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24 de diciembre de 2014

EL HOBBIT: LA BATALLA DE LOS CINCO EJÉRCITOS (2014)




















Once años después, volvemos a llegar otra vez al final del camino. Peter Jackson finaliza su nueva trilogía ambientada en la Tierra Media con el estreno de la tercera entrega. Aunque, a diferencia de las anteriores, y de la trilogía de El Señor de los Anillos, esta película no se ha rodado simultáneamente con las otras, sino que fue rodada después; al menos, en parte.

Recordemos que, originalmente, la adaptación de El Hobbit iba a constar solo de dos películas pero, en plena producción de ambos films, se decidió convertirla en una trilogía, por lo que tuvo que ser rodada después. Eso si, no la película entera, sino el material necesario para convertir las dos películas que se estaban preparando en tres film, para lo que Jackson tuvo que tirar de los apéndices publicados al final de El Retorno del Rey, ya que la novela de El Hobbit no daba ya para tanto.

Esto ha llevado también a un baile de títulos. Cuando la adaptación constaba de dos películas, la primera se iba a titular El Hobbit: Un Viaje Inesperado y la segunda llevaría por título El Hobbit: Partida y Regreso. Luego, cuando se decidió hacer la trilogía, la primera película conservó su título, pero la segunda pasó a llamarse El Hobbit: La Desolación de Smaug mientras que El Hobbit: Partida y Regreso pasó a ser el título de la tercera.

Sin embargo, el pasado mes de abril nos sorprendieron con un nuevo cambio de título. Así, la película que nos ocupa pasó a llamarse El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos mientras el título de El Hobbit: Partida y Regreso desaparecía del mapa.

No obstante, consciente de la importancia que el subtítulo de Partida y Regreso tiene para los fans de Tolkien, Peter Jackson ha decidió emplearlo para nombrar a la trilogía completa en futuros packs de DVD y Blu-Ray; al menos, eso dicen.


Pero, bueno, dejo ya este rollo de los títulos y paso a hablar de la película.

Esta comienza justo donde la dejó la anterior entrega. El dragón Smaug (Benedict Cumberbatch) arrasa la Ciudad del Lago en represalia por el intento de Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage) y los enanos de darle muerte. Mientras Tauriel (Evangeline Lilly), Kíli (Aidan Turner) y los enanos que se quedaron con él ayudan a escapar a las hijas de Bardo (Luke Evans), este logra escapar de la celda donde le tenían encerrado y consigue dar muerte a Smaug con ayuda de su hijo y la última flecha negra. Al morir, el dragón cae sobre el gobernador (Stephen Fry), quién intentaba huir en una barca con todas las riquezas de la ciudad. Los supervivientes de la ciudad acogen a Bardo como su líder y los lleva a las ruinas de la Ciudad del Valle para reclamar a Thorin el oro que les prometió. Pero Thorin, atrincherado en Erebor, se niega a cumplir su promesa, ya que, como le ocurrió a su abuelo, el oro está corrompiendo su mente. Además, la cosa empeora al no encontrar la Piedra del Arca, llegando a sospechar que uno de los enanos la tiene escondida.

La piedra está en realidad en manos de Bilbo (Martin Freeman), quién no quiere entregarla por su temor a que el estado de Thorin empeore. Por ello, decide escapar de Erebor y entregarle la piedra a Bardo. Para su sorpresa, Thranduil (Lee Pace) se encuentra allí con un ejército de elfos con el que pretende atacar Erebor. Muerto Smaug, el rey elfo quiere recuperar unas gemas que forman parte del gran tesoro de los enanos y, por ello, él y Bardo han sellado una alianza. Allí también se encuentra Gandalf (Ian McKellen), quién fue liberado de la fortaleza de Dol Guldur por los miembros del Concilio Blanco. Mientras Elrond (Hugo Weaving) y Saruman (Christopher Lee) combaten a los Nazgûl, Galadriel (Cate Blanchett) libera a Gandalf y logra expulsar de allí a Sauron (Benedict Cumberbatch), quién huye hacia Mordor. Elrond piensa que deben avisar a Gondor del regreso del señor oscuro y acabar con él antes de que recupere su poder, pero Samuran afirma que, sin el Anillo Único, Sauron no representa una amenaza y él mismo se encargará de él. Mientras eso pasaba, Gandalf fue sacado de la fortaleza por Radagast el Pardo (Sylvester McCoy) y decide acudir inmediatamente a Erebor para avisar de que un gran ejército de orcos liderado por Azog (Manu Bennett) se dirige hacia la montaña. Pero no van allí por sus riquezas, sino porque es un punto estratégico que permitiría a Sauron poder acceder al antiguo reino de Angmar, el cual supondría una gran amenaza si se alzara de nuevo.

