22 de julio de 2014

EL AMANECER DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (2014)


















El Origen del Planeta de los Simios (Rupert Wyatt, 2011) fue una gran sorpresa. Una película que reiniciaba la franquicia de El Planeta de los Simios de una manera muy inteligente inspirándose en la película La Rebelión de los Simios (J. Lee Thompson, 1972) y adaptándola muy bien a nuestros tiempos para contarnos el origen de la rebelión encabezada por el simio Caesar que desembocará en el mundo dominado por los simios.

Ahora, tres años después, nos llega su secuela, con cambio en la dirección, pero manteniendo intacto el espíritu de la original.

Han pasado diez años después de que el virus ALZ-113 causara estragos sobre la población humana y destruyera su civilización.  En los bosques de Muir, el simio Caesar (Andy Serkis) lidera una gran comunidad de simios que, hasta el momento, ha vivido sin incidentes. Sin embargo, un día Ojos Azules (Nick Thurston), hijo de Caesar y la compañera de este. Cornelia (Judy Greer), y Ash (Doc Shaw), hijo de Rocket (Terry Notary), amigo de Caesar, se topan con un grupo de humanos. Uno de los humanos, nervioso y asustado, dispara contra ellos, hiriendo a Ash. Los humanos formaban parte de un grupo de supervivientes inmune al virus que habita en San Francisco liderado por Dreyfus (Gary Oldman).

Malcolm (Jason Clarke), el humano que lideraba el grupo que se adentró en el bosque, busca poner en marcha una presa hidroeléctrica que puede abastecer a la ciudad. Pero, antes de que puedan regresar para intentar ponerla en marcha, Caesar irrumpe en la ciudad al frente de un gran ejército de simios amenazando con que, aunque no quiere una guerra, él y los simios están dispuestos a luchar si los humanos entran en su territorio. Ante esta amenaza, Dreyfus está dispuesto a llegar a la guerra con los simios, pero Malcolm le convence de que le deje intentar convencerles. Junto con su esposa, Ellie (Keri Russell), su hijo, Alexander (Kodi Smit-McPhee), y otros humanos, Malcolm se vuelve a adentrar en el bosque y consigue convencer a Caesar de que le deje acceder a la presa a cambio de que él y los otros humanos entreguen todas las armas que llevan encima. A pesar de algunos enfrentamientos, finalmente logran poner en marcha la presa y los humanos de San Francisco reciben electricidad. Todo marcha bien, pero Koba (Toby Kebbell), el lugarteniente de Caesar, no ve con buenos ojos esta colaboración a causa de su odio hacia los humanos y empieza a tramar un plan. Al mismo tiempo, Dreyfus no se fía del plan de Malcolm y empieza a preparar a su gente para una posible guerra.


Esta secuela nos llega con algunos cambios. Matt Reeves reemplaza a Rupert Wyatt como director, mientras que Mark Bomback se ha encargado de reescribir el guión que Amanda Silver y Rick Jaffa, guionistas de la primera entrega, habían escrito para este film. También el reparto está renovado casi en su totalidad, aunque seguimos contando con Andy Serkis como Caesar y otros actores que hicieron de simios en la primera; como Toby Kebbell, que vuelve a interpretar a Koba.

Al igual que la primera, está haciendo una excelente taquilla, llevando recaudados a día de hoy 143 millones de dólares solo en EEUU y 108 millones de dólares en el resto del mundo, con lo que su recaudación global es ya de 251 millones de dólares. Además, tanto el público como la crítica la están recibiendo muy bien; siendo una de las pocas veces en las que ambos están muy de acuerdo.

¿Y qué opino yo de este film?

Como dejé bien claro en estemismo blog, la primera me encantó y, de hecho, me pareció la mejor película de la franquicia de El Planeta de los Simios que se ha hecho después del clásico de 1968 protagonizado por Charlton Heston. Es por ello por lo que tenía muchas ganas de verla. Pero de verla en el cine, por lo que no he dudado en esperar la semana que ha tardado en verse en España e ir corriendo a la ciudad –porque ya sabéis que en mi pueblo tardan mucho en llegar las películas –para verla.

Pues bien, una vez vista puedo decir claramente que la película me HA ENCANTADO.

