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4 de junio de 2015

EL MUNDO PERDIDO: JURASSIC PARK (1997)


















Después del enorme éxito de Parque Jurásico (1993) una secuela era algo inevitable; además de muy esperado.

Cuatro años después de lo sucedido en el Parque Jurásico, InGen ha sufrido problemas económicos a causa del desastre. Pero, su principal problema es Ian Malcolm (Jeff Goldblum), quién decidió romper el acuerdo de confidencialidad que firmó antes de ir a Isla Nublar para contar a los medios la verdad de lo que sucedió allí en lugar de la versión oficial que dio InGen, orquestada por Peter Ludlow (Arliss Howard), el avaricioso sobrino de John Hammond (Richard Attenborough), quién aspira a hacerse con el control de la compañía. No obstante, nadie cree las historias de Malcolm, lo que le ha perjudicado gravemente su vida profesional. No ocurre lo mismo con su vida personal, ya que, tras lo ocurrido, inició una relación sentimental con la paleontóloga Sarah Harding (Julianne Moore), a quién conoció cuando esta investigaba lo ocurrido en la isla. Un día, Malcolm es llamado por Hammond, quién le sorprende hablándole de la Zona B, el verdadero lugar donde se fabricaban los dinosaurios de Parque Jurásico y que se sitúa en la Isla Sorna, una isla mucho más grande situada en un archipiélago conocido como “Las Cinco Muertes”.

Según le cuenta, las instalaciones de ese lugar fueron destruidas por un huracán poco después del incidente en Isla Nublar y los dinosaurios han conseguido sobrevivir en esa isla en libertad bajo la protección de Hammond. Pero, no hace mucho una familia de millonarios ingleses hizo una parada allí en su yate y su hija fue atacada por unos Proconsognatus. Incidente que la compañía, con Ludlow a la cabeza, trata de utilizar para apartar a Hammond de la presidencia y así explotar la isla. Es por ello que Hammond le pide a Malcolm que vaya allí con un equipo de documentación que muestre al mundo el habitad de los dinosaurios. Malcolm se niega, pero cambia de opinión cuando descubre que Sarah forma parte del equipo y se ha adelantado a todos, encontrándose ya en la isla. Malcolm y el resto del equipo viajan hasta la isla en barco, uniéndose a Sarah. Allí se encuentran con el primer inconveniente al descubrir que Ludlow se encuentra en la isla con un equipo de cazadores mercenarios liderados por Roland Tembo (Pete Postlethwaite) con intención de cazar varias especies de dinosaurios y exhibirlas en un anfiteatro en San Diego. Otro problema será cuando Malcolm descubre que su hija, Kelly (Vanessa Lee Chester), ha viajado a escondidas con ellos.

Ya mencioné en mi review de Parque Jurásico que la novela de Michael Crichton la leí unos años después de ver la película. Fue por el año 1996, cuando estaba en el instituto y ya se había puesto en marcha la producción de esta secuela. 

Como ya dije, la novela me decepcionó bastante. Aún así, para prepararme esta vez, me decidí a leer inmediatamente después su secuela, titulada El Mundo Perdido –en claro homenaje a la célebre novela de Arthur Conan Doyle –y que también escribió Michael Crichton.


Crichton no estaba muy por la labor de escribir una secuela de Parque Jurásico, ya que no acostumbraba a escribir secuelas de sus obras. Fue la presión de los fans lo que le llevó a escribirla; aunque se dice que fue el propio Steven Spielberg quién, finalmente, logró convencerle.

El caso es que recuerdo que esta secuela literaria me gustó bastante más que la primera y disfruté mucho más leyéndola. No es una novela muy brillante, todo hay que decirlo, pero aquí Crichton estuvo más acertado; sobre todo, dejando de lado ese tono filosófico mil veces visto de la primera y se centró más en ofrecernos una historia de aventuras pura y dura en la línea de la primera película.

