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4 de junio de 2015

EL MUNDO PERDIDO: JURASSIC PARK (1997)


















Después del enorme éxito de Parque Jurásico (1993) una secuela era algo inevitable; además de muy esperado.

Cuatro años después de lo sucedido en el Parque Jurásico, InGen ha sufrido problemas económicos a causa del desastre. Pero, su principal problema es Ian Malcolm (Jeff Goldblum), quién decidió romper el acuerdo de confidencialidad que firmó antes de ir a Isla Nublar para contar a los medios la verdad de lo que sucedió allí en lugar de la versión oficial que dio InGen, orquestada por Peter Ludlow (Arliss Howard), el avaricioso sobrino de John Hammond (Richard Attenborough), quién aspira a hacerse con el control de la compañía. No obstante, nadie cree las historias de Malcolm, lo que le ha perjudicado gravemente su vida profesional. No ocurre lo mismo con su vida personal, ya que, tras lo ocurrido, inició una relación sentimental con la paleontóloga Sarah Harding (Julianne Moore), a quién conoció cuando esta investigaba lo ocurrido en la isla. Un día, Malcolm es llamado por Hammond, quién le sorprende hablándole de la Zona B, el verdadero lugar donde se fabricaban los dinosaurios de Parque Jurásico y que se sitúa en la Isla Sorna, una isla mucho más grande situada en un archipiélago conocido como “Las Cinco Muertes”.

Según le cuenta, las instalaciones de ese lugar fueron destruidas por un huracán poco después del incidente en Isla Nublar y los dinosaurios han conseguido sobrevivir en esa isla en libertad bajo la protección de Hammond. Pero, no hace mucho una familia de millonarios ingleses hizo una parada allí en su yate y su hija fue atacada por unos Proconsognatus. Incidente que la compañía, con Ludlow a la cabeza, trata de utilizar para apartar a Hammond de la presidencia y así explotar la isla. Es por ello que Hammond le pide a Malcolm que vaya allí con un equipo de documentación que muestre al mundo el habitad de los dinosaurios. Malcolm se niega, pero cambia de opinión cuando descubre que Sarah forma parte del equipo y se ha adelantado a todos, encontrándose ya en la isla. Malcolm y el resto del equipo viajan hasta la isla en barco, uniéndose a Sarah. Allí se encuentran con el primer inconveniente al descubrir que Ludlow se encuentra en la isla con un equipo de cazadores mercenarios liderados por Roland Tembo (Pete Postlethwaite) con intención de cazar varias especies de dinosaurios y exhibirlas en un anfiteatro en San Diego. Otro problema será cuando Malcolm descubre que su hija, Kelly (Vanessa Lee Chester), ha viajado a escondidas con ellos.

Ya mencioné en mi review de Parque Jurásico que la novela de Michael Crichton la leí unos años después de ver la película. Fue por el año 1996, cuando estaba en el instituto y ya se había puesto en marcha la producción de esta secuela. 

Como ya dije, la novela me decepcionó bastante. Aún así, para prepararme esta vez, me decidí a leer inmediatamente después su secuela, titulada El Mundo Perdido –en claro homenaje a la célebre novela de Arthur Conan Doyle –y que también escribió Michael Crichton.


Crichton no estaba muy por la labor de escribir una secuela de Parque Jurásico, ya que no acostumbraba a escribir secuelas de sus obras. Fue la presión de los fans lo que le llevó a escribirla; aunque se dice que fue el propio Steven Spielberg quién, finalmente, logró convencerle.

El caso es que recuerdo que esta secuela literaria me gustó bastante más que la primera y disfruté mucho más leyéndola. No es una novela muy brillante, todo hay que decirlo, pero aquí Crichton estuvo más acertado; sobre todo, dejando de lado ese tono filosófico mil veces visto de la primera y se centró más en ofrecernos una historia de aventuras pura y dura en la línea de la primera película.

Antes de leerla, me chocó bastante ver en la sinopsis que el protagonista era Ian Malcolm. Por aquella época ya sabía que este personaje iba a protagonizar la secuela cinematográfica, pero esto era lógico, ya que en la primera película el personaje sobrevivía. No obstante, no ocurría lo mismo en la primera novela, donde el personaje moría.

Sin embargo, hay que recordar que en ningún momento lo veíamos muerto, tan solo a un soldado que meneaba la cabeza cabizbajo cuando le preguntaban por él y que el gobierno de Costa Rica no había autorizado su entierro junto con el de Hammond. Así que, hábilmente, Crichton utilizó esto para decirnos que, en realidad, Malcolm no murió, tan solo fue dado por muerto en el caos que se produjo tras el incidente en el parque. Así que pudo traer a este personaje de vuelta como protagonista, algo que, sin duda, agradecieron los fans, a quienes le parecía un personaje muy carismáticos. No ocurría lo mismo con Hammond, quién si moría claramente en la primera novela devorado por los Procomsognatus; aunque, esto importaba poco, ya que el John Hammond de la novela era muy diferente al de la película y no despertaba tanta simpatía.

A mí, el tener a Malcolm de vuelta me produjo cierto temor, ya que en la primera novela acabé hasta las mismísimas narices de sus inacabables monólogos científicos y filosóficos; recuerdo una escena, estando ya herido, que parecía quedarse dormido tras uno de los monólogos, pero rápidamente se despertó y siguió dando la tabarra. Afortunadamente, en esta segunda novela, el tipo ya no estaba tan pesado.

