic (1997) y entre cuyos trabajos está el haber sido guionista de Loca Evasión (Steven Spielberg, 1974) o haber dirigido la película El Dragón del Lago de Fuego (1981).

Como suele ocurrir con muchos de sus proyectos, Del Toro lo dejó aparcado para dedicarse a otros trabajos, como Hellboy II: El Ejército Dorado (2008) o la adaptación de El Hobbit; de la que acabó marchándose, pero donde trabajó muchos meses. Finalmente, después de dirigir Pacific Rim (2013) y de no haber podido sacar adelante otros proyectos muy acariciados –como su añorada adaptación de En las Montañas de la Locura, de H. P. Lovecraft, y una nueva versión de El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas –, decidió recuperar este proyecto, convertido ahora en la película que nos ocupa.


Sus resultados en taquilla no han sido nada espectaculares. Con un presupuesto de 55 millones de dólares, solamente hizo 31 millones en EEUU y 43 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 74 millones de dólares. Se salva por poco del fracaso, pero nada más.

La crítica, en cambio, la ha recibido de forma muy positiva; y bastante entusiasta en algunos casos. En el público, en cambio, hay más división de opiniones. A unos les ha gustado mucho, otros la detestan, pero la opinión más generalizada es que la película es muy buena visualmente, pero muy floja a nivel del guión.

Yo, desde luego, soy de esa última opinión.

Y es que Crimson Peak vuelve a poner en evidencia el gran problema que Guillermo del Toro lleva arrastrando en sus últimas películas. El tipo sigue siendo un excelente director. Dirige sus películas con gran maestría y mucho talento, dándoles un acabado visual que es para quitarse el sombrero. Sin embargo, los guiones, sin ser malos del todo, dejan mucho que desear.

Y aquí vuelve a ocurrir lo mismo.

Tenemos una película que, visualmente, es impresionante. El diseño de producción es maravilloso, dándole a la película una ambientación impresionante y muy acorde con la historia, y los efectos especiales son excelentes y están muy bien insertados en la historia.



La mano de Del Toro se nota en todos y cada uno de los fotogramas de la película; especialmente, en esas paredes que parece que sangran o en la forma de representar a los fantasmas como cuerpos descarnados, lo cual me pareció un gran acierto. Además, mezcla muy bien el estilo gótico de la historia con un ambiente más sucio y, sobre todo, violento; especialmente, en su muy sangriento climax, que hasta tiene momentos gore y todo.

Otro acierto de la película es el reparto. Especialmente, sus protagonistas principales; con excepción de Charlie Hunnam, quién no lo hace mal del todo, pero su trabajo no está tan a la altura como debería –especialmente, en comparación con sus compañeros de reparto –.

Mia Wasikowska, protagonista principal y heroína de la función, está realmente fantástica. El trabajo que hace en la película es estupendo y, además, va mejorando a medida que avanza el film.

Tom Hiddleston tampoco se queda atrás. El tipo está fabuloso en su papel y, además, le da un toque más enigmático, lo cual le beneficia mucho.

No obstante, quién sobresale por encima de todos es, sin duda, Jessica Chastain, quién está de lo más impresionante en un papel de mala malísima que haría temblar hasta el mismísimo Conde Drácula.

Ahora, vamos con lo que falla; que, como he dicho antes, es el guión.

Como ya mencioné en su día cuando hablé de Pacific Rim, Del Toro cuida mucho el aspecto visual de sus películas, pero cada vez descuida más los guiones de estas. Y este film –lamentablemente –no es una excepción.

El guión no es malo del todo, las cosas claras. No es un guión de estos que habría que tirar a la basura protegiéndote las manos con guantes de goma. Pero si es un guión muy simplón, muy tópico y, sobre todo, muy previsible –incluso [SPOILER] el tema del incesto [/SPOILER] se veía venir –.

Lo peor es que la película cuenta una historia de casas encantadas, fantasmas y gente que oculta terribles secretos bastante trillada y, cuando tienes una historia muy trillada entre manos, pues necesitas un guión sobresaliente para compensar; cosa que, lamentablemente, no ocurre en esta película.




