La
nueva película de la saga cinematográfica de Star Trek, la
número 12 de las que se han hecho hasta ahora y la segunda de las
precuelas que ha dirigido J. J. Abrams, se estrenó en EEUU el pasado
viernes, 17 de mayo, y ya son muchos los países donde se ha
estrenado ya; algunos, incluso, el estreno fue mucho antes que en
EEUU. Sin embargo, a España no llegará hasta el próximo ¡5 de
julio!, para el que queda todavía mas de un mes.
Y,
como ya sabéis la poca paciencia que suelo con los estrenos tardíos
cuando se trata de una película que tengo muchas ganas de ver, me
las he arreglado para verla en una calidad decente para poder opinar sobre ella; cosa a la que voy.
Paro vayamos por partes.
Paro vayamos por partes.
Lo
que debía haber sido una simple misión de observación en un
planeta poblado por una raza de seres primitivos se complica cuando
un volcán amenaza con arrasar todo el planeta y el capitán James T.
Kirk (Chris Pine) viola las normas interviniendo para evitar que el
volcán estalle, lo que hace que Spock (Zachary Quinto) casi pierda
la vida y los habitantes vean la nave Enterprise y la convierten en
su nuevo dios. Esto hace que la Flota Estelar degrade a Kirk y le
quite el mando de la Enterprise, la cual vuelve a ser comandada por
el almirante Christopher Pike (Bruce Greenwood), quién consigue que
Kirk permanezca en ella como primer oficial, ya que Spock, el primer
oficial actual, ha sido destinado a otra nave. Sin embargo, un
atentado en Londres perpetrado por John Harrison (Benedict
Cumberbatch), quién en el pasado fue uno de los mejores agentes de a
Federación, hace que el alto mando de la Flota Estelar se reúna.
Reunión
a la que asiste Kirk acompañando a Pike. Este descubre que el atentado solo era una
excusa para reunir a la cúpula y así Harrison poder atacarles, cosa
que hace a bordo de un helicóptero de combate. Kirk logra repeler el ataque, pero no evita que Harrison
logre escapar y se produzcan varias muertes; una de ellas, la de
Pike. Esto hace que Kirk sea nombrado de nuevo capitán del
Enterprise por el almirante Marcus (Peter Weller), principal
comandante de la flota, quién le encomienda la misión de encontrar
y eliminar a Harrison, algo que Kirk, deseoso de venganza, acepta sin
dudarlo; aunque con la condición de contar de nuevo con su tripulación, incluido Spock. Como ayuda, Marcus le entrega varios torpedos de protones
especiales que son cargados en la nave, algo que no hace mucha gracia
a Scotty (Simon Pegg), que no duda en dimitir. Kirk, en cambio, está
mas pendiente de encontrar a Harrison, a quién localiza en Kronos,
el planeta de los Klingons, lo que hace que la misión sea mas
peligrosa, ya que esto podría provocar una guerra entre la
Federación y el Imperio Klingon.
En
2009, J. J. Abrams sorprendió con Star Trek, una película
que era una precuela de la saga cinematográfica de la famosa serie
creada por Gene Roddenberry pero, además, también reiniciaba todo
el universo utilizando de forma muy inteligente los viajes en el
tiempo. La película no solo fue un éxito que revitalizó la saga cinematográfica,
bastante decaída tras los flojos resultados de la anterior entrega,
Star Trek: Némesis (Stuart Baird, 2003), sino que resultó de
lo mas satisfactoria y entusiasmó a casi todo el mundo; incluso
muchos fans de Star Wars se quitaron el sombrero y afirmaron que ya
les hubiera gustado tener una precuela así en lugar de La Amenaza
Fantasma (George Lucas, 1999).
Rápidamente
se habló de una secuela, pero esta estuvo en un estado incierto
durante bastante tiempo, ya que Abrams, inmerso en otros proyectos,
afirmó que no tenía intención de dirigirla, tan solo producirla, y
dejar la dirección a otro. Sin embargo, finalmente aceptó repetir
como director y el estudio dio luz verde al proyecto, dando como
resultado la película que nos ocupa.
De
momento, a la película no le está yendo mal en taquilla, aunque si
es cierto que sus responsables esperaban algo mas. Además, en su
segundo fin de semana ha perdido el primer puesto y ha bajado al
tercero; claro, que hay que tener en cuenta los dos estrenos fuertes
que había, Fast & Furious 6 y R3sacon. De todas
maneras, con un presupuesto de 190 millones de dólares, la película
lleva recaudados 146 millones en EEUU y 102 millones mas en el resto
del mundo, haciendo un total de 248 millones de dólares.
Antes
de ponerme a analizarla, quiero dejar clara mi posición en torno a
Star Trek. Como ya he dicho varias veces, nunca he sido fan de
la creación de Roddenberry ni formo parte de los denominados
trekkies, que es como se denomina a los fans mas incondicionales; yo
siempre he sido mas fan de Star Wars. Sin embargo, el que no
sea fan de algo no quiere decir siempre que no me guste o lo desconozca. Lo mismo
ocurre con Superman, que no está entre mis superhéroes favoritos,
pero estoy impaciente por ver su última película, Man of Steel,
porque tiene una pintaza tremenda y viene firmada por tres pesos
pesados como Zack Snyder, Christopher Nolan y David S. Goyer.
De
Star Trek recuerdo que veía la serie original en mi infancia
y adolescencia, cuando todavía la pasaban por la Tv, y me gustan
varias de sus películas, como la maravillosa Star Trek II: La Ira
de Khan (Nicholas Meyer, 1982), a la que este film hace varios
guiños y, sobre todo, homenajes –el mas claro de todos al final –. Y,
desde luego, disfruté mucho con la película de 2009, por lo que
tenía una enorme curiosidad por ver esta secuela.
