20 de noviembre de 2014
PERDIDA (2014)
11 de febrero de 2012
SLEEPY HOLLOW (1999)
La Leyenda de Sleepy Hollow es un famosísimo relato escrito por Washington Irving en 1820 y que forma parte de la cultura popular americana.
La historia tiene lugar en un asentamiento holandés situado en el valle de Sleepy Hollow, en la década de 1790. Ichabod Crane, un joven y escuálido profesor de escuela está enamorado de Katrina Van Tassel, la hija del hombre mas rico del lugar. Esto le enfrenta con el rudo Abraham Van Brunt, que también pretende a la joven. Una noche, tras salir muy tarde de una fiesta en casa de los Van Tassel, Ichabod es perseguido por el Jinete sin Cabeza, el espectro de uno de esos mercenarios alemanes que lucharon del lado de los ingleses en la guerra de independencia norteamericana y que fue decapitado por una bala de cañón. Al día siguiente, Ichabod desaparece y tan solo se encuentra su sombrero junto a los restos de una calabaza. La gran pregunta es ¿fue perseguido por el espectro del Jinete sin Cabeza o fue Van Brunt disfrazado tratando de librarse de su gran rival?
Esta historia, ya llevada al cine anteriormente, sirvió a Tim Burton para realizar la que es para mi una de sus mejores películas; a pesar de que se trata de una adaptación muy libre de esta obra.
En esta ocasión, Ichabod Crane (Johnny Depp) es un policía de Nueva York empeñado en cambiar los primitivos métodos policiales de la época –es el año 1799 –por métodos mas modernos y menos violentos; algo que le enfrenta a sus superiores. Es por ello por lo que deciden enviarle a Sleepy Hollow, una aldea del norte del estado donde se han producido varios asesinatos en el que las víctimas fueron decapitadas. Una vez allí, le alojan en la casa de Baltus Van Tassel (Michael Gambon), el hombre mas rico del lugar, quién vive junto a su esposa (Miranda Richardson) y su hija Katrina (Christina Ricci), fruto de un matrimonio anterior. Crane no tarda en fijarse en ella, algo que pone muy nervioso a Brom Van Brunt (Casper Van Diem), el prometido de la chica.
Al iniciar la investigación, descubre que la gente del lugar cree que el autor de los crímenes es el espíritu del Jinete sin Cabeza (Christopher Walken), un mercenario alemán aliado de los ingleses en la guerra de independencia que, 20 años atrás, murió a manos de los rebeldes americanos, quienes le cortaron la cabeza con su propia espada y lo enterraron en el mismo bosque donde lo mataron. La gente cree que ha regresado de entre los muertos y está cometiendo los asesinatos. Crane, un hombre de razón, al principio no se lo cree, hasta que ve al jinete con sus propios ojos. Esto le hace tener una gran crisis de fe que logra superar para así poder continuar con la investigación. Pronto, sus indagaciones le hacen descubrir que el jinete no mata por capricho, sino que las victimas han sido seleccionadas por alguien, la misma persona que lo trajo de vuelta de entre los muertos y que encabeza una peligrosa investigación.
Burton dirigió Sleepy Hollow en una época en la que su carrera no pasaba por buenos momentos. Sus dos últimas películas, Ed Wood (1994) y Mars Attack! (1996), no habían funcionado muy bien en taquilla y la Warner había suspendido su ambicioso proyecto sobre Superman.
Producida por Francis Ford Coppola y con guión de Andrew Kevin Walker, esta película reconcilió a Burton con el éxito. Con un presupuesto de 65 millones de dólares, el film recaudó 101 millones solo en EEUU y 105 millones en el resto del mundo, haciendo una taquilla total de 206 millones de dólares. Además de que fue muy bien recibida por público y crítica.
Pero, claro, hace falta mucho mas que esto para que una película sea buena; y esta película, afortunadamente, lo tiene.
Para empezar, debo decir que la película me ENCANTA.
Como ya he dicho, para mi es una de las mejores películas de Burton; incluso, mejor que películas como Batman (1989) o Eduardo Manostijeras (1991), por poner unos ejemplos. Yo diría que es la mejor película de Burton después de Ed Wood.
