Una
tercera entrega de Parque Jurásico
era algo inevitable.
Al
igual que ocurrió con la segunda, hubo que esperar también otros cuatro años
para ver esta entrega, donde teníamos cambio de director y, esta vez, no había
novela de Michael Crichton en la que basarse; no obstante, recuperaban a Sam
Neill como protagonista.
Ocho
años después del incidente en el Parque Jurásico, Alan Grant (Neill) intenta
continuar con la paleontología tradicional. Pero esto le es ya imposible, ya
que todo el mundo quiere examinar a los dinosaurios de Isla Sorna, convertida
en una zona restringida tras el incidente en San Diego. Grant, en cambio, no
desea ni oír hablar de visitar una isla con dinosaurios. Pero, cuando su ayudante,
Billy Brennan (Alessandro Nivola) le comunica que están a punto de perder los
fondos para su excavación, decide aceptar la propuesta de Paul (William H.
Macy) y Amanda Kirby (Téa Leoni), un matrimonio de millonarios amantes de la
aventura que quieren tenerle de guía mientras sobrevuelan Isla Sorna.
Pero,
una vez en la isla, Grant y Billy descubren que los planes del matrimonio y
unos mercenarios que los acompañan son otro y, contra su voluntad, aterrizan en
la isla. Pero, una vez allí, son atacados por un gigantesco dinosaurio
carnívoro –más grande que el T-Rez –que destroza el avión, dejándolos atrapados
en la isla; Grant identifica a ese dinosaurio como el Spinosaurus, el cual no
aparecía en la lista de InGen. Paul y Amanda, entonces, confiesan que, en
realidad, están allí para encontrar a su hijo, Eric (Trevor Morgan), el cual se
perdió en la isla mientras trataba de observarla en un paracaídas junto al
novio de Amanda; ya que, en realidad, ella y Paul están divorciados. Ahora, el
grupo deberá encontrar al niño e intentar escapar de la isla con vida.
Como
ya he dicho, esta tercera entrega llegó con varios cambios; el más
significativo en la silla de dirección.
Joe
Johnston, uno de los muchos cineastas surgidos de la cantera de La Guerra de las Galaxias –fue director
artístico de efectos especiales de la primera trilogía –, autor de films tan
intersantes como Rocketeer (1991), Jumanji (1995), Cielo de Octubre (1999) o la maravillosa Capitán América: El Primer Vengador (2011), es un gran fan de Parque Jurásico (1993) y, de hecho, se
interesó en su día por dirigir la primera secuela, El Mundo Perdido: Jurassic Park (1997). Pero la cosa no pudo ser,
ya que Spielberg terminó dirigiéndola; sin embargo, Spielberg le dijo que se
acordaría de él si hacían una tercera entrega.
Y
así fue. En cuanto la tercera entrega se puso en marcha en junio de 1998,
Spielberg, que esta vez actuaría solo como productor ejecutivo, le llamó
inmediatamente para dirigirla.
Esta
vez no había novela de Michael Crichton para basarse –claro, que en El Mundo Perdido fue como si no la
hubiera habido –, así que hubo que recurrir a historias inventadas. En un
principio, la historia iba a ir sobre unos adolescentes que naufragan en la
isla y deben tratar de escapar de allí con vida mientras sobreviven a los
dinosaurios. Pero, ante el temor de que pudiera parecerse a un película de
terror teen, se cambió la historia por una de rescate.
La
producción de esta película no fue un camino de rosas. La producción no paraba
de sufrir retrasos –su estreno estaba previsto para el verano de 2000, pero
tuvo que retrasarse un año –. El guión no paraba de reescribirse y varios
fueron los guionistas que pasaron por él; entre ellos, el cineasta Alexander
Payne (Election, Entre Copas) y su colaborador habitual, Jim Taylor. Al final, hubo
un momento en que, para evitar que el rodaje siguiera paralizándose, se llegó a
escribir el guión sobre la marcha.
Afortunadamente,
Johnston es un director habituado a las producciones problemáticas, y pudo sacar
la película adelante y tenerla lista para su estreno en el verano de 2001.
El
film fue un éxito. Con un presupuesto de 93 millones de dólares, solo en EEUU
hizo 181 millones más los 187 millones que hizo en el resto del mundo, haciendo
un total de 368 millones de dólares. Un éxito, si, pero muy inferior al de la
segunda entrega y a años luz del de la primera. Así que aquí si empezó a verse
ya más claramente una preocupante tendencia a la baja.
Sobre
cómo fue recibida. La crítica la puso a parir; pero esto es algo que ya se
esperaba. Aquí lo importante era la reacción del público; especialmente, los
fans de la saga. Y aquí, aunque hubo gente que la defendió –y todavía la
defiende –, la opinión generalizada es que este es el episodio más flojo de la
saga.
Y
yo, desde luego, soy de esa creencia.
Para
mí, la película supuso un tremendo bajón en la saga, mucho mayor que el que
supuso El Mundo Perdido.
