Un
poco tarde, aquí os traigo mi opinión sobre la quinta entrega de la saga Terminator.
Porque
es una quinta entrega en toda regla, aunque hayan reiniciado la saga empleando
los viajes en el tiempo, creando una nueva línea temporal que les permite
llevar la saga por otros derroteros sin tocar las películas anteriores; como ya
han hecho, con muy buenos resultados, las sagas de Star Trek y X-Men.
¿Cómo
les ha funcionado esto? Pues a eso vamos ahora.
Pero,
vayamos por partes.
La
película comienza en el año 2029. La resistencia humana, encabezada por John
Connor (Jason Clarke), ha logrado derrotar a Skynet y terminado con el imperio
de las máquinas. Pero, antes de que eso ocurriera, lograron enviar a un
Terminator al pasado, al año 1984, para eliminar a Sarah Connor (Emilia
Clarke), la madre de John Connor, evitando así su nacimiento. Kyle Reese (Jai
Courtney), uno de los mejores, y más fieles, lugartenientes de John, se presta
voluntario para viajar al pasado y proteger a Sarah. Pero, cuando está a punto
de ser lanzado a través del tiempo, ve como uno de los soldados de la
resistencia (Matt Smith) ataca a John y, acto seguido, comienzan a venirle a la
cabeza unos extraños recuerdos que jamás ha tenido, ya que son de él cuando era
niño en el año 2017, pero vive feliz con sus padres en un mundo donde nunca ha
habido guerra con las máquinas. Además, en esos recuerdos ve a Sarah y también
se ve a él mismo enviándose un extraño mensaje.
Finalmente,
Kyle llega al año 1984. Todo se va desarrollando como en la primera entrega hasta
que descubre que uno de los policías que lo persigue (Byung-hun Lee) es un extraño terminator
de metal líquido que no había visto antes y que luego descubrirá que se llama
T-1000. Después llega su segunda sorpresa. Sarah no es la débil e inocente
camarera que le han dicho que era, sino toda una mujer de armas tomar que,
además, viaja en compañía de un terminator T-800 (Arnold Scwarzenegger) que la
protege y ha estado cuidando de ella desde que sus padres murieron porque
Skynet envió un T-1000 a matarla en el año 1973, cuando solo era una niña, pero
alguien –cuya identidad se desconoce –envió al T-800 para protegerla y ahora es
su única familia. El problema es que, el haber crecido junto a una máquina
preparándose en todo momento para la lucha, ha hecho que Sarah se haya convertido
en una joven fría que no ve muy bien el tener que “aparearse” con Kyle para
engendrar a John; sobre todo, sabiendo que, una vez engendrado el futuro líder
de la resistencia, Kyle morirá. Sin embargo, le esperan más sorpresas.
Antes de ponerme con la película, pongámonos en antecedentes.
Terminator Salvation (McG, 2009), la cuarta entrega de la saga, estaba destinada a ser el inicio de una nueva trilogía que trataría sobre la guerra entre humanos y máquinas en el futuro. Por entonces, los derechos los tenía Halcyon Company, fundada por Victor Kubicek y Derek Anderson. Estos tenían pensado convertir Halcyon en una nueva Carolco y a ellos en unos nuevos Mario Kassar y Andrew Vajna.
Terminator Salvation (McG, 2009), la cuarta entrega de la saga, estaba destinada a ser el inicio de una nueva trilogía que trataría sobre la guerra entre humanos y máquinas en el futuro. Por entonces, los derechos los tenía Halcyon Company, fundada por Victor Kubicek y Derek Anderson. Estos tenían pensado convertir Halcyon en una nueva Carolco y a ellos en unos nuevos Mario Kassar y Andrew Vajna.
Sin
embargo, las cosas no salieron como esperaban. Tras el fracaso de Watchmen (Zack Snyder, 2009), Warner
Bros., bajo cuyo sello se realizó la película, se metió demasiado en la
post-producción, obligándoles a rebajar el contenido violento para que la
película tuviera la calificación PG-13 en lugar de la habitual R y también
obligó a cortar muchos minutos de metraje para que la película no resultara muy
larga. Todo esto solo sirvió para estropear la película; una muy buena película
que podría haber sido uno de los mejores estrenos de ese año.
Al
final la cosa no terminó en un fracaso pero, al final, los resultados en
taquilla no fueron los esperados; por no hablar de que fue pulverizada por la
crítica y muchos fans de la saga la odian –bueno, muchos de ellos ya la odiaban
cuando todavía no había comenzado la post-producción –.