Antes de leerla, me chocó bastante ver en la sinopsis que el protagonista era Ian Malcolm. Por aquella época ya sabía que este personaje iba a protagonizar la secuela cinematográfica, pero esto era lógico, ya que en la primera película el personaje sobrevivía. No obstante, no ocurría lo mismo en la primera novela, donde el personaje moría.

Sin embargo, hay que recordar que en ningún momento lo veíamos muerto, tan solo a un soldado que meneaba la cabeza cabizbajo cuando le preguntaban por él y que el gobierno de Costa Rica no había autorizado su entierro junto con el de Hammond. Así que, hábilmente, Crichton utilizó esto para decirnos que, en realidad, Malcolm no murió, tan solo fue dado por muerto en el caos que se produjo tras el incidente en el parque. Así que pudo traer a este personaje de vuelta como protagonista, algo que, sin duda, agradecieron los fans, a quienes le parecía un personaje muy carismáticos. No ocurría lo mismo con Hammond, quién si moría claramente en la primera novela devorado por los Procomsognatus; aunque, esto importaba poco, ya que el John Hammond de la novela era muy diferente al de la película y no despertaba tanta simpatía.

A mí, el tener a Malcolm de vuelta me produjo cierto temor, ya que en la primera novela acabé hasta las mismísimas narices de sus inacabables monólogos científicos y filosóficos; recuerdo una escena, estando ya herido, que parecía quedarse dormido tras uno de los monólogos, pero rápidamente se despertó y siguió dando la tabarra. Afortunadamente, en esta segunda novela, el tipo ya no estaba tan pesado.

Bueno, como ya he dicho, la novela me gustó bastante y esto hizo que tuviera más ganas de ver la película de las que ya de por sí tenía por lo mucho que me encantó la primera y mi gran pasión por los dinosaurios. Pero no solo yo la esperaba con ansias, ya que era una de las películas más esperadas aquel verano, el verano de 1997; que, cinematográficamente hablando, fue uno de los peores veranos que se recuerdan –fue el verano de Batman y Robin y Speen 2, no digo más –y eso se dejó ver en los resultados de taquilla, a lo que la llegada de esta película ayudó.

Como era de esperar, la película fue un gran éxito; eso sí, bastante inferior al de la primera. En EEUU recaudó 229 millones de dólares –muy lejos de los 357 de la primera –y en el resto del mundo hizo 389 millones –más lejos aún de los 626 de la primera –, haciendo un total de 618 millones de dólares –a años luz de los 983 millones de la primera -. Claro, que era de esperar esta tendencia a la baja, ya que se había perdido mucho del impacto que supuso en su día la primera y las películas de efectos especiales por ordenador ya no eran algo tan raro. De todas maneras, recaudar 618 millones de dólares en plenos años 90 y con un presupuesto de 78 millones era más que suficiente para ser considerada un gran éxito.

En lo demás, la crítica, como era de esperar, la pulverizó aún más que a la primera y las opiniones del público está muy dividida entre los que afirman que es mejor que la primera, los que no les gustó nada y los que les gustó pero la encontraron inferior a la primera. En este último grupo me encuentro yo; pero vayamos por partes.

Pero, vayamos por partes.

Debo decir que, cuando vi esta película, me puse un poco en los zapatos de los fans de la primera novela que se sintieron defraudados con la primera película. Y es que se habían pasado la novela por el forro de los cojones.

Seguro que muchos dirán ahora: “Si, claro, como hicieron en la primera película”. Sin embargo, en Parque Jurásico, a pesar de las enormes libertades que se tomaron, se mantuvieron bastante fieles en lo que a historia se refiere y, además, hubo escenas y detalles de la novela que se respetaron.