Se
culpó mucho a Joe Johnston de este desastre y, no voy a mentir, yo también me
ensañé mucho con él. No obstante, con el tiempo, y más visionados de la
película, me he dado cuenta de que, la verdad, este desastre no fue culpa suya
y que, de hecho, su trabajo como director es de lo mejor de la película.
Especialmente, en las escenas de acción, todas muy logradas y muy bien
filmadas. Una de las mejores es, sin duda, la escena de los Pteranodos –otra
escena de la novela de Parque Jurásico
que no fue utilizada en ninguna de las películas anteriores –, el momento
estrella de la película.
Para
mí, Johnston hizo un buen trabajo e hizo lo que pudo en una producción que era
el caos en persona. Para mí, Spielberg estuvo demasiado metido en la
realización de A.I. Inteligencia
Artificial (2001) y no supervisó la película tal y como debería. Así que la
descoordinación fue total y tan solo la buena mano de Johnston pudo hacer que
la cosa saliera adelante.
Donde
mejor se ve esta coordinación es en los efectos especiales. Y esto sí que me da
rabia.
En
Parque Jurásico, uno de los empeños
de Spielberg era que los dinosaurios animatrónicos a penas desentonaran con los
realizados mediante CGI, cosa que consiguió. Sin embargo, aquí es otro cantar.
Los dinosaruios animatrónicos, de nuevo obra del gran Stan Winston, son
maravillosos y muy realistas. En cambio, los realizados por ordenador, no están
mal hechos del todo, pero parecen más de dibujos animados y, sobre todo,
desentonan una barbaridad con los animatrónics; en algunos casos, cuando
saltaban de los animatronics al CGI, parecía que se veían dos dinosaurios
diferentes.
Luego
está el diseño de producción, el cual no está mal hecho, pero difiere mucho con
el de El Mundo Perdido, no dando en
ningún momento la sensación de que están en la misma isla. Lo justifican
alegando que Isla Sorna es muy grande y que los acontecimientos de la segunda
entrega se desarrollaban en la parte sur de la isla mientras los de esta se
desarrollan en la parte norte. Pero, vamos, no creo que por muy grande que sea
la isla InGen hiciera instalaciones diferentes.
En
cuanto al diseño de los dinosaurios, este no está generalmente mal. Aunque hay
algunas excepciones.
Como
los Velociraptors. Porque yo esos Velociraptors con plumas en la cabeza no los
tragué en su día y todavía hoy sigo sin tragarlos. Vale que recientes
descubrimientos paleontológicos demuestran que los Velociraptors tenían plumas,
pero, vamos, en esta saga el rigor científico no se ha aplicado precisamente a
estos animales como para ponerse tiquismiquis con la ciencia. Lo que
necesitamos son Velociraptors agresivos, que acojones solo con verlos –como los
de la primera –, pero estos Velociraptors con sus plumas dan más risa que
miedo.
Pero,
bueno, esto no es nada comparado con la cagada más monumental de la película.
Algo que cada vez que lo veo es como si me echaran sal en las heridas, a la vez
que me dan ganas de vomitar; y también de darle una somanta de hostias al
responsable.
Hablo
de Ceratosaurus, el cual aparece en una escena; concretamente, esa en la que
los protagonistas buscan el teléfono vía satélite entre la mierda del Spinosaurus;
en esos momentos aparece un Ceratosaurus que parece que los va a atacar pero,
cuando huele la mierda y comprueba que es la del Spinosaurus, se larga.
El
que diseñó ese Ceratosaurus se cubrió de gloria. Porque, si os fijáis bien, no
es, exactamente, un Ceratosaurus. Porque el diseño es el de un Tyranosaurus. El
que diseñó ese bicho cogió el diseño de un T-Rex, le pintó la cabeza de rojo
cual pavo, le añadió un cuerno y unas cuantas púas y, ale, si cuela, cuela. Para
mí, que el que hizo esa mierda de diseño era un puñetero vago que nos tomó a
los espectadores como gilipollas.
No
obstante, aquí el mayor problema es el guión. Un guión que, como ya he dicho,
sufrió muchas reescrituras y hasta llegó a ser escrito durante la marcha en
pleno rodaje.
Para
empezar, la historia es poco atrayente. Luego los personajes, con excepción de
los recuperados de la primera –que aquí solo son Alan Grant y Ellie Sattler;
este última, solo en una pequeña aparición –, que aquí en su mayoría son
bastante planos y demasiado estereotipados, sin llegar a despertar ningún
interés.
Luego
hay algunas paridas de campeonato. La que se lleva la palma es lo del niño.
Porque el que dicho niño lograra sobrevivir en la isla solo, vale. Pero es que
no solo sobrevive, sino que se convierte en Rambo; espantando a los
Velociraptors con botes de humo y robándole la orina al T-Rex. Joder, se queda
un mes más en la isla y lo encuentran en plan Frank de la Jungla con dinosaurios.
Lo
de que los Velociraptors dejan ir a los protagonistas por devolverles los
huevos, mejor no hablo.