Bueno, como ya he dicho, la novela me gustó bastante y esto hizo que tuviera más ganas de ver la película de las que ya de por sí tenía por lo mucho que me encantó la primera y mi gran pasión por los dinosaurios. Pero no solo yo la esperaba con ansias, ya que era una de las películas más esperadas aquel verano, el verano de 1997; que, cinematográficamente hablando, fue uno de los peores veranos que se recuerdan –fue el verano de Batman y Robin y Speen 2, no digo más –y eso se dejó ver en los resultados de taquilla, a lo que la llegada de esta película ayudó.

Como era de esperar, la película fue un gran éxito; eso sí, bastante inferior al de la primera. En EEUU recaudó 229 millones de dólares –muy lejos de los 357 de la primera –y en el resto del mundo hizo 389 millones –más lejos aún de los 626 de la primera –, haciendo un total de 618 millones de dólares –a años luz de los 983 millones de la primera -. Claro, que era de esperar esta tendencia a la baja, ya que se había perdido mucho del impacto que supuso en su día la primera y las películas de efectos especiales por ordenador ya no eran algo tan raro. De todas maneras, recaudar 618 millones de dólares en plenos años 90 y con un presupuesto de 78 millones era más que suficiente para ser considerada un gran éxito.

En lo demás, la crítica, como era de esperar, la pulverizó aún más que a la primera y las opiniones del público está muy dividida entre los que afirman que es mejor que la primera, los que no les gustó nada y los que les gustó pero la encontraron inferior a la primera. En este último grupo me encuentro yo; pero vayamos por partes.

Pero, vayamos por partes.

Debo decir que, cuando vi esta película, me puse un poco en los zapatos de los fans de la primera novela que se sintieron defraudados con la primera película. Y es que se habían pasado la novela por el forro de los cojones.

Seguro que muchos dirán ahora: “Si, claro, como hicieron en la primera película”. Sin embargo, en Parque Jurásico, a pesar de las enormes libertades que se tomaron, se mantuvieron bastante fieles en lo que a historia se refiere y, además, hubo escenas y detalles de la novela que se respetaron.


En cambio, en esta película no hay casi nada de la novela en la película; incluso la historia está cambiada. Ian Malcolm viaja a Isla Sorna con un equipo, si, pero las razones por las que van a la isla son muy diferentes –en la novela viajan acudiendo a una llamada de rescate –. Personajes importantes son completamente ignorados –¿dónde está Richard Levine? –, a otros los cambian la edad –como Eddie, que pasa de ser un chico joven a un adulto calvo –y a otros son fruto de la fusión de varios personajes –como Kelly Curtis, la hija de Malcolm, que es el resultado de la fusión de los dos niños que salen en la novela, un chico negro y una chica blanca, que no tienen ningún parentesco con el matemático –. Es que ni los villanos son los mismos, ya que en la novela el antagonista es Lewis Dodgson –el que sobornaba a Dennis Nedry en la primera –, quién pretende robar ejemplares de dinosaurios para experimentos con animales, ya que los dinosaurios, al ser clonados, no tienen derechos y los ecologistas se la tienen que envainar. Ni tan siquiera aparecen los Carnotauros –a los que les dan facultades similares a las del camaleón –, que los que eché bastante de menos.

Lo único de la novela que se ve en la película son la escena en la que le curan la pierna a una cría de T-Rex, la muerte de Dogson –que es bastante parecida a la de Ludlow en la película –y la de las caravanas siendo despeñadas por un barranco; aunque en la novela es Sarah quién salva a Malcolm y no al revés.

Así están las cosas. Parque Jurásico no sé portó muy bien con la novela que adaptaba, yo soy la primera persona que lo admite; pero, aún así, se mantuvo fiel a ella en bastantes cosas como para llamarla adaptación. Esta película, en cambio, pasa olímpicamente de la novela que adapta; da la sensación de que ninguno de los implicados se la leyó y tan solo se basaron en resúmenes de gente que si lo hicieron.

De hecho, parece que tuvieron más en cuenta la primera novela, ya que introdujeron varias escenas de ella que no aparecieron en Parque Jurásico. Como la escena inicial de la niña con los Proconsognatus o cuando uno de los T-Rex trata de atrapar con la lengua a varios personajes escondidos tras una cascada; incluso la muerte de Dieter Stark a manos de los Proconsognatus recuerda bastante a la de John Hammond.

Cada vez tengo más claro que le pidieron a Crichton que escribiera la novela para poder decir que esta película es una adaptación; aunque de adaptación tenga poco. Normal que el escritor ya no picara en la tercera entrega.

Bueno, ya hemos visto que esta película, como adaptación, es una auténtica mierda. Pero, como ya sabéis los que me conocéis, cuando hablo de adaptaciones siempre las suelo juzgar de dos formas: como adaptación y como película es sí. Ya la he juzgado como adaptación, así que ahora vamos a ver como es como película en sí.

Ahora toca juzgarla como película.

Pues bien, como ya he dicho antes, yo estoy entre los que dicen que es una película muy inferior a Parque Jurásico, pero que no es una mala película.

Solo supera a su predecesora en que hay más acción y tiene más dinosaurios. Sin embargo, está muy lejos de la brillantez y la épica de la primera película. Donde más se nota esto es en el trabajo de Steven Spielberg, quién repite como director. Sin embargo, no se nota tanto su mano a la hora de dirigir ni su toque personal y su dirección se nota algo forzada.


Tengo entendido que Spielberg no estaba muy por la labor de repetir como director y prefería limitarse más a la producción; pero, por algunas movidas con el estudio, terminó dirigiendo la película. De ahí que no le ponga tantas ganas como le puso a la primera. Hay rumores –poco fiables –que afirman que dirigió la película –o, al menos, gran parte de ella –desde su casa a través de videoconferencia.