Desde luego, es una muy digna secuela y está muy a la altura  de su predecesora. Eso sí, debo decir que no llega a igualarla del todo y se queda un poco por detrás de ella. No sé si es porque le falta ese toque que Rupert Wyatt le dio a la primera o que en esta prime un poco más la acción y el espectáculo, pero lo cierto es que se queda a las puertas de alcanzar la brillantez de la original.

Pero, que nadie me malinterprete. La película es MUY BUENA.

Matt Reeves ha hecho un estupendo trabajo y demuestra ser un digno sucesor de Wyatt, dotando a la película de mucha energía y, además, un estilo propio; aunque, sin alejarse mucho del de la primera. Los primeros minutos son realmente maravillosos, viendo a los simios cazando y pelando contra osos y como es su convivencia en su comunidad hasta que tienen el primer encuentro con los humanos.


A partir de ahí la película se va desarrollando sin problemas, con un ritmo lento, pero nada tedioso, que no decae en ningún momento hasta llegar a la gran batalla final, tan brutal y espectacular como podía esperarse.

El diseño de producción es sensacional y los efectos especiales están a la altura. Los simios digitales, realizados mediante motion capture, siguen siendo una maravilla. Comenzando por Caesar, quién vuelve a verse muy beneficiado por el estupendo trabajo de Andy Serkis, quién en la anterior hizo una interpretación tan magistral que hasta se hizo campaña para que se le nominara al oscar; algo que también se debería hacer con su interpretación en esta porque el tipo vuelve a estar impresionante en todo momento, haciéndonos olvidar que su personaje es digital.

El trabajo de los demás actores es bastante correcto. Los que más destacan son los dos villanos de la función, Gary Oldman como Dreyfus y Toby Kebbell como Koba, ambos representantes del fanatismo por parte de ambas razas, causa principal del estallido de la guerra entre ambos.

Desde luego, la película es estupenda, se disfruta de principio a fin y deja muy buen sabor de boca y, sobre todo, ganas de querer ver más. A mí, desde luego, me ha gustado mucho y he disfrutado viéndola tanto como disfruté hace tres años con la primera. Y, desde luego, tengo ganas de que se sigan haciendo más entregas; siempre que se mantenga este nivel, claro.

Antes de terminar, me gustaría hacer una reflexión.

Una cosa que siempre he echado de menos en las películas de El Planeta de los Simios es ver reflejado un planeta de simios como el que describió Pierre Boulle en su novela, la novela que inspiró todo esto. Hablo de que los simios habiten en grandes ciudades y tengan una sociedad muy avanzada, como la de los humanos. En la película de 1968 no pudieron hacerlo por falta de medios y en la versión de 2001 dirigida por Tim Burton no quisieron hacerlo; lo que si tiene delito. Aquí, en cambio, sí podrían hacerlo.


Me he dado cuenta de que en esta saga las grandes ciudades, aunque en ruinas y muy deshabitadas, siguen en píe, ya que aquí no son las guerras nucleares lo que ha mermado a la raza humanos, sino un virus que mata a las personas, pero deja los edificios en píe. Por eso nos es muy descabellado pensar que, tras ganar la guerra con los humanos, los simios, a los que no les cuesta aprender a montar a caballo, a manejar armas y, ahora, a crear energía, se trasladen a las ciudades y allí comiencen una civilización que, unos siglos después, sea tan avanzada como la de los humanos; o más.

Sería muy bueno que en una de las futuras secuelas esos astronautas que desaparecieron en la primera entrega viajaran al futuro y se encontraran con la Tierra dominada por unos simios muy avanzados que habitan en las grandes ciudades y visten como lo hacían antes los humanos. No sería del todo fiel a la novela de Boulle, ya que en ella el planeta de los simios no era la Tierra, pero si se acercaría mucho a su idea.

A ver si los responsables de esta saga han sabido ver esto. Aunque, de momento, que continúen con la historia de Caesar, que aún puede seguir dando para más.

En resumen. El Amanecer del Planeta de los Simios es una película estupenda. Totalmente recomendable a los que les gustó la primera; aunque también pueden disfrutarla los que ni tan siquiera la hayan visto. Claro, que yo aconsejaría ver la primera antes que esta.