Desde luego, Burton hace aquí uno de sus mejores trabajos como director, ya que el film está rodado de una forma brillante, lleno de grandes momentos, un ritmo que nunca decae, una soberbia dirección de actores y un estupendo equilibrio entre espectáculo y dramatismo; sin mencionar un mas que correcto uso del gore y el humor negro. Todo muy bien acompañado por la excelente música de Danny Elfman, que aquí firma una de sus mejores bandas sonoras.
El diseño de producción es una maravilla, mezclando muy bien el estilo de Burton con el del relato de Irving. Además, los efectos especiales están de lo mas logrados y se hace un muy buen uso de ellos; especialmente, en la escena en la que el jinete vuelve a ponerse la cabeza, un momento realmente magistral en el impresionante climax del film.
Como ya he dicho antes, la adaptación que se hace del relato de Irving es muy libre, aunque no traiciona mucho la historia original.
El guión de Andrew Kevin Walker, autor también de la magnífica Seven (David Fincher, 1995), es muy bueno. Adaptar un relato corto en un film de mas de 100 minutos es un trabajo de lo mas difícil que aquí Walker solventa muy bien, introduciendo una subtrama de investigación detectivesca -muy deudora de las novelas de Sherlock Holmes o los relatos de Edgar Allan Poe -que funciona espléndidamente, sin dar en ningún momento la sensación de que se han introducido paja para rellenar huecos. La trama va progresando muy bien a medida que avanza el film, manteniendo el interés hasta el final y sin dar la menor pizca de aburrimiento. Todo ello sazonado con unos excelentes diálogos y situaciones, además de momentos verdaderamente terroríficos; como los recuerdos del protagonista sobre la muerte de su madre.
Los actores hacen también un gran trabajo. De nuevo Burton se reúne de un excelente y variopinto reparto, sobre todo en un film como este, tan lleno de personajes peculiares; comenzando por su protagonista, un Johnny Depp que vuelve a demostrar que no hay papel que se le resista. Christina Ricci también está espectacular como protagonista femenina, al igual que Miranda Richardson, que están tan espléndida como siempre. Otro que está genial, aunque se le ve poco, es Christopher Walken como el Jinete sin Cabeza, mostrando que el personaje daba mas miedo estando vivo que muerto; por cierto, cuando al jinete se le ve sin cabeza, el que va dentro de él es Ray Park -el famoso Darth Maul de La Amenaza Fantasma o Snake Eyes de G. I. Joe -.
Por lo general, todos los actores hacen un buen trabajo.
Resumiendo.
Una película estupenda y muy disfrutable de principio a fin. Como adaptación es muy libre. Aunque, mas que adaptar, se podría decir mas bien que se inspira en el popular relato de Washington Irving para ofrecernos un gran film y uno de los mejores trabajos de Burton.
Desde luego, una de las mejores películas que tuvieron el honor de cerrar el siglo XX.
2 de junio de 2010
PSICOSIS (1960)
Hace 50 años, Alfred Hitchcock estrenó la que es ya su obra cumbre y uno de los títulos imprescindibles de la historia del cine. A parte de su primera incursión en el terror. Esta obra magna es Psicosis -que es como se la conoce en España; su título original es Psycho (Psicópata) -, película que adaptaba una novela de Robert Bloch inspirada en el caso real de Ed Gein, un famoso asesino en serie que, entre otras cosas, también inspiró al Leatherface de La Matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974). La relación de Gein con su posesiva madre fue lo que mas inspiró la novela de Bloch y, sobre todo, a Hitchcock, quién también tuvo una madre bastante posesiva en su infancia y es bien sabido que suele poner rasgos autobiográficos en sus películas.