Y eso que aquí está Matthew Robbins implicado. Porque ambos hicieron un excelente trabajo en la estupenda Mimic. Cogieron una historia que otros habrían convertido en una simple monster movie de videoclub y la convirtieron en una de las mejores películas de horror de finales del siglo XX. Desgraciadamente, eso no ha ocurrido en esta película.

El resultado final es una película visualmente impresionante, dirigida con maestría y con unos protagonistas sensacionales, pero que no mata, no deja ganas de verla más veces y hasta llega a aburrir en algunos momentos; especialmente, en la primera parte.


Aún así, es una buena película y merece el aprobado. Además, prefiero mil veces esta película a mierdas de temática similar, como La Guarida (Jan de Bont, 1999) o The Messengers (Danny Pang y Oxide Pang, 2007).







10 de diciembre de 2015

SPECTRE (2015)















Después del enorme éxito de Skyfall (2012), nos llega la nueva entrega –la número 24 en total –de la saga de James Bond, la cual repite director y donde Daniel Craig da vida a James Bond por cuarta vez.

No obstante, lo más llamativo de la película es el regreso de ESPECTRA, la famosa –y mítica –organización criminal a la que el James Bond clásico –el interpretado por Sean Connery –se enfrentaba.

La historia comienza en Ciudad de México, donde James Bond (Daniel Craig) se encuentra siguiendo la pista a un misterioso tipo que pretende atentar en la ciudad. Tras una espectacular persecución, logra matarlo; no si antes quitarle un anillo con un misterioso símbolo. De regreso a Londres, sus actos en México tienen consecuencias, ya que actuó por su cuenta siguiendo instrucciones que M (Judi Dench) dejó antes de morir. Bond es suspendido indefinidamente por el nuevo M (Ralph Fiennes), quién se encuentra en una situación delicada, ya que C (Andrew Scott), un miembro del gobierno, pretende cerrar la unidad 00 y fusionar el MI6 con los servicios secretos de otros países miembros de una iniciativa de cooperación conocida como Nine Eyes.

Bond vuelve a desobedecer a M y se traslada a Roma, donde se encuentra con la esposa (Monica Bellucci) del tipo al que mató en México, quién le indica cómo llegar a una reunión de la organización para la que trabajaba su esposo. Allí, James reconoce al tipo que lidera la organización (Christoph Waltz) y este le reconoce también. Bond logra huir y, tras hablar con Q (Ben Whishaw), sigue una pista que le lleva hasta Mr. White (Jesper Christensen), a quién la organización quiere asesinar. Lo encuentra moribundo tras haber sido envenenado con Talio. Antes de suicidarse, le dice que encuentre a su hija (Léa Seydoux), ya que esta le llevará hasta L'Américain, donde está la clave para encontrar a esa organización.


Esta nueva entrega venía precedida de una gran expectación. No solo porque viene precedida del gran éxito de Skyfall, sino porque supone, como ya he dicho, el regreso de la famosa organización ESPECTRA; rebelando que –tal y como imaginábamos –se trata de esa misteriosa organización que aparecía en Casino Royale (Martin Campbell, 2006) y Quantum of Solace (Marc Forster, 2008).

Ian Fleming creó esta organización para la novela Operación Trueno (1961), en la que están basadas las películas Operación Trueno (Terence Young, 1965) –perteneciente a la saga oficial -y Nunca digas nunca Jamás (Irvin Kershner, 1983) –película independiente de la saga oficial –. No obstante, lo hizo utilizando un guión –que no se llegó a filmar –de Kevin McClory, lo que generó un problema de derechos que no se resolvió hasta hace dos años; de ahí que en las películas de 2006 y 2008 la organización no pudiera ser nombrada ESPECTRA.

Con el título de SPECTRE, un impresionante reparto y el director Sam Mendes de nuevo a los mandos, la película levantó unas expectativas enormes. Sin embargo, en los meses previos a su estreno estuvo también rodeada por la polémica.

