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3 de junio de 2014

X-MEN: LA DECISIÓN FINAL (2006)



















Después del éxito de X-Men (2000) y del éxito, aún mayor, de X2 (2003), una tercera entrega de esta saga era algo de lo más esperado. Sin embargo, la cosa al final no saldría como se esperaba.

Tras la muerte de Jean Grey (Famke Janssen), el profesor Charles Xavier (Patrick Stewart) y los demás integrantes de la Patrulla X tratan de continuar con sus vidas. No obstante, los dos hombres que amaban a Jean (Lobezno) y Cíclope (James Marsden), no han superado su muerte; aunque Lobezno parece llevarlo mejor y ayuda en la escuela mutante mientras Cíclope pasa las horas deprimido. Por otro lado, Magneto (Ian McKellen), junto con sus principales lugartenientes, Mística (Rebecca Romijn) y Pyro (Aaron Stanford), ha reunido un gran ejército de mutantes para continuar su guerra contra los humanos y lograr la supremacía mutante.

Las cosas se alteran dentro de los X-Men cuando Jean regresa misteriosamente de entre los muertos. Pero lo más misterioso es que Cíclope ha desaparecido y ella manifiesta un comportamiento extraño. Será entonces cuando Xavier diga que dentro de ella se oculta un gran poder, pero también una fuerza maligna. Pero ya es tarde, puesto que Jean escapa. Mientras tanto, un empresario ha logrado crear una cura del gen mutante capaz de volver a los mutantes a su estado humano. Esto no es bien visto por Magneto, pero tampoco por miembros de la Patrulla X como Tormenta; aunque otros, como Pícara (Anna Paquin), lo ven como una salvación y una nueva oportunidad.



Después de dirigir las dos primeras entregas, Bryan Singer se preparaba para repetir funciones en una tercera entrega que culminara de forma épica esta trilogía. Sin embargo, en 2004 le surgió la oportunidad de dirigir la nueva película de Superman y no la dejó escapar. Así que se fue a la Warner, llevándose consigo a los guionistas Michael Dougherty y Dan Harris y al actor James Marsden, quién da vida a Cíclope; aunque este aparecería brevemente en la tercera para morir.

Molestos con la marcha de Singer, la Fox buscó un nuevo director. Directores como Darren Aronofsky –propuesto por Hugh Jackman; quién años después lo quiso también para la segunda película de Lobezno –, Joss Whedon, Rob Bowman, Alex Proyas y hasta Zack Snyder fueron tanteados hasta que Matthew Vaughn resultó el primer elegido. Por entonces, Vaughn solo había dirigido la película Crimen Organizado (2004) y era más conocido por sus trabajos como productor; especialmente, los que hizo para las películas de Guy Ritchie, Lock & Stock (1998) y Snatch: Cerdos y Diamantes (2000), los cuales le dieron cierto prestigio.

Bajo la batuta de Vaughn, entre otras cosas, se eligió a Kelsey Grammer, el popular Frasie Crane de la serie Cheers y su spin-off homónimo, para dar vida a Bestia. Sin embargo, el tipo terminaría abandonando el proyecto alegando que los plazos que le impuso la Fox le impedían hacer la película que tenía en mente; habría que esperar unos cinco años para que nos deleitara con X-Men: First Class (2011).

Finalmente, el elegido fue Brett Ratner quién, curiosamente, estuvo vinculado a la nueva película de Superman antes que Singer llegara a ella. El guión corrió a cargo de Simon Kinberg y Zak Penn, los cuales se inspiraron principalmente en la saga de Fenix Oscura –algo de esperar en vista de cómo terminó el personaje de Jean Grey en la segunda entrega –y el volumen Gifted, de la serie Astonishing X-Men, de Joss Whedon y John Cassaday, donde principalmente sacaron todo el asunto de la cura mutante.

Con un espectacular presupuesto de 210 millones de dólares, recaudó 234 millones solo en EEUU y 225 millones en el resto del mundo, haciendo un total de 459 millones de dólares que la convertían en la película de la saga más taquillera hasta que, recientemente, X-Men: Días del Futuro Pasado le ha arrebatado el puesto superando los 500 millones de dólares.

Taquilla aparta, la película no gustó mucho a público y crítica y, desde luego, la mayoría de los fans de los cómics y de las primeras películas no guardan muy buen recuerdo de ella.

