Después del éxito de X-Men (2000) y del éxito, aún mayor, de X2 (2003), una tercera entrega de esta
saga era algo de lo más esperado. Sin embargo, la cosa al final no saldría como
se esperaba.
Tras la muerte de Jean Grey
(Famke Janssen), el profesor Charles Xavier (Patrick Stewart) y los demás
integrantes de la Patrulla X tratan de continuar con sus vidas. No obstante,
los dos hombres que amaban a Jean (Lobezno) y Cíclope (James Marsden), no han
superado su muerte; aunque Lobezno parece llevarlo mejor y ayuda en la escuela
mutante mientras Cíclope pasa las horas deprimido. Por otro lado, Magneto (Ian
McKellen), junto con sus principales lugartenientes, Mística (Rebecca Romijn) y
Pyro (Aaron Stanford), ha reunido un gran ejército de mutantes para continuar
su guerra contra los humanos y lograr la supremacía mutante.
Las cosas se alteran dentro de
los X-Men cuando Jean regresa misteriosamente de entre los muertos. Pero lo más
misterioso es que Cíclope ha desaparecido y ella manifiesta un comportamiento
extraño. Será entonces cuando Xavier diga que dentro de ella se oculta un gran
poder, pero también una fuerza maligna. Pero ya es tarde, puesto que Jean
escapa. Mientras tanto, un empresario ha logrado crear una cura del gen mutante
capaz de volver a los mutantes a su estado humano. Esto no es bien visto por
Magneto, pero tampoco por miembros de la Patrulla X como Tormenta; aunque
otros, como Pícara (Anna Paquin), lo ven como una salvación y una nueva
oportunidad.
Después de dirigir las dos
primeras entregas, Bryan Singer se preparaba para repetir funciones en una
tercera entrega que culminara de forma épica esta trilogía. Sin embargo, en
2004 le surgió la oportunidad de dirigir la nueva película de Superman y no la
dejó escapar. Así que se fue a la Warner, llevándose consigo a los guionistas
Michael Dougherty y Dan Harris y al actor James Marsden, quién da vida a
Cíclope; aunque este aparecería brevemente en la tercera para morir.
Molestos con la marcha de Singer,
la Fox buscó un nuevo director. Directores como Darren Aronofsky –propuesto por
Hugh Jackman; quién años después lo quiso también para la segunda película de
Lobezno –, Joss Whedon, Rob Bowman, Alex Proyas y hasta Zack Snyder fueron
tanteados hasta que Matthew Vaughn resultó el primer elegido. Por entonces,
Vaughn solo había dirigido la película Crimen
Organizado (2004) y era más conocido por sus trabajos como productor;
especialmente, los que hizo para las películas de Guy Ritchie, Lock & Stock (1998) y Snatch: Cerdos y Diamantes (2000), los
cuales le dieron cierto prestigio.
Bajo la batuta de Vaughn, entre
otras cosas, se eligió a Kelsey Grammer, el popular Frasie Crane de la serie Cheers y su spin-off homónimo, para dar
vida a Bestia. Sin embargo, el tipo terminaría abandonando el proyecto alegando
que los plazos que le impuso la Fox le impedían hacer la película que tenía en
mente; habría que esperar unos cinco años para que nos deleitara con X-Men: First Class (2011).
Finalmente, el elegido fue Brett
Ratner quién, curiosamente, estuvo vinculado a la nueva película de Superman
antes que Singer llegara a ella. El guión corrió a cargo de Simon Kinberg y Zak
Penn, los cuales se inspiraron principalmente en la saga de Fenix Oscura –algo
de esperar en vista de cómo terminó el personaje de Jean Grey en la segunda
entrega –y el volumen Gifted, de la
serie Astonishing X-Men, de Joss
Whedon y John Cassaday, donde principalmente sacaron todo el asunto de la cura
mutante.
Con un espectacular presupuesto
de 210 millones de dólares, recaudó 234 millones solo en EEUU y 225 millones en el
resto del mundo, haciendo un total de 459 millones de dólares que la convertían
en la película de la saga más taquillera hasta que, recientemente, X-Men: Días del Futuro Pasado le ha
arrebatado el puesto superando los 500 millones de dólares.
Taquilla aparta, la película no
gustó mucho a público y crítica y, desde luego, la mayoría de los fans de los
cómics y de las primeras películas no guardan muy buen recuerdo de ella.
¿Y qué opino yo de esta película?
Pues a eso es a lo que voy.
