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16 de junio de 2022

JURASSIC WORLD: DOMINION (2022)

 

ATENCIÓN. Advierto que esta review contiene SPOILERS de la película. Quién no la haya visto aún, que se abstenga de leer lo que viene a continuación y, si decide hacerlo de todas formas, lo hará bajo su total responsabilidad.














Ya he visto Jurassic World: Dominion, la nueva película de la saga jurásica. La sexta entrega de la saga iniciada por Steven Spielberg con la maravillosa Parque Jurásico (1993) y la tercera entrega de esta trilogía que comenzó con Jurassic World (2015), poniendo fin a esta. Y, al parecer, a toda la saga, según unas declaraciones de Chris Pratt; aunque, el productor Frank Marshall afirmó que la saga puede tener continuidad.

Pero, bueno, vamos con esta película que nos ocupa que es lo importante. 

Vayamos por partes.

Cuatro años después de que Isla Nublar fuera destruida por un volcán y los dinosaurios fueses liberados por la Tierra, Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) y Owen Grady (Chris Pratt) viven escondidos en Sierra Nevada (California) donde mantienen oculta a Maisie Lockwood (Isabella Sermon), el clon de la hija de Benjamin Lockwood que este crio como su nieta. Pero, cuando unos individuos secuestran a Maisie y a Beta, la hija de la velociraptor Blue, Claire y Owen les siguen la pista hasta Biosym Geneticts, empresa encargada de capturar a los dinosaurios fugados, los cuales retiene en unas instalaciones en Italia bajo la imagen de un santuario pero, en realidad, ocultan experimentos ilegales.

Claire y Owen no son los únicos que investigan a Biosyn. Ellie Sattler (Laura Dern), cree que la empresa está detrás de una extraña plaga de langostas prehistóricas que amenazan con provocar un gran desastre mundial. Ellie busca la ayuda de Alan Grant (Sam Neill) y ambos se infiltran en las instalaciones de Biosyn ayudados por Ian Malcolm (Jeff Goldblum), quién ahora trabaja para Biosyn pero, en realidad, es un infiltrado.

Colin Trevorrow, que dirigió Jurassic World (2015), en la siguiente entrega, Jurassic World: Fallen Kingdom (2018), le cedió la dirección al español J.A. Bayona, ya que él tenía previsto dirigir el Episodio IX de Star Wars. Sin embargo, tratando de reconciliarse con los fans cabreados con Star Wars: Los Últimos Jedi (Rian Johnson, 2017), Lucasfilm lo despidió y rechazó su propuesta, contratando de nuevo a J.J. Abrams, director de Star Wars: El Despertar de la Fuerza (2015), para dirigir Star Wars: El Ascenso de Skywalker (2019), película que debía reconciliar a los fans cabreados y cerrar la saga galáctica con broche de oro, no consiguiendo al final ni lo uno ni lo otro.

Esto hizo que Trevorrow recuperara la dirección en esta nueva película donde, como es habitual, también se ha encargado del guión; esta vez, con ayuda de la emergente Emily Carmichael, que ya trabajó en Pacific Rim: Insurrección (Steven S. DeKnight, 2018).

Uno de los puntos clave de esta película ha sido la recuperación de los protagonistas de la película original, Sam Neill, Laura Dern y Jeff Goldblum; aunque, este último ya tuvo una breve aparición en Jurassic World: Fallen Kingdom.




La película tenía previsto llegar en junio de 2021, pero la pandemia afectó a su producción, haciendo que esta se detuviera en marzo de 2020 y no se reanudara hasta el mes de julio, después de que Universal gastara 5 millones de dólares en medidas de seguridad. No obstante, Trevorrow supo aprovechar el parón realizando labores de post-producción en su casa.

Pero, a pesar de eso, el estreno de la película se retrasó un año, estrenándose finalmente el pasado 10 de junio en EEUU, mientras que en España se estrenó el 9 de junio.

En taquilla, las cosas no le están yendo nada mal, con un notable estreno de 145 millones de dólares en los cines estadounidenses. A día de hoy, la película lleva recaudados 158 millones en EEUU y 247 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 405 millones de dólares.