¿Y qué opino yo de esta película? Pues a eso es a lo que voy.

A mí la película no me parece mala. Está bien dirigida, tiene unas buenas escenas de acción, un notable diseño de producción y unos muy logrados efectos especiales –con excepción de la escena del principio, donde vemos a un Charles Xavier y un Magneto rejuvenecidos de la forma más chapucera posible –. Es una película que se deja ver sin problemas y entretiene bastante.



Sin embargo, supone un bajón tremendamente enorme en comparación con sus dos predecesoras, a las que no les llega ni a la suela del zapato.

Brett Ratner no es mal director, al contrario, el tipo dirige bien, maneja notablemente a los actores y nos ofrece muy buenos momentos, como la impresionante escena en la que Magneto hace volar el Golden Gate o la espectacular batalla final. Sin embargo, no logra llegar a la brillantez de Bryan Singer, cuya ausencia no para de notarse a lo largo de todo el film.

Yo pienso que este proyecto le venía grande desde el principio, ya que las dos primeras películas dejaron el listón muy alto.

Sin embargo, el gran problema de la película no es Ratner, si no su guión, el cual no es malo del todo, pero no consigue dotar a la película de la épica necesaria; sobre todo, en la parte correspondiente a Fenix Oscura, la cual está tratada aquí de una forma un tanto superficial e insustancial, sin dotarla de toda la oscuridad y la carga dramática que esta posee en los comics. Lo mismo ocurre con la parte de la cura mutante, la cual no llega a resultar tan interesante como debería. Y mejor no hablo de la parte correspondiente a los Centinelas y la Sala de Peligro porque, a pesar de lo muy cacareado que fue la inclusión de estos elementos en su día, al final la cosa quedó en una simple aparición al principio del film; hablo de la sala, porque de los Centinelas lo máximo que llegamos a ver es la cabeza de uno rodando por el suelo. Ni tan siquiera la –supuesta –muerte de Charles Xavier llega a resultar tan impactante como debería.

Sin embargo, si la película tiene un fallo principal es el siguiente: la gran cantidad de mutantes incluidos en el film.

Bueno, ese no es el problema en sí, porque está bien que a cada película que vaya haciendo se introduzcan cada vez más mutantes nuevos. El problema es que aquí nos meten de golpe una gran cantidad de mutantes en una película que solo dura ¡104 minutos!, ni tan siquiera llega a las dos horas de duración. Por lo que no es de extrañar que algunos personajes nuevos den la sensación de estar metidos con calzador, como Ángel; y eso que este tiene bastante importancia en la trama por la implicación de su padre en todo el asunto de la cura mutante.

Pero también hace que algunos personajes veteranos tengan una presencia reducida para dejar sitio a los nuevos. Dos buenos ejemplos son Pícara y Mística, que gozaron de gran protagonismo en las primeras películas –sobre todo en la segunda –y aquí se las pasan por el forro. Aunque peor ocurre con otros personajes que, tras reducirse mucho su presencia, al final fueron eliminados del todo; como Rondador Nocturno que, pese al interés del actor Alan Cumming de regresar –a pesar de la poca gracia que le hacían las largas sesiones de maquillaje a la que debía someterse –, fue eliminado por orden del estudio, que veía innecesarias tantas horas de maquillaje para un personaje que iba a salir poco.


Sobre el reparto, pues no hay mucho que decir. Sobre los actores que repiten, todos hacen un buen trabajo; especialmente Hugh Jackman y Famke Janssen, quienes hacen aquí uno de sus mejores trabajos en toda la saga. En cuanto a los nuevos, también están muy acertados en sus respectivos papeles. De estos últimos destaco a la siempre fantástica Ellen Page, que está impecable como Shadowcat –personaje que ya ha aparecido en las anteriores entregas, aunque interpretada por otras actrices –y a un impresionante Kelsey Grammer como Bestia.

Pues eso. Como ya he dicho antes, la película no es mala del todo. Es entretenida, se deja ver sin problemas y el acabado final hace que se merezca el aprobado –aunque sea por los pelos –.

Sin embargo, está muy alejada de la calidad y brillantez de sus predecesoras y, desde luego, no es el digno y épico final que se merecía esta trilogía después de una primera entrega muy buena y una segunda entrega aún mejor.