Halcyon
intentó arreglar las cosas con una quinta entrega, programada para 2011, donde
se recuperarían los viajes en el tiempo, siendo esta vez el propio John Connor
el que viajaba al pasado para hacer frente a un ejército de máquinas que
también retrocedía en el tiempo y pretendía comenzar la guerra contra los
humanos antes del juicio final. Se habló, incluso, del regreso de Robert
Patrick como T-1000.
Sin
embargo, otros problemas vinieron a sumarse a los que ya tenían. Y es que
Kubicek y Anderson –dos economistas metidos a productores de cine – realizaron una
serie de inversiones que terminaron por arruinar del todo a la compañía,
declarándose en bancarrota. Esto les obligó a vender los derechos de Terminator para poder pagar sus deudas.
En
los siguientes dos años, los derechos empezaron a pasar de unas manos a otras,
poniéndose en marcha varios proyectos que no llegaban a nada a pesar de que
todos contaban con el regreso de Arnold Schwarzenegger, cuya carrera política
tenía ya los días contados y pretendía regresar al cine; especialmente, a sus
sagas más famosas, Terminator y Conan. Un proyecto que sonó mucho
durante este periodo fue Terminator 3000,
una película en 3D protagonizada por Schwarzenegger que iba a ser dirigida por
Justin Lin.
Finalmente,
en 2011, tras ser sacados a subasta, los derechos fueron a parar a Megan
Ellison, dueña de Annapurna Pictures, quién puso rápidamente en marcha la nueva
película bajo el sello de Paramount Pictures.
El
problema es que Megan Ellison es más experta en películas diseñadas para ganar
premios –especialmente, oscars –, como La
Noche más Oscura (Kathryn Bigelow, 2012), Her (Spike Jonze, 2013) o La
Gran Estafa Americana (David O. Russell, 2013), en lugar de
superproducciones comerciales. Así que, decidió pedirle ayuda a su hermano, David
Ellison, más curtido en los blockbusters tras haber producido a través de su
compañía, Skydance Productions, películas como Misión Imposible: Protocolo Fantasma (Brad Bird, 2011), Star Trek Into Darkness (J.J. Abrams,
2013) o World War Z (Marc Forster,
2013).
En
un principio, ambos iban a producir la película pero, tras sus últimos triunfos
en los oscars, Megan Ellison decidió no arriesgar el prestigio ganado y pasó a
ocupar la producción ejecutiva, dejándole la producción a su hermano y a la
socia de este, Dana Goldberg. Laeta Kalogridis y Patrick Lussier fueron
contratados para escribir el guión, mientras la dirección recaía en Alan Taylor,
director habitual de la serie Juego de
Tronos y de la película Thor: The
Dark World (2013). Con Arnold Schwarzenegger confirmado desde el principio,
se empezó a elegir a los otros miembros del reparto.
La primera elección fue la actriz que daría vida a Sarah Connor. La cosa estaba entre dos actrices. Por un lado estaba Brie Larson, que era la favorita del estudio. Por el otro estaba Emilia Clarke, que era la favorita de Alan Taylor, quién ya había trabajado con ella en varios capítulos de Juego de Tronos. Finalmente, se impuso el deseo de Taylor y Clarke fue la gran elegida, despertando un sinfín de opiniones, tanto buenas como malas.
Así
llegamos a la película que nos ocupa, la cual se estrenó a principios de este
mes. Y, desde luego, no se puede decir que le esté yendo muy bien en taquilla. Con
un presupuesto de 155 millones de dólares, a día de hoy solo lleva recaudados
86 millones en EEUU. Afortunadamente, las cosas le están yendo mejor con la
taquilla internacional, con 219 millones recaudados en el resto del mundo que
hacen que su recaudación global ascienda a 305 millones de dólares.
Como
le está pasando a muchas superproducciones hollywoodiensen actuales, la
película va a salvar los muebles con la taquilla internacional. Sin embargo,
las cifras están muy por debajo de lo esperado y todo parece indicar que se va
a quedar por debajo de Terminator
Salvation, que hizo 371 millones en todo el mundo, continuando la línea
descendiente que está llevando esta saga en lo que a recaudación se refiere.
Ni
que decir tiene que ya hay rumores de que se van a cancelar las dos nuevas
secuelas que había preparadas, ya que querían que esta películas fuese también
el inicio de una nueva trilogía. También tiene el futuro incierto una serie de
Tv que estaban preparando paralela a esta saga.
Y
es que, la película ha tendido muy mala prensa. La crítica, como era de
esperar, la ha pulverizado y gran parte de los fans ya le cogieron manía desde
el primer momento de su concepción; igual que ocurrió anteriormente con Terminator Salvation.
