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7 de mayo de 2013

SUPERMAN IV : EN BUSCA DE LA PAZ (1987)















La franquicia de Superman cambió de manos en esta cuarta entrega que se esperaba que relanzara la saga y consiguió todo lo contrario.

Una película con muy buenas intenciones por parte de su director, sus actores y su equipo técnico pero bajo la tutela de una compañía que, desde luego, no era la mas apropiada para un film como este.

Una escalada de tensión entre EEUU y la URSS amenaza con una posible guerra nuclear, algo que Superman (Christopher Reeve) ve con preocupación. Tampoco como Clark Kent le van bien las cosas, ya que el Daily Planet ha sido comprado por David Warfield (Sam Wanamaker), un magnate de la prensa amarillista. Este pone al frente del periódico a su hija, Lacy (Mariel Hemingway), para que recorte gastos y haga los cambios precisos para convertir el periódico en un diario sensacionalista. Esto no tardará en enfrentarles con Perry White (Jackie Cooper) y Lois Lane (Margot Kidder).

Mientras tanto, motivado por una carta que un niño le escribe pidiéndole ayuda para evitar la catástrofe nuclear, Superman decide romper su norma de no intervenir en los asuntos humanos y empieza a eliminar las armas nucleares de todo el mundo enviándolas al sol para que las destruya. Pero esto es aprovechado por Lex Luthor (Gene Hackman), quién ha logrado escapar de la cárcel con la ayuda de su incompetente sobrino, Lenny (Jon Cryer). Luthor logra hacerse con un pelo de Superman que este donó a un museo y lo utiliza para crear un material genético que introduce en un misil nuclear antes de que Superman se apodere de él y lo envíe al sol. La explosión hace que del material genético surja el conocido como Hombre Nuclear, un ser con poderes similares a los de Superman cuya energía proviene del sol.

Después de los flojos resultados Superman III (Richard Lester, 1983) y del fracaso de Supergirl (Jeannot Szwarc, 1984), Alexander Salkind y su hija, Ilya Salkind, decidieron vender los derechos de Superman a Menahem Golan y a Yoram Globus, quienes entonces dirigían la Cannon Group, una famosa compañía cinematográfica que se caracterizaba por realizar películas de acción de bajo presupuesto, casi de serie B, y que encumbró a estrellas del cine de acción como Charles Bronson, Chuck Norris o Jean-Claude Van Damme. A ellos les debemos títulos como las sagas Desaparecido en Combate o El Guerrero Americano y películas como Yo soy la Justicia (Michel Winner, 1982), Invasión USA (Joseph Zito, 1985), El Justiciero de la Noche (Michael Winner, 1985), Delta Force (Menahem Golan, 1986) o Cobra, el brazo fuerte de la ley (George Pan Cosmatos, 1986).


La Cannon, bajo el mandato de Golam y Globus, vivió su época de mayor esplendor durante la primera mitad de los 80 y habían decidido expandirse con, entre otras cosas, la creación de franquicias basadas en cómics; haciéndose, además de con Superman, con los derechos de otros superheroes, como Spiderman o el Capitán América. No obstante, solo fue Superman quién llegó a tener película; bueno, también la tuvo el Capitán América varios años después en aquel nefasto film, pero Golam lo produjo cuando ya estaba fuera de Cannon y había fundado su propia compañía, 21th Century.

El proyecto comenzó bien. La marcha de los Salkind animó a los regresos de Margot Kidder como Lois Lane y Gene Hackman como Lex Luthor y lograron convencer a Christopher Reeve para que encarnara de nuevo al hombre de acero; para ello le dejaron que él mismo ideara la historia de la película, la cual Lawrence Konner y Mark Rosenthal se encargarían de convertir en guión, y también permitieron que dirigiera la segunda unidad.

Para la dirección quisieron traer de vuelta a Richard Donner y estuvieron cerca de convencerle, pero este prefirió mejor dirigir Arma Letal (1987) y, tras barajarse nombres de directores como Paul Verhoeven o Wes Craven y de otros habituales del estudio, como Joseph Zito, la dirección recayó en el veterano Sidney J. Furie.

Los problemas empezaron, como siempre, por motivos de dinero.

