Continúo
con el tour por las películas de Superman que estoy haciendo antes
del estreno de la esperadísima Man of Steel. Ahora toca el
turno de la tercera entrega de la saga; la cual supuso el comienzo
del declive de esta.
Clark
Kent (Christopher Reeve) regresa a Smallville para una reunión con
sus antiguos compañeros de instituto; en el camino, no se librará
de tener que adoptar la personalidad de Superman para evitar un
incendio en una planta química. Una vez allí, se reencuentra con
Lana Lang (Annette O´Toole), su amiga de la infancia y amor de
juventud, quién ahora es una divorciada con un hijo pequeño, Ricky
(Paul Kaethler). Clark pasa el tiempo con Lana y el niño ajeno a lo
que ocurre en Metrópolis, donde un multimillonario llamado Ross
Webster (Robert Vaughn) pretende dominar el mundo financiero.
Para
ello utiliza a Gus Gorman (Richard Pryor), un desempleado que ha
intentado robar dinero a la empresa utilizando unos conocimientos
informáticos que desconocía poseer. Una de sus primeras acciones es
hacer que Gorman tome el control de un satélite llamado Vulcan que
provoca efectos meteorológicos y así provocar un gran tornado que
arrase las cosechas de café en Colombia para castigar al país
sudamericano por negarse a hacer negocios con él. Pero la
intervención de Superman evita la catástrofe y las cosechas se
salvan. Furioso, Webster ordena a Gorman que construya kryptonita a
raíz de unos restos del planeta Krypton localizados por Vulcan. A
cambio, Gorman le pide a Webster que construya un superordenador que
el mismo ha diseñado, a lo que Webster accede. Gorman construye la
kryptonita y se la entrega a Superman. Pero esta, en lugar de
matarlo, lo van convirtiendo en una persona oscura y malvada, lo cual
Webster pretende utilizar en su beneficio empleando a Lorelei (Pamela
Stephenson), su atractiva ayudante, para seducirle y manipularle.
Tras
los éxitos de Superman (1978) y Superman II (1980) una
tercera entrega era inevitable. Con Richard Donner ya completamente
fuera de la saga, Richard Lester se hizo cargo enteramente de la
dirección. Encima, contrataron como guionistas a David Newman y
Leslie Newman, cuyo guión para la primera y la segunda entregas fue
rechazado en su día por Donner.
La
película debía haber sido muy diferente al resultado final. La
productora Ilya Salkind escribió un tratamiento para el futuro guión
donde Superman se enfrentaba a Brainiac y a Mr. Mxyzptlk –se pensó
en Dudley Moore para interpretarlo –y contaba con la aparición de
Supergirl. Era algo lógico, ya que, después de enfrentarse a Lex
Luthor en la primera y al General Zod en la segunda, Superman debía
de enfrentarse a otros enemigos poderosos que supusieran un desafío
para él.
Sin
embargo, a la Warner no le gustaron esas ideas y desecharon ese
tratamiento. Fue cuando Alexander Salkind, padre de Ilya, salió con
la idea de dar a la película un enfoque mas humorístico y contratar
a Richard Pryor, un actor cómico que gozó de una gran popularidad
durante los 70 y los 80 antes de caer en desgracia y fallecer en
2005. La idea de meter a Pryor en la película vino de una aparición
del actor en el programa The Tonight Show, presentado entonces
por Johnny Carson, donde el actor habló de lo mucho que le gustaron
las películas de Superman e, incluso, parodió algunas escenas del
primer film.
No
obstante, este nuevo enfoque no gustó mucho a público y crítica.
La película fue muy vapuleada y, en resultados de taquilla, no fue
un fracaso, pero los 59 millones de dólares que recaudó quedaron
muy por detrás de los resultados de sus antecesoras; además, tuvo
suerte de que su presupuesto fuera de 39 millones.
Según
mi opinión, la película es muy inferior a las dos primeras y el
toque cómico la estropea aún mas. Cosas como esos títulos de
crédito iniciales llenos de secuencias cómicas encadenadas al
estilo de Aterriza como Puedas o gags como el de los monigotes
del semáforo peleándose, lo de la Torre de Pisa o lo de la antorcha
olímpica tienen gracia, pero hacen que la película parezca mas una
parodia que un film de superheroes.