Aún así, el tipo se esfuerza en sacar la película adelante y evitar que esta decaiga. Además de que también sigue introduciendo ideas; como la escena final del T-Rex en la ciudad –otra cosa que no aparece en la novela –, que fue totalmente idea suya. También mete guiños y homenajes a clásicos como King Kong –el barco en el que el Rex viaja a la ciudad se llama SS Venture –o Godzilla –los japoneses que huyen del Rex; uno de ellos llega a decir en su idioma “me fui de Japón para no encontrarme con estas cosas” –.

Los efectos especiales también están muy logrados, tanto el CGI como los animatronics de Stan Winston, con las mejorías que hubo en ellos en los cuatro años que transcurrieron desde la primera película claramente visibles. No obstante, no me gustó que colorearan más a los dinosaurios. En algunos no quedaba mal –aquí los Velociraptors tienen piel asemejada a la de los tigres, como en las novelas –, pero en otros les daban un aspecto un tanto ridículo; había momentos en los que los T-Rex parecía que tenían los ojos pintados.

El diseño de producción tampoco está mal. Aunque, a la llegada a las instalaciones abandonadas de InGen, encontré los escenarios un tanto acartonados. Por otro lado, los vehículos, tanto los de los protagonistas como los de los cazadores de Tembo, están de lo más logrados.

Las escenas de acción si están muy bien. Entre las mejores están cuando los cazadores de Tembo persiguen a los dinosaurios –un claro homenaje a Hatari (Howard Hawks, 1962) –, la fuga de los dinosaurios del campamento de InGen, el segundo ataque de los T-Rex, los Velociraptors cazando a los miembros del equipo de Tembo entre la maleza o la parte final del T-Rex en la ciudad; aunque, esta también deja un poco de mal sabor de boca, ya que debería haber sido algo más densa y el Rex debería haber provocado un caos mayor.

Además del nivel de acción y del número de dinosaurios, otra de las poquísimas cosas en las que esta película supera a la primera es en la fotografía. Obra de Janusz Kaminski, director de fotografía habitual de Spielberg desde La Lista de Schindler (1993), la fotografía de esta película es ligeramente mejor a la que hizo Dean Cundey en Parque Jurásico; la cual también era muy buena.

La otra cara de la moneda es la banda sonora. John Williams compuso un tema brillante y épico para Parque Jurásico. No obstante, el tema que compuso para esta película, aunque no es malo, nunca ha llegado a convencerme del todo.

Sobre el trabajo de los actores, pues está bastante bien.

De los pocos que repiten, Jeff Goldblum vuelve a estar genial como Ian Malcolm; esta vez, un Ian Malcolm más serio y quejica que en la primera. En su corta aparición, Richard Attenborough vuelve a estar brillante como John Hammond. En cuanto a Ariana Richards y Joseph Mazello, que hacen un cameo repitiendo como los niños –un poco más crecidos –Lex y Tim, su trabajo está en la misma línea de la primera a pesar de lo poco que les dejan lucirse.

Sobre los intérpretes nuevos. La recientemente oscarizada Julianne Moore está realmente fantástica como Sarah Harding; una Sarah Harding diferente a la de la novela –de haber sido más fieles, hubiera sido un papel ideal para Lucy Lawless –, pero que conserva mucho del valor, coraje y determinación de esta. Pete Postlethwaite está impresionante como Roland Tembo, personaje que no es un villano a pesar de estar en el lado de los malos. El siempre estupendo Vince Vaughn no decepciona como el fotógrafo ecologista Nick Van Owen. Arliss Howard, que siempre será recordado como el recluta Cowboy de La Chaqueta Metálica (Stanley Kubrick, 1987), está muy bien como Peter Ludlow, el villano principal de la función; bueno, está bien su interpretación, porque el personaje es una mierda como villano principal. Lo mismo ocurre con Vanessa Lee Chester, que hace un buen trabajo, pero su personaje, Kelly Curtis –que, recordemos, es la fusión de dos personajes de la novela –, es un personaje de lo más repelente; una niñata odiosa y cargante que lo único que hace es lastrar la película.

Además, ella protagoniza uno de los momentos más estúpidos cuando se carga a Velociraptor con un numerito de ginmasia que rechina por todas partes de lo forzado y mal preparado que está.

Con esto comienzo mi ronda de cosas malas; porque la película tiene bastantes momentos absurdos y hasta ridículos que estropean un tanto el resultado final.

Para empezar, podrían haber mostrado de otra forma la caída en desgracia de Malcolm causada porque la gente no cree que estuvo en una isla a punto de ser devorado por dinosaurios; quiero decir, que había mejores formas argumentales que el encuentro con un gilipollas en el metro.


Vale que sirve para justificar la muerte Dieter Stark, pero no puedo evitar que lo del cazador mexicano escuchando rancheras con unos cascos me produzca vergüenza ajena.

Aunque, lo que más me rechina es un momento que ocurre cuando el T-Rex está por la ciudad. Al destrozar un autobús en marcha, este se estrella contra un videoclub Blocbuster en el que se ve los carteles de películas que no existen y que fueron inventadas para la película, como una versión del El Rey Lear de Shakespeare, protagonizada por Arnold Schwarzenegger o una versión de Jack y las Habichuelas Mágicas protagonizada por Robin Williams.

Yo esta escena la encuentro absurda porque, la verdad, no entiendo bien que pinta ahí; ¿es un momento cómico, una parodia, un homenaje a El Último Gran Héroe…? Sea lo que sea, a mí me rechina, más que producirme gracia. Un momento cómico de la película bastante logrado es cuando Malcolm habla por radio con una mujer centroamericana con muy mala leche. Esa escena si me hace gracia, todo lo contrario que esta.