Golam y Globus recibieron 35 millones de dólares de la Warner para hacer el film, pero ellos decidieron emplear solo la mitad, 17´5 millones, y utilizar la otra mitad de ese dinero para otros películas. Esto supuso un sin fin de reescrituras del guión para abaratar los costes. Luego, la reducción de presupuesto espantó al equipo de efectos especiales habitual de la saga, por lo que se contrató un nuevo equipo encabezado por Harrison Ellenshaw; aunque, poco pudieron hacer con el material tan pobre que le dieron.

Luego, tras el rodaje, las cosas no fueron mejor, ya que a Cannon no le gustó el montaje original de 136 minutos y obligó a reducir la duración a 90 minutos, quedándose mucho material en la sala de edición. En el montaje original, entre otras cosas, había dos Hombres Nucleares, siendo cortadas las escenas correspondientes al primero de ellos, el cual estaba interpretado por Clive Mantle. Este era quién se enamoraba de Lacy Warfield, por eso el segundo Hombre Nuclear –que había surgido de los restos del primero tras ser derrotado por Superman –se acordaba de ella al verla en un periódico.

Los de Cannon afirmaron que los 46 minutos de metraje cortados se emplearían en una quinta entrega, la cual jamás llegó a hacerse, ya que la película fue un monumental fracaso, recaudando solo 15 millones de dólares a nivel mundial; ni tan siquiera recuperaron los 17´5 millones en los que habían reducido el presupuesto.

Normal que no hicieran la quinta entrega –algo que es de agradecer, ya que tenían previsto que la dirigiera Albert Pyun –y que el estudio perdiera los derechos después. Además de comenzar su decadencia ese mismo año, 1987, donde también tuvieron los fracasos de Yo, el Halcón, de Menahem Golan, y Master del Universo, de Gary Goddard.

Bueno, vamos a hablar de que me parece la película. Y no me voy a ir mucho por las ramas.

La película es...




UNA MIERDA




Antes de meterme de lleno en el análisis, debo decir que esta fue la primera película de Superman que vi en el cine y recuerdo que disfruté mucho viéndola y aluciné con los momentos y las escenas de acción. Pero entonces tenía solo 7 años y con los inocentes ojos de tu infancia todo lo ves mucho mejor de lo que es en realidad. Porque, a medida que me he ido haciendo mayor y he visto mas veces esta película, cada vez me parece mas y mas mala.

La reducción de presupuesto y los recortes en el guión no solo se notan mucho, es que ni se esfuerzan en disimularlos.

Hay lagunas argumentales tan grandes que afectan terriblemente al ritmo del film, haciendo que todo pase sin pena ni gloria y que a penas se desarrollen los personajes; incluso personajes tan imporantes en la saga como Lex Luthor o Margot Kidder tienen una presencia de lo mas anodina.



Luego todo es cutre hasta decir basta. Empezando por los efectos especiales, que dan pena; pero pena de la que lamentas no tener una pistola a mano para acabar con el sufrimiento de un animal moribundo. Un buen ejemplo son las escenas de vuelo. Las escenas de vuelo de las anteriores películas son magistrales, aunque se notara mucho la pantalla de fondo, te las creías y disfrutabas con ellas. Aquí, en cambio, ver volar a Superman dan ganas de morirse de lo mal hechas que están; y no digamos cuando coge algunas cosas, como esos misiles de juguete o una Estatua de la Libertad de lo mas lamentable.

Pero no solo los efectos especiales son penosos. El diseño de producción es para morirse de vergüenza ajena. Los decorados son de risa –en el peor de los sentidos –. Empiezo por esa superficie lunar donde Superman y el Hombre Nuclear se pelean en una de las peleas mas cutres y patéticas que he visto en mi vida. Si es cierto lo de que la llegada a la luna fue una mentira y la imágenes de la tripulación del Apolo 11 fueron grabadas en un estudio, no hubieran engañado ni al tonto del pueblo de haber grabado esas escenas en un decorado como este.

Otra cosa bien cutre en este film es el vestuario de los personajes. Y no solo lo digo por el Hombre Nuclear y su disfraz de campeón de lucha libre de saldo, sino de todos los personajes, que parece que los vistieron con lo primero que encontraron. Incluso me atrevería a pensar que fueron los propios actores los que se llevaron su propia ropa; el personaje de Perry White parece que está vestido en todo momento como si estuviera en la sala de estar de su casa.