A mí la película no me parece
mala. Está bien dirigida, tiene unas buenas escenas de acción, un notable
diseño de producción y unos muy logrados efectos especiales –con excepción de
la escena del principio, donde vemos a un Charles Xavier y un Magneto
rejuvenecidos de la forma más chapucera posible –. Es una película que se deja
ver sin problemas y entretiene bastante.
Sin embargo, supone un bajón tremendamente enorme en comparación con sus dos predecesoras, a las que no les llega ni a la suela del zapato.
Brett Ratner no es mal director, al contrario, el tipo dirige bien, maneja notablemente a los actores y nos ofrece muy buenos momentos, como la impresionante escena en la que Magneto hace volar el Golden Gate o la espectacular batalla final. Sin embargo, no logra llegar a la brillantez de Bryan Singer, cuya ausencia no para de notarse a lo largo de todo el film.
Yo pienso que este proyecto le
venía grande desde el principio, ya que las dos primeras películas dejaron el
listón muy alto.
Sin embargo, el gran problema de
la película no es Ratner, si no su guión, el cual no es malo del todo, pero no
consigue dotar a la película de la épica necesaria; sobre todo, en la parte
correspondiente a Fenix Oscura, la cual está tratada aquí de una forma un tanto
superficial e insustancial, sin dotarla de toda la oscuridad y la carga
dramática que esta posee en los comics. Lo mismo ocurre con la parte de la cura
mutante, la cual no llega a resultar tan interesante como debería. Y mejor no
hablo de la parte correspondiente a los Centinelas y la Sala de Peligro porque,
a pesar de lo muy cacareado que fue la inclusión de estos elementos en su día,
al final la cosa quedó en una simple aparición al principio del film; hablo de
la sala, porque de los Centinelas lo máximo que llegamos a ver es la cabeza de
uno rodando por el suelo. Ni tan siquiera la –supuesta –muerte de Charles
Xavier llega a resultar tan impactante como debería.
Sin embargo, si la película tiene
un fallo principal es el siguiente: la gran cantidad de mutantes incluidos en
el film.
Bueno, ese no es el problema en
sí, porque está bien que a cada película que vaya haciendo se introduzcan cada
vez más mutantes nuevos. El problema es que aquí nos meten de golpe una gran
cantidad de mutantes en una película que solo dura ¡104 minutos!, ni tan
siquiera llega a las dos horas de duración. Por lo que no es de extrañar que
algunos personajes nuevos den la sensación de estar metidos con calzador, como
Ángel; y eso que este tiene bastante importancia en la trama por la implicación
de su padre en todo el asunto de la cura mutante.
Pero también hace que algunos
personajes veteranos tengan una presencia reducida para dejar sitio a los
nuevos. Dos buenos ejemplos son Pícara y Mística, que gozaron de gran
protagonismo en las primeras películas –sobre todo en la segunda –y aquí se las
pasan por el forro. Aunque peor ocurre con otros personajes que, tras reducirse
mucho su presencia, al final fueron eliminados del todo; como Rondador Nocturno
que, pese al interés del actor Alan Cumming de regresar –a pesar de la poca
gracia que le hacían las largas sesiones de maquillaje a la que debía someterse
–, fue eliminado por orden del estudio, que veía innecesarias tantas horas de
maquillaje para un personaje que iba a salir poco.
Sobre el reparto, pues no hay
mucho que decir. Sobre los actores que repiten, todos hacen un buen trabajo;
especialmente Hugh Jackman y Famke Janssen, quienes hacen aquí uno de sus
mejores trabajos en toda la saga. En cuanto a los nuevos, también están muy
acertados en sus respectivos papeles. De estos últimos destaco a la siempre
fantástica Ellen Page, que está impecable como Shadowcat –personaje que ya ha
aparecido en las anteriores entregas, aunque interpretada por otras actrices –y
a un impresionante Kelsey Grammer como Bestia.
Pues eso. Como ya he dicho antes,
la película no es mala del todo. Es entretenida, se deja ver sin problemas y el
acabado final hace que se merezca el aprobado –aunque sea por los pelos –.
Sin embargo, está muy alejada de
la calidad y brillantez de sus predecesoras y, desde luego, no es el digno y
épico final que se merecía esta trilogía después de una primera entrega muy
buena y una segunda entrega aún mejor.
Yo es que no me cansaré de decir
que Bryan Singer se equivocó al irse con Superman y dejar plantados a los mutantes privándoles
del gran final que se merecían. Y, ahora que he visto hace poco X-Men: Días del Futuro Pasado –de la que
pronto tendréis mi review en este blog –, me reafirmo en mis afirmaciones.
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