22 de marzo de 2018

BLACK PANTHER (2018)





ATENCION. Advierto que esta entrada contiene SPOILERS y seguro que a estas alturas todavía habrá gente que aún no ha visto la película. Así que aconsejo no leer esta review a quién aún no la haya visto y, si alguien la lee de todos modos, lo hará bajo su total responsabilidad.

















He tardado pero, POR FIN, he podido ver la tan esperada película protagonizada por Black Panther.

Ya sabéis que tengo que viajar para no tener que esperar mucho para ver los estrenos cinematográficos y estas semanas no he podido ir a ningún sitio.

Pero, ya por fín he podido verla y ya podéis saber mi opinión de ella.

Empecemos.

Tras lo sucedido en Capitán América: Civil War, T´Challa (Chadwick Boseman) regresa a Wakanda para asumir su papel cómo rey. Aunque, antes, debe enfrentarse a M´Baku (Winston Duke), líder de los Jabari, una tribu que se exilió en las montañas tras la creación de Wakanda y que se opone a los adelantos tecnológicos que esta ha hecho con el Vibranium que poseen y que proviene de un meteorito que fue objeto de luchas entre tribus en el pasado hasta que el primer Black Panther logró unificarlas. T´Challa logra derrotar a M´Baku y se consolida cómo rey de Wakanda. Uno de los primeros desafíos que debe afrontar como rey es la captura de Ulysses Klaue (Andy Serkis), quién en 1992 logró robar una gran cantidad de Vibranium de Wakanda con la ayuda del príncipe N'Jobu (Sterling K. Brown), hermano de T´Chaka, el anterior rey.

Estando en una misión encubierta en EEUU, N'Jobu se convenció de que Wakanda no debía seguir aislada del mundo y debía utilizar el Vibranium para acabar con los opresores de África conquistando el mundo. Pero, T´Chaka lo descubrió y acabó con sus planes. T´Challa, en compañía de Okoye (Danai Gurira), líder de las Dora Milaje, cuerpo de élite formado por mujeres, y Nakia (Lupita Nyong´o), una agente secreta wakandiana que, además, es su novia, viaja hasta Busan (Corea del Sur) donde, con ayuda del agente de la CIA, Everett K. Ross (Martin Freeman), logran capturar a Klaue en un casino mientras intenta vender una pieza de Vibranium robada en un museo. Pero, poco después, Klaue es liberado por su socio, Erik Killmonger (Michael B. Jordan), quién tiene oscuros planes para Wakanda.



Black Panther es un personaje de Marvel creado por Stan Lee y Jack Kirby que hizo su debut en julio de 1966 en el Nº52 de Los 4 Fantásticos. Tiene el honor de ser el primer superhéroe negro –ojo, el primer superhéroe, no el primer personaje de cómic negro, que ya hubo algunos antes que él –, habiendo hecho su debut antes que personajes como Falcom, Luke Cage, Blade, Tormenta –con quién estuvo casado –o War Machine. Y, si nos salimos de Marvel, también es anterior a personajes de DC como John Stewart (Linterna Verde) o Cyborg y a personajes como Spawn.

Pero, además, tiene la particularidad de que no es un personaje afroamericano, sino un personaje africano que, encima, es Rey.

Sobre su traslado al cine, Wesley Snipes estuvo muy interesado en dar vida a este personaje en la gran pantalla y, a lo largo de los años 90 y principios de la década del 2000, puso en marcha varios proyectos que no lograron salir adelante. Ni tan siquiera el éxito de Snipes con la saga Blade ayudó a que ninguno de estos proyectos saliera adelante.

La película que nos ocupa data de 2005, cuando Marvel Studios la incluyó como uno de los 10 proyectos cinematográficos que puso en marcha tras llegar al histórico acuerdo con Paramount Pictures que dio lugar al Marvel Cinematic Universe.