En taquilla, a la película le está yendo bien con 98 millones de dólares recaudados en EEUU y 269 millones más recaudados en el resto del mundo que hacen un total de 367 millones de dólares. Unas muy buenas cifras, aunque no tan espectaculares como las que hacían en su día las películas de El Señor de los Anillos. Sobre opiniones de público y crítica, pues lo mismo que con las dos anteriores, para que decir más.

¿Y qué opino yo?

A mi esta nueva trilogía, pese a ser inferior a la de El Señor de los Anillos y el haber estirado la historia y se note, me gusta mucho. Al contrario que mucha gente que se sintió decepcionada con ella, la primera película me gustó mucho, me encantó. Luego llegó la segunda y esta me gustó incluso más. Es por ello por lo que tenía puestas bastantes expectativas en esta tercera entrega, que esperaba que cerrara la trilogía con broche de oro.

Pues bien, tras haberla visto, debo decir que la película me ha gustado mucho y he disfrutado mucho viéndola. Sin embargo, también salí de verla con cierta sensación de decepción. Y es que, para ser el cierre de una trilogía, yo me esperaba más, la verdad.


Vamos a ver, la película es muy buena. De nuevo la dirección de Peter Jackson es magistral, tanto en las batallas y las escenas de acción, las cuales son de lo más espectaculares, como en los momentos dramáticos y la dirección de actores.

El ritmo nunca decae, los efectos especiales y el diseño de producción cumplen a la perfección y el trabajo de los actores sigue siendo muy bueno y, además, se ve una gran mejoría en la mayoría de actores que repiten. De aquí destaco sin ninguna duda a Richard Armitage, quién se ha superado claramente en su papel de Thorin y ha sabido llevar muy bien al personaje en su descenso a la locura. Sobre las nuevas incorporaciones –que no son muchas –, destaco sin ninguna duda a Billy Connolly, quién está realmente sensacional como Dáin Píes de Hierro.

La película está muy bien. Como ya he dicho antes, he disfrutado mucho viéndola y tengo ganas de verla de nuevo. Sin embargo, le falta algo muy necesario para haber cerrado esta trilogía con broche de oro. Le falta ÉPICA.

Sinceramente, no he visto épica en ningún momento de la película. Las batallas son espectaculares y de lo más impresionantes y brutales, pero no he visto que desprendan épica en ningún momento. Tampoco he visto épica en los momentos importantes, como la muerte de Smaug, el enfrentamiento del Concilio Blanco contra Sauron o la pelea final entre Thorin y Azog. Todos esos momentos están muy bien, no me malinterpretéis, son brutales y están de lo más logrados, pero carecen de épica; o, al menos, yo no sé la veo.

La épica en esta película brilla por su ausencia. Esa misma épica que poseía la anterior trilogía; especialmente, El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey (2003), la cual desprendía épica en cada momento. Yo no esperaba que esta película estuviera a la altura de El Retorno del Rey, pero si esperaba que, al menos, se le acercara un poco. Como ya he dicho, Peter Jackson ha hecho un gran trabajo, pero en lo que a épica se refiere, ha estado muy, pero que muy, descafeninado.

Puede que en esta nueva trilogía prime más la acción y el espectáculo por encima de la épica pero, aún así, las dos anteriores películas tenían sus momentos épicos. Pero aquí nada. Ni tan siquiera he visto épica en los momentos más brutales, como las muertes que se producen al final, las cuales no revelaré por los que no hayan visto aún la película y no se hayan leído el libro –que, por desgracia, los hay –.


Desde luego, no sé que le habrá pasado a Peter Jackson en esta película, porque las dos anteriores si me causaron mucha satisfacción. Quizá sea verdad que ha sido un error el dividir la saga en tres películas cuando el material no daba para tanto.

Sin embargo, esa es otra. Porque, a diferencia de las dos primeras, aquí no hay ninguna sensación de estiramiento; está estirada la historia, no os equivoquéis, pero aquí no da esa sensación. Además, para mí le faltan cosas.

Por ejemplo, la escena de Smaug y la destrucción de la Ciudad del Lago, aunque es un momento excelente y de lo más brutal, se me ha hecho demasiado corta. Para mí, debería haber sido una escena más densa que aprovechara mejor a un excelente villano como Smaug. Porque, después de los grandes momentos que nos dio en la anterior entrega, yo tenía muchas ganas de verlo más y me encuentro con que lo desaprovechan mucho.