En cambio, en esta película no hay casi nada de la novela en la película; incluso la historia está cambiada. Ian Malcolm viaja a Isla Sorna con un equipo, si, pero las razones por las que van a la isla son muy diferentes –en la novela viajan acudiendo a una llamada de rescate –. Personajes importantes son completamente ignorados –¿dónde está Richard Levine? –, a otros los cambian la edad –como Eddie, que pasa de ser un chico joven a un adulto calvo –y a otros son fruto de la fusión de varios personajes –como Kelly Curtis, la hija de Malcolm, que es el resultado de la fusión de los dos niños que salen en la novela, un chico negro y una chica blanca, que no tienen ningún parentesco con el matemático –. Es que ni los villanos son los mismos, ya que en la novela el antagonista es Lewis Dodgson –el que sobornaba a Dennis Nedry en la primera –, quién pretende robar ejemplares de dinosaurios para experimentos con animales, ya que los dinosaurios, al ser clonados, no tienen derechos y los ecologistas se la tienen que envainar. Ni tan siquiera aparecen los Carnotauros –a los que les dan facultades similares a las del camaleón –, que los que eché bastante de menos.

Lo único de la novela que se ve en la película son la escena en la que le curan la pierna a una cría de T-Rex, la muerte de Dogson –que es bastante parecida a la de Ludlow en la película –y la de las caravanas siendo despeñadas por un barranco; aunque en la novela es Sarah quién salva a Malcolm y no al revés.

Así están las cosas. Parque Jurásico no sé portó muy bien con la novela que adaptaba, yo soy la primera persona que lo admite; pero, aún así, se mantuvo fiel a ella en bastantes cosas como para llamarla adaptación. Esta película, en cambio, pasa olímpicamente de la novela que adapta; da la sensación de que ninguno de los implicados se la leyó y tan solo se basaron en resúmenes de gente que si lo hicieron.

De hecho, parece que tuvieron más en cuenta la primera novela, ya que introdujeron varias escenas de ella que no aparecieron en Parque Jurásico. Como la escena inicial de la niña con los Proconsognatus o cuando uno de los T-Rex trata de atrapar con la lengua a varios personajes escondidos tras una cascada; incluso la muerte de Dieter Stark a manos de los Proconsognatus recuerda bastante a la de John Hammond.

Cada vez tengo más claro que le pidieron a Crichton que escribiera la novela para poder decir que esta película es una adaptación; aunque de adaptación tenga poco. Normal que el escritor ya no picara en la tercera entrega.

Bueno, ya hemos visto que esta película, como adaptación, es una auténtica mierda. Pero, como ya sabéis los que me conocéis, cuando hablo de adaptaciones siempre las suelo juzgar de dos formas: como adaptación y como película es sí. Ya la he juzgado como adaptación, así que ahora vamos a ver como es como película en sí.

Ahora toca juzgarla como película.

Pues bien, como ya he dicho antes, yo estoy entre los que dicen que es una película muy inferior a Parque Jurásico, pero que no es una mala película.

Solo supera a su predecesora en que hay más acción y tiene más dinosaurios. Sin embargo, está muy lejos de la brillantez y la épica de la primera película. Donde más se nota esto es en el trabajo de Steven Spielberg, quién repite como director. Sin embargo, no se nota tanto su mano a la hora de dirigir ni su toque personal y su dirección se nota algo forzada.


Tengo entendido que Spielberg no estaba muy por la labor de repetir como director y prefería limitarse más a la producción; pero, por algunas movidas con el estudio, terminó dirigiendo la película. De ahí que no le ponga tantas ganas como le puso a la primera. Hay rumores –poco fiables –que afirman que dirigió la película –o, al menos, gran parte de ella –desde su casa a través de videoconferencia.

Aún así, el tipo se esfuerza en sacar la película adelante y evitar que esta decaiga. Además de que también sigue introduciendo ideas; como la escena final del T-Rex en la ciudad –otra cosa que no aparece en la novela –, que fue totalmente idea suya. También mete guiños y homenajes a clásicos como King Kong –el barco en el que el Rex viaja a la ciudad se llama SS Venture –o Godzilla –los japoneses que huyen del Rex; uno de ellos llega a decir en su idioma “me fui de Japón para no encontrarme con estas cosas” –.