Yo es que no me cansaré de decir que Bryan Singer se equivocó al irse con Superman  y dejar plantados a los mutantes privándoles del gran final que se merecían. Y, ahora que he visto hace poco X-Men: Días del Futuro Pasado –de la que pronto tendréis mi review en este blog –, me reafirmo en mis afirmaciones.














15 de junio de 2013

SUPERMAN RETURNS (2006)




















Después de aquel desastre que fue Superman IV: En Busca de la Paz yo pensaba que no se podía hacer algo peor que aquello. Una gran equivocación, porque la película que nos ocupa ahora demuestra que, aún contando con mas dinero, mas medios y un director muy bueno gozando de total libertad, se puede hacer una cagada todavía mayor.

Pero vayamos por partes.

Cinco años después de que se fuera al espacio a inspeccionar unos restos de su planeta natal, Krypton, Superman (Brandon Routh) regresa a la Tierra encontrándose con muchos cambios. Uno de ellos tiene que ver con su gran amor, Lois Lane (Kate Bosworth), quién ha rehecho su vida con Richard White (James Marsden), el sobrino de Perry White (Frank Langella), con quién tiene un hijo llamado Jason (Tristan Lake Leabu). Además, ella ha publicado un artículo de mucho éxito que hasta le ha valido el Pulizzer donde explica que el mundo no necesita a Superman. Esto le hará tener que recuperar su lugar en el mundo, como Superman y como Clark Kent. Mientras, Lex Luthor (Kevin Spacy), que salió de la cárcel gracias a que Superman no estaba en la Tierra para testificar contra él en un juicio, ha logrado heredar una gran fortuna de una anciana multimillonaria y se dirige hacia la Fortaleza de la Soledad en el Polo Norte, donde roba los cristales que guardan el secreto de la tecnología de Krypton, los cuales piensa utilizar para conseguir su propio país y tener de una vez su propia tierra.

Antes de empezar a analizar la película, pongámonos en antecedentes.

Tras el fracaso de Superman IV: En Busca de la Paz (Sidney J. Furie, 1987), la Cannon no solo no pudo hacer esa quinta entrega que tenían planeada con el chapucero Albert Pyun como director –salían de Guatemala para meterse en Guatepeor –, sino que también perdieron los derechos de Superman, los cuales regresaron a Alexander Salkind y su hija Ilya Salkind. Estos quisieron seguir adelante con la quinta entrega, la cual pusieron el título provisional de Superman: The New Movie. Pero la cosa no salió adelante; especialmente, porque ni Christopher Reeve ni ningún otro miembro del reparto original quería ya participar y, esta vez, no pensaban dejarse engañar otra vez.


Superman quedó unos años en el olvido hasta que a principios de los 90 volvió a resurgir gracias, especialmente, al éxito del cómic La Muerte de Superman (1992), el cual marcaría los siguientes proyectos cinematográficos del hombre de acero.

En 1993, la Warner compró los derechos a los Salkind y pusieron en marcha su propio proyecto, poniendo al frente al productor Jon Peters, que ya había producido para ellos las películas de Batman de Tim Burton: Batman (1989) y Batman Vuelve (1992).

El primer proyecto que se puso en marcha fue Superman Reborn, el cual contaba con un guión de Jonathan Lemkin cuya historia contaba como Superman moría a manos de Doomsday pero, antes, había concebido un hijo con Lois Lane, el cual nace y se convierte en Superman renacido. Pero a la Warner no le convencía esta historia y ordenó a Gregory Poirier que lo reescribiera. Sin embargo, ninguna de las muchas reescrituras que sufrió el guión gustó al estudio y este terminó por desechar este guión y escoger otro.

El elegido era un guión titulado Superman Lives, que Kevin Smith escribió en el verano de 1996 y que tenía como villanos a Lex Luthor, Brainiac y Doomsday y también se centraba en la muerte y posterior resurrección de Superman. El guión gustó al estudio, que puso en marcha el proyecto en 1997. Como director fue elegido Tim Burton y el actor que iba a dar vida al hombre de acero era Nicolas Cage, quién acogió el papel con gran entusiasmo ya que es un gran fan del personaje; hasta el punto de que a uno de sus hijos le puso como nombre Kal-El.