La crítica, en cambio, ha sido otro cantar, ya que está pulverizando a la película a más no poder, haciendo que tenga las peores notas de toda la saga. La respuesta del público, en cambio, ha sido más positiva.

¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos.

Yo tenía unas ganas locas de ver esta película. Primero, porque ya sabéis la importancia que tiene para mi Parque Jurásico, película que despertó mi pasión por el cine. Además, las dos entregas anteriores me gustaron mucho. Jurassic World supo utilizar muy bien la nostalgia y Jurassic World: Fallen Kingdom se atrevió a llevar la saga a otro nivel, con los dinosaurios sueltos por el mundo e introduciendo la clonación humana.

Así que tenía mucha curiosidad por ver como Trevorrow cerraba su trilogía con broche de oro; cosa que habría hecho en Star Wars si hubieran utilizado su propuesta, mucho más interesante que lo que se vio en El Ascenso de Skywalker.

Por eso, me he llevado una de las sorpresas más desagradables del año. Porque la película me...


...HA DECEPCIONADO TERRIBLEMENTE


Esto está a años luz de cerrar la trilogía con broche de oro. Me resulta increíble ver como, después del buen trabajo que hicieron en las dos películas anteriores, aquí han hecho una auténtica chapuza cuyo resultado final recuerda más a El Ascenso de Skywalker que a la propuesta que tenía el propio Trevorrow para cerrar Star Wars.

Para empezar, la película se va desarrollando sin pena ni gloria, llegando a hacerse pesada y aburrida. Hay momentos espectaculares, como la parte que tiene lugar en Malta, pero se ven tan rápido como se olvidan.

Presumían mucho de que esta es la película con más dinosaurios y así es, pero la mayoría de los dinosaurios no aparecen ni dos minutos en pantalla.

Pero, lo peor de todo, es ver como esta película ha desaprovechado terriblemente los elementos con los que la anterior película llevaba la saga a otro nivel.

Fallen Kingdom terminaba con los dinosaurios sueltos por el mundo, obligando a los humanos a tener que convivir con ellos. Esto abría todo un abanico de recursos argumentales para esta película. Sin embargo, nos encontramos a que toda esa parte está tratada de forma chapucera en la primera parte para luego, en la segunda, trasladar la acción a las instalaciones de Biosyn y volver a ofrecernos más de lo mismo. 

Eso es indignante, pero no tan indignante como lo que hacen con el otro elemento con el que Fallen Kingdom llevaba la saga a otro nivel: la clonación humana.

En la película anterior teníamos que Benjamin Lockwood decidió cruzar una línea roja clonando a su hija muerta, lo que llevó a John Hammond a romper la sociedad que tenía con él. Pues bien, en esta película nos salen con que fue la propia hija de Lockwood, que era científica, la que se clonó a si misma porque quería tener una hija.


¡PERO QUE PUTA MIERDA ES ESTO!


Después de atreverse a introducir la clonación humana en la saga van y lo convierten en una moñada de la hostia. Penoso. No sé a los demás, pero para mí esto fue toda una patada en la boca.

Por lo demás, nada. La película no consigue levantar en interés en ningún momento. Ni tan siquiera el regreso del trío protagonista de la película original ayuda a que esto vuele; encima, la trama que utilizan para su regreso, lo de las langostas prehistóricas, no hay por donde cogerla.




Y, para rematar, lo que hacen aquí con la T-Rex es de juzgado de guardia. Porque, aunque haya dinosaurios más grandes, la T-Rex es la gran estrella de la saga y en esta película tenían que haberla aprovechado más. Y, desde luego, es un completo error tenerla prisionera en las instalaciones de Biosyn.

Hay un momento en la película en el que dicen que Biosyn tardó tres años en capturarla, algo que no es de extrañar, ya que al no estar limitada por una isla, era más difícil atraparla. El caso es que era ahí donde de verdad estaba la película. En lugar de toda esa chorrada de las langostas y los secuestros de la hija de Blue y la niña clonada, la trama debía haber girado en los intentos por capturar a Rexy y darnos más oportunidades de ver los estragos que puede causar en el mundo de los humanos. Como esa escena en la que la veíamos irrumpiendo en una cine al aire libre que, al final, terminaron cortando en el montaje final, al igual que el prólogo en la prehistoria.