Los efectos especiales también están muy logrados, tanto el CGI como los animatronics de Stan Winston, con las mejorías que hubo en ellos en los cuatro años que transcurrieron desde la primera película claramente visibles. No obstante, no me gustó que colorearan más a los dinosaurios. En algunos no quedaba mal –aquí los Velociraptors tienen piel asemejada a la de los tigres, como en las novelas –, pero en otros les daban un aspecto un tanto ridículo; había momentos en los que los T-Rex parecía que tenían los ojos pintados.

El diseño de producción tampoco está mal. Aunque, a la llegada a las instalaciones abandonadas de InGen, encontré los escenarios un tanto acartonados. Por otro lado, los vehículos, tanto los de los protagonistas como los de los cazadores de Tembo, están de lo más logrados.

Las escenas de acción si están muy bien. Entre las mejores están cuando los cazadores de Tembo persiguen a los dinosaurios –un claro homenaje a Hatari (Howard Hawks, 1962) –, la fuga de los dinosaurios del campamento de InGen, el segundo ataque de los T-Rex, los Velociraptors cazando a los miembros del equipo de Tembo entre la maleza o la parte final del T-Rex en la ciudad; aunque, esta también deja un poco de mal sabor de boca, ya que debería haber sido algo más densa y el Rex debería haber provocado un caos mayor.

Además del nivel de acción y del número de dinosaurios, otra de las poquísimas cosas en las que esta película supera a la primera es en la fotografía. Obra de Janusz Kaminski, director de fotografía habitual de Spielberg desde La Lista de Schindler (1993), la fotografía de esta película es ligeramente mejor a la que hizo Dean Cundey en Parque Jurásico; la cual también era muy buena.

La otra cara de la moneda es la banda sonora. John Williams compuso un tema brillante y épico para Parque Jurásico. No obstante, el tema que compuso para esta película, aunque no es malo, nunca ha llegado a convencerme del todo.

Sobre el trabajo de los actores, pues está bastante bien.

De los pocos que repiten, Jeff Goldblum vuelve a estar genial como Ian Malcolm; esta vez, un Ian Malcolm más serio y quejica que en la primera. En su corta aparición, Richard Attenborough vuelve a estar brillante como John Hammond. En cuanto a Ariana Richards y Joseph Mazello, que hacen un cameo repitiendo como los niños –un poco más crecidos –Lex y Tim, su trabajo está en la misma línea de la primera a pesar de lo poco que les dejan lucirse.

Sobre los intérpretes nuevos. La recientemente oscarizada Julianne Moore está realmente fantástica como Sarah Harding; una Sarah Harding diferente a la de la novela –de haber sido más fieles, hubiera sido un papel ideal para Lucy Lawless –, pero que conserva mucho del valor, coraje y determinación de esta. Pete Postlethwaite está impresionante como Roland Tembo, personaje que no es un villano a pesar de estar en el lado de los malos. El siempre estupendo Vince Vaughn no decepciona como el fotógrafo ecologista Nick Van Owen. Arliss Howard, que siempre será recordado como el recluta Cowboy de La Chaqueta Metálica (Stanley Kubrick, 1987), está muy bien como Peter Ludlow, el villano principal de la función; bueno, está bien su interpretación, porque el personaje es una mierda como villano principal. Lo mismo ocurre con Vanessa Lee Chester, que hace un buen trabajo, pero su personaje, Kelly Curtis –que, recordemos, es la fusión de dos personajes de la novela –, es un personaje de lo más repelente; una niñata odiosa y cargante que lo único que hace es lastrar la película.

Además, ella protagoniza uno de los momentos más estúpidos cuando se carga a Velociraptor con un numerito de ginmasia que rechina por todas partes de lo forzado y mal preparado que está.

