En
esas inmensas filmotecas que son nuestras mentes, los amantes del cine tenemos
una película especial. Una película que siempre ha estado, y estará, por encima
de todas las demás. Una película que, aunque no sea la mejor de todas, siempre
tendrá un lugar especial en nuestras mentes y, sobre todo, en nuestros
corazones.
Se
trata de la película que nos convirtió en lo que somos. La película que nos
hizo ver el cine como algo especial y que haría que nuestras vidas giraran al
lado del séptimo arte para siempre.
Yo
tengo la mía y es la película de la que ahora nos ocupa.
El
paleontólogo Alan Grant (Sam Neill), la peleobotánica Ellie Sattler (Laura
Dern) y el matemático Ian Malcolm (Jeff Goldblum) son requeridos por el
multimillonario John Hammond (Richard Attenborough) y son llevados a Isla
Nublar, una isla cercana a Costa Rica. Su misión allí es abalar un parque de
atracciones que Hammond ha construido en ese lugar y necesita el visto nuevo de
unos científicos para poder abrir después de que un incidente terminara con la
vida de uno de los trabajadores.
Lo
que no saben es que el parque está poblado por dinosaurios reales, traídos de
nuevo a la vida mediante la clonación. InGen, la empresa de Hammond, logró
descubrir ADN de estos animales en los mosquitos prehistóricos fosilizados en
ambar. Esto mosquitos quedaron atrapados en la resina de los árboles después de
picar a los dinosaurios, por lo que portan la sangre de estos dentro de su
cuerpo. Los científicos, junto a Lex (Ariana Richards) y Tim (Joseph Mazzello),
los nietos de Hammond, comienzan la visita al parque. Todo marcha bien hasta
que, a causa de una traición de Dennis Nedry (Wayne Knight), las instalaciones
del parque dejan de funcionar y los dinosaurios escapan al control,
convirtiéndose la visita en una pesadilla.
Ya
hablé largo y tendido de cómo fueron los orígenes de este film, así que no me
enrollo con estos detalles y hablaré más de cómo fue mi historia con esta
película.
Yo
tenía 13 años cuando llegó a los cines. Por aquella época, para mí el cine no
era más que un instrumento de ocio, como al resto de la gente que conocía. Me
gustaba mucho ver películas, pero el cine no era entonces algo especial para
mí.
Cuando
esta película llegó a los cines, yo la esperé especialmente con muchas ansias y
con una enorme expectación. Y es que trataba un tema que para mí era –y todavía
es –especial: los DINOSAURIOS.
Esta
película fue todo un fenómeno mundial en su día y mucha gente se obsesionó con
los dinosaurios a raíz de ella. Sin embargo, no ocurrió eso conmigo; más bien,
todo lo contrario. Porque mi afición por los dinosaurios venía desde muy lejos.
Desde
mi más tierna infancia he adorado a los dinosaurios. Mi primer contacto con
ellos fue con un llavero que tenía mi madre. No recuerdo de donde lo sacó ni
por qué lo tenía, pero sí recuerdo lo mucho que me fascinaba aquel extraño
animal asemejado a un lagarto –no sé exactamente que dinosaurio era, pero creo
que era un herbívoro bípedo, como un Iguanodon –y que no había visto nunca. Así
que empecé a hacer preguntas a mis familiares.
Fue
entonces cuando me enteré de que hace millones de años existieron unos
gigantescos animales asemejados a lagartos que dominaron la Tierra y cuyo
aspecto era de lo más impresionante.
Desde
entonces, me entró una fiebre enorme por estos animales. Que me regalaran un
dinosaurio de juguete era lo que más ilusión me hacía en el mundo. No paraba de
devorar cualquier cosa relacionada con dinosaurios, ya fueran libros, cómics,
series de dibujos animados, programas de Tv y, sobre todo, películas. Era tal
la fascinación que sentía por los dinosaurios que, ya en mi adolescencia, llegué
a pensar en estudiar paleontología –luego abandonaría esa idea al descubrir que
no era persona muy de ciencias –.
Pero
mi gran deseo era ver dinosaurios de verdad. Un deseo que, desgraciadamente, no
podría cumplir. Me di cuenta el mismo día que me llevaron al Museo de Ciencias
Naturales de Madrid. Me prometieron ver dinosaurios de real y así fue, pero solamente
estaban los esqueletos. Fue entonces cuando me revelaron la gran verdad: los
dinosaurios ya no existían, porque se habían extinguido.
Aquello
fue muy frustrante para mí. Y la cosa empeoró cuando me hacía mayor.