No obstante, después de varios meses de pre-producción, la Warner canceló el proyecto en abril de 1998. La razón oficial fue que el estudio, con el fracaso de Batman y Robin (Joel Schumacher, 1997) aún en el cuerpo, veía que el presupuesto de 190 millones que iba a tener la película era demasiado para un film que iba a resultar demasiado oscuro y mas cercano a las películas de Batman que había dirigido Burton –especialmente, Batman Vuelve –que a las películas protagonizadas por Christopher Reeve.

No obstante, hay otras razones. Una de las mas sonadas fue la mala relación entre Burton y Smith, ya que al director de Eduardo Manostijeras no le terminó de convencer aquel guión y no paraba de reescribirlo, provocando elenfado y la salida de Smith del proyecto; además de una enemistad entre ambos cineastas que aún hoy perdura. Otra de las razones fue las continuas injerencias de Jon Peters –el peluquero de Barbra Streisand metido a productor de cine –, quién no paraba de sugerir chorradas para la película, como que Superman no llevara capa y no pudiera volar, que Brainicac tuviera un robot gay de ayudante –no es coña, lo juro –o que se incluyera un araña gigante; el tipo estaba emperrado en meter una araña gigante en sus proyectos, algo que consiguió en Wild Wild West (Barry Sonnenfeld, 1999).


Tras la cancelación de Superman Lives, el hombre de acero estuvo unos años en estado comatoso sin ningún proyecto en el horizonte; aunque estuvo cerca de verse las caras en la pantalla grande con Batman en un proyecto que iba a dirigir Wolfgang Petersen con guión de Andrew Kevin Walker que también fue cancelado.

Sin embargo, la cosa cambió en julio de 2002, cuando los éxitos de Blade (Stephen Norrington, 1998), X-Men (Bryan Singer, 2000) y, sobre todo, Spiderman (Sam Raimi, 2002) pusieron de nuevo de moda las adaptaciones de cómic.

Por esa época la Warner puso en marcha un nuevo proyecto titulado Superman: Flyby que contaba con un guión escrito por J. J. Abrams, quién también tenía pensado dirigir el film. Sin embargo, este todavía no era el director de Star Trek (2009) o Super 8 (2011) y el estudio buscó a otro como director. El elegido fue Brett Ratner pero, tras varios meses trabajando en la pre-producción del film, abandonó el proyecto cuando la Warner se negó a concederle los 400 millones de dólares que pedía de presupuesto para que la película fuera tan espectacular como el guión de Abrams.

Su sustituto fue McG, quién también trabajó varios meses en la pre-producción de la película, pero también abandonó el proyecto cuando la Warner se empeñó en rodar la película en Australia para abaratar costes, lo cual supondría al director, que tiene pánico a volar, a terner que viajar en avión.

Tras este segundo abandono, Ratner regresó a la dirección y la cosa pareció volver a tomar vuelo. Sin embargo, el proyecto no conseguía arrancar de una vez y ninguno de los implicados parecía saber como sacarlo adelante y el director terminó por irse otra vez.

La cosa cambió tras un cambio de directiva en la Warner y se decidió coger el toro por los cuernos. Bryan Singer, director de X-Men y su secuela, X2 (2003), fue fichado en julio de 2004 para hacerse cargo del proyecto como director y productor. Esto supuso el no poder dirigir la tercera entrega de la franquicia mutante, X-Men: La Decisión Final (2006); la cual, paradógicamente, terminó en manos de Ratner.

Nada mas llegar, Singer se trajo a muchos de su equipo habitual y empezó a hacer cambios. Rechazó el guión de Abrams y tiró a la basura todo lo hecho hasta entonces e ideó un proyecto completamente diferente que no sería ningún reinicio, sino una continuación directa de Superman (Richard Donner, 1978) y Superman II (Richard Lester, 1980) que ignoraba por completo a Superman III (Richard Lester, 1983) y la ya mencionada Superman IV: El Busca de la Paz. Él mismo ideó el argumento de la película, contratando a los guionistas Michael Dougherty y Dan Harris para que lo convirtieran en guión.

Así surgió esta Superman Returns que nos ocupa. Una película que despertó enormes expectativas. Tantas que el estudio invirtió 250 millones de dólares en ella y hasta, unos meses antes de su estreno, puso en marcha una secuela, Superman: The Man of Steel, prevista para el año 2009.