Con esto comienzo mi ronda de cosas malas; porque la película tiene bastantes momentos absurdos y hasta ridículos que estropean un tanto el resultado final.

Para empezar, podrían haber mostrado de otra forma la caída en desgracia de Malcolm causada porque la gente no cree que estuvo en una isla a punto de ser devorado por dinosaurios; quiero decir, que había mejores formas argumentales que el encuentro con un gilipollas en el metro.


Vale que sirve para justificar la muerte Dieter Stark, pero no puedo evitar que lo del cazador mexicano escuchando rancheras con unos cascos me produzca vergüenza ajena.

Aunque, lo que más me rechina es un momento que ocurre cuando el T-Rex está por la ciudad. Al destrozar un autobús en marcha, este se estrella contra un videoclub Blocbuster en el que se ve los carteles de películas que no existen y que fueron inventadas para la película, como una versión del El Rey Lear de Shakespeare, protagonizada por Arnold Schwarzenegger o una versión de Jack y las Habichuelas Mágicas protagonizada por Robin Williams.

Yo esta escena la encuentro absurda porque, la verdad, no entiendo bien que pinta ahí; ¿es un momento cómico, una parodia, un homenaje a El Último Gran Héroe…? Sea lo que sea, a mí me rechina, más que producirme gracia. Un momento cómico de la película bastante logrado es cuando Malcolm habla por radio con una mujer centroamericana con muy mala leche. Esa escena si me hace gracia, todo lo contrario que esta.

También podría hablar de la extraña forma en la que el T-Rex llega a la ciudad, pero de eso hablaré mejor cuando analice la tercera entrega –que será pronto –, ya que llevo tiempo dándole vueltas a una teoría que implica también a la tercera película.

Resumiendo ya.

La película está bien, pero no es para tirar muchos cohetes. Como adaptación de novela no vale absolutamente nada. Como secuela, es infinitamente inferior a la original. Y, como película es sí, está muy bien para pasar el rato.   


Sin duda, recomendable para todos los que, como yo, disfrutaron mucho de la primera película y queríamos ver más.








27 de abril de 2015

PARQUE JURÁSICO (1993)

















En esas inmensas filmotecas que son nuestras mentes, los amantes del cine tenemos una película especial. Una película que siempre ha estado, y estará, por encima de todas las demás. Una película que, aunque no sea la mejor de todas, siempre tendrá un lugar especial en nuestras mentes y, sobre todo, en nuestros corazones.

Se trata de la película que nos convirtió en lo que somos. La película que nos hizo ver el cine como algo especial y que haría que nuestras vidas giraran al lado del séptimo arte para siempre.

Yo tengo la mía y es la película de la que ahora nos ocupa.

El paleontólogo Alan Grant (Sam Neill), la peleobotánica Ellie Sattler (Laura Dern) y el matemático Ian Malcolm (Jeff Goldblum) son requeridos por el multimillonario John Hammond (Richard Attenborough) y son llevados a Isla Nublar, una isla cercana a Costa Rica. Su misión allí es abalar un parque de atracciones que Hammond ha construido en ese lugar y necesita el visto nuevo de unos científicos para poder abrir después de que un incidente terminara con la vida de uno de los trabajadores.

Lo que no saben es que el parque está poblado por dinosaurios reales, traídos de nuevo a la vida mediante la clonación. InGen, la empresa de Hammond, logró descubrir ADN de estos animales en los mosquitos prehistóricos fosilizados en ambar. Esto mosquitos quedaron atrapados en la resina de los árboles después de picar a los dinosaurios, por lo que portan la sangre de estos dentro de su cuerpo. Los científicos, junto a Lex (Ariana Richards) y Tim (Joseph Mazzello), los nietos de Hammond, comienzan la visita al parque. Todo marcha bien hasta que, a causa de una traición de Dennis Nedry (Wayne Knight), las instalaciones del parque dejan de funcionar y los dinosaurios escapan al control, convirtiéndose la visita en una pesadilla.