Luego está el asunto de Sauron y el Concilio Blanco. La cosa, tal y como queda, está bien. Sin embargo, no hubiera estado de más que Jackson hubiera metido una escena en la que viéramos como se termina de forjar la alianza entre Sauron y Saruman. Pero, bueno, esto es solo a gusto propio. Además, conociendo a Jackson, seguro que tiene una escena como esa guardada para alguna versión extendida.

Bueno, vamos resumiendo ya.

La película es muy buena. Como ya he dicho, me ha gustado mucho y he disfrutado mucho viéndola. Pero, para mí ha sido la más floja de los tres. Si tengo que poner las tres películas en una escala sobre cual me gusta más y cual menos, sin duda, el primer puesto lo ocuparía La Desolación de Smaug, el segundo puesto lo ocuparía Un Viaje Inesperado, y el tercer lugar lo ocuparía esta;una escala muy diferente a la de El Señor de los Anillos, donde el puesto lo ocuparía El Retorno del Rey, el segundo puesto lo ocuparía La Comunidad del Anillo y el tercer puesto lo ocuparía Las Dos Torres.


Y es que, como ya he dicho antes, la película, aunque esté muy bien, para ser un final de trilogía no ha logrado estar a la altura. Y todo por esa falta de épica que se hace notar en todo momento.

Una pena. Pero, aún así, la película es muy buena y, desde luego, la recomiendo.








31 de diciembre de 2013

EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG (2013)

















Llegué a creer que no iba a poder ver esta película antes de que acabase el año, ya que varios problemas han impedido que pudiera verla antes. 

Sin embargo, por fin he podido ver esta película, la segunda parte de las tres en que se divide la adaptación que Peter Jackson ha realizado de El Hobbit. Así que, para acabar el año, ya puedo dar mi más clara opinión sobre ella.


Pero, vayamos por partes.

Bilbo Bolsón (Martin Freeman) continúa el viaje hacia Erebor junto al mago Gandalf el Gris (Ian McKellen) y los trece enanos liderados por Thorin (Richard Armitage). Tras ser salvados por las águilas, llegan a la casa de Beorn (Mikael Persbrandt), un hombre con la capacidad de transformarse en oso, donde pasan la noche. Después llegan al Bosque Negro, donde Gandalf se separa de ellos una vez más. Dentro del bosque, los enanos son capturados por arañas, pero Bilbo consigue ayudarles a escapar con ayuda de su daga, Dardo, pero son apresados de nuevo, esta vez por un batallón de elfos pertenecientes al reino de Thranduil (Lee Pace) que están liderados por Legolas (Orlando Bloom), el hijo de Thranduil, y Tauriel (Evangeline Lilly), una bella guerrera elfa protegida del rey. Los enanos son encarcelados y Thorin es llevado ante Thranduil, que les propone dejarles ir a cambio de que le entregue unas valiosas gemas que forman parte del tesoro de Erebor. Pero Thorin no perdona al rey elfo el no prestarles ayuda cuando fueron atacados por el dragón Smaug (Benedict Cumberbatch) y rechaza la oferta, por lo que es encarcelado también. Pero Bilbo, ayudado por el anillo que encontró en la caverna de Gollum, evita ser capturado por los elfos y ayuda a los enanos a escapar del reino a través del rey montados en barriles. Los enanos son perseguidos por los elfos y están a punto de ser capturados de nuevo, pero en esos momentos aparece una legión de orcos liderada por Bolgo (Lawrence Makore), el hijo de Azog (Manu Bennett), a quién su padre encomienda la persecución de Thorin tras ser reclamado en Dol Guldur por el Nigromante.

Mientras, Gandalf investiga junto a Radagast el Pardo (Sylvester McCoy) las tumbas de los Nazgûl, descubriendo que estos ya no se encuentran en ellas, lo que significa que han sido convocados y solo hay alguien que puede convocarlos. Tras hacer que Radagast se marche para contarle a Galadriel lo que ha descubierto, el mago gris se adentra solo en Dol Guldur, cayendo en una emboscada de orcos encabezados por Azog. Ganfalf intenta escapar, pero es encontrado por el Nigromante quién, tras un enfrentamiento, lo derrota y lo captura. Es entonces cuando Gandalf descubre la verdad sobre el Nigromante y comprueba horrorizado que sus terribles sospechas son ciertas. Encerrado en una jaula, el mago contempla como un ejército de orcos marcha hacia Erebor.