También podría hablar de la extraña forma en la que el T-Rex llega a la ciudad, pero de eso hablaré mejor cuando analice la tercera entrega –que será pronto –, ya que llevo tiempo dándole vueltas a una teoría que implica también a la tercera película.

Resumiendo ya.

La película está bien, pero no es para tirar muchos cohetes. Como adaptación de novela no vale absolutamente nada. Como secuela, es infinitamente inferior a la original. Y, como película es sí, está muy bien para pasar el rato.   


Sin duda, recomendable para todos los que, como yo, disfrutaron mucho de la primera película y queríamos ver más.








16 de abril de 2012

TITANIC (1997)







El 14 de abril de 1912, el RMS Titanic, un lujoso transatlántico que hacía su viaje inaugural entre Inglaterra y EEUU, chocó contra un iceberg y, a pesar de que se suponía que era el barco mas grande, moderno y seguro del mundo, terminó hundiéndose en las frías aguas del atlántico norte, muriendo 1.517 personas de las 2.227 que viajaban a bordo, siendo una de las mayores catástrofes marítimas de la historia.

Claro, que esta catástrofe no se debió solo al iceberg, también tuvo mucho que ver la negligencia del capitán y la compañía al no aminorar la marcha a pesar del avistamiento de icebergs. Por no hablar de que el número de botes salvavidas era insuficiente y, encima, estos eran llenados con menos de la mitad de personas que estos podían transportar y siguiendo el rígido, y anticuado, protocolo de salvar a las mujeres y a los niños primero.

Total, una gran catástrofe de la que el pasado sábado se cumplieron 100 años y de la que el cine y la Tv han sacado bastante provecho con varias versiones cinematográficas y televisivas de este trágico suceso.

Aunque, ninguna de estas dio tanto que hablar como esta versión cinematográfica que James Cameron escribió, produjo y dirigió con uno de los mayores presupuestos de la historia del cine y que, durante 12 años, fue la película mas taquillera de la historia del cine; solo desbancada por el propio Cameron con Avatar (2009).

La película comienza en la actualidad. El cazador de tesoros Brock Lovett (Bill Paxton) busca en los restos del Titanic un collar con un valioso diamante conocido como el Corazón del Mar. Sin embargo, lo único que encuentra en el lugar donde se supone está el diamante es un dibujo de una mujer desnuda que lleva puesto ese collar. Tras darlo a conocer a los medios, recibe la llamada de una anciana (Gloria Stuart) que afirma ser la mujer de ese dibujo, Rose DeWitt Bukater (Kate Winslet), una pasajera del Titanic a la que se creía muerta en el naufragio. Brock hace llevar a la mujer a su barco y esta le cuenta su historia, la cual comienza el 10 de abril de 1912, cuando el Titanic comenzó su viaje.

Ella viaja en el barco junto a su madre (Frances Fisher) y su prometido, Cal Hockley (Billy Zane), a quién ella no ama en absoluto pero se ve obligada a casarse con él, dado que es millonario y la familia de ella está completamente arruinada. Ella, que no desea para nada ese destino, está a punto de suicidarse pero, en esos momentos, es salvada por Jack Dawson (Leonardo DiCaprio), un joven dibujante de clase baja y espíritu libre que viaja en el barco gracias a que ganó los pasajes en una partida de cartas. Los dos se enamoran al instante, pero Rose se ve obligada a dejar de verle por las presiones de su madre y las amenazas de Cal. Sin embargo, el joven no desiste y, finalmente, Rose desafía a todos y se marcha con él. Los dos acuerdan irse juntos una vez el barco atraque en Nueva York. Sin embargo, es el día 14 de abril e ignoran que una catástrofe está a punto de interrumpir bruscamente su historia de amor.

James Cameron, un gran amante de las profundidades, siempre sintió una gran fascinación por la historia del Titanic. Su interés en hacer esta película comenzó durante el rodaje de Abyss (1989), cuando conoció a Robert Ballard, el famoso oceanógrafo que descubrió los restos sumergidos del Titanic en 1985. En un principio, no quiso hacer una película, sino una expedición submarina a los restos del Titanic que, de hecho, se llegó a hacer; a ella pertenecen las imágenes verdaderas de Titanic hundido que pueden verse al principio de la película.

Durante años, Cameron buscó financiación para este proyecto, el cual ya preveía de lo mas costoso debido a su envergadura. Finalmente, encontró el apoyo de la Fox, la cual recurrió a la Paramount para que le ayudara con los costos de producción de tan megalómano proyecto.

La película fue en su día la mas cara de la historia del cine, con un presupuesto de 200 millones de dólares –50 millones mas de lo previsto –. Muchos vaticinaban un gran fracaso, debido, principalmente, a lo trillado de su historia y a que muchos veían a Cameron mas como director de películas de acción y ciencia ficción.

No obstante, la película arrasó en taquilla de una manera fulminante. Solo en EEUU recaudó mas de 600 millones de dólares, a los que hay que sumar 1.295 millones recaudados en el resto del mundo. En total, la película hizo 1.932 millones de dólares; cifra que, sin duda, ha aumentado recientemente con el reestreno de la película en 3D –ahora debe superar ya los 2.000 millones –. Unas cifras que tan solo el propio Cameron ha sido capaz de superar, como ya he dicho antes, con su siguiente película –para la que hubo que esperar 12 años –, el film de ciencia ficción Avatar (2009).

Además, la película fue muy bien recibida por crítica y público y obtuvo un sin fin de premios. Entre ellos, 11 oscars con los que igualaba el record de Ben-Hur (William Wyler, 1959). Aunque este no fue el único record que igualaba, ya que también obtuvo 14 nominaciones, las misma que Eva al Desnudo (Joseph L. Mankiewicz, 1950).