Entonces,
tenía las películas para consolarme. Pero, a medida que crecía, esos
dinosaurios hechos con stop motion me iban pareciendo cada vez más falsos. Me
seguían –y todavía me siguen –gustando, no os hagáis una idea equivocada, pero
ya no me parecían dinosaurios de verdad, que era lo que quería ver. Yo quería
ver dinosaurios de verdad o, al menos, dinosaurios más realistas.
Entonces,
llegó esta película. Película que esperaba como agua de mayo. Y no por la
abrumadora avalancha de publicidad y merchandising que nos metieron, sino
porque trataba sobre dinosaurios y eso era siempre bienvenido por mí. Como ya
he dicho, muchos se aficionaron a los dinosaurios a raíz de esta película
–conozco yo a unos cuantos de esos –, pero eso no ocurrió conmigo, ya que mi
afición por los dinosaurios venía de hace tiempo.
Yo esta película la esperaba mucho y tenía unos deseos locos de verla. No obstante, no esperaba nada especial, tan solo otra película con dinosaurios de mentira. No llegué a ver ningún tráiler de ella, tan solo pequeñas promos en la Tv que no mostraban mucho y fotos en revistas que mostraban más a los dinosaurios pero, al no verlos en acción, no se podía apreciar muy bien el rango de realismo que tenían.
Entonces
la vi, finalmente, y la impresión que me produjo es difícil de describir. Pero
si os puedo decir que me encantó y me dejó con muchísimas ganas de verla otra
vez; de hecho, fue la primera película que vi más de una vez en el cine.
Para
mí, la película es MUY BUENA; más que eso, es EXCELENTE y MARAVILLOSA. He
debido verla miles de veces y nunca me canso de verla.
Muchos
la critican diciendo que su guión es muy simplón y su tono muy infantil, cosa
que, desde luego, no comparto. Puede que el guión no sea muy profundo, pero no
creo que le haga mucha falta. Es un guión sencillo, pero muy trabajado y va
directamente al grano, con buenos diálogos y logradas situaciones. Y sobre lo
de su tono infantil, tan solo recordar que es una película no recomendada a
menores de 13 años. Recuerdo que en el segundo pase al que asistí unos padres
inconscientes llevaron a su hijo –de 4 o 5 años –a verla y el niño acabó
llorando y los padres se tuvieron que salir a la mitad de la película con él; a
la salida, todavía estaban los padres fuera tratando de consolarle. Desde
luego, decir que esto es una película para niños es de una ignorancia tremenda.
Más
que tono infantil, lo que la película tiene es tono familiar. Pero solo en la
primera parte. El resto es una película de aventuras con angustiosos momentos
de tensión, momentos de acción muy logrados e, incluso, algunos momentos
terroríficos. Todo muy bien llevado por la eficaz mano de Steven Spielberg, quien
dirigió la película con maestría y, además, le aportó su estilo personal; ese
que parece haber perdido con la llegada del siglo XXI.
Otra
cosa muy criticada es la libre adaptación que hacen de la novela de Michael
Crichton en que se basa, rebajando mucho el tono filosófico y científico de
esta y centrándose más en la acción y la aventura; incluso cambian la
personalidad de los personajes principales. Yo la novela la leí unos años
después, cuando estaba en el instituto, y vi que, efectivamente, había un
montón de cosas que habían cambiado y que es normal que los fans de la novela
no estén contentos con la película. Sin embargo, como siempre digo, si el
resultado es bueno, se toleran las libertades en la adaptación.
De
todas maneras, a mí la novela nunca me pareció gran cosa. Todo ese rollo
filosófico que nos suelta ya estaba muy visto y lo único que conseguía es que,
a ratos, el texto aburriera; recuerdo que acabé hasta las mismas narices de los
interminables monólogos de Ian Malcolm. No es una mala novela pero, desde
luego, no es una novela que volvería a leer más veces.
Además,
la película mejora algunas cosas de la novela. Por ejemplo, cuando comenzaba la
visita, en la novela los protagonistas veían al Dilophosaurus y también al
T-Rex comiéndose la cabra, mientras que en la película se quedaban con ganas.
Muchos ven en esto una gran cagada pero, al contrario, para mí fue bastante
acertado, ya que acentuaba más el suspense y, además, mostraba como los
dinosaurios ya empezaban a rechazar el control de los humanos.
También
me pareció más acertado que el dinosaurio enfermo fuera un Triceratops en lugar
de un Stegosaurus, que solo hubiera un T-Rex en lugar de dos o que la mayoría
de los trabajadores del parque se hubieran ido, dando más una sensación de
soledad y aislamiento.