La película se divide en dos historias. Comienza con Marion Crane (Janet Leigh), quién quiere casarse con su amante, Sam Loomis (John Gavin), con quién se ve a escondidas en una habitación de hotel de Phoenix, la ciudad donde vive, aprovechando un alto en su trabajo. Ella está loca por casarse, pero él está agobiado por un montón de deudas heredadas de su padre y la pensión de su ex-mejor. Es por eso que, cuando Marion se encuentra con que su jefe le entrega 40.000 dólares de un cliente en efectivo para ingresarlos en el banco, ella decide huir de la ciudad con el dinero y encaminarse a Fairvale (California), donde vive Sam. En el camino, tras un encuentro con un policía, Marion decide cambiar de coche utilizando parte del dinero y continúa su camino mientras piensa en como será la reacción de su jefe y otras personas relacionadas con el dinero. En el camino, es sorprendida en plena noche por una tormenta y decide parar en un motel de carretera regentado por Norman Bates (Anthony Perkins), un joven tímido y muy extraño aficionado a disecar pájaros y que vive en una mansión que hay junto al motel con su posesiva madre.
Es aquí donde la película da un giro radical. Tras una reveladora conversación durante una cena con Norman, Marion regresa a la habitación y se da una ducha. Entonces, la silueta de una anciana portando un enorme cuchillo de cocina entra en el baño, la apuñala en la ducha y se va corriendo. Tras unos gritos de reproche a su madre, Norman llega corriendo al lugar y, tras ver la carnicería, limpia la escena del crimen, guarda el cuerpo de Marion y todas sus pertenencias -incluido el dinero robado, el cual está envuelto en un periódico -en el coche y lo oculta hundiéndolo en unos pantanos cercanos. Días después, Sam -quién había decidido casarse con ella a pesar de los problemas financieros -y Lila, la hermana de Marion, llegan al lugar en busca de Marion al mismo tiempo que Arbogast, un detective privado contratado por el dueño de los 40.000 dólares. Arbogast tras descubrir que Marion estuvo hospedada en el motel bajo el falso nombre de Marie Samuels, entra clandestinamente en la mansión para hablar con la madre de Norman y termina siendo acuchillado por la misma anciana que mató a Marion. Poco después, Lila y Sam llegarán al lugar descubriendo el terrible secreto que se oculta en esa mansión.
Psicosis no fue un proyecto que levantara en su día muchas expectativas. Se trataba de un film modesto que, en un principio, iba a ser un episodio de la serie de Tv Alfred Hitchcock Presenta; de hecho, se rodó en blanco y negro con el único fin de abaratar costes. Claro, que eso no fue impedimento para que el maestro del suspense hiciera una obra maestra que ha pasado a la historia como uno de los films mas importantes que se han hecho jamás y en uno de los mayores éxitos de su carrera.
La película es una maravilla desde que empieza hasta que acaba. El guión de Joseph Stefano es muy bueno, bien estructurado y perfectamente redactado, con muy buenos diálogos y situaciones. Las interpretaciones de su elenco de actores son magníficas. Su fotografía es inmejorable. Pero, si hay algo que aquí de verdad brilla con luz propia es, como siempre, la dirección de Hitchcock. Ese estilo tan imitado -pero nunca igualado -, esos planos tan logrados, esos movimientos de cámara tan brillantes, ese montaje impresionante... La película logra atrapar desde el primer momento. A medida que avanza, te vas metiendo cada vez mas en la trama y te sientes como un miembro mas de ella. La dirección de actores es excelente. Cada personaje, incluso los mas secundarios, llena la pantalla en todo momento y ninguno deja esa sensación de vacío que ves en muchos personajes metidos con calzador que hay en muchas otras películas parecidas pero que ni le llegan a la suela del zapato. Aquí cada personaje tiene vida propia y ninguno tiene la sensación de estar de más; ni tan siquiera ese psiquiatra tan criticado que, al final, nos explica lo ocurrido.
Uno de los personajes que mas me caló fue el del detective Arbogast. El actor que lo interpreta, el gran Martin Balsam, es un actor que impone solo con mirarle a la cara. No necesita decir una sola palabra para adueñarse por completo de cualquier escena. Y en este film, aunque su participación es muy corta, se sale por todos los costados. Desde luego, todavía no entiendo como en el remake que hicieron en 1998 escogieron para el papel a William H. Macy. El tipo no es que sea mal actor, pero es que no pega para el papel ni con cola. Era evidente que les iba a costar encontrar a un actor que estuviera a la altura de Balsam pero, por lo menos, que hubieran escogido a alguien que se le acercase, aunque solo fuera un poco. Macy, por el contrario, está a años luz. Con esa cara de niño llorón es que no pega ni para el personaje ni para ninguno que se le parezca. De todas maneras, ninguno de los actores elegidos encajaba en aquel remake chapucero que jamás debió existir y que solo consiguió abochornarnos y que Hitchcock se revolviera en su tumba.