Para empezar, el guión escrito por John Logan no gustó a los productores, lo que les llevó a ser reescrito; primero por dos habituales de la saga, Neal Purvis y Robert Wade, y luego por el dramaturgo Jez Butterworth. Después, a finales de 2014, Sony Pictures sufrió el famoso hackeo que sacó a la luz muchas cosas de la producción de esta película, como problemas de presupuesto, y hasta llegó a filtrarse un guión de la misma.

Aunque, lo que más negativamente ha afectado –y está afectando todavía –negativamente a la película es la actitud de Daniel Craig, el actor que da vida a Bond. Al tipo todavía le queda una película más de contrato para seguir siendo 007, pero no para de manifestar que ya no quiere interpretar más al personaje –llegando a decir que hasta se cortaría las venas antes de interpretarlo –y no para de despotricar contra él.

Con todo esto, la película llegó a los cines el pasado 6 de noviembre y en taquilla no le está yendo mal. Con un enorme presupuesto de 250 millones de dólares –que podrían haber sido 300 si MGM no hubiese pedido que se recortaran gastos –, la película lleva recaudados 186 millones en EEUU y 607 millones en el resto del mundo, haciendo un total de 793 millones de dólares. Un gran éxito, pero no repite el taquillazo de Skyfall y es más que probable que ni tan siquiera llegue a superar los 1.000 millones.

Desde luego, el boca a boca no es que le haya ayudado. La mayoría del público no ha salido de verla muy entusiasmado y lo mismo podría decirse de la crítica, que coincide casi unánimemente en que la película no ha cumplido las expectativas.

Ya sabéis –porque lo he dicho ya un sinfín de veces –que yo no suelo dejarme llevar por las opiniones de la crítica ni la mayoría del público. Sin embargo, aquí debo decir que la mayoría de las opiniones tienen razón.

La película no es mala, pero si ha sido muy decepcionante. Y es que es verdad, se esperaba mucho más de ella. Skyfall fue una película estupenda y esta película debería haber sido mucho mejor que aquella. Pero no ha sido así. La película, aunque no es mala, tiene una gran cantidad de defectos que la hacen bajar mucho la nota.


Comenzando por la dirección. Sam Mendes no la ha dirigido mal, el tipo ha hecho un buen trabajo. Sin embargo, su dirección en esta película la he encontrado muy fría y apagada, sin nada brillo; todo lo contrario que en Skyfall, donde dirigió con más fuerza y más garra. Aquí, en cambio, el tipo parece que ha dirigido la película sin ganas; me ha llegado a recordar a Steven Spielberg en El Mundo Perdido: Jurassic Park (1997). Antes del estreno, el tipo dejó claro en unas declaraciones que no piensa volver a dirigir más películas de James Bond, por lo que no hay duda de que ha dirigido la película sin ganas.

El único momento de verdadero talento en toda la película es en la escena pre-créditos iniciales en México, con ese plano secuencia muy logrado y la brutal pelea en el helicóptero; todo con la festividad del Día de los Muertos de fondo. Ahí parecía que la película prometía. Sin embargo, rápidamente se va desinflando a marchas forzadas.

Luego no ayuda nada un guión de lo más simplón. Yo es que no entiendo a que vinieron tantas reescrituras para, al final, ofrecernos un guión tan pobre; no malo del todo, pero si muy pobre. Es que todo es muy mecánico, con James Bond yendo de un lado para otro sin entender muy bien del todo el por qué hasta llegar a una confrontación final que deja muchísimo que desear. La forma en que revela la conexión de los villanos de las anteriores películas con ESPECTRA es terriblemente forzada y rápida –como si se la quisieran quitar de encima lo antes posible –y la parte de la conexión del pasado de Bond con el villano principal está muy cogida con pinzas.

Las escenas de acción son trepidantes, espectaculares y están muy bien filmadas. Sin embargo, a diferencia de películas anteriores, no surgen de manera espontanea. Bueno, si surgen de manera espontanea, pero no dan en ningún momento esa sensación; todo lo contrario, dan la sensación de estar metidas con calzador.