Al final, la película tuvo un resultado desigual. En EEUU recaudó 200 millones de dólares e hizo 191 millones mas en el resto del mundo, con lo que su recaudación total de 391 millones de dólares. Con todo esto, la película tan solo cubrió costes e hizo algo de dinero, lo cual no es muy buena noticia para un film con un presupuesto tan enorme. La Warner esperaba que, al menos, la película hiciese mas de 500 millones de dólares en la taquilla mundial; cifra a la que ni se acercó.


Sobre como fue recibida, la mayoría de los críticos la recibieron con alabanzas; algunos hasta decían que era la mejor adaptación de cómic que se había hecho en la historia del cine. La otra cara de la moneda fue el público. La mayoría de la gente que la vio salió echando pestes de ella; especialmente los fans de los cómics, que rápidamente la pusieron en la lista negra; por no decir que casi linchan a Singer cuando a este se le ocurrió la “genial idea” de pasarse por la Comic-Con de San Diego.

¿Y que opino yo de esta película?

Pues bien. En su día me hice muchas ilusiones y unas enormes expectativas con este film. Como ya he dicho muchas veces, Superman no está entre mis superheroes favoritos, pero si me interesan mucho sus películas cuando hay un buen director detrás. Y aquí contaban con Bryan Singer, que es un director muy bueno y, además, venía de hacer un muy buen trabajo en las películas de X-Men, por lo que mi confianza en él era muy grande. Luego estaba que justo un año antes me había llevado una de las mayores alegrías de mi vida con Batman Begins (Christopher Nolan, 2005) y creía que la Warner se había puesto las pilas de una vez con las adaptaciones de DC.

Es cierto que los trailers, imágenes y demás material promocional del film no mostraban mucha espectacularidad y, además, había algunas cosas que echaban un poco para atrás, como el traje del superhéroe –algo de lo que hablaré mas adelante –. Tampoco la sinopsis oficial ayudaba mucho; por no hablar de que, una vez mas, volvían a contar con Lex Luthor como villano principal. Sin embargo, yo guardaba la esperanza de que se nos estuvieran ocultando cosas y la película estuviera llena de sorpresas ocultas. Por ejemplo, pensaba que habría mucha mas espectacularidad que la vista en los trailers, una trama oculta mas compleja y algún villano mas poderoso escondido, como Bainiac o Doomsday, o que el plan de Luthor fuera mucho mas megalómano. Encima, unos meses antes salió el trailer del videojuego de la película donde se veía a Superman luchando contra extraterrestres y robots gigantes, dando un idea muy diferente de lo que era la película en realidad.

Luego estaba el asunto del presupuesto. 250 millones de dólares todavía eran una burrada en el año 2006 y yo me negaba a creer que se fueran a pulir un dineral como ese en una película tan simple. Yo me esperaba una película de lo mas espectacular, que hiciera vibrar todo el cine y provocara saltos en la butaca. Que fuera la película de Superman que todo el mundo estaba esperando.

Con esas ilusiones fui al cine con la esperanza de encontrarme con una película que me dejara la boca abierta.

Y si, salí del cine con la boca abierta, pero a causa de los bostezos. Hacía años que no me había aburrido tanto en un cine –tuve que hacer esfuerzos titánicos por no dormirme –y haber salido con una sensación de decepción tan enorme; y supongo que los que también estaban en el cine sintieron algo parecido, porque la gente salía con cara de volver de un funeral.

Yo, mientras, en mi cabeza no paraba de darle vueltas a una pregunta:




¿250 MILLONES PARA ESTA PUTA MIERDA?




Como ya he dicho antes, Singer es un buen director y su trabajo en las películas de X-Men fue muy bueno. Pero aquí se equivocó de medio a medio.

Para empezar, fue un completo error tratar de emular la película de 1978. Porque eso es lo que es en realidad esta película; lo de continuar la saga después de la segunda entrega solo es una excusa. Esto queda claro de los títulos de crédito iniciales que, por mucho que digan que son un homenaje, para mi fueron un plagio en toda regla; además, ya la escena que precede a esos créditos con esa tan reconocible música de fondo es para mi homenaje suficiente. Tal es la obsesión de Singer por emular a la película de Richard Donner que hasta trajo de vuelta a Marlon Brando como Jor-El utilizando las escenas de él que se rodaron para Superman II; las cuales ya podían utilizarse debido al fallecimiento del actor en 2004.