16 de julio de 2014

TRANSFORMERS: LA ERA DE LA EXTINCIÓN (2014)


















Cuarta entrega ya de esta exitosa saga que comenzó en 2007 y que adapta los populares personajes de Hasbro. En una película que es una cuarta entrega en toda regla, no un reboot como dicen muchos.

Cinco años después de la batalla que devastó Chicago, los Transformers son ahora unos perseguidos. Oficialmente, solo se persigue a los Decepticons, pero la unidad de la CIA encargada de perseguirlos, liderada por el fanático Harold Attinger (Kelsey Grammer), persigue a Decepticons y Autobots por igual con ayuda de Lockdown (voz de Mark Ryan), un cazarrecompensas Transformer muy peligroso. Mientras tanto, en Texas, Cade Yeager (Mark Wahlberg), un inventor con problemas económicos que intenta pagar los estudios de su hija, Tessa (Nicola Peltz), se hace con un camión destartalado que después descubre que es un Transformer. Y no un Transformer cualquiera, sino el mismísimo Optimus Prime (voz de Peter Cullan), líder de los Autobots. Los humanos tienen la obligación de denunciar al gobierno cualquier actividad alienígena y, además, podría recibir una recompensa económica bastante sustanciosa. Sin embargo, Cade decide mantenerlo en secreto y repararlo.

Sin embargo, Lucas Frannery (T.J. Miller), amigo y socio de Cade, decide denunciarlo con la esperanza de recibir la recompensa y salir del agujero en el que están. Pero, en lugar de eso, Attinger envía un comando liderado por su principal lugarteniente, James Savoy (Titus Welliver), el cual irrumpe en la casa de Cade, apresándole a él, a Tessa y a Lucas, y preguntándoles donde está Optimus Prime. Cade no quiere hablar, por lo que Attinger ordena a Savoy que utilice a Tessa para presionarle. Savoy está a punto de matar a la chica cuando Optimus Prime irrumpe en la escena atacando a los agentes y permitiéndoles escapar. Con ayuda de Shane Dyson (Jack Reynor), un piloto de carreras que es novio secreto de Tessa –ya que Cade es tan sobreprotector que prohíbe a su hija salir con chicos –, consiguen escapar de los agentes; aunque, en plena huida, Lockdown asesina a Lucas. Más tarde, Optimus Prime les lleva hasta un lugar en el desierto donde se reúnen los Autobots supervivientes. Allí Cade, que ha robado uno de los drones de vigilancia de los agentes, descubre que los Transformers capturados son enviado a KSI, una empresa de investigación dirigida por el excéntrico Joshua Joyce (Stanley Tucci), quién ha logrado perfeccionar el Transformium, el metal molecularmente inestable del que están hechos los Transformers, y está creando una oleada de nuevos robots.


Después del enorme éxito de la tercera entrega, Transformers: El Lado Oscuro de la Luna (2011), unido al de las anteriores, estaba claro que Paramount Pictures no iba a renunciar a seguir adelante con una saga tan millonaria como esta. Sin embargo, Michael Bay ya estaba cansado de ella y anunció que se largaba. Fueron muchos los directores que sonaron como sus potenciales sustitutos: Roland Emmerich, Joe Johnston, Stephen Sommers, Louis Leterrier, David Yates y hasta el mismísimo Steven Spielberg –productor ejecutivo de la saga –fueron los principales candidatos.

Pero el estudio sabía que lo que quería Bay era algo más de tiempo para poder realizar otros trabajos fuera de la saga. Así que, tras dejarle tiempo suficiente para poder dirigir la película Dolor y Dinero (2013), consiguieron que el director renegociara el contrato y volviera, al menos, para dirigir esta cuarta entrega.

Quienes sí que no regresan son los actores de las anteriores entregas. Ni tan siquiera el que había sido hasta ahora el protagonista principal, Shia LaBeouf –aunque, dudo mucho que alguien lo eche de menos –. Así que, sin hacer exactamente un reboot de la franquicia, han optado por hacer una entrega completamente renovada con nuevos actores y personajes.