Además, algunas se hacen muy raras de ver. Un buen ejemplo es la persecución de coches en Roma, muy espectacular y trepidante, pero que solo son dos coches corriendo por una ciudad COMPLETAMENTE DESIERTA; a veces llega a parecer más una carrera que una persecución.

Lo mismo ocurre en la pelea en el tren. Se supone que están en un tren de pasajeros y todo comienza en el vagón comedor. Pero, cuando comienza la pelea, el resto de los pasajeros desaparece y, a pesar de que lo van destrozando todo, nadie del personal del tren acude allí; es que me dio la sensación de que estaban en un TREN FANTASMA, en serio.

En cuanto a al propio James Bond…

A mi Daniel Craig me gusta mucho como 007. Tuve mis dudas cuando lo eligieron para Casino Royale, no lo voy a negar –aunque yo le di un voto de confianza y no puse el grito en el cielo, como hicieron muchos –, pero me terminó resultando un estupendo James Bond. Sin embargo, aquí no le he encontrado tan acertado. En las anteriores películas el tipo estaba genial, despedía carisma en todos y cada uno de los fotogramas. Pero en esta película el tipo está muy seco y hasta inexpresivo en muchos momentos. Como ya he dicho antes, el tipo está harto de ser James Bond y en esta película se empeña en demostrarlo.


Su química con la Chica Bond principal es totalmente inexistente. Cosa que, claramente, es culpa suya, porque la actriz, la estupenda Léa Seydoux, hace un trabajo estupendo y se esfuerza en sacar su personaje adelante en todo momento a pesar de que el guión no lo termina de desarrollar del todo.

La otra Chica Bond es la siempre estupenda Monica Bellucci, gran actriz y poseedora de una gran belleza a sus más de 50 años. Podría haber dado mucho juego a la película, pero la desaprovechan terriblemente.

En cuanto al villano. Christoph Waltz es un excelente actor y los papeles de villano se le dan genial. Además, siempre he pensado que sería un sensacional villano para la saga y, además, el personaje que resulta ser en la película le viene como anillo al dedo. ¿El problema? Pues que el personaje está tratado en el guión como el culo, llegando a parecer una mala parodia de su personaje en Malditos Bastardos (Quentin Tarantino, 2009) –el papel que le dio la fama –.

Y ahora vamos con la guinda del pastel. Lo que más me ha rechinado de la película; incluso, desde antes de que se estrenara. Hablo, naturalmente, del tema central de la película.

Toda película de James Bond tiene un tema central en su banda sonora que suena durante los créditos iniciales y que llega a ser la seña de identidad de cada película. En Skyfall escogieron a Adele, quién hizo un impresionante tema con el que dejó el listón muy alto.

Para esta película escogieron a Sam Smith. Yo no le conozco muy bien ni conozco su obra, así que no diré si es un buen o mal músico. Lo que si diré es que el tema que ha hecho para la película es una PUÑETERA MIERDA. La primera vez que salió fui muy indulgente, creyendo que la película no me iba a decepcionar y podría tolerarlo. Pero ahora digo a las claras que, cuando el tipo presentó ese engendro a los responsables de la película, estos debían haberle despedido al instante y haber llamado rápidamente a Adele; que seguro que se habría currado otro tema genial.

La secuencia de los créditos está muy lograda, eso sí. Pero, ni por esas se hace soportable la maldita canción. Aunque, lo peor de todo son esos momentos en los que el tipo canta con si alguien les estuviera estrujando las pelotas y que a mí me entran instintos homicidas cada vez que lo oigo.


En fin… Vamos resumiendo ya.

La película, como ya he dicho, no es mala. Es una película que se deja ver, que entretiene y que, desde luego, no está mal para verla cuando la pasen por la Tv. Pero, como ya he dicho también, es terriblemente decepcionante. Es una película que podría haber sido grandiosa, pero se queda a medias en todo. Merece el aprobado pero, si tuviera que puntuarla, la nota estaría entre un 5 y un 6.

Como película de James Bond es, sin duda, una de las entregas más flojas de la saga y, como una de las películas de la saga protagonizadas de por Daniel Craig, tiene suerte de que exista Quantum of Solace, porque de lo contrario sería la peor de las cuatro.