Como ya sabemos bien, la saga comenzó hace un año con El Hobbit: Un Viaje Inesperado (2012), ahora continúa con la película que nos ocupa y el año que viene finalizará con el estreno de El Hobbit: Partida y Regreso (2014); título que, por cierto, tenía esta película cuando la adaptación constaba solo de dos films.

Como ocurrió con su predecesora, la película está haciendo una excelente taquilla, habiendo recaudado 190 millones de dólares solo en EEUU y 424 millones a nivel mundial, haciendo un total de 614 millones de dólares. No hay duda de que va a ser otro éxito enorme; puede que algo inferior al de la primera por la pérdida del impacto inicial, pero un éxito en toda regla. Además, cabe decir que está siendo mejor recibida por crítica y público que su predecesora

¿Y qué me ha parecido a mí? Pues a eso voy ahora mismo.

A mí la película me HA ENCANTADO. Me ha parecido un film excelente, disfrutable de principio a fin y que deja con muchas, muchísimas, ganas de mas al final. Incluso ahora me alegro de que se hayan hecho tres películas porque me entusiasma saber que todavía queda una película más; aunque haya que esperar otro año para verla.

Y es que Peter Jackson está haciendo de nuevo un excelente trabaja en este regreso a la Tierra Media. No tan acertado como cuando hizo la trilogía de El Señor de los Anillos, ya que aquí comete algunos fallos, pero un trabajo excelente de todas formas.

Desde luego, esta secuela es muy superior a su predecesora, la cual también me encantó. Porque recuerdo que yo no soy de las personas que se sintieron decepcionadas con la primera, todo lo contrario. A mí la primera me encantó y ya lo dejé bien claro en este mismo blog. Y esta secuela me ha encantado mucho mas, algo que ya me esperaba. No solo es más espectacular, vibrante y épica que la primera, sino que hasta corrige muchos de los fallos de esta.




La primera película tenía pequeños defectos, pero había dos grandes en especial. Uno era el hecho de adaptar una novela de 300 páginas en tres películas de casi tres horas cada una, lo que obligaba a estirar la historia como si fuera un chicle y a meter mucho material de relleno. Otro problema era a nivel visual, ya que el nuevo formato de 48 fps hacía que se notara más el contraste entre los efectos especiales físicos y los realizados por CGI.

Pues bien, esta película ha mejorado mucho estos aspectos. La sensación de estiramiento es muchísimo menor, llegando casi ni a notarse, todo gracias a un ritmo excelente que nunca decae y una muy lograda estructuración de la historia. Y visualmente la cosa también mejora mucho; se nota que Jackson y los de efectos especiales supieron ver los defectos en la anterior y aquí los han mejorado, tal y como predije.

La película es sensacional. Ya desde la primera escena la historia engancha y ya no suelta hasta que salen los títulos de crédito finales. Todo es una sucesión de momentos impresionantes, como la llegada a la casa de Beorn –un Beorn muy logrado, tanto en su versión oso como en su versión humano –, la entrada en el Bosque Negro, la escena de las arañas, la fuga por el río en barriles, el enfrentamiento de Gandalf contra el Nigromante o el momento estrella de toda la película, el enfrentamiento contra Smaug, que es sin duda escena del año.

El dragón Smaug es una auténtica maravilla. A parte de estar muy bien hecho técnicamente, es una bestia impresionante, amenazadora y de lo mas aterradora, como una especie de Hannibal Lecter gigante; se me erizaba la piel con solo oírle hablar a pesar de que todavía no la he visto en V.O. para escuchar la voz de Benedict Cumberbatch, que este año ha interpretado a dos villanos excelentes sin contamos su personaje en Star Trek Into Darkness. Sin duda, este Smaug es la gran revelación de esta trilogía, como Gollum lo fue de la de El Señor de los Anillos.



A nivel interpretativo, los actores que repiten siguen haciendo el buen trabajo que hacían en el primer film.

Sobre los nuevos actores que se incorporan a la saga, quién más destaca es sin duda Evangeline Lilly, actriz que se hizo famosa por su papel Kate Austen en la serie Perdidos y que aquí da vida a la elfa Tauriel, un personaje que no aparece en ninguna novela de Tolkien y que ha sido inventado por Jackson para la gente como yo, que siempre hemos echamos de menos ver más chicas guerreras en esta historia. Lilly se sale en todo momento, ensombreciendo constantemente al mismísimo Legolas, tanto en las escenas de acción –donde se desenvuelve muy bien –como en los momentos dramáticos. Además, me gusta la rollo que tiene con el enano Kili y algo que encuentro bastante interesante; en El Señor de los Anillos teníamos una historia de amor prohibido entre un hombre y una elfa y aquí podríamos tener algo parecido con una elfa y un enano –aunque esta puede tener un final trágico –.