Sin embargo, a diferencia de personajes como Iron Man, Thor y Capitán América, la película de Black Panther no parecía avanzar; aunque, Marvel Studios incluía referencias a Wakanda en algunas películas, como Iron Man 2 (Jon Favreau, 2010), mostrándonos que Black Panther existía en ese universo a pesar de que aún no lo habíamos visto.

Finalmente, la película fue anunciada de forma oficial en octubre de 2014, cuando Marvel Studios presentó los proyectos que formarían la Fase 3 del MCU. Ese mismo día también se anunció que Chadwick Boseman era el actor elegido para dar vida a Black Panther. Sin embargo, no iba a ser en su película donde este personaje iba a hacer su debut, ya que antes iba a aparecer como secundario en Capitán América: Civil War (Hermanos Russo, 2016), donde tuvo un debut de lo más exitoso, dejando atrás cualquier duda que había sobre él.

Volviendo a la película que nos ocupa, para la dirección, la cosa quedó en dos directores; ambos afroamericanos. Uno era F. Gary Gray –que ya en su día fue candidato para dirigir Capitán América: El Soldado de Invierno (Hermanos Russo, 2014) –y el otro Ryan Coogler. Ambos directores venían precedidos de un gran triunfo en el año 2015; el primero con Straight Outta Compton, exitoso biopic del grupo de rap N.W.A., y el segundo con Creed, un muy acertado –e inteligente –regreso a la saga Rocky.


Finalmente, Gray optó por dirigir Fast & Furious 8 (2017) y Coogler resultó ser el elegido, haciéndose también cargo del guión junto a Joe Robert Cole, el guionista elegido.

El estreno de la película fue programado para el 3 de noviembre de 2017. Sin embargo, la llegada de Spiderman al MCU hizo que Marvel Studios modificara el calendario de estrenos de la Fase 3 y Black Panher fue movida al 16 de febrero de 2018.

La película ya se preveía un gran éxito y, desde luego, no ha defraudado. En taquilla ha arrasado completamente y todavía sigue arrasando. En EEUU aún sigue siendo líder de taquilla después de CINCO SEMANAS; ni la nueva de Tomb Raider ha conseguido apearla del primer puesto.

A día de hoy, lleva recaudados 610 millones de dólares en EEUU y va camino de convertirse en la película del MCU más taquillera en territorio estadounidense, superando los 623 millones de Los Vengadores (Joss Whedon, 2012). En el resto del mundo también está arrasando, con 590 millones recaudados que hacen que su recaudación global ascienda ya a 1.200 millones de dólares. Ni que decir tiene que Kevin Feige, presidente de Marvel Studios, ya ha anunciado su secuela.

Pero, no es solo en taquilla donde está triunfando. Las críticas no podían ser mejores y la mayor parte del público habla maravillas de ella. Además, la película está recibiendo elogios por su diversidad; y no solo para la gente de color, también para las mujeres, ya que se le da una gran importancia a los personajes femeninos.

¿Y que opino yo de la película? Pues a eso vamos.

Yo le tenía mucha fe a esta película por dos razones, especialmente. La primera es que es una película del universo cinematográfico de Marvel, el cual no para de darme alegrías con cada película que hacen. La otra es su director, sin duda, un tipo con mucho talento y, sobre todo personalidad.

Pues bien, una vez vista por fin la película puedo decir que mi fe se ha visto una vez más bien recompensada. Porque la película me HA ENCANTADO.

Desde luego, Marvel Studios ha vuelta a apuntarse otra gran tanto en su marcador. La película es muy buena, me ha gustado mucho y he disfrutado mucho viéndola. Aunque, eso si, todo hay que decirlo. No me ha parecido la gran obra maestra que muchos dicen que es.

Que nadie me malinterprete. La película es estupenda y la coloco entre lo mejor del MCU. No obstante, no la consideraría mejor que Capitán América: El Soldado de Invierno y Capitán América: Civil War o la primera de Los Vengadores.  Aunque, si se les queda muy, pero que muy, cerca.