Al final de la película tenemos el esperado enfrentamiento con el Gigatonosaurus, pero ni ahí consiguen hacer algo bueno, ya que es una escena torpe, chapucera y que pasa demasiado deprisa. El enfrentamiento con la Indominus Rex en Jurassic World era de lo más espectacular y hasta llegaba a ser épica, todo lo contrario que en esta película, donde lo único destacable es cuando el Gigatonosaurus termina empalado en las garras del dinosaurio Freddy Krueger -lo llamo así, porque escribir su nombre es misión imposible -, que aparece por ahí sin venir a cuento.

Hablando del Gigatonosaurus ¿Dónde está ese gran villano que quiere ver arder el mundo que nos prometió Trevorrow? Porque yo no lo he visto por ninguna parte.

Y, hablando de arder, la gilipollez humana en su mayor esplendor. Hablo de cuando el villano Lewis Dodgson -personaje que aparecía en la película original y que aquí lo recuperan para convertirlo en una burda imitación de Steve Jobs -manda quemar las langostas para eliminar pruebas y termina incendiando el santuario de dinosaurios. Una escena tan bonita visualmente como estúpida argumentalmente.

En cuanto al reparto. Bryce Dallas Howard y Chris Pratt vuelven a estar muy bien en sus respectivos papeles, ahí no me quejo. 

También están muy bien el recuperado trío protagonista de la película original, Sam Neill, Laura Dern y Jeff Goldblum, y se agradece que su presencia en la película no sean simples cameos. Pero, como ya he mencionado antes, la historia que utilizan para introducirlos en la película no es la más acertada.

La película recupera a Daniella Pineda, a Justice Smith y Omar Sy, pero salen lo justo para decir "Hola" y ya está, porque para lo que hacen...

Lo mismo digo de Mamoudou Athie, que hace un buen trabajo, pero su personaje tiene interés 0 y, si lo hubieran eliminado, ni nos habríamos dado cuenta.

Todo lo contrario que DeWanda Wise, que además de hacer un muy buen trabajo, su personaje si está de lo más interesante y creo que daría mucho juego en futuras películas. Además, al contrario de lo que van diciendo por ahí, yo creo que su cambio de bando está bien justificado ¿A quién no le pone Bryce Dallas Howard?

En cuanto a Campbell Scott, que es quién da vida a Lewis Dodgson, pues tenemos un buen trabajo del actor frente a un personaje horrendo que nada tiene que ver con el que vimos en la película original.




Y, para terminar, el mayor desperdicio de la película. Dichen Lachman, una estupenda actriz a la que se le dan muy bien los papeles de villana y que en esta película podría haber dado mucho juego, pero es desperdiciada sacándola solo en la escena de Malta y luego olvidándose completamente de ella.

Bueno, vamos resumiendo ya.

Película patética y bochornosa que, desde luego, no es el cierra que esta trilogía merecía y, mucho menos, el final que merece la saga al completo.

Desde luego, no entiendo como, después de resucitar tan bien la saga, Colin Trevorrow ha podido meter la pata tan hasta el fondo con una película tan mediocre donde hasta las referencias a la película original son de lo más patéticas.






11 de junio de 2015

PARQUE JURÁSICO III (2001)




















Una tercera entrega de Parque Jurásico era algo inevitable.

Al igual que ocurrió con la segunda, hubo que esperar también otros cuatro años para ver esta entrega, donde teníamos cambio de director y, esta vez, no había novela de Michael Crichton en la que basarse; no obstante, recuperaban a Sam Neill como protagonista.