2 de diciembre de 2015

ANT-MAN (2015)






Puede que a estas alturas muchos hayan visto ya la película. Pero sé que hay gente que no la ha visto aún y es a esos a quienes advierto que esta review contiene SPOILERS. Así que no la leáis quienes no hayáis visto ya la película o hacedlo bajo vuestra total responsabilidad.


















Retomo este blog tras una larga ausencia en la que a penas he podido dedicarle tiempo. Y lo hago con una película de la que debía haber hablado hace tiempo, ya que se estrenó este pasado verano. Pero, en fin, más vale tarde que nunca.

Cuando se anunció el reparto oficial de Los Vengadores (Joss Whedon, 2012), muchos fans se llevaron las manos a la cabeza al ver que Ant-Man no estaba en ella al igual que su esposa, la Avispa. Y es que, en los cómics, ambos personajes son dos miembros fundadores de este famoso grupo.

Luego, algo parecido pasó en Los Vengadores: La Era de Ultron (Joss Whedon, 2015). Y es que el personaje de Ultron, en los cómics, era creado por Hank Pym, el alter ego de Ant-Man. Sin embargo, en la película de Whedon, Ultron era creado por Tony Stark.

La razón de todo esto se debe a que Ant-Man tenía su propia película en marcha y esta tardó muchos años en ver la luz por razones de las que hablaré más adelante.

Pero, como siempre, vayamos por partes.

La historia comienza en 1989. Hank Pym (Michael Douglas) descubre que SHIELD, con Howard Stark (John Slattery) a la cabeza, está tratando de reproducir su trabajo, una importante fórmula que le permite reducir su tamaña y, a la vez, multiplicar su fuerza estando reducido. Por ello, no duda en dimitir y llevarse el secreto de la fórmula con él. Años después, en la época actual, Scott Lang (Paul Rudd) sale de la cárcel con intención de llevar una vida legal y poder ver a su hija. Sin embargo, el ser un ex-presidiario le impide encontrar trabajo decente con el que poder pagar la manutención, lo que le obliga a aceptar un robo que le propone su amigo Luis (Michael Peña).

El trabajo consiste en colarse en la casa de un viejo millonario y abrir su caja fuerte. Pero, una vez logrado el robo, lo único que encuentra dentro de la caja es un extraño traje que, al ponérselo, reduce su tamaño al de un insecto. Será, entonces cuando descubra que el robo fue una prueba del viejo millonario, que resulta ser Pym. Este le recluta para ayudarle a entrar en la empresa que él creó y que ahora está en manos de su antiguo pupilo, Darren Cross (Corey Stoll), quién pretende reproducir su trabajo y venderlo como arma. Junto con Hope Van Dyne (Evangeline Lilly), la hija de Pym, traman un plan para robar a Cross su trabajo antes de que pueda usarlo. Pero, para ello Lang deberá antes saber cómo utilizar el traje y, además, aprender a controlar mentalmente a las hormigas con un sistema inventado por Pym.


Marvel llevaba planeando una película de Ant-Man desde finales de los años 80. De hecho, tuvieron un proyecto en marcha por aquella época, pero se echaron atrás cuando Disney estrenó la exitosa Cariño, he encogido a los niños (Joe Johnston, 1989). No sería hasta entrado el siglo XXI cuando habría un proyecto en marcha. Aunque, esta iba a tardar mucho en llegar.

La película que nos ocupa comenzó a tomar forma en 2006, un año después de que Marvel Studios cerrase el histórico acuerdo con Paramount Pictures que hizo posible el universo compartido de Los Vengadores y dos años antes de que llegase la primera película de este universo, Iron Man (Jon Favreau, 2008).

Edgar Wright, que llevaba vinculado a este proyecto como guionista desde 2003, fue elegido como director. Sin embargo, el proyecto no conseguía salir adelante al no conseguir un guión adecuado. Wright, junto con Joe Cornish, escribió un sinfín de borradores durante años sin que ninguno convenciera al estudio ni tampoco al propio cineasta. Además, también había diferencias entre Wright y el estudio sobre cómo enfocar la película, ya que las ideas del director se alejaban mucho del universo compartido.