Para empezar, Ryan Coogler cumple con creces y hace un excelente trabajo. La película va progresando continuamente, con un ritmo que nunca decae que hace que sus más de dos horas de duración se pasen volando. Las escenas de acción son brutales y están dirigidas de forma impecable y, además, les aporta su toque personal; el plano secuencia en el casino es una buena muestra de ello.


Los efectos especiales no decepcionan nada y el diseño de producción es realmente brillante. Donde mejor se ve es en el diseño de Wakanda, mezclando lo tradicional africano con un futurismo que, en algunos momentos, hasta llega a recordar a Blade Runner.

El guión es sólido. Va directamente al grano, sin presentaciones tediosas ni diálogos interminables, y desenvuelve muy bien las situaciones. Falla un poco en el desarrollo de algunos personajes secundarios, pero no mucho.

Lo actores hacen un estupendo trabajo, mejorado con una dirección de actores de lo más lograda.

Comenzando por su protagonista. Chadwick Boseman ya hizo un muy buen trabajo en su presentación en Capitán América: Civil War; aunque, como ya dije, fue mejor como Black Panther que como prícipe T´Challa, donde le faltaba pulirse un poco. Cosa que, afortunadamente, han hecho en este film, donde su trabajo es ya sensacional en cualquiera de los dos alter egos.

También hace un estupendo trabajo la protagonista femenina, la bellísima Lupita Nyong´o–cuesta creer que esta chica esté detrás de Maz Kanata en Star Wars, quién está fantástica dando vida a Nakia, una especie de Viuda Negra wakandiana.

Michael B. Jordan es un actor muy bueno. Ya trabajó con Coogler en Creed, haciendo un excelente trabajo, y antes fue la Antorcha Humana en la espantosa Cuatro Fantástico (Josh Trank, 2015), siendo su interpretación de lo poco salvable de aquel engendro pese a la poca gracia que me hacía ver un Johnny Storm negro. Aquí da vida a Killmonger, el villano principal y, desde luego, el trabajo que hace es muy bueno. Otra cosa es el personaje, de lo que hablaré más adelante.

Lo mismo digo de Andy Serkis, que vuelve a dar vida a Ulysses Klaue tras darse a conocer en Vengadores: La Era de Ultron (Joss Whedon, 2015).

Una que me ha gustado mucho ha sido Letitia Wright, quién da vida a Shuri, hermana de T´Challa y responsable de la parte científica de Wakanda; además de que en los cómics termina adoptando la identidad de Black Panther. La actriz no solo hace un estupendo trabajo, sino que su personaje es de lo más carismático y terminas simpatizando mucho con ella. Se dice que podría protagonizar su propio spin-off, cosa que, desde luego, a mí me gustaría.

Danai Gurira, a quién conocemos, principalmente, como Michonne en The Walking Dead, también está fantástica como Okoye, la líder de las Dora Milage, mujeres guerreras que forman la élite de las fuerzas defensivas de Wakanda y que, desde luego, por lo que a mí respecta, podrían protagonizar su propio spin-off.

Me ha gustado mucho Martin Freeman, quién ha vuelto a estar sensacional como Everett K. Ross. Ya dije en Capitán América: Civil War que este personaje podía dar mucho juego y, afortunádamente, en Marvel Studios han sabido verlo.

Mención especial para dos estupendos intérpretes, como Angela Bassett, que está impresionante como Ramonda, madre de T´Challa, y el siempre genial Forest Whitaker, que interpreta a Zuri haciendo un trabajo magistral, como siempre.


Bueno, ahora vamos con las cosas malas. Que son pocas, pero hay que hablar de ellas.

Para mí –porque esto es mi opinión, ya que habrá quién no la comparta –, un problema ha sido el villano, Killmonger. Ya he dicho que el trabajo de Michael B. Jordan ha sido muy bueno, pero el personaje, no es que me haya parecido un mal villano, al contrario, me ha parecido un buen villano, pero no lo he encontrado a la altura como villano principal para esta película.