Ya hablé largo y tendido de cómo fueron los orígenes de este film, así que no me enrollo con estos detalles y hablaré más de cómo fue mi historia con esta película.


Yo tenía 13 años cuando llegó a los cines. Por aquella época, para mí el cine no era más que un instrumento de ocio, como al resto de la gente que conocía. Me gustaba mucho ver películas, pero el cine no era entonces algo especial para mí.

Cuando esta película llegó a los cines, yo la esperé especialmente con muchas ansias y con una enorme expectación. Y es que trataba un tema que para mí era –y todavía es –especial: los DINOSAURIOS.

Esta película fue todo un fenómeno mundial en su día y mucha gente se obsesionó con los dinosaurios a raíz de ella. Sin embargo, no ocurrió eso conmigo; más bien, todo lo contrario. Porque mi afición por los dinosaurios venía desde muy lejos.

Desde mi más tierna infancia he adorado a los dinosaurios. Mi primer contacto con ellos fue con un llavero que tenía mi madre. No recuerdo de donde lo sacó ni por qué lo tenía, pero sí recuerdo lo mucho que me fascinaba aquel extraño animal asemejado a un lagarto –no sé exactamente que dinosaurio era, pero creo que era un herbívoro bípedo, como un Iguanodon –y que no había visto nunca. Así que empecé a hacer preguntas a mis familiares.

Fue entonces cuando me enteré de que hace millones de años existieron unos gigantescos animales asemejados a lagartos que dominaron la Tierra y cuyo aspecto era de lo más impresionante.

Desde entonces, me entró una fiebre enorme por estos animales. Que me regalaran un dinosaurio de juguete era lo que más ilusión me hacía en el mundo. No paraba de devorar cualquier cosa relacionada con dinosaurios, ya fueran libros, cómics, series de dibujos animados, programas de Tv y, sobre todo, películas. Era tal la fascinación que sentía por los dinosaurios que, ya en mi adolescencia, llegué a pensar en estudiar paleontología –luego abandonaría esa idea al descubrir que no era persona muy de ciencias –.

Pero mi gran deseo era ver dinosaurios de verdad. Un deseo que, desgraciadamente, no podría cumplir. Me di cuenta el mismo día que me llevaron al Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Me prometieron ver dinosaurios de real y así fue, pero solamente estaban los esqueletos. Fue entonces cuando me revelaron la gran verdad: los dinosaurios ya no existían, porque se habían extinguido.

Aquello fue muy frustrante para mí. Y la cosa empeoró cuando me hacía mayor.

Entonces, tenía las películas para consolarme. Pero, a medida que crecía, esos dinosaurios hechos con stop motion me iban pareciendo cada vez más falsos. Me seguían –y todavía me siguen –gustando, no os hagáis una idea equivocada, pero ya no me parecían dinosaurios de verdad, que era lo que quería ver. Yo quería ver dinosaurios de verdad o, al menos, dinosaurios más realistas.

Entonces, llegó esta película. Película que esperaba como agua de mayo. Y no por la abrumadora avalancha de publicidad y merchandising que nos metieron, sino porque trataba sobre dinosaurios y eso era siempre bienvenido por mí. Como ya he dicho, muchos se aficionaron a los dinosaurios a raíz de esta película –conozco yo a unos cuantos de esos –, pero eso no ocurrió conmigo, ya que mi afición por los dinosaurios venía de hace tiempo.


Yo esta película la esperaba mucho y tenía unos deseos locos de verla. No obstante, no esperaba nada especial, tan solo otra película con dinosaurios de mentira. No llegué a ver ningún tráiler de ella, tan solo pequeñas promos en la Tv que no mostraban mucho y fotos en revistas que mostraban más a los dinosaurios pero, al no verlos en acción, no se podía apreciar muy bien el rango de realismo que tenían.