Incluso, la película corrige un gran error que comete la novela. Ya que al final de esta los protagonistas eran evacuados de la isla en un helicópteros del ejército de Cosa Rica cuando este país abolió el ejército en 1948. La película estuvo más acertada haciendo que los protagonistas fuesen evacuados en un helicóptero de InGen.
Los actores son otro punto a favor de la película. Comenzando por Sam Neill, quién hace un gran trabajo como Alan Grant; además, me encanta el look aventurero que lleva, con sombrero, gafas oscuras y pañuelo en el cuello –nada que ver con el tipo barbudo con camisa hawaiana de la novela –. Laura Dern y Jeff Goldblum también están estupendos como Ellie Sattler y Ian Malcolm –su química es tan grande que, incluso, iniciaron una relación romántica después del rodaje a pesar de que ni tan siquiera eran pareja en el film –. Richard Attenborough –tristemente fallecido el año pasado –está, simplemente, formidable como John Hammond, sin que dé en ningún momento la impresión de que hubiera estado 14 años apartado de la interpretación. Incluso los dos niños, Ariana Richards y Joseph Mazzello están muy bien en sus papeles, sin llegar a lastrar la película, como pasa en otras películas en las que también meten niños.
Otra cosa que me encanta es, sin duda, su diseño de producción; sobre todo, en lo que al diseño del parque –otro gran personaje de la película –se refiere.
El
parque es realmente sensacional. Los edificios, las alambradas, los vehículos,
los laboratorios, los baños, los restaurantes… incluso el merchandising que
tenían preparado está genial. El parque es impresionante y, sobre todo, muy
realista, ya que llegas a creerte que es un parque de verdad y seguro que más de
uno hubiera deseado, al igual que yo, verlo en funcionamiento.
Pero,
sin duda, la gran estrella de esta película son los DINOSAURIOS.
Al
principio, Spielberg quería hacerlos con stop motion y la cosa podría haber
funcionado, ya que he visto las imágenes de prueba que hizo Phil Tippet con
unos Velociraptors y un T-Rex y son de lo más impresionantes. Sin embargo, a
Spielberg le pasaba como a mí, deseaba ver dinosaurios lo más realistas posibles
y no paró hasta encontrar la solución en el CGI, el cual entonces no estaba tan
a la orden del día como hoy. Y, desde luego, los resultados son formidables,
con unos dinosaurios impresionantes de lo más realistas de los que hasta
podemos ver su respiración y el movimientos de sus músculos.
Pero
no solo el CGI funciona en este film. Los efectos animatrónicos del gran Star
Winston son también una maravilla, con unos dinosaurios animatrónicos también
muy realistas. He visto escenas del rodaje de la escena en la que el T-Rex
ataca a los vehículos y el Tyranosaurus animatrónico utilizado allí llega a
parecer de verdad.
Pero,
lo mejor de todo es que, a diferencia de lo que ocurre en muchas otras
películas, los efectos CGI y los efectos animatrónicos a penas contrastan unos
con otros –el propio Spielberg se empeñó mucho en que esto no ocurriera –, lo
que le da a esta película un nivel de realismo superior.
Desde
luego, los efectos especiales –por los que esta película ganó uno de sus tres
oscars –son maravillosos y, pese a lo que dicen algunos ignorantes, no han
envejecido nada; de hecho, incluso superan a muchos efectos especiales de hoy
en día realizados con técnicas mejoradas. Son unos dinosaurios tan buenos y tan
bien hechos que, incluso, se perdonan las libertades científicas que se toman,
como el tamaño de los Velociraptors o que el Dilophosaurus escupa veneno.
Fue increíble ver aquello en su día.
Practicamente,
había cumplido mi gran sueño de ver dinosaurios de verdad. Era consciente de
que no eran reales, no os hagáis una idea equivocada, sabía perfectamente que
eran de mentira. Pero, aún así, llegaban a parecer animales auténticos. Era
como estar viendo dinosaurios de verdad y no muñecos animados. Y aquello me
emocionó.
Fue
entonces cuando comprendí que todo eso se lo debía a una sola cosa:
EL
CINE
Me
di cuenta entonces del verdadero poder que tiene el séptimo arte, el poder de hacer los sueños realidad. A partir de
entonces, dejé de verlo como un simple instrumento de ocio y, al igual que me
apasioné con los dinosaurios con aquel llavero de mi madre, me empecé a
apasionar con el cine con esta película.
Soy
lo que soy gracias a esta película. Un film que, digan lo que digan muchos, sobre
todo los críticos, para mí es una auténtica OBRA MAESTRA y una joya que siempre
ocupará un lugar muy especial en mi corazón.
Una película IRREPETIBLE.
Una película IRREPETIBLE.