El que si que me ha parecido que tenía madera para ser el villano principal era, sin duda, Ulysses Klaue, que ya estuvo formidable en su aparición en Vengadores: La Era de Ultron y aquí se ha superado.

Desgraciadamente, desperdician al personaje. Y no solo para la película, también para todo el MCU porque terminan matando al personaje. Para mí, esta ha sido la mayor cagada de la película y me parece preocupante esta manía de Marvel Studios de cargarse buenos y potenciales villanos. Porque este no es el primero, también tenemos otros ejemplos, como el Barón von Strucker (Thomas Kretschmann) o Crossbones (Frank Grillo).

Bueno, vamos resumiendo ya.


Para mí, Black Panther ha sido una película muy buena, con la que se disfruta mucho desde que empieza hasta que termina, muy bien dirigida por un director con mucho talento y que, desde luego, vería más veces en el cine.








24 de diciembre de 2017

STAR WARS: LOS ULTIMOS JEDI (2017)


















Ya tenemos entre manos el Episodio VIII de la saga Star Wars y segunda entrega de esta nueva trilogía surgida después de que Disney comprara Lucasfilm en 2012.

Afortunadamente, ya he podido verla. No ha ocurrido como hace dos años con la anterior entrega, Star Wars: El Despertar de la Fuerza (J.J. Abrams, 2015), para la que tuve que esperar más de dos semanas en las que tuve que hacer esfuerzos sobrehumanos para no tragarme ningún spoiler.

Y aquí vuelvo a advertir sobre los spoiler, porque olvidaos de todo lo que se ha visto en los tráilers y las promociones. Tampoco en las muchas teorías de los fans que van circulando por ahí porque, ni unos ni otros, no han dado ninguna. De hecho, cuando salí de verla me partí de risa –la gente me miraba y todo –pensando en la cara de gilipollas que se le habrá quedado a más de uno que habrá ido a verla con una idea pre-concebida en la cabeza y ha saldo con un buen palmo de narices.

Pero, no adelantemos acontecimientos. Vayamos por partes.

Pese a la destrucción de la Starkiller, con una República diezmada, la Primera Orden se ha hecho con el control de la galaxia. La Resistencia se ve obligada a huir de su base ante la llegada de la flota de la Primera Orden, capitaneada por el General Hux (Domhnall Gleeson). Logra escapar con ayuda de una maniobra de Poe Dameron (Oscar Isaacs); aunque, a la general Leia Organa (Carrie Fisher) no le hace mucha gracia que su mejor piloto malgastase vidas de otros miembros de la resistencia para destruir un gran destructor de la Primera Orden. Consiguen escapar y saltar al hiperespacio, pero la Primera Orden ha logrado rastrearlos y son perseguidos por el mismo crucero interestelar del Líder Supremo Snoke (Andy Serkis).

Durante un ataque, Leia es gravemente herida y toma el control la Vicealmirante Holdo (Laura Dern), pero Dameron no está de acuerdo con sus decisiones y accede a un plan que Finn (John Boyega) le propone junto a la soldado rebelde Rose Tico (Kelly Marie Tran). El plan consiste en infiltrarse en el crucero de Snoke y desactivar su dispositivo de rastreo. Pero, para ello necesitan a alguien capaz de sobrepasar las defensas de la nave, lo que hace que Finn, Rose y el droide BB-8 se trasladen hasta Canto Bight, una ciudad casino situada en el desértico planeta Cantonica en donde terminan aliándose con DJ (Benicio del Toro), un pirata que no es muy de fiar, pero accede a ayudarles a infiltrarse en el crucero de Snoke. Mientras todo esto ocurre, Rey (Daisy Ridley), tras lograr encontrar a Luke Skywalker (Mark Hamill) en Ahch-To, trata de convencerle de que se una a la resistencia y la inicie en el dominio de la Fuerza. Pero, Luke no está muy por la labor.