Entonces la vi, finalmente, y la impresión que me produjo es difícil de describir. Pero si os puedo decir que me encantó y me dejó con muchísimas ganas de verla otra vez; de hecho, fue la primera película que vi más de una vez en el cine.

Para mí, la película es MUY BUENA; más que eso, es EXCELENTE y MARAVILLOSA. He debido verla miles de veces y nunca me canso de verla.

Muchos la critican diciendo que su guión es muy simplón y su tono muy infantil, cosa que, desde luego, no comparto. Puede que el guión no sea muy profundo, pero no creo que le haga mucha falta. Es un guión sencillo, pero muy trabajado y va directamente al grano, con buenos diálogos y logradas situaciones. Y sobre lo de su tono infantil, tan solo recordar que es una película no recomendada a menores de 13 años. Recuerdo que en el segundo pase al que asistí unos padres inconscientes llevaron a su hijo –de 4 o 5 años –a verla y el niño acabó llorando y los padres se tuvieron que salir a la mitad de la película con él; a la salida, todavía estaban los padres fuera tratando de consolarle. Desde luego, decir que esto es una película para niños es de una ignorancia tremenda.

Más que tono infantil, lo que la película tiene es tono familiar. Pero solo en la primera parte. El resto es una película de aventuras con angustiosos momentos de tensión, momentos de acción muy logrados e, incluso, algunos momentos terroríficos. Todo muy bien llevado por la eficaz mano de Steven Spielberg, quien dirigió la película con maestría y, además, le aportó su estilo personal; ese que parece haber perdido con la llegada del siglo XXI.

Otra cosa muy criticada es la libre adaptación que hacen de la novela de Michael Crichton en que se basa, rebajando mucho el tono filosófico y científico de esta y centrándose más en la acción y la aventura; incluso cambian la personalidad de los personajes principales. Yo la novela la leí unos años después, cuando estaba en el instituto, y vi que, efectivamente, había un montón de cosas que habían cambiado y que es normal que los fans de la novela no estén contentos con la película. Sin embargo, como siempre digo, si el resultado es bueno, se toleran las libertades en la adaptación.

De todas maneras, a mí la novela nunca me pareció gran cosa. Todo ese rollo filosófico que nos suelta ya estaba muy visto y lo único que conseguía es que, a ratos, el texto aburriera; recuerdo que acabé hasta las mismas narices de los interminables monólogos de Ian Malcolm. No es una mala novela pero, desde luego, no es una novela que volvería a leer más veces.

Además, la película mejora algunas cosas de la novela. Por ejemplo, cuando comenzaba la visita, en la novela los protagonistas veían al Dilophosaurus y también al T-Rex comiéndose la cabra, mientras que en la película se quedaban con ganas. Muchos ven en esto una gran cagada pero, al contrario, para mí fue bastante acertado, ya que acentuaba más el suspense y, además, mostraba como los dinosaurios ya empezaban a rechazar el control de los humanos.

También me pareció más acertado que el dinosaurio enfermo fuera un Triceratops en lugar de un Stegosaurus, que solo hubiera un T-Rex en lugar de dos o que la mayoría de los trabajadores del parque se hubieran ido, dando más una sensación de soledad y aislamiento.


Incluso, la película corrige un gran error que comete la novela. Ya que al final de esta los protagonistas eran evacuados de la isla en un helicópteros del ejército de Cosa Rica cuando este país abolió el ejército en 1948. La película estuvo más acertada haciendo que los protagonistas fuesen evacuados en un helicóptero de InGen.