Los defensores de esta película siempre me atacan con los mismos argumentos: “que si es una película seria y profunda”, “que si se centra mas en los personajes y las relaciones humanas”, “que si es que no te ha gustado porque solo buscas acción”, “que si no he dicho ya suficientes gilipolleces”...

Vamos a ver.

Para empezar, yo no ataco esta película por ser seria y profunda; de ser así, también machacaría las películas de Batman de Christopher Nolan. Se puede ser todo lo serio y profundo que quieras en una adaptación de cómic, pero hay que ser consciente también con lo que se tiene entre manos y saber que el público habitual de este tipo de películas no solo va a ver drama y romanticismo, también quiere acción y espectacularidad. Si solo quieres ver drama o amor te vas a ver otro tipo de películas, películas mas de este tipo que las hay a puñados en la cartelera todos los meses del año, no te vas a ver una película de superhéroes.

La película tiene un guión serio y profundo, eso no lo voy a negar. Pero ¿de que narices sirve esto cuando a penas se tiene argumento? Porque el argumento de este film es mas plano que el encefalograma de Nuria Bermúdez. Si construyes una casa muy bonita y majestuosa, pero lo haces sobre unos cimientos muy malos, la casa termina por derrumbarse. Pues eso es lo que ocurre con el guión de esta película, que por muy bueno que sea, si no tiene una buena historia a la que agarrarse, al final el resultado es...




...UN AUTÉNTICO COÑAZO.




Porque la película aburre hasta a las piedras. Es TAN LENTA que llegas a tener deseos de abrirte las venas en determinados momentos y luego no ayudan nada sus diálogos, que no son malos, pero resultan de lo mas cansinos, llegando a haber momentos a lo largo del film en los que te la sopla lo que estén hablando los personajes. Y si a todo eso le metemos cosas como que el hijo de Lois resulta ser hijo de Superman o hacer que el hombre de acero termine en el hospital, ya es que llegas a creerte que estás viendo un culebrón tipo Santa Bárbara.

La cosa se anima un poco con las escenas de acción, pero estas son pocas y contadas.

Aunque eso no es lo peor. Lo peor es que se nota mucho que están metidas con calzador y, encima, son de lo mas forzadas; ¿un transbordador espacial despegando de un avión de pasajeros en pleno vuelo?, eso es ir provocando.

Encima, algunas llegan a resultar hasta ridículas en la forma en que están tratadas. El mejor ejemplo es la secuencia del atraco por parte de unos atracadores armados hasta los dientes con un arsenal mas propio de un ejército con el que podrían invadir hasta 10 repúblicas bananeras, todo para que no parezcan muy insignificantes frente a Superman. Aunque, eso termina importando, porque Superman llega y se los carga sin ningún problema –encima, todo a cámara lenta, por si no nos hubiéramos aburrido ya suficiente –; aunque no llegamos a verlo.


Y esa es otra, porque, al menos, podrían haber hecho esa escena mucho mas espectacular y densa. Los atracadores podrían haber sacado un lanza-misiles o que tuvieran el apoyo de un helicóptero de combate artillado –o un tanque, ya que estamos –, cualquier cosa que le hubiera puesto las cosas al hombre de acero un poco mas difíciles y les hubiera dado a los atracadores la oportunidad de presentar batalla antes de ser derrotados y detenidos. Pero no, tan solo vemos como Superman baja, le rebotan las balas en el cuerpo –incluido en su ojo –y ya está, se termina la escena con una sonrisita del protagonista. Algo así podría haber sido un bombazo en 1978 pero, en 2006, dudo mucho que impresione a alguien.

Otra cosa que no ayuda nada es el reparto, empezando por su protagonista. Físicamente, Brandon Routh encaja muy bien en el personaje –incluso guarda cierto parecido con Christopher Reeve –, pero mas soso y falto de carisma no puede ser. Kate Bosworth, a parte de que su interpretación deja mucho que desear, carece por completo de la fuerza y la garra de su personaje; además, a pesar de ser muy bella, no consigue darle el toque sexy que posee en los cómics y que, de momento, no han sabido dárselo en las películas. Kevin Spacey es un excelente actor y, la verdad, no se me ocurre mejor interprete para dar vida a Lex Luthor después de Gene Hackman; sin embargo, en esta película no hace, precisamente, uno de sus mejores trabajos y, encima, el personaje está muy mal tratado en el guión, sin que a penas se parezca en nada al interpretado por Hackman.