La producción de esta película se llevó a cabo en medio de un secretismo casi total. A penas se filtraron imágenes del rodaje –tan solo unas cuantas que ahora sabemos que pertenecían a escenas que se desarrollan en Canto Bight –y lo único que podíamos ver eran imágenes en blanco y negro que el director de la película iba publicando en las redes sociales de vez en cuando.

El director es Rian Johnson, quién también ha escrito el guión de la película –aunque, contó con la ayuda no acreditada de Carrie Fisher, cosa que él mismo reconoce –. Anteriormente, se rumoreó que Johnson iba a dirigir también el Episodio IX –que al final dirigirá J.J. Abrams tras la marcha de Colin Trevorrow –o, al menos, escribir el guión de esta; cosa que al final no sucederá. Sin embargo, su paso por la saga galáctica no ha terminado aquí, ya que no hace mucho se anunció que él iba a estar al frente de una nueva trilogía que tendrá lugar dentro del universo de Star Wars, pero no tendrá que ver con la saga principal.

La película ha costado 200 millones de dólares, como la anterior, y es la más larga de toda la saga, con una duración de 152 minutos. En cuanto al reparto, repiten la mayoría de los actores de El Despertar de la Fuerza y se unen tres actores nuevos: Laura Dern, Benicio del Toro y Kelly Marie Tran.

La película se estrenó el pasado viernes, 15 de diciembre, y su éxito ha sido brutal. En su primer fin de semana hizo 220 millones de dólares solo en EEUU y, a día de hoy, lleva recaudados 262 millones, a los que hay que unir los 295 millones recaudados en el resto del mundo, haciendo un total de 557 millones de dólares. Son cifras inferiores a lo que hizo El Despertar de la Fuerza hace dos años, pero son cifras muy buenas y, salvo que la película sufra un enorme bajón el próximo fin de semana, la película superará sin duda los 1.000 millones de dólares y su recaudación final se acercará a los 2.000 que hizo El Despertar de la Fuerza.

Sobre como ha sido recibida. Por un lado, la crítica la está alabando. Hay críticos que hasta dicen que nos encontramos ante la mejor entrega de toda la saga; incluso dicen que es mejor que La Guerra de las Galaxias (George Lucas, 1977) y El Imperio Contraataca (Irvin Kershner, 1980). No obstante, entre el público las opiniones están muy divididas.

Especialmente, entre los fans de la saga galáctica, que están completamente divididos. En un lado están los que les ha gustado la película y no dudan en defenderla, aún a riesgo de recibir insultos y descalificaciones del otro bando. Y este otro bando es el que más ruido está haciendo. Una avalancha de fans cabreados que se están llevando las manos a la cabeza, están bramando constantemente contra la película y contra Rian Johnson –a quién hasta llegan a insultar y amenazar –y están llegando a extremos insospechados; como poner en marcha una campaña de recogida de firmas para que la película pierda su canon como episodio de la saga galáctica.

¿En que bando estoy yo? Podría acogerme a la neutralidad, como en otros conflictos cinematográficos donde no tengo muy claras mis opiniones. Pero, en este asunto, si tengo claro a que bando pertenecer.

Me quedo con quienes les ha gustado, porque la película ME HA ENCANTADO.

Me ha parecido una película muy buena –eso si, no creo que sea mejor que La Guerra de las Galaxias y El Imperio Contraataca, como dicen muchas críticos –, he disfrutado enormemente viéndola, las 2 horas y media que dura se me han pasado volando y, sobre todo, tengo muchas ganas de verla más veces.

Eso si, aunque no comparto su opinión, entiendo que haya fans cabreados con ella, porque esta película se ha atrevido a dar un paso más allá y ha trastocado por completo el universo de Star Wars. Algo que, desde luego, habrá cabreado mucho a los puristas. Sin embargo, como ya sabéis, yo soy alguien de mente más abierta y los cambios no me molestan nada; siempre que estén bien hechos, eso si.