Todo esto, entre otras cosas, provocó que el personaje no pudiera aparecer en Los Vengadores (Joss Whedon, 2012), algo que no gustó a muchos fans, que no entendían como el más famoso equipo de superhéroes de Marvel no contara con uno de sus miembros fundadores.

Finalmente, en 2013 se anunció la puesta en marcha de la película, cuando Wright y Cornish escribieron un guión del agrado del estudio –aunque este todavía se guardaba sus reservas –y todo parecía ir viento en popa; especialmente, con la elección del reparto. Además, Wright había conseguido levantar una mayor expectación cuando rodó un pequeño footage para la Comic-Con de San Diego que recibió multitud de elogios de los fans.

Como ya he dicho, todo parecía ir viento en popa. Sin embargo, a mediados de 2014, con la película en plena producción, Wright abandonó sorpresivamente la dirección alegando discrepancias con el estudio. Y se fue haciendo mucho ruido al publicar en las redes sociales una imagen de Buster Keaton con un Cornetto junto la palabra “Selfie”.

Con esta simbólica imagen el tipo se comparaba con Buster Keaton, famoso actor y director cómico del cine mudo, cuando este firmó un contrato con MGM del que terminaría arrepintiéndose cuando el estudio controlaba completamente su trabajo y le obligaba a hacer cosas que no quería, dando como resultado películas que tuvieron éxito, pero que no gustaron nada a Keaton, quién terminó con depresión y hasta dándose a la bebida.

No creo que la relación de Wright con Marvel llegase a tales extremos, pero esto generó un movimiento de apoyo al director y carga contra Marvel, llegándose hasta a llamar al boicot a la película. Y no solo gente anónima participó. Joss Whedon, director de Los Vengadores y gran amigo de Wright, también le apoyó públicamente y esto hizo que su relación con Marvel Studios se enfriase y diese como resultado, además de su marcha de Marvel, problemas durante la producción de Los Vengadores: La Era de Ultron (2015) que afectaron negativamente al resultado de la película.

Volviendo a Ant-Man, Marvel Studios logró solventar con acierto la marcha de Wright contratando a Peyton Reed; director que, curiosamente, fue candidato en su día para dirigir Los 4 Fantástico (Tim Story, 2005). Reed logró coger con acierto los mandos de una producción que iba completamente a la deriva y logró sacarla adelante y tenerla lista para su estreno en agosto de 2015, tal y como estaba previsto.


Y, bueno, a la película le ha ido bastante bien. A pesar del cabreo que suscitó la marcha de Wright, la mayoría del público habla bien de ella, muchos fans de los cómics le dan su bendición y la crítica se ha portado, no de forma entusiasta, pero sí de forma vehemente. En cuanto a taquilla, aunque esta película de 130 millones de presupuesto no ha logrado un gran taquillazo –algo previsible, al no ser un personaje muy conocido por el gran público –, si se la puede considerar un éxito, y bastante considerable, con 518 millones de dólares recaudados en todo el mundo. Éxito que, por cierto, ha hecho que se modifique la Fase 3 para incluir su secuela, la cual se llamará Ant-Man and the Wasp y llegará en el verano de 2018.

Y a todo esto, ¿Qué me ha parecido a mí la película?

Antes de comenzar, diré que la película la vi en su día en el cine y, posteriormente, la he visto unas cuantas veces más; recordad que, a veces, con varios visionados se suele tener mejor idea que con uno solo.

La película me HA GUSTADO; y más de lo que esperaba, debo añadir.

Normalmente, cuando una película tiene tantos problemas de producción que hacen que su director termine yéndose en plena producción, al final los resultados se resienten y esto, incluso, afecta a su carrera comercial; ahí tenemos ejemplos como El Guerrero Nº13 (1999), donde John McTiernan –director –y Michael Crichton –productor y autor de la novela en la que se basaba la película –no se liaron a hostias de milagro, o Supernova (2000), dirigida por un tal Thomas Lee que, en realidad, era Walter Hill escondiendo su vergüenza bajo un seudónimo.