La cosa está dando muy buenos resultados en la taquilla. A día de hoy, la película, que cuenta con un presupuesto de 210 millones de dólares, lleva recaudados 214 millones solo en EEUU y 540 millones más en el resto del mundo, haciendo un total de 754 millones de dólares. Lo que, entre otras cosas, la convierte en la película más taquillera de lo que va de año.

La crítica, en cambio, ha sido otro cantar, machacando a la película desde el primer momento sin ninguna piedad. Aunque, esto era algo de esperar, ya que los críticos no han sido nada benevolentes con esta saga desde el principio; tan solo lo fueron un poco en la tercera, y solo porque los responsables les hicieron la pelota.

Pero yo, como ya sabéis, yo paso olímpicamente de esta gente y me dedico a dar mi más clara opinión sin dejarme influenciar por nadie; mucho menos, esa gente.

A mi esta saga me gusta. La primera película, Transformers (2007), me encanta y me parece una película muy buena; y eso que en su día la fui a ver con muy pocas expectativas. Es una película muy espectacular, muy bien hecha y con un guión aceptable al que solo le sobraban las payasadas. De todos los blockbusters veraniegos de los últimos años, este era, sin duda, uno de los mejores.

Luego están sus dos secuelas, Transformers: La Venganza de los Caídos (2009) y la ya nombrada Transformers: El Lado Oscuro de la Luna, las cuales suponen un gran bajón con respecto a la primera pero, aún así, las encuentro dos películas aceptables en mayor y menor medida.

Ahora llega esta cuarta entrega y, tras haberla visto en V.O. sin esperarme al 8 de agosto, debo decir que también me ha gustado. No me ha entusiasmado tanto como hizo en su día la primera, pero me ha hecho pasar un rato agradable y no ha defraudado en lo que a espectacularidad y acción se refiere. Porque la película es una auténtica orgía de disparos, explosiones, persecuciones y demás que apenas da respiro al espectador. Todo muy bien sazonado con unos efectos especiales de lo más logrados y un estupendo diseño de producción.


Y es que, digan lo que digan, Michael Bay es un buen director al que solo machacan por el tipo de cine que hace. Porque si el tipo, en lugar de hacer cine comercial de acción, se hubiera dedicado a hacer cine independiente de autor, seguro que muchos críticos y gafapastas que lo critican ahora le estarían besando los píes.

Pero yo no soy como esos hipócritas y se mirar más allá de la comercialidad de sus películas para ver que el tipo es un portento dirigiendo; sobre todo, las escenas de acción, a las que dota de una espectacularidad y adrenalina tremendas. Y, desde luego, aquí vuelve a estar que se sale. Además, su trepidante  ritmo hace que la excesiva duración de la película –165 minutos –a penas se note.

Además, el hecho de romper con las anteriores entregas sin llegar a ser un reboot, hace que, esta vez, le pueda dar al film un toque más serio. En la tercera lo intentaron, pero resultó bastante fallido porque desentonaba mucho con el estilo de la saga; sobre todo, con las payasadas del guión, lo que más me ha rechinado de esta saga. Esta vez, en cambio, han contado con más libertad para darle a la saga un tono bastante distinto y eso se nota.

El problema radica, claro está, en el guión, el cual cumple, pero solo a medias. En unas partes se muestra bastante ingenioso, pero en otras tira demasiado de tópicos, de personajes demasiado estereotipados y chistes muy flojos –lo del conductor que le pide los papeles del seguro al protagonista después de caer este con una nave alienígena sobre su coche es para morirse, pero no de risa –. Lo bueno es que reduce mucho las payasadas que tanto estropeaban las anteriores entregas –aquí ya no están los padres de Sam Witwicky dando por culo ni los robots no se ponen a hacer break dance –, pero tampoco las elimina del todo.

En lo general, los robots son lo más carismático del film, siendo por cuarta vez Optimus Prime el mejor de todos.

De los buenos, a parte del también estupendo Bumblebee, destaco a Hound –que cuenta con la voz de John Goodman –y el robot samura Drift –que cuenta con la voz de Ken Watanabe –.