Ocho años después del incidente en el Parque Jurásico, Alan Grant (Neill) intenta continuar con la paleontología tradicional. Pero esto le es ya imposible, ya que todo el mundo quiere examinar a los dinosaurios de Isla Sorna, convertida en una zona restringida tras el incidente en San Diego. Grant, en cambio, no desea ni oír hablar de visitar una isla con dinosaurios. Pero, cuando su ayudante, Billy Brennan (Alessandro Nivola) le comunica que están a punto de perder los fondos para su excavación, decide aceptar la propuesta de Paul (William H. Macy) y Amanda Kirby (Téa Leoni), un matrimonio de millonarios amantes de la aventura que quieren tenerle de guía mientras sobrevuelan Isla Sorna.

Pero, una vez en la isla, Grant y Billy descubren que los planes del matrimonio y unos mercenarios que los acompañan son otro y, contra su voluntad, aterrizan en la isla. Pero, una vez allí, son atacados por un gigantesco dinosaurio carnívoro –más grande que el T-Rez –que destroza el avión, dejándolos atrapados en la isla; Grant identifica a ese dinosaurio como el Spinosaurus, el cual no aparecía en la lista de InGen. Paul y Amanda, entonces, confiesan que, en realidad, están allí para encontrar a su hijo, Eric (Trevor Morgan), el cual se perdió en la isla mientras trataba de observarla en un paracaídas junto al novio de Amanda; ya que, en realidad, ella y Paul están divorciados. Ahora, el grupo deberá encontrar al niño e intentar escapar de la isla con vida.

Como ya he dicho, esta tercera entrega llegó con varios cambios; el más significativo en la silla de dirección.

Joe Johnston, uno de los muchos cineastas surgidos de la cantera de La Guerra de las Galaxias –fue director artístico de efectos especiales de la primera trilogía –, autor de films tan intersantes como Rocketeer (1991), Jumanji (1995), Cielo de Octubre (1999) o la maravillosa Capitán América: El Primer Vengador (2011), es un gran fan de Parque Jurásico (1993) y, de hecho, se interesó en su día por dirigir la primera secuela, El Mundo Perdido: Jurassic Park (1997). Pero la cosa no pudo ser, ya que Spielberg terminó dirigiéndola; sin embargo, Spielberg le dijo que se acordaría de él si hacían una tercera entrega.

Y así fue. En cuanto la tercera entrega se puso en marcha en junio de 1998, Spielberg, que esta vez actuaría solo como productor ejecutivo, le llamó inmediatamente para dirigirla.

Esta vez no había novela de Michael Crichton para basarse –claro, que en El Mundo Perdido fue como si no la hubiera habido –, así que hubo que recurrir a historias inventadas. En un principio, la historia iba a ir sobre unos adolescentes que naufragan en la isla y deben tratar de escapar de allí con vida mientras sobreviven a los dinosaurios. Pero, ante el temor de que pudiera parecerse a un película de terror teen, se cambió la historia por una de rescate.


La producción de esta película no fue un camino de rosas. La producción no paraba de sufrir retrasos –su estreno estaba previsto para el verano de 2000, pero tuvo que retrasarse un año –. El guión no paraba de reescribirse y varios fueron los guionistas que pasaron por él; entre ellos, el cineasta Alexander Payne (Election, Entre Copas) y su colaborador habitual, Jim Taylor. Al final, hubo un momento en que, para evitar que el rodaje siguiera paralizándose, se llegó a escribir el guión sobre la marcha.

Afortunadamente, Johnston es un director habituado a las producciones problemáticas, y pudo sacar la película adelante y tenerla lista para su estreno en el verano de 2001.

El film fue un éxito. Con un presupuesto de 93 millones de dólares, solo en EEUU hizo 181 millones más los 187 millones que hizo en el resto del mundo, haciendo un total de 368 millones de dólares. Un éxito, si, pero muy inferior al de la segunda entrega y a años luz del de la primera. Así que aquí si empezó a verse ya más claramente una preocupante tendencia a la baja.

Sobre cómo fue recibida. La crítica la puso a parir; pero esto es algo que ya se esperaba. Aquí lo importante era la reacción del público; especialmente, los fans de la saga. Y aquí, aunque hubo gente que la defendió –y todavía la defiende –, la opinión generalizada es que este es el episodio más flojo de la saga.