El film se convirtió en todo un fenómeno sociológico en su día y, durante años, dio mucho que hablar. Uno de los mas beneficiados –o perjudicados, según se mire –, fue su protagonista, Leonardo DiCaprio, quién se convirtió en toda una estrella de Hollywood. No obstante, tuvo que arrastrar también la imagen de héroe romántico empalagoso durante unos cuantos años hasta que Martin Scorsese lo rescató y nos lo presentó como lo que es, un gran actor.

A todo esto, ¿que opino yo de esta película?

Si me preguntaran cual es la película que menos me gusta de la filmografía de Cameron, diría sin dudar que es esta. Y no porque sea mala. Al contrario, es una buena película. Sin embargo, en mi modesta opinión, yo creo que se la ha sobrevalorado en exceso.

Yo vi esta película en su día en el cine y me gustó, pero no tanto como al resto de la gente; que hasta aplaudía y todo. Además, con el paso de los años mi interés por el film ha ido decayendo a marchas forzadas, hasta el punto de que, cuando la emiten por la Tv, ni tan siquiera la veo entera; tan solo la segunda parte, la correspondiente al hundimiento del barco.

Tecnicamente, la película es brillante. Está muy bien rodada, su diseño de producción es excelente y los efectos especiales son de lo mas logrados. La reconstrucción que hace del hundimiento del transatlántico es realmente sensacional. Todavía recuerdo cuando vi esta escena en el cine y de como me puso la carne de gallina. Es, sin duda, el mejor momento de la película y uno de los mejores momentos de la historia del cine. Eso no lo discuto.

Las interpretaciones son también muy buenas, lo mismo que la dirección de actores. DiCaprio y Kate Winslet hacen un excelente trabajo y, además, tienen una química estupenda. El resto del reparto también está a la altura. Las interpretaciones son unas mejores que otras pero, en general, los actores cumplen.

Por contra a todo esto, el principal problema de la película radica en su guión, un guión de lo mas simplón y previsible. Me sorprende que, cuando se estrenó Avatar hace tres años, hubo mucha gente que se quejó de su guión y, sin embargo, cuando se estrenó esta a penas hubieron críticas negativas en torno a esto. Al contrario, incluso hubo críticos que decían que era una injusticia que la película no estuviera nominada a los oscars en la categoría de guión ¡Increíble!

Porque, vamos. Puede que el guión de Avatar también pecara de tópico y simplón pero, comparado con el de esta película, es una maravilla.

Para empezar, la historia de amor que nos muestra, a parte de estar de lo mas trillada, reúne todos los tópicos habidos y por haber en este tipo de historias. Él, un chico pobre, pero encantado de la vida, ella, una chica de la alta sociedad que envidia su mundo porque vive en una jaula de oro. Algo visto mil veces, pero que podría haber funcionado si Cameron hubiera sabido aprovechar esta historia mejor o, por lo menos, haber potenciado los elementos de alrededor; como el componente sexual. Y mira que tuvo oportunidades, como la escena del retrato o la escena de sexo dentro del coche, dos secuencias que prometían, pero que están rodadas de una forma insípida y terminan siendo frías y carentes casi por completo de sensualidad.

Luego, a pesar de las buenas interpretaciones, los personajes están estereotipados a mas no poder. El personaje de Billy Zane, el prometido millonario y cabrón de Rose, reúne todos los elementos de un villano de culebrón. La madre de la protagonista, interpretada por Frances Fisher, tres cuartos de lo mismo. Y así un largo etc. La película trata de mostrar a modo crítico la diferencia de clases de la época, pero lo hace de una forma muy superficial, como alguien que cree saber como es la pobreza por haberse leído las novelas de Charles Dickens o haberse visto la filmografía de Ken Loanch, pero que nunca ha salido a la calle a ver por sus propios ojos como es de verdad la dura situación de los pobres y la clase trabajadora.

La primera parte de la película es soporífera. Todo es tan tópico y previsible que llega a aburrir terriblemente. La cosa mejora en la segunda parte con el espectacular naufragio, el mejor momento de la película, como he dicho antes, que hace mucho mas llevaderas las tres horas que dura el film.

Debo decir que me gusta como termina la película. No hay un final feliz, puesto que el chico muere al final. Pero tampoco es triste del todo, ya que la chica decide no volver a su anterior vida –me encanta la escena en la que Cal la busca entre los supervivientes y ella se oculta de él –y decide iniciar una nueva vida, convertida también en un espíritu libre por su propia cuenta.

Este final y la escena del hundimiento son la principal razón de que la película reciba el aprobado por mi parte.

Resumiendo.

Una película brillante en su apartado técnico e interpretativo, pero muy pobre a nivel argumental y de guión. La forma en como recrean el hundimiento del famoso barco es impresionante, pero le quitamos eso y, practicamente, nos quedaría un telefilm de mediatarde.

No es una mala película, pero no es ni de lejos la gran obra maestra que dicen que es. Y, desde luego, no se merecía llevarse tantos oscars. Está bien que arrasara en el apartado técnico, pero no debió haber sido la gran ganadora de ese año. Sobre todo, estando también en esa edición L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997), que si es una verdadera obra maestra y la mejor película de aquel año. Otra prueba mas de lo injustos que llegan a ser esos premios.

La nueva edición en 3D que se ha reestrenado hace poco no la he visto y dudo mucho que me moleste en verla.

Y de la canción de Celine Dion mejor no hablo, porque no quiero recordar experiencias traumáticas.





6 de marzo de 2012

BATMAN Y ROBIN (1997)

















Para la cuarta entrega de Batman no hubo que esperar tanto como con las anteriores, ya que esta tardó dos años en llegar a los cines, en lugar de tres, que era lo habitual.


