ATENCION. Advierto que esta review contiene SPOILERS de la película. Quién no la haya visto aún, que se abstenga de leer lo que viene a continuación y, si decide hacerlo de todas formas, lo hará bajo su total responsabilidad.
Vamos con la secuela de Venom (Ruben Fleischer, 2018), titulada Venom: Let There Be Carnage y, aquí en España, Venom: Habrá Matanza.
Matanza, ya. Matanza la que va a haber como me presente un día en las oficinas de Sony con dos cuchillos de carnicero; lo de La Matanza de Texas será un juego de niños comparado con eso.
No, aquí no esperéis lo de "¿Y qué opino yo? Pues a eso vamos" ni lo de "Vayamos por partes", porque aquí comienzo a dar hostias desde el principio porque esta película lo merece.
Total, tampoco hay mucho que hablar de ella. Tan solo que su predecesora, pese a ser una película muy mediocre, fue -incomprensiblemente -un gran éxito de taquilla y eso ha dado píe a esta secuela donde Andy Serkis reemplaza a Ruben Fleischer en la dirección y donde, como se nos adelantó en la escena post-créditos de la primera, el gran antagonista es Carnage -Matanza para los españoles -encarnado por Woody Harrelson.
Yo, la verdad, esperaba que esta película fuese mejor. No me esperaba ni de lejos una gran película, pero si algo que mejorase a su mediocre predecesora. Pero no. Sony ganó un dineral tomándonos por gilipollas con la primera película y aquí han decidido volver a tomarnos por gilipollas a ver si así se forran otra vez.
Y les está funcionando, porque la película está siendo otro éxito de taquilla; no digo las cifras porque me da vergüenza ajena.
Para empezar. El cambio de director ni se nota, porque Andy Serkis parece que está ahí solo para poner su nombre en los títulos de crédito, ya que la dirección es tan plana y mediocre como la del anterior film donde, al menos, nos daban algunas buenas escenas, como la de los SWAT en la niebla. Aquí ni eso.
Luego tenemos el (mal)trato que le están dando a Venom. En la primera nos lo convirtieron en una alcahueta y aquí, a parte de volver a ejercer de alcahueta un rato, nos lo convierten en un compañero de piso tocapelotas, una marujona, un predicador, un detective improvisado y hasta en un criador de gallinas.
Es que nos lo convierten hasta en discotequero. Porque esa es otra. Después de asistir de nuevo a las cansinas discusiones entre Eddie Brock y él, tenemos un momento en el que Venom se separa de Brock -haciéndole una peineta y todo -y, en lugar de irse a cazar criminales, algo con lo que había estado cansineando todo el tiempo, se nos va a una discoteca a ahogar sus penas en la que es, sin duda, la escena más ridícula de todo el film. Lo único que agradezco de esa escena es que, cuando coge el micrófono, no se ponga a cantar. Porque, si se pone a cantar, juro que me pongo en píe en ese momento y me largo del cine cagando leches.
Sobre el reparto, al igual que en la anterior película, Tom Hardy, como buen actor que es, hace lo que puede ante un conjunto que no para de caerse por su propio peso y un guión empeñado en ridiculizarle.
Sobre Michelle Williams, otra vez vuelven a desperdiciar a esta estupenda actriz utilizándola como florero. Uno de los mejores momentos de la anterior película fue cuando ella se convertía en Lady Venom, pero solo duraba unos segundos. Pero aquí tiene más delito, porque aquí si tienen una buena oportunidad de aprovecharla más como Lady Venom y vuelven otra vez a mostrárnosla otros pocos segundos.
En cuanto a Woody Harrelson, pues es sin duda lo mejor de la película y de lo poco rescatable que hay en este film. Como Cletus Kasady está genial y, como Carnage, es hasta impresionante. Cada vez que sale él, consigue levantar la película. El problema no es que está desaprovechado, es que está desaprovechadísimo.
¿Dónde está la matanza que nos prometieron? Vale que le vemos matar a unas cuantas personas, pero yo esperaba bastantes más muertes. Luego tenemos que su relación con Shriek, no es ni de lejos la de los cómics, queriendo hacer aquí un mediocre intento de convertirlos en una especie de modernos Bonnie y Clyde o la pareja de Asesinos Natos (Oliver Stone, 1994) -que protagonizó Harrelson junto a Juliette Lewis -.
En cuanto a Naomie Harris, que es quién interpreta a Shriek, no se los demás, pero a mi me daba en todo momento la sensación de que estaba interpretando de nuevo su papel en la saga Piratas del Caribe.
Vamos resumiendo ya, porque como continúe me van a terminar cerrando el blog.
Venom: Habrá Matanza es UNA MIERDA. Mira que me gusta poco la primera, pero es que esta la hace hasta parecer mejor. Y cuando hagan la tercera -que la harán, en vista del éxito que está teniendo esta -, la va a ver su puñetera madre, porque ya me han tomado por gilipollas dos veces, una tercera ya no.
Si le daré una oportunidad al resto del Spider-Verse, aunque iré a verlas con mucha desconfianza; porque Morbius tiene una pinta que echa bastante para atrás y lo de Kick-Ass haciendo de Kraven el Cazador mejor no hablo.
En cuanto a la escena post-créditos, donde Sony ya logra su objetivo de meter la nariz en el Marvel Cinematic Universe, solo digo que, si al final hacen ese enfrentamiento entre este Venom y el Spiderman interpretado por Tom Holland del que se está hablando mucho últimamente, espero que sea Marvel Studios la que se encargue de hacerlo y que Sony se quede de espectador.
P.D: Lo que he dicho al principio de hacer una matanza en las oficinas de Sony con dos cuchillos de carnicero era solo una broma, que conste. Quiero aclararlo porque, tal y como están las cosas hoy en día, cualquier broma en la red puede malinterpretarse y montarse un buen follón.
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