Del bando de los malos, volvemos a tener a Megatron –que cambia la voz de Hugo Weaving por la de Frank Welker –, ahora Galvatron tras pasar por las manos de KSI. Tanto él como los nuevos Decepticons están muy bien y su puesta en escena con la nueva tecnología que les da KSI es sensacional; aunque hay momentos en los que llegan a recordar a Matrix –todo hay que decirlo –. El problema es que, en el fondo, su presencia en la película es solo una excusa para que los Autobots tengan con quién hostiarse en la espectacular batalla final.

No obstante, esta vez han metido a un villano robot de lo más sensacional. Hablo del cazarrecompensas Lockdown, el cual está impresionante durante toda la película y resulta un villano de lo más fascinante y amenazador.


Luego, tenemos a los Dinobots, los cuales hacen su gran aparición en la parte final y juegan un importante papel en la batalla final. La verdad es que han estado bastante bien y los he encontrado de lo más logrados a pesar de que los han hecho mezclando dinosaurios con criaturas mitológicas; el pterodáctilo parece más un Roc y Grimlock, el T-Rex, ha sido claramente mezclado con un dragón –y no lo digo solo porque escupa fuego –.  Pero, de todas maneras, los Dinobots los he encontrado de lo más aceptables y me gustaría verlos en más películas.

En los robots, la película está, salvo algunas excepciones, de lo más acertada. Lo malo es que no ocurre lo mismo con los humanos; sobre todo, los protagonistas. Todo a pesar de que los actores hacen, en mayor o menor medida, un buen trabajo.

Cuesta bastante simpatizar con el protagonista principal, interpretado por Mark Wahlberg, un tipo más preocupado por qué su hija vista con shorts que por que le vayan a embargar la casa. No obstante, cuando empieza la acción y dejan de lado todos esos rollos –al menos, la mayoría –, ya empiezas a simpatizar con él y, al final, termina resultando un buen protagonista principal que, desde luego, resulta mucho más preferible que el Shia LaBeouf de las anteriores.

La fémina principal, interpretada por Nicola Peltz, es muy bella y resulta bastante imponente, pero no es más que una niñata tonta que no hace más que lucir palmito y, cuando empieza la acción, se pasa la mayor parte del tiempo gritando o llorando por los rincones. Desde luego, cada vez echo mas de menos en esta saga a Megan Fox, quién también lucía palmito pero, cuando empezaba la acción, no dudaba en implicarse en ella como toda una action woman.

Para mi valen mucho mas Sophia Myles y Bingbing Li, quienes están terriblemente desaprovechadas cuando podrían haber dado mucho mas juego que la Peltz.

Luego tenemos al novio de la chica, interpretado por Jack Reynor, que, vamos, no es más que un personaje de relleno creado para crear conflicto con el personaje de Wahlberg y que, si se lo hubieran ahorrado, habría importado poco.

Luego tenemos al personaje del siempre excelente Stanley Tucci, que se podría decir que es el sustituto de John Tuturro como tío raro nº1 de la saga y que a mí me parece uno de los pocos personajes humanos salvables de la película.

Pero, aquí los que ganan por goleada son los villanos humanos. Ya en la tercera introdujeron villanos humanos, pero fue de una forma más fallida. Aquí, en cambio, han estado más acertados.


Aquí tenemos como villano principal a Kelsey Grammer, un grandísimo actor capaz de hacer cualquier papel a pesar de que la mayor parte de su carrera la ha enfocado a la comedia y que aquí está que se sale en todo momento dando vida a un villano excelente que, desde luego, le da cien mil patadas a ese villano patético interpretado por Patrick Dempsey en la tercera entrega.

También cabe destacar a Titus Welliver, que interpreta a su lugarteniente y que, aunque apenas se acerca a la inmensa interpretación de Grammer, está muy bien en su papel y resulta lo suficiente amenazador.

Resumiendo.

La película está bien. Un film para pasar el rato, nada más, pero que está muy bien hecho y, pese a sus fallos, se disfruta bastante. Una película que da lo que promete, que no es otra cosa acción, efectos especiales, chic@s guap@s y, sobre todo, entretenimiento. Es que no se le puede pedir más a una película como esta que no sea espectáculo; eso sí, espectáculo del bueno.

Cine de consumo rápido, pero del bueno.

Lo único que se echa de menos de las anteriores entregas es Megan Fox; a ver qué tal le va con las Tortugas Ninja.