Sin
embargo, de lo que si voy a hablar es del mayor error que, para mí, se pudo
cometer en esta película. Hablo, claramente, de la muerte del T-Rex a manos del
Spinosaurus.
Vale.
El Spinosaurus es la gran novedad de la película y el animal mola bastante, no
lo voy a negar. Pero el T-Rex es la gran estrella de la saga; es a esta saga,
prácticamente, lo que Darth Vader a Star
Wars. Spielberg supo verlo en la primera entrega, de ahí que ideara ese
maravilloso final y así poder hacer su última gran aparición. Aquí, en cambio
no pasa nada de eso. Aquí el T-Rex solo tiene una pequeña aparición –si no
contamos lo del Ceratosaurus –solo para morir a manos del Spinosaurus, un
animal más grande, pero que, cientificamene hablando, no poseía unas mandíbulas
lo suficientemente fuertes como para romper el cuello de un T-Rex, ya que eran,
principalmente, piscívoros y sus mandíbulas le servían más para pescar.
Pero,
vamos, no me voy a poner ahora yo tiquismiquis con lo del rigor científico.
Solo decir que, una cosa es quitarle protagonismo al T-Rex y otra es despojarlo
completamente la dignidad. Esperemos que Colin Trevorrow arregle esto en la
nueva entrega.
En la escena del principio, cuando el niño y el novio de la madre van en el paracaídas, la lancha a la que van enganchados pasa por una niebla y, al salir de ella, algo misterioso la ha atacado, ya que han desaparecido los ocupantes y la lancha está destrozada. Nunca en la película llegamos a descubrir que misterioso animal está detrás de este ataque.
Sin embargo, a mi esto me lleva a especular con algo de El Mundo Perdido. Como ya dije cuando analicé esa película, la parte en la que el T-Rex llega a San Diego es bastante rara. Es muy difícil de creer que el Rex se escapara, matara a todo el mundo y después volviera a la bodega, donde alguien moribundo lo volvió a encerrar. Pero, ¿fue realmente el T-Rex quién mató a la tripulación en la sala de mando? Porque apenas hay destrozos como los que haría un animal de ese tamaño.
Desde
hace tiempo me viene asaltando la duda de que si lo que en realidad mató a la tripulación del
barco en la segunda es la misma cosa, o las mismas cosas, que atacaron la
lancha en la tercera. De ser así, esto significaría que hay algo extraño en las
aguas que rodean la isla; algo que puede vivir en el agua, pero también puede
salir de ella.
Sin
embargo, creo que este misterio no se aclarará nunca, ya que no parece que
vayan a seguir con él en Jurassic World
y puede que tampoco en ninguna de las demás entregas. Así que la cosa se queda
en un misterio sin resolver que nos dará que pensar.
Yo
creo que esto, el buen trabajo de Joe Johnston y la recuperación de Alan Grant
de protagonista, hacen que la película reciba el aprobado. Eso sí, un aprobado
con un cinco raspado.
Porque,
desde luego, esta película es muy floja y supone un tremendo bajón en la saga.
Menos mal que mañana se estrena la cuarta entrega y así la saga no se cierra
con este film.
Floja floja floja. Soy muy fan de la primera parte, ya la segunda es bastante decepcionante, pero guarda varios momentos para el recuerdo. La tercera es otro cantar y no parece que en un ningún momento se esfuercen en hacer un buen producto, sólo algo de fácil consumo, no hay riegso ni ambieción alguna. Lo mejor es lo que dices tú, la recuperación de Alan como protagonista. Tengo ganas de ver lo que ofrece "Jurassic World", a poco que se esfuercen será la mejor secuela de la saga.
ResponderEliminarSaludos.
Ya he visto Jurassic World y esto preparando la review. Tengo muchas ganas de decir lo que me ha parecido.
ResponderEliminarSaludos
yo espero con ansias el review porque la verdad a pesar de todo lo que puedan decir a mi me transporto a aquella epoca en 1993 donde era un niño y disfrutaba algo maravilloso que fue auella película de jurassic park
ResponderEliminarLa review se está retrasando un poco -problemas de tiempo -, pero espero tenerla cuanto antes. Aunque, te puedo adelantar que nuestras opiniones sobre la película no van a estar muy distanciadas
ResponderEliminarSi se que puede tener sus fallos pero no me importa yo la disfrute tanto volvi a recordad aquellos momentos y me divertió mucho y al fin de cuentas eso para lo que voy al cine para divertirme, emocionarme y desestresarme.
ResponderEliminarAhhh me olvidaba de comentar que a pesar de que tanto la 2 como la 3 no llegan a la calidad de la primera y quedan lejos igual en sus momentos las vi en el cine y las disfrute y a día de hoy las sigo disfrutando con cariño es unas de las sagas que me han hecho amar este tipo de cine.
ResponderEliminarCoincido en lo que dices. En la review, que ya está publicada, verás que los dos pensamos igual
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