Después del enorme éxito de Batman Forever (1995), la Warner puso inmediatamente en marcha la nueva entrega y volvió a confiar en Joel Schumacher, a quién le concedió total libertad y un presupuesto de 125 millones de dólares.

Tim Burton no quiso participar esta vez como productor y, desde luego, al estudio se la soplaba que estuviera o no, ya que sus atenciones se centraban en Schumacher, quién no solo venía avalado por el éxito de la anterior entrega, ya que por aquella época era uno de los directores mas taquilleros de Hollywood, con éxitos como El Cliente (1994) o Tiempo de Matar (1996) también en su curriculum.


Así es explicable el por qué se le dejó manga ancha para perpetrar...



...EL ASESINATO CINEMATOGRAFICO DE BATMAN.



Así es como debería ser el título de este despropósito. Pero vayamos por partes.

En esta ocasión, Batman (George Clooney) y su nuevo compañero, Robin (Chris O´Donnell), se enfrentan a Mr. Freeze (Arnold Schwarzenegger), que es como se hace llamar el Dr. Victor Fries, un científico que, intentando curar a su esposa de una rara enfermedad, cayó a un tanque lleno de agua helada y se convirtió en una especie de ser helado incapaz de sobrevivir fuera de las temperaturas bajo cero. Mr. Freeze está robando diamantes, los cuales le son indispensables para la máquina que está construyendo para curar a su esposa y, también, para la armadura que le permite sobrevivir en espacios cálidos. Batman le persigue para detenerlo, pero también para que le ayude a salvar a Alfred (Michael Gough), quién está empezando a padecer la misma enfermedad de la esposa de Fries, el Síndrome de McGreggor, algo que él intenta ocultar sin éxito a Bruce, a Dick y a su sobrina, Barbara Wilson (Alicia Silverstone), que ha ido unos días a visitarle.


Por otra parte, llega a la ciudad Poison Ivy (Uma Thurman), identidad bajo la que se oculta la doctora Pamela Isley, una científica dedicada a la protección de las plantas que sufrió una transformación cuando su socio, el doctor Jason Woodrue (John Glover), intentó asesinarla en su laboratorio al descubrir esta sus planes de vender al mejor postor un suero que él había creado, ayudado por sus descubrimientos, capaz de convertir a los hombres en seres de fuerza descomunal. Pamela logró sobrevivir gracias a sus experimentos convirtiéndose en una mujer letal capaz de matar a alguien con el veneno de sus labios. Tras matar a Woodrue y apropiarse de su prototipo, Bane (Jeep Swenson), llega a Gotham City dispuesta a proteger a las plantas a toda costa; incluso acabando con la humanidad si es preciso.


En esta nueva entrega Batman volvía a cambiar de rostro. Val Kilmer, que no se llevó nada bien con Schumacher ni con otros miembros del reparto durante el rodaje de Batman Forever, no quiso repetir y, tras tantearse varios candidatos, fue elegido George Clooney, quién ya empezaba a tener una carrera ascendente en el cine tras triunfar en la Tv con la serie Urgencias. El estudio, que no quería estar cambiando de actor cada dos por tres en futuras entregas, decidió blindarlo haciéndole firmar un contrato para interpretar a Batman en tres películas, siendo esta la primera de ellas.



Como era ya habitual, se buscaron grandes estrellas para dar vida a los dos villanos principales y muchos nombres empezaron a sonar hasta que Arnold Scwarzenegger –quién, unos años antes, había sido rumoreado como Dr. Octopuss en la película de Spiderman cuando esta estaba en manos de James Cameron –fue elegido como Mr. Freeze y Uma Thurman como Poison Ivy.


Por lo demás, Alicia Silverston –una actriz bastante de moda en aquellos años –fue elegida como Batgirl mientras Chris O´Donnell, Michael Gough y Pat Hingle repetían como Robin, Alfred y Gordon, respectivamente.


La película levantó grandes expectativas antes de su estreno. Todo el mundo tenía la certeza de que iba a ser un gran éxito de taquilla; incluso los había que decían que su recaudación iba a superar a la del primer Batman de Burton. Eran tales las expectativas que había en torno al film que la Warner ya empezó a preparar una quinta entrega, Batman Triunphant, de nuevo con Schumacher como director.


Todas estas expectativas se esfumaron de golpe cuando la película se estrelló estrepitosamente en todo el mundo, recaudando 107 millones de dólares en EEUU y, aunque salvó los muebles recaudando 131 millones mas en el resto del mundo –haciendo un total de 238 millones de dólares –, sus resultados no sirvieron para justificar los 125 millones de dólares –sin contar lo que se gastaron después en publicidad, que fue mucho –invertidos en el film.


Claro, que el fracaso no solo fue a nivel de recaudación. La película fue machacada allá donde iba por público, crítica y cualquiera que pasara por ahí; incluso si hubiese vida en otros planetas también la pondrían a caer de un burro.


Y de como reaccionaron los fans comiqueros mejor no hablo. Tan solo diré que meterte en una convención de cómics con una careta de Joel Schumacher sería mas peligroso que pasearte por Irán sosteniendo una bandera de EEUU.


Cuando esta película se estrenó yo tenía 17 años, pero mi pasión por los cómics y los superheroes no había descendido nada. A diferencia de muchos de mis colegas, que ya empezaban a decir que todo este mundo de los cómics es solo para críos y que había que empezar a madurar e interesarse por cosas mas adultas y serias; sin embargo, luego babeaban en el cine con tonterías como La Salchicha Peleona y pasaban de mi cuando les proponía ir a ver películas como L.A. Confidential. Lo malo es que esta película casi les dio la razón.