Dejando todo esto a un lado, vamos con las cagadas; que la película las tiene como para parar un tren.

Para empezar, vuelvo a lo de la luna. Porque vemos primero a Superman y al Hombre Nuclear peleándose –o jugando al pilla pilla; a saber que era eso –en una superficie lunar llena de polvo y montañas y luego vemos a Superman empujando, para provocar un eclipse de sol, una luna donde el polvo y las montañas han desaparecido; encima es una luna de cartón que canta una barbaridad.

Luego tenemos que Superman, a parte de poder hacer varias cosas con los ojos, como lanzar rayos láser o mirar a través de superficies con rayos X, también tiene una visión especial con la que es capaz de reconstruir la Muralla China ladrillo a ladrillo.


Y si eso os ha gustado, no os perdáis cuando logra parar la erupción de un volcán poniéndole un tapó que él mismo se hace con la cima de una montaña.

Y, para terminar, mi favorita. Esa en la que el Hombre Nuclear secuestra a Lacy y se la lleva al espacio donde la chica puede respirar con normalidad y que, a pesar de la falta de gravedad, cuando Superman le quita la energía al Hombre Nuclear al cubrir el sol con la luna, este se queda inerte suspendido en el espacio, pero ella se tiene que agarrar a él para no caerse. ¿Como se os queda el cuerpo?


Y a todo esto hay que unirle un sin fin de tonterías y escenas ridículas. Como esa en la que Superman y su alter ego, Clark Kent, tienen una cita doble con Lois y Lacy y tiene que cambiándose constantemente para estar con una y luego con la otra. Una escena que, además de ridícula, llega a resultar aburrida y pesada y solo quieres que se acabe cuanto ante.

Otra ridiculez de la película es que Lex Luthor tiene una mente criminal tan brillante que no solo es capaz de crear un hombre radiactivo a partir de un pelo de Superman, sino que es hasta capaz de censurarlo añadiendo trozos de tela al potingue genético para que cuando nazca lo haga ya vestido y tenga su propio traje. Una tela, por cierto, tan resistente que es capaz, no solo de no ser destruida en una explosión nuclear en la superficie del mismísimo Sol, sino que capaz hasta de multiplicarse.

Además, vale que lograran recuperar a Gene Hackman, pero ya cansa un poco tener de nuevo como villano principal a Lex Luthor, a quién ya vimos en la primera y en la segunda y en la tercera tuvimos una mala imitación de él. Eso si, aquí cambia de ayudante patoso, sustituyendo al célebre Otis (Ned Beatty) por un sobrino tonto llamado Lenny al que da vida Jon Cryer, actor que gozó de cierta fama en los 80 gracias a títulos como Click, Click (Jerry Schatzberg, 1984) o La Chica de Rosa (Howard Deutch, 1986) y ahora es conocido como el hermano gorrón de Charlie Sheen en la serie Dos Hombres y Medio.

Resumiendo.

Un auténtico desastre del que la principal culpable fue la Cannon, quién tuvo la oportunidad de ir un paso mas allá y dejar a un lado las películas de serie B para meterse de lleno en las superproducciones. Pero, en lugar de eso, se echaron atrás y terminaron por cargarse una película que podría haber resucitado la saga de Superman pero, en lugar de eso, la enterró del todo y el hombre de acero empezó una larga odisea antes de volver a los cines; algo de lo que ya hablaré en otra entrada, la correspondiente a Superman Returns.


Lo peor de la Cannon es que engañaron a todo el mundo, porque dudo mucho que, de saber donde se metían, ni Christopher Reeve, Margot Kidder o Gene Hackman se hubieran aventurado a volver y, mucho menos, la Warner les hubiera dado los 35 millones de los que, como ya he dicho, solo la mitad fueron invertidos en el film. Claro, que al final tuvieron su justo castigo cuando el estudio se hundió y fue absorbido posteriormente por MGM.

Una película de lo mas nefasta. No llega al nivel de subnormalidad de Batman y Robin (Joel Schumacher, 1997), que hundió la saga de Batman diez años después, pero se le queda cerca. Una película que es imposible tomársela en serio y es imposible disfrutar con ella; a menos que seas un niño de 7 años, claro.

Christopher Reeve no se pudo despedir peor de la saga y el personaje que le dio la fama.