Sin embargo, como ya he dicho, Peyton Reed supo coger las riendas de esta película y logró sacarla adelante con un resultado bastante notable, tanto en el apartado técnico momo en la dirección de actores.

La película, desde luego, es muy buena. Sin duda, está lejos ser una obra maestra y de la calidad de otras películas de Marvel Studios, como Los Vengadores, las películas de Capitán América o Guardianes de la GalaxiaSin embargo, aunque no sea la mejor película de este universo cinematográfico de Marvel, si es la película que mejor refleja su esencia. Además de haber sido realizada con un estilo muy de cómic, se puede decir que es la primera película donde se menciona directamente a los Vengadores. Hasta aparece su sede e, incluso, nos deleitan con la aparición de uno de ellos; y no hablo de un cameo de unos segundos, sino de una escena larga con secuencia de acción incluida.


Y, lo mejor de todo, es que parece que esto va a ser cada vez más tendencia en este universo, donde veremos más presencia física de personajes y no simples menciones o apariciones fugaces; ahí tenemos Capitán América: Civil War como buen ejemplo.

Volviendo a Ant-Man, la película está muy lograda. Es espectacular, muy entretenida y sus toques de humor están a la altura. Aunque, hay algunas cosas que sobran, como los amigos del protagonista y algunas payasadas protagonizadas por estos; sin embargo, no llegan a resultar muy cargantes, así que apenas estropean el resultado final.

En el apartado visual, la película aprueba con nota, gracias, especialmente, a unos estupendos efectos especiales y un diseño de producción excelente.

Las escenas de acción también están de lo más logradas. Lo mejor, sin duda, es como recrean las situaciones cuando el protagonista está reducido, lo que nos aporta una buena ración de escenas impresionantes. Una de las mejores es cuando se mete dentro de una maqueta mientras unos tipos le disparan con pistolas; estando el personaje reducido parece como si estuviera en un campo de batalla bajo fuego de artillería.

Otra escena que me encantó fue la pelea dentro del maletín o la del tanque-llavero. Aunque, esta última, la encontré un poco desaprovechada, ya que me hubiera gustado que hubieran utilizado más ese tanque; en una persecución como la de la famosa escena de San Petersburgo de Goldeneye (Martin Campbell, 1995), por ejemplo.

Pero, sin duda, el mejor momento es el climax en el dormitorio de la hija del protagonista. La pelea en el tren de juguete es sensacional y luego todo se convierte en una auténtica batalla campal que hasta te deja con la boca abierta. Es un momento de lo más espectacular, emocionante y, sobre todo, imaginativo. Y todo eso ocurre EN EL DORMITORIO DE UNA NIÑA.

Porque, viendo esa escena, me viene a la cabeza el climax de Cuatro Fantásticos. Este transcurre en un gigantesco mundo paralelo muy bien recreado por los de efectos especiales, pero desperdiciado con un enfrentamiento final de lo más soso, insípido y aburrido –y estoy hablando del momento más espectacular de la película, ojo –. En esa película desperdiciaron ese impresionante mundo para una escena de lo más aburrida e insustancial mientras, en esta película, en el dormitorio de una cría nos ofrecen una escena que triplica o cuadriplica en espectacularidad a la de aquella. PARA MORIRSE.

Por eso, por mucho que Josh Trank y la Fox traten de achacar a su mala relación y los problemas de producción el desastre del reboot de Los 4 Fantásticos, para mí no es excusa suficiente. Porque esta película también viene precedida de multitud de problemas y del abandono del director inicial y los resultados son mucho mejores.

En fin. Vamos ahora con el reparto.

Sin duda, Paul Rudd fue una muy buena elección para dar vida a Scott Lang, el protagonista principal y segundo hombre en adoptar la personalidad de Ant-Man. Este actor, que siempre será recordado por su papel de Mike Hannigan en Friends, hace un estupendo trabajo y se mete muy bien en el papel, haciéndolo suyo desde el primer momento. Además, al igual que Edward Norton en El Increíble Hulk (Louis Leterrier, 2008), también ha participado en el guión de la película.