Y yo, desde luego, soy de esa creencia.

Para mí, la película supuso un tremendo bajón en la saga, mucho mayor que el que supuso El Mundo Perdido.

Se culpó mucho a Joe Johnston de este desastre y, no voy a mentir, yo también me ensañé mucho con él. No obstante, con el tiempo, y más visionados de la película, me he dado cuenta de que, la verdad, este desastre no fue culpa suya y que, de hecho, su trabajo como director es de lo mejor de la película. Especialmente, en las escenas de acción, todas muy logradas y muy bien filmadas. Una de las mejores es, sin duda, la escena de los Pteranodos –otra escena de la novela de Parque Jurásico que no fue utilizada en ninguna de las películas anteriores –, el momento estrella de la película.

Para mí, Johnston hizo un buen trabajo e hizo lo que pudo en una producción que era el caos en persona. Para mí, Spielberg estuvo demasiado metido en la realización de A.I. Inteligencia Artificial (2001) y no supervisó la película tal y como debería. Así que la descoordinación fue total y tan solo la buena mano de Johnston pudo hacer que la cosa saliera adelante.

Donde mejor se ve esta coordinación es en los efectos especiales. Y esto sí que me da rabia.

En Parque Jurásico, uno de los empeños de Spielberg era que los dinosaurios animatrónicos a penas desentonaran con los realizados mediante CGI, cosa que consiguió. Sin embargo, aquí es otro cantar. Los dinosaruios animatrónicos, de nuevo obra del gran Stan Winston, son maravillosos y muy realistas. En cambio, los realizados por ordenador, no están mal hechos del todo, pero parecen más de dibujos animados y, sobre todo, desentonan una barbaridad con los animatrónics; en algunos casos, cuando saltaban de los animatronics al CGI, parecía que se veían dos dinosaurios diferentes.

Luego está el diseño de producción, el cual no está mal hecho, pero difiere mucho con el de El Mundo Perdido, no dando en ningún momento la sensación de que están en la misma isla. Lo justifican alegando que Isla Sorna es muy grande y que los acontecimientos de la segunda entrega se desarrollaban en la parte sur de la isla mientras los de esta se desarrollan en la parte norte. Pero, vamos, no creo que por muy grande que sea la isla InGen hiciera instalaciones diferentes.

En cuanto al diseño de los dinosaurios, este no está generalmente mal. Aunque hay algunas excepciones.

Como los Velociraptors. Porque yo esos Velociraptors con plumas en la cabeza no los tragué en su día y todavía hoy sigo sin tragarlos. Vale que recientes descubrimientos paleontológicos demuestran que los Velociraptors tenían plumas, pero, vamos, en esta saga el rigor científico no se ha aplicado precisamente a estos animales como para ponerse tiquismiquis con la ciencia. Lo que necesitamos son Velociraptors agresivos, que acojones solo con verlos –como los de la primera –, pero estos Velociraptors con sus plumas dan más risa que miedo.


Pero, bueno, esto no es nada comparado con la cagada más monumental de la película. Algo que cada vez que lo veo es como si me echaran sal en las heridas, a la vez que me dan ganas de vomitar; y también de darle una somanta de hostias al responsable.

Hablo de Ceratosaurus, el cual aparece en una escena; concretamente, esa en la que los protagonistas buscan el teléfono vía satélite entre la mierda del Spinosaurus; en esos momentos aparece un Ceratosaurus que parece que los va a atacar pero, cuando huele la mierda y comprueba que es la del Spinosaurus, se larga.

El que diseñó ese Ceratosaurus se cubrió de gloria. Porque, si os fijáis bien, no es, exactamente, un Ceratosaurus. Porque el diseño es el de un Tyranosaurus. El que diseñó ese bicho cogió el diseño de un T-Rex, le pintó la cabeza de rojo cual pavo, le añadió un cuerno y unas cuantas púas y, ale, si cuela, cuela. Para mí, que el que hizo esa mierda de diseño era un puñetero vago que nos tomó a los espectadores como gilipollas.