Ahora que la he visto, solo puedo decir una cosa: ME HA ENCANTADO.
Como secuela, para mi es superior a su predecesora. Sigue completamente la linea marcada por aquella, pero multiplicándolo todo x2. Es mas oscura, tiene mucha mas acción y un guión mejor, a pesar de que la presencia de Damon Lindelof –responsable del decepcionante capítulo final de Perdidos o las cagadas de Prometheus (Ridley Scott, 2012) –hacía temer lo peor; pero, afortunadamente, no ha sido así y la película aprueba en lo que ha guión se refiere.
Lo mejor de esta película es que sorprende gracias, principalmente, a una serie de giros argumentales que funcionan muy bien y hacen la historia mas interesante. Todo ello acompañado de un ritmo que nunca decae y la hace totalmente disfrutable desde que empieza hasta que termina. Todo ello acompañado de unos estupendos efectos especiales y un notable diseño de producción, además de unas escenas de acción muy logradas y muy bien rodadas junto a algunos momentos realmente violentos e impactantes.
No
obstante, el mejor ejemplo de la superioridad de esta secuela frente
a su predecesora es, sin duda, el villano principal –porque en la
película hay varios –. Sin menospreciar al Nero interpretado por
Eric Bana en el anterior film, este John Harrison al que da vida un
excelente Benedict Cumberbatch es un villano muy superior y llega a
resultar realmente impresionante. Un adversario impracable que se las
hace pasar muy putas a los protagonistas y que, además, es tan
enigmático y amenazador que llega a dar miedo. Todo esto sin
mencionar que también es un gran manipulador capaz de engañar y
hacer creer que puede ser un buen amigo y aliado cuando en realidad
es alguien a quién no querrías tener ni a 10 Km de distancia.
Lo
que viene a continuación son SPOILERS de los grandes. Quién no haya
visto la película que se abstenga de leer lo que viene a
continuación; incluso hay que marcar el texto para poder leerlo.
Spock
(Zachary Quinto) tiene suerte de que su yo del futuro (Leonard Nimoy)
le advierta sobre este personaje y el peligro que representa, ya que
es un viejo conocido de los fans de Star Trek.
Si,
se trata del mismísimo Khan, al que dio vida el fallecido Ricardo
Montalban en el episodio Space Seed (1967) de la serie
original y en la ya mencionada película Star Trek II: La Ira de
Khan. Se había rumoreado en multitud de ocasiones que era este
personaje el que se encontraba tras la identidad de John Harrison y
en un par de ocasiones se llegó a confirmar por parte de los medios
de comunicación; aunque los responsables de la película y el propio
Cumberbatch se empeñaban constantemente en desmentirlo.
Ahora,
tras ver la película, si puedo decir a las claras de que se trata
del mismísimo Khan, el cual también ha visto su historia modificada
por le reinicio temporal que se hizo en la primera. Ahora es el
Almirante Marcus, un estupendo Peter Weller (Robocop), quién
encontró el Botany Bay y revivió a Khan, al que utilizó para la
futura guerra contra los Klingons pero, como suele ocurrir, se le
fue de las manos y ahora trata de manipular a Kirk para que acabe con
Khan por él y, de paso, acelere el inicio de la guerra con los
Klingon, descubriéndose como el segundo villano de la historia.
El
almirante Marcus, por cierto, es el padre de la doctora Carol Marcus,
personaje que –al igual que Khan –repite de la película de 1982
y que aquí está interpretada por una bella Alice Eve que hace un
buen trabajo, aunque el personaje está un poco desaprovechado en el
guión.
Fin
de los SPOILERS, ya podéis leer con tranquilidad.
Como
puntos negativos, a parte de lo desaprovechados de algunos personajes
–lo que ya he dicho antes de Carol Marcus en los spoilers –, está
el hecho de que la película no es exactamente la que te esperabas
viendo los trailers, los cuales daban la impresión de que John
Harrison iba a provocar el caos y traer la anarquía a la Federación; si es un personaje capaz de hacer todo eso, pero en la película no tiene oportunidad.
Ocurre un poco como en Iron Man 3. Sin
embargo, el resultado final, aunque diferente, es de lo mas
satisfactorio y, a diferencia de Iron Man 3, aquí no va a
haber decepción en cuanto a la identidad del villano.
Resumiendo.
La
película es muy buena, altamente satisfactoria y no decepciona
–salvo un poco por lo que he dicho antes de los trailers –. Un
film totalmente recomendable, tanto para los fans incondicionales de
Star Trek como para los que ni tan siquiera conocen esta
franquicia.
Desde
luego, J. J. Abrams se ha superado a si mismo y, después del
excelente trabajo que ha hecho, tanto en esta película como en su
predecesora, ahora si que no tengo dudas de que han hecho una gran
elección al encomendarle el Episodio VII de Star Wars que
veremos en 2015 y que ya estoy deseando que llegue.
Claro,
que esto le va a impedir dirigir la ya anunciada tercera entrega,
para la que ya buscan un nuevo director, siendo Joe Cornish, director
de Attack the Block (2011) y co-guionista de la futura
Ant-Man, de Edgar Wright, el primer nombre en sonar como
posible candidato. La tercera entrega podría llegar en 2016 y es muy
probable que los Klingons sean los villanos principales.
Pero,
esto es otra historia. Ahora lo que importa es esta Star Trek Into
Darkness que, desde luego, me ha gustado mucho, he disfrutado una
barbaridad viéndola y, sin ninguna duda, cuando la estrenen en
España iré corriendo a verla en el cine porque vale la pena pagar
por ella.