Otro de los nuevos que también me ha gustado mucho ha sido Luke Evans, que está genial como Bardo –personaje que va a adquirir mucho más protagonismo en la nueva entrega –y no me olvida también del siempre estupendo Stephen Fry, que aquí da vida al corrupto gobernador de Esgaroth y que, como siempre, hace un gran trabajo.

Vamos resumiendo.

La película es muy buena, EXCELENTE. Me ha encantado, he disfrutado enormemente viéndola y tengo unas ganas enormes de volver a verla. En este 2013 tan lleno de decepciones –una de ellas, Pacific Rim, lo que hace que sea más triste el que Guillermo del Toro se marchara de este proyecto –, es agradable ver que esta película no solo ha cumplido, sino que hasta ha superado las expectativas.


Una de las mejores películas del año, sin duda. Sigue sin estar a la altura de las películas de El Señor de los Anillos, ya que es muy difícil igualar a esos tres peliculones, pero se le acerca mucho.


De nuevo, Peter Jackson vuelve a dar en la diana y demuestra que no hay nadie mejor que él para llevar el universo de Tolkien al cine.














22 de diciembre de 2012

EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO (2012)



















Bueno, un poco tarde, pero ya he visto esta película que es la primera parte de una trilogía de películas que adaptan para el cine El Hobbit, la popular novela que precede a la trilogía de El Señor de los Anillos, y que también ha corrido a cargo de Peter Jackson, quién ha vuelto a ponerse a los mando en este regreso a la Tierra Media que ha tardado muchos años en ver la luz.

Mientras prepara su 111º cumpleaños, el hobbit Bilbo Bolson (Ian Holm) recuerda cuando dejó su tranquila vida en La Comarca y marchó a vivir una aventura que cambió por completo su vida y repercutirá mucho en el destino de la Tierra Media.

60 años antes, el joven Bilbo (Martin Freeman) recibe la visita de Gandalf el Gris (Ian McKellen), quién le cuenta que está buscando a alguien para acompañarle en un peligroso viaje. Bilbo rechaza la oferta y se mete en su casa –mejor dicho, agujero –, pero Gandalf hace una marca en su puerta y se marcha. Mas tarde, mientras se prepara para cenar, una sucesión de enanos comienzan a llegar inundando su casa. Todos han sido convocados por Gandalf, quién también se presenta allí. Los enanos –13 en total –son una compañía liderada por Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage), heredero de Erebor, un reino situado en el interior de la Montaña Solitaria que prosperó mucho durante el reinado de Thrór, abuelo de Thorin, acumulando un sin fin de riquezas. Pero esto atrajo a Smaug, un poderoso dragón que invadió el reino y se apoderó de su tesoro, expulsadon a Thorin y los demás enanos supervivientes.

Ahora, Thorin se dispone a recuperar su reino con la ayuda de Gandalf, quién quiere que Bilbo les acompañe para actuar como saqueador. Bilbo no desea partir y rechaza la propuesta pero, al final termina yéndose con Gandalf y los enanos en un viaje lleno de peligros donde se toparán con unos trolls que desean devorarlos y son perseguidos por unos orcos liderados por Azog (Manu Bennett), un enorme jefe orco que mató a Thrór cuando este intentó recuperar las minas de Moria tras ser expulsado de Erebor y Thorin se vengó de él cortándole un brazo. Azog ahora busca vengarse de Thorin y ha puesto un precio muy alto por su cabeza mientras tiene a sus orcos buscándole a lomos de sus huargos. Durante el viaje, Gandalf se encuentra con el también mago Radagast el Pardo (Sylvester McCoy), quién la habla de que un extraño nigromante está habitando la fortaleza abandonada de Dol Guldur y está infectando el bosque negro de magia oscura. En Rivendel, Gandalf expone todo esto al Concilio Blanco, formado por los elfos Elrond (Hugo Weaving) y Galadriel (Cate Blanchett) y el mago Saruman el Blanco (Christopher Lee), y expone su preocupante teoría sobre la identidad del nigromante, pero el concilio –salvo Galadriel –no le cree y tampoco aprueban la misión de los enanos. Sin embargo, estos se marchan sin avisar y se encaminan hacia las montañas nubladas donde, tras un encuentro con gigantes de piedra, son capturados en una cueva por los trasgos, quienes los llevan ante su rey, quién no duda en avisar a Azog para cobrar la recompensa. Bilbo, no obstante, logra escabullirse por las cuevas, encontrándose con una extraña criatura llamada Gollum (Andy Serkis), quién le propone un juego de adivinanzas donde, si pierde, puede ser devorado. Poco antes, Bilbo recoge un extraño anillo que se le había caído a Gollum.