Luego, encima, hay muy buenos actores como Frank Langella, Sam Huntington –que interpreta a Jimmy Olsen –o Parker Posey –que da vida a Kitty Kowalski, la nueva ayudante de Lex Luthor –, pero todos son desaprovechados terriblemente.

En lo que es el aspecto técnico y visual, la película si está bastante acertada –claro, que con un presupuesto tan enorme, haber hecho todo esto mal hubiera tenido delito –. La ciudad de Metropolis está muy bien recreada, lo mismo que el edificio del Daily Planet o la Fortaleza de la Soledad; aunque, lo que mas me gusta es ese pedazo de yate en el que viaja Luthor y que llega a ser de lo poco impresionante que hay en este film.

No obstante, lo que no me convence para nada es el traje de Superman, a quién vuelven a vestir con una especie de pijama que, practicamente, le hace quedar ridículo. Ya en las películas de Christopher Reeve no me convencía nada esto y aquí mucho menos. Superman necesita un traje como el de los cómics, muy ceñido y de un tejido elástico que marque músculos por todas partes, sobre todo en la parte torácica, dándonos la sensación de ser el superhombre que es. Lo único que este nuevo traje marcaba era paquete, ya que hubo una pequeña polémica –asemejada a la de los pezones de Batman y Robin –cuando vieron que el nuevo Superman marcaba demasiado y esto obligó a los de vestuario a crear un calzoncillo especial para disimulárselo; y no con retoques en post-producción mediante CGI, como se rumoreó en un principio.


De todas maneras, en lo que es el aspecto técnico y visual, la película consigue el aprobado. Sin embargo, esto solo consigue que la nota final supere en poco el 2, quedándose por debajo del 3. Un 2´4 sería la nota que se merece la película al completo, porque el resto de la película es de 0 o de 1 para abajo.

Para mi la película es un bodrio que lo único que consigue es aburrir y abochornar, que carece casi por completo de cosas destacables y que no logra ninguno de sus propósitos. Yo es que la encuentro, incluso, peor que Superman IV porque, como ya dije, con aquella, al menos, disfruté y lo pasé bien cuando la vi con 7 años. En cambio, si hubiera visto con siete año esta película, seguro que hubiera estado durmiendo la mayor parte del tiempo.

Yo lo siento por Bryan Singer, que es un director estupendo y a mi me gusta mucho, pero esta es, sin duda, su peor película. Como ya he dicho, el tipo se equivocó completamente tratando de emular la película de 1978 y su primera secuela en lugar de hacer lo que debía haber hecho, una película completamente renovada mas cercana a los cómics que a las películas protagonizadas por Reeve. El tipo tiene suerte de que Superman no esté entre mis superheroes favoritos porque, de lo contrario, hubiera ido de cabeza a mi lista negra, haciéndole compañía a Joel Schuchacher o a Albert Pyun.

Me alegro de que el tipo haya vuelto a los X-Men, que estos si que se le dan bien. Porque, la verdad, esta es una empresa que le venía grande desde el primer momento.



En resumen, una película solo recomendable para personas con insomnio. Los 250 millones de dólares peor invertidos de la historia.








20 de diciembre de 2010

UNDERWORLD: EVOLUTION (2006)



Underworld (2003) fue, a parte del debut del director Len Wiseman, una agradable sorpresa para los amantes del cine de acción y del fantástico; una película con estética de cómic donde vampiros y hombres lobo libraban una sangrienta guerra a espaldas de la humanidad ¿Que mas se puede pedir? El film fue también un éxito y eso dio píe a una secuela, una precuela y una cuarta entrega que se espera para 2012.

Yo voy a hablar aquí de su secuela, Underworld: Evolution, que se estrenó tres años después y que, para mi, es el mejor capítulo de la saga; aunque, como ocurre muchas veces, muchos dicen lo contrario. Pero, como digo yo siempre, mi opinión es mi opinión y, para nada, está influenciada por la de otros.