El caso es que yo recuerdo que fui a ver esta película en su día con toda la ilusión del mundo. Como ya dije, flipé mucho con Batman Forever dos años antes y esperaba encontrarme algo similar, o mejor. Recuerdo que tenía tanta ilusión por ver esta película que fui la primera persona en llegar al cine, lo juro. Eso si, fui también la primera persona en abandonar la sala y si no me fui a la mitad fue por mis principios de no dejar nunca una película a medias en un cine.


Porque esto es...



...UNA PUTISIMA MIERDA.



Una película mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala... y así podría seguir hasta el fin de los tiempos.

Todavía no entiendo que tenía Schumacher en la cabeza cuando perpetró semejante engendro. Él se justifica diciendo que es un homenaje a la serie de Tv de los años 60, pero yo creo que ni los que veían esa serie en aquella época se tragarían semejante bazofia.


El guión, escrito por Akiva Goldsman, es una completa porquería. El guión de Batman Forever no era muy bueno, pero tenía un pequeño pase; este, en cambio, es un insulto a la inteligencia de la raza humana. Una interminable sucesión de gilipolleces sin sentido, diálogos estúpidos, situaciones ridículas cada dos por tres y chistes que tienen de todo menos gracia.

Por si no abochornaron ya lo suficiente a Alfred con el chiste del bocadillo al principio de la anterior entrega, el chiste de las pizzas al principio de esta es ya para echarse a llorar. Claro, que Batma y Robin ya se lucen poco antes cuando este último le pide un coche como el suyo –el Batmóvil –y este le reprocha que por cosas como esa Superman trabaja solo.


Por aquella época estaba en pre-producción Superman Lives, la película sobre el hombre de acero que iba a dirigir Tim Burton con guión de Kevin Smith –la cual fue suspendida al año siguiente y el fracaso de esta película tuvo algo que ver –y creo que aquello fue un guiño a ese proyecto. Pero, de todas maneras, quedaba bastante ridículo aunque se hiciera mención a otro personaje del universo DC.


Pero, vamos, esto no es nada comparado con la cantidad de gilipolleces que pueblan todo el film. La que se lleva la palma es la escena en la que Batman y Robin, atontados por la poción de feromonas de Poison Ivy, comienzan a disputársela en una subasta y, cuando Robin le reprocha que no puede llevar mucho dinero encima, Batman saca entonces...






...LA BAT-TARJETA DE CREDITO; NUNCA SALGAS DE LA BATCUEVA SIN ELLA.



¡Con dos cojones, si señor! Y esto es obra del tipo que le quitó el oscar al mejor guión adaptado a la primera entrega de El Señor de los Anillos; no es de extrañar que estos premios estén en decadencia. Alguien que, por cierto, no contento con destrozar a Batman, un año después destrozó también la mítica serie Perdidos en el Espacio con una ridícula versión cinematográfica que casi se cargó la carrera del director Stephen Hopkins y terminó de un plumazo con las aspiraciones cinematográficas de Joey Triviani.

Y ya mejor no hablo de como es su adaptación de los cómics de Batman porque podría provocar un cataclismo mayor que el sufrió Gotham City. Tan solo hablaré de los personajes; aunque esto será mas adelante.


En fin, sigamos con este desastre al que se atreven a llamar película.


Ya he dicho que el guión es una mierda, pero el resto de la película hace que el estiércol huela a rosas. El diseño de producción es para dejar ciego a cualquiera con la mirada sensible. Los colorines y la luces de neón de la anterior entrega aquí se multiplican por mil y los decorados están acartonados a mas no poder. Además de que todo está tan recargado que daña la vista; vale que a Schumacher le guste meter estatuas en Gotham City, pero esa especie de Coloso de Rodas sobre el que está puesto el telescopio es ya pasarse un poco ¿no?




Hablaría también del diseño de Batmóvil, si en esta película hubiera uno, porque el vehículo de feria que conduce Batman aquí no creo que se le pueda llamar Batmóvil. Aunque esto no es nada comparado con los demás vehículos que se ven en el film, como esa furgoneta de carnaval de Mr. Freeze o los Bat-snowmobiles en los que Batman, Robin y Batgirl se desplazan cuando Mr. Freeze congela la ciudad.

Luego tenemos que, a pesar del abultado presupuesto, los efectos especiales y las escenas de acción son una puta mierda. Y no estoy exagerando.


En Batman Forever, al menos, las escenas de acción estaban bien rodadas y los efectos especiales estaban a la altura. Aquí, en cambio, las escenas de acción son cutres a mas no poder y mas dignas de una película de serie Z. La pelea con los patinadores de hielo en el museo es para echarse a llorar; aunque las otras no se quedan atrás.

Y los efectos especiales, tres cuartos de lo mismo. Tan cutres y tan mal hechos que hasta dañan la vista. Lo de la furgoneta de juguete en la que huye Mr.Freeze por el Coloso de Rodas ese dan hasta ganas de arrancarse los ojos; y luego está el maniquí con forma de Mr. Freeze que atrapa Batman poco después que es ya para morirse.


Como ya dije al principio, Batman volvía a cambiar de rostro y, desde luego, no volvieron a estar muy acertados. Puede que George Clooney mejore a Val Kilmer pero, desde luego, no resulta un buen Batman y, mucho menos, un buen Bruce Wayne. Encima nos lo enfundan en un traje brillante y tan estrecho que parece que se va a romper en cualquier momento y, esta vez, los dichosos pezones se notan mucho. De hecho, generaron hasta polémica y se llegó a hablar mas de ellos que de la película en si.