Publicada en 1937, El Hobbit es una novela de poco mas de 300 páginas que J. R. R. Tolkien escribió en un principio como cuento para sus hijos, pero que terminó publicándose. Muchos años después, Tolkien escribió la que iba a ser su secuela, El Señor de los Anillos, pero esta terminó convirtiéndose en una obra mucho mas grande y compleja de la que El Hobbit terminó siendo su precuela.

Peter Jackson, gran admirador de los textos de Tolkien, quería adaptar primero El Hobbit y realizar después la adaptación de El Señor de los Anillos. No obstante, decidió optar por realizar la trilogía del anillo y dejó aparcado El Hobbit. Años después, cuando El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (2001), El Señor de los Anillos: Las Dos Torres (2002) y El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey (2003) fueron tres enormes éxitos de taquilla, recaudando 2.916 millones de dólares entre las tres, decidió recuperar la adaptación de El Hobbit.

Sin embargo, este proyecto pasaría por un sin fin de calamidades hasta poder ver la luz.

En 2007, Robert Shaye, presidente y fundador de New Line Cinema –el estudio que produjo la trilogía de El Señor de los Anillos –, declaró públicamente que no quería que Jackson estuviera involucrado en El Hobbit debido a que, dos años antes, el cineasta neocelandés denunció al estudio acusándoles de no haberle pagado una cantidad de dinero que le correspondía –los beneficios del merchandising y todo eso –. El asunto se resolvió con un acuerdo, pero a Shaye esto le disgustó mucho y no quería volver a trabajar con Jackson. Sin embargo, varios fracasos del estudio –el cual se declararía en bancarrota en 2008 y se fusionaría con Warner Bros. Pictures –hicieron que Shaye se ablandase y volviera a contar con Jackson, quién contaba con el apoyo de MGM, verdaderos dueños de los derechos cinematográficos de las obras de Tolkien.

En diciembre de 2007, New Line y MGM acordaron que se realizarían dos películas de El Hobbit y Jackson sería su productor ejecutivo, aunque no las dirigiría, por lo que se buscó a otro director, tanteándose candidatos como Sam Raimi, Alfonso Cuarón o David Yates, siendo elegido Guillermo del Toro, quién se trasladó a Nueva Zelanda dispuesto a dedicar cinco años de su vida en este proyecto.

Sin embargo, la maquinaria volvió a paralizarse debido a un conflicto legal con los herederos de Tolkien que se resolvería en septiembre de 2009. A esto se unió los problemas económicos que sufría MGM y que paralizaron tanto esta producción como otras franquicias del estudio, como la saga de James Bond.

Fue entonces cuando comenzó un periodo donde este proyecto tenía un futuro cada vez mas negro. Los problemas económicos de MGM, al borde de la bancarrota, hicieron que la producción no recibiera luz verde. A todo esto se sumó varios conflictos sindicales en Nueva Zelanda que, entre otras cosas, provocaron varias manifestaciones y el incendio de algunos decorados. Se llegó a sopesar la idea de trasladar la producción a otro país.

A pesar de lo mucho que había trabajado en el guión y la pre-producción de las películas, realizando varios diseños y supervisando la construcción de los decorados, Del Toro terminó abandonando el proyecto a principios de 2010 cansado de esperar y en vista de que no se vislumbraba ninguna luz en el horizonte. Huérfano de director y con los problemas de MGM lejos de resolverse, el proyecto parecía tener los días contados y, de no ser por el empeño de Jackson, se hubiera ido al traste hace tiempo.


No obstante, en octubre de 2010, New Line Cinema, MGM y Warner Bros. Pictures sorprendieron a todo el mundo anunciando que la producción tenía oficialmente luz verde y que se rodaría en Nueva Zelanda; fue el fruto de meses de negociaciones que llegaron a buen puerto. Jackson también sorprendió anunciando que sería él mismo quién dirigiría las películas, las cuales serían rodadas en 3D y con un sistema novedoso, el de rodar las películas con 48 fotogramas por segundo, en lugar de 24 fotogramas por segundo, que es lo habitual en el cine. Un sistema aplaudido por James Cameron, quién ya intentó utilizarlo en Avatar (2009) y ahora piensa hacerlo en las secuelas de esta.