Decir que Michael Douglas está excelente como Hank Pym es decir poco. Es una pena que los oscars tengan marginado al cine de superhéroes, porque se merecería, al menos, estar nominado por este papel. Además, lo de presentarnos a un Hank Pym veterano y retirado como Ant-Man me ha parecido una gran idea, porque puede dar bastante juego, tanto a la saga como a este universo, contándonos sus aventuras como Ant-Man en plena Guerra Fría en alguna precuela. Precuela en la que también se podría incluir a la Avispa, quién hace su aparición en la película; aunque, sin actriz seleccionada aún, ya que no se le ve la cara.

Y, hablando de Hank Pym, olvidaba mencionar la escena de inicio. Una estupenda escena muy de cómic donde tenemos la oportunidad de ver de nuevo a Haley Atwell como Peggy Carter –aunque salga poco, siempre es un gusto verla –y a John Slattery repitiendo como Howard Stark, a quién interpretó en Iron Man 2 (Jon Favreau, 2010). Los dos están muy bien en esa escena. No puedo decir lo mismo de Martin Donovan, a quién encuentro un poco forzado en su papel de villano; tanto en esa escena como en el resto de la película.

Por cierto, la forma en cómo rejuvenecen a Douglas en esa escena con efectos especiales es formidable; es tan realista que llegas a creerte que estás viendo al verdadero Michael Douglas de finales de los 80 y principios de los 90. Desde luego, es increíble lo bien que Marvel Studios hace este tipo de cosas; todavía recuerdo Capitán América: El Primer Vengador (Joe Johnston, 2011) y lo bien que recrearon al Steve Rogers pre-suero del supersoldado colocando digitalmente el rostro de Chris Evans sobre el cuerpo de otro actor.


Evangeline Lilly esta fantástica como Hope Van Dyne. Esta chica cada vez me gusta más. Es una buena actriz y cada vez mejora más sus interpretaciones; y en esta película no es una excepción. Además, aunque en esta película tenga pocos momentos para lucirse, como chica de acción es fantástica. Ya ardo en deseos de verla convertida en la nueva Avispa, que es lo que nos anuncian en una de las escenas post-créditos.

Y finalizo con el villano principal, Darren Cross, quién en la película adopta la personalidad de Yellowjacket –una de las personalidades de Hank Pym en los cómics; una libertad que se toman que no me parece mal –, y es interpretado por Corey Stoll, quién hace un estupendo trabajo en todo momento.

Este villano es, sin duda, una de las cosas que más me ha sorprendido de la película, ya que me hice una idea bastante equivocada de él. Viéndole en los tráilers y los avances, llegué a creer que se trataba de una triste imitación del Obadiah Stane (Jeff Bridges) del primer Iron Man. Pero, nada más lejos de la realidad. Salvo por la calva, este personaje a penas se parece a aquel. De hecho, Darren Cross es mucho más peligroso, ya que es un auténtico psicópata; alguien que no tiene problemas en mirarse al espejo después de asesinar a alguien. El tipo puede que se lucre con su plan –es loco, pero no es tonto –, pero su principal motivación es la venganza contra Pym, ya que se siente traicionado por el que fuera su mentor y solamente desea destruirle –aunque eso le lleve a destruir el orden mundial –y quitarle todo lo suyo; tanto su trabajo como su hija. Desde luego, es un personaje que da bastante miedo.

Resumiendo ya. Ant-Man es una película muy buena y una estupenda adaptación de cómic. Se disfruta de principio a fin y deja un muy buen sabor de boca y ganas de ver más; por lo que espero con muchas ganas esa secuela con la nueva Avispa.

Siempre nos quedará la duda de que habría hecho Edgar Wright con esta película. Aunque, hay que decir que se aprecian varios aspectos propios de él en la película –especialmente, en los momentos humorísticos –y, finalmente, tanto él como Joe Cornish aparecen acreditados como guionistas.


Bueno, me despido disculpándome por el largo abandono al que he sometido a este blog. Prometo más reviews en adelante. La siguiente será la de SPECTRE, la nueva película de James Bond, de la que tengo ganas de hablar.