Sin
embargo, una de las principales razones de que la película haya pinchado se
debe, sin duda, a su nefasta promoción; de la que hasta el propio
Schwarzenegger se ha quejado.
Todos
nos quedamos de piedra cuando, en el segundo tráiler, nos mostraron sin ningún
pudor la gran sorpresa argumental de la película; algo realmente
incomprensible. Yo creo que esto se debe a que unos meses antes unos tipos se
habían hecho con una copia del guión y habían publicado en internet numerosos
spoilers; incluido esta sorpresa argumental, lo que me lleva a pensar que,
posiblemente, el estudio creyera que ya no era necesario seguir ocultando la
sorpresa.
Espero
equivocarme pero, de ser esto cierto, cometieron un error garrafal porque 1)
esos spoilers no llegaron al gran público y 2) nunca quedó claro si lo que
decían esos tipos era cierto o no, dejando la duda hasta ver la película. Sin
embargo, al revelar la sorpresa, confirmaron que decían la verdad. Así que los
responsables de la película hicieron una de las mayores chapuzas promocionales
de los últimos tiempos.
Pero,
bueno, dejemos esto a un lado y vamos a ver cual es mi opinión sobre la
película.
Yo
con este film tenía sentimientos encontrados. Al principio, lo de que volvieran
otra vez con los viajes en el tiempo me echaba para atrás. Yo prefería más que
hubieran seguido con la idea de Terminator
Salvation y continuar con la guerra entre humanos y máquinas en el futuro.
No
obstante, mi interés en esta película fue creciendo con el tiempo;
especialmente, cuando ficharon a Emilia Clarke como Sarah Connor. Pero volvió a
sufrir un serio bajón cuando revelaron en el segundo tráiler la sorpresa de la
que he hablado antes.
No
obstante, nunca perdí del todo mi interés en la película y, ahora que ya la he
visto, me dispongo a dar mi opinión.
Pues
bien, la película ME HA GUSTADO; y bastante más de lo que esperaba, debo
añadir.
Obviamente,
está lejos de ser una gran película, como las dos primeras entregas de la saga Terminator (1984) y Terminator 2: El Día del Juicio Final (1991), y, desde luego, no
diría que está entre lo mejor del año. Sin embargo, es una película bastante
disfrutable, muy bien hecha y, sobre todo, espectacular y entretenida.
Sobre
como la colocaría en la saga, diría que es superior a la tercera, muy inferior
a las dos primeras y estaría peleando duramente con Terminator Salvation por el tercer puesto.
Técnicamente,
está muy lograda, con una dirección bastante notable. Alan Taylor la dirige
bastante bien, con unas muy logradas secuencias de acción –la escena del
autobús en el puente es brutal e impresionante –y un ritmo que no decae en
ningún momento. También dirige bien a los actores y los momentos dramáticos y,
sobre todo, se toma bastante en serio la saga; sobre todo, en los momentos en
los que la trama coincide con la primera entrega.
Desgraciadamente,
aunque hace un muy buen trabajo y se toma en serio la saga, no le pone la
pasión que le debería haber puesto. Esta película utiliza mucho el factor
nostalgia, como Jurassic World. Pero
aquella contaba con un director –Colin Trevorrow –que ama de verdad Parque Jurásico y eso queda muy
reflejado en la película, la cual recupera mucho del espíritu de la original,
lo que explica, en parte, el enorme éxito que está teniendo. Taylor, en cambio,
no sé cómo será de fan de Terminator.
Puede que lo sea, pero no se le nota muy amante de la saga. Y creo que es ahí
donde reside otra de las razones del pinchazo de esta película. Creo que si la
hubiera dirigido un director muy amante de Terminator,
que adorase las primeras películas de la misma manera que Trevorrow adora Parque Jurásico, le habría puesto mucha pasión
a la película y hubiera sabido aprovechar mejor los muchos homenajes y guiños
que pueblan en film y, seguramente, habría arrasado en taquilla.
Pero,
bueno. Al menos hay que agradecer que Taylor haya hecho un buen trabajo y haya
podido estar a la altura como, según mi opinión, también los estuvieron
Jonathan Mostow y McG ante el listón tan alto que dejó James Cameron. Quién,
por cierto, habló muy bien y de forma muy entusiasta de esta película antes de
que se estrenara; muchos escépticos dicen que le sobornaron, pero yo me
pregunto cómo se puede sobornar al hombre que ha hecho las dos películas más
taquilleras de la historia.
El
guión, tal y como se esperaba, no es ninguna maravilla; aunque tampoco es malo
del todo. Es un guión que cumple y ya está. Eso sí, su mayor defecto es que,
con lo de los viajes en el tiempo, termina liando las cosas más de lo que
estaban; pero, vamos, eso era algo ya inevitable.