La película comienza justo donde terminó la primera después de un prologo en la Edad Media. La vampira Selene (Kate Beckinsale) y su enamorado, Michael (Scott Speedman), híbrido entre vampiro y hombre lobo, huyen juntos tanto de los vampiros como de los licántropos. Tras haber tenido que matar a Viktor (Bill Nighy), Selene es ahora una enemiga de su propia gente. Sin embargo, las cosas empeoran cuando Marcus (Tony Curran), despierta convertido también en un híbrido al haber ingerido sangre de hombre lobo. Marcus es, en realidad, el primer vampiro; y no Viktor, como se creía. Además, también es uno de los tres hijos del inmortal Alexander Corvinus (Derek Jacobi), quién, junto a sus seguidores, recorre el mundo tratando de borrar el rastro que deja la guerra que libran sus hijos. Ahora, con la comunidad de vampiros casi destruida, Marcus quiere crear un nuevo imperio junto a su hermano, William, el primer hombre lobo. Pero, para ello, antes tiene que encontrar el lugar donde le tienen encerrado y Selene es quién tiene la clave del paradero y la llave de la prisión.


La primera película es muy buena, eso no lo voy a negar, pero se notaba que Wiseman quería hacer un film mas grande con un presupuesto menor (22 millones de dólares) y eso se notaba al final, lo que hacía a la película un poco difícil de ver. Tal vez, si la hubiera rodado como lo que es, una película de serie B, hubiera quedado mejor. Además, había momentos en el film en los que fallaba el ritmo –sobre todo en la parte final –y eso empeoraba las cosas. Por eso, la primera película, aunque me gusta, me dejó con cierta sensación de frialdad.


Afortunadamente, fue un éxito –recaudó 95 millones de dólares en todo el mundo –y eso permitió a Wiseman poder rodar esta secuela con un presupuesto mayor (50 millones de dólares) y poder hacer así la película que él quería hacer. Porque se nota mucho mas la soltura del director a la hora de rodar. El ritmo, esta vez, no decae en ningún momento, las secuencias de acción están mucho mejor rodadas y son mas espectaculares y el diseño de producción está mucho mas logrado.

Claro, que hace falta mucho mas que eso para hacer una buena película y, afortunadamente, esta lo tiene.

El film es completamente fiel a la película original y conserva, a parte de su estilo, las cosas que lo hacían bueno. Retoma la historia justo donde lo dejó la otra sin que parezca nada que han pasado tres años entre los dos films. Además de que ahonda mas en la historia de amor entre sus protagonistas, en la guerra entre los vampiros y los licántropos y los orígenes de estos. Además, ata muchas cosas que quedaron sueltas en el primer film; como la muerte del traidor Kraven (Shane Brolly).


Desde luego, la película se disfruta de principio a fin, no aburre lo mas mínimo y posee escenas realmente brutales, como el prólogo en la Edad Media donde vemos como capturan a William, la escena del camión o la impresionante batalla final. Además, añade un poco mas de erotismo, algo que es de agradecer.

En cuanto al reparto, los actores hacen un buen trabajo –tanto los nuevos como los que repiten –, destacando, claro está, su gran protagonista, Kate Beckinsale, una excelente actriz que debutó en esta saga como chica de acción, demostrando valer tanto para este tipo de películas como para los films de época a los que nos tenía acostumbrados. De nuevo vuelve a estar estupenda dando vida a Selene, demostrando ser un elemento importante en esta saga. Es una suerte que la hayan recuperado para la cuarta entrega después de haber tenido que prescindir de ella en la tercera –o primera, ya que es una precuela –, porque a mi se me hace esta saga insustancial si no sale ella.
Resumiendo.

Una estupenda película y una secuela muy superior a la primera que, incluso, logra satisfacer mas que aquella. Un film que hace las delicias de cualquier amante del cine de acción y del fantástico y que, desde luego, deja muy buen sabor de boca y con muchas ganas de mas. Está muy bien hecha y muy bien cuidada, no aburre lo mas mínimo y tiene un guión en condiciones. Desde luego, la mejor película de la saga y una de las mejores películas de este tipo de los últimos años.


Digan lo que digan sus retractores, es una película muy buena y yo la recomiendo abiertamente.