Y así llegamos a esta película, la primera parte de esta adaptación, que ahora constará de tres películas, en lugar de dos. La segunda será El Hobbit: La Desolación de Smaug, que llegará a los cines el 13 de diciembre de 2013, y El Hobbit: Partida y Regreso, que desembarcará en julio de 2014.

Pero vamos a hablar de este film que es lo que ahora incumbe.

De momento, está arrasando en taquilla. Desde su estreno el pasado 14 de diciembre, lleva recaudados 113 millones de dólares solo en EEUU y 138 millones mas en el resto del mundo, haciendo un total de 251 millones de dólares. Además, la película está siendo muy bien recibida por el público.

La crítica, en cambio, es otro cantar. Desde el primer momento, los críticos están atacando duramente a este film, cebándose especialmente con los 48 fotogramas por segundo y acusando a la película de ser un como un chicle estirado, puesto que solo adapta una parte de la novela con una duración de 160 minutos, lo que, según ellos, supone que Jackson ha metido mucha paja de por medio y esto la hace ser aburrida.

Yo, desde luego, a los críticos de cine nunca he solido hacerles mucho caso. Pero, ahora, tras haber visto la película, les voy a hacer mucho menos caso aún. Porque está claro que si están atacando a la película es porque ahora toca ponerla a parir porque ellos habrán decidido que así sea, ya que esta gente se creen dioses y piensan que una película debe ser mala o buena porque ellos lo dicen. Y lo peor es esa legión de gafapastas y lameculos dispuestos a adorarles y a asentir todo lo que dicen como los perros dóciles que son.

Pero, bueno, dejemos a un lado estas mamarrachadas y vamos a lo que importa: la película.

A mi me HE ENCANTADO. He disfrutado mucho con este regreso a la Tierra Media, de nuevo de la mano de un Peter Jackson que no defrauda. Puede que el tipo aceptara dirigirla un poco a regañadientes, pero su pasión por la obra de Tolkien y sus deseos de sacar adelante este proyecto han hecho que vuelva a hacer un gran trabajo y nos ofrezca de nuevo una gran película que, además, será el preámbulo para otras dos grandes películas; como ya ocurrió con La Comunidad del Anillo.

Es cierto que esta película es inferior a las tres entregas de El Señor de los Anillos, tres obras maestras muy difíciles de superar, ahí coincido un poco con los críticos. Sin embargo, tampoco se les aleja mucho.



Puede que, como adaptación, se toma esta vez muchas mas libertades con el texto original que las que se tomaron sus hermanas mayores, pero la historia continúa guardando mucha fidelidad con la novela y continúa guardando mucho respeto por la obra de Tolkien. Puede que esto disguste mucho a los puristas que, sin duda, protestarán por los cambios que se han hecho, como ya hicieron con las anteriores películas. Pero, como digo siempre, para hacer una buena adaptación no es indispensable calcar al milímetro el texto original, sino respetar y mantener intacta la esencia de la obra.


No obstante, lo que mas me preocupaba era como iba a apañárselas Jackson para meter solo una parte de la novela en una película de 160 minutos.

Con El Señor de los Anillos se hicieron tres películas de tres horas cada una y, aún así, se quedaron cosas en el tintero. Sin embargo, El Señor de los Anillos es una obra mastodóntica dividida en tres novelas y de una complejidad enorme. El Hobbit, en cambio, es una novela de 300 páginas, con una historia mucho mas sencilla. Ya con una sola película hubiera sido suficiente para adaptarla.

Sin embargo, aquí no se ha hecho solo una película, sino tres, algo que ha hecho saltar muchas alarmas. Para tranquilizar los ánimos, Jackson afirma que no solo adaptará El Hobbit, sino que tirará también de los Apéndices –esos textos incluidos al final de El Retorno del Rey –. Sin embargo, como pude deducir por los trailers y las imágenes, esta película adapta solo la primera parte del libro, desde el principio hasta la escena de las águilas, una parte muy corta para adaptarla en una película con una duración cercana a las tres horas. Por ello, aunque no suelo hacerle caso a los críticos, lo del chicle estirado y la paja metida para alargar la historia me hacía tener mis dudas con respecto al film.