Luego tenemos otra vez al carapán de Chris O´Donnell como Robin en un traje mas estrecho aún y también con pezones bien visibles cuyo diseño se aleja mucho del Robin clásico y se acerca mas a Nightwing (Ala Nocturna). Se ve que ya estaban preparando al personaje para que, en la siguiente entrega, abandonara la tutela de Batman y dejara de ser Robin para volar en solitario.


Después está Alicia Silverstone como Batgirl. No es la actriz que yo hubiera elegido para este personaje, pero da el pego. Hubo cierta polémica también aquí porque se decía que estaba demasiado gorda para el papel, pero a mi no me da en ningún momento esa sensación. Creo que esto viene a que a ella también le pusieron un traje muy apretado y puede que eso le diera a algunos esa impresión.


El problema de Batgirl vuelve a ser el personaje. Para empezar, le dan un nuevo origen. En lugar de ser la hija adoptada del Comisario Gordon, aquí la convierten en la sobrina de Alfred, volviendo a pasarse los cómics por el forro de los cojones. Encima, la tía va de feminista y sindicalista, como si fuera la hermana guapa de Leire Pajín. Y luego se las da de rebelde robando motos y participando en carreras ilegales; por cierto, la carrera de motos que sale en el film está rodada de forma que da pena, con cámaras fijas repartidas por toda la pista que en ningún momento dan la impresión trepidante que una escena así necesita.



Por su parte, Alfred y Gordon están en la misma linea que las anteriores entregas.

Luego está la modelo y actriz Elle McPherson que, aunque interpreta a un personaje de los cómics, Julie Madison, en la película está, practicamente, metida con calzador sin tan siquiera adquirir la categoría de florero, ya que para eso necesitaría salir mas en la película de lo que sale –un par de escenas, una de ellas con diálogo, y poco mas –. Claro, que en vista de como resultó la película al final, seguro que ella debe estar dando gracias de salir tan poco.


En cuanto a los villanos, no discutiré la elección de los actores porque aquí eso ya importa poco en vista de como están tratados los personajes.


Comenzando por Mr. Freeze, que aquí le ponen una armadura llena de lucecitas que a penas se asemeja a la que lleva en los cómics y, encima, le hacen ponerse a hacer el gilipollas cada dos por tres. Recuerdo con guasa lo de que Schumacher quería homenajear a la serie de los 60, porque me acuerdo un capítulo de esa serie en la que el personaje tenía una guarida helada donde activaba compartimentos cálidos para sus secuaces, que no aguantaban el frío tanto como él. Aquí, en cambio, el tipo tiene a sus secuaces –incluyendo a la sensual Vivica A. Fox –muertos de frío y suplicando que instale calefacción mientras él ve un programa infantil en la Tv vestido con una bata de purpurina plateada y zapatillas de peluche.



CASI ME MUERO DE VERGÜENZA AJENA CUANDO VI AQUELLO



Luego está Poison Ivy, con una Uma Thurman que intenta ser sensual y provocadora en todo momento sin conseguirlo. Y no por culpa de ella, sino de una larga sucesión de posturas ridículas y del disfraz de carnaval que le ponen que le hace parecer de todo menos sexy. Normal que necesite de la poción de feromonas para atraer a los hombres.

Y, por si no hubieran quedado contentos con destrozar a dos famosos enemigos de Batman, también se atrevieron a hacer lo propio con Bane, interpretado aquí por el luchador Jeep Swenson, quién murió ese mismo año; no por ver la película, sino a causa de un paro cardíaco provocado por el consumo de esteroides.


El personaje que en los cómics hace sucumbir a Batman rompiéndole la espalda y se hace con el control de Gotham City, un tipo que, además de ser una enorme masa de músculos, es también de lo mas inteligente –capaz de leerse montañas libros –, aquí nos lo convierten en un simple matón subnormal que, encima, es de color verde –¿querían meter su propio Hulk en la película? –y luego, al final, vemos como Robin y Batgirl lo derrotan fácilmente quitándole el tuvo que le administra el suero que le hace ser fuerte –que aquí no es venom, sino otra cosa –con una simple patadita.


Menos mal que el personaje ha sido recuperado por Christopher Nolan para su tercer Batman con el actor Tom Hardy para interpretalo y, seguramente, esta vez tendrá el trato que se merece.

Podría tirarme meses hablando mal de este montón de mierda, pero vamos resumiendo ya.

Una película mala, espantosa, nefasta, ridícula a mas no poder... Un completo insulto, tanto a los seguidores del hombre murciélago como a cualquiera con dos dedos de frente. Un engendro que destroza por completo a Batman y a todo su universo con un espectáculo mas propio de los carnavales de pueblo que de un film de superheroes. Batman Forever se podía ver si no te la tomabas en serio; esta, sin embargo, no funciona ni como parodia, porque tiene menos gracia que un maratón de monólogos de Jaimito Borromeo.



Desde luego, lo que hizo Schumacher aquí no tiene perdón alguno. Después de esto es normal que la Warner le quitara todos los privilegios y no le dejaran hacer la quinta entrega y, desde luego, acercarse ni de lejos a nada relacionado con el hombre murciélago.
El tipo mató a Batman cinematográficamente y el personaje estuvo ocho años muerto en el cine.

Claro, que no seamos injustos y dejemos que él cargue con todas las hostias. También merecen hostias por igual el guionista
Akiva Goldsman por escribir esa mierda de guión que no sirve ni como papel higiénico, el productor Peter Macgregor-Scott, mas interesado en el merchandising que en evitar que Schumacher se desmadrara, y la propia Warner por daz luz verde a semejante bodrio y no atar en corto al director.


Una película que jamás debió haber existido.