Volviendo a la película original. El montaje es una maravilla. Bien puede verse en las escenas de carretera tan bien musicadas por Bernard Herrmann, cuya banda sonora es otro punto imprescindible para este film donde la música y el sonido también tienen un papel muy importante. La escena de la muerte del detective o la maravillosa, y aterradora, escena final en el sótano, son dos buenos ejemplos de ello.
Pero, donde pueden verse mejor estos elementos es en la secuencia estrella de la película. Hablo, naturalmente, de esa escena de la ducha tan inigualable como imitada, parodiada y homenajeada. Hitchcock hace un excelente trabajo mezclando planos rápidos de la ducha, la víctima, la silueta homicida y el cuchillo con una estremecedora -y chirriante -banda sonora de fondo que la hacen mas aterradora y, sobre todo, mas impactante; incluso mas que las películas gore. Esa sangre hecha con sirope de chocolate -que era lo que normalmente se utilizaba como sangre en las películas antes de la llegada del cine en color a mediados de los años 30 -le da mil vueltas a las tripas de cerdo y la sangre artificial que solían utilizarse en el cine de terror de lo 70 y 80. Ojo, que no estoy diciendo que no me gusten esas películas, tan solo que este film me parece mil veces mejor.
Oficialmente, es una película de suspense, pero se la puede considerar una película de terror porque, por encima de todo, una película de terror debe asustar; y esta película asusta y de verdad. Hay otras películas calificadas de terror que dan poco, o nada de miedo. Es el caso de, por ejemplo, La Guarida (1999), de Jan de Bont, que mas que dar miedo da vergüenza ajena. Esta, sin embargo, si lo consigue y mucho. Se dice que, cuando estuvo en cartel, allá por 1960, la gente pasaba cerca de un cine donde proyectaban la película escuchaban los gritos de terror de la gente que estaba dentro viéndola.
Hitchchock siempre decía que él era el primero en asustarse de sus películas, algo fundamental para hacer cine de terror porque, si no te asustas de tu propia película ¿como vas a conseguir que esta asuste a la gente? Por eso no dudó en meter en el film elementos que a él le daban verdadero pánico; como la policía. La escena del encuentro con el policía llega a dar verdadero pavor; sobre todo, cada vez que se enfoca un primer plano del agente. Es conocida la anécdota de que, siendo niño, Hitchcock llegó tarde a su casa y su padre lo castigó llevándole a una comisaría cercana donde hizo que le metieran durante cinco minutos en una de las celdas -eran otros tiempos, porque no hay mas que ver como está la juventud de hoy para ver que ese tipo de castigos no se aplican; ni ese ni ninguno -. Desde entonces, Hitchcock desarrolló un pánico espantoso a ser encerrado -la figura del falso culpable es algo muy recurrente en su filmografía -y, sobre todo, a los policías. Y esto último es algo que aquí se ve muy bien, consiguiendo que en esa escena el policía nos de mas miedo a los espectadores que a la propia protagonista, quién es la que mas razones tiene para temerle.
Otro momento de verdadero terror es la escena de la conversación entre Norman y Marion. La conversación, centrada en la madre de Norman, comienza de forma amigable, pero pronto va volviéndose cada vez mas tensa y empieza a predecir la tragedia que se cierne sobre la chica. Además, el escenario donde se produce -una habitación oscura llena de aves disecadas -, aumenta mas la sensación de angustia. A esto hay que añadir la tensión sexual. Tras esta conversación, Marion regresa a su habitación y Normal, a través de un agujero oculto en la pared, la espía mientras se desnuda. Solo hay que ver el ojo de Norman para darse cuenta del deseo sexual que siente hacia ella; sin necesidad de hacer que se masturbe, como en el remake de 1998.