No obstante, aquí el mayor problema es el guión. Un guión que, como ya he dicho, sufrió muchas reescrituras y hasta llegó a ser escrito durante la marcha en pleno rodaje.

Para empezar, la historia es poco atrayente. Luego los personajes, con excepción de los recuperados de la primera –que aquí solo son Alan Grant y Ellie Sattler; este última, solo en una pequeña aparición –, que aquí en su mayoría son bastante planos y demasiado estereotipados, sin llegar a despertar ningún interés.

Luego hay algunas paridas de campeonato. La que se lleva la palma es lo del niño. Porque el que dicho niño lograra sobrevivir en la isla solo, vale. Pero es que no solo sobrevive, sino que se convierte en Rambo; espantando a los Velociraptors con botes de humo y robándole la orina al T-Rex. Joder, se queda un mes más en la isla y lo encuentran en plan Frank de la Jungla con dinosaurios.

Lo de que los Velociraptors dejan ir a los protagonistas por devolverles los huevos, mejor no hablo.

Sin embargo, de lo que si voy a hablar es del mayor error que, para mí, se pudo cometer en esta película. Hablo, claramente, de la muerte del T-Rex a manos del Spinosaurus.

Vale. El Spinosaurus es la gran novedad de la película y el animal mola bastante, no lo voy a negar. Pero el T-Rex es la gran estrella de la saga; es a esta saga, prácticamente, lo que Darth Vader a Star Wars. Spielberg supo verlo en la primera entrega, de ahí que ideara ese maravilloso final y así poder hacer su última gran aparición. Aquí, en cambio no pasa nada de eso. Aquí el T-Rex solo tiene una pequeña aparición –si no contamos lo del Ceratosaurus –solo para morir a manos del Spinosaurus, un animal más grande, pero que, cientificamene hablando, no poseía unas mandíbulas lo suficientemente fuertes como para romper el cuello de un T-Rex, ya que eran, principalmente, piscívoros y sus mandíbulas le servían más para pescar.

Pero, vamos, no me voy a poner ahora yo tiquismiquis con lo del rigor científico. Solo decir que, una cosa es quitarle protagonismo al T-Rex y otra es despojarlo completamente la dignidad. Esperemos que Colin Trevorrow arregle esto en la nueva entrega.


En la escena del principio, cuando el niño y el novio de la madre van en el paracaídas, la lancha a la que van enganchados pasa por una niebla y, al salir de ella, algo misterioso la ha atacado, ya que han desaparecido los ocupantes y la lancha está destrozada. Nunca en la película llegamos a descubrir que misterioso animal está detrás de este ataque.

Sin embargo, a mi esto me lleva a especular con algo de El Mundo Perdido. Como ya dije cuando analicé esa película, la parte en la que el T-Rex llega a San Diego es bastante rara. Es muy difícil de creer que el Rex se escapara, matara a todo el mundo y después volviera a la bodega, donde alguien moribundo lo volvió a encerrar. Pero, ¿fue realmente el T-Rex quién mató a la tripulación en la sala de mando? Porque apenas hay destrozos como los que haría un animal de ese tamaño.

Desde hace tiempo me viene asaltando la duda de que si  lo que en realidad mató a la tripulación del barco en la segunda es la misma cosa, o las mismas cosas, que atacaron la lancha en la tercera. De ser así, esto significaría que hay algo extraño en las aguas que rodean la isla; algo que puede vivir en el agua, pero también puede salir de ella.

Sin embargo, creo que este misterio no se aclarará nunca, ya que no parece que vayan a seguir con él en Jurassic World y puede que tampoco en ninguna de las demás entregas. Así que la cosa se queda en un misterio sin resolver que nos dará que pensar.

Yo creo que esto, el buen trabajo de Joe Johnston y la recuperación de Alan Grant de protagonista, hacen que la película reciba el aprobado. Eso sí, un aprobado con un cinco raspado.

Porque, desde luego, esta película es muy floja y supone un tremendo bajón en la saga. Menos mal que mañana se estrena la cuarta entrega y así la saga no se cierra con este film.