Además, estoy flipando mucho. A El Despertar de la Fuerza la pusieron a caer de un burro acusándola de ser más de lo mismo y de que era un remake encubierto o un refrito de La Guerra de las Galaxias –cosa que, desde luego, no es; aunque, si es cierto que Abrams se pasó homenajeándola –, y ahora están atacando esta película por hacer, precisamente, lo que tanto pedían de la película anterior.

Rian Johnson, un excelente director –ya lo dejó bien claro en su anterior película, la estupenda Looper (2012) –, ha hecho aquí un gran trabajo y ha demostrado un gran valor, ya que el tipo sabía que iba a cabrear a mucha gente con lo que estaba haciendo. Pero el tipo ha seguido adelante sin preocuparle las malas críticas que sabía que iba a recibir y, sobre todo, pasando como de comer mierda de los muchos rumores y especulaciones que los fans han ido lanzando durante los últimos dos años. De hecho, incluso se ha tomado el gusto de reirse de ellos en su puta cara. Cosa que a mí me ha encantado y me ha divertido; ya he comentado antes mis carcajadas a la salida.

Porque la película es un zasca tras otro durante todo el metraje. Y no solo con las teorías de los fans. También por los giros que les dan a muchos de los personajes; especialmente, al interpretado por Laura Dern –a la que seguro que muchos habrán tomado por gilipollas antes de saberse cual era su verdadero plan –. Y, también, por el desenlace de varias escenas; especialmente, la escena que implica a Rey, Kylo Ren y el Líder Supremo Snoke que, prácticamente, es un remake de El Renorno del Jedi (Richard Marquand, 1983), pero su desenlace no es, precisamente, el esperado.

A mí me han gustado mucho estos giros, ya que algo que se hecha mucho de menos en el cine de hoy en día: sorprender. Además de que se burlan de muchos tópicos y clichés que estamos cansados de ver en montones de películas.

Y aquí vuelvo con lo que ha hecho Johnson con la saga. No la ha destrozado, como dicen los detractores de la película, sino que ha pasado página y ha metido a la saga por otros derroteros. Unos en los que las tradiciones y enseñanzas Jedi ya no son necesarias para el manejo de la Fuerza; lo mismo que tampoco hace falta pertenecer a ningún linaje ni ser algo especial.

Muchos se quejaban de que una simple chatarrera fuera capaz de dominar la Fuerza sin entrenamiento. Johnson podría haberles seguido el juego y haber escogido una de las muchas teorías fan que circulaban sobre sus orígenes para justificarlo. Pero no, le ha dado unos orígenes que nadie se esperaba y ha cambiado las reglas del juego para que resulten creíbles.

Muchos ven en esto una herejía. Pero, como bien decía el propio Luke Skywalker al final del primer tráiler: Es hora de que los Jedi se acaben.  Y en la película no solo él piensa así, también otro famoso personaje de la saga que vuelve inesperadamente, viene a decir prácticamente lo mismo. Hay que terminar con estas leyes y tradiciones obsoletas que en su día no impidieron la caída de la República y el alzamiento del Imperio y dar paso a una nueva era donde no solo unos elegidos pueden controlar la Fuerza.

Y otra cosa que me ha gustado mucho es que la película continúa con lo que vimos en Rogue One (Gareth Edwards, 2016), dándole a la saga un toque más realista y cercano al cine bélico, en donde el bien y el mal no están tan separados como pueda parecer. Toda esa parte de la ciudad casino de Canto Bight es una buena muestra de ello; al igual que el personaje de Benicio del Toro y el baño de realidad que les da a los personajes de Finn y Rose.

Y otra cosa también. Tal y como ha dejado Johnson la saga ahora mismo, en el Episodio IX puede pasar cualquier cosa. Ya no tenemos una idea de por donde irán los tiros en el desenlace de la historia, como si ocurría en las anteriores trilogías. Ni siquiera podemos esperarnos homenajes y guiños a El Retorno del Jedi, porque Johnson ya los ha metido todos aquí junto con los de El Imperio Contraataca.


Los fans “visionarios” ya están especulando otra vez y yo ya me estoy riendo por adelantado con la cara de estreñidos que se les va a quedar dentro de dos años.