Sobre
Richard Pryor, el tipo me parece un buen actor y un estupendo cómico.
He visto varias de sus películas, sobre todo las que hizo formando
pareja con el gran Gene Wilder, como El Expreso de Chicago
(Arthur Hiller, 1976), Locos de Remate (Sidney Poitier, 1980)
o No me Chilles, que no te Veo (Arthur Hiller, 1989), y me
gustan. Sin embargo, su presencia en este film está completamente
fuera de lugar.
El
villano, Ross Webster, aunque genialmente interpretado por Robert
Vaughn –el inolvidable Walter Chalmers de Bullit (Peter
Yates, 1968) –, no es mas que una pobre imitación del Lex Luthor
de las dos primeras. De hecho, el personaje fue pensado originalmente
que fuera Luthor, pero lo convirtieron en otro tras la negativa de
Gene Hackman a regresar; recordemos que Jackman fue uno de los
actores que se marchó cabreado de la segunda entrega tras la
sustitución de Richard Donner.
Margot
Kidder es otra a la que tampoco le hizo mucha gracia la marcha de
Donner en la segunda y, aunque los responsables del film se esfuercen
mucho en decir lo contrario, esta es la razón de que su
participación en el film se reduzca a una pequeña aparición al
principio y al final de la película. Afortunadamente, aquí
estuvieron mas acertados recuperando al personaje de Lana Lang, quién
tenía una pequeña aparición en la primera entrega interpretada por
Diane Sherry.
Aquí
le da vida la estupenda Annette O´Toole –quién, años después,
dio vida a Martha Kent en la serie de Tv Smallville –haciendo
un excelente trabajo que está entre lo mejor de la película.
Claro,
que el que sigue sobresaliendo es, sin duda, Christopher Reeve. Aquí,
incluso, interpreta un doble papel al dar vida a la parte oscura de
Superman.
La
película supone un gran bajón en la saga. Aún así, tiene cosas
buenas. Es entretenida, los efectos especiales están a la altura y
tiene escenas bastante espectaculares, como cuando Superman congela
la superficie de un lago para apagar el incendio en la planta química
o el enfrentamiento final contra el superordenador, el cual tiene
buenos momentos, como la secuencia en la que atacan a Superman con
varios misiles y es monitorizada con un videojuego desarrollado por
Atari o cuando Vera (Annie Ross), la hermana y lugarteniente de
Webster, se convierte en una especie de androide –esa escena me
aterrorizó cuando vi la película en mi infancia y llegó a
provocarme pesadillas –.
Aunque,
sin duda, el mejor momento de la película es cuando se enfrentan las
dos personalidades de Superman; algo a lo que favorece la estupenda
interpretación de Reeve, como ya he dicho antes. El problema es que todo este asunto del lado oscuro de Superman podría haber sido aprovechado mejor, pero no lo hicieron.
En
resumen. La película no está mal del todo, aunque podría haber
sido mucho mejor. Esta tercera entrega debía haber sido mas oscura,
aprovechando el desdoblamiento de personalidad de Superman, y mucho
mas espectacular, con villanos mas poderosos como que supusieran un
desafío mayor para el superhéroe, como ya he dicho antes en
referencia al tratamiento que escribió Ilya Salkind. En cambio,
optaron por darle un enfoque mas cómico que, prácticamente, la
convirtió en una parodia de si misma y contaron con un villano que
no estaba a la altura.
Mi
veredicto es que la película no es mala, merece el aprobado, pero un
aprobado muy bajo –si tuviera que ponerle nota, estaría entre un 5
y un 6 –. No obstante, está muy alejada en calidad a sus dos
predecesoras –sobre todo, a la primera –y, como ya he dicho,
supone un gran bajón en la saga y marcó el declive de esta.
Aún
así, esta tercera entrega es mucho mas preferible que la cuarta
entrega o que Superman Returns, de las que ya hablaré mas
adelante y no pienso tener piedad alguna.