Y luego, como no, está la memorable -y muy imitada también -escena final en el sótano que he comentado antes. Cuando Lila, la hermana de Marion, descubre la terrible verdad sobre Norman y su madre. De nuevo, la música vuelve a ser el punto clave. Pero también lo es el excelente montaje y la brillante utilización de los elementos, como la luz. La escena es una auténtica maravilla y, para quién viera la película por primera vez y no supieran el final, debió ser de lo mas impactante. No es de extrañar que Hitchcock hiciera colocar en el cartel del film un letrero en el que advertía a los espectadores que debían ver la película desde el principio y, sobre todo, que no contaran el final. Por desgracia, cuando la vi por primera vez, ya me habían reventado la historia mucho antes y eso me fastidió el factor sorpresa. Aún así, no fue impedimento para poder apreciar esta obra de culto que debería guardarse como una reliquia.
Para acabar, quiero hacer también un último apunte. Cuando se estrenó la película, Hitchcock no quiso hacer uno de esos pases especiales que se hacen poco antes del estreno para los críticos de cine donde, tras dejarles ver la película por toda la cara, luego se les invita a cenar y cualquier otra cosa para hacerles la pelota -no descartaría que hasta se los lleven de putas y todo -. Esto se debe a que la relación de Hitchcock con la crítica no era nada, pero nada, buena. En la entrada anterior de Iron Man 2 dije que desde que dejé de hacerle caso a los críticos soy mucho mas feliz. Pues bien, una de las principales razones de esto fue el enterarme de que, en su día, Hitchcock fue totalmente menospreciado por esta gente, que se hacen llamar expertos -cosa que dudo mucho -por el simple hecho de que su cine era comercial. Desde luego, no se por qué habría que hacerle caso a esta gente si fue tan ignorante de despreciar a un maestro como él. Ahora le adoran, si, pero porque, gracias a gente como François Truffaut que supieron mirar mas allá de la comercialidad de sus películas y vieron lo que es, un genio de los píes a la cabeza, Hitchcock ha pasado a la historia como lo que es: uno de los mejores cineastas que ha dado el séptimo arte. De ser por los críticos, esto no habría pasado nunca. Esta gente no son nadie, no tienen ni puñetera idea de cine y solo se basan en cosas superficiales en sus críticas. Se creen los amos del mundo desde sus columnas en periódicos y revistas y tienen la desvergüenza de decirnos que es bueno o malo solo porque a ellos les sale de las narices. Y, cuando ven que la han cagado, no dudan en dar la vuelta a la tortilla y adorar a ese director, guionista, actor o película al que tanto han machacado haciendo como si nada. Esto fue precisamente lo que hicieron con Hitchcock, machacarlo sin piedad y, cuando la historia no empezó a darles la razón, cambiarse de bando de la forma mas cobarde.
Yo, desde entonces, lo tengo bien claro. Si una película me gusta y es duramente criticada no pienso cambiar mi opinión sobre ella para unirme a la opinión general y si ocurre lo contrario, que no me guste y todo el mundo la adora, lo mismo. Además, siempre pienso que las críticas deben ser solo opiniones personales sin ánimo de influir en las decisiones y gustos de la gente; que es, precisamente, lo que hago yo aquí.Yo no quiero influir en nadie, solo dejar bien claras mis opiniones; que son totalmente personales y nada generalizadas.
Como con esta película, que adoro no solo porque sea considerada un clásico y una de las mejores películas de la historia -cosa de la que me alegro -. La adoro porque de verdad me parece una gran película. Una joya que no me canso de revisar una y otra vez. Un film casi perfecto -porque nada es totalmente perfecto en esta vida -obra de un gran director que me hace disfrutar con todas y cada una de las películas que ha hecho. En resumen, un PELICULON -así con mayúsculas -de los píes a la cabeza que dudo mucho que alguien pueda igualarlo algún día. En resumen, que me gusta mucho.
Desde luego, yo la recomiendo a todo el mundo y nunca me cansaré de recomendarla.