Algunos dicen que, con el regreso de J.J. Abrams, a lo mejor vuelven a poner la saga en el camino en el Episodio IX. Yo no lo creo pero, de todas maneras, si Abrams vuelve a hacer otro gran trabajo como en el Episodio VII, no me importará mucho. De todas maneras, yo creo que han tomado una buena decisión entregándole a Johnson su propia trilogía alejada de la saga oficial donde podrá hacer lo que quiera.

Que, por cierto, esa es otra. Se nota que Johnson ha tenido una gran libertad a la hora de hacer esta película. Cosa que sorprende en vista de los problemas que Lucasfilm ha tenido con los directores últimamente.

La película está muy bien dirigida. El diseño de producción es alucinante, sus efectos especiales están muy bien hechos, el ritmo nunca decae y las escenas de acción son de lo más espectaculares. A todo esto hay que unir una excelente dirección de actores y una gran cantidad de momentos épicos que engrandecen más a la película.

De nuevo Daisy Ridley vuelve a estar fantástica como Rey, la gran protagonista de esta nueva trilogía. Aunque, en esta película no es tan ama y señora como lo fue en El Despertar de la Fuerza; pero no porque haya perdido protagonismo, ni mucho menos, sino porque aquí decide echar un poco a un lado para dejar más desarrollo a los otros protagonistas –cosa que, desde luego, está muy bien –.

Estos otros protagonistas son Finn, que vuelve a estar genialmente interpretado por John Boyega y aquí, además, vemos como el personaje madura mucho, y Poe Dameron, de nuevo estupendamente interpretado por Oscar Isaac, con quién por fin han hecho justicia tras lo desaprovechado que estuvo tan carismático personaje en el episodio anterior.

Otro personaje que también ha crecido en esta película es, sin duda, Kylo Ren, de nuevo interpretado por Adam Driver. En El Despertar de Fuerza era un villano a medio cocer, pero en esta película, tras darnos también gato por liebre con él, el personaje consigue por fin evolucionar hasta convertirse en el gran villano que esta nueva trilogía necesita.

Y, aunque aquí no hay ningún actor implicado, no me puedo olvidar de BB-8, que también crece en este film. Este personajillo me encantó en El Despertar de la Fuerza, pero aquí ya se ha convertido en uno de mis ídolos y se ha ganado el derecho de ser mi androide favorito de la saga junto a R2-D2.  


Sobre los nuevos. Laura Dern ha estado impresionante en su papel de Vicealmirante Holdo; un personaje que, sin duda, debe estar ya entre los personajes de la saga que son grandiosos pese a tener poco tiempo en las películas; una lista que encabeza Boba Fett.

Benicio del Toro hace un estupendo trabajo como DJ, un personaje que, pese al desenlace que le dan, resulta de lo más carismático.

En cuanto a Kelly Marie Tran, tengo sentimientos encontrados. Por un lado, la actriz es buena y hace un muy buen trabajo, además de que su personaje está muy bien. Sin embargo, a penas he visto química entre ella y John Boyega. La relación que se establece entre estos personajes está bien y me alegra que no hayan convertido a esta chica en un reemplazo temporal para Finn hasta que Rey regrese; sin embargo, la química entreambos la he encontrado completamente nula. Desde luego, la enorme química que había entre Ridley y Boyega en el episodio anterior aquí brilla por su ausencia.

En cuanto a los veteranos. La trístemente fallecida Carrie Fisher vuelve a estar impecable como Leia y me alegro del giro que le dan al personaje y que no hayan cogido el camino que todo el mundo esperaba en vista de lo que sucedió con la actriz.

En cuanto a Mark Hamill, su trabajo como Luke Skywalker vuelve a ser sobresaliente. De eso no hay duda. Otra cosa es el tratamiento del personaje, que esa es otra cosa que han criticado los detractores de la película; incluso el propio Hamill ha declarado que este no es el mismo personaje que interpretó en la trilogía original –eso si, el actor tampoco es que haya despotricado contra la película, como nos quieren hacer creer los del bando contrario –.