Los
efectos especiales están muy logrados. En los tráilers se los veía bastante
cutres, más propios de una película de serie B o un videojuego. Pero, tras
haberlos pulido bien, terminan por dar el pego. No obstante, hay demasiado
abuso del CGI. Aquí pierde claramente la batalla contra Terminator Salvation, la cual también utilizó mucho CGI, pero a la
vez también empleó una buena cantidad de animatronics, logrando un muy logrado equilibrio
entre ambos, digno de la mismísima Parque
Jurásico, lo que le daba a la película un tono bastante realista que esta
película pierde en varios momentos.
Otro punto muy acertado de la película es el diseño de producción. Donde se puede apreciar más esto es en la parte del futuro del principio y en la parte que transcurre en 1984, con una ambientación de lo más lograda; de no ser por lo mal caracterizados que están algunos personajes –como el vagabundo al que Kyle Reese le roba los pantalones o el punk al que dio vida en su día Bill Paxton –, llega a parecer que se han metido en la película original.
El reparto es otro punto a favor.
Comenzando por el recuperado Arnold Schwarzenegger, quién vuelve a encarnar de forma formidable al T-800. No obstante, en las escenas de acción, ha habido momentos en los que no ha estado tan acertado.
En
la película justifican muy bien su aspecto envejecido con una idea argumental
que les dio el mismísimo James Cameron y que para mí funciona muy bien. Pero,
eso solo es válido para su aspecto exterior, ya que por dentro sigue siendo un
T-800 a pleno rendimiento –viejo, pero no
obsoleto, lo dice en varios momentos de la película –. En algunas escenas
de acción si da bastante el pego, pero en otras se le notan bastante los años,
y sus movimientos son más propios de un viejo que de un cyborg. Claro, que esto
no es culpa suya, ya que los responsables de la película deberían haber cuidado
más estos detalles disimuládolos mejor, con dobles o con CGI. Pero, de todas
maneras, el tipo sigue siendo una parte fundamental de esta saga y es agradable
verle de nuevo encarnando a su personaje más emblemático.
Jason
Clarke está muy bien como John Connor; especialmente, en el doble papel que le
toca hacer.
Jai
Courtney resulta bastante creíble como Kyle Reese. Su trabajo no entusiasma
mucho, pero tampoco decepciona. Está, simplemente correcto y ya está.
Por
su parte, J.K. Simmons está espléndido y le da a la película unas muy buenas
dosis de humor. Desgraciadamente, está un tanto desaprovechado. Espero que, si
al final hacen las dos secuelas que tienen pensadas, lo recuperen porque este
personaje puede dar bastante juego.
Pero,
quién de verdad ha sobresalido en esta película es, sin duda, Emilia Clarke
como Sarah Connor. Ya he dicho que su elección fue uno de los motivos que
hicieron que me interesara por la película y, desde luego, no me equivocaba. La
chica es una excelente actriz a la que ningún papel le viene grande y, desde
luego, esta película no es una excepción. Su Sarah Connor es estupenda y en
ningún momento se resiente ante el muy alto listón que dejó Linda Hamilton, a
la que no logra hacer olvidar, pero tampoco hace que se la eche de menos.
Además, se desenvuelve muy bien en las escenas de acción y aporta al personaje
una sensualidad necesaria en la tensión sexual que tiene con el personaje de
Reese; algo que, desgraciadamente, los responsables de la película no han
sabido aprovechar bien.
Y
es que es una pena que, pese a que se nos prometió que la película recuperaría
la calificación R, al final hayan terminado sucumbiendo también a la PG-13. Otra
cagada por parte de los responsables de la película, porque han querido
explotar el factor nostalgia olvidándose de que la mayoría de los fans de esta
saga somos gente adulta que habríamos agradecido algo más de violencia, sangre
y sexo.
Este
es, sin duda, uno de los puntos más negativos del film, junto con el abuso del
CGI y algún que otro defecto argumental de los que no hablaré para no hacer spoilers;
aunque, los que ya hayáis visto la película, sabréis de lo que hablo.
Pero,
de todas maneras, pese a los fallos, la película está muy bien. Yo, desde
luego, he disfrutado bastante viéndola y, una vez vista, me deja con ganas de
verla otra vez.
Y,
desde luego, no comparto para nada lo que van diciendo los fanáticos de que se
carga la saga. Al contrario, para mí se la toma muy en serio y le hace bastante
justicia.
Una
película muy recomendable. Sobre todo a los fans de Terminator con la mente abierta.