Los actores son otro punto a favor de la película. Comenzando por Sam Neill, quién hace un gran trabajo como Alan Grant; además, me encanta el look aventurero que lleva, con sombrero, gafas oscuras y pañuelo en el cuello –nada que ver con el tipo barbudo con camisa hawaiana de la novela –. Laura Dern y Jeff Goldblum también están estupendos como Ellie Sattler y Ian Malcolm –su química es tan grande que, incluso, iniciaron una relación romántica después del rodaje a pesar de que ni tan siquiera eran pareja en el film –. Richard Attenborough –tristemente fallecido el año pasado –está, simplemente, formidable como John Hammond, sin que dé en ningún momento la impresión de que hubiera estado 14 años apartado de la interpretación. Incluso los dos niños, Ariana Richards y Joseph Mazzello están muy bien en sus papeles, sin llegar a lastrar la película, como pasa en otras películas en las que también meten niños.

Otra cosa que me encanta es, sin duda, su diseño de producción; sobre todo, en lo que al diseño del parque –otro gran personaje de la película –se refiere.

El parque es realmente sensacional. Los edificios, las alambradas, los vehículos, los laboratorios, los baños, los restaurantes… incluso el merchandising que tenían preparado está genial. El parque es impresionante y, sobre todo, muy realista, ya que llegas a creerte que es un parque de verdad y seguro que más de uno hubiera deseado, al igual que yo, verlo en funcionamiento.

Pero, sin duda, la gran estrella de esta película son los DINOSAURIOS.

Al principio, Spielberg quería hacerlos con stop motion y la cosa podría haber funcionado, ya que he visto las imágenes de prueba que hizo Phil Tippet con unos Velociraptors y un T-Rex y son de lo más impresionantes. Sin embargo, a Spielberg le pasaba como a mí, deseaba ver dinosaurios lo más realistas posibles y no paró hasta encontrar la solución en el CGI, el cual entonces no estaba tan a la orden del día como hoy. Y, desde luego, los resultados son formidables, con unos dinosaurios impresionantes de lo más realistas de los que hasta podemos ver su respiración y el movimientos de sus músculos.

Pero no solo el CGI funciona en este film. Los efectos animatrónicos del gran Star Winston son también una maravilla, con unos dinosaurios animatrónicos también muy realistas. He visto escenas del rodaje de la escena en la que el T-Rex ataca a los vehículos y el Tyranosaurus animatrónico utilizado allí llega a parecer de verdad.

Pero, lo mejor de todo es que, a diferencia de lo que ocurre en muchas otras películas, los efectos CGI y los efectos animatrónicos a penas contrastan unos con otros –el propio Spielberg se empeñó mucho en que esto no ocurriera –, lo que le da a esta película un nivel de realismo superior.

Desde luego, los efectos especiales –por los que esta película ganó uno de sus tres oscars –son maravillosos y, pese a lo que dicen algunos ignorantes, no han envejecido nada; de hecho, incluso superan a muchos efectos especiales de hoy en día realizados con técnicas mejoradas. Son unos dinosaurios tan buenos y tan bien hechos que, incluso, se perdonan las libertades científicas que se toman, como el tamaño de los Velociraptors o que el Dilophosaurus escupa veneno.


Fue increíble ver aquello en su día.

Practicamente, había cumplido mi gran sueño de ver dinosaurios de verdad. Era consciente de que no eran reales, no os hagáis una idea equivocada, sabía perfectamente que eran de mentira. Pero, aún así, llegaban a parecer animales auténticos. Era como estar viendo dinosaurios de verdad y no muñecos animados. Y aquello me emocionó.

Fue entonces cuando comprendí que todo eso se lo debía a una sola cosa:



EL CINE



Me di cuenta entonces del verdadero poder que tiene el séptimo arte, el poder de hacer los sueños realidad. A partir de entonces, dejé de verlo como un simple instrumento de ocio y, al igual que me apasioné con los dinosaurios con aquel llavero de mi madre, me empecé a apasionar con el cine con esta película.

Soy lo que soy gracias a esta película. Un film que, digan lo que digan muchos, sobre todo los críticos, para mí es una auténtica OBRA MAESTRA y una joya que siempre ocupará un lugar muy especial en mi corazón. 


Una película IRREPETIBLE.