Yo, como siempre, hablo por mí y, desde luego, yo creo que el tratamiento que le han dado al personaje ha sido el más apropiado con respecto a lo que han querido hacer en esta película. Es cierto que no es el mismo Luke Skywalker que vimos en los episodios IV, V y VI, pero hay que tener en cuenta que han pasado ya 30 años y Luke ya no es ese joven idealista de entonces. Como supimos en el Episodio VII, intentó reconstruir a los Jedi y fracasó, de ahí su actitud en este film.

El personaje de Luke es clave para lo que Johnson ha hecho con la mitología de esta saga en la película y el relevo generacional que empezó en el episodio anterior y aquí termina de completarse. Bien nos lo demuestra en esa maravillosa y épica aparición del personaje en el espectacular climax de la película. Para mí, no se le podía haber dado mejor final al personaje. Que tampoco es tan final, ojo, porque tengo seguro que el personaje aparecerá en el Episodio IX.

Por cierto, Hamill tiene un doble papel en la película. Por lo visto es quién está detrás de ese bicho que toma a BB-8 por una tragaperras en el casino.


¿Cosas malas que tiene la película? Las hay, no muchas, pero la película no es perfecta, como todo en este mundo.

Ha habido cosas que no me han gustado, aunque me resulta difícil hablar de ellas sin hacer spoiler. Está la falta de química entre Boyega y Tran que ya he mencionado antes. También –y aquí coincido un poco con los detractores de la película –está el asunto de lo desaprovechado del Líder Supremo Snoke. Es cierto que era necesario para que Kylo Ren madurara como villano, pero creo que este personaje daría más de si. Y, desde luego, espero que en el Episodio IX, con el regreso de Abrams, se aclaren del todo sus orígenes o, al menos, se nos de una buena pista de cómo la Primera Orden llegó al poder.

Otros que también han estado bastante desaprovechados han sido la Guardia Pretoriana de Snoke. Aunque, al menos, han tenido una gran escena de lucha; algo de lo que se nos privó en El Retorno del Jedi con la Guardia Imperial.

Y, desde luego, los Porgs han cumplido las expectativas y son los herederos de los Ewoks como personajes que, aunque van a vender muchos muñecos, son de lo más cargantes –yo, desde luego, a la hora de comer, no hubiera tenido tantos remordimientos como Chewbacca –; afortunadamente, no llegan al nivel de Jar Jar Binks –a ese nivel es muy difícil llegar y recemos porque ningún personaje nuevo de la saga llegue a él en el futuro –.

Bueno, vamos resumiendo ya.

Star Wars: Los Últimos Jedi es una película muy buena, totalmente disfrutable de principio a fin y que deja con ganas de verla más veces. Pero, también es una apuesta arriesgada que, como ya hemos visto, ha cabreado a los puristas, pero introduce a la saga por nuevos caminos de lo más interesantes.


Que me digan lo que quieran los puristas y los fans cabreados porque no les hacen las películas a medida, como los trajes, pero yo se muy bien lo que pienso. Y pienso que estamos ante una gran película y ante un buen giro de timón que la saga llevaba tiempo necesitando.

No es la mejor entrega de la saga, como dicen muchos críticos, pero si es una de las mejores, sin ninguna duda. Sobre si es mejor o peor que El Despertar de la Fuerza, yo creo que aquí va a pasar como me ocurre con La Guerra de las Galaxias y El Imperio Contraataca; las dos me gustan tanto y, además, son tan similares pero tan diferentes a la vez que, personalmente, se me hará difícil elegir entre las dos. Eso si, a nivel cinematográfico, esta película es bastante superior.

Desde luego, Rian Johnson ha hecho un gran trabajo y para mí es el verdadero heredero de George Lucas –quién, por cierto, ha alabado este film –. Estoy deseando ver la trilogía que está preparando.