Sin embargo, una vez vista la película, os puedo asegurar que no me ha aburrido nada y ni tan siquiera se me ha hecho larga. Es cierto que la historia está alargada, pero la forma en que se ha hecho ha sido fenomenal. Jackson ha metido cambios donde había que meterlos, añadido cosas nuevas donde había que meterlas, cambiado escenas de ubicación cuando había que cambiarlas... Y así la cosa le ha quedado genial. Desde luego, no entiendo a los que dicen que se han aburrido viéndola, porque yo he disfrutado desde el principio hasta el fin y ya tengo muchas ganas de volver a verla otra vez y, sobre todo, de ver las otras dos entregas; sobre todo, sabiendo gracias a la novela que lo que viene después es mucho mas interesante y espectacular. Especialmente, con la gran aparición del dragón Smaug, cuyo aspecto es uno de los secretos mejor guardados; como lo fue en su día el de Gollum.


Técnicamente, la película es prodigiosa. De nuevo los efectos especiales son geniales y el diseño de producción es fascinante, recreando de forma fenomenal los distintos mundos de la Tierra Media conservando la magia de los textos de Tolkien y añadiéndolas buenas dosis de realismo. Una de los elementos que mas me han gustado han sido los huargos, que me han parecido mucho mejores que esa especie de hienas que aparecían en Los Dos Torres y que nunca llegaron a convencerme. Me alegra que Jackson sepa aprender de sus errores; aunque estos no sean muchos.

Sobre los tan cacareados 48 fotogramas por segundo, la verdad que yo no he notado como si estuviera viendo un capítulo de Benny Hill, como dicen los críticos, ni me he mareado, como dicen algunos que la han visto. Si es cierto que la película pierde esa textura cinematográfica tan propia de las películas tradicionales. Aunque, el principal inconveniente que le he visto es que, al haber una mayor calidad de imagen, había momentos en los que se notaba mucho la diferencia entre los efectos tradicionales y los realizados por CGI, algo que no ocurría en la anterior trilogía. Donde mejor se veía era en la escena de la cueva de los trasgos o cuando Azog, creado digitalmente, interactúa con los otros orcos.

Pero, claro, esto se debe a lo novedoso de este sistema y todo será cuestión de que las empresas de efectos especiales se habitúen. Los de WETA ya han tenido que trabajar mas, metiendo mas efectos especiales ante el aumento del número de fotogramas, pero aún les queda pulir mas los efectos para evitar que estos se noten. No hay duda que en el futuro esto se resolverá; incluso puede que se resuelva en las siguientes entregas si Jackson ha sabido ver el problema.

En cuanto al reparto, las interpretaciones están muy bien. Ian McKellen vuelve a hacer un gran trabajo dando vida a Gandalf, lo mismo que Cate Blanchett, Hugo Weaving y Christopher Lee en sus respectivos papeles de Galadriel, Elrond y Saruman, respectivamente. También, a pesar de su corta participación, Ian Holm y Elijah Wood vuelven a estar a la altura como Bilbo viejo y Frodo, respectivamente.

Estos los que repiten. Sobre los nuevos, Martin Freeman está genial como joven Bilbo y Richard Armitage lo hace muy bien como Thorin, lo mismo que los demás enanos, todos de los mas carismáticos y logrados. Es una pena que John Rhys-Davies no haya regresado, ya que me hubiera gustado verle dando vida a Gloin, el padre de Gimli, pero Peter Hambleton hace un buen trabajo.


Y no me olvido de Andy Serkis, de nuevo encarnando magistralmente a Gollum. Un Gollum, de nuevo creado mediante motion capture –empleando aquí la tecnología con la que se hicieron los Na´vi de Avatar –, tan impresionante y maravilloso como el visto en la trilogía de El Señor de los Anillos. Desde luego, este personaje es de lo mas realista y llegas a creerte que es un personaje verdadero. En la escena en la que Bilbo no se atreve a matarlo llega a conmover y hasta dan ganas de llorar, palabra. Los que digan que es un personaje irreal y vacío está claro que mienten o no ven mas allá de sus narices.

Bueno, vamos resumiendo ya.

El Hobbit: Un Viaje Alucinante me ha parecido una película estupenda, un film maravilloso que me ha dejado una gran satisfacción. Puede que no me haya impresionado tanto como cuando vi en su día La Comunidad del Anillo, pero si ha llegado a impresionarme, y mucho. Peter Jackson vuelve a hacer un gran trabajo trasladando una vez mas el texto de Tolkien a la gran pantalla de una forma de lo mas acertada.


Y esto es solo el principio, porque lo que vendrá después, sin duda, será mucho mejor.